Partida Rol por web

Lo que había querido en un principio es que se olvidaran de la presencia extraña y disfrutaran y se relajaran un poco, pero había conseguido todo lo contrario, todos estaban inquietos y no paraban de preguntarme cuestiones para las que no tenía respuesta. 

No tengo respuesta para vuestras preguntas y soy consciente de que esa chica no era normal. Pero de momento no puedo hacer otra cosa. No es que esté evitándolo, pero ahora mi deber es mantener la calma y seguir con la clase. Debéis confiar en que tanto los profesores como el director y vicerreptor  están aquí para cuidar de vosotros y no dejar que os pase nada. Por lo que tratad de estar tranquilos y de disfrutar de la experiencia todo lo que podáis. No podía decirles otra cosa y sabía que no me harían caso, pero era mi deber tratar de mantener la calma y de que su estancia aquí fuera lo más normal y llevadera posible. 

Estaba deseando que terminara la clase para ir a buscar respuestas y explicaciones.

La clase había llegado a su fin y la profesora había propuesto una actividad final, el de conocernos entre todos. A Laurence le sirvió para darle nombres a las caras de sus compañeros, y que todos coincidían en que querían explicaciones, pero Fossati no estaba ocultando nada, parecía igual de nerviosa que los estudiantes, sumado al hecho de que tenía que mantener la calma sea como sea.

Le dedicó una tímida sonrisa cuando se levantaban a guardar sus cosas y dirigirse a la siguiente clase. Laurence se ponía en el lugar de la profesora y comprendía que no era nada fácil hacer mantener la calma a estudiantes con situaciones como esta y lo que sucedió ayer.

Se aproximó lentamente al escritorio y le sonrió.

-Me ha gustado su clase, fue interesante - Comentó, con la mirada baja. Pero luego la levantó para mirar a Alejandra a los ojos - No se ponga nerviosa. Espero que encuentre las respuestas. - Con un rápido y breve movimiento, la mano de Laurence tomó la muñeca de la profesora con suavidad, durante unos diez minutos. Luego la soltó y le dedicó una sonrisa tímida, apartándose sin decir nada más. 

Luego se acercó a Alvar con los libros entre sus manos y a la altura de su pecho, mirándolo con curiosidad.

-Alvar ¿Aquella cosa era..? - Bajó la voz, siendo un murmullo - ¿U-un fantasma?

Durante aquel breve lapso de tiempo en que Laurence tomó de la muñeca de Fossati, la profesora pudo sentir que le inundaba una sensación de seguridad, determinación y auto-confianza, borrando todo rastro de nerviosismo e inseguridad. Quería que la profesora se sintiera tranquila, a Laurence no le gustaba ver a las personas mal, y de cierto modo querìa devolverle el favor, por haberse preocupado por él en un pasado. 

Alvar contempla el gesto compasivo de Laurence hacia la pobre profesora. Cuando se pone a su lado y pregunta, piensa un poco antes de responderle, mientras se encaminan al pasillo de los espejos: Mhhh la verdad que no lo sé seguro. No quiero inquietarte, pero si existen los fantasmas, quiza hay otro tipo de entidades sobrenaturales acechando... A la vista era una chica encapuchada pero sin ojos en las cuencas. No movía los labios para hablar.

Me llamo por mi apellido pero demandó saber mi nombre. Como las leyendas dicen que es mejor no decirles tu nombre a las entidades sin cuerpo, le respondí sin decírselo y se fue antes de responder a mis preguntas. Me dejo con la palabra en la boca...

Ante la respuesta de maestra sólo suspiro, he de darme prisa quiero llegar pronto a mi otra clase.

Gracias por la clase, supongo.- Musito al pasar por al lado de ella. Salgo por la puerta y evito mirar a mis compañeros...

Después de que la maestra dijera eso, cogí mis cosas y fui hacía la maestra. - ¿Realmente no tiene respuestas? No digo que este poniendo en duda sus palabras, pero se me hace raro todo lo que ha ocurrido aquí. -Digo acercándome un poco. - Pero tampoco se ponga nerviosa. Creo que nadie dejaría que le pasase nada a usted ni a ninguna persona que estuviera aquí. - Le muestro una sonrisa y me alejo hasta la puerta para salir y dirigirme a la siguiente clase.

