Partida Rol por web

Laurence había estado tan centrado en que aquello era algo inoportuno que no se había percatado en que Alvar se encontraba en la misma situación. Era una situación nueva para Laurence, lo cual se le hacía incómodo a la par de excitante. Su respiración vuelve a ser entrecortada y no puede evitar lanzar otro gemido más cuando Alvar le besa el cuello y le atrae contra él aún más, haciendo que sus entrepiernas se apretaran. Se muerde el labio inferior y entrecierra sus ojos, dejándose llevar ante aquellas nuevas sensaciones de placer que Alvar le provocaba.

-Alvar nos pueden ver... - Murmura, mientras sus dedos aprietan los hombros del chico, aunque lo sigue sujetando contra él, negando a separarse. Sus labios buscan a los del moreno y lo besa como le ha enseñado. Un beso prolongado e intenso. Aunque finalmente logra vencer contra la tentación y se aparta, aunque no quiera - Llegaremos tarde para almorzar... - Comenta, cambiando de tema. Empieza a caminar lentamente en dirección al comedor, aunque se detiene para acomodarse el pantalón, ya que le resultaba algo incómodo caminar en ese estado.

No podía quitarse de su mente lo que había ocurrido recién. Sentirse de ese modo con Alvar era algo nuevo para él, pero tenía la seguridad de que le gustaba, aunque le diera verguenza y desconfianza ante su inexperiencia sobre el tema.

Alvar disfruta de las sensaciones eléctricas que le provoca el cuerpo de Laurence contra el suyo. Siente su respiración acelerada y eso le gusta, el sentir que su compañero lo disfruta tanto como él. No querría precipitarse y asustarlo o incomodarlo. Hasta cuando se separan lo hace apretando su hombro.  Tienes razón… deberíamos ir. Lo sigue, mirando su espalda, sus hombros, su cuello, su culo,... hasta ponerse a su lado, rozándole “accidentalmente” la mano a la que caminan juntos. No me has respondido aun como hiciste el circulo sin cristales a tu alrededor…

Siente la mano de Alvar junto a la suya mientras caminaban saliendo del escondite "secreto" de Laurence. El contacto con la piel del chico, aunque sea mínimo, le produce infinitas sensaciones. Gira hacia Alvar y le dedica una tímida sonrisa ante su pregunta, para luego mirar el suelo y buscar una respuesta adecuada.

-No estoy seguro... - Confesó, mientras caminaba un poco más lento - Es algo que me ha pasado un par de veces. Cuando me sentía en peligro. Es como una cúpula o pared que se crea alrededor mío. Nada toco y nada me toca... - Baja su mirada aún más, con cierto arrepentimiento - Debí haberte protegido, lo siento mucho. - Laurence se detiene y mira a Alvar a los ojos, mientras se acerca a él, sin importarle que pudieran verlos.

Toma las manos del chico para arriba y las mira con atención - ¿Seguro que no te cortaste con los vidrios? - En ese movimiento, las mangas de la chaqueta del uniforme se corren para abajo, revelando sus muñecas. En ellas, Alvar puede apreciar finas líneas horizontales, ubicadas una debajo de otra. No necesitó pensar mucho para darse cuenta que eran cicatrices de cortes, algunas eran algo recientes al juzgar por su color.

Debí haberte protegido, lo siento mucho

No pasa nada, si es algo inconsciente no pudiste controlarlo. Aunque deberías practicarlo para poder hacer ese poder más y más fuerte. Me parece muy útil. Yo estoy bien, tuve suerte, apenas un par de arañazos. Ese corte (en referencia a una tirita en su mano) me lo hice yo mismo. No es nada pero Clement se empeñó en que lo desinfectara y tapara...

Se interrumpe cuando ve los cortes, no parece que sean de un intento de suicidio pero son perfectamente paralelos y de diferentes momentos. En otras palabras provocados.

El morbo y la alegría de tener sus manos entre las de Laurence se esfuman, convertidos en preocupación. Con calma aprovecha el roce de sus manos para sujetar suavemente la del chico y subir su manga un poco... ¿Tenias un gato muy furo por mascota, o tengo que matar a alguien por hacerte esto?

