Partida Rol por web

Un ojo llorando sangre con un interior negro de maldad, era el cuadro que había en todo el frente de ambas camas, no había manera de no mirarlo, ni tampoco manera de quitarlo, una mirada que recordaba muchas cosas o que, de cierto modo, vaticinaba muchas otras.

La oscuridad, la sangre, el temor por lo desconocido eran parte de sus vidas ahora y tenían que afrontarlo juntos...todo, absolutamente todo, pasaba por algo en el mundo, y su ubicación en la misma habitación no era una coincidencia del universo, las acciones respondían a ciertos impulsos, y esos impulsos comenzaban a hacer lo suyo desde aquel momento.

Se sentaron en las camas y respiraron profundamente, antes de comenzar a conocerse.

Acostada en la cama del joven Allking no podía sentir más placer, había entrado allí como si fuera su habitación, no importaba el frio que allí hiciera, total ya no era sensibles a tales cosas, pero el sentir el aroma de ese chico rubio, ¿sería el mismo Allking de su tiempo? ¿sería igual?... lentamente su mano acariciaba su cuerpo, su ombligo, su pelvis, su feminidad al descubierto, sedienta de placer, jugueteando con sus dedos se llevaba a sí misma al éxtasis, esperando que fuera ALlking quien lo hiciera, y gimiendo lo llamaba lo llamaba con el pensamiento, así, solo ese chico la podría escuchar, sólo él tendría en su cabeza sus gemidos de placer.

Sin poder evitar una erección Allking se sentía muy  incómodo en el restaurante, esos gemidos que escuchaba e su cabeza lo llenaban de placer, de lujuria y las ganas de prorrumpir en una mujer lo llevaban al desespero...

Por una extraña razón, Sir Nicholas se encontraba en la habitación de Aris, esperándolo cuando este salió furibundo de su oficina, tenía que enfrentar a este chico, no podía permitir que se saliera con la suya, esa irreverencia de la juventud provocaría problemas grandes si no se ponía un pare en la situación; al verlo entrar le sonrió alegremente y dijo con parsimonia:

- No te irás a ninguna parte joven Allking - dijo mientras encendía un tabaco - en realidad nadie puede salir de la academia, morirían si lo hicieran... sabes muy bien como es la burocracia y la aristocracia, cosas aburridoras de la corte, pero tienes que quedarte... - lo miró por encima de sus lentes, podía ver y sentir la furia que salía de aquel chico irreverente, la sangre de la nobleza le cegaba la razón - te calmarás, e irás a tu clase de Historia, Preston es un buen maestro, te espera...ahora que sabes que hay peligro de muerte al abandonar este lugar, protege a tus compañeros...la guerra se acerca Aris y también la muerte..y la verdad vendrá...tenlo presente...tenlo presente....tenlo presente...

Y sus palabras se fueron en un eco, sus ojos se volvieron del color escarlata y lágrimas de sangre brotaban de ellos, lágrimas que no caían al suelo sino que se quedaban danzando en la gravedad del espacio difuminándose en estelas de humo negro, y poco a poco, el Conde Director fue desapareciendo de su habitación... ¿qué haría ahora?, ¿qué era el director? ¿morirían acaso allí?

Al ver a sir Nicholas en mi cuarto una espada comenzó a materializarse en mi mano, pero sus palabras parecían grabadas, como si fueran un mensaje, un mensaje grabado y entonces comprendí que se trataba de una proyección, una proyección psíquica de alto nivel.

La advertencia era clara, pero también denotaba que la escuela, en realidad era una prisión.

Con riesgo de muerte sobre todos parecía que ahora yo era responsable de la seguridad de mis compañeros, pero no el daría el gusto.

Si alguien moría sería solo culpa de ellos, no se mancharía mi nombre por intentar ayudar y fallar, además nunca necesité ayuda en Historia, era mi materia preferida.

Me acosté en la cama con las manos detrás de la cabeza, recordando la lágrima de sangre en el ojo del director, la misma de la del cuadro, me quedé pensativo buscando alguna respuesta hasta que cerré los ojos.