Partida Rol por web

Algún lugar del alcantarillado de Barcelona, supones que martes 23 de enero de 2018

Cuando por fin despiertas tienes la curiosa sensación que no ha pasado el tiempo, nada ha cambiado: El tipo ha regresado a su silla y sigue enfrascado en la misma lectura que tan ocupado lo tenía cuando lo encontraste la madrugada anterior.

La luz sigue siendo la misma, trémula e insegura; el aparentemente frágil y apestoso cuerpo de tu anfitrión permanece como siempre, ligeramente encorvado hacia el libro, concentrado en lo que lee.

Madre - masculla al notar tu movimiento. Casi podrías decir que con una sonrisa burlona asomando bajo su capucha -. Hay que ser hijodeputa para llamarle así a un gato - refiere -. Y sin embargo parece que es algo que aprecias en tu existencia - se gira hacia ti.

Hay algo que es probable que sea de tu interés, te lo diré sin contraprestación alguna... - rumia un instante -. Por lo menos no un pago inmediato - corrige -. No la pillaron - informa -. Ni siquiera se dieron cuenta que estaba - añade -. Parece ser que, igual que tu, cuando olisqueó el peligro salió de allí por patas. Tu huiste de Montoya; ese gato sarnoso hizo lo propio con la policía... avatares del destino - sigue con cierta sorna -. Y eso, amigo mío, es algo que nos beneficia - de la manera que habla, por lo poco que sabes de tu interlocutor, dirías que solo va ser él el beneficiado -. Del mismo modo que fui capaz de traerte conmigo también voy a hacerte el favor de traer a esa... Madre - escupe con desdén -. Una vez conmigo veré qué puedo hacer con ella - una mano de piel apergaminada frota el mentón que se oculta bajo la capucha -. Mis fieles sirvientas, las ratas que te trajeron hasta aquí son terriblemente voraces y de vez en cuando conviene obsequiarlas con un festín... algo para que se diviertan - un tono sádico se revela en su manera de hablar, no quieres ni imaginar lo que harían ese montón de ratas gigantescas con tu apreciada gata -. Claro que si me complaces como debes podría llegar a reconsiderar la situación... tu mismo - ofrece con un gesto grandilocuente, como si su planteamiento revistiera una bondad fuera de lo común.

Al abrir los ojos, Eraser tardó unos segundos en recuperar la noción del tiempo. Como si no hubieran pasado las horas, seguía emparedado en aquel asfixiante habitáculo perdido en las alcantarillas de Barcelona, iluminado por la misma mortecina luz y frente al mismo tipo encapuchado y amante de la lectura. El Nosferatu se puso en pie y, con sorprendente despreocupación ante el intento de extorsión de su anfitrión, se presionó dolorido la zona cervical como respuesta a un sueño que obviamente no había sido reparador.

“Estoy más que dispuesto a considerar hacer lo que me pidas a cambio de información sobre la Orden de Sant Jordi, si es que es verdad que sabes algo al respecto. Así que no hace falta que metas a Madre en esto.”

A Eraser le horrorizaba la idea de haber condenado a Madre a una muerte segura por haberla dejado encerrada en su casa. No obstante, ahora que sabía que la gata era libre y que contaba con sus armas naturales para valerse por sí misma, estaba tranquilo. Confiaba plenamente en el instinto de supervivencia del animal, incluso más que en el suyo propio, y por mucho que aquel tipejo lo amenazara con servirla de cena a su camada de ratas gigantes, al Nosferatu le traía sin cuidado.

“Dime qué quieres de mi y hagamos un trato. Pero por favor, olvida la extorsión. Al final, al recurrir a esas tretas para mantenerme controlado, voy a pensar que en el fondo no me consideras tan mindundi.”

Cazadores - manifiesta crípticamente, obviando mayores prolegómenos y yendo directo al asunto -. Algo pasa con ellos, están... desacostumbradamente activos - informa -. Ignoro el motivo pero tener cualquier información al respecto bien valdría lo que demandas - transige.

Su base se encuentra en la Iglesia de Santa María del Mar, en el barrio del Born - ilustra -. Ir a ese lugar y lograr algo, lo que sea, podría resultarnos útil, créeme - requiere sin aportar ningún detalle adicional.

