Partida Rol por web

Réamann atendió a las palabras del tabernero/hada y asintió en un par de ocasiones mientras cerraba los ojos levemente. Al abrirlos, el poco brillo en sus ojos había vuelto y se levantó de su asiento cuando aquella entrada secreta se abría frente a sí. Observó con detenimiento para no perder ningún detalle, sujetó la mochila con las provisiones que Parfait les había dado y caminó... pero no a la salida, sino frente al "gigante". Si de por sí el peliblanco era alto, su estatura palidecía al ponerse frente  frente a él. Y entonces extendió la mano.

-Gracias. Supongo que volveremos por aquí ya que si entramos y no salimos a ojos terceros podría ser sospechoso para usted-y mientras era correspondido, sus ojos posaron directamente en las del hada-. Usted sabe nuestros nombres, quisiera saber el suyo.

Y en cuanto todo quedase a disposición, entraría junto a Rin para caminar por ese pasadizo. No se veía asustado ni preocupado; aunque sus ojos continuaban escudriñando lo que la vista le permitía.

"un palo de escoba siempre es buen arma defensiva" seguía pensando, por lo que la negativa le cayó como un jarro de agua fría, incluso pese a no quejarse se pudo ver su descontento en una cara molesta que hacía morros por un momento.

Pero al abrirse la puerta secreta cambió de una cara molesta a una sorprendida con los ojos abiertos y sonrientes - esperaba una puerta más decorada - decía intentando disimular su obvia sorpresa.

Cuando habló su compañero se encogió de hombros ante lo de volver por el mismo sitio - también puede decir que nos lanzó por la ventana, seguro que le creen - miró aquel despacho, a su ver, le creerían incluso si decía que se los había merendado...

Saltó de su silla estirando sus brazos hacia arriba y destensándose apartándola hacia los lasos a modo de arco, sujetándose el hombro y dando varias vueltas al brazo hacia adelante. Esperando la presentación tardía del tabernero que había reclamado Reamann, acercándose ella a la entrada.

La tensión se palpaba en el ambiente y Fiorella observó a Alain preocupada mientras se preguntaba muchas cosas, entre ellas como conocía a aquella joven que parecía desorientada. Parpadeó unos segundos indecisa pero cuando vio que él mismo extendió los brazos para llevar a aquella joven llamada Claire en brazos se hizo a un lado. Pero esa punzada de dolor llamó su atención y le observó preocupada aunque no le detuvo. 

- Alain, ¿Te encuentras bien?

Le contempló interrogante a la vez que se ponía en pie para vigilar a su alrededor. Podía contemplar la determinación en los ojos de su compañero y ella podía vigilar los alrededores mientras transportaban a la chica. La cuestión era, ¿Podría recordar donde vivía? Parecía bastante confundida al respecto. 

El peliblanco seguía riendo por lo bajo mientras observaba la escena - ¿Qué crees que haces? - trató de alejar los recipientes un momento, pero al ver que la chica solo quería tomarlo, simplemente se lo dio. Se veía confundido, como si realmente no entendiera el motivo para su elección, pero sus razones habría de tener. Se lo tendió sin mucha gana, aunque la pelinegra parecía más que decidida a tomarlo por su propia cuenta.

Con delicadeza, moviste la mandíbula de Conall para que pudiera recibir las pocas gotas de agua que le habías dado. El chico parecía agradecerlas, pero hizo un movimiento con sus labios que te indicó que quería más de donde había venido así. Al darse cuenta que no había llegado, dejó de hacerlo y te miró directamente a los ojos.

- Gracias... - una muy tenue sonrisa se dibujó en su rostro. Se le veía cansado, pero se sentó como pudo. ¿Era solo agua eso o era una actuación de su parte?

Te miró y aún con voz casposa siguió hablando - Konah fue a buscarlo... A Caelfall... Te buscaba... - suspiró algo triste y miró desconcertado el peliblanco. ¿Había ocurrido algo? Conall seguía sentado, aunque su demacrado aspecto mostraba cuán diferente estaba. ¿Llevaría fuera lo mismo que Stella en The Marchen?

- ¿A dónde fuiste? - su rostro era triste al decir esto último -. ¿Y por qué estás aquí? - hablaba tan suave que era difícil escucharle, pero al menos podía decir una frase completa sin toser.

