Partida Rol por web

Ad intra mare (Mar adentro)

PARTE III. Nuevas gentes y lugares

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26/01/2019, 13:22
Damiá, el Gavinet

El pirata aguanto la arcada, estaba acostumbrado a las vísceras y el olor a sangre. ¡Válgame dios! ¿Quién ha sido el gorrino que ha hecho esto? Dijo llevado por la ira. Pero poco a poco la ira se fue desvaneciendo, con odio no iba a conseguir nada en semejante percal. De modo que dio un par de paseos por el exterior del establo para que sus humores se regularan, y luego entro en establo otra vez. Esta vez, más sosegado, trato de buscar algo que se pudiera recuperar.

- Tiradas (2)
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26/01/2019, 20:06
Caitán "el Largo"

Adriá nos llevó hasta el establo. Al llegar allí vemos la puerta con círculo en negro y con olor ha quemado. Pero aquello no era nada para lo que nos esperaba en el interior....Los caballos, mulas, el carro donde teníamos todo el equipaje...todo estaba esparcido por el suelo entre las tripas de los animales, a los que alguien había degollado a sangre fría. La escena era repugnante, el olor, la sangre. El asco que me estaba dando aquella horrenda escena hizo que vomitará allí mismo, encima del rebujón de tripas...args. Una vez vomitado todo lo comido en los últimos días, salí a la calle y me mojé la cara con un puñado de nieve. No tenía intención de volver a entrar en el establo por lo que me quedé fuera esperando a los demás.

Aunque pensar en comida me revolvía aún más el estómago, di gracias a dios y a Eguzki por guardas varios sacos la noche anterior, de no ser así ahora no tendríamos ni un cacho de pan duro. Habría que llegar a Sant Cristofol caminando o bien intentar conseguir otras mulas o burros en algún lado....Todo eso me retumbaba en el cabeza cuando me vino otra arcada.

- Tiradas (2)
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28/01/2019, 07:40
Dalmau Font de Tossa

Cuando llegaron abajo, el posadero estaba visiblemente alterado, pero no parecía haber pasado nada.
Rápidamente les dijo que le acompañaran, pues no era aquí si no en los establos donde estaba el problema.

Y lo que Dalmau vio allí fue posiblemente la escena más dantesca que haya visto en su vida.
Los animales destrozados, las vísceras esparcidas, la sangre y aquel extraño olor a quemado...
Su estómago no lo aguantó más y sin decir palabra se marchó a detrás del establo a vomitar.
Una vez terminó respiró hondo y fue consciente de que su fiel montura, Resplandor, había sido salvajemente asesinado.

Aún ligeramente mareado, sintió como la rabia lo invadía.
Descansa en paz, mi amigo Resplandor. dijo, rezando por el alma del noble caballo.

No le apetecía nada volver a los establos, pero el agujero que había visto en la puerta, tan perfectamente redondo y con restos de haber sido quemado...
Inconscientemente pensó en el jinete de armadura roja de su sueño.
Sea como fuera, cuando Dalmau se hubo recuperado ligeramente, fue a hablar con el posadero.
Señor Adriá... os pido que os encarguéis de enterrar o quemar a los pobres animales.
También, me gustaría pediros algunas provisiones, aunque fueran un poco de carne seca o embutidos y pan duro, así como alguna que otra manta.
Os daré oro si colaboráis.
dijo Dalmau, esperando que por lo menos pudieran recomponer una parte de su equipo.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Sacaré alguna tirada en este juego?? :D
Sigue sin haber nadie por el pueblo?
Saludos!

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28/01/2019, 11:41
Sebastián de la Torre Quebrada

Estuve a punto de contener las ganas de mi cuerpo por soltar todo lo cenado la noche anterior tras un par de arcadas estoicamente reprimidas, pero en el último momento nada pude hacer y me uní a algunos de mis compañeros en tan desagradable tarea. Sin duda la escena era grotesca y fruto de alguien (o algo) despreciable.

