Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo II

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21/11/2008, 22:38
Elizabeth Cornwell

Notas de juego

Os dejaré tiempo para que arregléis vuestras cosas entre las dos, para que luego pueda entrar y no robaros la escena, xDDD

Que ya sabéis cómo es Liz... xD

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21/11/2008, 22:27
Susanne Cornwell

Tan concentrada estaba escribiendo y tan absorta a la vez con el sonido de la lluvia que ni siquiera se percató del rechinar de los goznes de la puerta y mucho menos del crujir de la madera. No supo que su hermana estaba allí hasta que ésta le habló.

Miró a su hermana y con cuidado, para que no se corriera la tinta, guardó la aún inconclusa carta en la carpeta. Sonrió, sus ojos brillaban, aunque esta vez el brillo era diferente, como si algo empañara su habitual alegría.

-Escribo a lady De Courcy -responde-, mi amiga de Londres. ¿La recuerdas? Ella hace un tiempo me invitó a pasar una temporada en su casa y como ya pronto será la fecha del viaje semestral a Londres pues pensé en adelantarlo unas semanas y aceptar su invitación, la verdad es que me gustaría llevar también a mamá, creo que el viaje le sentaría bien.

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22/11/2008, 01:02
Anabel Cornwell

Anabel, todavía de pie junto a su hermana, se queda mirándola unos sgeundos completamente confusa y algo contrariada, asiento cuando le pregunta si recuerda a lady De Courcy.

-Normalmente no te agrada anticipar ese viaje... la ciudad es interesante, pero no puede compararse a la tranquilidad de la campiña. ¡Y además no estaremos las tres juntas!- le sonríe pero no sirve de mucho, el interior de su hermana parece tan apagado como su propia mirada, y sólo ha podido ser ocasionado por algo de lo ocurrido recientemente.
-Seguro que a mamá le vendrá bien, pero no vamos a hablar de ella ahora- sujeta su vestido para tomar asiento con lentitud junto a su hermana, anudando uno de los brazos al suyo sin dejar de mirarla con cierta preocupación.

-¿Qué ha podido molestarte tanto cómo para que tomes esta decisión? Me gustaría saberlo, quizá pueda ayudarte de algún modo...- la besa cariñosamente en la sien y después espera a la expectativa una respuesta, aunque quizá necesite algo más de tiempo para ser capaz de exponer sus preocupaciones.

Notas de juego

*En realidad Elisabeth no debería estar leyéndolo pero satisfaremos su curiosidad va... ;P

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23/11/2008, 00:34
Susanne Cornwell

-¿Molestarme? Nada ¿Qué podría haberme molestado? -intenta que no se note su voz temblorosa- Es lo que te digo, a mamá le sentará bien, estoy pensando en ella nada más.

Palmotea la mano de su hermana y procura sonreír. Mira por la ventana hacia el exterior

-Si te preocupa que me viniera hasta aquí ya te digo que no existe ninguna razón oculta -miente-... quería observar la lluvia, ya sabes cuánto me gusta.

La verdad es que no sabía si Anabel creería totalmente sus palabras. Era cierto que gustaba ver la lluvia caer u observar el sol esconderse en el horizonte mientras tiñe el cielo con su filigrana. En los días de lluvia y frío como éste, ese cuarto vacío, semiabandonado y lleno de polvo era su escondite, el rincón al que acudía cuando deseaba evadirse del mundo, mientras que el restante de los días lo eran los verdes prados y el acantilado donde el sonido de las olas rompiendo sobre las rocas, así como el graznar de las gaviotas la envolvía.

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23/11/2008, 11:50
Anabel Cornwell

Anabel observa a su hermana, percatándose pronto de que, como ya imaginaba, aún no está preparada para contarle toda la verdad del asunto, pero conserva la esperanza de que lo haga antes de partir a ese viaje. Al fin y al cabo la correspondencia no es excesivamente rápida.
-Está bien...- accede con un hondo suspiro levantándose del banco junto a la pared -Pero si necesitas cualquier cosa, sabes que puedes contarme lo que sea- en realidad es una información sabida por todas las Cornwell pero de todos modos quería dejarlo claro.

