Partida Rol por web

-La duda ofende -contesté a danny mientras metía la mano en el bolsillo trasero de mmi pantalón y sacaba el encendedor-

Lo encendí varias veces comprobando que fincionase y luego les pregunté:

-¿Pero sabemos ocmo son las plantas esas? porque yo realmente no tengo ni idea. Como mucho os identifico una lechuga en la tienda y eso si lleva el cartel puesto.

- Las plantas aromáticas son muy "difíciles" de reconocer, Jack. Pero no te preocupes, que hay un truco. Si huele, es aromática; si no, no. ¿Crees que serás capaz de recordarlo?

Y, para muestra, Danny sacó unas ramitas que llevaba en el bolsillo de las que había cogido, y se la ofreció.

- Mira, esto es ajenjo. Hay que buscar plantas parecidas a ésta.

-Me estoy dando cuenta de que cuando voy al wc me transformo en aromático, jajajaja.

Olfateo la planta:

-Vale entendido como va esta planta...

Danny mostró las plantas a los niños y estos las reconocieron en seguida. Había muchas como aquellas en los Barrens, de hecho, cerca de donde habían muerto Emily y Paul había unos grandes matorrales llenos de aquella planta. Probablemente los niños hubiesen pretendido cogerlas...aunque  no habían llegado a tiempo. Los niños se dividieron entonces en dos grupos: uno fue a buscar ramas para encender un fuego y otro a buscar las plantas aromáticas.

Veinte minutos después, los niños tenían todos los materiales a sus pies. La madera mas seca que habían podido encontrar (aunque estaba bastante verde, por lo que soltaría mucho humo) y un montón de ajenjo, que habían llevado utilizando las camisetas como cestas.

Bueno.- Dijo Martin mirando alternativamente a sus amigos y a las ramas que habían amontonado en el suelo.- Parece que ha llegado el momento.

El robusto niño se sentó en el suelo con las piernas cruzadas como había visto en el cine hacer a Toro sentado.- Jack, ¿Haces los honores?

Asentí ante las palabras de Martin.

-Por supuesto amigo, todo sea para evitar tu sacrificio, pero si luego llegamos oliendo a humo a casa nos estaremos arriesgando a un castigo ejemplar.

Me giré y cogí un papel de periódico que había en el suelo y le hice forma de churro. Me pasé el mechero a mi brazo lisiado y lo encendí acercando el papel hasta que las puntas comenzaron a prender. Entonces les miré a todos con cara misteriosa y lo puse debajo de los hierbajos que teníamos, y de repente prendió con gran fuerza y estrépitos ante nuestros ojos. Miraba el fuego muy fijamente y se reflejaba en mis ojos dándoles un brillo espectral...

Teníamos todo, pero yo tenía un nudo en la garganta que no me dejaba decir nada. Estaba asustada y confundida, pero a la vez estaba nerviosa ante la perspectiva de descubrir algo que nos ayudase.

Que Jack nos recordase justo antes de encender la montaña de ramitas que oleríamos a humo no me ayudó. ¿Qué podía hacer para evitar que Phil lo notase? Si estaba durmiendo no habría problema, lavaría la ropa, pero si no...

"Tal vez puedo "caerme" en agua..."

mientras pensaba eso miraba como el fuego empezaba a crecer y cómo Jack parecía excitado con la visión. Yo en cambio, di un paso hacia atrás: si el fuego se le descontrolaba no quería que me quemase.

El chico miró el fuego con desconfianza, desde un par de pasos de distancia. Seguía sin pensar que aquella cosa fuera a servir para mucho... Además de que era un ritual pagano, y eso lo hacía algo peor. Desde luego, si los sacerdotes se enteraban, seguro que se enfadarían, o al menos le dirían algo respecto a no confiar en esas supersticiones. Pero claro, también habían negado que hubiera pasado nada en la capilla, y él sabía lo que había visto... E intuía que no era fruto de los vapores de la pintura o del barniz...

