Partida Rol por web

Para el pequeño grupo que partió desde Barcelona el tiempo ha pasado deprisa. Durante éste año han aprendido a convivir y a sobrevivir. La caravana todavía la mantienen, junto con un pequeño suzuki jimny que hace de avanzadilla. De armas todos llevan algún tipo de arma blanca que se pueden encontrar fácilmente en ferreterías o bares de carretera (cuchillos grandes, hachas, etc.) y de armas a distancia una 9mm reglamentaria de la policía que consiguieron de un caminante, aunque las balas se acabaron hace tiempo.

Y buscando un lugar seguro y provisiones acabaron en el pequeño pueblo de Jaraba, un pequeño pueblo turístico con muchas plazas hoteleras. El rastro reciente de caminantes recién ejecutados les llevó hasta el Balneario de la Virgen de Jaraba, con la esperanza de encontrar supervivientes, pues si algo habían aprendido es que la unión hace la fuerza.

Esquivando coches accidentados que bloqueaban la carretera de subida, avanzaron con cuidado y a pie hasta llegar a la puerta, dando a parar con un pequeño grupo de supervivientes formado por dos hombres, dos mujeres y una niña pequeña que se disponían a abandonar el lugar.

Como si el destino jugara con nosotros, nada más perder a la mitad de nuestro grupo, aparece otro grupo de supervivientes. Parecía una broma macabra perpetrada por un dios con un sentido del humor un tanto negro.

A simple vista no parecían mala gente, aunque siempre había que tomar precauciones, más aun cuando nos superaban en número.

¡Alto ahí! ¡No deis un paso más! –les grito

¡Sera posible! Siempre desconfiando de todo el mundo. Si no conseguimos reconstruir una relación humana con el resto de supervivientes… ¿Por qué diablos luchamos?

Le doy un cariñoso golpe en el brazo al mismo tiempo que salgo de mi escondite tras el vehículo, quedándome a la vista.

Tranquilos. No somos hostiles. Me llamo Vanessa y este es mi marido José Antonio aunque, si queréis que os haga caso, es mejor que lo llaméis Ase.

Lo que puede pasar en un año tras el fin del mundo.

Lo que les había pasado al menos a ellos era mucho, y ninguno se parecía mucho a lo que había salido en un origen... él no al menos. Consideraba que convencer al grupo de llevarse la caravana había sido su mayor triunfo: depósito de agua y almacén de comida con ruedas, sin contar camas y habitabilidad general; ahora que eran... la mitad de los que fueron... era una gran forma de vivir. Merecía la pena los riesgos ocasionales que se planteaban cuando algún grupo con las mismas ideas quería hacerse con ella.

Sus compañeros eran más grandes que él, su compañera había trabajado de hospitalaria (la profesión más cotizada a día de hoy en el mundo entero) y su compañero podía meterse en una habitación llena de podridos y salir a la media hora intacto a base de encontrar donde no ser visto. ¿Él? No gran cosa: a aquellas alturas como todos sabía trabajar en equipo y combatir con lo que tenían, y no malamente además; tenía buen tino con el rifle, lástima que las balas fueran un bien escaso más aprovechable para la caza mayor y el hombre que el zombi. No, lo que había hecho él principalmente era saber hacer cosas. Podía haber sido un haragán sin oficio ni beneficio, pero en el nuevo mundo saber de unas cuantas cosas había sido conveniente. Sabía hacer jabones caseros. Sabía preparar vendajes. Sabía incluso cómo montar un horno con el suficiente tiempo, y más cosas. Y también había demostrado que hablar él con los otros grupos y que redundara en menos intercambio de muertes era una buena idea... bastantes veces, al menos.

¡Alto ahí! ¡No deis un paso más!

...y ahí estaba. ¿Gente? y amenazas. Y desconfianza. Lo normal. Le dio una palmadita a la culata del rifle.

-No queremos tralla si no buscáis, amigo. Haya paz.

Cualquiera de los cinco (quizá la niña no) podía saber que aquello era esencialmente lo más amable que uno se podía encontrar a día de hoy sin dejar el sentido común de por medio. De hecho, cuando el grupo se presentó el de la barba se rascó y miró a sus compañeros. Aquello no era el encuentro habitual... eran dos parejas. Habían tenido bastante más suerte en eso que los demás. Y TENÍAN UNA CRÍA.

