Partida Rol por web

Buenos Días, queridos estudiantes.

Este lugar es el centro del conocimiento, por favor, recuerden cuidarlo con su vida, está aquí la recopilación de todo el conocimiento del hombre en los últimos dos mil quinientos años, así que es valor incalculable para el imperio, y como gobernantes y líderes que serán deben saber que el conocimiento es un elemento verdaderamente crucial para el completo y pleno entendimiento de los pensamientos del hombre, la Historia es el medio por el cual se piensa en el futuro, se actúa gracias a los errores cometidos y se piensa gracias a las idioteces de los sabios.

Entren  y lean, llenen sus jóvenes mentes del conocimiento que merecen y que tan afortunados son de tener a su disposición, estaré con ustedes para lo que necesiten, cualquier cosa.

Laurence amaneció temprano, antes que su compañero de cuarto. Se vistió con una camiseta blanca, unos jeans desgastados de color azul oscuro y sus típicos borcegos negros. Luego bajó al restaurante La Belle Epoque para desayunar su típico café con leche y medialunas a solas. Tampoco era que había intentado entablar conversación con alguien, no se atrevería nunca a dar el primer paso. Además de que la soledad le daba paz, un momento de reflexión interna.

Decidió darle un vistazo a la biblioteca para poder encontrar un rincón en donde encontrar la tranquilidad con un libro entre sus manos. Entró al lugar en silencio, como si no quisiese interrumpir el silencio impoluto de aquel sitio casi sagrado. Estaba fascinado ante la ostentación y magnitud de la biblioteca, aquel sitio era de un gran valor, y Laurence era un afortunado por tenerlo a su disposición.

Hizo un largo recorrido entre sus pasillos hasta llegar a la sección de Literatura Clásica. Sus dedos recorrieron los libros, acariciando con suavidad los tomos que llevaban años allí. Se detuvo frente a un libro al azar, tomándolo entre sus manos con sumo cuidado. Leyó la primer página a pie, pero luego buscó un rincón oculto entre la biblioteca, donde se sentó en el suelo, apoyando su espalda a la pared, dispuesto a disfrutar unas horas de lectura.

Entró en el lugar con determinación, lo cierto es que no pintaba mucho en una biblioteca, no le pegaba. Pero tenía por costumbre no sentirse fuera de lugar en ningún sitio.  Allí no se veía un alma (no se le ocurre mirar en el suelo ni en los pasillos laterales). ¿Habrá algún ordenador u otra forma de encontrar los libros que busca?  Estaba claro que la información que ansiaba encontrar era de esas cosas barridas bajo la alfombra por el vicerrector, pero quizá quedase algún libro, alguna referencia o comentario que hubiesen olvidado censurar, un nuevo desliz a la hora de ocultarles quienes eran y que querían realmente de ellos.

Laurence estaba disfrutando de su lectura sin ningún tipo de interrupciones. Parecía que no había nadie lo suficientemente cerca como para que Laurence lo detecte. Sin embargo, de repente sintió una gran curiosidad viniendo de otra persona, seguida de unos pasos cautelosos entrando al lugar.

Se asoma por uno de los estantes y ve a Alvar caminando. Casi por un acto reflejo, Laurence sonríe ¿Qué estaría buscando? 

Deja el libro cuidadosamente en su lugar, mientras se levanta en silencio, con una idea en mente. Cierra los ojos y se concentra por unos minutos, volviéndose absolutamente invisible. Empezó a caminar sigilosamente hacia Alvar. Pero su poder le permitía volverse invisible pero no inaudible, así que el chico pudo detectarlo rápidamente.

Le tomó de la mano con suavidad y se materializó junto a él, con una sonrisa.

-Hey, hola... - Lo saludó tímidamente - ¿Que haces?

Escucha unos pasos, pero no identifica de donde ¿Una mala jugada de la acústica? Aquello le pone nervioso y activa todas sus defensas… Pero en cuanto el perfume de Laurence llega a sus fosas nasales, sonríe. La tensión de saber que está aquí, en algún sitio que no puede ubicar, le llena de alegría.