- Venga, sentaos en corro, como hacían los indios. -les dijo Danny, que recordaba el texto que les había leído Martin. Miró en particular a Lissey que parecía apartarse asustada de la hoguera que comenzaba a arder y trató de infundirle valor con su mirada, una vez que él, a su vez, había reunido el suficiente para mirarle a los ojos.

Con la primeras volutas de humo el refugio comenzó a oler fuertemente al aroma de las hierbas. Danny intentaba respirar rítmicamente, para no perder los nervios; a medida que pasase el tiempo, aquello se iba a volver cada vez más irrespirable.

- El que más aguante tiene premio. Ánimo, que esto no puede ser peor que uno de los "escapes" de Jack. -bromeó con la voz temblorosa, mientras miraba el corro que habían formado y que comenzaba a desdibujarse a sus ojos producto del fuego y del humo.

Mi respiración sonaba cada vez mas fuerte, mas ronca, mas tensa y mis ojos se inyectaban en sangre por momentos y de repente... comencé a toser fuerte con una tos seca.

No se para que me pico con estos...

Las ramas verdes, encencidas con el mechero de Danny y el periódico que Jack había encontrado comenzaron a arder llenando la estancia de un espeso humo gris oscuro que se metía por todas las cavidades de la cara. Los ojos de los niños se estaban poniendo cada vez más y más rojos y las gargantas comenzaron a arder como si tuviesen fuego pero ninguno de los que allí estaba parecía estar a punto de desmayarse, pese a las toses persistentes de Jack, que sentía como si un erizo caminase por su laringe... 

Continuaba tosiendo hasta que salió un hilo de baba disparado pro mi boca e intenté alcanzarlo con las manos, pero fué imposible, entonces además de toser me entró la risa.

Aquello iba de mal en peor...

Chester no tardó mucho en empezar a toser. Si las plantas ya olían por si solas, su humo era aún más penetrante, y pronto sintió como le lagrimeaban los ojos, aunque intentó mantenerse en su sitio. Sin embargo, sabía que no iba a poder aguantar mucho. 

Danny ya no veía nada más que imágenes deformadas por el humo y por sus propias lágrimas, que comenzaban a empañar sus ojos cada vez más irritados.

Continuó respirando lenta y rítmicamente, intentando que los esporádicos accesos de tos no le desconcentrasen de su tarea de aguantar lo máximo posible.

Al igual que el resto, comencé a toser y los ojos me picaban cada vez más. Era como si me hubiese comido un hormiguero y se estuviesen dedicando a corretear por mi garganta, un millón de hormigas como mínimo, y la mitad mordía con sus pinzas.

"Esto no es bue, no es bueno..."

Sabía que no iba a ser yo la "ganadora", pues me empezaba a encontrar mal, muy mal. No había sido buena idea, no lo había sido...

El humo empezó a llenar el refugio, al principio Martin no lo notó, pero cuando quiso darse cuenta, sus ojos le lloraban impidiéndole ver y cada segundo que pasaba le costaba más y más poder respirar con normalidad.

Desde que descubriera hacía días aquella cajetilla de tabaco tirada en el suelo había pensado como sería fumarse uno de aquellos pitillos, pero ahora entre todo el humo que se acumulaba, tenía claro que tardaría en probarlos.

Los niños comenzaron a toser violentamente, estaba claro que aquello no era un juego y que si no salían pronto de allí morirían asfixiados. Poco a poco, siendo Jack el primero y Martin el último, justo detrás de Lissey, salieron de la cabaña dejando a Danny solo. La primera bocanada de aire puro les supo a gloria pero pronto se dieron cuenta de un pequeño detalle. Si Danny perdía el sentido ¿Cómo se iban a dar cuenta de ellos?De cualquier modo, en aquellos momentos estaban demasiado débiles como para ponerse a pensar muy seriamente, lo único que les apetecía era quedarse tirados en la tierra respirando aire puro. Una pequeña columna de humo gris salía de la puerta oculta de la cabaña.

