Partida Rol por web

Tras haber intercambiado algunas palabras con Ser Dayne y haberse dirigido brevemente al joven y rollizo sirviente que acompañaba al caballero, Oberyn regresó junto a Lady Lenia, que estaba siendo atendida por varios de los caballeros.

El dorniense se acercó a la muchacha y posó una mano sobre su hombro, de manera afectiva.

-Lady Lenia, he pedido a uno de vuestros sirvientes que os traiga un caldo caliente -aclaró, en tono cordial-. Por vuestra salud, no ingiráis ningún otro tipo de líquido durante el día de hoy. Ignoro si podrá haceros mejorar, pero al menos no hará más daño a vuestra garganta.

El sol de las primeras horas de la tarde le agradaba. Sloth levantó la vista al cielo mientras caminaba hacia los invitados. Se llevó una mano a la frente para que los rayos no le cegara y siguió con la vista las bandadas de pájaros que volaban sobre la Fortaleza. Una tierna sonrisa de relajación, que a ojos ajenos podría parecer una mueca grotesca, apareció sobre su rostro.

Pero esa tranquilidad le duró poco. En cuanto echó un vistazo al grupo, la intranquilidad volvió a su corazón. Tabitha y Alyra no se encontraban con sus invitados y Lenia estaba en el suelo. A Sloth no le gustaba. De Tabitha podría habérselo esperado, era más rebelde; pero no de Alyra. Ella estaba tan preocupada por que todo saliera bien, que le parecía imposible que hubiera desaparecido en medio de la comida sin más. Y ¿a qué se debía la palidez de Lenia?

Oh, y esa cara infame que distinguía entre los invitados… No lo había visto hasta ese momento. ¡Cuánto desearía haberle dejado fuera de la Fortaleza! ¿Por qué ocurrían cosas malas en el día especial de las niñas? El desastre se cernía sobre ellos y no sabría si podría ayudar a solucionarlo, no después del poco éxito que había tenido en sus tareas hasta ahora.

Se alegró al menos de ver que habían subido al fin la comida y la bebida a los jardines. Ahí no olía mal. Se preguntó si alguien había hablado ya con el mayordomo. Ese Evan tenía que saber algo sobre la peste a estiércol de caballo.

Se dirigió directamente hacia Lady Myriah, lleno de nervios. No traía muy buenas noticias.

- Mi señora, Sloth lo siente, ha hecho todo lo posible, pero no ha encontrado a Lord Rhys. Sloth incluso ha hablado con los soldados de la Torre del Fénix, pero no saben dónde está el señor. O eso dicen, porque Sloth no pudo subir a sus aposentos para comprobarlo –Resentía la desconfianza de esos soldados, incluso ante alguien que llevaba trabajando para la familia tanto años como él-. Ginevra está localizada. Llegó a la cocina hace un rato, pero Sloth cree que le pasa algo, no hablaba con nadie y no ha hecho caso a lo que Sloth le decía. Y Ginevra siempre hace caso a Sloth, lo escucha.

Mientras esperaba respuesta, se fijó en Fiona, que ya había llegado a los jardines. Esperaba tener un poco de tiempo para hablar con ella, tras las horribles sospechas que le había confiado. ¡Horribles, horribles sospechas!

Cedric llegó al jardín medio absorto en sus pensamientos tras el shock que representó ver a aquella criada, su rostro era tan... familiar, pensó.

Al deshacerse por fin de aquella idea prestó atención a lo que ocurría en el jardín. Lady Lenia se encontraba descompuesta y varios caballeros se apretujaban en torno a ella con la intención de asistirla. Por otro lado, Sloth también entraba en escena con los nervios de punta lo que hizo entrar en desesperación rapidamente a Cedric. 

Al no terminar de comprender lo que sucedía, Cedric buscó un rostro familiar entre la multitud. Allí estaban los Risefeller, espadas juramentadas que como él eran vasallos de Lord Rhys. Los apartó un poco con el fin de hablarles.

- Mis señores, ¿serían tan amables de explicarme que ha pasado aquí? -  les preguntó Cedric a los hermanos con el fin de entender un poco más la situación que estaba presenciando.

Al ver aparecer a Bernard una sonrisa amplia se dibujó en el rostro de Tyler, hacía bastante rato que no sonreía de aquel modo pero ver a su hermano le devolvió los ánimos. Tenía cosas que contarle, debía ponerle al día sobre un asunto muy concreto que tan solo a ellos dos interesaba.