- El maligno y sus agentes en la tierra quieren evitar que continuemos nuestra marcha - dije tras limpiarme cualquier resto de vómito con el dorso de la mano - ¡Pero sabe Dios que esto sólo me hace reafirmarme que nuestra misión es justa! Alguien ha debido ver algo, no creo que esta carnicería haya pasado desaparcibida a oídos u ojos de la aldea.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Normalmente fastidia fallar tiradas, pero cuando es por 1... más aún xD

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29/01/2019, 12:07
Director

No hizo Eguzki, el curandero vasco, sino salir corriendo a vomitar al exterior, pues aquella visión le había emborronado los sentidos; de igual manera, que Caitán el Largo echó una arcada en el mismo lugar, acompañado de vómito, y encima de los restos de los caballos fue a parar. Luego salió afuera a tomar el aire y lavarase la cara con la nieve del camino y la calle. El caballero Dalmau también sucumbió ante la escena, y no pudo contener su estómago al ver al suyo caballo allí destrozado. Salió y luego volvió. Y lo mismo ocurrió con el caballero Sebastián de la Torre, que tampoco anduvo fino en ese aspecto. Mientras éste alegaba que era el maligno el causante de todo aquello, Dalmau le pidió provisiones a Adriá.

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29/01/2019, 12:07
Adriá

No... no vos preocupéis señor -el tipo se llevaba las manos a la boca, pues las arcadas le venían también a él-. Como posadero había visto muchas cosas distintas en su posada, pero jamás nada parecido. El alojamiento incluye... desayuno, pero puedo dáros envuelto algo de viandas para el camino. Entonces sacó un pañuelo, se lo puso en la boca, y se marchó adentro para prepararos algo para el viaje. Ni tan siquiera asintió al pago de Dalmau, pues sabía que ahora le quedaba limpiar todo aquello...

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29/01/2019, 12:08
Director

El único que mantuvo el tipo fue el Gavinet. Pirata hecho en la mar, seguramente hubiera visto más muerte y víscera en su vida que lo que podía haber allí dentro; y no sólo de animales. Que estando allí, mientras el resto se limpiaba la vomitona, éste se puso a indagar entre los restos; acompañado de Eguzki, ambos descubrieron una cosa en el establo: por un lado, que entre la sangre el barro había impregnado en el suelo huellas humanas... descalzas. Se notaban perfectamente la forma de los dedos y el talón, que al pisar allí debieron andar sin bota u otro calzado alguno. Las huellas salían del establo, alejándose de la taberna. Sin embargo, seguirlas se hacía imposible, en tanto que estando ya más alejada del edificio, habían desaparecido por  la nieve. La segunda pista que ambos encontraron fueron pequeños objetos: unos eslabones de cadena quemada, un trozo de cuerda anudada y un frasquito hecho pedazos. Tales objetos no podían ser parte de las provisiones que teníais en el carro, pues éstas estaban destrozadas más allá, al fondo del establo. Esos tres objetos estaban casi en la entrada.

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29/01/2019, 12:08
Director

Mientras que para tus compañeros aquellos objetos eran cualesquier cosa, tú, como practicante de la magia en secreto, lo tenías claro: eran objetos que podrían haber sido utilizados para algún tipo de invocación. Dado su estado y la poca contextualización de la situación, no sabías a qué tipo de ritual, ni dirigido a quién, pertenecían.

- Tiradas (1)
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29/01/2019, 12:10
Adriá

Tras un rato en el que os estuvísteis limpiando un poco y bebiendo algo dentro de la taberna, Adriá os entregó un fardo: en él se recogían carnes, panceta, algo de queso y dos pellizas de vino. Era lo menos que podía hacer. Tras relatarle que íbais en dirección noreste (tampoco le dísteis mucha cuenta de vuestra misión) os contó que antes de llegar a St. Bartomeu había un puesto de caballos junto a una posada, y allí uno podía adquirir animales, no sólo caballos.

Tal vez tengáis suerte y habrá buenas monturas para llevar todos los fardos, señores -os dijo-. Siento lo ocurrido. No es necesario pago alguno.

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29/01/2019, 12:10
Director

Y entonces procedísteis a marcharos. Tras salir de la taberna la nieve aún continuaba en las calles de St. Père de Clará, pero en el cielo brillaba el sol, lo cual era un pequeño ápice de ánimo. Salísteis de St. Pere muy cargados: Eguzki y Caitán llevaban los dos sacos que el primero pudo salvar de la catástrofe; y Los tres caballeros religiosos junto con Damiá llevaban las alforjas de sus animales al hombro, con lo que pudiera haber dentro. Ésto hizo que os retrasárais mucho.