Cuando nota su mano, la toma con delicadeza. Venia buscando unos libros, pero he encontrado algo mil veces mejor. Debes saber que si asustas a una persona (mira a todos los lados antes de seguir hablando), puede que salga gritando o que reaccione violentamente. Podría golpearte, patearte o, si es muy bueno, hacer una presa de arte marcial por reacción automática. Tira suavemente de él, para girarlo y subirle el brazo. Se detiene antes de que le tire, solo para que entienda la postura. Notando un pálpito cuando su pecho roza la espalda del chico rubio. Si alguna vez te ves así (no le está reteniendo, le sujeta la mano con una caricia) la mejor respuesta es una buena patada en la espinilla. Olvídate de maniobras raras, patada codazo y cabezazo, un buen cabezazo duele mucho, pero al que se lo das aun más.

Cuando Alvar empieza a explicarle las consecuencias de asustar a las personas, Laurence se lo toma como un reproche inmediatamente, pero luego cae en cuenta de que el moreno no estaba enojado con él, nada más lejos de la realidad. Simplemente le estaba explicando, sumado a una mini-clase de defensa personal. Alvar tenía conocimiento sobre cosas totalmente nuevas para Laurence, lo cual le fascinaba al rubio, ya que poseía una gran curiosidad. Se sorprendió ante aquel movimiento rápido pero suave que Alvar hizo.

No puede evitar ruborizarse cuando siente el pecho de Alvar contra su espalda, el contacto físico con Alvar era algo que le hacía poner rojo, aunque sea el menor roce.

-Gracias por las lecciones de defensa personal, profesor Von Krauser - Responde bromeando, mientras gira levemente su rostro para mirar a Alvar - Espero no tener que usarlo algún día, ni tampoco me atrevería a golpearte. Así que... ¿Que puedo hacer para que me liberes? 

Laurence hablaba en tono bajo, miró a su alrededor asegurándose de que no hubiese nadie. Aunque de todas formas detectaría a cualquier persona que se acercara gracias a su don. 

Jajajajaja ¿liberarte? Pero si soy yo el que está preso (se acerca a su oído) y no quiero salir de tu cárcel nunca. Lo afirma en susurro, pero con mucha convicción, que no le quede ninguna duda de que sus sentimientos son genuinos. Se ha propuesto demostrarle cuanto le fascina hasta que se le vaya de la cabeza cualquier atisbo de duda o inseguridad. (le da un suave mordisco en la oreja y le “libera”)

-Dime, ¿has visto si hay algún orden en este sitio? Quiero ver si se les ha escapado algún detalle sin censurar. Quizá quede algún dato perdido en alguna página.

No puede evitar estremecerse cuando Alvar se acerca a su oído y le susurra. Pero siente que está a punto de desmayarse cuando muerde suavemente su oído. Es liberado y lo mira a los ojos con una amplia sonrisa, intentando reprimir sus deseos de besarlo allí mismo. Pero era demasiado arriesgado hacer algo de ese estilo.

-Jamás te tendría a la fuerza... - Contesta en voz baja -Te gusta el misterio ¿Verdad? - Pregunta con media sonrisa, pero se había contagiado por la intriga de Alvar - No lo sé, podemos buscar juntos. A saber que secretos se esconden por aquí...

Bajó su voz y miró a la biblioteca, con repentina curiosidad. Alvar tenía razón, aquel semejante lugar podía ocultar millones de secretos, cosas prohibidas. Pero también Laurence sintió algo de miedo, podían expulsarlos de aquel lugar por algo así. Se mordió el labio inferior, con indecisión.

Amo el misterio y el peligro, ¿qué sería de la vida sin ellos?

Alvar se paseó por la biblioteca. Obviamente  no iba a usar una búsqueda por ordenador, así que irá por los estantes de los temas que le interesan (Ciencias ocultas –o antropología- e historia) en busca de títulos que puedan ayudarle a resolver algunas de sus dudas.

