Partida Rol por web

La naturaleza, el verde de la esperanza, ese sentimiento que tanto necesita el ser humano para poder sobrevivir, es el que reina en los jardines de la Academia, un lugar para relajarse, caminar, pensar, reflexionar, actuar...

Lleno de colores llamativos, los jardines eran el lugar perfecto para pasar desapercibido en momentos en los que siquiera estar solo, o pensar y actuar en compañía, pero habría que tener cuidado con el pasado que por allí vacila...

Lo que que realmente no saben, es que los jardines de la academia, son algo más que solo jardines, son algo más que arbusto, árboles y flores y lagos; es un lugar para recordar, es un lugar para luchar...es un lugar para aprender a no morir....

Por fin unos momentos tranquilos para acostumbrarse al lugar... no pude resistir la tentación de salir a caminar, el día era bello después de todo; y a pesar que tenía cosas en la cabeza, eso me animaba. No encontré a Alvar para invitarle directamente a venir conmigo, aunque probablemente no se ententendría tanto como yo. 

Me puse ropas más cómodas y algunos collares que me gustaba; inconscientemente me recordaban a donde venía. Salí del cuarto y caminé hasta llegar a los hermosos jardines, una alegría y felicidad me gobernaron y aceleré mi paso hasta adentrarme en el jardín un poco más. 

Llegado su momento, me quitaría mis mocacines para sentir el pasto entre los dedos de mis pies.

Me levanté temprano, apenas había conseguido dormir mucho, extrañaba mi cama y me sentía incómoda por tener que estar al lado de un señor poco hablador que apenas conocía. 

Además aún seguían mis preocupaciones por las extrañas visiones. caminé por la academia admirando su belleza, hasta llegar al jardín.

Una vez allí, vi que el joven Clement estaba solo disfrutando del aire libre y vi mi oportunidad para hablar con él y preguntarle como estaba. Me acerqué a él y le puse una mano sobre el hombro para llamar su atención.

Clement, ¿qué tal estás? ¿te gusta este sitio? es increíble ¿verdad? Le sonreí todo lo que pude.

La profesora sintió mi tibieza y algo en ella pudo hacerle recordar su inconsciencia; pero me aparté sorprendido por el tremendo agrado de sentir el tacto sobre mi hombro. La miré entre asustado y sorprendido, mientras exclamé -¡profesora Fossati!- Mis manos fueron a mi pecho, para controlar mi respiración, ante la sorpresa... parezco un cachorrito.

Poco después de mirar a los ojos a la profesora, aparto la mirada y me sonrojo; recordando aquello que ella no podía; su sonrisa me alegraba, pero ya no podía sentirme igual que en la nave. - sí...- respondí con voz baja, se notaba lo tímido que era, aunque en la nave fui más osado - ... estoy bien, creo.- luego de responder eso, me permití mirar el paisaje, ya relajándome y disfrutando de éste; pero al poco no pude evitar pregunta, volteando mi rostro a verla, examinándola, sin la vergüenza de hace un rato... realmente preocupado por ella -pero, ¿usted está bien?, ¿ha sentido algún otro malestar?...- desvío la mirada - ... vi su episodio en la nave... suerte que el profesor Levi estaba cerca.-

Me alegró ver a Clement bien, había estado preocupándome tontamente.

Aún a pesar de no haber estado allí en lo del episodio de la nave, sabía que había estado mal. No me extrañó demasiado ya que era normal si alguien se lo había contado.  si....aún no he tenido ocasión de agradecérselo al profesor Levi. Cuando me tocó el cuello con las manos fue increíble, se fue todo mi dolor. Aún me pregunto cómo lo hizo. Pero bueno....no quiero aburrirte con mis cosas, sólo quería saber si estabas bien. Le sonreí de nuevo. Ya sabes que si tienes algún problema es mi deber, como tu profesora, cuidar de ti. 

