Partida Rol por web

Ya has pasado tres dias, tres dias de tu vida que no olvidaras jamas, tres dias en aquella habitación oscura y fria, con apenas un armario viejo y una manta en el suelo a modo de cama. Tres dias de la mas absoluta agonía por el dolor de la transformación, durante dia y noche tu cuerpo ha estado experimentando el cambio que te transformará en mitad yoma y mitad humana, un camino doloroso y sin retorno.

Cada hora, cada minuto, cada segundo se hace largo y el dolor no cesa, hasta que a la noche del cuarto dia algo sucede, el dolor empieza a amainar, y no solo eso, el hambre ha desaparecido o almenos el hambre experimentada hasta ahora, comienzas a sentirte bien, probablemente, mejor que nunca.

Estas completamente desnuda, y por primera vez desde hace dias, se oyen pasos al otro lado de la puerta de la oscura istancia, aquellos pasos podrían sembrar el temor en cualquier humano, pero despues del infierno vivido a solas, son casi una bendición.

Parece que aquella puerta, trancada desde hace cuatro dias, se abriría de un momento a otro.

 Apenas podia ver nada en aquella habitación tan oscura. Mi rostro refleja el inmenso dolor que estaba pasando, no habia sentido tanto dolor ni cuando aquella mala bestia ataco a mi familia, aquello era insoportable, aunque ahora parecia retrocered, aquel dolor inundaba todo mi sistema nervioso.

El dolor era inmenso, pero los recuerdos de mi familia me daban las fuerzas para soportar eso y aun más. Sabía que aquel calvario acabaría pronto, pues durante unos días había estado sola retorciendome de dolor por la transformación que mi cuerpo estaba esperimentando, sin oir ni un solo ruido, como si esa habitación fuera el propio vacío. Ahora unos pasos se dirigian a mi habitación. Al oirlos intente ponerme en pie, el dolor se incremento al intentar moverme, pero no por ello desistí de mi intento de levantarme. Ayudada por la pared y agarrandome a aquel armario, logre levantarme a duras penas.

Recogo la manta sobre la que estube durmiendo estos tres dias tan agonicos y me la pongo por encima. Mis piernas podian soportar mi peso, pero el dolor no me lo permitia, rapidamente me apoyo en la pared, y espero a que aquellos pasos lleguen, para ver de quien se trata.

Ya ha pasado el tiempo necesario, Kumiko, la joven Kuminko ya debe haber superado su tormento, veamos cual es el resultado.

Camino hasta su cuarto y retiro el candado de la puerta, al entrar mis espectativas se ven superadas, ya está en pie.

-Feliz despertar Kumiko.

La contemplo, aparentemente con admiración y orgullo.

-Veo que todo ha ido bien ... ¿Como te sientes?

Una pregunta muy general, pero mientras se lo piensa voy hasta el viejo armario y lo abro con una llave, de aqui saldrá su primer uniforme, los sabios decidiran su simbolo.

Coloco el uniforme a su alcance, no dejo de observarla, un nuevo montruo, una nueva guerrera de la organización, un macabro ejercito.

Que siento, que pregunta tan topica, como cuando alguien te pregunta como estas despues de perder a un familiar... acaso no son preguntas obvias, di que lo unico que quiere es que hable, pues desde que llegue a la organizacion no habia dicho ni una palabra. Esta vez ya tenia las suficientes fuerzas para lograr encadenar algunas que otras silabas.

 -"Ahora estoy bien, fueron duros estos tres dias, pero parece que las aguas han vuelto a su cauce, y me encuentro bien."

Extiendo mi mano para coger ese uniforme. Sin importarme que el este delante, me despojo de mi manta, ya que me la puse por el frio que alli habia, y rapidamente me pongo aquel uniforme. Se trataba de un traje completamente blanco, me quedaba bastante bien. Era comodo y muy suave.

Parecia estar ya lista para el siguiente paso, que pasaria esta vez.

Observo su cuerpo mientras se cambia, parece que todo ha ido bien salvo.... vaya, parece que sus orejas se modificaron, eso la traerá problemas cuando esté entre humanos, de todas formas, los tendría incluso sin esas orejas.

Le doy la espalda y me dirijo a la puerta una vez se ha cambiado.

-Acompañame, hay que celebrar nuestro exito.

Me gusta usar palabras suaves, es un proceso traumatico el que ha pasado, no hay motivos para hacerlo aun mas.

Nos esperan largos pasillos de piedra, como en un castillo o fortaleza mas bien antiguos, esta es la sede de la organización, apenas unos minutos depues llegamos a la sala del consejo de los sabios.

Acompaño a la joven guerrera hasta el centro de la sala y me hago a un lado, hasta aqui llega mi trabajo.