Me inquietan varias cosas:

¿Quién es Holtzman? Y que hizo para que le dieran su nombre a una academia? ¿Elizabeth Holtzman la política? ¿Tio Holtzman, el físico chiflado?

¿Quiénes son los alumnos de otras promociones? Por qué no sé si has echado en falta alumnos de segundo y tercero, vamos que la academia solo abre sus puertas cada muchos años. ¿Habrá alguna orla de los alumnos anteriores?

¿Qué hace una vinajera de plata en mi cuarto? ¿Que otros significados tiene ese objeto de culto?

Por cierto, igual te he interrumpido tu propia lectura con mis inquietudes.

En medio de la Biblioteca, sin razón alguna, un silencio se extendió sobre ellos, un silencio que no era normal, un silencio que evocaba mil misterios, mil muertes y mil desvaídos, un silencio apocalíptico... Ambos, Alvar y Laurence sintieron esa sensación, incluso el Señor Rowkien estaba en alerta, tratando de ver que ocurría... NO...no era usual... una nube de polvo, una neblina, algo sin cuerpo etéreo se hizo entre ellos y los libros, en el ambiente mismo y proveniente de ningún lugar comenzaron se a escuchar pasos, uno tras otro, pasos...alguien caminaba en la biblioteca, un lugar que llevaba los mínimos sonidos a la máxima expresión, cual sinfónica en el vasto silencio de un auditorio...

Cloc, Clac...Cloc, Clac... pasos...suspiros...pasos...suspiros... sus respiraciones se detenían, era algo que no podían controlar...suspiros... exhalaciones.... ambos sentían un frío viento sobre su nuca, un frío viento que azotaba los  sin descanso...incluso, algo los halaba, algo se sostenía de sus ropas...SÍ...era eso...SI? era eso?....

SÍ...era ella...era él...era la Sombra.... SÍ....era ella....era él...era...la ...Sombra.... risas, murmullos, risas, murmullos se escucharon por el recinto, de niños y hombres y mujeres, risas poseídas, risas de muerte...risas...risas anunciando el comienzo del fin...

Carcajadas que se levantaron sin razón alguna...temor, miedo, sentimientos como aquellos se levantaron entre Alvar, Laurence y el Señor Rowkien... y de un momento a otro, un grito ensordecedor clamó en el silencio por morir, clamó por sangre, tenía sed...SÍ....NO... SÍ...tenía de sed de muerte.... y como si fuera una advertencia, los libros de varios estantes comenzaron a caer al suelo como si fuesen empujados...papeles, ruido..RUIDO..EL ruido...

Aceleración, los pasos se aceleraron, los chicos enamorados sintieron que se acercaba a ellos, estaban sudando, no sabían qué había allí... los pasos, corrían, corrían hacia ellos..no se detenían..pronto estaría sobre ellos, pero paró, y una humareda negra les llenó la cara...y como si nada, la carcajada y las risas se fueron hacia ninguna parte...dejando el aroma de la muerte... y por alguna extraña razón, Alvar no pudo  inmiscuirse a conocer ese ser, su don no parecía responder a sus impulsos, esa sombra...algo nublaba ese ojo interior, trataba de hacerlo, pero solamente dolores de cabeza lo abrazaban..era inútil, no quería dejarse sentir...no quería ser conocido por nadie, no aun...

Era todo esto acaso una advertencia?.....

Alvar sintió el frío de la muerte cerca, no era algo nuevo en sí, pero aquella vez no era un fantasma al uso. O aquello no era humano o se trataba del fantasma más poderoso que había visto en su vida.

Se interpone delante de Laurence, un gesto tan romántico como inútil, no cree que sea una entidad a la que se le pueda meter en vereda a patadas. Odia ese tipo de situaciones en las que una buena patada  o un rifle no pueden ayudar.

Obviamente está profundamente asustado, pero se mantiene alerta. Cuando el humo le da en la cara achica los ojos e inspira.