El joven informático arqueó sorprendido sus inexistentes cejas antes las palabras de su anfitrión.

“¿Cazadores?”

Eraser jamás se había enfrentado a uno de esos extraños humanos que dedicaban sus vidas a poner fin a los de su especie, pero, aunque desconociera la presencia de estos en la ciudad condal, había oído hablar de ellos y de lo que eran capaces de hacer por eliminar a un vampiro. Al acto, al rememorar toda esa información, su semblante se iluminó.

“¿Crees que la Orden de Sant Jordi tiene algo que ver con muerte de Luque?”

El Nosferatu miraba con interés al ser de la capucha, esperando que este confirmara sus sospechas.

El individuo cavila un instante, reflexivamente.

Todavía no puedo alcanzar conclusiones al respecto - admite -. Habitualmente la Orden no emprende este tipo de acciones directas. Su función y cometido es otro, no participan en las luchas por el Poder - informa -. Pero en realidad los Cazadores también hacía décadas que, bajo la influencia de Martínez-Sistach, no estaban tan activos - prosigue -. Algo ha pasado con ellos, por eso es tan importante, tal vez trascendental, averiguar qué es lo que ha ocurrido - dispone. 

Por primera vez desde su encuentro, Eraser se sentía tratado como un igual por parte del ser encapuchado. Estaba claro que compartían interés por el asunto de la Orden de Sant Jordi y ese punto en común, por lo visto, había hecho olvidar a aquel enigmático ser sus aires de superioridad.

"Cuando me topé con la Orden por primera vez, pude averiguar algo sobre ella. No demasiado, pero  algo más allá de la asociación de pirados místicos que pretenden aparentar ser. Sé que hace un año, bajo la denominación "Bibliotecario", mantuvieron contacto con alguien en París. En estas conversaciones se expresaba la necesidad de traer a alguien a Barcelona que, cito textualmente, sería debidamente recompensado por sus servicios."

El informático llevaba mucho tiempo queriendo arrojar luz sobre aquel tema y, por ello, se le estaba soltando la lengua.

"Hasta el momento no tenía ni puta idea de lo que todo aquello significaba, pero ahora, después de hablar contigo, me atrevo a suponer... algo."

Tras una pausa dramática quebrada por el repentino chirriar de una desvencijada cañería perdida en la oscuridad, Eraser prosiguió.

"No sé el motivo por el que esa panda ahora está más activa, pero... ¿Puede ser que quizás necesiten más efectivos para la fiesta que están montando y, por eso, han organizado un casting de cazadores a nivel europeo?"

Aunque la pregunta estuviera formulada en voz alta, el Nosferatu, inmerso en sus cavilaciones, no pretendía que nadie le diera respuesta.

"Ya sé que para ti es pronto para sacar conclusiones al respecto, pero... ¿Te imaginas que la Orden de Sant Jordi esté reclutando a más pirados para organizarse y darnos por culo a todos los vampiros de la ciudad?"

El misterioso individuo escucha tu confesión.

Roc me contó lo que habías averiguado y nosotros, por nuestro lado, indagamos al respecto - explica -. Nuestros contactos en París aseguran que El Bibliotecario es un Antiguo Vástago de gran Poder y gustos algo... excéntricos, exquisitos... difíciles de complacer - relata -. Ignoramos, por ahora, qué papel juega, qué motivos que puedan haberlo traído a la ciudad pero me resulta difícil de imaginar que hayan sido los propios Cazadores los que hayan convocado a un Vástago como este... - se muestra dudoso al respecto.

No - sentencia -. Definitivamente hay algo que se nos escapa, una variable en la ecuación que no tenemos controlada y que haya motivado el movimiento de los Cazadores - determina -. Tal vez también se hayan enterado de la presencia del tal Bibliotecario y lo consideren una amenaza para sus intereses, incluso para la ciudad entera... pero son meras conjeturas, sin base... por eso es importante trabajar sobre el terreno, averiguar qué ocurre con esos Cazadores para que se hayan soliviantado de esta manera y qué pinta la Orden de Sant Jordi en todo esto - subraya -. A priori la Orden y los Cazadores no forman ningún tipo de alianza, tienen diferentes objetivos y motivaciones, me resulta difícil pensar que hayan convergido por algo... - se muestra pensativo, reflexivo al respecto. 

