Partida Rol por web

¿Atacados? ¿Te refieres un ataque informático? ¿Qué tenemos sobre lo que hacían? Pregunte  a veces esas cosas de la informática se me complicaban. Si es otro tipo de ataque ¿Tenemos más datos? Busca cámaras de la zona, imágenes ¿Cuál fue su última posición? ¿En que andaban? Comente, quería ahorrar tiempo.

Si bien no hizo ningún comentario ante la entrega de los documentos en un soporte electrónico torció levemente los labios una fracción de segundo en señal de contrariedad. Pero fue tan rápida en hacerla desaparecer que apenas fue perceptible. 

-¿Desean un poco? –                                                                               _{Príncipe Calebros}

No reaccionó ante la llegada del siervo y desde luego tampoco al contenido que servía. Únicamente tomó unos segundos para negar levemente ante el ofrecimiento del Príncipe, con esmerada educación. 

Aunque ya había visto toda la información presentada en diversas ocasiones las volvió a observar minuciosamente. Sonrió de forma leve cuando Rubens aceptó tomar una copa, pero la sonrisa no llegaba hasta sus ojos... Hasta que el  sonido de llamada del teléfono la sacó de sus cábalas. Observó fijamente el rostro de él mientras se apartaba para hablar, manteniéndolo estrechamente vigilado, con la atención de sus grises ojos puesta en él.

Solo se permitió unos ínfimos segundos de distracción para observar a Iver. No hacía falta ser muy perspicaz con él, puesto que la avidez de su mirada era tan evidente como molesta. Chasqueó levemente la lengua, mientras continuaba tomando notas en su libro antes de volver su atención a Rubens.

Lucas contestó de forma inmediata ante tus preguntas;

-No, no, la información se iba moviendo por la ciudad en dirección a la carretera que lleva fuera de la ciudad, pero en un momento fueron interceptados. Usé las cámaras de vigilancia que había cercanas, y un montón de autos los detuvieron, baleando a todos los vehículos. Aparentemente no dejaron a nadie vivo. De quienes lo hicieron no lo se, pero ya se fueron de la zona, ahora estoy buscando hacia donde se han ido. Te enviaré un video. -

Dijo, para luego cortar. Segundos después recibiste en tu teléfono un video de una caravana de tres jeeps negros, que de repente el primero se quedaba detenido, para que salieran otro par de jeeps y gente a pie ametralletando ambos autos. Esto no duró más de 20 segundos, y después de eso revisaron los autos, sacaron unas cosas de estos y se fueron, dejando el lugar así.

Colgué y me uní a la conversación. Luego tomando mi móvil mande un mensaje a todo el grupo. Para informar.

“Por lo visto, los Giovanni que tenían la información fueron asaltados. Todos muertos. Mi ratoncito está buscando toda la información que puede sobre el tema.” Puse en él.

Perdón, le ruego mil disculpas Majestad. Me senté tomando la copa de nuevo, di un ligero sorbo y me quede jugueteando con ella. Evite informar al Príncipe, quería saber si él llegaba a enterarse, o los Giovanni ocultaban aquello. Aparte que dar la información no me ayudaría mucho y solo mostraría nuestra capacidad para recibir información fuera del Príncipe.

“Perfecto tenemos un maldito monstruo asesino de vástagos y una posible revuelta o algo así entre bambalinas” Esto promete.

¿Esperar? ¿Esperar a qué?

Iver Graham

Al oír las palabras de Iver, lo miré como si mirase a un retardado mental, luego mi expresión cambió. Odiaba que me llevaran la contraria. Arqueé una de mis cejas, y luego repetí muy lentamente, dirigiéndome a Iver, asegurándome de que la rapidez y pronunciación fuese lo suficientemente lenta para que él pudiese entender lo que ya había dicho con anterioridad.

- S u g i e r o - q u e - e s t a - n o c h e - l a - d e j e m o s - p a r a - a n a l i z a r - l o s - a r c h i v o s - y - v í d e o s - q u e - R u b e n s - d e s e a b a - v e r… ¿Entiendes, Iver? ¿Necesitas que lo repita una tercera vez?.. Joder. –

Lo miro, aun un poco exasperada.

