Partida Rol por web

Y no quedó ninguno: Diez Negritos

5A. En el dormitorio

Cargando editor
10/01/2011, 12:45
Director

Tras ver la casa, Charles Hawthorne se prepara para bajar a almorzar.

Cargando editor
10/01/2011, 12:49
Director

Tras el periplo por toda la casa, un periplo bastante agradable, a fin de cuentas, porque la mansión es francamente bella, por fin te dejaron unos minutos a solas en tu cuarto. En quince minutos todos estarían a la mesa del salón-comedor, preparados para darle al buen yantar.

 



By camember at 2010-12-17

Todas las habitaciones de invitados eran idénticas, como os habían indicado los criados. A cada uno os habían enseñado la propia, al señalaros cuál de todas las del piso era aquella en la que debíais pernoctar.

Al entrar, una cama bastante cómoda bajo la ventana. Frente a ésta, un armario de pared a pared. Junto a la cama había una mesilla de noche bastante elaborada.

Cabía decir que el revestimiento de las paredes y el suelo habían sido escogidos en un tono de madera oscura que le daba un cierto tono tétrico a la estancia. Quizás habían sido así decoradas para dotar a los cuartos de invitados de un aire de modernidad, pero casi daba más sensación de desasosiego que de modernidad.

En la pared restante sólo había una cosa, un pequeño cuadro con el siguiente texto:

 

 

 

Cita:

Diez Negritos se fueron a cenar.

Uno se ahogó y quedaron:

Nueve.

Nueve Negritos trasnocharon mucho.

Uno no se despertó y quedaron:

Ocho.

Ocho negritos viajaron por Devon.

Uno se escapó y quedaron:

Siete.

Siete Negritos cortaron leña con un hacha.

Uno se cortó en dos y quedaron:

Seis.

Seis negritos jugaron con una colmena.

A uno de ellos lo picó una abeja y quedaron:

Cinco.

Cinco Negritos estudiaron derecho.

Uno de ellos se doctoró y quedaron:

Cuatro.

Cuatro Negritos se hicieron a la mar.

Un arenque rojo se tragó a uno y quedaron:

Tres.

Tres Negritos se pasearon por el Zoo.

Un oso los atacó y quedaron:

Dos.

Dos Negritos estaban sentados en el sol.

Uno de ellos se quemó y quedó:

Uno.

Un Negrito se encontraba solo.

Y se ahorcó, y no quedó

¡ninguno!

Curiosa la tonada, desde luego. Recordabas haberla canturreado en alguna ocasión durante la infancia.

Tras darle un repaso rápido a los armarios de la habitación, te percataste de que en el de la derecha había varias toallas, así como un pequeño botiquín con gasas, vendas, alcohol, unos somníferos...

En la mesilla de noche había un mechero. A simple vista no había nada más relevante en la estancia.

Notas de juego

Escena similar a la 1. Tienes unos minutos para deshacer el equipaje, revisar el cuarto, colocarlo como quieras todo, cambiarte de ropa...

En breves instantes vais a ir todos a almorzar, así que dime qué haces mientras esperas a que transcurra el cuarto de hora.

Cargando editor
13/01/2011, 16:26
Charles Hawthorne

Sin duda era una casa muy hermosa. Grande, espaciosa, antigua, y de gran elegancia sin necesidad de hacer ostentación. Acostumbrado a la vida en los monasterios, no precisaba de muchas cosas para sentirme a gusto en cualquier habitación, por lo que en seguida me encontré como en mi propia casa. Deposité mi maleta en la cama y eché un vistazo detenidamente al cuarto.

Muy bonito. El señor Owen tiene un gusto exquisito, desde luego.

Me acerqué a la ventana y contemplé las bellas vistas. Después abrí el armario y el cajón de la mesita. Me percaté de que había un mechero sobre dicha mesita.

¿Para qué habrán dejado algo así en la habitación? Tal vez el señor Owen lo haya dejado como un detalle por si alguno de los invitados es fumador.  No me gustaba tenerlo ahí, de modo que lo metí en el cajón. Abrí mi maleta y ordené mis pertenencias sobre la cama. Aproveché para cambiarme de camisa. No había necesidad de ello puesto que no me había ensuciado ni sudado durante el viaje, pero me pareció de buen gusto cambiarme para la cena. Guardé el resto de ropa, el neceser y la maleta vacía en el armario. La Biblia, el rosario y el pequeño frasco de agua bendita los dejé sobre la mesita, como era mi costumbre.