Y haciendo entonces camino, cargados hasta las cejas, y con la nieve en la que vuestros pies y tobillos se hundían, marchábais dirección noreste. Y tras quedar atrás el pueblo de St. Pere, que más allá a una legua del camino que seguíais, se alzaba un pequeño cerro, y sobre él, un bulto negro, rodeada de árboles. En realidad, tras escudriñar bien su forma, vísteis que se trataba de una construcción. Por la pinta, la disposición y el lugar, no debía ser un pueblo, sino algún tipo de castillo, abadía, monasterio o alguna que otra construcción solitaria, típica de los caminos entre ciudades y aldeas.

Notas de juego

Lo dicho: podéis seguir el camino en dirección al siguiente pueblo (St. Bartomeu, podéis mirar el mapa) o bien podéis acercaros a echar un vistazo al cerro. Con vuestro próximo post dejadme cada uno claro este aspecto. Decide la mayoría.

Próximo turno: viernes 1.

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29/01/2019, 12:27
Director

Estaba claro para tí. Era ese lugar: la abadía en llamas que se te apareció en sueños. Notaste entonces mucho peso a un costado, y en el bolsito donde guardabas el anillo, tras abrirlo con discreción, lejos de la vista de tus compañeros, lo viste brillar. Brillaba dentro de la bolsa. Era como si el anillo te empujara hacia allí.

Notas de juego

Debo preguntarte otra vez dónde guardas el anillo/cómo lo llevas. Perdona la pesadez, pero como director debo insistir cada vez que te hablo de él ;)

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30/01/2019, 09:13
Sebastián de la Torre Quebrada

Aquel cerro parecía atraer toda mi atención, tan desconocido y familiar al mismo tiempo. Cambiándome de hombro el peso de la alforja que portaba, frené ligeramente el ritmo quedándome atrás del resto hasta casi detenerme.

- Es una abadía - quise decir percibiendo que el resto de compañeros parecían tener semejantes dudas con dicha construcción - Y debe ser un alto obligado en nuestro camino; hemos de dirigirnos allí - dije con un tono de voz repentinamente decidido que ciertamente pretendía dejar de lado cualquier discusión al respecto.

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31/01/2019, 17:16
Dalmau Font de Tossa

Por suerte, el posadero Adriá era un hombre de buena fe y les suministró bastantes víveres sin cobrarles nada.
Dalmau le dió las gracias efusivamente, y recogió la silla de montar y otros utensilios luego de lavarlos como pudo.

El camino de hizo lento y pesado, pues debían cargar con todo aquello a pie.
Y además el humor general era bastante malo después de lo ocurrido la noche anterior y no haber podido encontrar pista alguna sobre los culpables.
En el horizonte se veía un edificio de considerables dimensiones, el cual Sebastián identificó como una abadía.
El caballero de Santiago parecía querer ir allí fuera como fuera, por lo que Dalmau, pese a que lo que quería era avanzar lo más rápidamente posible, decidió que tampoco era una mala opción pararse a descansar allí.
Con suerte podrían obtener alguna montura o algún tipo de carro para al menos subirle el equipo.
Está bien, vayamos. No obstante, viendo lo visto ayer, si pasamos noche en la abadía durmamos junto a las provisiones y hagamos turnos de guardia.
Por muy seguro que parezca el lugar y amables sus habitantes.
dijo con expresión seria Dalmau, que no iba a dejarse sorprender otra vez.

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31/01/2019, 17:55
Damiá, el Gavinet

El marinero empezaba a sentir asco la nieve, parecía solida pero se derretía convirtiéndose en agua, calando por completo sus ropas. El agua del mar, al menos, no era tan traicionera. El agua mojaba, pero la nieve mojaba y enfriaba el cuerpo.

Cuando el Caballero de Santiago propuso ir a la Abadía, el capitán acepto sin miramientos. Solo deseaba un fuego donde calentarse y poder secar sus ropas. Vayamos pues a la Abadía.

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31/01/2019, 19:01
Eguzki el Calvo

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   Otra vez en el camino, otra vez cargando bultos. Muchas vueltas dí en mi cabeza, más no hallé valor para decirselo a los buenos caballeros después de la airada reprimenda que recibí en las cuevas cuando quise usar mi saber. Pero es información, que barrunto de utilidad, así que en cuanto tengo la oportunidad, se lo susurro a Damiá, que registró el establo conmigo y parece hombre de mundo y también al pardo, que no parece ser tan fanático como los caballeros religiosos.