Cuanto más esperemos menos fresco será el rastro, y yo me muero por salir a cazar.

Iver Graham

Me tomo el cabello con las manos, como queriendo sacármelo.

- ¡¡Eso tendría sentido si esto hubiese pasado hace horas, pero no, han pasado días desde que ocurrió!! El rastro no podría estar más seco. Entiendo tus ansías de cazar, pero no dejaré que mi equipo muera por tus tontos impulsos, antes de hablar, piensa. ¿Entiendes a lo que se supone que nos enfrentamos? No es el simple Sabbath, no es un grupo de revoltosos de mierda… ¡¡AAAH NO PUEDO TRABAJAR CON IMBECILES!! –

Dije, claramente muy exasperada, si yo era la madre de la impulsividad, este imbécil se llevaba el premio, porque además de impulsivo, no pensaba en un solo detalle. Luego, tomé aire para serenarme y poder seguir hablando con los demás. Ante el ofrecimiento del príncipe Calebros, asentí con la cabeza amablemente. La sangre jamás estaba demás. Escuché con atención los detalles, y todo conducía a lo mismo: Nada. Miré el dibujo varios minutos, luego saqué mi Smartphone, y tome una foto de la misma.

Claro. Después de lo ocurrido con el Sabbat, no hemos escatimado en armas, por lo que cuando deseen iniciar la misión no tendremos problemas para hacerles las entregas de todo lo que necesiten. Calipso ya forma parte de su equipo, señorita Crida, ya se me ha informado que cesará con su cuidado de mis acciones.

Principe Calebros

-         Prícipe Calebros, una cosa más… Me parece vital poder trabajar con más razas, desafortunadamente tenemos en manos algo enorme, y creo que nos vendría excelente el apoyo de un mago y otras razas. Creo que es fundamental poder ver desde todos los matices posibles. –

Miré de reojo como Rubens era interrumpido, quizás una nueva información volaba a través del aparato electrónico.

Deberíamos irnos. Crida, me gustaría que me acompañases mientras rastreamos en la zona donde acabaron a tu amiga Brujah. Si ese "ente" es tan poderoso como parece me gustaría que me guardase las espaldas un buen guerrero.

 Iver Graham

Lo miré con frialdad, y simplemente decidí ignorarlo, si seguía bajándome a su nivel, era extremadamente probable que perdiese el control frente a todos, y cuando eso pasaba, no era bueno para nadie. Observé su inmunda mirada, lo cual me hizo sentir mas rabia que nada... Odiaba que me miraran como si fuese un animal. Chasqueé la lengua, y me di cuenta que Calipso también había hecho lo mismo, me quedé mirándola, tratando de adoptar su serenidad. Iver definitivamente jamás podría conquistar a una mujer si la miraba como un animal en celo. En ese segundo, Rubens cuelga su teléfono, acto seguido mi propio móvil vibra. Sabía que eso significaba malas noticias, joder, esto cada vez se complicaba más

Cita:

El enfado de Crida no me importó, de hecho de alguna manera estaba incluso decepcionado. Conocía su carácter impulsivo, incluso estaba en guardia esperando que se lanzase sobre mí y me sacara los ojos... Sonreí y me recliné sobre el respaldo de la silla inclinándola hacia atrás. - Claro, lo que tú quieras preciosa-.

Después de su ataque de ira me ignora.Genial, si la presa no se defiende la caza pierde su interés...

Cambiando de tema, realmente esas cuatro paredes estaban empezando a agobiarle, necesitaba salir, sentir el aire fresco, correr entre los arboles y, sobre todo, cazar... Incluso con la distracción de Crida me estaba empezando a poner un poco nervioso.

A pesar del ambiente caldeado no dejó de escribir en su libro ni un solo segundo, solamente paseaba su mirada de unos a otros, como una maestra de preescolar que haya perdido el control de los niños durante el recreo, viéndolos llenarse de arena unos a otros si poder hacer nada.