Después de las últimas palabras del encapuchado, la duda apareció en el rostro de Eraser.

"Espera, espera. Que no te sigo."

Como queriendo apartar los pensamientos erróneos de su cabeza, el Nosferatu se frotó con énfasis la frente antes de seguir hablando.

"¿Entonces la Orden de Sant Jordi no es un grupo de cazadores o, por lo menos, no es el grupo de cazadores al que te estás refiriendo?"

Aunque poco a poco se empezara a arrojar luz sobre muchos de los interrogantes que ocupaban su mente, Eraser odiaba sentirse tan patéticamente ignorante.

"Vale, creo que ahora empiezo a comprender. Por un lado, tenemos a una pandilla de cazadores que últimamente se comportan como su tuvieran un hormiguero en los calzoncillos y, por otro, está la Orden de Sant Jordi, que probablemente y sin que sepamos el motivo, ha traído a la ciudad a ese tal Bibliotecario. ¿Es así?"

A modo de conclusión, el hacker dio una ligera palmada.

"Pero entonces, ¿la Orden de Sant Jordi qué cojones es?"

Por un lado, tenemos a una pandilla de cazadores que últimamente se comportan como su tuvieran un hormiguero en los calzoncillos y, por otro, está la Orden de Sant Jordi, que probablemente y sin que sepamos el motivo, ha traído a la ciudad a ese tal Bibliotecario. ¿Es así?

Exacto - concede tu interlocutor -. Así es - confirma vehemente complacido. 

entonces, ¿la Orden de Sant Jordi qué cojones es?

El tipo agita negativamente con la cabeza, al parecer resignado ante tu insistencia y, más aún, tal vez considerando que la mejor manera de obtener tu colaboración sea mediante la comprensión de lo que ocurre en la ciudad:

Se trata de una de las Ordenes cabalísticas que hay en la ciudad - transige finalmente -. Capellanes, monjes y religiosos en general que han dedicado sus vidas a investigar todo lo oculto... - añade lacónicamente -. Su afán es el conocimiento, no el Poder o la Victoria... ¿entiendes? - reclama.

Y ahora ve - ordena -. Averigua qué traman Los Cazadores en Santa María del Mar... antes de que sea demasiado tarde... - añade enigmáticamente.

Una monstruosa sonrisa se dibujó literalmente de oreja a oreja en el pálido rostro del Nosferatu. Pese a ser mínima, Eraser estaba satisfecho por la información recibida acerca de la Orden de Sant Jordi. Todavía quedaban muchas dudas por disipar, pero por fin tenía un hilo que seguir. No sabía cuándo ni cómo, pero intuía que al fin alcanzaría a saber el motivo por el que había sido arrojado a las garras de la Orden y, suponía que como consecuencia, entregado a la no-vida.

"Cuando sepa algo, te lo haré saber. Cuenta con ello."

El informático alargó la mano con la intención de estrecharla con la del encapuchado y así sellar el trato. Aunque siguiera dolido, y muy intrigado, por la desbandada no anunciada de su clan, el intercambio de información con aquel tipo le había hecho recuperar algo de fe en la familia.

Además, era más que probable que los cazadores hubieran sido los asesinos de Luque. Si era capaz de recopilar la información adecuada y demostrar su teoría ante Montoya, dejaría de ser un fugitivo y su vida volvería a la normalidad.

"Por cierto, ¿cómo narices se sale de aquí?"

El tipo, el que se supone que debe tratarse de algo así como tu anfitrión, mira la mano que le tiendes como si de un objeto extraño y asqueroso se tratara...

Del mismo modo que has entrado - responde de manera concisa y mientras te despide con un gesto con el que retoma su ávida lectura.

Efectivamente, fuera del pequeño refugio, una de las ratas que conforman el imperio del misterioso individuo parece estarte esperando y, como sospechabas, como si de un sherpa se tratara te guía a través del complejo laberinto de túneles, galerías y cloacas de manera rápida y efectiva aunque andas detrás suyo durante un buen rato, como mínimo una hora de interminable caminata por lugares que jamás habías visto ni soñado.

