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Y no quedó ninguno: Diez Negritos

02D. Viajecito a la Isla del Negro

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20/11/2010, 02:50
Director

Viajando a la Isla del Negro. Tren, segunda clase.

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20/11/2010, 02:51
Director

El tren iba bastante lleno. No es que todos los compartimentos se hubiesen llenado, pero tampoco había ninguno vacío. Aquel incómodo y sucio departamento mostraba tres de sus cuatro plazas ocupadas. Un hombre y dos mujeres hacían el trayecto sin cruzar palabra, en silencio, observándose los unos a los otros con vaga curiosidad. Algo había que hacer para matar el tiempo...

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20/11/2010, 02:54
Director

La verdad es que cuanto más mirabas a la mujer, más asqueado te sentías. Parecía una auténtica fulana. ¿Cómo una mujer con tan buena planta para su edad podía ir vestida como una vulgar ramera? ¿Es que no se daba cuenta de que iba haciendo el ridículo? ¡Ah! ¡De no estar mal visto el cantarle las cuarenta a una mujer...!

y la otra... La otra dama era sencillamente extrañísima. Era diminuta, porque decir que era pequeña era faltar a la verdad. Parecía la edición de bolsillo de un ser humano. ¡Y aquellos ropajes! Parecía una gitana de feria.

Desde luego... ¡Menudo vagón!

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20/11/2010, 02:57
Director

Una fulana y un mojigato... ¡Extraña combinación!

Tu compañera de asiento parecía una ramera de lujo. Iba vestida como tal al menos. La verdad es que de no ir tú a su lado vestida con tus extraños ropajes, hasta habría dado la nota.

Y el hombre... Parecía un recatadísimo mojigato. Miraba a la mujer provocativa con ojos de desaprobación.

 

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20/11/2010, 02:59
Director

La verdad es que estabas hasta incómoda. Por norma general, cuando una prostituta se sube a un tren, la gente suele centrar su atención en ella, desaprobándola por sistema. Vale, el hombre de aspecto mojigato que teníais en frente te miraba algo asombrado, incluso escandalizado por tu habitual forma de vestir, pero también es cierto que la minúscula mujer que se sentaba a tu lado te eclipsaba. al contrario que tú, no iba nada provocativa. Lo que parecía era una feriante o algo así, a juzgar por sus extrañísimos ropajes.

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20/11/2010, 03:01
Director

Notas de juego

Chuleta de la situación en el vagón:

Cuatro asientos.

Izquierda ventana: el hombre mojigato

Izquierda pasillo: vacío

Derecha ventana: mujer provocativa

Derecha pasillo: ferianta

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21/11/2010, 22:08
Charles Hawthorne

 

Abrí la puerta y encontré a aquellas personas de tan vulgar talante. Por un momento me quedé en silencio observando a cada uno de los presentes y planteándome darme la vuelta e ir a buscar otro vagón. Sin embargo, ¿quién soy yo para juzgar a los demás por su mera apariencia? ¿Acaso no dice La Biblia que "no juzguéis si no queréis ser juzgados"? Como buen servidor del Señor y de Su rebaño, hay que conceder siempre el beneficio de la duda y, en caso de ofensa, saber poner la otra mejilla. De modo que entré en el vagón, coloqué mi maleta en el porta-equipajes y me senté. Y exhibiendo mi más cordial sonrisa, saludé a los presentes.

Buenos días.

Lamentaba no llevar conmigo un periódico o un libro pues los viajes solían resultarme bastante pesados, a pesar de ocupar el asiento de la ventana y poder contemplar el paisaje. Por un momento me dediqué a estudiar, o más bien analizar, a los demás pasajeros. Las mujeres eran claros ejemplos de dos vidas alejadas de la fe y la devoción, y cercanas al pecado y, probablemente, a la lujuria. Detuve mi mirada con más atención en la que se sentaba frente a mí y que tenía todo el aspecto de ser, o haber sido, una fulana.

