Partida Rol por web

¿Qué ha sucedido en el piso superior?

Bernard Marsh y Robert Calvincott salieron del salón como alma que lleva el diablo. Al salir se percataron de que desde la cocina venía corriendo, asustadísima, la doncella, Violet Morrigan. Ella también había sentido el ruido procedente del piso superior.

Ascendisteis las escaleras a la velocidad del rayo, con la prisa nerviosa que caracteriza a un momento de tensión en el que estabais imaginando lo peor. ¿Qué demonios había sucedido? ¿y dónde?

Tras un rápido vistazo a las salas comunes y al baño, sin ver nada de interés, decidisteis pasar a las habitaciones. No tardasteis demasiado en dar con el origen del estruendo anterior...

Fue al abrir la habitación de Karen Walker. La mesilla de noche que había junto a la cama había sido volcada en un intento desesperado de aferrarse a algo, de llamar la atención. El contenido de la mesilla había caído al suelo, haciéndose pedazos. Parecían restos de porcelana, y también había una cucharilla. Por otra parte, también había algo bajo la mesilla, pero inicialmente lo ignorasteis por completo, ya que lo que había sobre la cama os llamaba mucho más la atención.

Karen Walker yacía en ella, pálida como un cadáver, con los ojos cerrados y una mueca de dolor. Su brazo izquierdo colgaba de la cama. Posiblemente esto se debía a que había utilizado sus últimas energías para volcar la mesilla de noche. No parecía respirar.

Robert, te percatas de que sobre la mesa también hay un libro o un diario. No sabes exáctamente qué es.

Violet, te percatas de la figurilla de porcelana que se encuentra bajo la mesa volcada. Es la figura de un negrito.

Me quedo paralizado ante la dantesca escena. Mis ojos no pueden parpadear ante la visión de la cadavérica dama.

Al ser el primero en llegar, y quedarme parado en la puerta, el doctor que me seguía choca conmigo en el dintel. Eso me hace adelantar unos pasos hacia ella.

-Pa..pa...parece que está....- temía pronunciar incluso la palabra-...¡muerta!.¿¡Pero qué demonios...!?

Mi confusión era absoluta. Yo no soy médico, dejé que él la examinase. Me llevé una mano a la frente, pues comenzaba a sentirme indispuesto. No por la visión del cadáver, sino por la situación que su aparición sugería.

Observé las cosas tiradas de la mesilla, desparramadas por el suelo.

No tardamos mucho en subir las escaleras, ¡el asesino puede estar cerca!

Miré más concienzudamente a mi alrededor, buscando alguna evidencia. Ya volvía a estar en plena forma.

Ví un libro que destacaba sobremanera encima de la mesa de la habitación. Con cuidado de no pisar ninguna de las cosas del suelo, me acerqué a verlo.

-¿Qué es esto?- murmuré mientras me acercaba..

Cojo algo que había en el suelo bajo la mesita volcada. Me habia llamado la atencion al entrar en la sala.

¿que es esto?

Al cogerlo en las manos pues estaba segura de que eso no estaba alli cuando yo limpie cada cuarto de la casa, mis manos empiezan a temblar. No lo entiendo, o no quiero entenderlo.

¡Un negrito! ¡Un negritoooooo!

La figura la extiendo hacia el otro criado, asustada. Es la figura de un negrito lo que alguien ha colocado junto a la cama de la difunta Señorita Walker.

¿Es que...?

No no puede ser. Pero la cancion...

¡Qué esta pasando aqui?

Estoy a punto de echarme a llorar, temblorosa e histerica.

-¡¡CÁLMATE,VIOLET!!

No pude evitar gritarle, su histerismo me está poniendo de los nervios..

-Déjame ver lo que has encontrado..- se lo quito de las temblorosas manos- Mmmmm...Esto no estaba antes aquí. Quien hizo esto lo dejó a propósito.¿qué piensa usted, señor Marsh?

Ignoro a los dos criados mientras hago mi trabajo concienzudamente. Palpo el cuello de la mujer, y al no encontrar el pulso, pruebo un segundo intento, en esta ocasion con su muñeca. Tampoco tengo esito.

Muerta. Esta muerta.

Miro al suelo. Hay un vaso o una taza rota. Frunzo el ceño.

¿Estan pensando lo que estoy pensando yo?

Me da que la han asesinado. Empiezo a pensar que lo de nuestro jovial Fox no fue un suicidio por remordimientos repentinos ni un ataque al corazon.