 Levantó ligeramente una ceja ante el hecho de que Crida aceptase una copa, pero no dijo nada al respecto, aunque la leve muestra de incredulidad había hecho presencia en su rostro. Podría haberla contenido pero no le pareció necesario en aquel círculo. Estaba más habituada a aquel grupo y se permitía ser más expresiva de lo usual. En otras circunstancias y con otras personas no se habría relajado tanto.

Paseo la vista de Crida  a Iver, con parsimonia, viendo como los exaltaciones de uno se mezclaban con las de otros, aparentemente incapaces de contenerse delante de un Príncipe y comportarse con la debida etiqueta. Suspiró mientras hablaban -o se gritaban más bien- y reconsideró seriamente la posibilidad de ponerse tapones en los oídos en la próxima reunión.

Era evidente el interés de Iver, y también el desprecio de Crida, no obstante o el hombre era ajeno a ello (lo cual podía ser probable ya que Crida parecía tenerlo como un deficiente mental por su forma de hablarle) o simplemente le era indiferente resultar desagradable.

- Claro, lo que tú quieras preciosa-.                                                         _{Iver Graham}

 Otro levísimo suspiro salió de ella mientras sus ojos se ponían en blanco un segundo. Volvió a mirarle mientras Iver parecía rebullirse en su silla, como si el timbre del recreo estuviera a punto de sonar y fuese a salir corriendo. Bajó la vista y por primera vez desde que se había sentado, fijó la vista en el libro. Para seguir viendo aquello, era mejor no ver nada. 

Mientras Rubens hablaba por teléfono teniendo informaciones que lo alejaron un poco de la conversación, aceptó la copa con una sonrisa, a lo cal trajeron copas en caso de que cada uno quisiera. Eran copas de vidrio duro, y de un aspecto contemporáneo.

Por otro lado, poco a poco estaba saliendo el verdadero ‘’genio’’ de Crida. Este tipo de cosas ya había pasado en algunas oportunidades, pero no habían provocado tantos problemas…aunque claro, ahora estaba dejando bastante mal las cosas. Cedric suspiró, y siguió observando mientras cerraba en su libro las anotaciones, tal como había estado haciendo Calipso. Y las cosas hubieran quedado así…pero después de las palabras de Iver, Crida exploto, como lo había hecho pocas veces;

-¡Mira chucho de mierda, tu siempre has puesto problemas en nuestras malditas misiones! ¡Hace algo de alguna maldita vez! ¡Si quieres salir tanto de cacería, toma! –Y tomando su copa de vitae, se la lanzó directamente a Iver, mojándole la polera y la cara con vitae, y le volvió a decir- ¡Espero que con esto se calme de una maldita vez tu sed de cacería, y agradece que soy una dama! –Dijo, enfurecida, volviendo a sentarse.

En ese momento, Ivers intió como su sangre, como su instinto animal comenzaba a subir…desde sus brazos hasta su cara, hasta su cabeza…y comenzó a mirarla directamente. Esta vez, Cedric habló;

-¡Basta! –Dijo con voz seria, y mirándolos les dijo- Crida. Esta es la última vez que haces algo de este tipo. Discúlpate ante el príncipe y ante todos, con Iver también, o haré inmediatamente que pierdas tu rango de Arconte y te eliminaré inmediatamente de esta misión. –

Dijo con seriedad. Rubens y Calipso estaban sorprendidos de como la situación había avanzado, y cuando miraron de reojo al príncipe, no pudieron ver lo divertido que él se encontraba observando la escena.

Crida se levanta hecha una furia y empieza a gritarme ¡A MÍ!.

Mi buen humor hasta ahora se transforma en furia cuando me arroja a la cara la sangre de su copa, no por el gesto en sí, en mi juventud en Escocia había recibido en más de una ocasión una refrescante ducha de alguna bebida e incluso algún bofetón mientras "charlaba amistosamente" con alguna muchacha en alguna taberna. Eso también me resultaba divertido.

Pero no acepto que se burlen de la caza. La caza es algo sagrado para mí. Es mi ritual, mi liturgia...