-Buenas Ase, Vanessa. Yo soy Gasera -sonrió- Aquí mis compañeros se presentan ellos ahora... pero primero tenemos que comprobar que no nos estén emboscando -dijo con una cara como de disculpa por las circunstancias- Nada personal eh.

Hizo una seña con la cabeza a uno de sus compañeros mientras cogía los prismáticos que llevaba encima y buscaba. Aquella era la parte de hacer de pavo frío: si tenían vigía y le descerrajaban un tiro, sus compañeros los matarían a todos; pero claro, qué magro consuelo para él. Al menos estaba ya bien acostumbrado a hacer el paripé con aire casual.

Desde mi escodite tras unos coches, hablare y me dejare ver poco a poco.

-Las armas no las habeis inventado vosotros, amigos. De eso tenemos nosotros tambien. Preferiria guardarlas para las amenazas reales. Tenemos comida y somos fuertes, pero no nos sobra ni comida ni fuerza. Podriamos estar dispuestos a compartirlo todo, si nos convenceis de que compartir con vosotros lo nuestro es tan bueno para nosotros como sera para vosotros.

De momento, sugiero bajar las armas y sentarnos un rato a charlar tranquilamente y a resguardo. Llevamos horas aqui y queremos movernos, pero creo que por vosotros, podemos quedarnos un rato y ver si podemos colaborar. Si no pudieramos, podriamos seguir cada grupo por nuestro lado. No nos importaria acogeros, pero no mecesitamos mas gente salvo que sea buena gente, gente que sume a nuestra comunidad.

¿Verdad JA?

Asintió. Le parecía un discurso de pegote y barrileo como había oído otros seis, y personalmente odiaba cuando la gente le ponía como el "malo" por esencialmente tener un poco de sentido común y hacer algo que ayudaba a los dos, pero estaba acostumbrado... aunque escocía.

-Suena bien -se encogió de hombros, descansando el rifle- Miramos si nos estáis tendiendo una trampa y vosotros miráis si os estamos teniendo una, es lo mínimo que podemos hacer -y lo máximo, también, a menos que alguien tuviera poderes prescientes- Así que lo puedo ver y nos ponemos a charrar para un rato, pero... no decido yo. ¿Chicos?

No sabía lo que dirían. Eran dos hombres, dos mujeres y un crío, y estaban hablando de que ellos se unieran a su comunidad: el grandullaco debía ser el líder de la panda. Se habían cruzado con otros similares, sólo que estos parecían más tranquilos. Esperaba que no fuera más que un tropezo y no pretendieran que iban a tragárselos sin más. No a estas alturas del partido.

La vida desde épocas remotas había sido dura y proponía retos constantes, sin embargo dudaba que alguien alguna vez creyera que algo similar sucedería. Día tras día los atravesaba una nueva dificultad. A veces la falta de comida, otras tantas las de suministros médicos, ni hablar en la actualidad sobre las armas. Pero sin duda estaba constantemente  el conflicto con los demás humanos. Muertos o vivos.

¿Cuánto hacía ya que había planeado ayudar a los demás? No recordaba ni tenía idea ya. Lo intentó siempre que estuvo a su alcance pero a veces resultaba complicado dar una mano a alguien que te la cortaría en cuanto tuviese oportunidad. Era un riesgo difícil de asumir.

Y ahí estaban, nuevamente cruzándose con un grupo de extraños en el intento de conseguir cosas suficientes para sobrevivir. Se mantuvo a una distancia razonable mientras observaba la situación. Era un reto entablar una charla amena. Siempre era interrumpida por un acto hostil o por unos cuantos devoradores que asomaban sus bocas para comerse a todo lo que los cruce.

Charlemos sin problemas – acotó mientras se acercaba mostrando las manos en señal de paz.

Observó a Gasera y asintió para poder avanzar. Giró la cabeza para ver que opinaban los demás.

Eran unas simples familias, ¿qué problema les podrían traer?