El tabernero sonrió cuando ambos hablaron y no dijo nada cuando Rin había tratado de esconder su asombro. A sus ojos era solo una pequeña niña con muchas energías y así la miraba incluso en ese momento, aún sabiendo que se trataba de una temible cazadora de criaturas mágicas, pero no había ni un ápice de temor en su rostro.

Entonces Réamann preguntó por su nombre y su generosa sonrisa se anchó más - Aed Shadowfog y no se preocupen, nadie preguntará nada - y con eso, les despidió con un movimiento de su mano. No bastaron sino unos cuantos pasos para escuchar el movimiento de los ladrillos acomodándose otra vez.

La espesa niebla los cubría de pies a cabeza, haciendo más difícil mantenerse juntos, pero no solo era eso. La niebla parecía hacerse cada vez más espesa y difícil de respirar. A pesar de estar uno junto al otro, no podían verse y la temperatura empezaba a bajar considerablemente. Era pleno día, así que no tenía mucho sentido, pero tal vez aquello era obra del lugar. Tal y como había mencionado el tabernero. Un lugar que le gustaba jugar con sus visitantes... ¿Se refería a eso?

Caminaron por algunos minutos y fue entonces que notaron que no parecían ver fin a la niebla. ¿Acaso había que buscar una solución incluso a esa situación?

Cuando Alain se le acercó, la chica pareció asustarse un poco, pero al ver la gentileza del peligro, simplemente lo miró detenidamente.

- Alain... - repitió de manera casi automática. Se asemejaba a un niño perdido, analizando su alrededor y analizando si podía confiar en quien tenía al frente. Cuando mencionó el nombre de Fiorella, este la miró solo por un instante. Cierta niebla cubría su mirada, mostrando que la chica parecía estar bajo efecto de algún tipo de magia extraña.

El pelinegro le habló una vez más y se giró hacia él otra vez.

- ¿Dónde vivo? No lo sé... - giró su mirada al suelo mientras numerosas lágrimas brotaban por sus ojos de manera casi descontrolada. La chica parecía estar bastante afectada por la situación. ¿Llevaría mucho tiempo vagando? Aceptó el ofrecimiento del chico con un asentimiento de cabeza y se abrazó a su cuello llorando.

- Yo... no sé nada de mí - seguía llorando mientras buscaba consuelo en el joven que, cortésmente, se había ofrecido a llevarla consigo.

Tan pronto como Rin atravesó aquel portal de ladrillo y vio la extensa niebla, no lo dudo ni un instante, dijo en voz baja la palabra "Eses" y enseguida relió su bolso en el brazo de su compañero... - Intentemos no separarnos, la niebla nunca es buena...

Habían historias de niebla que hacía perder a quienes la atravesaban, hadas traviesas que la aprovechaban para gastar bromas o incluso seres que te guiaban a acantilados si cometías el error de correr tras sus voces. Rin no odiaba especialmente la niebla, pero tampoco le gustaba, en principio porque había presenciado pocas,su segundo porque solo tuvo que atravesar una y era poco densa. En aquella ocasión tomó a su hermano de la mano, pero con su compañero no habían tales confianzas, por lo que utilizar el bolso como unión le pareció inteligente.

Lo malo llega cuando no se llega a ningún sitio... La redundancia se cala en la cabeza y tepercatas de que tal vez ya estás perdido. Su experiencia con nieblas era escasa casi nula, y solo podía apoyarse en las historias que conocía, pero quería pensar que esos cuentos eran solo malas habladurías. Cambiar de forma de pensar no era cuestión de días, y lo que siempre le habían contado sus padres no desaparecería enseguida... Pero su hermano le había advertido de que ellos solo la manipulaban para que hiciera el trabajo sucio, y que era hora de que enfrentara la realidad.

La pequeña quería creer que su hermano nunca la engañaría y procuraba dar un poco de fe a brujas, hadas y otros seres mágicos, más no por ello dejaba de sentir incertidumbre cuando algo que no comprendía le tocaba de frente.

- ¿Que hacemos? Puede que llevemos rato dando vueltas sin saberlo y correr puede ser peligroso...

Al verse rodeados por aquella niebla, Réamann comenzó a examinar el suelo al agacharse y palmear con sus manos cómo era ese terreno. El hecho de comenzar a respirar con fuerza debido a la espesura en el aire no era una buena señal, pues significaba un riesgo más para el peliblanco que para la chiquilla que estaba a su lado. 