Me sonrojo y mi mirada se entristece de una manera muy sutil, casi imperceptible; pero abandono aquellos sentimientos de envidia, ante la alegría de saber que ahora la profesora se encontraba bien. Sonrío -no me aburre, quizá no lo crea pero puede contar conmigo...- busco sus ojos con mi mirada -...sé que usted es una buena persona.- 

Luego de dicho ello, me preocupa un poco aburrirla y le ofrezco -¿quisiera caminar un poco conmigo?...- de manera algo tímida.  -...el día está muy lindo... -

Eres un chico muy amable le muestro una sonrisa sincera. Claro, caminemos un rato. Me pongo a caminar con él, observando atontada los jardines. Todo aquí es como sacado de un cuento. cuenta riqueza, es todo impresionante. 

Sonrío muy alegre y entusiasta al escuchar que aceptaba mi invitación; ya no tenía tantas esperanzas de que pasara algo entre nosotros, pero ella me agradaba mucho... demasiado quizás. Mientras caminábamos - quisiera conocerla mejor, profesora Fossati...- le miro de reojo para saber si le caía bien que preguntara - ¿de donde viene? ¿cómo le fue en la escuela a mi edad?... yo nunca he llevado muy bien con la gente de mi edad...-

Me sorprendió un poco porque era un chico tímido, pero al parecer también curioso. Sonreí. Soy de un pueblo cercano de Starda City llamado Espangoria. Un pueblecito con muchas zonas verdes y muy tranquilo. Por mi cara al responder, se notaba que realmente adoraba ese pueblo. Siempre fui una chica bastante aplicada y de las mejores de mi clase. No tuve muchas amigas, pero las poca que hice fueron buenas de verdad. Bueno....todos en mi pueblo sabían que yo tenía una especia de don sobrenatural y algunas personas me lo hicieron pasar mal por ello. Aún recordaba a Penny y su grupo de animadoras tratando de hacerme la vida imposible. Pero no pasaron de ser "tonterías" por suerte no pasaron de ser malas miradas, insultos o notas ofensivas. tus compañeros de clase parecen ser buenos chicos, seguro que consigues hacer buenas amistades. además aquí todos eran chicos con dones sobrenaturales y no se iban a meter con él por eso. algo de lo que yo no me pude librar. cuéntame sobre ti ahora. Le sonreí amigablemente, tratando de trasmitir confianza. 

La escuché con mucha atención, tomé nota mental de los nombres y sonreí de agrado, contagiado por sus buenos recuerdos; al menos hasta que recordó su relación con algunas malas personas; en ese momento mi rostro se entristeció un poco - hay todo tipo de personas en éste mundo... muchas son crueles...- comente como meditando sobre la realidad humana, viendo el sendero por el que caminábamos, pero luego volteo a verla -... pero también hay personas muy buenas.- su mirada ilusionada, revelaba que realmente tenía fe y confianza en la profesora. -¿cual es su capacidad?- pregunté, atreviéndome, antes de que pasáramos del tema.

Cuando mencionó a sus compañeros, no pudo evitar recordar como ella les llamaba la atención también... y claro ellos eran mejores que Clement...

Sin embargo, al oírla preguntar sobre él se sorprendió un poco y como que pensó en su respuesta -oh... pues... yo era de una colonia del imperio... Garañón- dije como si me hubiera esforzado por recordar - luego, los señores Bartholf me adoptaron y cuidaron... trayéndome a la capital.- no sé pero me lamentaba un poco y sentía que aquel sentimiento era incorrecto. - pero solo he estado con tutores privados, baile, piano, literatura, historia y cenas de ellos...- ahora si me lamentaba de nunca haber sentido libertad como cuando vivía en mi colonia - ... casi no he tratado con gente de mi edad.-

Hola!

claro que no hay problema :D

Bueno....puedo ver el futuro y el pasado, pero es bastante caótico y doloroso. Lo que me pasó en la nave fueron unas visiones. No sabía si estaba bien haberle revelado aquello, pero aún recordaba como en aquellas visiones estaba él lleno de sangre. 

Entonces adoptado? sabía muy poco de mis alumnos y me sentía algo mal por ello, quizás debería tratar de conocerlos mejor. Es una buena oportunidad para que conozcas a gente de tu edad y tengas quizás menos responsabilidades sobre tus hombros. Te vendría bien tratar de disfrutar de tu estancia aquí. caminaba mirando y disfrutando del paisaje. No quisiera ser indiscreta, pero...¿cual es tu capacidad? 

