Partida Rol por web

Al escuchar a su padre hinchó los carrillos. 

¿En serio tenemos que esperar a las demás? Tengo hambre. O sea, estoy segura que todos tenemos hambre, no es de buena educación hacer esperar a los invitados, padre -le recordaba poniendo cara de circunstancias, mirándolo con sus grandes orbes azules y esperando que por todos los dioses del mundo habidos y por haber les dejara comer. A ver si ahora iba a castigarlos a ellos porque las demás fuesen unas perezosas... Desde luego, ¿Tabitha la primera en levantarse? Lo nunca visto. 

Suspiró y no pudo evitar sonreír de medio lado ante la réplica de Ser Bernard, que rebotó en Ser Tyler y se la devolvió. 

Y... Va ganando Ser Tyler, señores... -comentaba por lo bajo, haciendo virar sus dedos para acabar señalando al hombre en su izquierda.

Se rió por lo bajo mirando primero a Ser Tyler y luego a Ser Bernard, encogiéndose de hombros.

Se llevó una mano a la nariz, sorprendida. Evan no podía ser quien llevara aquella peste. Y Ginevra misma definitivamente no lo era. Se apartó para dejar paso a Evan, aun con pasos medidos. Escuchó a Tabitha. Inesperadamente, respondió con una sonrisa a ella. Manteniendo la ecuanimidad, después respondió al señor.

- Una molestia temporal - se excusó, en su fuero interno tratando aun de dominar la materia con la mente. Sonrió, como para demostrar que estaba bien - Además, tengo la solución a un planteamiento sobre la fiesta surgido ayer que creo que os gustaría escuchar. 

Cuando sea pertinente tratar el tema, por supuesto. Tenía que disimular el juvenil brillo malicioso de sus ojos al pensar en Merol como el nuevo bufón. Bajó los ojos, para recuperar la seriedad y responder a su prima.

- A ser posible, me gustaría hacer una última prueba viéndotelo puesto cuando fuera posible.

Si se hubiera tratado de Astrid, lo hubiera interpretado como si su adorada prima estuviera intentando manifestar superioridad y aislarla, a la par de asegurarse la atención de los Risefeller en la competencia que debía de haber en la fantasía de su cerebro de intrigante leona. Incluso si hubiera sido otra de sus primas, habría dudado.

Tabitha era diferente. Ella y Mira eran sus favoritas, y por buenas razones. Además, había una amistad sincera de por medio.

La pregunta en realidad, significaba si después podrían reunirse a solas. Había algo importante de lo que debía hablar con ella.

Ginevra se encontraba allí, tan hermosa como siempre. También la Tabitha, con su indomable carácter. No pudo evitar sonreír al ver que los hermanos estaban junto a ella. Eran buenos hombres, honrados, estaría bien que uno de ellos alcanzara el corazón de aquella muchacha que apreciaba como propia.
Se acerco a su señor y le susurro.- Lamento interrumpiros, mi Lord pero debo comunicaros algo, es privado.

No pudo contener una sincera sonrisa ante el comentario de Tabitha a cerca de las batallitas de hermanos. Siempre le gustaba ganar, eso estaba claro, suponía que a todo el mundo le gustaba eso. Esperaba la respuesta de su hermano, seguro que tendría alguna lista para dispararla.

La sonrisa de Lady Tabitha era luminosa. Verle sonreír le hacía sentir contento.

Cuando insinuó no esperar al resto de su familia Tyler evitó mirar a ningún Vaelys, no quería posicionarse, pero por su parte estaba más que dispuesto a esperar, de hecho le parecía lo más correcto. Sin embargo la palabra la tenía Lord Rhys, y se actuaría en consecuencia a sus decisiones.

Miró a Ginevra, le habría gustado que se sentase a la mesa con ellos, pero a su pesar la realidad sería diferente. Suspiró levemente. 

Cuando entró John y susurró algo a Lord Rhys no pudo evitar que por su cabeza pasase la idea de que había algún tipo de complicación. Esperaba que nada grave.

-Tampoco es de buena educación empezar a comer sin que estemos todos sentados en la mesa, hija. - replicó Lord Rhys a la queja de su hija Tabitha. Lo hizo con un tono amable y paternal, el que solía usar para dirigirse a sus seres más queridos, aunque con la suficiente firmeza como para dejar claro que aquella era su decisión definitiva. - Además, estoy seguro de que tu madre y tus hermanas no tardarán en llegar. - la tranquilizó.

Escuchó también la respuesta de Ginevra, aunque se le hizo evidente que la sonrisa del ama de llaves era forzada para aliviar la preocupación de su Lord. No pareció convencerle del todo, aunque asintió.