   - Veran vuesas mercedes, que le he dado vueltas a esos objetos que hallamos Damiá y mi pobre figura cuando registramos el establo - susurro mientras los caballeros van algo adelantados o andan distraídos.

   - Uno que ya se ha quedado calvo y es hombre de mundo, de mi saber, a lo que dio gracias a Dios nuestro señor, he llegado a una conclusión que me espanta y quiero poner en su conocimiento. - Tras una mirada alrededor y siempre hablando en susurros sigo, - sospecho que esos objetos fueron usados en algún tipo de ritual de invocación. Que se invocó y que ritual era es algo que no deseo saber, pero esas huellas... -

  Luego dicho lo que no me atrevía a nombrar delante de los caballeros, sigo con voz ya normal.

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31/01/2019, 19:16
Eguzki el Calvo

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   Antes de abandonar la posada, pido al buen posadero una olla, se la compro si es preciso, para hacer caldos, potajes o ungüentos para aliviar las congelaciones necesitaré una olla, cuenco o similar.

   Otra vez en el camino, cargando bultos, la dura vida del campesino. Bueno. Realmente estaba acostumbrado a esta vida, así que a mi no me resultaba tan dura, pero no podía evitar quejarme un poco de vez en cuando. Nos repartimos el peso de los bultos y avanzamos. De vez en cuando charlaba con Caitán y con Damiá, ya que los caballeros me provocaban natural respeto.

   - Veran mis señores, hay algo que me espanta y preocupa, cuando examinamos ese espantoso lugar en el que se convirtió el establo... esas huellas que vimos y que abandonaban el lugar... huellas humanas y descalzas que se internaban en la ventisca en medio de la gélida noche. - Un escalofrío me recorre el cuerpo. - Nadie descalzo podría internarse en una noche así, sin que se le congelaran los pies y los perdiera, nadie en su sano jucio... y... la leyenda... -

   Y aprovechando que teniamos tiempo durante la marcha, pongo en conocmiento de todos lo que nos contó el viejo y la ventisca contra la puerta.

   - Uno de los últimos clientes, un viejo, contó una leyenda de un lobisome que recorre los bosques... un hombre... - vacilo al continuar, o sea que los caballeros religiosos se incomoden, luego continuo, - ... un hombre que se comportá como una bestia... vaga peludo y desnudo... como si se creyera... un lobo, y ataca a viajeros solitarios para morder su carne. ¿Podría vagar por aquí algo semejante y atacarnos? -

   Me santiguo y hablo luego de la ventisca.

   - También anoche, tras la historia, la ventisca subió de intensidad, tan violenta era, que un golpe de viento especialmente fuerte reventó algunos maderos de la puerta de entrada la posada, que se abrió de par en par, entre nieve y vimos el resplandor de un relámpago y el estruendo de un tremendo trueno. Vino el posadero a cerrar otra vez la puerta. -

   - Los animales, aunque ya avanzaba la noche estaban bien, pues los oímos, al menos a las mulas. Y no eran relinchos de terror, si no los típicos relinchos inquietos ante los truenos. Además, nada hubiera sido capaz de prender con semejante ventisca, lo que fuera que pasó, debió pasar mucho más tarde. -
 


 

   En estas, hablando de los aciagos acontecimientos de la noche anterior, de la leyenda y de la ventisca, el tiempo pasa. Caminando entre la nieve, pasa el tiempo. En las proximidades del camino que llevamos, hay un cerro, sobre el que se alza un edificio de piedra, que Don Sebastián indica que es una abadía. El tono de su voz no deja lugar a dudas de que desea detenerse en ella.