-¡oh!- exclamé, sorprendido al enterarme que se trataba de su poder; siendo lo que le causó tanto malestar. La miré con dulzura, mientras iba bajando el ritmo de mi andar y esperaba que ella también; mantuve mi mirada fija sobre la suya, sus hermosos ojos azules me tenían fascinado.

Casi olvido respirar, mientras mi mano toma la suya con sumo cuidado. Una bella sensación, muy cálida y muy tierna, comienza a percibir la profesora Fossati. Alcé su mano a la altura de mi pecho, y bajé mi mirada a su mano; no me daba cuenta de lo que hacía...

Mis dedos pasean por su palma, mientras mi otra mano sostiene su mano, dándole pequeñas y muy agradables sensaciones de cosquilleo... era evidente que nadie la había tocado así. -ya lo estoy disfrutando... - murmuré mi respuesta, muy despacio, mientras levantaba la vista de nuevo a verla; para que perciba mi sinceridad, lo real y lo importante que era éste momento para mi... muy distinto a obligaciones sociales o cuando me someten y dominan... ahora era libre de estar ahí con ella... yo solo quería eso.

Mis labios se abrieron levemente, mientras mi mano hizo una leve presión en la unión entre el dedo pulgar y el indice; un punto nervioso muy fuerte que la haría estremecerse un poco; acerqué un poco más mi rostro al de ella, empinándome, pasando por sobre sus grandes bustos. Para responderle en voz baja, casi en un dulce y enamorado susurro - yo puedo aliviar todo malestar de su cuerpo... por favor cada vez que vaya a usar su don... tengame cerca para calmar su malestar y brindarle dicha... por favor acépteme...- mis ojos comenzaban a sortear miradas entre sus tiernos labios y sus hermosos ojos; ella pudo sentir como por su mano comenzaba a sentir cada vez más calor, el calor de Clement y mientras éste dejaba caer sus labios sobre los de la profesora, se hizo evidente para ella que se trataba del mismo que le había quitado el dolor antes... 

Ello no tenía lógica, él no estaba ahí; pero el alivio y el placer que sintió eran, de una manera, de la misma fuente. Clement podía darle mucho placer a la profesora tocándola en lugares... pero ahora solo su puro sentimiento se revelaba y exponía frente a ella.

Pero en ese mismo momento, en que la Profesora Fossati pudiera decir o hacer algo...un halo de misterio se posó sobre ambos, se aroma a muerte que había sentido en el interior de la biblioteca se había extendido por los terrenos de la academia, los árboles, sus ramas, se movían de un lado a otro protestando por sentir  a la muerte entre sus hojas, porque era claro...era la muerte la que se paseaba por los alrededores y no podían hacer nada, sentían los susurros en sus oídos, mensajes de algo que les decía muchas cosas y a la vez nada...

Un fuerte viento los envolvió a los dos, Clement  se sostuvo de la Profesora Fossati, abrazándola cada vez más fuerte, no sabían qué hacer, era  un verdadero mensaje de alguna parte...

Risas...murmullos, risas...murmullos...carcajadas, las ramas y troncos sueltos comenzaron a elevarse a su alrededor, la fuerza de viento los atraía...pero en realidad era solo la fuerza del viento?...

y así como había llegado, se fue..dejando un humo negro junto a ellos...dejando ese olor a muerte...dejando el aroma del verdadero representante de la mentira...el pérfido ser que los involucraría en cientos de problemas..la Academia había empezado a decir sus cosas....

Clement me cogió de la mano y empecé a sentir un extraño placer. Pocas veces me había permitido sentir placer y dejé que continuara. Entonces se inclinó hacía mi y me susurro que podía calmar mi dolor; me di cuenta de que esas manos en mi cuello en el avión habían sido suyas y no las del profesor Levi. Cada vez era más intensa la sensación, como una declaración de amor, había pasión en ella. Iba a retirar la mano y a decir algo, cuando sentí sus labios sobres los míos. ¿qué estaba pasando? No me dio tiempo ni de reaccionar, la muerte había llegado a la academia. Miré a Clement confusa, toda había pasado muy rápido, sus manos, ese calor, el beso, el viento levantándose, esa sensación de muerte....