El chico de las migrañas se acerca a mi y después de manifestar que le ha gustado la clase, me coge de la mano. La sensación que me inunda es agradable y empiezo a entender que es gracias a él. Ahora me siento más tranquila, relajada y confiada.

Esta nueva seguridad me hace entender que es lo que debo hacer. 

Me alegra saber que a alguien al menos le ha parecido interesante mi clase.  Le agradezco con una sonrisa. 

Luego se acerca Taylor. 

Lo siento Taylor, pero a mi me ha sorprendido tanto como a vosotros.

No había querido parecer nerviosa, pero por lo visto todos lo habían visto así. Me despedí de todos mis alumnos con la mano, mientras recogía mis cosas, y esperé a que saliera el último para marcharme y cerrar la puerta. 

Noto el gran cambio de actitud de la profesora luego del toque de Laurence, no se hubiera dado cuenta si no hubiera estado tan al pendiente de ella. Entedio su propio comportamiento como una manera muy malvada de manipular a alguien, se horrorizo de si mismo, era un monstruo que forsaba el afecto de una inocente educadora; se cubre el rostro con vergüenza y cuando la profesora se acerca a despedirse de él con la mano se la da; pero lo que ella antes había sentido como un cálido tacto, ahora siente como un inerte maniquí.

Luego de eso, cabellos se desataron cayeron libres a los lados de su cara, mientras caminaba de salida del salón; después de todos.

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En un segundo momento de la noche, luego de haber visto lo que había ocurrido con Luke, nadie podía dormir, era impensable conciliar el sueño en semejantes circunstancias, así que un poco tarde, sintiendo aun ese frío perturbador Clement se dirigió a la Torre de Historia a los balcones que le producían tanta tranquilidad, pues era claro que las clases no volverían, estaban en un estado de alerta máxima y nadie podría estar tranquilo cuando los compañeros estaban siendo asesinados por extrañas fuerzas, fuerzas que ni siquiera podían ver, fuerzas de imperios ajenos que querían tomarse el poder en Cargantya.

Estando allí, pensando un poco, fue abordado por Aris Allking, su compañero, quien tampoco había podido dormir y se había en la tarea de buscar y reclutar a sus compañeros por orden del Conde Director para conformar una fuerza en contra de los malditos espectros que querían destruir a los de la XXV...buscando un poco por la academia y recordando los lugares que Clement solía visitar en soledad, lo encontró en los balcones de la Torre Nîvea...allí lo abordó, sobresaltándolo un poco, para hablar sobre la situación de la academia e intentar utilizar lo dones del pelirrojo en pro de la protección de los estudiantes.

Voltea al notar la presencia imponente de Aris -A-Aris...- exclama, mientras se gira y examina las manos del guerrero. No sabía que esperar o a que le fue a buscar ahí... aunque quizás solo buscaba algo de calma... los estragos de los eventos pasados, le habían generado una leve paranoia.

-Hola Clement- dije apoyándome contra la pared y cruzándome de brazos, la espada de empuñadura dorada colgaba del lado derecho del cinto, del lado izquierdo una fina cadena de plata desde la cintura hasta el bolsillo del pantalón negro.

La remera negra manga larga se me ajustaba al cuerpo, marcando mi musculatura y las botas negras me daban aún más un aire militar, pero se notaba que el negro no era solo por formalidad, yo había visto morir a dos de mis compañeros tras una lucha impresionante y todavía pese a todo, estaba de luto.

-Este lugar es bastante tranquilo, no lo crees? A pesar de todo...-

Sus palabras me hicieron voltear a ver el lugar por segunda vez; especialmente por que el parecía tranquilo y sereno, era lo admirable de su porte militar. -sí, es como sí fuera un lugar aislado del resto...- luego de recorrer el lugar con la vista, la vuelvo a él

- tampoco podía dormir, señor Allking?-

mientras esperaba la respuesta, me puse un poco más cómodo.

Suspiré y lo miré a los ojos antes de responder.

