Partida Rol por web

Hundo la espada en el suelo, y me dejo caer junto a Galatea con aire despreocupado. Neee... ¿Otra vez tú?...

-¿Galatea?...-Abro la boca fingiendo sorpresa de forma burlona.-¿Otra vez estoy castigada?...

Ahora si que no he hecho nada malo. Miro alrededor del fuego por si tienen algo para comer, y después detengo mi mirada en el mensajero. ¿Algo extraño...?

-Había uno muy listo-Me encojo de hombros con inocencia. Para ser un yoma, claro.-Preparó una emboscada y no parecía tenerme miedo.

Ummm... la verdad es que me libré por poco, tengo que tener más cuidado. Paso la mano por los agujeros de mi ropa. Espero que hayan traido una muda.

Asi que una emboscada, cada vez se reunen en grupos mas numerosos y conocen mejor la forma de combatir a nuestras guerreras.

-Normalmente los yomas mas viejos demuestran tener una inteligencia superior, y parece que estan intentando agruparse para sobrevivir, uno los guia y otros luchan, parece despues de todo que tiene la capacidad de evolucionar.

Saco un uniforme nuevo de mi bolsa y se lo lanzo a la numero 24.

-Cambiate, partiras a tu siguiente misión dentro de poco.

No digo mas, tanto el mensajero como Galatea parecen estar esperando algo, solo que como siempre, Galatea está con su habitual sonrisa mirando hacia arriba, como si contemplara el cielo con admiración, sin embargo la función que estaba desempeñando en ese mismo intante podría decirse que era la mas importante de toda la region.

Sin perder la atención en lo que quiera que estubiese atendiendo, Galatea lanza una manzana a Lilith junto con un guiño, ya es la segunda.....

-Así que ahora van en grupo, y nosotras solitas. ¡Que divertido!

Cojo al vuelo la manzana que me da Galatea, y no me demoro en hundir mis dientes en ella. Mmmm... No solo empezaba a recuperar las fuerzas, sino también el ánimo, por un momento había estado asustada, confusa. ¿Por que habré recordado a mi madre?. Pero ver al mensajero y escuchar sus bazofias me ha devuelto a la realidad. No les importamos nada.

Sólo queda un camino posible, aceptar la realidad, abrazar al yoma que vive en nuestro interior, solo puede enfrentarse a los monstruos con otro monstruo. Intentar aferrarnos a una humanidad tan vulnerada solo nos consumiría hasta apagarnos desde dentro, veo las cosas con claridad, como lo hace Ophelia.

Me quito la ropa sin ningún pudor, dejándo caer pesadamente sobre el suelo las hombreras metálicas. Me relamo lascivamente mirando al mensajero. ¿Por que no les resultamos atractivas? Seguro que son castrados. Una risita maliciosa escapa de mis labios.

-¿A donde quieren los viejos que vaya su muñequita?

La verdad es que ya había dejado de importarme, siempre era lo mismo. Viejos de mierda, siempre escondidos mandando a sus niñitas a morir a cualquier lugar asqueroso. Son peores que los yomas, almenos los demonios dan la cara. Acabo de colocarme el uniforme, y ajusto mis hombreras con decisión.

Me agacho, y con el dedo dibujo unas líneas en el suelo. Sin levantarme doy unos tironcitos del pantalón del mensajero para que mire, como lo haría una niña pequeña.

-Ojisan, ¿de quien es este símbolo?

Miro al abuelito, y sonrío de forma inocente e infantil.

Trato de aprovechar este descanso y guardo silencio para no desconcentrar a la numero 3, de ella depende el exito de esta misión, asi que soy lo mas escueto posible con la numero 24, esto de hacer de niñera es horrible.

-Debes esperar, tu misión en esta zona no ha acabado, detener este ataque organizado va a requerir tiempo y estrategia. Ahora guarda silencio.

Vuelvo a cerrar los ojos, siempre he sido paciente, y espero que ella tambien lo sea, cuando me llama de nuevo la atención abro un ojo  y miro el simbolo que dibuja, hacia tiempo que no veia uno de esos.

-No me conozco todos vuestros simbolos, pero ese fue uno de los asignados a las primeras guerreras que fueron creadas, si no se ha reasignado, debe pertenecer a una de las mas viejas.