Marta se encogio de hombros mientras caminaba en ur arco contrario al de Cassius. Siempre era mejor que hablara Gasera, si fuese por ella habria metido una bala en la cabeza a la mitad de la gente con que se habian encontrado tras hablar con ellos cinco minutos, a la otra mitad le hubiese encantado ver como los devoraba un zombie. No, marta no era muy sociable de entrada y no se fiaba de nadie, Habia trabado un aligera amistad con aquellos hombres con los que habia salido desde barcelona, pero eso era todo. Siempre se escondia bajo una mascara de egoismo y antitapia, pero ni ella misma sabia cuanto habia de mascara y cuanto habia de verdad.

Seguia apuntando con su arma a aquel hombre, el no sabia que no habia balas.Tu ,decides Gasera. La verdad que el grupo necesitaba almenos informacion. Por un tiempo habia viajado al norte de cataluña, Marta les habia convencido de visitar la zona de masias donde se habia criado, pero alli no quedaba nada, todo estaba saqueado y quemado. Asi que pusieron rumbo hacia el oeste, cruzaron el pequeño desierto de los monegros, una zona sin nada, ni zombies ni comida o agua, hasta llegar aqui sin saber a donde dirigirse.

Sí, no sabía si el grupo que se habían encontrado había tenido la suerte de aislarse sin problemas (eso parecía, tenían una cría, gracias a Dios por eso), pero ellos habían estado viajando por lugares y... bueno, digamos que la fauna autóctona es interesante. Na. Seamos sinceros y digamos que hay un buen montón de HIJOS DE LA GRAN PUTA sueltos.

Y en cuanto a su grupo... Gabriel no participaba en la mitad de las decisiones más que cuando le pintaba, Cassius era una especie de ex-seminarista con una misión sagrada (lo que está muy bien hasta que deja de estar bien, no sé si me explico), Marta tenía una política de mátalos-a-ellos-antes-de-que-lo-intenten con la que muchas veces era difícil discutir y Jake adoptaba demasiadas veces una política de "a la mierda todo". El apocalipsis zombi tenía algo que hacía a la gente así. Matar a otra gente, también.

-¡Tres de cinco! -dijo, ajustando la cuerda para colgarse el rifle a la espalda (con la culata accesible)- Marta, baja el arma... Busquemos algún lado donde sentarnos. ¿Está mal la cosa ahí dentro? -señaló al sitio donde salían- No os podemos ofrecer de comer, me temo, pero para un paquete de chicles hay. Como mínimo dándole al diente se calma un poco la cosa -explicó, acercándose a los demás con el grupo.

Cuando lo hizo (si no pasa nada), tiende la mano para que se la estrechen los demás. No hay marcas de vendajes ni quemaduras, pero sí de alguna contusión no muy lejana, con su cardenal aún subsistiendo. Un buen golpe.

¿Y lo de los chicles? No era falso. Gracias a Dios cuando la gente se llevaba toda la comida del lugar raramente tocaba los trident o los smint. Cierto, ni alimentaban, ni servían para llenarte, ni nada... pero por un rato entretenías y a veces hasta daban sensación de haberte metido algo, para engañar al estómago.

-Bueno, empezare presentando a mis compañeros, somos un grupo de supervivientes que hemos pasado el ultimo año batiendo los montes de la zona, teniamos nuestra base en un antiguo monasterio de gruesos muros. Todo iba bien, bueno, normalito, no perdiamos gente habitualmente, habia comida y nos apañabamos.

Una noche todo cambio, de pronto percibimos a los zombies como un hedor insoportable que aparecio repentinamente. Despues los vimos rodeandonos, salimos con las armas y todo lo que pudimos cargar en el camion reforzado que veis ahi, en el todoterreno y en el camion militar. Llevavamos un par de dias en la carretera cuando encontramos este lugar.

Ya veis, un hotel con el parking lleno de coches... es facil hacer suposiciones optimistas. De hecho nos acercamos con optimismo hasta que los vimos. Cerca de un centenar de caminantes en el interior del lugar.

Bien, quiero que entendais una cosa, somos gente que busca vivir y hacerlo lo mejor posible. Si encontramos gente nueva que comparte nuestra ambicion vital de seguir vivos, por mi parte, me alegro de que nos unamos. Pero hemos perdido gente hoy aqui, hemos tenido que abrirnos camino a hachazos por el hotel. Perdonadme si puede parecer que no me fie de vosotros o si parece que estimo mas a mis amigos que a nuevos posibles amigos, perdonadme, pero no solo lo parece, es asi. Demostradme que juntos podemos ser una comunidad mejor y mas fuerte y tendreis en mi al mejor de los amigos.