Tengo tu olor, tengo tu rastro. Algún día sabré tu punto débil y te daré caza…

Se echa a toser cuando nota el frio en los pulmones, se marea y se le escapa el rastro, pero que mierda era esta. Había sido ninguneado, su don especial, su mayor orgullo, el ser un médium se había apagado, no podía acceder a su visión interior. Se esforzó en “ver” en la biblioteca pero solo lograba un fuerte dolor de cabeza.

Había sido humillado totalmente, aquel ser era como un elefante y él un niño armado con un palillo tratando de pararlo. Y alvar no sabia que clase de enemigo era este. Por primera vez en toda su vida de medium tuvo autentico y genuino terror.

Laurence se dispuso a responderle a Alvar cuando se hizo un silencio absoluto en la biblioteca. Pudo ver horrorizado aquella neblina que se levantó alrededor de ellos, aquel frío, los ruidos.

Alvar se interpone entre él y aquel ente misterioso, Laurence pone una mano sobre el hombro del chico y mira hacia atrás. Pero aprieta sin darse cuenta el hombro de Alvar al escuchar aquellas risas poseídas. Laurence sintió temor, sintió el miedo de Alvar, y sintió las amenazas del ente. Algo oscuro y peligroso estaba demasiado próximo. Algo iba a ocurrir en cualquier momento.

Dio un respingo cuando los libros comenzaron a caer, cerró los ojos y se sujetó fuertemente del brazo de Alvar cuando el humo le obligó a cubrirse la cara. Aquellas risas desaparecieron y dieron paso a un hedor de muerte, hasta ahora desconocido para Laurence.

-A-Alvar... - Tartamudeó, intentando procesar aquello que había ocurrido. Estaba nervioso y temblaba, y parecía que se negaba a soltarle el brazo a Alvar, sin darse cuenta de que aún lo sostenía con fuerza. Quiso explicarle que aquello era una especie de amenaza, que lo había sentido, pero sus palabras no salían de su boca, estaba realmente paralizado, con el corazón acelerado del miedo.

Alvar toma consciencia del temor de Laurence en la forma en que le aprieta el hombro y el brazo y en como dice su nombre, por lo que rápidamente repara en el suyo propio. Trata de recomponerse, de ponerse sereno. Aprovechando las hileras de estanterías que se interponen entre ellos y el profesor de historia para no ser vistos, atrae a Laurence hacia sí, lo abraza muy fuerte. Le besa el pelo. Le susurra:

-No pasa nada. Ya se fue. Estamos a salvo. Nadie va a tocarte un pelo si estoy cerca, ¿vale?

Lo aprieta un poco más justo antes de soltarlo, para que vea que no quiere soltarlo, pero no pueden permitir que un profesor les pille.

¿Te apetece tomar algo caliente en el bar? Le pregunta mientras recoge del suelo los libros y los pone sobre una mesa cercana apilados sin ordenar.

Laurence sujeta fuerte a Alvar, enredando sus brazos en su espalda como si fuese a caer en cualquier momento, y él le sostenía. Se siente reconfortado, Alvar le tranquiliza y Laurence cierra los ojos durante unos segundos para intentar serenarse. Cree en su palabra. Sabe que el moreno lucharía por él, y que Laurence haría lo mismo por Alvar.

Siente deseos de transmitirle confianza y fortaleza. Por lo que asiente ante sus palabras.

-Si... estoy bien, gracias. - Responde, mientras lo observa levantar unos libros y sujeta entre sus dedos el collar del colmillo de cocodrilo que Alvar le dio - Sí, vamos al bar.

Laurence empieza a caminar rápidamente, con cierto nerviosismo, junto a Alvar, en dirección al restaurante de la Academia.

-Vamos. Le sonríe.