¿qué está pasando aquí? Más que una pregunta era un pensamiento formulado en alto. 

Me solté de Clement. Lo siento, pero....pero...tengo que ir a ver que pasa. No le di tiempo ni a despedirse, salí de allí rápido, en parte por el fuerte viento y en parte porque no sabía que acababa de pasar con Clement y no sabía como reaccionar. 

La sensación fue gloriosa, sé que ella también sentía algo, pero quizá no me daba cuenta que se trataba solo de mi influencia sobre su cuerpo"soy un monstruo insensible...". De pronto, como un giro cruel del destino, pasamos de estar en el cielo y la dicha; a un cruel infierno, como siendo castigados por un justo dios o domitor que veía nuestras acciones como reprobables y castigaba con terrorificos sonidos y sensaciones. El miedo me gobernó, pero intenté quedarme junto a la profesora para que no le pase nada.

Acabadas las terribles visiones y con un espectro al lado, Alejandra se libra del agarre de Clement y se aleja a toda la velocidad que su calzado le permitía...

Se fue tan pronto pudo.... la sensación de rechazo me gobernó, más terrible y dolorosa que la visión de la muerte y miedos. Las lagrimas se asomaron por sus enormes ojos caramelo, mientras bajaba la cabeza y se quedaba sentado sobre el pasto; algunos de sus cabellos rojos cubriéndole de la luz que volvía muy lentamente... quizá el sol se había cubierto por una nube o era el efecto de la terrible presencia.

Se sentía mal, especialmente por que ahora se sentía muy tonto y equivocado al sentir que su pequeño paraiso de "libertad" lejos del yugo y control de sus domitores y que el querer estar cerca a la profesora; estaban mal... o al menos eso sentía ahora que ella se iba y que la academia parecía personificarse para castigarle. Recordaba con dolor las palabras de la cruel señora Bartholf "¡eres un objeto, así que compórtate como tal y sé útil!" Le abretaba el pecho y dolía... dolía mucho.

Buscando su paz y tranquilidad, Laurence llegó a los Jardines Palaciegos a pesar de saber que estaba faltando a clases. Pero tampoco es que tenía una excusa preparada, pero no se preocupaba mucho por aquello.

Respiró hondo, oliendo el aroma de las flores, de la paz que le transmitía aquel sitio. Se adentró más a ellos, localizando un lugar frente al lago que estaba casi oculto, ideal para quien quisiera pasar desapercibido. Se sentó en la hierba y disfrutó de aquel lugar, mirando el paisaje de a momentos, dibujando o tumbado en el césped, pero siempre pensando en donde se encontraba, en los peligros que habían y él, en Alvar. Una sonrisa en el medio de la tormenta bastó para iluminar el camino, Alvar le hacía sonreír cada vez que pensaba en él, en la cena, en la ducha, en la cama, deseando secretamente que estuviese acurrucado junto a él, en aquel plácido jardín, Alvar ocupaba un lugar importante en los pensamientos de Laurence. Era aquella mano que lo sujetaba y le evitaba caer del precipicio.

Estando en el Jardín escuchó que algo se movía entre los árboles, algo se respiraba diferente de los animales de la zona, con calma y sigilo fue acercándose, no sería raro que intentaran atacar la academia, al llegar al origen del ruido se dio cuenta que era uno de los estudiantes, lo detalló, era un rubio muy atractivo, pero parecía tímido y reacio a las relaciones, sin que el chico lo advirtiera se movió rápido, tan rápido que el viento mismo no pudo sentirlo y se ubicó detrás del chico, respirándole en la nuca y susurrándole al oído:

- No debería estar en clase, joven Crawford?, este bosque...este jardín, no es un lugar tranquilo para loschicos inocentes como usted...

Laurence se giró rápidamente, se sonrojó ante el acto del vicerrector y trató de calmarse... el vicerrector lo miraba con una sonrisa pícara y lujuriosa, ese chico, desde que lo había visto en el puerto espacial de Starda lo había atraído, y no había tenido la oportunidad de estar con él a solas, quería poseerlo, quería lamer todo su cuerpo y hacerlo suyo por completo, sus ojos lo derretían...