La figura de negrito me confirma mis sospechas.

Esto empieza a tornar muy negro, caballeros. No se ustedes pero yo estoy seriamente preocupado. ¿Y que es eso que tiene usted en las manos, señor Calvincott?

Señalo lo que parece un diario.

Deberiamos echarle un vistazo mas tarde, asi que cojalo y llevelo consigo cuando salgamos de aqui. Quizas nos de alguna pista sobre lo que esta sucediendo aqui. Esta misteriosa mmujer creo que se traia algo entre manos, algo conocia que no nos ha querido decir.

Examino la habitacion a ver si se ve, asi por encima, algo que me llame la atencion.

Justo cuando Bernard Marsh termina de emitir su conclusión sobre el estado de Miss Walker, se escuchan unos pasos apresurados. En ese momento penetra Faustin Collins en el dormitorio, sudoroso y alarmado por el estruendo que ha escuchado en el piso superior mientras se acicalaba en el cuarto de baño del piso inferior.

en el dormitorio correspondiente a Miss Walker, la bella y joven pintora, se ve la mesilla de noche que había junto a la cama volcada en un intento desesperado de aferrarse a algo, de llamar la atención. El contenido de la mesilla había caído al suelo, haciéndose pedazos. Parecían restos de porcelana, y también había una cucharilla. 

Karen Walker yacía en la cama, pálida como un cadáver, con los ojos cerrados y una mueca de dolor. Su brazo izquierdo colgaba de la cama. Posiblemente esto se debía a que había utilizado sus últimas energías para volcar la mesilla de noche. No parecía respirar.

Mr Marsh estaba buscando desesperadamente el pulso a la muchacha en el momento en que Collins entró en el dormitorio, y pudo escuchar sus últimas palabras**

Palabras de Marsh:

El objeto al que se refería el forense era una especie de diario que Calvincott había tomado de la mesa. Por otra parte, Violet, temblando como una hoja, sostenía en las manos una figurilla de un negro que había recogido de debajo de la mesa.

Robert:

Ya son dos cadáveres. Quieres hacerte el duro, pero tu corazón empieza a palpitar a mil por hora. Aún eres dueño de ti mismo, pero si se siguen sucediendo situaciones de este calibre, quizás tu dominio y frialdad habituales dejen paso a un miedo, completamente lógico por otra parte, que escapan a tu autocontrol. Por lo pronto, gotas de sudor caen por tu frente.

Bernard:

Ya se sabe que es tu profesión, sí. Te toca trabajar con cadáveres todos los días de tu vida. Pero esto era distinto. Comienzas a pensar que podrías haber sido tú, que esto parece una cacería... Y gotas de sudor te resbalan por la frente, mientas que tu pulso, siempre firme, comienza a dejar de serlo tanto.

Buuuffff...Esto no me gusta....¡No me gusta nada!

-Señores...-digo,titubeante- ¿No...no deberíamos avisar a los otros invitados de lo que ha ocurrido aquí?

Cada vez me gusta menos la situación.

¿Y si alguno de los que salió al jardín también ha muerto?

¿Que alguien haya podido que? ¿Asiesinar a alguien de afuera? ¿De los cuatro que salieron a mirar en los alrededores?

Medito durante algunos segundos.

Solo se me ocurre que bajemos y esperemos a que regresen. No obstante...

Me asomo a la ventana a ver si los veo.

Si se retrasan sugeriria la posibilidad de que uno de nosotros salga a buscar, pero... Es que hay algo que me ronda la cabeza. Cada vez empiezo a estar mas convencido de que...

hay un asesino entre nosotros...

bueno, nada, mejor no digo nada por ahora. Mejor que bajemos. Coja el libro, señor Calvincott, y usted, miss Morringan coja la estatuilla. Usted...

miro despectivamente al hombre de raza negra que acaba de entrar

¿Como es que ha tardado tanto en subir? ¿No ollo el estruendo?

No ves absolutamente nada.

El grupo al completo, aturdido, baja las escaleras y se dirige a la sala de billar del piso inferior, a analizar la situación detenidamente, con la cabeza más fría, y a esperar al grupo de compañeros que habían salido a buscar una manera de salir de la isla del Negro.

Robert llevaba en sus manos el diario de la difunta señora Walker, mientras Violet cargaba con los restos de la estatuilla del negrito que había encontrado a los pies de la mesilla volcada.