En cuanto a tus chicles, vendran bien para despues de comer algo. Por esta vez, creo que mis amigos me apoyaran, podemos invitaros a comer aunque no nos conozcamos.

Mientras hablo, voy buscando entre la comida aquella que tenga una caducidad más próxima. Pese a que todo son botes y conservas, es mejor utilizar primero aquellos que vayan a durar menos. Y, porque no, abro una botella de cava de las que hemos recuperado del hotel. Seguro que esto hace que los chicos lo pasen bien, empiecen a bromear y quitemos algo de tensión en el ambiente.

Todavía confiaba en el ser humano y su capacidad para crear sociedades.

Por favor, a nosotros nos sobra la comida y el combustible. Como veis nuestros vehículos son perfectos para una situación así. Por más que mi marido aún está buscando un todoterreno más grande. Algo militar, un Hummer o algo así. Si no lo conociese pensaría que intenta compensar algo… no sé si me explico – ríe

Todo nuestro grupo se ha desmoronado en este hotel. Ha sido horrible. Una pareja no pudo soportarlo más y se marchó. Estoy segura de que, si nos damos una oportunidad, llegaremos a ser buenos amigos.

¡Mira cariño! ¡Moët! Esta caliente pero… ¡es Moët!

Hago una mueca cuando se habla sobre mi gran miembro.

Vale. Aceptamos barco si admites que tengo el instrumento más enorme que has visto en tu vida. – digo, mientras doy un trago al champagne.

Sonaba como que las cosas les habían ido muy bien hasta que se aproximó un rebaño. En un año o dos aquello se había convertido en la idea más vieja del mundo: iban en manadas y no había forma humana de pararlos.

...hemos perdido gente hoy aqui

Oh.

-Vaya. Lo siento.

Ahora se entendía un poco lo de los demás, aunque tenían un autocontrol de la rehostia (o no eran tan amigos de los desaparecidos) si eran capaces de darle con un nuevo grupo sin que llovieran tiros; o eso o no tenían balas, pero quien dice tiros dice hostias, y tampoco se dio. Miró a sus compañeros, tras comprobar lo de los vehículos. Esencialmente era verdad: a aquella gente le sobraban recursos y se habían quedado sin hombres, y a ellos tampoco les vendrían mal un par de manos si eran de fiar. Y no sabía los demás, pero hasta cuando tendían una trampa ponían menos recursos sobre la mesa.

O podía ser simplemente que tuviera hambre y se le fueran los ojos al ver tanta comida. Eso podía ser también.

-No os preocupéis, don grandullaco, tampoco somos nuevos en esto -dijo encogiéndose de hombros- No hemos acabado matándonos, esto ya es un pro. Cien podridos... miercoles -ahogó la expresión mirando a la pequeña de reojo- Si fueran unos treinta, cuarenta o así podríamos arriesgarnos todos a limpiar con más o menos margen. Con esa cantidad... -sacudió la cabeza.

Estaban bien provistos de vehículos, tenían comida como para llenar un camión, tenían gasolina de sobras (ellos también, pero no tenían UN CAMIÓN LLENO DE COMIDA), y quedaban cuatro personas dentro. Joder, los pobres estaban vendidos y el grande no se daba cuenta de que esos discursos no le iban a llevar a ninguna parte. Sigh... pero claro. Hará pachas con Jake y Cassius, otro par de maestros en eso.

-Sentimos lo del hotel, siempre es duro -dijo, mientras le pasaban una lata de comida. Caducó hace dos días. Antes del apocalipsis eso no le había importado nada, y oh sorpresa la penuria no lo había cambiado- Los mejores sitios se pierden en cuanto viene un rebaño por la zona. Habría que buscar algún modo...

Y empezaron a descorchar una botella. Intercambió una mirada con sus compañeros, no exactamente de preocupación... aquello podía ser el mejor día que hubieran tenido en meses, que era como decir nunca. Más allá de la fiesta en la cervecería. Dios.

