Partida Rol por web

-Ha sido fantástico - Dice entre sus besos, mientras sus manos recorren la espalda de Alvar - Gracias...

Ey, que yo también lo he disfrutado no hay nada que agradecer. Ha sido un placer, le sonríe más algo travieso.

-Quiero ducharme... porque... esto... ya sabes

Si, lo siento, de verdad que quería salir en el momento de antes, no lo pude evitar. Ahora en cuanto termines me doy otra.

Salió del baño con una bata blanca, mirando a Alvar con una sonrisa.

Alvar esta en el séptimo cielo con los ojos ya casi cerrados. Al verlo salir del baño le lanza un beso. El moreno se queda quieto, bocarriba y desnudo. Pensando en ir a ducharse, en recoger la ropa, en mil cosas que no hace. Simplemente gime de gusto ante los besos y el abrazo de Laurence. Disfrutar de su cariño y sus mimos es lo mejor que le ha pasado en este internado, mejor incluso que el sexo que acaban de tener, asi que trata de moverse para corresponderle, pero no puede. Al menos mantenerse despierto un poco más, disfrutar de la siguiente caricia o beso pero tampoco puede. Tras soltar un último gemido ante un beso de Laurence su respiración se vuelve rítmica, cada vez más lenta.

Se ruboriza cuando lo ve acostado bocarriba y desnudo sobre la cama, sin ninguna verguenza. Para Laurence, el tener a alguien desnudo sobre su cama era algo completamente nuevo y le daba cierta verguenza. Aunque era consciente de que después de compartir aquel momento de intimidad y amor, aquello era algo simple.

Los gemidos de Alvar le entusiasman, sabe que lo disfruta, sigue besándolo mientras sus manos le acarician. En ese momento, Laurence se siente la persona más afortunada del mundo. Observa con una sonrisa como su amado lentamente se va quedando dormido.

Laurence agarra las sábanas que se habían caído al suelo y las vuelve a colocar sobre la cama, aunque también se toma su tiempo para admirar el cuerpo de Alvar. Él era perfecto a los ojos de Laurence. Se volvió a acostar a su lado y lo abrazó con fuerza, mientras cubría a ambos con las sábanas blancas y cerraba sus ojos. Su deseo de dormir junto a Alvar se había cumplido. Laurence era feliz junto a él. - Te amo... - Susurró antes de quedarse completamente dormido.

La situación era ideal, el momento era idílico. Todo lo que habían esperado consumado en una tormenta de éxtasis.

Los dos jóvenes se sienten a gusto con lo que ocurría y tras el agotamiento inherente al sexo, caen en un profundo sueño, pero hay algo que rompe con la paz de la noche. Una extraña neblina comienza a cubrir la habitación y es una gran oleada de frío lo que hace que el rubio se despierte de su profundo sueño. El comportamiento de Alvar se vuelve extraño. Se levanta a la mitad de la noche, se viste sin mencionar una palabra y el inocente Laurence trata de hablarle, creyendo que algo extraño ocurría con él. Sus pupilas no reaccionaban, su cuerpo se movía por simple inercia y parecía no escuchar ninguna de las palabras de su amado.

Laurence trata de alcanzarlo, mientras la desesperación se hace latente en su voz y lágrimas comienzan a brotar de sus ojos. No parece que reaccione y después de lo ocurrido con Mary Ann, temía por la salud de su amado.

Alvar parece ausente de todo esto y comienza a Andar. Laurence se para frente a él para tratar de detenerlo pero el moreno lo hace a un lado con gran facilidad y sale de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Laurence sale al pasillo a buscarlo pero Alvar ya ha desaparecido.

El sopor del éxtasis era bastante fuerte pero algo se interpone entre tus sueños, entre tu tranquilidad y paz. Parece que alguien o algo se hubiera inmiscuido en tu mente, pues por más que tratas de ignorarlo, no puedes. Crees que se trata de un terrible trinar pero poco a poco, distingues una melodía, una melodía que te absorbe y te adentra en un nuevo estado de paz, calma y serenidad. Un estado que no querrías abandonar nunca. La hermosa voz de una doncella te envuelve y acaricia tu piel, produciendo sensaciones en ti que no habías sentido nunca. Por un momento, sientes que opaca por completo lo que ha hecho en ti el encuentro con Laurence.