Levanto la vista y mi fría mirada se clava en los ojos de Crida.

y agradece que soy una dama!

-¿Una dama?- digo mostrando mi sonrisa más letal -No me hagas reir...-. Respiro hondo, intentando calmarme... sin éxito. -¡Tú lo que eres es una maldita zorra!-.

De un salto me levanto de mi asiento dispuesto a arrojarme sobre ella.

Suspire viendo lo que ocurría, estábamos en una reunión y aquellos dos se comportaban como neonatos. Pero la cosa fue a mayores cuando Iver pareció  perder el control. Negué con la cabeza. Veía como el Príncipe parecía disfrutar con lo sucedido, debía hacerse algo, así que me concentre y actué por bien de todos.

Creo que deberíamos calmarnos todos. Somos colegas y lo importante es la misión que nos ocupa. Dije. Por ello te ruego depongas tu actitud amigo Iver. Todo se puede solucionar hablando. Así que no usaras la violencia con ninguno de los compañeros, recuérdalo siempre amigo. Comente sin usar un tono amenazante. Solo algo conciliador.

Aunque no me apetecía tras mi pequeña charla hice uso de mi don para convencer por así decir a la gente.

Iver cálmate. Dije de manera clara y directa.

La verdad, no me molestaba en absoluto que Iver me hubiese dicho zorra, era el insulto menos elaborado y mas infantil que se me había dedicado en bastante tiempo, por lo que solo me reí en su cara, y escuché a Rubens decir las palabras mágicas. Por lo que cuando el efecto estuvo hecho, le acaricié la cabeza como si fuese un cachorro.

- Eso es Iver... cálmate... jajaja -

Luego de eso, hice una leve reverencia, con el fin de disculparme con el príncipe. Sabía que me retaría feo después.

- Príncipe Calebros, lamento haber deshonrado su morada de esta manera, a veces pasan cosas que no deseamos que pasen, pero por favor, no pierda su fé en nosotros. Le aseguro que resolveremos este caso, como muchos otros que ya hemos resuelto antes. -

Me dirigí al lugar en el cual estaba sentada con anterioridad, mientras caminaba miré a Cedric y me encogí de hombros, como diciendole "Son cosas que pasan, lo siento" Luego hablaría con él apropiadamente, de eso no me cabían dudas alguna. Me senté con las manos sobre mi regazo, entrelazando mis dedos y aspirando el dulce olor que el caos había dejado, algo que ciertamente, estaba acostumbrada y disfrutaba en demasía.

Era evidente que toda aquella situación no le había gustado nada. Una muestra de desagrado era visible en su rostro; sus labios estaban tensos y se habían convertido en una fina línea. Los nudillos de su mano mientras escribía se habían crispado y estaba apretando la pluma estilográfica más de lo que sería necesario.

Chiquilladas. Eso es lo que era todo aquello. Allí no había miembros respetables de la alta jerarquía, sino un grupo de neonatos sin modales ni educación. Ni si quiera tenían la debida etiqueta y respeto para tratar con un príncipe. Era una situación ridícula y ni si quiera lograba entender como había llegado hasta allí.

Dudo sobre intervenir para calmar los ánimo, pero mientras analizaba su implicación sobre ello Rubens controló la situación. En principio parecía que las cosas se habían arreglado. Pero unas nimias disculpas por causar todo aquel alboroto le parecían totalmente insuficientes.

Cuando la situación había escapado completamente de su control, Iver notó como su cuerpo dejaba de responder a sus órdenes...

Cita:

Para responder a las de Rubens... ¡Maldito estirado!. Con los dientes apretados hasta el punto de hacer sangrar sus encías tomó de nuevo asiento.
Crida se acercó y le acarició la cabeza como si fuese un perro.
Babeaba de rabia, pero su cuerpo no se movía de su asiento.
-Esto no va a quedar así. Te lo aseguro.- pensó a la vez que una sonrisa acudía a sus labios, pero sus ojos brillaban con furia asesina.
-Necesito un maldito trago...- bufó mientras intentaba relajarse.