-Toma mi mano-indicó el mesero buscando a su compañera de viaje con la vista y estirando con cuidado los brazos mientras e levantaba-. Si no quieres tomarla entonces sujeta la mochila, mi camisa o una presilla de mi pantalón. No me moveré hasta que lo hagas.

El joven suspiró y ahora intentó relacionar la disposición del suelo para darse una idea de cómo era el terreno en el que estaban ahora. Si se pudiese ver su rostro no se encontraría evidencia de miedo o preocupación, genuinamente parecía que no le importaba estar ahí.

-Aunque estemos en la niebla, podremos orientarnos-y así, mientras aguardaba la posición en espera de que Rin siguiese su indicación, Réamann primero guardó silencio para poder escuchar algún ruido que también le ayudase a comprender en dónde estaban e incluso la ausencia de éste podría ayudar. 

Después, se agachó de nuevo buscando alguna hoja que tuviese un tamaño de un cuarto de su palma y al hacerlo, se quitaría el cinturón que llevaba puesto para quitar la aguja abatible y frotarla con los pliegues de su pantalón por un minuto o dos sin parar; después sacaría de la mochila una cantimplora con agua y usaría su palma libre apretando sus dedos para evitar filtraciones para vaciar un poco de agua, luego colocaría la hoja y encima la aguja para así detectar el norte. Era un poco improvisado, pero con ello al menos se daría una idea de dónde podría estar la entrada secreta de la taberna de Aed recordando la ubicación de ésta en el mapa para luego volver.

-¿Sigues ahí?-llamó Réamann esperando respuesta de la castaña.

Hogward se estaba comportando de forma muy odiosa y estaba haciendo molestar a Stella.

Luego de darle agua a su hermano, escuchó lo que tenía por decir, abriendo mucho los ojos.

—¿Buscarme... por qué? —Stella se llevó la botella al pecho, abrazándola con una mirada triste. Ella había desaparecido porque no quería hacerles daño... hacerles... Fue entonces que recordó lo que Parfait le había dicho cuando llegó a The Marchen. Stella se sintió, una vez más como ese día, la idiota más grande de todo el planeta. A sus hermanos, al menos a ellos... Sin embargo, a su padre... Su padre aún hubiese estado en peligro... La pelinegra negó con la cabeza y evitó responder a su hermano— No. La pregunta es qué haces tú aquí. ¿Por qué estás en ese estado? ¿Qué te sucedió?

-Mm..- Hogward intercaló su mirada entre los dos recipientes y luego miro hacia adelante a la nada -Oh..- lo había vuelto hacer. -Maldición- pensó mientras vuelve a meter el recipiente restante a la mochila aliviado de que Stella hubiera tomado el otro. Hecho esto, Hogward arrastró los pies poco a poco hacia atrás, lo hizo hasta que su espalda tocar una de las heladas paredes del mausoleo queriendo alejarse lo mas posible del la persona lesionada. 

Apoyandose en la pared, se dejó caer a través de ella hasta quedarse sentado en el sucio piso lleno de tierra y telarañas. Aun hubo un tiempo en que le hubiera parecido impensable, ya se había acostumbrado a la muge y suciedad, además que no tenia atención suficiente para preocuparse por ello ahora.

Hogward miro a la pareja de supuestos hermanos. ¿De verdad lo eran? se pregunto. Hogward enarco una ceja, sin embargo, no quería tener nada que ver con la persona herida. Si fuera por el fuera se hubiera largado apenas estuvo libre, sin embargo, si abandonaba a Stella, no creía que luego lo aceptaran en The Marchen. Por lo que solo se quedo lo mas alejado que pudo y no dijo ni una sola palabra, queriendo irse lo mas rápido posible de ahi.

Estaba a medio camino de un asentimiento mecánico en respuesta a la pregunta preocupada de Fiorella cuando la joven se abrazó a él, llorando desconsolada y dejándolo congelado por el gesto cercano. Y es que él no había perdido la memoria. Recordaba gestos como aquel repetidos infinidad de veces en lo que parecía ser una promesa de sentimientos compartidos mas ahora esos pensamientos estaban teñidos de algo más oscuro y ponzoñoso.

Cerró los ojos un momento, sintiendo como entraba en contradicción constante hasta que por fin su sentido del deber se sobrepuso y logró volver a mirar a la chica con gentileza.

