Partida Rol por web

El Salón de Profesores "Jean Calvino", era le lugar en el cual os profesores se dedicarían a dar sus asesorías, a encontrarse entre ellos y conversar sobre sus anécdotas del día, un lugar de reflexión también sobre sus vidas académicas.

Un salón oscuro en el ala este del palacio, con vista a los jardines frontales para relajo de sus habitantes, con un escritorio blanco que cruzaba la mayor parte de la habitación en forma de "v" con sillas del mismo color, ergonómicas. Frente a cada silla había un dispositivo que permitía desplegar una pantalla holográfica y un teclado virtual en la mesa para el trabajo de los mencionados, tenían también a su disposición dos divanes vinotinto y un sofá verde esmeralda bastante amplio, tanto como para dormir dos personas en él; una mesa con lo que parecía ser una máquina de café y un dispensador de alimentos rápidos para comer mesuradamente entre clases. un florero con girasoles ornamentaba la mesa de trabajo, llevándoles un poco de la frescura floral de afuera.

Aquella mañana era importante para los jóvenes profesores, comenzaban las jornadas académicas en el palacio, todo debía salir perfecto, sin ninguna equivocación; apenas al levantarse y organizarse, luego también de desayunar un poco se dirigieron a la sala de profesores para dejarlo todo listo y comenzar a trabajar en sus temarios de la semana y en cómo lidiar con ellos.

En la sala ya se encontraba el Profesor Rowkien, un joven maestro que hacía parte de la academia hace algunos años, un hombre bastante atractivo con una joven barba que enmarcaban sus carnosos labios en un sexy candado, que no llamaba a otra que a besarlos salvajemente, y no era muy fácil evitarlo, ya que su regular gesto de relamerse los labios inquietaba fácilmente a su interlocutor, tampoco dejaba su gorrito de lana, lo llevaba a todas partes, era el amante de la biblioteca,, era un hombre con historias interesantes que contar; al ver entrar a sus nuevos compañeros de trabajo, los saludó con una irresistible sonrisa, una sonrisa que hacía flaquear la heterosexualidad de los hombres, de eso no había duda.

Estaba un poco nerviosos por conocer a sus nuevos compañeros de trabajo, esperaba llevarse bien con todos ellos, y esperaba que las compañías de la academia no fueran problema para su desempeño laboral, ya que tantas advertencias les había hecho el Conde; al verlos los saludó con una sonrisa de las suyas, esas que derretían a cualquiera:

- Hola chicos!! Espero que hayan dormido bastante bien, comenzamos por fin este proceso... - seguía sonriendo, era algo inconsciente -  me llamo Preston Rowkien y soy Historiador, y algunas veces administro la biblioteca jejejeje ...amo ese lugar... ¿quieren algo de café?

Zarachy bajó el segundo al aula de profesores, realmente no debía de haber sido así, puesto que Layna se duchó la noche anterior, pero nada más despertarse, entró a la ducha a toda prisa, y se vistió en poco más de diez minutos.

Hoy el profesor vestía otro traje, un traje en tonos grisáceos con una corbata de color azul. 

- Buenos días, yo soy el profesor Levi. - Dice, extendiéndole la mano. Aún tenía los nervios a flor de piel, incluso después del reparador sueño en aquella cama que le habían proporcionado.

Cuando ofreció café, lo cogí sin dudarlo, para servirme una taza. En casa solíamos tomar expresso, que es lo más común, y fácil de preparar, aunque algunos días me permitía el lujo de pedir un capuccino a los asistentes. Ya se encontraban allí el resto de los profesores, aunque tampoco estaba en condiciones de hablar con todos ellos, y mostrar júbilo en este momento, pues sus ojos parecían cerrarse con momentos.

Zarachy extrajo el reloj de bolsillo, y miró la hora, como por decimo-quinta vez en lo que iba de mañana. No quería retrasarse un minuto de la hora.

- Esto de la orientación nunca ha sido lo mío. - Pensé mientras entraba en la sala de profesores tras varios intentos antes por encontrarla. En ella ya se encontraba Zarachy y otro profesor más. 

- Buenos días, yo soy Layna. - Dije mientras me quitaba mi chaqueta negra y la posaba en una de las sillas, quedándome con una camiseta blanca a medio escote y manga corta. - No, gracias, no me agrada el café. - Sonreí al nuevo profesor y luego miré a Zarachy dedicándole otra sonrisa. 

Comencé a crujir mis dedos sin parar hasta llegar a un punto en el que no hacían pero yo seguía. No podía estar más nerviosa. No se borraba de mi mente aquel momento de anoche, lo que hacía que mis nervios aumentaran. 

- ¿Cómo pensáis que será el primer día de clases? - Tenía que relajarme un poco.

- Esperemos que sea un muy buen día! - Dijo alegremente, no dejando de sonreír - qué cree usted profesor Levi?... Será interesante? - No dejaba de miraro directamente a los ojos.

Se puso en pie para ir a la ventana, mientras se quitaba el blazer, que calor hacía aquella mañana, de repente miró las flores en la mesa de reuniones y recordando algo dijo:

- Os han gustado vuestras habitaciones? los decorados?

Zarachy da un largo trago al café, pese a que ya tenía nervios, quería encontrarse completamente despejado antes de salir a impartir clase. Lanzó una mirada a Layna, que ella pareció corresponder. Después de esto, se dedicó a darle vueltecitas a la taza de café, prácticamente acabado, el hecho de estar allí, a punto de impartir su primera clase era simplemente sobrecogedor.