Cuando Iver estalla, estando a punto de lanzarse sobre Crida, Rubens miró fijamente a Iver y dio solo una orden, y después de eso, Iver se sintió tan calmo como nunca se había sentido, al punto que se sentó con plena tranquilidad, como si allí jamás hubiera pasado nada, como si estuviera en el lugar más placido del mundo. Luego de esto Rubens habló, esperando que todos se calmaran después de eso. Luego de eso Crida acaricio la cabeza de Iver, a lo que este solamente se sintió más tranquilo de lo que estaba, por más que se tratara de una burla, para luego Crida intentar disculparse con el príncipe, a lo que este le respondió;

-Querida Crida…me sorprende viniendo de Arcontes venir una acción así…supongo que aún son muy jóvenes. –

Dijo con una sonrisa afilada, sin dar más información. Calipso por su parte se quedó silenciosa, no le había gustado para nada lo que había sucedido, y sabía bien que esto traería consecuencias…Calipso lo sabía bien.  Cedric miró con ojos fríos la escena ante él, pero no dijo nada más para dejar que las cosas siguieran su curso. Tras esto el príncipe sonrió, y chasqueando los dedos, apareció el mismo Nosferatu que antes les había servido las copas a quienes habían querido, una bandeja con un grupo de seis pistolas automáticas, además de una docena de cargadores y un grupo de seis cuchillos de combate. El príncipe los miró y dijo;

-Después de ver lo que sucedía, no sé si realmente les puedo proporcionar demasiado armamento, como sabrán, no me gustaría que sus acciones pusieran en peligro al resto de los Vástagos de mi ciudad. Les pido que acepten esto, y si logran tener  soluciones, o quizá, alguna información, puede que vuelva a pensar que les puedo ayudar. –Dijo, mirándolos con una sonrisa afilada.

Los demás se miraron entre ustedes, la verdad sería de mala educación no aceptar las cosas, pero sabían bien que probablemente el grupo de Rubens podría conseguir armas mejores, pero por ahora era lo mejor. Cedric tomó las armas y las comenzó a repartir entre cada uno de ustedes, para luego agradecer al príncipe y salir del lugar, luego de eso, y estar a la salida del lugar los miró a todos y dijo;

-Espero que no se repitan niñerías como esta. Ahora nos dividiremos, creo que por ahora es lo mejor que podemos hacer. De partida me gustaría escuchar sus opiniones respecto al curso de acción que debemos hacer. Por mi parte sigo preguntándome que tan cierto es esto, puede que sea incluso una artimaña para usar nuestra mano para hacernos cargo de un problema propio del Príncipe. –Dijo, mirándolos con seriedad, a la espera de sus opiniones.

Tras lo sucedido Iver sabía que la relación con el príncipe estaba pendiente de un hilo, por lo que, se levantó lentamente, aceptó las armas que le ofreció Cedric, hizo una leve inclinación de cabeza hacia Calebros y se volvió a sentar.

-A mí no me pregunteis. Estoy en modo Valium, lo que digan los "genios" estará bien- dijo mirando de reojo a Crida y Rubens.

Iver, ahora están fuera del Eliseo, cerca de donde los recibio Calipso antes

Cuando me dieron el armamento lo acepte como si eso fuera un gran honor, obviamente tenía en mente conseguirme un equipo mejor, sobre todo defensivo, mi labor no era la de combatir. Para ello estaba Iver.

Gracias majestad. Dije al príncipe. Por lo demás estaba dolido por la forma de actuar de mis compañeros, parecían más neonatos que otra cosa, pero ciertamente tenían habilidades muy útiles. Pero a veces se les olvidaba que servíamos a un Arconte y nuestras acciones se reflejaban en él.

Luego salimos al exterior allí escuche la reprimenda que nos echaron, aunque en mi caso no asumía dicha reprimenda ya que no había tenido nada que ver, simplemente evite que fuera a mayores. Pero aun asi, asentí ante las palabras.