Quietos!!! - un grito interrumpe tu deambular, provocando que el gigantesco roedor desaparezca por algún agujero cercano que vaya usted a saber el pestilente lugar al que conduce. La voz suena lejana así que estás convencido de que no eres el destinatario de esa orden - Déjalo - requiere autoritariamente el mismo tipo a medida que, llevado por una natural curiosidad, te aproximas al lugar del que procede  - todas quietas o me lío a tiros coño!!!

Finalmente, oculto entre las sombras que imperan en el lugar, alcanzas por su retaguardia una escena que solo puedes definir como pintoresca: Cinco individuos la protagonizan y, para mayor de tus sorpresas, conoces a dos de sus integrantes que no son otras que la pareja de Neonatas Estel y Anna que, junto a ti y el resto, fuisteis presentados la Noche anterior, la que acabó con tu huida precipitada.

El elemento central de la obra lo componen un individuo que, por su uniforme, dirías que se trata de un Guardia Urbano y una chica palidísima y enclenque que va en tejanos y sujetador, sin camiseta; el policía yace en el suelo con la cabeza encapuchada por lo que parece tratarse de la camiseta de la chica que, al parecer, la ha usado precisamente para eso: Cubrir y cegar la visión del Guardia Urbano.

A escasos metros de la escena central, el que parece tratarse del individuo que daba las ordenes, que también va igualmente uniformado, mantiene su pistola en alto, apuntando a la chica que se debate con el que debe tratarse de su binomio pero también alerta a lo que hagan las Neonatas que ya conoces y que se hallan algo retiradas de la lucha entre la chica y el Urbano, aunque apenas solo un par de metros: Igual que el primero de los policías descritos, Estel yace en el suelo, con uno de los grilletes de unas esposas ajustado a su muñeca izquierda y sujetada por Anna, que parece haberla arrastrado por el suelo.

Pese a tener serias dificultades de ubicación, Eraser se sentía un poco menos extraño recorriendo aquel sinfín de corredores que la primera vez. Seguía profesando un circunspecto respeto por las monstruosas mascotas del tipo de la capucha, pero, después del acuerdo con su amo, dudaba que estas le fueran a hacer daño. Con lo cual, el vampiro, dejando el temor a un lado, se concentró durante la travesía en familiarizarse con el entorno e intentar memorizar el camino para posteriores encuentros con su desdeñoso confidente.

Se encontraba buscando alguna forma de facilitar la memorización de los pasillos por los que ya había pasado, cuando de repente se topó de bruces con una desconcertante escena. Dos de las vampiras que, la noche anterior, habían sido presentadas en sociedad al igual que él se encontraban en un altercado con lo que parecían ser dos guardias urbanos. Uno de ellos las increpaba y las apuntaba con una pistola.

Al igual que la rata sherpa, el acto reflejo del Nosferatu ante tal panorama fue desaparecer. Identificando a las dos cainitas como secuaces de Montoya enviadas a las cloacas para darle caza, Eraser reculó unos pasos con la única idea en la cabeza de seguir con vida.

"...todas quietas o me lío a tiros coño!!!"

Aquellas atronadoras palabras interrumpieron la huída del Nosferatu. Por lo visto, la situación no era favorable para las dos vampiras. Incluso le había parecido ver a una de ellas esposada. Teniendo en cuenta la posición ventajosa en la que se encontraba, oculto de la visión de los allí presentes, Eraser valoró la posibilidad de echarles un cable y de empezar a arreglar las cosas para allanar un poco el camino hacia el lavado de su reputación. Además, pensó que si para conseguir el perdón de Montoya y demostrar su inocencia debía espirar a un grupo de cazadores, no estaba de más conseguir algo de ayuda no-muerta.

El informático se aproximó hacia la escena procurando no hacer ruido y, sin ser visto, se colocó a pocos metros tras la espalda del policía. Su intención era utilizar los poderes de la sangre para ocultarse de la mirada de los presentes y, después de aguardar quieto el momento propicio, golpear la mano armada con contundencia para arrebatar la pistola.

Te deslizas sigilosamente entre las sombras y acercándote por la retaguardia del Guardia Urbano que amenaza con su pistola al resto de implicados....

BUM BUM BUM!!!

Los tres disparos retumban en las cloacas como un cañón e impactan contra el frágil cuerpo de la chica de torso casi desnudo que tiene agarrado al encapuchado. 
A pesar de ello, la joven parece verse escasamente afectada por los disparos, como si las balas no le hubieran provocado nada más que una ligera molestia para, a continuación y sin prestar atención a las heridas recibidas, abalanzarse sobre el tipo al que sujeta, los afilados caninos brillantes y desplegados asomando amenazantes en la comisura de sus labios.