Una vez recogido todo, lo cual no me llevó mucho tiempo, dediqué unos momentos a contemplar la canción colgada en la pared.

Ahogamiento, quemadura, muerte violenta, suicidio... No me parece de muy buen gusto colgar una cosa así en la habitación de un invitado. Me pregunto si los demás huéspedes tendrán canciones u otras cosas similares en sus cuartos. Diez negritos... si no me equivoco, en total debemos ser aproximadamente 9 o 10 en la casa ahora mismo. Tal vez sea una broma de nuestro anfitrión... Una broma de mal gusto.

Aparté la vista de aquella canción y miré mi reloj. Ya casi era la hora de cenar. Sería descortés llegar tarde. Cerré los ojos, bajé la cabeza y me santigüé.

Señor, gracias por permitir que ninguna desgracia ocurriese durante el viaje. Y gracias también por brindarme la oportunidad de estar aquí, por concederme tan bello cuarto y por permitir que pueda reencontrarme con un amigo de la infancia. Si bien no lorgro acordarme de quién es, ruego que tu magnánima benevolencia tenga a bien en traer a mi memoria los recuerdos olvidados para poder hacer de esta una ocasión inolvidable. Amén.

Bueno, ya es hora. Quisiera lavarme las manos antes de comer... ¿dónde estará el cuarto de baño? Abrí la puerta y salí al pasillo. Miré a ambos lados, buscando el servicio.

Cargando editor
20/01/2011, 00:39
Director


By camember at 2010-12-17

Un par de puertas más allá de la habitación te encuentras con el cuarto de baño que los criados nombraron como el de caballeros. El de las señoras era idéntico, y se encontraba justo en frente.

Funcionales, bastante modernos para la época. Son baños completos y están impactantemente pulcros. No obstante, carecen de armario alguno (las toallas a utilizar por cada uno las tienen depositadas en el armario de sus respectivas habitaciones. Las toallas sucias se dejan en una mesilla del baño, para que sean recogidas por los criados. Esto os lo especifican en su periplo para mostraros la mansión).

Cerraste la puerta, y al poco escuchaste pasos en el exterior. Algunos invitados parecían estar descendiendo ya en dirección al salón comedor. Aún quedaban unos minutos para la hora convenida, así que no había por qué apresurarse.

Cargando editor
20/01/2011, 13:23
Charles Hawthorne

En cuanto cerré la puerta comencé a sentir pasos en el pasillo. Los demás invitados deben estar bajando al comedor. Me daré prisa entonces. Nada más abrir el grifo y enjabonarme las manos me di cuenta de que no había toallas. Había olvidado coger una en mi dormitorio. Vaya, qué torpeza la mía... Sacudí repetidas veces mis manos esperando que se secaran rápidamente mientras contemplaba mi reflejo en el espejo. Aquí hay un grupo de personas de lo más pintoresco. Al parecer nuestro anfitrión frecuenta muy distintos círculos. Debe llevar una vida de lo más "interesante", dado el carácter de algunos de los presentes... Solo espero que esas mujeres carentes de moral como la que compartió mi compartimento en el tren no causen ningún escándalo, como es su costumbre. Al menos una cosa es segura: va a ser una velada muy jugosa y el señor Owen tendrá sin duda muchas anécdotas con que entretener a sus invitados.

Mis manos por fin estaban secas. Coloqué el cuello de mi camisa y me aseguré de que mis aspecto fuese presentable. Ante todo un invitado debe causar buena impresión. Abrí la puerta lentamente y salí al pasillo. Eché a andar sin mucha prisa, tratando de escuchar a los que ya se encontraban abajo y así saber a qué atenerme cuando llegase al comedor. Bajé las escaleras y me acerqué al lugar donde, en breve, iba a tener lugar una cena en la cual no me cabía la menor duda de que nadie tendría pensado dar las gracias al Señor antes de probar bocado.

Cargando editor
29/01/2011, 02:27
Director

Notas de juego

Fin de escena :)