Laurence asiente con timidez ante las palabras de Alvar. Antes la idea de practicar aquella habilidad le parecía lejana y absurda, de nada le serviría. Sin embargo, en aquel hostil lugar, todo sería necesario para poder protegerse. Y proteger a Alvar. - Supongo que lo haré, espero que me ayudes algún día - Levanta su mirada hacia la muñeca de Alvar para observar esa venda que tenía en su muñeca.

-¿Por qué lo hiciste..? - Frunció su ceño, con preocupación. Había sido reciente si es que Clement lo conocía. Levantó su mirada hacia Alvar, para verlo a los ojos ¿Se había pasado por alto algo dentro del chico? Pero la mirada de Alvar no le corresponde y siente una gran preocupación.

Entonces se percata de que Alvar le había visto las cicatrices y aunque no reacciona mal, Laurence se aparta como si lo hubiese hecho. Las orejas de Laurie se enrojecen y baja su mirada - No es nada. - Responde de manera cortante - No te preocupes. - Aunque aquellas cicatrices le evocaban sus malos recuerdos, inclusive aquellos que se encontraban guardados dentro de algún lugar secreto de su mente, en su inconsciente. Secretos oscuros que ni el mismo Laurence recordaba. Memorias que la mente de Laurence las había "borrado", pero estaban ahí. 

No se percató que tenía los ojos llorosos, pero intentó disimularlo, girando su rostro para que Alvar no le viese - Vamos, llegamos tarde - Volvió a decir, mientras empezaba a caminar.

Laurence le dice que no es “nada” y a la vez se gira para que no le vea llorar, aunque el temblor en su voz le delata ¿Y eso era nada? No iba a tolerar esa mentira cortante, que consideraba que no se merecían ninguno de los dos, ni él oírla ni Laurence pronunciarla.

¡Ey chico rubio! Ven aquí -le agarra del hombro con suavidad para volverlo- Creo que no me merezco que me trates como si fuera tonto. No me digas que no es nada ¿por qué no me dices mejor que no quieres contármelo o que me lo contaras cuando estés preparado? Si no quieres decírmelo, no te presionare. Respeto que tengas tu espacio ¿Vale? Le acaricia la muñeca llevándola a sus labios y besándola sobre la ropa.

Su tono de voz es sencillo y afectuoso en todo momento y sus movimientos suaves pero firmes. Sus emociones entre dolido y preocupado, pero no fuera de quicio ni alterado.

Sus intentos en vano de hacerle creer a Alvar que no sucedía de nada fracasan, como era de esperar. Laurence era torpe en las relaciones sociales, por lo tanto, un pésimo mentiroso. Cuando Alvar le hace dar vuelta, Laurence no se atreve a mirarlo a la cara. No necesitaba hacerlo para saber que Alvar estaba triste y preocupado por él. 

-No quiero hablar de eso ahora ¿Si? - Dice Laurence mientras levanta su mirada para ver a Alvar besar su muñeca - Te lo contaré cuando esté dispuesto. Lo siento, no quise ponerme así...

Se queda en silencio, no quería que se le quebrase la voz. Da un paso más cerca de Alvar, poco a poco fue acercándose a los labios de él, cerrando los ojos cada vez más como indicador de la distancia que restaba para besarlo. Sus labios se unieron y Laurence lo besó con mucha suavidad y lentitud, como si fuese algo frágil. El sentir sus labios lo tranquiliza, le hace sentir que todo está bien, aunque sea por un momento. No le importa correr el riesgo de que alguien los vea, era la última preocupación que Laurence tenía en su mente - Discúlpame... - Murmura entre sus besos, para luego seguir repitiéndolo cada vez más bajo hasta que la palabra le parece perder el sentido y su voz desaparece.

Los labios de Laurence son cálidos y le hacen sentir bien, su preocupación por el chico continua, aunque respeta su derecho a no decirle nada. Espera que sea algún secreto por sus poderes u algo similar. Parece demasiado sensato para mutilarse por placer en plan demente,… Y, bueno, él mismo se corto recientemente en la palma de la mano con una cuchilla de afeitar por una corazonada supersticiosa (Todo un ejercicio de automutilación demente). Igual eran tal para cual.

No hay nada que disculpar, yo no tuve tacto preguntando. Me pillo por sorpresa. Es solo que no quiero que te pase nada malo ni doloroso, sabes que no.