Por su lado, Estel, hace un movimiento similar: Aprovechando que la otra tiene sujeto al Guardia encapuchado, también se lanza sobre él con la clara intención de propinar una dentellada en la muñeca del desgraciado individuo...

No hace falta ser muy listo para sospechar que la chica en sujetador se trata de una tercera Cainita que supuestamente se integra con las dos a las que conoces; tampoco que un ataque de dos Vampiros a un mortal inmobilizado y encapuchado tiene altas probabilidades de terminar en tragedia... Tampoco que, de ser así, quedarían en franco compromiso la primera y séptima tradiciones de la ciudad de Barcelona... Un problema mayúsculo! 

De manera simultánea al desarrollo de los ataques de esas dos Vampiras, Anna, la tercera en discordia, ha aprovechado que el de la pistola tiroteaba a la del torso desnudo para abalanzarse sobre ese tipo e intentar desarmarlo... muy probablemente demasiado tarde, ese otro Guardia Urbano, visiblemente sorprendido ante el estéril efecto de sus disparos, se percata del ataque de Anna tratando de repelerlo con otra tanda de tiros... siempre y cuando la Vampira no lo neutralice antes.

Eraser se disponía a alargar la zarpa con la intención de hacerse con el arma del guardia, cuando las acciones que desencadenaron los disparos surgidos de la pistola dejaron claros antes sus ojos cómo se las gastaba el grupo de chicas. Estaba claro que aquellas vampiras no necesitaban la intervención de nadie para salir victoriosas del percance en el que se encontraban y, debido a ello, era poco probable que las Sangres Nuevas apreciaran el gesto “heroico” del Nosferatu y mucho menos que accedieran a tenerlo en cuenta para ofrecerle ayuda.

No obstante, el avance de los acontecimientos descubrió una nueva oportunidad de sacar provecho de toda aquella situación. Quizás llevadas por el acaloramiento de la situación, la suma resolución que demostraban las mujeres estaba al borde de hacerles cruzar el límite marcado por algunas de las Tradiciones de la ciudad. Deseoso de tener algo que le sirviera para controlar a aquellas mujeres, Eraser decidió utilizar el poder de la sangre para ocultarse de las miradas y, sin ser visto, presenciar al detalle todos los errores que aquellas vampiras estaban a punto de cometer.

Estel y la chica de torso semidesnudo se abalanzan como hienas hambrientas sobre el Urbano encapuchado, la una sobre el hueco entre su cuello y trapecio y la otra a la muñeca. Al empezar a chupar de él, parece desfallecer en un éxtasis perverso, mortal de necesidad. 

Dios mío va a morir!!! - grita repentinamente la desconocida a la vez que con su brazo trata de apartar a Estel del cuerpo del policía.

No te parece una acción violenta, simplemente una manera de captar la atención de Estel que, a pesar de la sutileza empleada, recibe el advertimiento fulminándola con una mirada llena de rencor que, sin embargo, tiene la facultad de interrumpir el atracón que tan ocupada la tenía -. ¿Dónde tiene el cabronazo la llavecita de las malditas esposas? - refunfuña tras cerrar la herida en la muñeca del Guardia de un ligero lengüetazo para ponerse a buscar, de manera en absoluto delicada, entre el uniforme del policía que, al dejar de ser sujetado choca contra el suelo como un saco o peso muerto, convulsiona y echa blancos espumarajos de saliva por la boca... sin ser un entendido, sospechas que realmente está en las últimas a causa de la Sangre perdida.

Sea como sea, a Estel no le resulta excesivamente complicado encontrar la llave que busca, un delgado cilindro de acero con una llave en su extremo, en uno de los enganches del cinturón.

Tres veinte, tres veinte, aquí tres quince...

Mientras forcejea con Anna, la radio del otro Urbano, el de la pistola, crepita a tu lado llamando poderosamente tu atención.

Tres veinte, tres veinte, aquí tres quince, estamos dentro, hemos oído tiros abajo, va todo bien? Tres veinte, tres veinte, contesta cojones!!! 
...