El consejo de ancianos se quedo mirando durante unos minutos a Kumiko, unos minutos mas que incomodos, pues era el centro de todas las miradas, y posiblemente esas miradas fueran capaces de ver mas alla de su apariencia.

Ni que decir tiene que todos tenían una pinta inquietante, sus miradas frias, incluso cuando uno de ellos, el que se encuentra justo enfrente de Kumiko habla.

-Kumiko, numero 34, a partir de este dia cumpliras las ordenes de este consejo y respetarás las normas establecidas de convivencia con los humanos, lleva siempre contigo tu simbolo, esta es tu nueva identidad.

Hablaba terriblemente despacio, con una pasividad casi exasperante, sin embargo nadie se atrevió a interrumpir nisiquiera con un ruido sus palabras.

Alli me encontraba, arrodillada con las dos manos entrecruzadas encima de mi pierna derecha esperando a su respuesta, pues este era el paso que me convertiria al fin en una guerrera, todo el sufrimiento vivido, todo el sufrimiento pasado estos ultimos dias, habian dado su fruto.

Sentia un gran respeto sobre todo los alli presentes, no les conocia de nada, y quizas nunca mas les volveria a ver, pero ellos eran quienes habian comenzado a crear la resistencia contra aquellos bichos repugnantes, aunque... que hironico, ahora yo era mitad yoma mitad humana.

Me otorgaron un emblema y un numero. Seria bueno buscar, a aquella claymore que me trajo hasta aqui y agradecerla, aunque parezca mentira, esta oportunidad que se me ha dado dentro de la organizacion, ya que si no hubiera sido asi, quizas ahora estaria muerta, o en alguna otra ciudad con gente que no conoceria de nada, intentando llevar una vida lo mas normal posible.

Me quedo alli hasta que ellos me ordenen que me marche, pues creo que comenzaran mis labores para la organizacion pronto, o al menos eso espero.

Parece que los viejos han acabado y tambien parece que tienen su primer encargo. Me acerco a ella para que em acompañe a otra sala, lejos de la del consejo.

-¿Lista para tu primer encargo, Kumiko, numero 34?

Muchas son las claymore que mueren en sus primeras misiones, ademas parece que los sabios no van a tener consideración con ella aunque sea una novata, una lastima.

-Viajarás durante 3 dias hacia el sur, a la aldea de Sarca, no ha llegado una petición, parece que un yoma se les ha acomodado, una vez llegues encuentra al yoma y matalo, se precabida, no debes emocionarte con tus poderes en tu primera misión, debes familiarizarte con ellos poco a poco o acabaras siendo uno de ellos, y no olvides que incluso ustedes pueden morir de hambre aunque no la sintais, o agotaros aunque no sintais cansancio, estas cuestiones pueden traerte problemas si andas con cuidado.

Me acerco a un viejo muestrario, donde se guardan muchas espadas del tipo Claumore, cada una con un simbolo, la de Kumiko estaba ahi desde hace timpo. Cojo la espada y se la entrego, junto con el enganche metalico de la espalda para portarla sus hombreras y botas, limpias, pulidas, brillantes, como todo antes de mancharse de sangre.

-Buen viaje pequeña

Sin mas vualvo me doy la vuelta y vualvo a mis tareas, que no son pocas, ella ya sabe todo lo que tiene que saber.

 Parecia ser que lo que ocurrio donde vivia no era algo aislado, pero en aquel momento eran tres contra un solo yoma, esta vez me enfrentaria yo sola a uno, debia dar todo lo que pudiera y lograr ese objetivo sin poner en peligro las vidas de los inocentes, pues los yomas solo atacan a los seres indefensos o menos poderosos que ellos.

 Sin mas cojo las cosas que Rubel me da, me coloco las botas, me pongo las hombreras y enfundo la espada. Ya estaba lista para marchar, aunque antes de eso debia comer algo, pues llevaba unos cuantos dias sin comer, y como bien me ha dicho, aunque nuestro cuerpo no lo sienta, debemos comer.

 -"Entendido, ahora mismo me pondre en marcha, no os fallare."

  No fallare, despues de todo soy una recien creada... desde luego intentaria aprender lo maximo posible de esta experiencia pues no solo pongo mi vida en peligro, si no mato a ese yoma, acabara con mas vidas inocentes.

 Seguramente por el camino me encontrare algo de comer, una fruta, o cualquier cosa. Sin mas me dispongo a salir de aquel lugar para llegar a Sarca, donde alli empiezara mi primera mision como guerrera.

Es facil trabajar con una mujer como Galatea, suele cumplir sus encargos sin mayor tardanza y de forma efectiva, a pesar de su poder resulta muy facil controlarla, lastima que no todas sean asi, Lilith la numero 24 deberá aprender cual es su lugar, y cuales son sus obligaciones.

-Buen trabajo, Galatea.

