Partida Rol por web

Cuando Danny abrió la puerta vio a su abuela sentada en la cama con su camisón blanco, miradolo con sus claros ojos azules aunque cómo siempre Danny dudaba si le miraba o simplemente miraba al vacio. La anciana no mostraba ningún signo de maignidad en ella y parecía lo que era. Una simple anciana que acababa de recuperarse de un mareo.

- Hola yaya... ¿Qué tal te encuentras? -el chico no las tenía todas consigo, pero la claridad de los ojos y la aparente tranquilidad que mostraba la anciana le hizo respirar más tranquilo- Toma, es para ti, el ramo más bonito que había en la tienda. -se lo tendió- Feliz cumple, yaya. -dio un paso más para acercarse a darle un beso, sin dejar de vigilar aquellos ojos que todavía miraban fijamente a la puerta, como si nadie hubiese entrado.

Nada ocurrió esta vez, una leve sonrisa al contacto de los labios del chico con la mejilla de la anciana. Nada más. Pero cuando el niño salió de la habitación la yaya volvió a hablar con el mismo tono ido con el qeu solía hablar y diciendo las mismas incoherencias que de costumbre.

-Las alcantarillas son lugares fríos... y tienen luces de colores.....No me gustan las luces de colores

- Sí, yaya... las alcantarillas. -le respondió a la par que se iba separando de ella.- Buenas noches, yaya, que descanses.

Danny salió de la habitación y cerró la puerta, aliviado. El recuerdo de la otra yaya permanecía en su cabeza, su mirada diabólica, sus dientes hambrientos. Entró en la habitación de sus padres, decidido a no volver a estar solo y se quedó bajo el marco de la puerta, observando cómo acababan de acomodar su colchón.

Aquella noche, Danny tardó horas en dormirse aunque no se movió tratando de fingir ante sus padres que dormía mientras sus padres fingían que pensaban que estaba dormido. Danny no podía quitarse de la cabeza a la otra yaya, la yaya que había intentado...¿Qué había intentado? Danny prefería no pensar en ello y desde luego tenía clara una cosa. No podía contar nada a sus padres ni a nadie o le meterían en un manicomio de esos que salían en las películas. El niño trató de relajarse y no pensar que al día siguiente  le tocaría dormir solo, pues sus padres iban a negarse en redondo y se acurrucó aún mas bajo las mantas en la improvisada cama que le habían preparado sus padres.