Quien sea que se trate del remoto interlocutor parece evidentemente agobiado.

Mierda, tres veinte, BAJAMOS!!!
Ha recibido cero cero???

Recibido, tres quince...
De cero cero a todas las unidades: Incidente con arma de fuego con patrulla implicada.
Perdida comunicación con la patrulla implicada.
calle Princesa 42.
Repito: Incidente con arma de fuego, patrulla implicada por ahora no da respuesta, todas las unidades disponibles al lugar, APOYO URGENTE EN PRINCESA 42!!!

Recibido del tres diez.

Recibido tres treinta.

Copiado del cuatro cero cero.

Cuatro cuarenta en camino...

...

Y las últimas comunicaciones quedan ahogadas por el sonido de las sirenas que, al otro lado de las ondas, se desatan en camino al lugar en el que han dado el aviso.

Mientras tanto, a tu lado, en la pugna que Anna mantiene con el otro Urbano, la Cainita tropieza como consecuencia del rifirrafe que mantienen, pierde pie y cae al suelo... parece que las tornas cambian y que el policía, ahora si, podrá tirotear a la Cainita.

La hasta ahora desconocida, en cuclillas sobre el cuerpo del policía, observa horrorizada sus convulsiones; se lleva las manos a la boca confundida hasta tomar una determinación y cerrar la herida que había infringido al encapuchado al que despoja de su camiseta: - Ayuda a tu amiga - le indica con resentimiento a Estel mientras ella hace ademán de abrirse la muñeca para tendérsela al moribundo Guardia Urbano.

Activada como un resorte, Estel se incorpora de un brinco prodigioso y se desplaza, a increíble velocidad, proyectándose contra el Guardia Urbano que pretende disparar a Anna; si bien parece que no va a lograr evitar los tiros que pretende si que, acto seguido, podría ser que lo tirara al suelo.

Anna, por su lado, rueda por el suelo tratando de evitar el tiroteo inminente.

Eraser contemplaba la escena desde la oscuridad con una mezcla de inquietud y morbo. Aunque su intención fuera presenciar deslices de aquel tipo, no pudo dejar de estremecerse al ver al policía al borde del desangramiento.

“¡Joder! Muy bien, seguid así.”

Entonces la radio de unos de los guardias se puso en funcionamiento. Por lo visto, alertados por los disparos, los compañeros de aquellos dos desdichados se disponían a bajar a las cloacas para socorrer a sus colegas. El Nosferatu, consciente que de poco le podía servir un enfrentamiento abierto contra la policía urbana de Barcelona, se encaró nuevamente contra la retaguardia del policía armado y levantó los puños con la intención de propinarle un buen golpe que lo dejara fuera de combate.

Tu golpe por la espalda resulta demoledor y tiene la virtud de noquear al Guardia Urbano de la pistola que, conmocionado por la contundencia empleada, cae al suelo inconsciente, como si de un saco de boxeo se tratara.

Qué pasa tías - saludas con desconcertante familiaridad, agachándote para recoger la pistola caída del policia - nos abrimos de aquí o esperamos a que llegue la caballería, cómo lo veis???

Sí, salgamos de aquí - anuncia Estel, tomando la iniciativa en la terna de chicas. En ese preciso instante te percatas que una fea cicatriz adorna su cuello y que va completamente pringada de lodo y aguas fecales; como si se hubiera estando revolcando por las cloacas... la que fuera la estrella de vuestra accidentada Ceremonia de presentación ofrece una imagen completamente distinta a la de la noche anterior; algo que, de alguna manera reduce la distancias abismales que os separan y la distinguen de alguien como tu. 

La atractiva mujer abre el grillete de las esposas con la pequeña llave que le quitó al otro urbano, y tira esa ligadura al húmedo suelo al mismo tiempo que emprende la marcha, alejándose tanto de la escena como del lugar del que proceden los pasos que se aproximan.

Gracias - te dice de manera aparentemente honesta Anna, la otra de las Cainitas a las que conoces y que también se encamina tras Estel.

En lo que respecta al otro Guardia Urbano, la chica de torso semidesnudo parece haberse resignado a no poderlo rescatar y mudamente, sin pronunciar palabra, también os sigue en la huida del lugar en el que dejáis a la malograda pareja de Guardia Urbanos.