-Voy a buscar a nuestra revoltosa Betsy. ¡Parece que estéis jugando al escondite conmigo!- comenta fingiendo un tono ofendido antes de sonreír para animar ligeramente a Sue y abandonar definitivamente la habitación dejando la puerta entrecerrada.

Tras buscar a Elisabeth por toda la casa, tremedamente extrañada, acaba dando con ella distinguiéndola a través de una de las ventanas, así que la obliga a entrar acompañando la "invitación" de una buena regañina.

Notas de juego

*No me pongo con detalles porque la master seguirá hoy x)

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23/11/2008, 18:10

Cierro el tema hasta poner los turnos n_n

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23/11/2008, 18:12

El día termina con todas las expectativas incentivadas. Las tres chicas Cronwell ven al baile con ansias. Esta vez le ha tocado a Elizabeth ir a trabajar junto con Anabel, siempre se van turnando porque de esa manera el atender la tienda se hace más llevadero y tampoco descuidan la compañía a su madre, que es tan necesaria. Anabel es la primera entrar en la tienda, un poco rezagada se queda la otra muchacha. Observa a un caballero de cabellos oscuros que la mira sólo una vez antes de dirigirse hacia un caballo pardo.

Elizabeth queda pensando que tampoco ese señor es del pueblo, sus ropajes sin embargo no parecen como los de los señores que las visitaron el día anterior, pensando en todo eso está cuando se tropieza con una pequeña piedra del camino y está a punto de caerse cuando el caballero, con rápidez y gracia le evita el golpe contra el suelo.

Ambos se miran un momento, tanto incómodos como divertidos.

Anabel se queda con un paño con el que limpiaba el mostrador mirando a los dos, y esperando que su hermana esté bien, o al menos que su orgullo no se haya herido.

Notas de juego

Nota para Grégoire, te estabas dirigiendo a tu primer día de trabajo como jardinero para las chicas Hancock cuando esto sucedió. Estás con más de media hora de tiempo hasta que empiece tu jornada, por lo cual no estás apresadurado.

Anabel: estás desde el interior de la tienda viendo la escena.

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23/11/2008, 18:22

Mary se dirige, al otro día, al pueblo a comprar los vestidos para ella y Claire. Su hermana, se ha quedado en casa esperando al profesor de francés con ansias de hacer algo pero le ha dado a Mary las instrucciones debidas de que tipo de vestido quiere. De todas formas, la joven sabe que ambas tienen gustos similares, al menos en cuanto a vestir se trata. Al pasar con su carruaje por la enorme mansión que vieron el día anterior se pregunta quién puede ser su dueño.

Una vez en el pueblo, la joven se encamina hacia una de las tiendas. Baja del coche y es acompañada por la otra chaperona, una mujer dulce de pocas palabras, mucho más fácil de manejar que Louisa. En ese momento nota a un joven paseando por el pueblo, tiene un porte erguido, cabellos rubios y ojos azules. Está acompañado de otro hombre, también de porte distinguido.

En ese momento, Marguerite, dice:

-Bueno, pero si es el señor Spencer.

Mary la mira como sorprendida tanto de que haya hablado como de que lo conozca. La chaperona agrega:

-Mi señora, ese el joven de cabellos oscuros es el señor Spencer, dueño de la mansión a la que vosotras estáis invitadas para el baile y el otro joven debe ser master Collins. Oh, sí mis padres trabajaron para el lord de ambos, hace tiempo.

En ese momento el señor Collins ve a Mary quien lo está observando con curiosidad.

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23/11/2008, 18:37

Faltan sólo dos días para el baile y tanto Sir Spencer como Patrick tienen todo bastante preparado. Sin embargo, para últimar algunos detalles más, hoy ambos están en el pueblo en caso de que sea necesario el ordenar alguna cosa que a los sirvientes se le haya pasado por alto. Conversando se encuentran los dos, aún subidos en sus corceles, notando como las chicas que pasan se sonrién tímidamente y algunos señores y damas los saludan. Es bueno ser nuevo cuando se es tomado en cuenta como una personalidad, el rescate del muchacho se ve que ha llegado rápidamente a más de un oído del lugar.