Laurence se encontraba muy concentrado plasmando el paisaje que tenía delante en una hoja de su cuaderno, cuando siente una respiración en su nuca y una voz masculina le habla al oído. Gira rápidamente para ver al vicerrector de la Academia, pone sus ojos como platos esperando algún regaño, pero se percata que aquella sonrisa significaba algo más.

Las mejillas de Laurence se ponen rojas en cuestión de segundos, mirando al vicerrector sorprendido por sus intenciones.

-Ehh... yo... - Intenta idear una excusa, pero nada se le venía a la mente en aquel momento, le resultaba difícil pensar en esa situación. Se llevó la mano rápidamente sobre la venda de la muñeca, cubriéndola, no quería dar otras explicaciones - Yo vine aquí... se me hizo tarde y no quise interrumpir las clases - Contestó con un hilo de voz, bajando su mirada, con una mezcla de arrepentimiento, miedo y muchos nervios. - No parece un lugar inseguro... - Contestó, algo confundido por las palabras que le había dicho Karol ¿No había un lugar seguro en esa Academia?

- no parece?... ya deberías saber que hay muchas cosas que no parecen lo que realmente son...joven Crawford... - decía aun en ese tono siseante que antojaba dejarse llevar, sonreía mientras avanzaba hacia el chico, que cada estaba tanto más confundido como sorprendido; de un momento a otro Karol acercó el chico a su cuerpo y tomándolo por el rostro le dio un beso, un beso que, sediento de placer, buscó abrir su boca y meter su lengua, danzando con la de Laurence, notando como el chico ponía resistencia...al principio, pero luego...se calmaba permitiendo que el vicerrector, lo tocara mientras lo besaba. Una de sus manos bajó lentamente y tocó su abultada entrepierna, Laurence dejó escapar un sonido, el vicerrector seguía besándolo, se separó del chico lentamente:

- este será un secreto entre tú y yo...entiendes?..cómo decirlo...disfrutaremos nuestro estancia aquí...ya que nadie puede salir de la academia, serás mío....

Y sin decir nada más, Karol se acomodó su entrepierna y siguió su camino, pero volvería..sí que le gustaba aquel chico.

Laurence miró con desconfianza al Vicerrector, sabiendo claramente sus intenciones. Sin embargo, su miedo le hacía permanecer petrificado, no podía reaccionar ni moverse. Sólo se quedó mirándolo con temor mientras sentía que el corazón se le iba a salir del cuerpo en cualquier momento debido a la velocidad acelerada que latía.

Pero entonces las manos de Karol lo tomaron y antes de que pudiera hacer algo le besó. Intentó apartarlo en un principio, como un acto impulsivo. Pero Laurence se encontraba débil y uno de sus brazos tenia un corte, por lo que sus intentos fueron inútiles. Aquello era demasiado, mantuvo sus labios inmóviles mientras Karol invadía su boca con su lengua. Una lágrima brotó de sus ojos ante la impotencia y la rabia que le generaba aquel hombre. No podía hacer nada, ¿Quién le creería? 

Una mano indiscreta se acercó a su entrepierna y Laurence lanzó un grito ahogado, esperándose lo peor. Pero entonces Karol se separó de él lentamente. 

Lo miró con los ojos bien abiertos, con miedo, mientras temblaba. Sin embargo, cuando pensó que lo peor había pasado, las palabras del Vicerrector le cayeron como un balde helado ¿Cómo que no podía irse? ¿Que sería... suyo?

Supo que aquel hombre iba a volver. Laurence no dijo nada, sus palabras no salían de su boca ni tampoco lo intentaba. Lo observó marcharse mientras empezaba a gimotear, asustado. Las lágrimas le brotaron enseguida, mientras su cuerpo temblaba de manera desenfrenada. Se miró las muñecas, sus marcas, su venda. De repente sentía la necesidad de hacer una nueva, aliviar su dolor emocional por algo más sencillo, un dolor físico. 

-¡No! - Exclamó, apartando esos pensamientos. Había tenido suficiente. Si no reaccionaba pronto aquella escuela iba a acabar con él.

Tomó sus cosas con nerviosismo y salió corriendo hacia el interior de la Academia, sin saber a qué rumbo se dirigía, con la vista nublosa por las lágrimas. Necesitaba a Alvar, y rápido.