Partida Rol por web

Todos los estudiantes salieron de la Torre Nîvea luego de la clase, esa clase que les había dejado tantas cosas extrañas en la cabeza, no solo por la información que la profesora puso en sus cabezas sino por todo eso del viento, y los murmullos, cada minuto se hacía más dificil estar en esa academia, y no sabían como lidiar con las cosas, con esas cosas que aunque pudieran ser normales para algunos de los estudiantes, no eran ormales para el resto de los estudiantes, todo se tornaba oscuro, y ellos no esperarían más tiempo, ni siquiera una semana de clase pra expresar su furia hacia la Generación de los XXV, los malditos XXV...

El Profesor Levi, muy contento por comenzar su clase, iba camino del salón desde la sala de profesores con una sonrisa de oreja a oreja, necesitaba enseñarles bien a los chicos, un manejo total de su cuero para estar preparados cuando todo comience, una simple clase que en realidad les enseñaría muchas otras cosas sin ellos saberlo, una clase donde el contacto físico de piel con piel, despertaría muchas pasiones, sentimientos que ni siquiera el más solitario pensaría poseer o despertar en algún momemento de su vida y el profesor no sería indiferente a todo ello, todos quedarían envueltos en este mar de confusiones y problemas.

El Salón de los Espejos, en el pasillo del cuarto piso  era un lugar bastante amplio y muy hermoso, ornamentado al estilo antiguo austriaco del siglo XVII, no podía ser más rememorador de los recuerdos de aquel palacio, el palacio que nunca encontraba el mañana, el palacio que siempre dejaba...morir.... Aunque eso no debería ser una excusa para no llevara a cabo los cometidos de dicha generación.

Zarachy trató de no caerse al suelo cuando encontró aquella aula, tal y como era, parecía ser prácticamente perfecta. Sabía que el instituto, era muy prestigioso, de por sí, pero no se esperaba algo tan grandilocuente. Sacudió la cabeza. Era momento de pensar en los alumnos, que llegarían en breves instantes, cargados de preguntas. Zarachy vestía el mismo traje gris con corbata azul, no había decidido ponerse más cómodo para estar en clase, quizá en clases posteriores. Ensayó un segundo sus palabras para cuando llegasen los alumnos. 

Voy deprisa, espero no haberme despistado entre tantas aulas. Doy algunas vueltas hasta que por fin la encuentro. Entro y me doy cuenta que sólo hay un chico y por como iba vestido sería mi profesor.

Buenas...-Dije un poco cortada, ¡Había sido la primera en llegar! Se iba a llevar una imagen de pelota o no sé... Bueno ya estoy aquí, no puedo hacer nada...

Me dirijo hacia el último pupitre de la última fila, y me siento. Saco un libro que me encanta El resplandor, de Stephen King. Empiezo a leer por donde me habia quedado anteriormente.

Tras salir de la clase anterior empiezo a mirar por donde estaría la siguiente clase. Tras estar minutos dando vueltas por los pasillos, encuentro la clase y me doy cuenta de que esta el profesor y una chica sentada en la última fila y leyendo.

-Muy buenas. - Miro al maestro y muevo un poco la cabeza como gesto de saludo. Luego me dirijo hasta el final de la clase, poniéndome delante de la chica que hay sentada en los últimos pupitres y decido sacar libro, libreta y bolígrafo. Tras ello me acomodo como puedo en la silla y espero a que vengan más compañeros para que el maestro pueda empezar la clase.

Expresión corporal iba a ser su clase favorita, de hecho la esperaba con ansias; Clement era muy bueno en ello. Pero el humor que le dejó, de nuevo, su no-imposible-y ya condenada-no(denuevo)-relación con la profesora Fossati, lo traía cabizbajo y casi como uno de aquellos fantasmas que tanto estaban apareciendo últimamente.

Parecía que ni siquiera se había fijado en la decoración al entrar, solo murmura un "buenos días..." sin levantar la cabeza y pegarse a una pared y quedarse rescostado en ella.