- Te llamas Claire. Todos los demás recuerdos... ya llegarán - dijo, tratando de ser profesional -. Fiorella, saca algo de las raciones que tenemos en la mochila - ordeno, más por costumbre que por imponer su liderazgo -. Claire, ¿hay algo que recuerdes? Aunque no sea de ti. De este lugar o cómo has llegado aquí - preguntó mientras echaba a andar hacia adelante, en busca del ruido que habían escuchado.

Fiorella estaba demasiado sorprendida por aquella situación, sintiendo a la vez gracias a su empatía que era un momento delicado para Alain mantuvo una cierta distancia, sin separarse de ellos pero pemaneciendo en silencio para no estorbarle. No estaba segura de si aquel asentimiento cuando le preguntó si estaba bien había sido sincero pero con los años había aprendido que no le iba a dar un buen resultado presionarle para que le diese una respuesta honesta.

Cuando le pidió que sacase comida obedeció y abrió la mochila, sacando algo de pan y queso que partió para la chica, esperando a que su compañero le diese el visto bueno antes de ofrecérselo. No tenía mucho más que hacer de momento, aparte de mantener su atención en el entorno para evitar que nadie les pillase desprevenidos. 

Las voces de ambos eran fáciles de encontrar y a la vez que difíciles. Esa no parecía simple niebla, era más como un laberinto hecho de nubes. Era difícil saber si esto los llevaba hacia el frente o los lados, pero el hecho de que Rin lograra atar su pequeña mochila al brazo de Réamann les había dado una pequeña ventaja en esa situación, o al menos en apariencia, ya que el veloz imán del peliblanco solo parecía ir en círculos, sin mostrar tendencia a detenerse. ¿Era culpa de la magia del lugar?

Poco a poco, el aire se hacía menos denso y podían respirar mejor. Poco a poco, se abrían paso pequeños rayos de sol a través del paraje nuboso. Cuando menos lo notaron, salieron a un paisaje un poco más oscuro, pero con algo más bonito que solo la espesura. Árboles de hojas blancas los rodeaban, dando la sensación de una apresurada llegada del invierno, mientras que el césped mostraba una leve coloración azulosa.

Pudieron notar que estaban uno al lado del otro, o tal vez siempre había sido así. No muy lejos de allí, podían apreciar pequeñas cabañas de madera, las cuales parecían sacadas de cuentos de hadas. Rústicas y sencillas, pero con un leve encanto a la vez. Ese lugar era considerablemente más frío, así que quedarse quietos no era una muy buena opción. Detrás de una casa cercana, se alzaba una enormes humareda, pero unas dos casas hacia el frente, parecía haber algo de alboroto.

Conall parecía hablar con libertad, aunque su pálida piel y su aspecto descuidado daban a entender lo que el chico estaba pasando en realidad. A pesar de eso, miraba a Stella con clara duda en su rostro. Tragó saliva para poder seguir hablando, pero se detuvo. Bajó su mirada un momento apesumbrado y apretó sus puños, aunque su falta de energía le impedía hacerlo con tanta fuerza como normalmente podría.

- Te fuiste... - pensaba que eso era suficiente para explicar por qué le buscaban. ¿Acaso necesitaban más que eso? Era algo lógico estar preocupado por la familia -. Escuchamos rumores de quien te vio con una mujer extraña y luego a esta yendo a Caelfall. Papá... - parecía que le faltaba la respiración.

- Konah y yo fuimos a buscarlo, pero esa niebla... Cuando me di cuenta, estaba aquí - temblaba levemente, tal vez por el frío -. Pero de seguro solo han sido unos cuantos días desde que te fuiste. Papá debe estar cerca - parecía estar combatiendo el frío como mejor podía.

- ¿Y quién es él? ¿Tu novio? - señaló a Hogward mirándolo detenidamente. Llevó su mano a la barbilla, aunque con bastante lentitud. ¿Acaso lo hacía para examinarle?

- ¿Stella es así de escalofriante? - miraba al peliblanco a los ojos, casi queriendo transmitirle confianza con su mirada.

La chica no se separaba de Alain mientras este parecía algo incómodo, pero su tono amable hizo que la presunta Claire pudiera tomar la situación con más calma. Su llanto descontrolado cesó por un momento y, casi como si hubiera descubierto algo, liberó al pelinegro de su abrazo.

- ¿Claire? ¿Cómo... estás tan seguro? - no despejaba sus enormes y asustados ojos del chico mientras esperaba una explicación. Entonces, Fiorella le tendió aquella comida y la joven lo tomó sin siquiera vacilar y llevárselo a la boca de una manera un tanto salvaje para devorarlo con rapidez. Cesó solo cuando Alain habló otra vez. Miró a la joven para sonreírle y decir - Gracias - y luego volver con el chico.