Miro al montruo que está a su lado. Una aberración bajo un bello e inocente rostro.

-Número 24, Lilith, estas aqui para cumplir tu castigo por desobedecer una orden. Las chiquillas como tu ... aun teneis mucho que aprender. Entregame tu claymore.

Su lección empieza ahora mismo.

Miro a el encapuchado a los ojos, y de mi rostro se borra cualquier vestigio de emoción humana, dejándo tan solo una expresión fría como el hielo. Esa mirada... puedo verlo en sus ojos, su odio... su desprecio... la misma mirada de mi padre...

Le arrancaría la cabeza y me bañaría en su sangre. Debería hacerlo. Le observo con fuego en la mirada. Gusano...

-Matta-ne-Digo entregando mi Claymore. ¿Y ahora que? Si todo es culpa de Elena... lo va a pagar... ¡LO VA A PAGAR!

Me acerco a Orsay, mucho más cerca de lo que dicta cualquier protocolo, hablo casi en un susurro, un siseo de serpiente...

-¿Que orden he incumplido? ¿La de esperar a unas niñas tardonas? Ophelia y yo pensamos que era el mejor momento para actuar, de lo contrario quizá hubieran escapado. ¿Y hemos cumplido...no?

Mi voz es dulce, cautivadora, un regalo para su oido y un veneno para su mente. Aparto mi pelo con sensualidad, dejándo a la vista mi cuello. ¿Hace cuanto que no estás con una mujer de verdad?... Te mueres de ganas por... castigarme...

Un monstruo nunca podrá envenenar a su creador, pues son exactamente lo que nosotros deseamos que sean. A esta destancia lo que en ocasiones es algo tan dificil se convierte en algo quizá demasiado facil, casi quitando la parte divertida de este procedimiento, de todas formas no podría hacer nada con Galatea presente.

-Como ya te he dicho, debes conocer tu lugar.

Lilith tan solo nota un ligero pinchazo en su brazo izquierdo, como el que se acerca demasiado a una serpiente y esta le muerde, ahora su cuerpo esta tranquilo y su mente calmada, yo mismo la arrastro hasta su celda.

La celda es un lugar oscuro, con una estetica de mazmorras y zonas de tortura de una antiguedad insospechable y realmente eso es lo que son. Arrastro a la numero 24 hasta una de ellas y cierro con llave.

-Felices sueños....

Los sabios decidirán cuando sacarla.

-¡AAAAAAAAAARRRRRRRRGGGG!

Grito, si pudiera patalear, lo haría. Trato de mover mis dedos, no responden, ni siquiera lo hace mi poder yoma. ¿Que me han hecho? ¡MALDITOS SEAIS! Voy a mataros... a todos... os odio ¡OS ODIO!

-¡OS ODIOOOOOOOOO!

Los gritos dejan paso a las lágrimas, que caen por mis mejillas fruto de la rabia y la impotencia. No quiero... estar aquí sola... sola con mis pensamientos... sola con mis monstruos... ¡NO QUIERO!

-¡SACAAADMEE!-Digo en puro llanto-¡ME PORTARÉ BIEEEN!

Elena va a pagar por esto... va a pagar... Ya no me quedan lágrimas, ya no me quedan fuerzas. Y nos llaman a nosotras monstruos... ellos son los monstruos, ellos nos han creado así...

Cierro los ojos con resignación, parece que nisiquiera los llantos funcionarán esta vez, solo me queda esperar...

Nadie sino el eco de aquella oscura istancia respondió a Lilith, huele a muerte, contenares, sino miles de seres habían perecido ahí en el pasado, y tampoco sería la primera claymore que no sale.

Pronto se hace el silencio, ni una ligera brisa, ni un ruido, todo se vuelve tan insonoro que encojería el alma de cualquier persona. Sin embargo de pronto el silencio se rompe, de nuevo alguien camina hacia tu celda.

Sus pasos son fuertes y no parecen unas grevas o botas normales lo que olpea el suelo, al principio parece un hombre, cubierto por  una capa y encapuchado, como Orsay. Cuando habla no tardas en reconocer la voz.

- Tu... hija del demonio, todo es por tu culpa, tu has traido la desgracia a este mundo, tu ... tu ...tu

Es la voz de tu padre que pronto se ahoga en sangre y crijudos de sus huesos, la capa se rompe y la capucha cae al suelo. La bestia horrible restante se queda mirandote fijamente, sus ojos son los de un yoma, tiene otros seis brazo saliendo de su deforme espalda y mide caso tres metros de no ser porque permanece encorbado.

-Vas a pagar, vas a pagar por haber nacido.

¡No!... ¡no! ¡NO! Imposible... Intento que mis dedos respondan, que se arrastren como gusanos buscando mi claymore... ¿QUE ME HAN HECHO?...