Caminando por los pasillos junto a Alvar, sosteniendo sus libros con sus brazos a la altura de su pecho, Laurence se dirige al Salón de los Espejos, la clase de Expresión Corporal. Lo que había sucedido en la clase anterior había sido bastante extraño, pero confiaba en los dones de Alvar para poder encontrarle una explicación.

-Su presencia debió haber sido atemorizante - Comentó Laurence a su amigo, estremeciéndose al imaginarse la descripción que Alvar le había dado de aquella aparición fantasmagórica, mientras entraba al Salón de los Espejos - Me pregunto que habrá ocurrido con ella. Digo... ¿Habrá... fallecido en la Academia? - Preguntó, bajando la voz.

Dirigió por primera vez un vistazo al salón que tenían por delante, mientras abría los ojos con sorpresa. Aquel lugar era realmente maravilloso y no dejaba de sorprenderlo. Sin embargo, la presencia de múltiples espejos y el hecho de poder contemplarse muchas veces y de distintas perspectivas hace que se ponga algo nervioso, pero no deja que se le note. Simplemente da unos pasos atrás, aún cerca de Alvar, para que los espejos se quedaran lejos de su campo visual.

Sali de mi primer clase un poco rapido y luego voy corriendo a la nueva, esperaba que estuviera un poco mas interesante aunque todavia era el primer dia.

 Al entrar miro a Laurence y le sonrio, era el unico que conocia mas bien y eso era porque eran compañeros de cuarto.

- Profesor perdone la demore es un poco grande este lugar.

Alvar camina junto a Laurence, disfrutando del paseo por grandes corredores llenos de alfombras, ornamentaciones y lujos. El aura de lo viejo y noble (es decir moho, humedades y crujidos de asentamiento).

-Su presencia debió haber sido atemorizante 

No fue para tanto. Se sonroja un poco pensando que con su talento sobrenatural a Laurence esa mentira no iba a colarle. Aunque no puede decir que tenia miedo, se lo impiden años de negarlo y ese estúpido orgullo familiar. 

Me pregunto que habrá ocurrido con ella. Digo... ¿Habrá... fallecido en la Academia? 

Otro motivo más para investigar acerca de que alumnos y profesores ha habido antaño en este lugar. a ver si la próxima vez nos dejan al menos tocar un libro sin que comience un maremoto sobrenatural.

Cuando entran en la sala ambos se quedan paralizados, y agradece la presencia de un amigo cerca. No le gustan los espejos, son como ventanas a otro sitio, muy parecido a este y habitado por seres que se nos presentan como si fueran iguales a nosotros, pero no lo son. Se trata de un miedo infantil, Alvar ya tiene una edad y no anda asustandose cada vez que tiene que afeitarse. Pero procura evitar el contacto ocular consigo mismo. Recuerda que cuando estaban en casa de su abuela materna, murió cunado Alvar era un niño, ella hacia que, al ponerse el sol, los criados cubrieran con sabanas los espejos del caserón, prohibiendo retirarlas hasta el amanecer siguiente. Quizá por eso estoy tan tocado por la superchería, no hay nadie racional en toda mi infancia...

Su proceso de racionalización se interrumpe cuando recuerda la entidad de la clase de filosofía. Bueno, atendere a la clase y cuando los espejos estallen o alguno de los reflejos empiece a moverse de manera diferente al alumno que los proyecte... simplemente me reire de lo que hacen algunos por llamar la atención. 

-Diez marabedies de oro* a que algún reflejo le dice la palabra "maldito" a quien esté delante. Dice  a modo de saludo ¿Por qué me pongo en este plan?**

La anterior clase había terminado siendo una locura. - ¿Es qué acaso todas las clases iban a ser así? Al menos que nos explicasen qué es lo que ocurre realmente porque tanto misterio me está matando.- Pensé mientras me dirigía a la siguiente aula. 

Golpeé varias veces la puerta y la abrí entrando en la sala. - Hola. - Dije mientras cerraba la puerta tras de mí. 

Caminando hasta uno de los pupitres de atrás algo llamó mi atención. Había una chica que estaba leyendo uno de mis libros favoritos, sin duda tenía buen gusto. Sonreí al verlo y me acomodé en una de las mesas libres que había a su lado. Aquel libro me lo había leído unas cuatro veces si mal no recordaba. 