Qué lástima de vidas. ¿Por qué la gente elegirá vivir de esta forma?

Crucé las manos sobre mis piernas y me dispuse a acabar con aquel incómodo silencio alzando una pregunta a todos los presentes.

Siento molestarlas pero, ¿saben ustedes a qué hora llega este tren al puerto? He de tomar un barco en poco tiempo.

 

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25/11/2010, 18:37
Scarlett Sommers

Ante las palabras de buenos días, la señorita Sommers asintió con la cabeza, una manera tacita de devolver el saludo.

El hombre, parecía el clásico hombre severo, orgulloso de su propia seguridad. Nada que no pudiera quitarse tras dos copas y una buena conversación de mujer.

En cuanto hubo empacado sus cosas en la parte de arriba del escueto vagón, comenzó a hablar. En principio nadie le contesto. Siquiera el otro hombre, pero la mujer que se había sentado a mi lado. A pesar de parecer acostumbrada a los lugares extraños, y las preguntas fuera de lugar mantuvo por el momento su mutismo.

Lo siento caballero, desconozco la hora a la que llega al tren, debemos confiar que no ocurra ninguna anomalía y llegue al puerto a su hora. Supongo que la hora de salida del barco cuadrara con la de llegada del tren.

No quería tampoco pasarse de lista, estaba plenamente convencida de que aquel extraño sujeto, de cuello rígido, sabía exactamente lo que le estaba diciendo. La cuestión era, que pretendía averiguar de sus coetáneos con aquella cháchara descarada.

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25/11/2010, 18:39
Director

Pasó un revisor por el vagón, y os pidió que le mostrarais los billetes. Los tres lo mostrasteis sin problema alguno, al momento. Antes de partir, el hombre os confirmó la hora de llegada a la costa, es decir, a la última parada, por petición de mister Hawthorne.

-Caballero, el tren terminará su trayecto hacia las 10:30.

Lo cual era perfecto, porque el barco que os conduciría a la Isla del Negro salía a las 11 desde el puerto, a unos cinco minutos de la estación, y eso yendo a pie.

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26/11/2010, 23:39
Scarlett Sommers

La joven señorita Sommers parecia contenta con los acompañantes que tenia para aquel viaje.
No es que fueran especialmente comunicativos, pero hacer cabalas sobre quienes eran y a donde iban la tendria entretenida.

Me alegra saber que al menos no perdera su barco, señor.

Dijo tras la marcha del revisor. El hombre parecia preocupado por perderlo, ella tambien tenia que cogerlo, pero casi nunca pensaba en lo que podia ir mal, las cosas terminaban siendo como debian hiciera ella lo que hiciera.

La juventud se apagaba mientras florecia la sabuduria, penso para si.

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27/11/2010, 13:04
Myst

Entré en el camarote en silencio, sin apenas cruzar miradas con las dos personas que se encontraban en el. Coloqué la maleta en el porta-equipajes y eche una mirada más detenida a los que iban a ser mis compañeros de viaje mientras me sentaba. Al parecer la fortuna no me había sonreído y no iba a poder realizar el viaje en solitario como me hubiese gustado.

Extraña y combinación la que el destino ha juntado en este vagón. Un “santurrón”, aunque luego resultan ser los peores de todos, y una mujer que parece haber comprendido a sacar partido de la estupidez de los hombres, lo cual demuestra que al menos tonta no es mientras pensaba esto el hombre dice que después debía coger un barco curiosa coincidencia. ¿Acaso ese hombre debe coger el mismo barco que yo? ¿Es el también un invitado de aquella fiesta? Curiosos son los gustos y amigos de nuestro anfitrión entonces.

Volví a recostarme y a cerrar los ojos una vez que el revisor salió del vagón. Al parecer no habría problemas para coger el barco. Aunque no me gustase admitirlo eso me tranquilizo. Los últimos días antes del viaje apenas había dormido pensando en la carta y en aquella fiesta. Tenía ganas de llegar a aquella isla y conocer a ese tal U.N.Owen.