-Tú... no puedes hacerme daño... no eres real... ¡ESTÁS MUERTO!

¿Esta es vuestra forma de torturarme? Recurriendo a recuerdos de una humanidad que abandoné hace mucho tiempo...

-¡JAAAAAJAJAJAJAJAJAAA!

Rio presa del delirio y la locura, mis carcajadas resuenan con fuerza en medio del silencio. Mis ojos se llenan de lágrimas, y si pudiera, me abrazaría las rodillas como aquella noche en el bosque. ¿Vais a matarme? Ya deberiaís saber que la muerte no me asusta...

¿O... quereis volverme loca? Siiii... es eso... Entonces seguid... seguid alimentando mi ira...

Aquella bestia dió un paso al frente, el cual poco menos que hizo temblar el suelo, agarró la puerta de barrotes y la arranco, dando otros dos pasos al frente para colocarse cerca de Lilith, agarrandola del cuello la golpea contra la pared, derribando la misma, dajando un acantilado a su espalda.

Sin embargo oyes una voz que no es la del monstruo, sino otra que te resulta familiar y viene de lejos, de fuera de la celda. Parece ser la que has escuchado anteriormente, la de Orsay, aunque eres incapaz de ver nada.

-Ese parece ser el origen del problema.

El yoma te mira con un gruñido constante, y sigue utilizando la voz de tu padre.

-Almenos me serviras de alimento.

Su lengua se extiende mas de medio metro para enroscarse en tu hombro y cercenar tu brazo izquierdo a base de presión. El brazo acaba rapidamente en su boca, y comienza a devorarlo. No aparta la mirada en ningun momento de tus ojos.

Mis ojos se abren como platos, inyectados en sangre, y lágrimas de rabia e impotencia recorren mis mejillas. Me observan... ¡ME ESTÁN OBSERVANDO!... ¿Por que no puedo moverme?... Bastardos...

-¡Basta! No es justo... ¡YA BASTAAAA!

Os voy a matar... voy a matar a Elena... furcia... ¡NO HE HECHO NADA!... Quiero salir de aquí...

Miro a los ojos del yoma, desde aquella noche en el bosque, jamás había estado frente a uno desarmada.

Una vez hubo devorado su brazo, su lengua rodeo su cuello para repetir la operación, durante los segundo en los que empezó a ejercer presión para cercenarlo puedo oir mas voces de fondo.

-La devoveremos al servicio bajo vijilancia, asi de paso mantendremos contenta a la numero seis. Puedes irte, Galatea. -A la orden... jefe-

Finalmente puedes oir el crujido que indica que tu cuello se ha separado de tu cuerpo, y luego el rasgar de la carne, por algun motivo mantienes la conciencia mientras tu cabeza cae al suelo y sientes el golpe contra este.

No sabes cuanto tiempo ha pasado, pero con tu cabeza en el suelo abres los ojos, hay poca luz, conservas todo tu cuerpo intacto, con el unico inconveniente de haber caído al suelo dormida en una mala postura. Puedes levantarte, te sientes un poco debil pero parece que la pesadez va desapareciendo. No sabes cuantos dias pueden haber pasado, pero tienen pinta de ser varios.

Pronto oyes unos pasos, acercandose a tu celda.

Los sabios han dicho que le demos a la numero 24 una misión a su medida, que combatamos el fuego con el fuego, monstruos con monstruos, si tanta sed de sangre tiene, la saciaremos.

-Numero 24, hemos decidido darte una segunda oportunidad, caminarás durante una semana hacia las tierras del este y te uniras a un grupo de cacería en aquella zona, sin embargo tenemos varios avisos, de yomas en esa zona, se te darán nuevas ordenes al llegar, y espero que esta vez las cumplas con "mas precisión".

Dejo la armadura, algo de comer y su claymore a la salida de su celda y la abro, tengo mas mensajes que entregar. Espero por su bien no tener que volver a verla, la numero tres y yo tenemos mejores cosas que hacer que ocuparnos de niñas problematicas.

No miro al mensajero, no articulo palabra alguna, escucho lo que tiene que decirme mostrándo un rostro inexpresivo, carente de toda vida y humanidad. Han debilitado mi cuerpo y también mi voluntad, pero el monstruo pronto recobrará ambas cosas, y recordará por siempre cada uno de los latigazos que ha recibido de su amo, esperando el momento en que pueda devolvérselos.

Aferro mi claymore con una mano, y comienzo a devorar la comida que me han traido. Tengo los ojos abiertos como platos, apenas pestañeo, como si pudiera observar el infinito con ellos.

Me enfundo la armadura, y dejo descansar el claymore a mi espalda, adormecido tras un siseo metálico. Pronto tendrás sangre, por ahora... descansa.

Camino hasta la salida para comenzar mi viaje cuanto antes. Escondete Elena, escondete y que no te encuentre.