Abrazó a Bernard dándole unos golpes en la espalda.

-Ya creía que te había sucedido algo, no es propio de ti ausentarte de una comida copiosa y sabrosa- Dijo a Bernard.

Entonces se aproximó a ellos Ser Cedric, Tyler no le había visto tampoco hasta el momento.

-Que grata sorpresa Ser Trindell- Dijo al caballero - Bueno, parece que llegais a tiempo para comenzar a comer, todo se ha demorado bastante. Han habido varios imprevistos, pues el comedor estaba apestado, literalmente, así que las damas han optado por hacer la comida en el jardín. Por otro lado parece que las hijas de la familia Vaelys no están al cien por cien. La mayoría están aquejadas de algún mal. Sería muy excitante atribuírlo a brujería, pero me temo que más bien responda a una noche con poco descanso y muchos nervios- Respondió a su pregunta -¿Y cómo está vuestra esposa y e hijos Ser? Hacía tiempo que no nos veíamos- 

Como siempre Ser Tyler lucía de forma impoluta, ni un solo pelo fuera de lugar, ni una sola arruga osaba dejarse ver en su atuendo. Siempre dirigiéndose hacia sus interpelados de manera de lo más elocuente. Distaba mucho de la imagen que ofrecía Ser Cedric, siempre sucio, desaliñado y de formas que solo el gran señor de un chiquero podía presentar. Contestó a la pregunta recibida de forma rapida y sin perder tiempo ni devolver la cortesía fue al grano.

- Se encuentran muy bien, aprecio su interés milord, mi señora esposa siempre pregunta por vuestra familia. Debería aceptar mi invitación y hacernos el honor de pasar unos días en mi dominio. Puede que no sean muy extensos ni lleno de lujos, pero aun así sabemos agasajar a nuestros invitados. - Y más aún cuando nuestro invitado se encuentre tan próximo a convertirse en nuestro nuevo Lord pensó.

Cedric echó un rápido vistazo para cerciorarse de que nadie lo oyese, e inclinándose aún más hacia Ser Tyler le dijo:

- Le confieso milord, que he venido hoy hasta aquí con la esperanza de que usted logre desposar a la hija de nuestro Lord, nada me gustaría menos que terminar sirviendo a un Señor ajeno a nuestra tierra, ¿sabéis o que os digo? Nada tienen que hacer aquí estos forasteros. Sinceramente no creo que sea coincidencia que se arme tanto alboroto el día que llega tanta gente extraña al castillo. Yo os lo digo yo, tanto caballero revoloteando como cuervos alrededor de las hijas de nuestro señor me da asco. -

Enarcó levemente las cejas y asintió con la cabeza mientras respondía a la invitación de Cedirc a sus tierras.

-Por supuesto, ciertamente me gustaría visitaros, y si me lo permitís, contribuir con el vino para la cena- A Tyler le gustaba tener buena relación con los demás vasallos de la casa Vaelys y siempre había sido cordial en el trato. 

En cuanto al otro tema sonrió un poco, tratando de relajar al caballero.

-Bueno, las moscas acuden a la miel... Creo que debemos tratar de disfrutar de la fiesta en la medida de lo posible, a fin de cuentas es el modo que han decidido Lord y Lady Vaelys, así que tan solo podemos esperar a que las hijas tengan tan buen gusto como vos- Dijo a Ser Cedric un tanto divertido, aunque en el fondo de su ser comprendía perfectamente sus palabras e inquietudes. -En cuanto a los percances, si, es cierto que es mucha casualidad, no somos los primeros en temer que alguien pueda estar conspirando ¿pero quien? Sea quien sea debería pagar por su atrevimiento a dañar de este modo a unas criaturas tan bellas como inocentes- 

Cedric tenía muchas cosas que contarle a los hermanos, pero delante de todos no era el momento ni el lugar, por lo que quiso cerrar la conversación lo más rápido y concisamente posible.