Eché mi cuerpo para atrás posándome en el respaldo de la silla y los dos brazos encima de la mesa jugando a dar pequeños golpes en ella con mis dedos. 

Veo como muchos empiezan a llegar, un chico se ha sentado delante y una chica al lado mia. Me tenso un poco y guardo el libro en lo más interesante... Miro a la chica de mi lado, parece simpatica.. Aún no he hablado con muchos de mis compañeros. Suspiro y la miro, creo que antes miro mi libro.

Hola, soy Mary Ann. Te puedo dejar el libro cuando gustes, Stephen King es uno de mis escritores favoritos, además de Agatha Cristie por supuesto.- Le extiendo la mano en señal de saludo, aunque al principio dude. Todavía me acuerdo lo que me paso cuando se la di a Clement.. Pero esta chica rubia parece lo contrario que él.

Aunque ahora que me fijo también esta en la clase y parece decaido... ¿Qué le pasará?

Pare mis dedos cuando escuché a voz de aquella chica que parecía dirigirse a mí. Giré mi cabeza para mirarla y sonreí. 

Muchas gracias, es uno de mis escritores favoritos también, tengo muchos de sus libros en casa aunque aquí solamente tengo el de It. Si alguna vez te apetece leerlo no dudes en pedírmelo. - Hice una pausa estrechándole la mano. - Yo me llamo Chloé, encantada. 

Parecía que compartíamos gustos semejantes y no se le veía mala chica, quizás podríamos llegar a ser amigas. 

Después de clase de filosofía, Resha salió notablemente aburrida. No captaba para nada su atención aquella clase, aunque a otros alumnos parecían salirse los ojos de las órbitas, ella parecía disfrutar más con el techo de aquel habitáculo. 

El camino hacia el salón de los espejos era tedioso. - ¿No podían ponerlo más cerca? - Suspiró Resha, que al llegar ya se encontraba levemente cansada. No estaba acostumbrada a ese tipo de esfuerzos, y no le sentaba demasiado bien.

Volvió a meterse a toda prisa en clase, pero esta vez, si dejó por lo menos unas palabras. - Hola a todos, ¿Llego tarde? -

No tomó asiento, no parecía ni que allí se fuese a impartir clase, ni que estuviese dotado como una clase normal, probablemente expresión corporal no trataba de lo que ella estaba pensando.

Cuando Zarachy pensó que ya habrían venido la mayoría de los alumnos, o los alumnos en su totalidad, comenzó a hablar.

- Bien, Buenos días a todos, me llamo Zarachy Levi, y voy a ser vuestro profesor de expresión corporal. Soy capaz de saber muchas cosas de vosotros sólo por los gestos que soléis utilizar, si mentís, si decís la verdad. Y bueno, creo que lo más lógico para que os introduzcáis en este bello arte, es una pequeña clase con un poco de roce, para ir introduciendo en materia.

Se queda pensando una fracción de segundo, para ir eligiendo los grupos, para poder saber qué convendría más, aunque realmente no se ha fijado mucho en ellos durante el viaje, así que es bastante improbable. - Tres chicas y cinco chicos... mmmh...¿Cómo hago yo ahora esto? - El profesor suspira, y alza la cabeza.

- Creo que está decidido. Bartholf hará pareja hoy con Ann. Las parejas pueden ser mixtas, o sólo chicos, o solo chicas. Armagnac va con Luke, Parker iría con...- Vuelve a hacer ese pequeño esquema en su cabeza, para volver a reordenar ideas. - Con Brown. Y los dos restantes, Von Krauser y Crawford harán el ejercicio juntos.

- ¿En qué consiste el ejercicio? Esa es la pregunta que quizá os estáis haciendo. - Carraspea, para aclararse la garganta. - Bien, tenéis diez minutos para pensar una canción entre cada una de las parejas, decírmela a mí, e interpretarla de manera muda, para ver si lo otros consiguen adivinarla. Quizá si es una canción muy expresiva, puede resultar más sencillo, aunque no creo que todos acertéis, me parece un buen ejercicio de calentamiento. Hacedme vibrar, sentir lo que vosotros sentís, sólo por el movimiento.