A la que pasan por delante del profesor, Alvar se despide: -Se han caído unos libros, no sé que habrá pasado. Nos vamos al bar. Le dice a modo de despedida/invitación, por si se le ve alterado y necesita salir del lugar, ¿Que habrá visto él desde su posición? ¿Sera la primera vez que ve esto? ¿U ocurrirá a menudo? (Alvar estudia su expresión en busca de la información que los libros no le han dado, al menos de momento)

Extraños sonidos comenzaron a escucharse entre los grandes estantes de la biblioteca, sonidos que despertaban los más bajos y lujuriosos instintos de quienes los escuchaban, besos, caricias, gemidos...sí...placer

No podían evitar querer participar de aquella fiesta sexual que en alguna parte del lugar se llevaba a cabo, pero por más que la buscasen, no la encontraban, simplemente no estaba allí pero a la vez, sí lo estaba...

O´Donnelle había salido de la sala de profesores a dar una vuelta, y aquellos sonidos le habían llamado la atención, quién podría hacer algo como eso en la academia y tan duro?; pero en vez de regañar, lo único que le provocó fue hacerlo con alguien allí mismo, pero no había quién, esos gemidos de aquella mujer inexistente estaban en su cabeza invitándolo a la lujuria, no podía pensar en otra cosa que no fuera eso, pero estaba en la academia, aunque eso no impedía que los calores de su masculinidad se subieran de aquella manera...

Durante el trayecto de la desastrosa clase de Expresión Corporal, Laurence se mantuvo cabizbajo junto a Alvar, sumido en sus pensamientos. ¿Qué había sido aquello? ¿Donde estaba Mary Ann? No quería que aquellos sucesos continuaran durante su estadía en Holtzman, pero algo en su interior le decía que sería peor durante el tiempo.

En el camino, Laurence le dedicó una mirada fugaz a Alvar. Recuerda su reacción al ver a Laurence sano y salvo luego del incidente en la clase. Se muerde el labio inferior. Una urgencia crece dentro del chico. Lo necesita a su lado. Los roces, las miradas y los susurros no le parecían suficiente.

Hizo que su caminar fuese más lento provocando que él junto a Alvar se quedaran algo atrás del grupo. Siguió caminando hasta encontrar la puerta de la biblioteca media abierta. Le dedica a Alvar una segunda fugaz mirada y cambia de rumbo mientras lo sujeta de la muñeca, llevándolo consigo a la biblioteca.

En el interior, Laurence trató de localizar al profesor de historia pero no lo vio por ninguna parte. Sin embargo, continuó caminando junto a Alvar cogido de la muñeca sin decir nada. Sólo se giró una vez para mirarlo a los ojos y dedicarle una tímida sonrisa.

Llegó a aquel rincón de la biblioteca, que se había convertido en el lugar favorito de Laurence. Un lugar oculto entre las estanterías que llegaban hasta el techo. Un pasillo de libros. Sus brazos rápidamente envolvieron el cuerpo de Alvar, sintiendo el calor del chico. Lentamente elevó su rostro para darle un suave beso en los labios, con su característica timidez.

-Alvar... ¿Que crees que le ha pasado a Mary Ann? El profesor no ha dicho nada... - Laurence baja su mirada. Estaba preocupado y el simple pensar que se podía repetir le aterraba - ¿Qué tal si ocurre de vuelta? Este lugar no es seguro.

Tras la frustrante clase inconclusa, caminan juntos. Le duele el silencio, no sabe que decir o hacer para quitarle hierro al asunto. Hablar sobre ello sería infructuoso, hablar de otra cosa insultante. Aun así, ese silencio un precio agradable a cambio de caminar juntos.

Alvar no se da cuenta de que están caminando más despacio a posta. Cuando la mano de Laurence le agarra de la muñeca solo puede hacer una cosa: dejarse guiar. El roce de su piel es maravilloso. Los estantes pasan a su lado, pero son ignorados, toda su atención es para el chico que camina a menos de un metro delante suyo. Como si pudiese sentir su mirada, se vuelve a mirarle y sus ojos se cruzan… esa sutil sonrisa de chico bueno, pero a la vez despierto y travieso, le enloquece.