En ese momento Collins nota a un carruaje oscuro del que ha bajado una muchacha de cabellos dorados que lo está observando. Junto a ella hay una mujer de edad, probablemente una chaperona. Algo le dice la mujer a la muchacha. En ese momento Francis nota lo mismo.

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23/11/2008, 18:46

Susanne se ha quedado en casa mientras las dos hermanas han ido al pueblo ha trabajar. Es así como debe ser, rotándose permiten que todas disfruten del trabajo y a la vez puedan hacerle compañía a su madre. Es el día miércoles y el viernes será el baile. Susanne lo espera con ansias, le ha parecido muy bueno el encuentro del día anterior. En eso ve a un joven caminando con cara de perdido. Ella está en el jardín cuidando de unas flores y él, al notarla, se acerca con respeto.

Jean se estaba dirigiendo a casa de las Hancock cuando ha perdido el rumbo. Le parece imposible pero se ha confiado en saber el camino y ahora se encuentra conque podría tardar mucho más en llegar a la mansión sino pide consejo. La joven de ojos dulces y cabellos oscuros lo mira acercarse, él es de su misma clase social, las ropas de ambos distan mucho de ser de alto nivel económico. Eso le da un poco más de confianza. Después de todo, un joven con su cultura, no debería tener ningún inconveniente en saber pedir una dirección.

Notas de juego

Nota para Susanne: sí sabes la dirección de las Hancock aunque no las conoces personalmente. Son dueñas de Wortham Manor. Es cerca de tu casa (puedes inventar la distancia, simplemente es cerca jaja)

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23/11/2008, 19:47

Claire está esperando al profesor de francés, falta más de media hora para que llegue pero la chica está con ganas de que ya sea la hora. Su hermana ha ido hasta el pueblo a comprar los vestidos y tiene todas las instrucciones necesarias para que la compra complazca a la joven. Además, las hermanas tiene gustos similares, al menos en cuanto a vestimenta.

Faltan dos días para el baile y Claire camina por el jardín, soñando despierta sobre la velada. Imagina los encuentros posibles, la diversión, las miradas, el ambiente, las luces de los candelabros, velas y lámparas de aceite iluminando un enorme salón. Así pasea por su jardín.

Avon sale de su mansión, nuevamente con su córcel sin saber mucho que hacer durante el día. La renta de las tierras que posee en Londres dan la suficiente ganancia para no preocuparse por trabajar, sin embargo eso le quita algo en que usar su tiempo. Nota la mansión cercana a la suya, así como a la muchacha de cabellos dorados que pasea por las cercanías del jardín. Ella tarda un poco en notarlo pero lo hace, ambos se quedan sorprendidos por la presencia del otro, tan repentina.

Claire observa que el gallardo caballero es aquel que notaron el día anterior con su hermana. Debe ser el dueño de esa enorme casona. Avon simplemente observa que la jovencita tiene un vestido claro, los cabellos enrulados y una hermosa figura. Se pregunta si es una de las dueñas de la mansión por la que está pasando, sus ropas no indican que su posición sea en nada menor que la de él.

 

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23/11/2008, 20:18
Mary Ann Windsor-Hancock
Sólo para el director

Mary Ann estaba fastidiada por tener que ir sola al pueblo a comprar los vestidos, era aburrido ir sola. La chaperona no era precisamente divertida, aunque la verdad que era mejor que ir con Louisa.

De camino al pueblo no deja de quejarse en silencio por tener que hacer ella acto de presencia en público mientras Claire podía divertirse con sus clases de francés... aunque lo que no quería Mary Ann reconocer es que lo que más la fastidiaba era no poder estar a solas con el profesor, como su hermana pequeña estaba haciendo en aquel momento... quería preguntarle tantas cosas... sobre Francia, sobre París... tenía tanta curiosidad que saciar que no podía ni dormir por las noches hasta que caía rendida de agotamiento.