Dicho esto, el profesor se queda expectante, a ver como comienzan a trabajar los grupos, con una sonrisa de oreja a oreja

Le sonrio amablemente a la chica.

Quizás luego podamos hablar..- Le susurro al ver que el maestro empezaba a hablar. Mire detenidamente al maestro, era guapo. Y sexi. 

Poco a poco empezó a explicar el ejercicio. Cuando escuche que me toco con Clement sonreí. No me apetecía estar con un desconocido, aunque hubiese preferido a Chloé. De la nada me levanto y me siento en una mesa contigua a Clement.

Buenas... ¿Qué canción podemos escoger?- Le pregunto con una media sonrisa.

Nota que Mary se acerca, justo quería hablar con ella... 

La mira de reojo, apenas distinguiéndola entre sus cabellos rojos, ahora sueltos. Tenía la mirada muy triste y la voz también -oye... quería disculparme... me he dado cuenta de que no controlo del todo mis capacidades.... a veces simplemente transmito buenas sensaciones por que alguien me parece simpático o agradable... y eso creo que te lo hice, estuvo muy mal... entiendo si no quieres trabajar conmigo o volver a hablarme...- luego de eso se queda callado, con la mirada baja y sin verla más.

Tras escuchar el ejercicio, me puse a buscar quien era con la persona que me había tocado. - ¿Quien es Parker? - Digo levantando un poco la voz y sentándome en la mesa. Mientras esperaba la respuesta veo que Chloé esta sentada en la mesa de atrás. - Hola, ¿ así que te gusta  Stephen King? - Hago una pequeña pausa para girarme hacía ella. - No se mucho de él, ¿podrías hablarme un poco de él? - Sonrío tras decir esto.

Parece que dos de sus compañeros son muy cultas... ¡Stephen King! Eso era de hace tres, casi cuatro siglos. Lo intento una vez, en una clase de historia de la literatura, pero esas antigüedades usan un lenguaje tan diferente al de ahora que le resultan imposibles de asimilar. Además Alvar no siente un gran interés por la lectura. Pero, al menos, esto le sirve de inspiración. Se acerca mas a Laurence.

Hablando de clásicos de mitad-final del siglo XX... (Le susurra algo al oido)

(muy en susurro: ) Te deseo con locura... (en susurro normal: ) ¿Como se llama el negro ese que se volvió blanco y que lo ponen caminando hacia adelante mientras se mueve hacia atrás en todos los reportajes de historia?

Alvar parecía compartir su incomodidad por los espejos, pero aquello era algo más grande. Alvar tenía miedo e intentaba disimularlo. Lo miró con un gesto compasivo, aunque no quería incomodarlo. Parecía un chico orgulloso y que le mostraba fortaleza al resto de las personas. Se mantiene a su lado, casi pegado a él, mientras que el profesor explica la actividad.

En su rostro aparece una pequeña sonrisa cuando el profesor dice que le toca con Alvar. Le resultaría mucho más sencillo hacer algo con él o con Luke y Clement, con quienes tenía cierta confianza, que cualquier otro compañero, con quienes no había intercambiado ninguna palabra. Sin embargo, no pudo evitar quedarse perplejo al escuchar la actividad que el profesor tenía preparada para ellos. Iba a ser bastante difícil para Laurence, él era una persona que se expresaba mediante el dibujo o la pintura, pero no gesticulando o con su cuerpo. Traga saliva y mira a Alvar con nerviosismo e inseguridad, quien se acerca a él para hablar en secreto. 

No puede evitar ponerse rojo ante aquel primer comentario de Alvar. Parecía que quería provocarlo y ponerle nervioso, como si disfrutara de aquello. Aunque no lo admitía, a Laurence también le gustaba y se sentía halagado.

-Alvar, no es el momento... - Fingió enfado pero por más que intentara morder sus labios, no podía reprimir aquella tonta sonrisa que le había causado el comentario osado de Alvar - Creo que se llamaba Michael Jackson ¿Por qué?

Se quedó cerca de él, mirando su cuello de reojo. Con unas ganas incontinentes de poder morderlo, de besar sus labios...