- Pues no me gusta hablar de suposiciones, ni mucho menos empezar a señalar gente y echar culpas. Pero se dice que la orden del Lord y su insistencia en no dejar entrar caballeros armados se debe principalmente a que teme que Ser Mordred intente atentar contra su persona. Yo mismo he sido testigo de cómo Ser Mordred era el más enojado por la decisión del Lord de despojarnos de nuestras espadas. Ante tanto personaje extraño en el castillo es nuestro deber proteger a nuestro señor, por lo que habrá que estar alertas. Por cierto, ¿os habéis enterado que la voluntad del Lord es hacer heredero a su bastardo? ese Edric Colina. Si ninguna de las Ladys Vaelys llegase a desposarse antes de su muerte, es su voluntad que Edric herede todo. Esto es simplemente inconcebible. – Les dijo Cedric a ambos caballeros. - Os dejo libre milord. Pero estad bien atentos y no dudéis en buscar mi ayuda de ser necesario, ustedes son las únicas personas decentes esta noche. – Les echó una última mirada. – Espero se mantengan así y no se dejen envenenar por las intrigas de esta gente que nada tiene que hacer por aquí. -

Las palabras de su madre eran certeras, así que no podía hacer otra cosa que asentir. No se iban a jugar la fiesta por otra tormenta como la de la noche anterior. Pero, ¿qué iban a hacer con el olor? La joven miró hacia el jardín. Había flores tremendamente olorosas, pero quizá no era suficiente para taparlo por completo. Necesitaban combinar muchos olores que no aplastasen el sabor de la comida y que, al mismo tiempo, no embotaran los sentidos. Tendría que ir a hablar con el maestre. Quizá él si que tuviera una solución.

Lenia casi se cayó al suelo. Se giró al mismo tiempo que su madre, pero ella se quedó unos segundos más en su sitio. Le preocuparon los dos posibles escenarios que se crearon en su cabeza. Para ambos, poco podía hacer. Pero tenía que reunir a sus hermanas y hablar claramente, discutir con ellas sobre la situación... Y ellas tendrían que dejar el odio que tenían hacia la primogénita de lado.

Se acercó hasta Lenia, pero se quedó apartada para no agobiarla. Escuchó las palabras de Oberyn y asintió.

Mi hermana debe ir a descansar a su habitación ahora mismo. Merol, que el resto de mis hermanas vayan al cuarto de Lenia, tenemos que velar por ella y su salud.

Ser Tyler -Por supuesto, mis señoras, en cuanto terminéis de conversar regresaré junto a vos Lady Lenia- 

A Lenia le supo mal tener que decirle a Tyler que se marchara cuando ella misma había pedido a Alester que le indicara que viniera, pero dada la presencia de su madre, esperaba que esta le dijera lo que tenía que decirle. Si por Lenia hubiera sido, se habría marchado de allí evitando la bronca de su madre pero tenía educación y aguantaría lo que tuviera que decirle, aunque no sabía realmente si iba a regañala, ¿había hecho algo malo?

Lenia vio a lo lejos como Fiona llegaba con comida y la boca se le hizo agua, luego, Oberyn se acercó, poniéndole la mano de forma cariñosa y cómplice sobre el hombro.

Oberyn : -Lady Lenia, he pedido a uno de vuestros sirvientes que os traiga un caldo caliente -aclaró, en tono cordial-. Por vuestra salud, no ingiráis ningún otro tipo de líquido durante el día de hoy. Ignoro si podrá haceros mejorar, pero al menos no hará más daño a vuestra garganta.

Lenia miró a Oberyn y asintió agradecida por el caldo, lo cierto es que le vendría bien, al ser líquido no le costaría tragar y el calor seguro que la reconfortaba. A pesar de estar su madre allí, Lenia posó su mano sobre la de Oberyn para darle un pequeño "apretón" agradecido, no podía hablar, así que lo único que podía hacer era hacer gestos y esperaba que ese gesto fuera entendido como un gesto de agradecimiento y no de coquetería por parte de su madre.

Entonces, Sloth se acercó.

Sloth - Mi señora, Sloth lo siente, ha hecho todo lo posible, pero no ha encontrado a Lord Rhys. Sloth incluso ha hablado con los soldados de la Torre del Fénix, pero no saben dónde está el señor. O eso dicen, porque Sloth no pudo subir a sus aposentos para comprobarlo

El rostro de Lenia reflejó preocupación, tal fue, que se puso en pie, ¿donde estaría su padre? ¿estaría bien? estaba muy preocupada por su salud, ¿y si se había mareado? ¿y si le había pasado algo?.

 Astrid también se acercó.

Astrid : Mi hermana debe ir a descansar a su habitación ahora mismo. Merol, que el resto de mis hermanas vayan al cuarto de Lenia, tenemos que velar por ella y su salud.

Lenia negó, no quería descansar, quería saber donde estaba su padre, quería poder hablar y gritar si era necesario, quería hablar con Tyler para resolver unas dudas y definitivamente comenzaba a agobiarse con todos los temas que parecían no resolverse. 