-Hace tiempo que no duermo mucho, más desde que nuestros compañeros comenzaron a morir- miré hacia el horizonte de nuevo, admirando el paisaje para luego volver a mirar a los ojos del chico.

-Escucha Clement, desde que nos conocemos no te he visto más que como un chico sensible, defensor de los necesitados, miedoso y también débil, incapaz de matar a una mosca y mucho menos pelear físicamente...pero noto cierta nobleza en ti, en tu corazón y ahora más que nunca nuestros dones necesitan ser usados para sobrevivir- me descrucé de brazos y apoyé la mano derecha, la que poseía el anillo con la cabeza de león en el dedo corazón, sobre la empuñadura de la espada.

-Necesito saber cual es tu capacidad, a fin de poder contar con ella a la hora de planear una estrategia, ya sea contra los enemigos del imperio que nos buscan matar o contra aquellos espectros que claman venganza por lo que les hayan hecho nuestros ante pasados...-

Giré a prestarle atención, lo miré mientras hablaba y se movía con aquella seguridad. Mencionó mis defectos, eran también evidentes para mi... pero nunca había tenido un motivo para cambiar, ahora si lo tenía y aunque poco sabía como, ya había empezado a evolucionar.

Miré al horizonte, justo como él lo hacía y respondí -pues... siempre había usado mi "toque" para sanar a la gente, mi cuerpo minimiza su malestar y a cambio yo solo me siento un poco mal, nunca me ha pasado nada grave... pero...- no sabía si hablar de las costumbres de los señores Bartholf; pero aquí podía morir, y morir a quien creía que quería más que a nadie. -... últimamente, mi poder fue orientado más a causar distintas sensaciones; alivio entre ellas... quizás podría detener un sangrado con solo un par de presiones o distraer los malestares emocionales con agradables sensaciones.-

-Tienes un poder empático sobre otros a costa de experimentarlo tu...hasta ahora has hablado de sensaciones...- deje de mirar el paisaje para mirarlo directamente a él- pero que pasaría con una herida de verdad? Podrías curar un corte o una herida de bala o peor de lazer? De alguna forma la última vez aguanté un disparo directo con el torso desnudo, pero eso puede haber sido porque en mi mente me imaginaba que poseía un armadura impenetrable...pero si hay un herido de gravedad, podrías curarlo? O simplemente aliviarías su dolor como si de morfina se tratara?-

-No creo lograr empatizar siempre con la persona a la que toque.- la mirada aún en el cielo oscuro, con brillantes estrellas -los toco y causo una reacción en su cuerpo...- Lo miré impresionado cuando mencionó haber detenido un disparo directo en el torso; normalmente no le hubiera creído... pero ciertamente podía tener aquel poder...

-en mi aldea, presionaba cerca a las heridas y lograba estimular una regeneración pronta; nada demasiado acelerado... dejaban de sangrar y su recuperación no demoraba mucho...- ahora que lo pensaba, sentía y me cuestionaba el por qué no había pensado en mi vida en mi pueblo desde hace tanto... ¿qué habría pasado con ellos, ahora que yo no estaba?... comencé a angustiarme un poco; pero seguía estando donde estaba y tenía que lidiar primero con ello.

Bajé un poco mi mirada, estaba claramente confundido; la señora Bartholf había hecho cosas con mi cerebro, cosas que no esperaba que tuvieran que enfrentarse a lo que vivía ahora aquí...

Retrocedí unos pasos -per-perdona... no estoy seguro de qué me pasa...- me sostuve la cabeza.

Notaba que al chico algo le pasaba, quizás luchaba con demonios internos que poseía incluso antes de venir a este lugar, pero no podía saberlo y tampoco tenía el tiempo suficiente para dedicarme a ello.

-Esta bien, si alguien resulta herido solo me gustaría tenerte cerca, eso es todo- salí de de la pared y comencé a caminar- buenas noches Clement- dije encaminándome en busca del resto de mis compañeros.

-Siempre haré todo lo que pueda por ayudar...-

Sólo alcancé a argumentar, ahora comenzaba a cuestionarme muchas cosas que creía absolutas. Alguna vez intenté ir más lejos que sanar? ... ​mireaba mi propio brazo con intriga.