Partida Rol por web

Puse otra vez las uñas y repetí:

¡ÑIIIIIIIIIIIIIIIII!

-Yo no, que soy débil y si hay que ayudar no podré, danny en cambio es un tiarrón fuerte. -levanté las dos cejas a al vez mientras miraba a Danny- ^^

- ¡PERO PARA CON ESO BURRACO! - le dije mientras iba corriendo hacia él para darle un empujón.

Al ver a Lissy hecha una fiera corro y me escondo detrás de Martin agarrándolo por los brazos y utilizándolo de escudo.

-Ese sonido es bueno para la sinusitis, deberías agradecermelo -le dije convencido-

En cuanto noté que Jack se ponía a mi espalda y me cogía por los brazos me gire y con un - Suelta Jack - y un empujóncito lo separé de mi.

¿Qué sentido tiene haber venido hasta la torre para investigar si ahora que parecía haber alguien dentro se ponían a discutir como niños pequeños?- Pensó Martin. La torre le daba miedo, sentirse vigilado más y el chirrido le ponía los pelos de punta, pero...- Mierda, mierda, mierda.- Se reprendió seguro de que lo que iba ha hacer era un completo error. Sin pensarlo más, el robusto niño comenzó a escalar la torre, sabía que aquello era una mala idea, que ser un héroe no traía más que problemas y que seguramente cuando abríera la tapa no encontraría más que un payaso con los dientes podridos dispuesto a comérselo. Aún así, no podía dejar a alguien ahogándose dentro de aquella torre y no hacer nada.

Sudando, Martin consiguió llegar a la parte superior del deposito. Era curioso, pero siendo el niño más gordo del colegio era el que estaba haciendo más ejercicio en los últimos días. Finalmente, tras cinco minutos de considerable esfuerzo, sudores y ataques de pánico pensando que iba a estrellarse contra el suelo, el gordinflón estaba arriba. Sin perder tiempo se puso a examinar el lugar donde estaba y no tardo en descubrir una trampilla que se abría hacia arriba y que al soltarla se cerraba automáticamente. ¿Sería posible que un niño se hubiese caído allí poco antes de que ellos llegasen?Quizás al oír ruidos había tratado de esconderse y ahora estaba encerrado y, a juzgar por el olor a humedad, aquello debía estar lleno casi hasta el máximo.

Desistí en mi carrera por pegar a Jack. Había caído en su trampa y en lugar de hacer algo útil iba a perder el tiempo peleándome con él. Por eso me detuve cuándo Martin empezó a subir y le miré impaciente y estresada a medida que subía. Era cómo si nunca fuese a llegar arriba del todo... Pero llegó, y cuándo lo hice no creo haberle dado tiempo a respirar antes de hablar.

- ¿Qué ves Martin? ¿Hay algo...alguien? ¡Cuidado no te caigas, cógete bien!

Chester había temido en varios momentos que Martin se iba a caer, y que tendrían que llevar a su amigo al hospital o algo. Pero había conseguido llegar hasta arriba, y ahora el resto estaban impacientes a los pies del depósito, esperando que Martin pudiera decirles algo. 

-¡Sí, cógete bien! ¡Si necesitas ayuda dilo, quizás podríamos intentar subir!

Miraba hacia arriba con la boca semiabierta y me puse la mano en forma de megáfono:

-¡Ahora da dos palmadas y mira hacia abajo!, jijijijijiji, -luego le dije- En serio, ¿ves algo?, ¡si quieres saber la profundiad tira algo o escupe y esperaa ver cuanto tarda en sonar!

El gordo Martin había hecho lo que querría haber hecho él, pero que su temblor de piernas y miedo a las alturas le había impedido.

El caso es que era su amigo el que ya estaba allá arriba y todos esperaban que les dijese qué es lo que veía y si necesitaba ayuda. Danny miraba expectante hacia lo alto, sin poder evitar que todo aquello le siguiese oliendo muy mal.

Esto es un error, esto es un error, esto es un error.- Pensaba Martin, muerto de miedo, pues pensaba que el payaso asesino se le echaría encima en cuanto abriera la trampilla.

De todas formas, no tenía sentido echarse atrás después de todo lo que le había costado subir,. ¿Hay alguien?- Pregunto por la pequeña rendija que dejaba la trampilla, deseando escuchar una voz diferente a la que había oído en su cuarto de baño, en las alcantarillas o en sus propios sueños.

Un sonido de un sollozó y unas toses llegaron a oídos de Martin, que temblaba encima del depósito.

El robusto niño sabía que lo que se disponía hacer era un completo error, que debería bajar por el lugar por donde había subido y olvidarse que había estado allí.