Su ceño iba fruncido por el fastidio cuando ve a dos jóvenes apuestos pasear cerca de ella. Margarite parece haberles reconocido, pero Mary Ann no recuerda que nadie les haya presentado. Son apuestos tanto como el profesor de francés, pero apuesta a que son mucho más aburridos.

Sin darse cuenta de su falta se les queda mirando soñando despierta con viajar a París y poder pasear por el Sena y ver Notre Dame.

Notas de juego

:P

así no se me olvida postear :)

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23/11/2008, 23:48
Elizabeth Cornwell

Como es lo habitual en ella, Elizabeth camina rezagada, más bien perdida en sus propios pensamientos, a la par que disfruta del paisaje...

No es de extrañar, pues, que su hermana siempre se adelante, y que la más joven no se dije por dónde vaya... Tanto es así, que lo único que le ha llamado mínimamente la atención, es un caballero que no reconoce al completo...
Tan sólo le ha dedicado una breve mirada, pero con ello le ha bastado para desviar su atención a una nueva oleada de pensamientos inconexos...

Preguntándose quién será ese hombre, si habrá mucho trabajo en la tienda hoy, y si esta noche volverá a hacer frío, Lizzie se pierde aún más en su mundo, incluso hasta el punto de ignorar el camino por el cual avanza... Lo cual no es más que un gran error... Puesto que la piedra que allí yacía, podría haber sido fácilmente evitada de ella haber estado atenta...

Liz se vio prácticamente en el suelo tras tropezar, pero unas manos fuertes, le impiden la caída total...

Extrañada, vuelve en sí, y cuál es su sorpresa al ver que es el desconocido quien la ha "salvado presuntamente"...

Un leve rubor se apodera de sus mejillas, mientras una expresión entre divertida, enfadada (consigo misma), y confundida se pasea libremente por su faz...

Se apresura en mantenerse en pie por sus propios medios, ofrece al joven una leve reverencia, y señala:

-Disculpe... No pretendía... Incordiarle... Le agradezco su gesto...

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24/11/2008, 12:07
Anabel Cornwell

Nada más entrar en la tienda Anabel se desprende del abrigo y limpia ligeramente sus botas. Después de la lluvia de ayer los caminos están casi intransitables, por suerte ninguna de las dos ha acabado hundiéndose en el fango.
No la sorprende en demasía que su hermana no estuviera justo después de ella, es algo habitual y seguro que hará sonar la pequeña campana de la puerta en pocos minutos, así que mientrastanto empieza a limpiar el mostrador, alzando la cabeza de vez en cuando para mirar a través de los cristales del escaparate.

Finalmente distingue a Elisabeth, tropezando a causa de su propia distracción, por lo que no puede evitar emitir una risa que en realidad no alcanza a oírse fuera de la tienda.
Resulta tremendamente curioso percatarse de lo arisca y hosca que se comportó ayer con los caballeros de Skylands Manor, sin embargo según parece con alguien de origen humilde la cosa cambia.
Vaya, vaya... así que ése es el prejuicio de la menor de las Cornwell, habrá que tenerlo en cuenta si realmente acaban por ir a ése baile.

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24/11/2008, 13:09
Jean Antoine Lésdiguièrs

Claro, es obvio que aquellos versos estaban mal escritos, no rimaban, me había confundido en la rima, que estúpido, debería dejar la poesía y escribir algo más acorde con mis pobres capacidades, pero la obstinación me hace aspirar a cotas demasiado altas, quizás debería saber donde están mis limitaciones y no marcarme objetivos que sólo los grandes hombres pueden alcanzar.