-Nosotros no tenemos nada tan útil... pero es muy habitable. Y tiene una ducha -recalcó la palabra- Se supone que tiene cabida para 10 personas, pero imagino que la gente querrá repartirse... hummmm -murmuró, no pudiendo evitar hacer planes.

Vanessa y Gasera parecían, a grandes rasgos, los respectivos "relaciones públicas" de sus grupos. Jose Antonio parecía una persona normal, y en cuanto al hombre mayor... hummmm... bueno, tendría que ir aprendiendo que cosas como el tacto o no decir todo lo que se piensa, si involucra incluso una mentira blanca, no eran cosas que le pudieran transmitir un sarpullido.

-Tampoco nos vendría a nosotros mal juntarnos con más gente. Un grupo pequeño está bien para moverse corto, pero las oportunidades de moverse en corto se están haciendo cada vez más escasas. ¿Teníais algún plan de zona?

Mastico algo del bote que me ha dado Vanessa.

Que rico. Como sabe lo que me gusta.

Teníamos un plan básico, cuando éramos más, supongo que podemos retomarlo si os parece aceptable. Hay dos ubicaciones que podrían ser un buen refugio. Una es un pequeño castillo que está en unas condiciones excelentes. La otra es una prisión. La prisión pinta mejor, paneles solares, alimentos enlatados, armas, vallas, muros, tiene un pequeño huerto dentro de las vallas, generadores de gasoil…

Ambos están al norte de Zaragoza y queríamos ir por carreteras secundarias sin acércanos a grandes pueblos ni a la ciudad.

Primero queríamos encontrar un lugar seguro y desde ahí acercarnos un par a ver cómo está la cárcel. No queremos ir con la niña y que surja algún problema…

 Habíamos parado o eso creía, hace unas horas deje de hacer de copiloto para poder descansar mis ojos y esperar a que algo bueno pasara. Mi mente estaba dormida pero algo me indicaba que no nos movíamos. Algunas frases las puedo escuchar y con es me levanto esperando que esten todos bien.

 Tome mi .45 que tenia un cargador. solo Martha y Gasera sabían que era lo unico que tome y que actualmente tenía balas pero solo era para emergencias graves. Espero que todos se encuentren bien, me quede dormido. Baje con una cara de muy mala leche, el descanso era preciado para mi y tener que cortarlo me encabrono mucho. Miro a todas las personas nuevas de ese lugar.

 Vaya... Vaya pero Gasera has tenido la razón, debiamos haber ido por ese camino y yo que pensaba que no habría nadie aqui. Mi arma se encuentra en mi cadera, no había necesidad de sacarla ni de enseñarla. Me acerco a mi grupo esperando nuevas instrucciones de que hacer.

-Hay otra cosa de la que hablamos cuando eramos mas. En zaragoza hay dos bases militares. Vehiculos, provisiones, municiones y armas. Todo eso podriamos emcontrar si hay suerte. Si hay suerte y nos unimos por el bien comun.

No desvió la mirada de la cuchara con la que estaba sacando picado de frutas de la lata con mucha afición.

-¡Hombre, el aparecido! Anda que si tenemos que contar con que nos cubras ya te vale -se chanceó con la boca algo llena mientras le hacía una seña para que se sentara- Sienta, que aquí los señores nos han invitado a comida como seña de buena voluntad... y por ver si podemos ayudarnos unos a otros. Bueno... este es Jake -señaló con la cuchara vacía a su compañero- Cassius -hizo lo mismo- Marta -otra- y Gabriel. No habla mucho, según el humor en el que esté. No os lo toméis a mal.

Escuchó las propuestas del grupo y asintió. La de la cárcel sonaba a idea buena de narices... y probablemente ocupada ya si no estaba llena hasta las trancas. Pero dependiendo de cómo saliese podía merecer la pena.

-La idea de los castillitos de la zona no es mala, es lo que quería mirar yo. Fuimos al Parador de Ávila... pero nada. Horrible. El único parador de España que está al raso y no es un castillo, ni nos acercamos con toda la vegada por allí -negó- La otra opción, si queréis que nos juntemos al final, estoy a bordo también. Y con lo del lugar seguro: no queremos acercarnos y que los apoderados locales crean que venimos de avanzadilla de nada. Bases militares... bu-u-u-u-u-uf -miró por un momento a Jake- Hemos estado cerca de esas. Suelen estar ocupadas. Suelen estar armadas. Y no sueles ser BIEN recibido. Puedes conseguir algo de trueque con suerte, pero ya. Casi que preferiría dejar eso para un quizás.