Llegan al rincón secreto de la biblioteca donde es abrazado, no opone la mínima resistencia. Al contrario, se deja besar sintiendo sus labios, su aroma, su cercanía, sus brazos en torno al cuerpo.

Es un beso tímido y suave. Breve y sutil. Delicioso, pero apenas una pequeña muestra. Lo escucha hablar del tema evidente, fingiendo atención (realmente si está atento, pero no a lo que le dice) Cuando termina de hablar se acerca más a él, le sujeta suavemente la barbilla y vuelven a besarse, pero esta vez un beso más apasionado. Alvar también lo abraza, se atraen el uno al otro, apretándose fuerte. Mientras entreabre sus labios invitando a la lengua del chico rubio a invadirle.

Solo cuando le ha dado un beso fuerte e intenso, que aun sigue siendo insuficiente, pues alvar no pararía de besar a Laurence nunca, le responde:

No lo sé, tengo la corazonada de que esta viva pero en algún otro lugar. No en otro lugar, sino en otro plano o frecuencia. No sé cómo decirlo, es una corazonada por las novelas y películas de ciencia ficción, pero sinceramente no lo sé.  

Tendremos que buscar la forma de defendernos, quizá haya algún dato en esta biblioteca. Quizá tengamos que torturar al director. Si no encontramos la forma de protegernos, quizá debamos huir de este lugar. Tampoco lo sé.

Esta triste por no poder responder sus preguntas, y porque está claro que aunque jure protegerle y defenderle está claro que no puede hacer tal cosa. Y sobretodo esta triste por la posibilidad que le pase algo… lo vuelve a abrazar, muy fuerte. Deseando permanecer aferrado a él hasta el fin de los tiempos.

Alvar lo sujeta a él y le levanta el rostro, para darle un nuevo beso, pero más apasionado e intenso. El moreno puede sentir el calor de las mejillas ruborizadas de Laurence, producido por sentir con tanta cercanía el cuerpo de Alvar, el estar casi pegado a él. Entre sus besos, Laurence respira entrecortadamente. Alvar abre su boca y Laurence le hace caso a las intenciones de él, introduciendo la punta de su lengua suavemente, con inexperiencia. El ritmo cardíaco de Laurence se aceleró de manera frenética, mientras sus mejillas se encendían cada vez más.

Aquel beso le había sorprendido a Laurence, sumado al hecho de que Alvar estaba tan pegado a él, sintiendo su cuerpo. Fue cuestión de minutos para que Alvar notara un repentino movimiento en la entrepierna de Laurence. Ante aquellos besos y apretones de Alvar, algo se había despertado dentro de Laurie. El rubio se quedó mirándolo paralizado, con una renovada verguenza, esta vez mayor.

-Yo... - Laurence podía ser bastante inocente a veces, sin poder identificar aquella nueva excitación que Alvar le provocaba - D-disculpa...

-No habrá nada aquí. Si los profesores no nos dicen nada, menos dejarán libros a nuestra disposición - Murmuró con pesimismo, mientras se apartaba suavemente mientras bajaba una de su mano a su entrepierna intentando cubrirse

Pero Alvar le vuelve a abrazar y deja escapar un gemido de sorpresa cuando lo sujeta con fuerza, hundiendo y ocultando su rostro en el pecho de él por su verguenza. Laurence se muerde el labio inferior y cierra sus ojos, sin atreverse a decir nada.

Sonríe un poco cuando nota su vergüenza ¿Disculparte?... ¿Acaso me sientes ofendido?... En este nuevo abrazo le roza más, Alvar también está totalmente excitado y duro. Yo estoy igual le dice, señalando lo obvio.

En algún sitio se les habrá escapado algún dato, alguna pista. Lo comenta, pero su interés está en otros menesteres… sentir la erección de Laurence contra su pierna y a la vez rozarle con la suya. Le besa el cuello mientras aprieta el paquete de su pantalón contra el del chico rubio, se siente arder. Lo que daría por tener una hora de intimidad garantizada con él.