Entendido mi señor. Respecto a lo de hacer, por ahora sabemos que las victimas al parecer tienen una especie de visión o encuentro unos días de su muerte. Eso puede ser un patrón, podríamos decir al Príncipe que se dictara una orden, en la que si alguien ve a una mujer similar a la que se define en los tres encuentros anteriores. Avise y con ello aislar al sujeto, para ver si aparece la dichosa señorita. Expuse en un principio. Aunque también podríamos hablar con los amigos o contactos de las víctimas, por si notaron algo raro los días antes de morir.

Luego me di unos segundos. Aparte está el tema del ataque a los Giovanni, tengo a mi ratoncito en ello. A lo mejor fue una acción del Sabbat o de otros enemigos, pero por ahora no se mucho más. Dije. Me ahorre hacer comentarios sobre mis acciones respecto a mis negocios y extender mis contactos en aquel lugar “No deseo aburrir a mis compañeros” Pensé, aunque para mí era algo también importante, una tela de araña ajena al Príncipe y que nos sirviera llegado el caso.

Por ultimo, recordar a todos que puedo tratar de conseguir el equipo que se necesite, algo mas potente de lo que se nos concedio. Aparte de un refugio con maxima seguridad. Les dije a todos, habia preparado ya mi estancia, pero claro conocia los extraños gustos de la mayoria y no deseaba forzar que estuvieran en mis dominios, si no lo deseaban.

Si todo aquello la había disgustado, no lo dejó traslucir en su semblante. Escuchó la reprimenda del Príncipe con callado respeto, únicamente roto por su leve inclinación de cabeza ante sus palabras. No pareció importarle el hecho de que la situación hubiese tenido efectos adversos en su aprovisionamiento, no era algo que le preocupase.

Cuando Cedric puso las armas frente a ella, las tomó con callada indiferencia. Dudaba mucho que le fuesen a servir de algo, pero el protocolo era algo que no debía ser saltado nunca. En unos segundos, había hecho desaparecer las armas entre sus ropas, que seguían pareciendo tan inocentes como antes.

 _{-Si de dividirse se trata, sería recomendable que Crida e Iver no fueran en el mismo grupo. Y convendría aún más que fuera Rubens uno de los acompañantes del grupo de Iver} -aseveró con un delicado murmullo, mientras paseaba una mirada gélida de Iver a Crida, antes de volver a fijarla en Cedrid -_{Respecto a la información, es evidente que todos los que podrían saber algo están muertos. Así pues... ¿Por qué no preguntarles a ellos? Seguro que aún hay individuos capaces de hacerles hablar.}

Tomé las armas con agrado, sabía que podíamos tener cosas mejores, pero no por ello iba a rechazar algo que ciertamente nos sería muy útil, únicamente pensé que el príncipe era un idiota... si él pensaba que íbamos a conseguir matar a su hadavampritoelfocthuluiana con estas mierdas, realmente era menos competente de lo que pensaba, me guardé las armas en el cinturón, ambos cargadores en la parte interna de mis botas, el cuchillo en la externa de mi bota izquierda, y me estiré. Sabía lo que mis queridos compañeros pensaban, pero no me importaba. Ellos no entendían nada, absolutamente nada. Al ver el comportamiento de mierda de ellos, simplemente me hundí de hombros. Desde todo el tiempo que trabajabamos juntos,ellos sabían como funcionaba: Si me jodes, te jodo el doble, no había una formula mas simple.

- Como sea, creo que es necesario que nos distanciemos un rato, estoy hasta los cojones de ustedes y no quiero volver a armar una "escena", como ustedes le dicen, si averiguan algo, envienme un SMS. Yo iré a revisar la zona en donde murieron miembros de mi clan, si no encuentro nada ahí, seguiré por la zona en donde murió el gangrel y finalmente donde murieron los nosferatu. -

Dije, y empecé a caminar en dirección al centro de la ciudad mientras revisaba el mensaje que Rubens había enviado en la reunión, llevaba la carpeta con los documentos en mi morral, luego de revisar el mensaje, buscaría alguna tienda de equipo de pelea, había un par de cosas que quería comprar.