Tras el beso, cargado de disculpas que no son necesarias, se limita a abrazarlo contra si, tratando de transmitirle una vez más protección, seguridad y afecto. Los restos de lágrimas que siente en su cuello le hacen temblar. Alvar tiene más experiencia sexual, pero en ese tipo de confianzas es tan nuevo como el rubio de ojos verdes. Le acaricia el pelo, conmovido por esta sensación de intimidad y confianza.

Los brazos de Alvar rodeándolo y sus sensaciones le dan paz a Laurence. Cierra sus ojos con fuerza cuando Alvar le acaricia el cabello, dejando escapar a las lágrimas que aparecieron en sus ojos. Deseaba que aquel abrazo no terminara nunca. No quería dejar ir a Alvar, pero sabía que tenía que compartirlo con el resto de las personas. Separó su rostro del cuello de Alvar y le dio un tierno beso en el cuello, cerca del mentón. Se limpió el rostro para eliminar los rastros de lágrimas y lo miró a los ojos.

-No me pasará nada malo, a ninguno de los dos - Laurence intentó transmitirle confianza a Alvar, no quería que lo viese como alguien débil. Tenía que ser fuerte. Elevó su mano y acarició su mejilla, mientras le dedicaba una media sonrisa - Te quiero, y mucho. Gracias... 

Siente la conmoción de Alvar y Laurence se apega más a él ¿Cómo era posible conocer y enamorarse de esa manera de una persona en tan poco tiempo? Sólo era obra del destino, y aunque Laurence creyó en algún momento que Alvar estaba bajo sus influencias empáticas, aquello era real. 

Alvar puede ver como el rostro de Laurence parece iluminarse ante una renovada sonrisa. Sus ojos, verdes, aún con rastros de que ha llorado, tienen un brillo especial. Aquel Laurie inocente a la par de juguetón había vuelto. Se separa con lentitud, mientras pasa una de sus manos por el pecho de Alvar, hasta bajar por sus abdominales, tanteando su cuerpo por primera vez, pero apartando la mano suavemente sin percatarse mucho de lo que podía llegar a insinuar ese gesto. . - Tenemos que irnos... - Dice, mientras se mueve para empezar a caminar junto a Alvar en dirección al restaurante.

Te quiero, y mucho.

Eso era lo que Alvar necesitaba para estar distraído durante el resto del día. Las dos primeras palabras le hacen temblar. Conmoción era poco para definir lo que recorrió su cuerpo de la cabeza a los pies.

No hay de qué -acertó a decir aun bajo el mareo de las dos palabras mágicas. Laurence le desarmaba de una manera que no habría creído posible nunca. Tan seguro en sí mismo, su etiqueta y su coraza, y ahora suspirando como un colegial. Aunque se sentía vivo por primera vez en su vida, el cambio había sido un paso adelante.

El brillo travieso regresa a los ojos de su amado, como el sol sale tras una tormenta. Y es víctima de una nueva travesura cuando la mano de Laurence recorre su pecho y su abdomen, el roce es excitante, pero el rumbo… ese rumbo anuncia un destino que le hace temblar… por suerte no llega, si Laurence le pone la mano ahí, no responde de lo que podría pasar en esa misma biblioteca.

Si vamos. Cuando caminan juntos de nuevo, esperando que se le baje la erección antes de que se crucen con nadie le susurra: sabes que yo también ¿no? Estoy loco por ti.

Aquella sensación que Alvar tuvo cuando Laurence le confesó sus sentimientos le sorprendió, pero de buena forma. Se quedó mirándolo cautivado. Se percató de que Alvar no podía adivinar los sentimientos de Laurence con la facilidad que él tenía, por lo que aquel cariño expresado con palabras le habían causado un impacto. Se prometió mentalmente recordarle a Alvar más a menudo el cuánto lo quería. Él ya lo hacía con Laurence sintiendo y demostrándolo. 

También, al tocar el cuerpo del moreno, observa la reacción que tiene. Ruborizándose y girando la vista hacia otro lado cuando ve la erección de Alvar por primera vez, puesto a que hacía unos quince minutos Laurence sólo la había sentido contra su cuerpo. 