- ¿Nerviosa? - Pregunta a la chica, que recién se acaba de quitar la chaqueta, aunque la pregunta resulta ser bastante estúpida, pues todos están demasiado nerviosos para responder a ella. Saca el reloj de nuevo, debe haberlo hecho por lo menos unas veinte veces, pero al ver la cara de la otra profesora, intenta respirar profundo tres veces, e intentar dejar de dar vueltas a la maldita taza de café. Se sienta, y vuelve a tomar el mismo método. - Respirar, uno, dos tres, expulsar el aire. Respirar, uno, dos, tres... y así hasta que te calmes, Zarachy. - Consigue unos momentos de paz, que no duran demasiado, pues vuelve en sí, en la realidad actual, con lo que intenta otra cosa, romper el hielo. 

- Creo que si estamos aquí, los alumnos no nos darán muchos problemas dentro del aula. - Dice, en voz alta, más un consuelo para él, que para intentar consolar a los demás. Se cruje el cuello (manía), e intenta recordar una de sus canciones preferidas "Love of Lesbian - Pizzigatos" realmente no era de sus incondicionales, pero últimamente pasaba muchísimo tiempo escuchando esa canción.

Un poco más relajado y con una tranquilidad que no había obtener sin tararear la canción, hace algo obsoleto. Quizá lo mejor hubiese sido un apretón de manos, pero no, quizá eso no la tranquilizaría, tras ser sólo un primer día, y con poca confianza en la espalda, decide acercarse a la chica, y darle un abrazo, y dedicarle unas palabras. - N...no va a pasar nada. - Dice, con poca convicción, toda la que le queda en estos momentos. En poco tiempo, se aparta, y sonríe, para irse de nuevo al otro lado de la mesa, a apurar su café. Probablemente ahora no lo necesitaría, estaba lo suficientemente despierto.

Poco tiempo después, escuchó la pregunta del otro profesor, que lo había visto con brevedad en la nave. Asintió. - Sí, es un cuarto bastante bonito. - Dice, sin atrever ahora a dirigir la mirada hacia ella.

Comencé a caminar lentamente de un lado a otro con un vaso de agua que me había servido segundos atrás y del que ya me había bebido la mitad de un solo trago. - Un poco. - Contesto soltando una leve risa nerviosa. - Tal vez si os relajarais un poco yo no lo estaría tanto... - Terminé de beberme el agua que me quedaba y tiré el vaso de plástico a la papelera. 

Al darme la vuelta di un pequeño bote al no esperarme a Zarachy y mis mejillas se sonrojaron en cuanto sentí el abrazo de él. Cerré mis ojos posando mis manos en su espalda y escuchando sus palabras. - Ojalá sea así, Zarachy.. - Murmuré. 

El abrazo terminó y suspiré viendo como se iba hacia el otro lado de la mesa. 

- Así es. Es bastante acogedor. - Sonreí amablemente a Preston y me senté. 

- Buenos días. - Saludé sonriente entrando a la sala donde ya se encontraban varios profesores. A dos de ellos ya los había visto antes en la nave, el otro ya debía estar aquí mucho antes supuse. - Soy Adam ODonnell, el profesor de educación física. - Les estreché la mano a los dos chicos y dos besos a la chica que es bastante guapa. 

Después de aquello dejé mi carpeta encima de la mesa y fui a por un poco de café, había que empezar la mañana con un poco de energía. Fui hasta la máquina tarareando la canción Dirty Harry - Gorillaz y me lo serví. 

La Profesora Fossati, antes de volver al salón de profesores, se dirigió a su habitación, necesitaba estar solo un momento y pensar en lo que había ocurrido, todo lo que había pasado en su clase no era normal, necesitaba enterarse del verdadero valor de esa presencia, de ese sentimiento tan extraño que la embargaba, de solo pensar que eran los guardianes, GUARDIANES!, no era cualquier cosa, saludó a sus compañeros mientras el Profesor Levi salía para el salón de los espejos, su aula...

¿Quien sería aquella chica, sería posible qué el Profesor Rowkien supiera algo?, luego se lo preguntaría, cuando estuviera con él.

Cada minuto le surgían más preguntas, más cuestiones para las que no podía encontrar la respuesta, era un completo laberinto que tenía que sortear, y no lo haría sola, todos los profesores tendrían el mismo problema, eso es más que seguro. Miller toaba café igual que todos, Rowkien seguía mirando por la ventana con una sonrisa extraña que no podía quitar de su rostro, O'Donnell no podía evitar mirar a Miller cada segundo, era algo que, de verdad no podía evitar; todo parecía muy normal, pero lo que no sabían era que ese salón tenía muchas sorpresas para ellos, muchas

- ¿Qué tal la case? - Pregunté a Alejandra cuando la vi entrando por la puerta.

Entré en la sala de profesores con muchas ganas de ver al profesor de historia y de lanzarme a sus brazos, hacía mucho que esperaba este momento. Poder sentirlo y amarlo de nuevo. Lo busqué ansiosa con la mirada, ¿donde estaba? tenía que disimular delante de todos y fingir indiferencia, pero no aguantaba más y quería verle. 

Preston se encontraba tomando una copa de vino de tinto mientras miraba el paisaje a través de la ventana, y solo pensaba en todos esos recuerdos que venían a su cabeza cada vez que veía su realidad, estaba vivo aun... y no podía evitar mirar a los suyos en cada pasillo.

Sintió que alguien entró y vio a la profesora Fossati, la miró directamente a los ojos, había algo diferente en ella...le sonrió

Le miré y sonreí, tenía cara de tonta, muchas ganas de verle y abrazarle. 

Me acerqué a él.

Hola profesor no sabía si besarle o disimular, podían vernos, pero tenía ganas de hacerlo. como has estado?