La voz angelical comienza a alejarse y haces lo que sea para seguirla, no te detienes, te vistes, le dices que espere pero parece no poder hacerlo. La sigues alrededor de los pasillos, no sabes por cuánto tiempo corres, hasta que pareces sentir una luz cálida que proviene de el salón de la clase de historia. Supones que estás allí, aunque notas ciertas diferencias en cuanto a los tapices, la forma de las puertas, las baldosas del suelo, e incluso el mismo aire que corría invisible por la academia. Sin pensarlo dos veces, entras al salón de historia...

Alvar flota suspendido en la paz que solo el tacto de Laurence puede provocarle, a veces despierta asustado al sentir alguien a su lado, pero entonces recuerda que esta junto al chico rubio y se vuelve a dormir, más contento.

Pronto una fuerza brillante, de poder increíble le envuelve. Era como haber muerto y estar en presencia del sagrado espíritu. Las voces femeninas que cantan le prometen paz alegría, éxtasis,… pero no le esperan. Rápidamente las sigue, tras ponerse el pantalón de cualquier manera y las deportivas sin calcetines y salir al pasillo con la camiseta en la mano. Pero algo se interpone entre él y su objetivo, así que lo empuja a un lado y se abre camino por la puerta. Cuando sale al pasillo, corre en la dirección de la luz, tratando de no perderla bajo ningún concepto, quiere volver a zambullirse en su paz y en sus cantos para siempre.

Laurence dormía plácidamente junto a su amado, pegado a él, sumido en un mundo de sueños que no recordaría al día siguiente. Pero una oleada de frío empezó a molestarlo, buscó el calor de Alvar, para aferrarse a él, pero no lo encontró. 

Sus ojos verdes se abrieron y observó la cama vacía, hasta escuchar unos sonidos y ver a Alvar vistiéndose, de espaldas a él.

-Alvar ¿Qué haces? Luke no está aquí... - Dice Laurence, mientras se levanta a colocarse una camiseta y el pantalón de pijama, por el frío. Pero se extraña cuando Alvar no le responde nada - Ey, te estoy hablando ¿Alvar?

Ninguna respuesta. Alvar sigue vistiéndose mecánicamente y empieza a caminar hacia la puerta. El corazón de Laurence casi le da un vuelco ¿Qué significaba aquello? 

-¡Alvar! - Exclamó, al ver que no le responde.

Caminó con velocidad para agarrarlo del brazo, pero parece quitarse fácilmente. Laurence se coloca delante de la puerta y observa a su amado, entre asustado y desesperado por no saber qué ocurría con él. Sus manos buscan abrazarlo para detenerlo, pero Alvar lo empuja a un lado con facilidad. 

Laurence se tambalea y se queda mirándolo, asustado. No reconocía a Alvar ¿Qué estaba sucediendo? Abre la puerta con rapidez y busca a su amado entre los pasillos, pero había desaparecido. Estaba asustado, aquella academia era peligrosa y algo podía pasarle. Centra su atención en sus don, intentando localizar a Alvar a través de sus emociones, mientras recorre los pasillos de la Academia Holtzman, con lágrimas en los ojos.

Laurence caminaba con una suma tranquilidad a su cuarto. Con sus movimientos ágiles, rápidos. Como si todo estuviese bien, normal. Cuando en realidad, en su cabeza se desataba la más feroz de las luchas, entre su cordura y la demencia. Sólo podía haber un vencedor.

Sus sentimientos más oscuros, sus deseos más primitivos salían a la superficie. Ahora se convertía en una situación de cazar o ser cazado. Matar o morir. Ganar o perder. Y Laurence estaba en el primer bando, él era un luchador. ¿Contra qué? Contra todo aquel que se le cruce en el camino. Todos eran sus enemigos. Todos habían causado aquello en Laurence. Ahora era su momento de venganza. Los llevaría al extremo, a donde más les duele. Los llevaría a todos al extremo, al borde de la locura.