Escurrió un par de tragos de la lata después de repescar los trocitos que flotaban, con la golosina que da el hambre. Sí, tenían comida, pero eran principalmente sacos de patatas y batatas. Sólo se le podía llamar comida porque no te morías de hambre.

-Mmmmm. Bueeeeeeennnnooooo... -murmuró mientras terminaba con la lata, dándole un par de vueltas distraídamente entre las manos- ¿Ha llegado la hora de hacer "la pregunta"? ¿O preferís que lo hagamos más tarde?

Gabriel estaba de malas, había llegado a confiar en su grupo original porque le habían salvado la vida mas veces de las que podía contar pero no se fiaba de los nuevos, a penas había abierto la boca durante todo el encuentro, y cada vez que Gasera daba información o proponía algún plan conjunto lo miraba con una mirada mortificante que El no parecía notar.

Estaba a punto de largar un comentario agrio y agresivo pero el resto parecían a gusto y la niña, por alguna razón le había caído simpática y no quería disgustarla, así que decidió guardárselo.

Dejo su comida por la mitad y volvió a encerrarse en sus propios recuerdos mientras la conversación entre el resto fluía como música de fondo

hey mira que yo las he visto granders he comento riendo bebiendo otro sorbo de aquel champange y devorando la comida en lata. Si asi eramarta una persona toxica la mayoria de las veces.

Curioso detino, el estallido me salvo de entrar en prision y ahora parece que vaya a entrar voluntariamente,ironias de la vida

La prision os parece buena idea, es un fortin por si alguien quiere entrar pero tambien es una ratonera como estemos dentro pregunta a todos como si ya estuviesen unidos como un grupo. La verdad a Marta le apatecia tener caras nuevas que ver y no le importaba tener a un par de mujeres mas por alli, aunque solo fuese para charlar un rato por variar.
Yo habia pensando en ir a alguna zona del norte, menos poblada , verde y con suministro de agua, poco poblada, pero podemos buscar la prision que decis y que cada uno deciada alli lo que hace

Aquel grupo parecia bien equipado y conocia la zona, cosa que ellos no, siempre era bueno tener gente alrededor por si esto se llenaba de podridos, siempre era bueno tengar cerca alguien a que los zombies pudieran comer mientras ella se marchaba corriendo.

Brindo entonces por nuestra busqueda en comun y por el instrumento de jose temrina riendo levantando de nuevo la botella y dando un largo trago.

Por suerte todo parecía tranquilo. Afortunadamente Gasera tenía el don de la palabra, algo ya casi olvidado y que era utilizado más para amenazar que predicar. Pero en este caso el mal no fue necesario y Cassius pudo aceptar una lata de comida gustosamente. Se la pasó muy entretenido ejercitando la mandíbula y bebiendo del champagne cuando se lo pasaron, salvo por la mala noticia de las bajas.

Los tendré presentes en mis plegarias – levantó la botella y la dirigió a los amigables extraños.

No era por querer ser amigable o parecer un bondadoso. El todavía sentía la pérdida de sus seres amados.

La charla amistosa y el momento de relajación lo había hecho perder el eje, el cual recuperó cuando Ase los puso en los carriles de nuevo. La supervivencia era otra vez el motivo principal de charla. Algo inevitable. Escuchó atentamente las opciones que tenían en mente fuera de este pequeño lugar.

Cualquier opción parece buena, salvo esa base militar. Si los militares siguen estando en ese lugar demás está decir que ya no serán buenos servidores de los ciudadanos. – Terminó la lata de comida y dio un sorbo más antes de pasar la botella.

Asintió al escuchar el planteo de Gasera sobre la pregunta y avanzó hasta donde se encontraba Gabriel. Tomó la lata que había dejado por la mitad y le señaló a la niña del otro grupo, a quien le alcanzó los restos para que pudiera llenarse.

Mientras volvía a su lugar pudo recuperar una botella y se acercó a Marta para brindar por las causas.