Cuando empiezan a caminar nuevamente, su mirada se ilumina aún más ante las palabras de Alvar - Sí, lo sé... - Le respondió - Me lo has dejado muy en claro, gracias por hacerme entrar en razón cuando he dudado de ti - Giró su rostro por un momento para sonreírle tímidamente, recordando la vez en que Laurence intentó separar a Alvar pensando que aquello era producto de sus habilidades.

Aquel incidente estaba zanjado aunque no cicatrizado y le provoca un cierto regusto amargo. Aunque, como el desencuentro que había vivido ahora en relación con las cicatrices misteriosas, les había acercado más que separado. O eso opinaba Alvar. Si, cuando dos personas se unen, no hay ningún roce es que son muy simétricas o que al menos una intenta doblegarse ante los deseos del otro. No le gustaba la gente que se doblegaba y tragaba con cualquier cosa. Esos roces significaban que había carácter por parte de ambos. Y eso le agradaba, aunque produjera momentos incómodos.

Camina junto a Laurence hacia el comedor. Alvar también le estaba cogiendo cariño a la biblioteca, aunque sin lugar a dudas su lugar favorito del universo era el camarote 37 de la nave que les había traído aquí.

Luego de haber acompañado a la Profesora Fosatti a su habitación y habiéndola dejado allí con su compañera Mary Ann, que por cierto no sabía para qué tenían que quedarse solas, fue, indiscriminadamente, a la biblioteca, pensaba que si leía un poco, se disiparían todas esas preocupaciones que lo azotaban, todos esos pensamientos que no lo dejaban tranquilo, pero era claro y definitivo que aquella academia no los dejaría sin problemas.

Extraños sonidos comenzaron a escucharse entre los grandes estantes de la biblioteca, sonidos que despertaban los más bajos y lujuriosos instintos de quienes los escuchaban, besos, caricias, gemidos...sí...placer

No podía evitar querer participar de aquella fiesta sexual que en alguna parte del lugar se llevaba a cabo, pero por más que la buscasen, no la encontraban, simplemente no estaba allí pero a la vez, sí lo estaba... quería masturbarse en ese mismo lugar...

A Clement  , aquellos sonidos le habían llamado la atención, quién podría hacer algo como eso en la academia y tan duro?; pero en vez de regañar, lo único que le provocó fue hacerlo con alguien allí mismo, pero no había quién, esos gemidos de aquella mujer inexistente estaban en su cabeza invitándolo a la lujuria, no podía pensar en otra cosa que no fuera eso, pero estaba en la academia, aunque eso no impedía que los calores de su masculinidad se subieran de aquella manera... quería masturbarse en aquel lugar, no le imortaba que lo vieran, nadie buscaría a Clement en la biblioteca...

Cerró los ojos y se dejó llevar, se escondió tras unos estantes, casi llegando al fondo de la biblioteca y se abrió su pantalón, como si estuviera cometiendo un pecado, el chico se bajó sus boxer y sacó su miembro, que ya estaba erecto...y lentamente comenzó a masajearlo, a mover su mano arriba y abajo, a un ritmo regular, llevaba su cabeza hacia atrás y cerraba los ojos, lo hacía más rápido, movía su mano con más velocidad, su pene bombeaba y no podía evitarlo, se llevó una mano a su pecho, tocándose los pezones, que excitado estaba ahora...

- Clement! - susurró una voz, el chico se detuvo inmediatamente -  ven conmigo y termina sobre mí...Clement!... Hyan! ven!... - pero esa voz poco a poco lo llevó a un nuevo éxtasis, comenzó a llegar a un clímax desconocido, su abdomen comenzó a contraerse y sus ojos se nublaron, quiso apretar algo con fuerza, pero no tenía nada a su lado que lo sostuviera, el orgasmo le hizo perder el equilibrio y cayó jadeando y gimiendo fuertemente, mientras su semen se esparcía por el suelo y su ropa, seguía gimiendo, no paraba, sus contracciones continuaban y su orgasmo lo llevaba a un mundo desconocido.... ¡Hyan! gritó una voz susurrante, mientras terminaba de eyacular y quedaba allí, sudando, cansado y contrariado...