Danny estaba demasiado débil para moverse, pero pudo oír con claridad como ss amigos iban saliendo uno a uno, incapaces de respirar. ¿Qué pasaría entonces con él? ¿Iba a morir? El humo fue nublando su mente, penetrando en los pulmones y robando el poco oxígeno que quedaba en su interior. Poco a poco la luz de la salida se iba tornando oscura, como si se estuviese haciendo de noche... Solo que Danny sabía que no se hacía de noche. Se estaba muriendo. Al poco rato, la oscuridad le invadió; ya no había nada en lo que pensar.

Casi un minuto después de aquello, el niño abrió los ojos, aún rojos e irritados. Sentía el aire enrarecido pero al menos podía moverse. Seguramente los demás le habrían sacado de la casita. Se giró para buscarlos y, entonces se vio en un paraíso. Había un río cerca, y un montón de árboles y plantas por todos lados, muy diferente al estercolero en el que habían construido el club. Se oía el murmullo de un río cercano y los gritos de un águila que debía de estar cerca.

Cuando se fijó un poco más, localizó al águila....solo que no era un águila común, ni un águila calva. Era un monstruo prehistórico de un tamaño suficiente para llevarse un vaca volando. Sin poder creerse lo que veía, con los ojos vidriosos giró la cabeza y contempló horrorizado como un tiranosaurio rex devoraba los restos de un reptil aún más grande que él. Todo parecía indicar que no se había movido de sitio, sino que había viajado en el tiempo. Justo cuando comenzaba a acostumbrarse a la idea, un súbito revuelo le hizo agacharse de nuevo en el mismo sitio donde estaba y mirar a todas partes. Aquellos enormes animales huían aterrorizados y pronto, Danny vio la razón: un enorme asteroide se acercaba velozmente hacia ellos. 

La explosión fue enorme, pero el niño no sufrió daño alguno, sino que se quedo perplejo en el suelo mirando el desastre que había organizado el asteroide. Guiado por una extraña idea, el chico se acercó al a la zona del impacto....y allí estaba: una especie de torre o cápsula de dimensiones  anormales y de un color negro obsidiana que se hundía lentamente en el barro formado por la tierra y la destrucción del cauce del río. Las nubes se levantaban en un fuerte color rojizo mostrando formas inidentificables, mientras que, un poco más lejos se veía una nube de amarillento azufre en forma de tortuga que parecía amenazar a la nube roja.

El tiempo comenzó a pasar entonces a una velocidad apabullante, Danny pudo ver como el asteroide terminaba hundiendose en el barro, como la hierba crecía y los animales, poco a poco volvían, desde los terribles caimanes hasta los inofensivos conejos. Vio como millones de bestías nacían y morían y vio como unos hombres vestidos con pieles y pelo adornado con plumas se asentaban. Vio como un grupo de indios formaban un circulo y se ponían a cantar, parecía que estaban haciendo un ritual, y vieron como la zona de tierra quedo marcada. Ese grupo se dirigió hacia un lugar cercano y se metieron para nunca salir. Vio como el resto de los indios huía de aquel lugar. De este modo Danny fue reviviendo todos los extraños hechos que habían ocurrido en Derry a lo largo de los años, las veces que alguien había tratado de entrar a esa extraña cueva, probablemete para parar los desastres que ocurrían. Pero nadie salía nunca de la cueva. Solo una vez vio salir a un grupo de niños, donde reconoció a su abuela. Llevaba un tirachinas en la mano y algo que brillaba como la plata en la otra. En un último momento, al niña se giró y disparo con el proyectil al interior de la cueva. Se oyó un rugido terrible y después silencio. Danny esperó a ver como su abuela y sus amigos vencían de nuevo al monstruoso que tanto tiempo llevaba atormentando Derry, pero, cuando llego el momento volvió a sentir los ojos enrojecidos, el resquemor en la garganta y el pitido de los oídos.
No estaba muerto, pero si no salía de aquella alucinación ya, pronto lo estaría.