-Siendo así, la escucharé con sumo gusto. - respondió con cortesía a Ginevra, que parecía tener algún tipo de idea sobre las ideas que se plantearon el día anterior sobre la fiesta.

Además, parecía que Lord Rhys iba a añadir algo, tal vez sobre el pequeño intercambio de palabras sobre la higiene de los caballeros presentes, pero la aparición de John Kalhan para susurrarle hizo que desistiera. Escuchó su susurro y chasqueó la lengua con disimulado disgusto.

-Estamos a punto de comenzar. ¿Es algo lo suficientemente urgente como para interrumpir el desayuno? - le preguntó Lord Rhys a John bajando la voz, aunque no lo suficiente como para que las personas más cercanas a él no escuchasen lo que decía.

Estaba a punto de retirarse, sólo esperando que Tabitha le confirmara cuando podría probarse el vestido, hasta dos hechos que llamaron su atención.

El primero, que lo esperaba, la permanencia del olor tras la partida de Evan. En un breve instante de inseguridad se preguntó si alguien jugó con su vestido. Por supuesto que ella no era, ya que ni siquiera había estado en las cuadras, y su aseo era algo que cuidaba... así como el de toda la casa. De inmediato pensó si era una broma de mal gusto de alguien de el servicio, algo embarrado en la suela de alguien...

Interrumpió su tren de pensamientos. Si tenía que irse, iba a aprovechar el tiempo, por supuesto después de imponer lo que ya consideraba un justo castigo. Entonces llegó el segundo hecho, la aparición de John y las palabras que hubo de decir.

Miró a ambos, detenidamente.

Lo que le preocupó en ese momento es que fuera algo relacionado a el inoportuno príncipe que ponía a todos en peligro. O la espada desaparecida.

Estaba segura de que la traición habitaba entre esos muros. Temiendo lo que pudiera ser, interrogandoles con la mirada, esperó para saber como actuar.

Señor, no os importunaría si no fuera importante. Solo os llevara un minuto escucharme.- insistió John.

Mi Lord, el invitado que me ordeno custodiara en los calabozos...- dijo refiriéndose a la serpiente plateada de Viserys Targaryen.- ... se impacienta. Propone ser trastalado a sus aposentos y ser custodiado en un cuarto más cómodo.
John resoplo.- Es su elección permitir o no tal cosa, si me lo ordenáis me ocupare de su escolta...si me lo ordenáis.- repito John dejando claro que de ser por su voluntad lo dejaría pudrirse en los calabozos hasta el fin de los tiempos.

Asintió a las palabras de Ginevra. 

De acuerdo, iré a mi dormitorio después de desayunar. Si es que desayunamos en alguna vida -le respondió con una sonrisa azucarada mandando una indirecta muy directa a su padre. 

No iba a reprocharle nada a su padre delante de invitados, ni a ponerse en modo "Caprichosa-tengo-hambre", pero estaba arrepintiéndose muy mucho de no haber desayunado en las cocinas, incluso a pesar de la peste. 

Había sonreído a Kalhan, y se quedó mirando con creciente interés la conversación con su padre. Sus dedos empezaron a juguetear con los anillos, suspirando.

Entré en el gran comedor y lo primero que hice fue arrugar la nariz con un pequeño mohin, ¿porqué olía tan fuerte?, pestañee un par de veces y me llevé la mano a la nariz para oler mi perfume, poco a poco alejé la mano para intentar acostumbrarme al olor del ambiente.

Miré hacia todos lados para comprobar quien se encontraba allí y al ver a mi padre, lo primero que hice fue acelerar el paso para ir hacia el y saludarle.

Adoraba a mi padre, a lo lejos vi a John y no pude evitar sentir una mezcla de emociones en mi interior, pero intenté centrarme en mi padre.

Abrí la boca para saludarle - Bu ... - tragué saliva y bajé el tono lo máximo posible - Buenos días padre - dije en apenas un susurro molesto.

Tyler se puso en pie al ver entrar a Lenia y le dedicó una reverencia a modo de saludo.

Después volvió a sentarse, estaba a la izquierda de Tabitha, y a la derecha de ésta se sentaba Bernard.

Bernard no pudo evitar reír ante la respuesta de su hermano. No esperaba menos. Su defensa era tan buena con la palabra como con la espada. Mantuvo una amplia sonrisa ante el comentario de Tabitha. Miró de nuevo a Tyler -Ahora entiendo por qué tu olor es más suave que anoche. Gracias por avisarme hermano, tendré que buscarme otro jabón.-

Vio llegar a John y sonrió. Esperaba con ansia la oportunidad de tener una charla como viejos compañeros de batalla durante el día. Miró con curiosidad cómo se acercaba a Lord Rhys, pero en cuanto hablaron en tono más bajo decidió no poner la oreja. Respetaba a John y si era algo que quería compartir lo haría más tarde.