Era un generoso, sí, él compartiría su infierno con todos. Sonrió maliciosamente. Los estúpidos de sus compañeros y profesores recordarían su nombre.

Entró a su habitación, en donde vio a Luke tendido sobre su cama leyendo un libro. El Laurence tímido pareció volver, pero aquello era una faceta, una máscara. El lobo disfrazado de cordero.

-Hola… - Lo saludó, volviendo a su tono de voz natural, inseguro y vergonzoso.

Cerró la puerta con delicadeza y le echó el pestillo sin que Luke se diera cuenta. Miró a su compañero de cuarto para crear un aura de confianza en él, sumado a un deseo. Caminó lentamente para subirse a la cama de Luke y mirarlo atentamente.

-He estado muy asustado últimamente, Luke ¿A ti no te aterra lo que sucede aquí? – Laurence lagrimeó unos segundos, mientras se movía por sobre la cama, acercando su rostro al de Luke. Notaba la incomodidad de su compañero, pero rápidamente lo sometió en un estado de total confianza hacia Laurence, de que todo estaba bien.

Pasó una mano por el pecho de Luke y lentamente le fue desprendiendo la camisa, mientras lo miraba a los ojos en todo momento - ¿No te aterra saber que alguien puede ser el siguiente en morir? – Laurence terminó de desabotonar el último botón para quitársela y subirse encima de Luke, sentado en su entrepierna.

- ¿No te aterra saber que puede ser Chloe, Clement, Mary Ann o… tu? – Laurence acercó su rostro al de Luke mientras pasaba un dedo por sus pectorales,  besándolo. No era un beso cálido, era un beso frío, helado, mientras su lengua se introducía en la boca de Luke, saboreándolo y degustándolo. Era guapo, una lástima que iba a morir. Pero Laurence tenía un objetivo y una misión, y la cumpliría sin distracciones.

De aquel escondite secreto de su pantalón, en aquel estuche pequeño, Laurence sacó una cuchilla de afeitar. Fina, filosa y mortal. Siguió besando a Luke para producirle una total excitación, un estado de placer inmensurable, haciendo que se excitara y Laurence sintiera el miembro de Luke bajo el pantalón, eyaculando.

Le sonrió y volvió a besarlo - ¿Quieres que te de una pista? – Preguntó con malicia.

La cuchilla rápidamente pasó por el pecho de Luke, creando un tajo a lo largo de su torso, al mismo tiempo en que sumía a Luke a un estado total de locura, terror, oscuridad. Dejó florecer los sentimientos más oscuros de su compañero de cuarto, mientras cerraba los ojos con placer, disfrutando de aquellos gritos masculinos de horror. Disfrutando de su nuevo sadismo.

-Tu eres el siguiente.

Laurence presionó las cuchillas fuertemente contra el torso, dibujando algo mientras Luke chillaba, sin poder resistirse. Laurence le había quitado la voluntad.

Observar la sangre brotar del cuerpo de Luke fue todo un espectáculo, y no pudo evitar bajar su rostro para degustarla, pasando su lengua por el abdomen de Luke.

Pero decidió ponerle fin a aquel túnel de terror en el que había sumergido a aquel delicioso chico. Cortando su garganta con la cuchilla de un rápido movimiento.

Laurence se levantó de la cama y retrocedió unos pasos, contemplando su obra maestra, el cadáver de Luke. Acostado en la cama, sangrando. Con una “A” hecha de cortes atravesando el torso de Luke, mientras que la sangre de su garganta fluía sin parar, manchando aquellas sábanas blancas de rojo, impregnando la habitación de un rojo óxido.

Volvió a sonreír. Aquello se sentía jodidamente fantástico. Guardó las cuchillas sangrantes en su estuche de nuevo y salió de la habitación, sin un rumbo fijo. 

Bien Laurence... en unas horas publico el descubrimiento del cuerpo.... quiero decir, en menos de veinte horas....estoy lejos jejejeje