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27/11/2010, 20:40
Charles Hawthorne

Me sentí aliviado ante la confirmación del revisor y sonreí a la mujer de aspecto moralmente cuestionable. La otra pasajera continuaba en silencio.

Saqué de mi bolsillo la carta que había recibido y volví a leerla tratando de hacer memoria. Nada. Por más que lo intento no consigo recordar quién es. Espero que él no se dé cuenta o la situación podría resultar un tanto embarazosa. Doblé de nuevo la carta y la guardé en mi bolsillo. Miré por la ventana un rato, pero resultaba bastante aburrido, de modo de decidí intentar trabar conversación con las otras pasajeras. Quién sabe, a lo mejor bajo esa apariencia se esconden personas maravillosas... aunque lo dudo.

Debo admitir que los viajes tienden a resultarme muy pesados. Aunque lo peor está por venir, pues los barcos no son objeto de mi agrado. Las olas siempre me marean... Espero no tener que pasar mucho rato en él.  Voy a reunirme con un viejo amigo. ¿Ustedes viajan por placer o por trabajo, si no es indiscrección?

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30/11/2010, 21:08
Scarlett Sommers

Placer o trabajo, difícil elección para un viaje.

La mujer parecía encantada, finalmente aquel hombre iba a resultar entretenido. Los hombres, daba igual cual fuera la moral que usaran, no dejaban de ser niños con impulsos sencillos.
Ese hombre, pese que intentara aparentar que no quería relacionarse había tardado poco en hablar.

Sin embargo la mujer era un misterio. Y lo prefería así, las mujeres eran peligrosas, sencillamente porque solían ser mas listas que los hombres. Aunque no quería dar nada por sentado, si no hablaba, sencillamente podía ser que fuera muda.

Me temo, que ambas cosas en mi caso. Trabajo, porque tengo algo que hacer, pero placer, porque aunque coincido con usted en lo tediosos que pueden ser los viajes, lo cierto es que son experiencias únicas para conocer un poco mejor el mundo que nos rodea.

Ver paisajes distintos, conocer gente interesante, quizás expandir el conocimiento sobre algún tema en concreto. Lo que me lleva a preguntarle sin ánimo de ser cotilla. ¿Usted a que se dedica?, es quizás...

La mujer pareció pensárselo, pero miro a los ojos a su contertulio.

... medico.

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01/12/2010, 22:07
Myst

El viaje no iba a ser tan placentero como deseaba. Al parecer mis dos acompañantes tenían ganas de hablar, por lo que la posibilidad de dormir tranquilamente hasta el final del trayecto se esfumaba, pues necesitaba de silencio y quietud para poder conciliar el sueño. Bueno, ya que no me dejan dormir, probemos a charlar un rato. Quién sabe, quizá hasta puede que la conversación sea interesante y entretenida.

No soy yo quien elige si placer o negocios, es la fortuna quien elige por mí. En muchos viajes de negocios he encontrado placer, y en muchos viajes de placer he acabado haciendo negocios. No es bueno cerrarse a una opción, ya que uno nunca sabe lo que se encontrara al doblar una esquina. Y usted, ¿se ha cerrado en una de las opciones o prefiere dejarse llevar y que sea el azar quien decida que opción es la más acertada para cada momento? Le pregunto al hombre con una misteriosa sonrisa.

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01/12/2010, 23:20
Scarlett Sommers

Valla la joven se había decidido a hablar. Podía ser aburrimiento, o quizás le molestas el sonido de la conversación. Aunque Scarlett pensaba que lo mas probable es que le hubiera picado ya la curiosidad.

No contesto a sus palabras, pues no las había referido a ella. Pero se sintió complacida. Sus manos se juntaron y empezaron sus dedos a jugar con su anillo de casada. Un objeto puramente simbólico, la ayudaba únicamente a distinguir los hombres astutos de los vulgares.