Pero eso era lo que habría hecho el antiguo Martin, el nuevo acababa de ver morir a dos de sus nuevos amigos y no quería volver a pasar por eso. Así que obligándose a acallar la voz interior que le decía que si abría la trampilla sería el siguiente muerto, reunió fuerzas y la abrió.

Martin no estaba muy desencaminado cuando se decía a si mismo que era un error abrir la trampilla. Nada más hacerlo le invadió un olor a putrefacción y la visión que tuvo ante él fue realmente dantesca. Una especie de pseudohumano, o más concretamente una especie de adolescente con la piel verdosa y ajironada le miraba desde abajo estirando el brazo. Aquel ser estaba desnudo excepto por una rasgada camiseta que tenía una mancha rojiza. Una macabra sonrisa iluminaba su rostro, al que le faltaba un pedazo de labio, como si alguien se lo hubiese arrancado. 
Te lo dijimos aquel día Martin...Todos flotamos... Ven...

Ahhhhhhhh- El grito de terror fue claramente audible por todo el mundo. Sabía que no debía abrir la trampilla, y aún así su estómago no estuvo preparado para lo que vio dentro de la torre.

Sin poderlo evitar, la panceta, los huevos, el bacón, las patatas fritas, las salchichas y todo el pan que había desayunado acabó dentro del agua putrefacta. La trampilla se cerró sola cuando Martín la soltó para sujetarse a la estructura y evitar caerse.

Continuaba mirano hacia arriba y di gracias al señor para que no hubiese vomitado sobre nosotros, aunque traté de animarle poniéndome otra vez la mano como un megáfono:

-¡Si estaba bueno cuando entró también lo está cuando sale!, ¿qué es lo que hay ahí dentro?

¡BAM BAM BAM!

Volví a golpear el depósito a ver si contestaban.
 

El grito de Martin me asustó a mí también y no pude evitar soltar un chillido agudo. Pero no duró mucho, porque cuándo se puso a vomitar me entraron arcadas y tuve que apartar la vista para no acompañarle yo también. Y Jack, cómo no, tenía que hacerse el gracioso.

- ¡Para de una puta vez Jack! - me tapé la boca al instante, sabiendo que acababa de decir una palabrota muy gorda y que no podía decirla. Me había salido sin pensar, esa no era una palabra que yo usase normalmente aunque la había escuchado a menudo. Me giré hacia Martin entonces, bajando las manos que me tapaban la boca - ¡Martin! ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda para bajar? ¡Baja ya!

Me tapé la boca con una mano a la vez que un dedo del cabestrillo apuntaba directamente a Lissey. Estaba mudo, sin palabras, había dicho un taco y de los fuertes. Dejé de mirar a Martin y contesté a Lissey con otra pregunta:

-¿Qué es una puta?

El grito del chico sobresaltó a Chester, temiéndose que se iban a quedar sin otro amigo. Parece que era algo terrorifico y asqueroso a partes iguales, a juzgar por la reacción de Martin después de gritar.

-¡Martin! ¡Martin, ¿estás bien?! ¡¿Quieres que llamemos a alguien o subamos?!-preguntó el chico, usando la mano de altavoz para intentar hacerse oír. Ignoró lo ocurrido con Lissey, pues había escuchado esas palabrotas y otras peores, aunque ya hacía un tiempo que había conseguido escaparse de eso. Además, había conseguido que Jack dejase momentáneamente de dar golpes, así que no estaba tan mal. 

- ¡Baja Martin, baja! -coreó Danny con el rostro desencajado y un nudo en el estómago que casi le daba nauseas. ¿Qué habría sido lo que había visto Martin para reaccionar así?

Y, fuese lo que fuese, ¿sería lo que Paul había querido que vieran o no tendría nada que ver?

Martín temblaba como un pudding cubierto de delicioso caramelo y sudaba como si acabara de correr media maratón aunque con la diferencia de que las giras que le recorría. Su estirada piel estaban frías como el hielo.

- Chico..... Verde.....labio.....podrido.....Chico..... Verde.....labio.....podrido.....Chico..... Verde.....labio.....podrido.....

Empezó el descenso sin pensar realmente sus actos, su subconsciente lo único que deseaba era huir lo más lejos posible de aquel lugar.

Chico..... Verde.....labio.....podrido.....

Barra a barra el rollizo niño cada vez se encontraba más cerca del suelo- Chico..... Verde.....labio.....podrido.....- Repetía sin descanso. Ni siquiera se dio cuenta que había llegado al suelo y repitió el mismo movimiento que hacía para bajar, dando con su culo en el suelo. Allí se quedó, sentado con las manos cogiéndose las piernas y la mirada perdida en el horizonte.

Chico..... Verde.....labio.....podrido.....