Miró alrededor y luego al lugar de donde nacía aquella cortina de humo para mirarle intrigada. Era como si se perdiera con facilidad en la niebla de sus propios recuerdos.

- No lo sé. Recuerdo niebla, mucha niebla. Por un largo tiempo y luego... ustedes - se giró hacia ambos -. También una voz diciendo que el precio había sido pagado. Eso es todo - bajó la mirada para observar detenidamente las palmas de sus manos, examinándolas sin decir nada. ¿Tal vez había algo que podía recordar relacionado con ellas?

Sus manos temblaban y su piel seguía helada. Además, su cabello estaba húmedo. ¿Sería culpa de la niebla?

Tenía muchas cosas que explicar, ¿o no? ¡Claro que sí! ¡Eran demasiadas! Pero no podía hacerlo en ese momento. Sin embargo, el saber que su padre y sus hermanos le habían estado buscando la hacía sentir un poco mal. Se había ido de casa para no hacerles daño, pero al final había terminado preocupándolos con su precipitada acción; el estado de Conall hablaba por sí solo.

—Eh, Conall... No han sido solo unos... —se proponía a corregir a su perdido hermano, pero dijo algo que puso a la defensiva a Stella. Se volvió hacia Hogward y luego de nuevo hacia Conall, un poco ruborizada— ¡Claro que no! ¡Es solo un compañero! —era embarazoso. Tanto que había pasado un poco por alto el extraño comportamiento del peliblanco— ¿Viajaste tanto solo para decir cosas así? —y se volvió hacia Hogward— ¡Y tú... d-di algo! —por alguna razón estaba enfadada ahora.

Ahora que lo podía ver con claridad, Hogward ladeo un poco la cabeza -¿De verdad son hermanos?- se pregunto, no veía mucho parecido, aparte de los ojos. Mientras los dos hablaban, Hogward se quedo en su sitio, esperando a que terminen para poder continuar con lo que les habían encomendando. No presto mucha atención a lo que decían. 

Stella parecía enojada con Hogward por lo que, dirijiendole la mirada, le respondió -¿Y que quieres que diga? Es tu hermano, no el mio- dijo con indiferencia -Lo que diga no tendrá importancia o efecto alguno. Obviamente, no vas a querer dejarlo aquí, así que querrás que lo llevemos con nosotros. Apenas se puede mover, por lo que te quedaras a cuidarlo. Aunque diga lo contrario, no me harás caso y harás lo que quieras. Por mi parte no puedo regresar sin ti, por lo que no tengo mas opción que esperarte. Asi que lo haré aquí sentado- Hogward tenia miedo de que si se acercaba demasiado terminara empeorando la ya delicada situación del hermano

Por su parte, el hermano empezó a observarlo haciendo un pregunta rara -Vamos, vamos, dame un respiro- respondió -¿En serio crees que tu hermana estaría con alguien como yo? Ten un poco mas de fe en ella ¿quieres?- dijo con una sonrisa de autoburla -Solo soy alguien a quien le encasquetaron para algo- explicó mientras sacudía la mano de un lado a otro.

Réamann no se mostró molesto ni frustrado al ver que su brújula improvisada no había ayudado en su situación, por lo que deshizo su obra y acomodó la aguja en su cinturón, sintiendo el amarre de Rin y caminando con cautela a través de la niebla espesa hasta que notó que su respiración mejoraba.

Cuando la visibilidad mejoró, el peliblanco inspeccionó visualmente el panorama en el que estaban y notó que el frío comenzaba a repercutir en su cuerpo. No podían estar ahí mucho tiempo y le daba la impresión que entre más tiempo pasaran ahí su percepción sería alterado, de por sí ya ocurrió eso con la neblina anterior.

-Inspeccionemos rápido y de ahí intentamos regresar-comentó el mesero escuchando el alboroto. Sus pasos se dirigieron ahí y cuidaba que la castaña no se alejase de más, aunque la correa aún estaba en su posición y con eso sería difícil separarse-. Si alguien pregunta de nosotros no será conveniente decir tu propuesta de cazadores. ¿Te parece exploradores?-preguntó, queriendo saber su opinión... aunque su mirada solo reflejaba aburrimiento.