Miró a su madre, quien aún no le había dicho nada, luego a Oberyn con complicidad y preocupación, como si no necesitaran hablar para entenderse, sabía que Oberyn entendería su preocupación, después miró a Astrid, quería reunirse con sus hermanas, si ... necesitaba hablar con ellas, aunque hablar no era justamente lo que podría hacer, pero Alyra si lo haría, Alyra hablaría por ella, porque Alyra sabía lo que Lenia pensaba.

No quería marcharse ahora que la comida había llegado, no quería que los caballeros pensaran que irse era una falta de respeto, pero tenía preocupaciones en mente ... ¿como iba a resolverlas?.

Tomó la pizarra y escribió.

" Gracias hermana, creo que solo necesito comer algo "

La intención de Lenia era que los caballeros se sentaran a comer ya y dejaran de pasar hambre, si ella se iba, la cosa se retrasaría un poco más, así que se sentarían a comer, probaría algo del caldo que Oberyn había pedido amablemente para ella, trataría de hablar con Tyler en la medida de lo posible y luego se disculparía, se iría a sus aposentos y trataría de hablar con sus hermanas y buscar a su padre.

Borró la frase de la pizarra y escribió nuevamente.

" Por favor, hacer que los caballeros se sienten, tendrán hambre "

Le mostró la pizarra a Astrid y su madre, que eran las que podían hablar. Se sentía algo debil, pero hizo un gesto señalando la mesa para que los caballeros pudieran ir tomando asiento de una vez, tenía que ingeniárselas para sentarse entre Ser Tyler y Ser Galbart, pues tenía que hablar con ellos.

Una vez Ser Tyler fue a hablar con Lady Lenia, Alester se quedó solo con la pequeña Mira. Al principio, contra todas sus sospechas, la niña permaneció a su lado e incluso le preguntó por las historias aburridas que le contaba a su sobrina. La había visto tan retraída antes, que pensó que no iba a querer tratar con desconocidos. Y, en realidad, así acabó siendo.

- Oh, historias sobre batallas y lugares lejanos. Historias antiguas sobre dragones, también. Pero a ella solo le interesaban los cuentos sobre princesas y, de esos, me temo que no conozco muchos. Sobre princesas guerreras, sí, pero las que le gustan a ella no usan la espada –Hablaba hacia la muchacha, aunque esta, inquieta, no paraba de moverse de un lado a otro. Con media sonrisa y cara de confusión, Alester dudaba de que estuviera escuchándolo. Efectivamente, un minuto después salió corriendo hacia su hermana Lenia.

- Igual que Delena –murmuró para sí mismo el caballero, soltando una carcajada. La única diferencia era que su pequeña sobrina le decía directamente a la cara lo aburrido que era, mientras que Mira había decidido ahorrarle esa humillación.

Fiona pasó a su lado para colocar algunos de los platos en la mesa. Mientras la joven realizaba estas tareas, Alester se dirigió a ella:- Os hacía reposando –Su voz transmitía una mezcla de diversión, incredulidad y cierto reproche por que la joven no se tomara en serio su salud-. ¿Cómo os encontráis? Espero que os estéis recuperado –Aunque, vista la pequeña cojera que traía, dudaba de que así fuera.

Dejó tranquila a Fiona, que claramente estaba ocupada y tenía que hablar con su señora, y se quedó mirando al grupo que se había formado alrededor de Lenia. No alcanzaba a escuchar todo lo que decían, pero había entendido que alguien quería que se marchara a descansar y ella se negaba. La testarudez abundaba entre los habitantes de la Fortaleza.

La entrada de Marvin en los jardines le hizo ver que habían existido algunos problemas con lady Lenia, observando como había una gran cantidad de gente a su alrededor, haciéndose eco de algunas conversaciones de los nobles y, siendo lo más destacable, una pizarra con la que la joven noble se comunicaba. Por un instante, el tiempo que le llevo contemplar la escena compuesta por el grupo de presentes en los jardines, el castellano estuvo a punto de dejarse llevar por la curiosidad y preguntar qué sucedía. Solo por lo inapropiado que hubiese resultado ese actuación, decidió reprimir su curiosidad y acercarse hacía la señora de la fortaleza con la intención de comunicar la dificultad de la misión que le había encargado. Terminó por abortar esa idea al ver como Sloth ya le mencionaba algo similar a lo que él mismo iba a hacer.