Deteniéndome en cada paisaje diferente, en cada suceso que se saliera de lo normal, me encuentro confuso, pues no reconozco el lugar, estos malditos caminos ingleses son todos iguales, adoro el país, pero no sé si lograré acostumbrarme a él. Rascándome la cabeza, mirando en todas direcciones, ¿cómo he podido ser tan estúpido?. Una casa, y una joven, un oasis en medio de mi ignorancia, siempre he dicho que preguntando se llega a todas partes, por las buenas o por las malas. Sonrío al recordar preguntas incómodas en las calles parisinas, a veces una punzada de añoranza me sacude, pero ahora no es el momento de entregarme a recuerdos.

Me acerco al jardín donde la joven cuida las flores, observándolas antes de fijarme directamente en ella, Buenos días señorita, me descubro manteniendo el sombrero a mi espalda tras hacerlo, Debo decir que siento lástima por las hermosas flores que se convierten en un pálido reflejo al colocaros vos junto a ellas una sonrisa amable y una reverencia cortés, Mi nombre es Jean Antoine Lésdiguièrs, y no con cierta vergüenza, debo admitir que he equivocado mi camino, pues me dirigía a la mansión Hancock, y me encuentro perdido en cuanto a la dirección que debo seguir la miro a los ojos, pues nada tengo que ocultar ni temer, ya una joven sola en un lugar solitario puede que se preste a confusión.

Si fuerais tan amable de indicarme como llegar, os estaría eternamente agradecido Milady pronuncio está última palabra con un marcado acento francés, es evidente que mi nacionalidad no es inglesa.

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24/11/2008, 21:21
Susanne Cornwell

Susanne se hallaba arrodillada, pala de jardinería en mano, arreglando la tierra y limpiándola de maleza. Resultaba una buena distracción ocuparse de las plantas y flores, además que éstas con su colorido contribuían a dar vida al lugar. En algún momento, tras alzar la vista, pudo ver que un joven venía por el camino hacia su casa con expresión de perplejidad... parecía perdido.

Volvió a bajar la mirada, concentrándose o fingiéndose concentrada en su quehacer con las flores, no era correcto hablarle y si él tenía alguna consulta que hacer y ella conocía la respuesta, tendría a bien responderle siempre con toda amabilidad. Se pasó el dorso de la mano por la mejilla para apartarse un mechón de cabello rebelde que le hacía cosquillas y al hacerlo, pese a su precaución, ésta quedó manchada con tierra... no se enteró.

Al oír los pasos del joven que se acercaba a ella alzó otra vez la mirada, poniéndose de pie y limpiándose las manos entierradas en el delantal que traía puesto. El se presentó, caballeroso, loando con agradable prosa tanto la belleza de las flores como la suya propia. Sue ahogó una risita y bajó la vista no sin cierto dejo de timidez.

-Buenos días, señor -respondió con grácil reverencia-, soy Susanne Cornwell -estaba extendiéndole la mano cuando se percató que éstas continuaban sucias y se retractó-. Disculpe que no le de la mano, pero ya ve el estado que la tengo.

Giró sobre sus talones y oteó el camino a su derecha.

-La Mansión Hancock se encuentra en esa dirección -dijo sujetándose el sombrero para que no se le volara con el viento-. No es muy lejos...  serán unos veinte o treinta minutos de caminata. Debe seguir este camino hasta la bifurcación que lleva al bosque y allí doblar a la izquierda, va a subir una colina, cuando llegue a la cima ya estará divisando la mansión -sonrió-... no hay forma de que se pierda.

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24/11/2008, 14:08
Grégoire Byrne

Con la cabeza dividida entre diversas ideas para el jardin de la casa señorial, dudando entre cosas realmente atrevidas pero quiza sean vistas con un tanto de prevencion por parte de los miembros de mayor edad de la familia pero sin duda serian apreciadas por las mas jovenes.