El hombre parecía meditar su respuesta, aunque era seguro que sabía perfectamente la respuesta, y gracias a la intervención de la mujer que tenia sentada al lado, no iba a ser agradable. Seguro que algo seco y mordaz, intentando demostrar sus valores morales y la rectitud que gobernaban su vida.

Si, eso era lo que esperaba, y estaba deseando escuchar la respuesta del hombre. Sería divertido.

 

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02/12/2010, 14:00
Charles Hawthorne

Me quedé complacido ante la respuesta de la extraña mujer que hasta ahora no se había decidido a participar en la conversación.

Estoy de acuerdo con usted, señorita. A veces el trabajo nos proporciona más satisfacción que cualquier actividad de ocio. Sin embargo, debo decir que en mi profesión jamás he distinguido placer de labor pues, para mí, ambas son la misma cosa. Lo que me lleva a responder a vuestra pregunta, señorita Sommers. Soy sacerdote en la Iglesia de San Cutberto, aunque actualmente disfruto de un traslado temporal. Contemplé un segundo las caras de las dos mujeres pues era probable que se sintiesen incómodas ante mi profesión o bien esbozasen sonrisas irónicas como cuele ocurrir con gente de esta... vida. Para mí mi trabajo es mi vida y mi devoción, y por tanto también es el mayor de mis placeres. Sin embargo en este caso, señorita miré a la otra joven, que aún no nos había revelado su nombre mi viaje es principalmente de descanso. Un viejo amigo de la infancia me ha invitado a pasar el fin de semana a su casa de la Isla del Negro.

 

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02/12/2010, 18:51
Scarlett Sommers

Scarlett no reacciono, o intento no mostrar ningun tipo de reaccion evidente. Ni sonrio, ni torcio el gesto, ni parecio mostrarse sorprendida. Realmente no lo estaba, pensaba que tendria un oficio importe, y que seguramente seria un tipo moralista.

Quien le iba decir que seria un tipo moralista, que ejerce un trabajo de moralista. No eso era una sorpresa, pero no tanta como para mostrarla de manera evidente.

Habia mas cosas que necesitaba saber. Y aquel hombre empezaba a resultarle interesante. No solo por el hecho de que fuera amigo de la infancia del hombre que la habia invitado. Si no, porque si era asi, puede que aquel viejo escondiera mas secretos que un alza cuellos y una sontana.

Prefirio seguir con otra linea paralela de argumentacion, no queria descubrir sus cartas rapidamente.

Y como deberiamos llamarlo, Padre tal vez. Me temo que aunque he tenido una educacion adecuada, siempre me ha costado entender ciertas nomenclaturas en referencia a los estatus.

Me temo que no sabria distinguir un soldado de un general y tampoco a monje de un obispo. Al menos no rapidamente. Y es evidente que al tener una profesion tan importante la manera de tratarlo deba de ser lo mas adecuada posible.

Le estaba dorando al pildora, y aunque fuera evidente, a los hombres les pesaban mas los cumplidos que las amenzas. Era algo que el tiempo habia tardado poco en demostrarle sin ninguna duda posible.

Aquel hombre podria ser interesante despues de todo. Y aun quedaba su contrapartida femenina. Un verdadero misterio, pero que intuia, seria desvelado sin hacer pregunta alguna por su parte. La curiosidad del caballero se encargaria de sacarla de dudas, pues empezaba a sospechar, que quizas todos tuvieran algo en comun. Y no sabia hasta que punto aquello podia llegar a preocuparla.

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03/12/2010, 01:35
Director

Durante un rato prosigue la conversación, algo tirante pero interesante y cordial, entre los tres extraños compañeros de vagón. Al poco, y para vuestra sorpresa, pues estabais distraídos con el parloteo, un revisor se vuelve a pasar, y avisa de que estáis llegando a la última parada. En unos minutos estaríais en la Isla del Negro.

Notas de juego

Acorto para no extender demasiado las escenas previas :)