-ah ah... ah...-

Aturdido, sin cobrar del todo el sentido de las cosas... no podía creer lo que sentía, escuchaba y, especialmente, lo que acababa de hacer. Levantó su mano examinando que aquel calor que sentía fuera aquel líquido blanco espeso que tenía... lo mira un rato, mientras su mente comienza a desperezarse ... pero siente, todavía, ganas... se vuelve a tocar y se estremece por su propia mano, su cuerpo estaba muy sensible y se sentía bien.

Sin embargo, deja de hacerlo de momento; mira y había salpicado gran parte del lugar con sus fluidos... los había contenido mucho, y su cuerpo generaba más por que extrañaba el calor de un amante consigo. 

-dios... no puede ser... ¿qué hice?...-

Comienza a asustarse y pensar en las concecuencias de tan deplorable acta; antes de pensar en su seguridad...

Se quita la capa, se limpia la mano y su intimidad, para guardarla dentro de su boxer, aún con una erección (la cual ya se desvanecería con mayor facilidad); acto seguido comienza a intentar limpiar su desastre... si el director podía usar magia... seguro que podría averiguar quien era...  pero, se daba cuenta de que en realidad estaba en mayor peligro, comenzaba a tomar conciencia de que su llegada ahí, había sido algo distinto a una elección suya... Por lo que se apura en limpiar y ponerse de pie para comenzar a buscar la salida.

En guardia y alerta, no sabía pelear muy bien; pero era fuerte, ágil y resistente... aunque tampoco es que pudiera pelear con puños contra un fantasma...

En un segundo momento de la noche, luego de ver lo que había pasado después de haber asesinado a Luke, Laurence, presa de sus miedos y terrores debido a la sangre que había derramado por fin, y bebido y disfrutado, no pudo dormir, así como ninguno de sus compañeros, y se dirigió automáticamente, a la biblioteca, sus pies lo llevaron a los estantes posteriores, donde los libros de Magia Negra estaban dispuestos... allí pudo ver a Karol, el Vicerrector, con el torso desnudo y su quepi de general puesto, imbuido en la lectura de antiguos libros, sudando a cantidades exorbitantes y con una expresión de suma preocupación en su rostro.

Al levantar la mirada y ver al oscuro Laurence, una sonrisa se dibujó en su rostro y relamió los labios recodando aquel día en el Jardín de la academia, ya no sabía  el chico qué pensar tampoco, ahora las cosas habían cambiado y el vicerrector tantas veces le había demostrado sus ganas por llenarlo de placer que no estaría mal volverse aun un ser más oscuro en medio de aquella brujería que se gestaba en la academia.

- Hola laurence...  - Dijo Karol siseando las palabras - no puedes dormir?

Laurence no pudo dormir al igual que las otras noches, sus ojeras cada vez más oscuras eran un claro testigo de su insomnio. En su cabeza se estaba produciendo una guerra. Una guerra entre la cordura y la demencia de Laurence. Estaba atravesando por unos graves episodios de psicosis y esquizofrenia. Su cabeza estaba en una lucha constante y, a pesar de no estar cuerdo y no ser del todo consciente, los temores y terrores de Laurence volvieron.

El tímido Laurence volvió cuando sus pies pisaron la biblioteca, luego de un largo paseo por la oscura academia. Allí recordó sus momentos con Alvar, ocultos, juntos. En donde habían prometido el amor eterno y que siempre estarían juntos - Eres un estúpido ingenuo, Laurence. Caíste en tus propios trucos - Dijo aquella voz que lentamente tomaba más importancia en su cabeza. Una voz de intenciones malignas y que reprochaba todo lo que él hacía.

Escuchó unos ruidos provenientes del fondo de la biblioteca, en donde habían unos estantes que contenían tomos misteriosos. 

Allí encontró a Karol, quien estaba con el torso desnudo y su quepi, sumido en una investigación. Las mejillas de Laurence se encendieron por un momento. Parecía que el tímido e inocente Laurie había vuelto. Pero esta vez no era así, era sólo una faceta, un personaje, una máscara.

-H-hola... - Lo saludó, con cierto nerviosismo. Dio unos pasos hacia delante para luego detenerse, observando el torso trabajado del hombre. Levantó su mirada para que sus ojos se encontraran con los de él - Nadie puede dormir en estas condiciones... lo que está pasando aquí es... terrible. Tengo miedo - Sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato. Lágrimas de cocodrilo. Sus manos buscaron abrazarse, con una expresión desconsolada.