- Milady, Sers, damas - fue realizando una serie de reverencias ante cada noble a modo de saludo hasta que presenció a una de las personas que menos esperaba ver, Fiona. Al igual que oyó decir a Ser Alester, Marvin también pensaba que la chica estaría recuperándose y no ejerciendo sus labores. 

Oberyn esbozó una leve pero cordial sonrisa ante el apretón de mano de Lady Lenia. Podía percibir la preocupación que se vislumbraba en el rostro de la joven, supuso que no sólo por la forma en la que empeorado su garganta a lo largo de la mañana, sino también por la repentina marcha de su hermana Alyra y la ausencia de Lord Rhys.

El dorniense dio un resoplido al ver que el joven sirviente a quien había pedido el caldo caliente para Lenia continuaba al lado de Ser Lance Dayne, ajeno a la situación de la hija de su señor. Lady Astrid, que también había mostrado preocupación por su hermana Lenia, había dado órdenes al mismo sirviente, al que se había dirigido como "Merol". A pesar de la negativa de Lady Lenia a acudir a descansar a sus aposentos, el rollizo sirviente Merol no había dado muestras ni de dirigirse a Lady Astrid para acatar sus órdenes ni de ir a buscar el caldo que la Víbora Roja de Dorne había pedido para Lenia.

El príncipe dorniense supuso que quizá Merol fuera un joven descuidado, lento de reflejos o incluso valoró la posibilidad de que el zagal pudiera ser sordo. Sabiendo que quizá Merol no fuera a buscar nunca el caldo que había solicitado para Lady Lenia, Oberyn se dirigió caminando hasta la joven criada con la que Alyra había hablado antes.

-Sois Gwen, ¿verdad? -le preguntó, con amabilidad-. ¿Podríais servir un caldo caliente a Lady Lenia? Su garganta se halla un tanto dolorida, y podría serle de mucha ayuda para aliviarla.

Astrid leyó el mensaje de su hermana y frunció el ceño. Había cosas que no podían seguir esperando, y más viendo la gravedad del asunto. Una hermana huida y otra medio desmayada. Tendrían que poner cosas en común para aclarar el asunto, pues algo no estaba yendo como debía, y esa noche todo tenía que ser glorioso.

Señores, por favor, vayan sentándose para comer anunció Astrid, ya que su madre no tomaba la iniciativa.

Se agachó junto a su hermana y la alzó con delicadeza la mejilla, observando el color de su rostro.

Astrid no había tenido un gesto cariñoso con sus hermanas desde hacía mucho tiempo, quizá nunca lo había tenido. Era fácil adivinar que algo iba a decir

Tenemos que hablar de lo que nos está pasando ya anunció con urgencia, intentando hacerla comprender por qué era necesario que se ausentaran del lugar cuanto antes.

al regresar a los jardines Gwen noto como se iba llenando de gente y al parecer la mayoría de los invitados se encontraban dispuestos a comer, por lo que pasaba a lo largo de las mesas por si a alguien se le ofrecía algo, cuando de pronto escucha a Oberyn, mientras veía un con una rostro que mostraba algo de preocupación a Lady Lenia, esperando que pronto mejorara, cuando oberyn termino de hablarle ella lo vio a los ojos agradecida por la preocupación que el dorniense le daba a Lady Lenia.

-Gracias, milord, en un momento lo traigo.

Gwen entonces emprendio camino a la cocina para trarle el caldo.

Galbart se alejó de la joven Vaelys aún sentada a cuyo lado se encontraban su madre, su hermana Astrid y Oberyn que se acababa de unir al pequeño grupo de nuevo, el cometido de buscar algo caliente para Lady Lenia pareció solventarse con rapidez, por lo que su ayuda ya no era necesaria, pero su preocupación por Lady Lenia seguía patente así que recidió retornar a su punto de origen aunque ésta vez se mantuvo a unos pasos de distancia, Lady Myriah había sido meridianamente clara.

Miró de manera alternativa a todos los participantes de la escena y afinó el oído llegando a escuchar las palabras de Astrid instando a todos a sentarse para al fin poder comer, dedicó una última mirada a Lady Lenia la cual reflejaba un gesto de cierto cansancio y angustia, no poder hablar y su malestar empezaban a pasarle factura, aunque mantenía la compostura con valentía. Se acercó unos pasos más al grupo y se mantuvo a la espera para ver que hacían el resto de los presentes.