Ese no es el unico asunto en mi cabeza, puesto que la fiesta en Skylands Manor es tambien un asunto que en estos momentos tiene una buena parte de mi atencion, aunque esto no me impide mirar un segundo a la señorita con algo de curiosidad puesto que no se quien es, aunque tras unos instantes vuelvo a mis pensamientos

Pero hay algo que cambia de repente en el sonido de sus pasos, completamente audible en la tranquilidad de la mañana, de repente pierden el ritmo, y por instinto me giro, justo al ver como pierde el equilibrio y justo llego a sujetarla, evitando que caiga sobre el sucio suelo, la situacion pese a fortuita es algo tensa

No por favor, no se disculpe por algo fortuito. Ningun caballero habria actuado de forma distinta.

Mantengo la mirada durante un par de segundos antes de añadir

Disculparia mi osadia si le preguntara su nombre?

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25/11/2008, 10:06
Francis P. Spencer

Francis detiene a su montura cuando observa a la bella dama bajar del carruaje.

Su vestimenta y sus formas no dejan duda de su rancio abolengo, cosa que llama la atención del Lord, que no había vistos demasiadas damas de alta sociedad desde su llegada a la campiña.

Francis llama la atención de un muchacho que pasa junto a su caballo.

-Eh, chico, ¿sabes quien es esa muchacha?

El chico mira algo sobrecogido a Francis y responde.

-Es... es la hija mayor de los Windsor-Hancock.- dice el muchacho con la vo entrecortada.

-Gracias muchacho- dice Francis, y le lanza una moneda que el muchacho agarra al vuelo, antes de desaparecer entre los puestos, seguramente camino a alguna tienda de dulces.

Acto seguido lord Heddington mira a su acompañante.

-Patrick, ¿hemos invitado a los Widnsor-Hancock al baile?- dice, volviéndose a mirar a la muchacha.

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25/11/2008, 12:30
Jean Antoine Lésdiguièrs

Le sonreí mientras prestaba atención a sus indicaciones, tenía una dulce voz, y sus gestos no estaban exentos de una agradable naturalidad, lejos de los muchas veces estudiados movimientos de las señoritas de la alta sociedad, Yo no estaría tan seguro de que no puedo perderme, créame, río, realmente la orientación no era mi fuerte, recuerdo en cierta ocasión en la que estuve vagando por las calles de París en busca de una librería durante más de dos horas, y resulta que lo único que conseguía era rodearla una y otra vez por mucho que preguntara, ya estás hablando de más y entreteniendo a la señorita, Discúlpeme si hablo demasiado, es un defecto que me cuesta erradicar le digo algo más serio.

Pero entonces, al fijarme en ella con más detenimiento, y con, porque no decirlo, algo más de descaro, me percato de su mancha de tierra en la mejilla, y vuelvo a sonreír, Había oído decir que había mujeres a las que cualquier adorno le quedaba perfectamente, pero debo decir, que hasta el momento de conocerla a usted, señorita Cornwell, no había comprobado la veracidad de esta afirmación extraigo un pañuelo blanco de mi bolsillo, impecablemente limpio, aunque podía haber estado doblado con mayor eficiencia, y se lo tiendo a la joven con una amplia sonrisa, mientras toco con la otra mano mi mejilla mirando la suya.

Un excelente trabajo señorita Cornwell alabo al jardín recordando su mirada tímida y la risa que le acababa de escuchar, no estaría mal ir conociendo a algunas personas del lugar.

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25/11/2008, 13:58
Patrick Collins

Patrick cabalgaba junto a su señor, observando a las gentes de Winfield. Había intentando comprender cual era la disposición del pueblo, sus calles y lugares principales, por si era necesario visitarlos. Prudencia elemental, y mañas de soldado: siempre había que tener claro cual era la ruta de escape más apropiada cuando se entra en una ciudad.

Las personas del lugar eran variopintas, pero parecían alegres en sus quehaceres y contentos con su presencia. Las mujeres les miraban, así que procuró no azorarse, poco acostumbrado a tanto halago.

Refrenó su montura cuando su señor preguntó por la dama, no habiéndose percatado de su presencia. Miró hacia ella, como analizándola. Parecía de alcurnia, a juzgar por la calidad de su vestido. La pregunta de su señor le hizo reflexionar un momento... Eran tantos invitados...

-Sí, milord -repuso.