Hizo un leve cabeceo a Lenia como saludo cuando llegó -Buenos días.

-... Por supuesto que se impacienta... - suspiró Lord Rhys para sí, al escuchar las noticias sobre su invitado "especial", Viserys Targaryen. Aquel individuo empezaba a causar problemas ya a primera hora de la mañana... pero sólo debía pasar un día más. Tras la fiesta, Viserys dejaría de ser un problema. Al menos un problema tan enorme como era en ese momento. - Hazlo esperar. Retrasa su traslado el mayor tiempo posible. - le dijo a John Kalhan. - Sin duda se enfadará, pero retrasaremos el momento del traslado todo lo que podamos. Viserys es un príncipe que se cree con derecho al trono. Cuando su ira alcance un cierto nivel, no tardará en dejar de pedir y empezar a exigir. - murmuró. - Cuando eso suceda, y no antes, será cuando le permitiréis volver a sus aposentos, avisándome previamente. Creerá que sus exigencias han surtido efecto y que ha ganado la batalla. Bajará la guardia, o eso espero. - continuó. - Durante el traslado, quiero que se encuentre bajo estricta vigilancia. Usa los hombres que creas oportunos. Y en sus aposentos, por supuesto, deberá estar vigilado en todo momento. Aumenta la seguridad si lo ves necesario. Y además... - bajó el tono de voz, pensativo durante unos segundos. - Sírvele un buen desayuno, almuerzo o lo que sea más adecuado a la hora del día que esto suceda. Y con la comida sírvele un buen vino... aderezado con una de esas sustancias que tú mismo sugeriste ayer. Algo que haga que se tranquilice y duerma un buen rato. Tal vez el día entero.

Lord Rhys dejó escapar un suspiro al escuchar lo que John tenía que decirle, y tras eso dio instrucciones precisas al antiguo maestro de armas. Para cuando hubo terminado su hija Lenia había aparecido, y su padre la saludó con una ligera inclinación de cabeza.

-Buenos días, hija. Toma asiento, estamos a punto de comenzar. - dijo, y después paseó su vista por todos los presentes, empezando en primer lugar por Ginevra, aunque no dijo nada a nadie en particular hasta que terminó de mirar a todos. - Ser Bernard, Ser Tyler... no es necesario que se disputen una simple pastilla de jabón. Estoy seguro de que podremos proporcionarles una a cada uno si es necesario... a ustedes y a cualquiera que necesite una para asistir convenientemente aseado a la fiesta, por supuesto. - dijo en voz alta, con tono amistoso aunque tratando de forma velada y al mismo tiempo evidente el tema del olor que impregnaba la sala.

- Muchas gracias mi señor, será un placer recibir esas pastillas de jabón. -

Lo dijo en un tono más que correcto. No estaba seguro de si Lord Rhys había tomado la pequeña charla entre hermanos como lo que era, una broma, o si lo había tomado en serio. Por si acaso no quiso hacerle sentir ofendido ni avergonzado, por lo que su respuesta fue seria.

Desde luego si había algo que Rhys había dejado claro era que no le había pasado inadvertido aquel horrible olor. Tyler creía que a nadie le podía dejar indiferente. Desde su punto de vista estaba bastante claro. Evan era el más sospechoso. Seguro que a pesar de todo no había podido evitar pasarse por las cuadras y pisar, sin pretenderlo, alguna boñiga. Al pasearse por la fortaleza lo iba impregnando todo de excrementos y esparcía de este modo ese vil olor. Era lo más lógico para Tyler. Por eso la peste viajó de las cocinas hasta el comedor. Una buena mierda debió de pisar, en toda su vida Tyler no había olido nada tan intenso que saliese de las posaderas de un caballo, y sin embargo el olor era inconfundible.
Al final les tocaría comer con aquel perfume en el ambiente. No resultaba nada señorial, pero si los Vaelys eran capaces de comer en esas condiciones él también lo haría. Cosas peores había vivido, aunque no por ello era de su agrado.

John escucho las palabras de su señor y asintió conforme a sus indicaciones.
Sus ojos alcanzaron a Ginevra nuevamente, en un ultimo parpadeo. Se despidió con cortesía y se dispuso a abandonar la estancia.
- Señor, señoras. No les molesto mas, disfruten de su desayuno.- deseo con una ligera reverencia.