Galbart miró a Lenia buscando sus grises ojos, la matriarca claramente le había alejado de ella de un plumazo y sin tapujos, ellos se habían arriesgado y habían sido descubiertos, pero al norteño le daba igual, sabía lo que quería y estaba decidido. Se convirtió en un espectador ésta vez no tuvo más remedio, no era un participante y sólo pudo consolarse con buscar la joven mirada de Lenia y sonreir ligeramente para no ser descubierto mientras sus ojos se cruzaban fugazmente de tanto en tanto.

Rezó porque no llegasen a obligarla a retirarse a sus aposentos, por el momento no podía hacer más, salvo esperar.

Cedric no aguantaba más el hambre, sabía que no era adecuado para un caballero el acomodarse en la mesa hasta que las hijas de su Señor no se encontrarán en buen estado. Por otro lado, tampoco tenía una buena reputación que guardar, nadie esperaba más de él que verlo medianamente bien vestido, y ni con esas expectativas había podido cumplir. Parecía más un plebeyo, un artesano o hasta un agricultor antes que un Lord, por pequeño que fuese su territorio.
No muy disimuladamente, se abrió paso entre los invitados y dirigiéndose a Lenia le dijo:

- Si milady lo permite, iré tomando la iniciativa. -

Luego, tomo un lugar en la mesa haciendo gestos al resto para que se unieran a él.

Oberyn : ¿Podríais servir un caldo caliente a Lady Lenia? Su garganta se halla un tanto dolorida, y podría serle de mucha ayuda para aliviarla.

Lenia se sorprendió del interés de Oberyn por su salir y se sintió muy afortunada por ello. Una vez alguien le dijo que se podía saber quien estaba realmente de tu lado, en situaciones malas, aunque puntualizo que en situaciones de enfermedad, aparecían buitres, dudaba que Oberyn fuera un buitre, debía preocuparse de una manera sincera, por lo que le miró y le sonrió agradecida, aunque cansada. 

Astrid : Señores, por favor, vayan sentándose para comer

Lenia asintió ante la petición de su hermana he hizo un gesto señalando la mesa, su hermana luego se inclinó haciendole un gesto cariñoso, a lo que Lenia pareció un poco reacia, pero al intercambiar con su hermana un susurro, suspiró y asintió.

Gwen : Gracias, milord, en un momento lo traigo.

Gwen y Fiona siempre estaban preparadas para cumplir con lo que se les pidiera, agradeció a Gwen que hiciera caso a Oberyn, Lenia pensó que ese caldo le vendría realmente bien.

Cedric - Si milady lo permite, iré tomando la iniciativa. -

Lenia volvió a asentir y se puso en pie, lo cierto era que mientras ella demostrara malestar, la gente no comería y esa noche era más importante que esa comida, igual necesitaba descansar un poco después de todo. Una vez en pie tomo aire para no marearse y miró a su madre y a su hermana Astrid, luego a la pequeña Mira que permanecía en silencio. Con pulso ligeramente tembloroso escribió en la pizarra.

" Si me disculpan, necesito unos instantes para reponerme " mostró la pizarra a los caballeros mas cercanos a ella "Volveré en cuanto pueda " La pena y la rabia asomaba en sus ojos, no quería irse, pero si se desmayaba o empeoraba su estado, sería mucho peor. Miró a Astrid esperando que ella la acompañara a sus aposentos.

Continuaba relativamente cerca de Lady Lenia, aguardando aquella conversación pendiente. Cuando Lady Astrid se acercó no pudo evitar mirarla. Ambas hermanas conversaron un poco, lady Myriah también seguía allí.

Al poco rato la primogénita instó a los invitados a que fuesen tomando asiento para comenzar a comer. Lenia apoyó su iniciativa con gestos. Ciertamente si esperaban mucho más las viandas que habían servido se quedarían frías. Sin embargo,
a pesar del hambre, Tyler no quería faltar a las damas y no olvidaba que se le había hecho llamar. Por esa razón no podía simplemente alejarse.

Tras leer lo último escrito en aquella pizarra recorrió con paso decidido la distancia que le separaba de ellas. En sus ojos podían apreciar preocupación y decisión.

-Si me permitís os acompañaré hasta el pie de la torre-Se ofreció brindando su brazo. Si Lenya empeoraba por el camino o si volviese a sufrir un desmayo era muy posible que Astrid se encontrase sola ante aquella situación.
En un indeseado pero posible caso así unos brazos fuertes podrían ser de gran ayuda.