   - Si así lo desea, Don Sebastián. No veo que mal puede hacer detenernos en un lugar sagrado, sino lo contrario, rezar a Dios no puede hacernos sino bien. Pero imploro acercarse con precaución si está deshabitada. No sería la primera vez que bandidos, poco respetuosos con lo sagrado, acampan en abadías o ermitas abandonadas. -

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01/02/2019, 20:32
Director

Con la revelación de Eguzki al resto, que contaba no sequé leyenda comentada por otro cliente de la taberna de Adriá, que todos hubísteis a bien seguir el precepto de don Sebastián, quien parecía decidido a ir allí, como si una fuerza le atrayera las entrañas a tal lugar. Dejásteis pues el camino, con todos aquellos bártulos sobre sí (sillas de montar, fardos, zurrones y demás enseres dentro de ellos, por no contar los dos sacos que el curandero vasco había salvado de la barbarie), y caminásteis perpendicular al camino, dirección a la construcción allá en la altitud. Más os valía encontrar paje que os ayudara a cargar todo eso, o bien montura que la llevara sobre sí, pues en la próxima nevada, amén de que Dios así no lo quisiera, que podríais sucumbir con tanta provisión en medio de una ventisca. El caso es que avanzásteis por un bosquecillo nevado, nada denso, y comenzásteis a subir el terreno que llegaba hasta lo que don Sebastián decía abadía.

Y que estando ya muy cerca, tras haber caminado unos veinticinco o treinta minutos en tal dirección (metiendo y sacando los pies de la nieve), que todos hubísteis de comprobar la veracidad de su intuición. Que abadía así lo era. Y os íbais acercando cada vez más y más, con la precaución que el curandero pedía, y tal que así lo hacíais después de la que habíais pasado en St. Pere de Clará.

El camino ascendente se hizo especialmente duro. Si bien no estaba a gran altura, el hielo y la nieve del sendero, resbaladiza pese a tener sol en las alturas esa mañana, hicieron que sudárais lo vuestro. Al llegar vísteis que el gran conjunto de edificios rodeada de una gran muralla, los cuáles tenían un aspecto un tanto tétrico, con sus paredes peladas y un pequeño bosque muerto descansaba en la parte posterior (según habíais llegado). Éste, también, estaba completamente cubierto de nieve. Allá en lo alto había una hornacina sobre la puerta principal, y en ella había una imágen de un santo*. Tras deteneros en la misma entrada, ojeásteis todo el conjunto. La abadía tenía aspecto de estar abandonada, ya que no se veía a nadie. Destacaba además una alta torre que gobernaba el sitio.

Notas de juego

Eguzki, el taberno no vendía nada, asique no puedes llevarte nada más que lo que os dió (el almuerzo para el camino).

El que quiera, con su próxima intervención, puede hacer una tirada de Teología o CULx2 (lo que más tenga).

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01/02/2019, 20:36
Osvaldo

Entonces, Osvaldo alzó un pie, dió unos pasos y soltó todos sus aperos de montura y provisiones junto al portón. Acto seguido se acercó a la puerta y la aporreó.

Veremos si vive alguien aquí -dijo mientras esperaba a que alguien diese signos de vida desde el interior-. Espero que no esté abandonado o sea otro nido de bandidos...

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01/02/2019, 20:36
Hermano Berengario

Tras unos minutos, el portón se abrió. Parecía mucho más pesado de lo que en realidad debía ser, porque tan sólo un hombre, desde dentro, lo abrió. allí apareció un monje envuelto en un áspero y grueso hábito marrón, con una cuerda atada a la cintura a modo de cinturón. Eran las once y media de la mañana.

¿Qué desean? -alcanzó a preguntar mientras miraba con gran interés todo aquella sarta de objetos que llevábais literalmente colgando de brazos y manos-.

Entonces, Osvaldo se dió cuenta de que en realidad no había motivo para llegar hasta allí más que el de descansar, o tal vez preguntar por venta de monturas, si es que hubiera. Por eso, dió un paso hacia atrás y miró a Sebastián, quien había incendiado la mecha de tal visita.

Si desean pernoctar, señores -dijo el monje, como relatando la retahíla que debía soltar a todo viajero que llamaba a sus puertas-, he de hacerles saber que  podrán hacerlo, pero no más de una noche. No podrán estar en esta gran casa más de un día... -entonces dejó finalmente que alguien hablara-.

Notas de juego

Próximo turno: martes 5

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01/02/2019, 20:47
Director

Recordaste un instante tu sueño. Aquel que te habló lleno de luz... No sabías muy bien pero... sabías, de algún modo, que guardaba cierta relación con éste sitio, con esa...

... imágen de la hornacina sobre el portón de entrada. ¿Sería él quien te habló?