Echo un poco mas de leña al fuego para que se mantenga, empieza a hacer frio.

Ummm una de las más viejas. Sonrío ampliamente asintiendo a las palabras del mensajero. Seguro que es muy fuerte.

Me tumbo junto a Galatea con las manos tras la nuca, y permanezco en silencio contemplando el cielo estrellado. Así que aún quedan yomas en esta región... ¿Cuantos habrá?... Levanto el brazo, y señalo algunas estrellas con el dedo índice extendido. ¿Habrá tantos como estrellas?...

Permanezco en silencio esperando nuevas órdenes.

No ha sido facil obtener una información detallada desde esta distancia, pero creo que es hora de intervenir.

-Ermita, ya se han reunido, iré a ayudarles...

Vuelvo a mirar al norte y me aseguro.

-Son 73, y él, no será un rival facil para ellas, sobretodo si agotan sus energias con ese ejercito.

Espero a que me confirme al orden de ir a ayudarlas...

Bien, si ya se han reunido aqui acaba nuestra misión.

-No Galatea, aqui acaba nuestro cometido en esta zona, debemos aprtir ahora a la siguiente. Numero 24, te uniras al grupo de cacería que lucha en las montañas no muy lejos de aqui, ya lo has oido, hay un gran numero de yomas, acabar con ellos y matar al devorador voraz que los comanda.

La voz de Galatea vuelve a sonar aun cuando no se lo he pedido.

-Galatea- Es probable que no sea suficiente, estan en absoluta inferioridad.

Sonrío aunque no se vé tras el pañuelo negro que cubre mi cara.

-Son oredenes de arriba Galatea, en marcha.

Sin mas comienzo a caminar en dirección contraria, no miro si la numero tres me sigue o no, tiene que hacerlo.

Galatea miro fijamente a los ojos a Lilith, como buscando esperanza.

-Galatea- Ten cuidado pequeña...

Se nota en su expresión que no era lo unico que quería decir, pero seguramente lo demas no sería conveniente que lo oyesen los presentes oidos.

Espera, espera... ¿hay 73 yomas y un devorador voraz? Me pongo en pie visiblemente excitada, y aplaudo de forma infantil. Ohhh... ¿Galatea no viene?...

No se como Galatea puede sentirlas a tanta distancia. Supongo que la llevan de un lado a otro para percibir a los yomas, pero no combate por que es una debilucha. Sonrío ampliamente a Galatea mientras se marcha con el abuelete. No es tan divertida como Ophelia, pero me cae bien.

-No me pasará nada

Saco el claymore de la tierra y lo enfundo a mi espalda, comienzo a caminar hacia las montañas. Cuando me acerque un poco podré sentir sus yokis. No me doy demasiada prisa, Ermita no ha dicho nada de correr, que las niñas se peleen con todos esos debiluchos y gasten sus fuerzas. Si tengo suerte quizá me quede el devorador voraz para mi solita.

Me alejo de Galatea y Ermita, no sin antes despedirme una vez más con la mano. Una risita histérica acompaña mis pasos. ¡Estoooy impaciente!

Unas horas depues, ya cerca de la falda de las montañas del este, se presenta un panorama cuanto menos peculiar a la joven claymore.

Hay yomas, por todos lados, todos corriendo hacia un punto, ninguno esconde su yoki, es mas, estan obcecados en lo que tienen delante, lo cual deja una situacion muy favorable a la numero 24.

Por el momento puedes hacer calculos de entre 20 y 40 yomas delante tuyo, unos mas lejos otros mas cerca, aunque no hace falta ser un genio para imaginarse que hay mas fuera del alcance de tus sentidos.

Tienes a tu alcance a tres de ellos, estan de espaldas corriendo hacia la misma dirección que tu, parecen tan emocionados que no se han dado cuenta de tu presencia.

¡Os pillé! Lanzo un golpe circular al yoma que corre justo delante de mi, no golpeo con demasiada fuerza, si lo mato por la espalda no sería tan divertido. 

Mis ojos no se iluminan, hay muchos yomas y tengo que ahorrar energías para acabar con su papi. Además estos son unos debiluchos. La última vez lo pasé bastante mal por quedarme sin yoki, pero esta vez no me sorprenderían, ahora soy yo la que hace la emboscada.

Cuando los otros dos yomas se giran, lo único que pueden ver es como caigo pesadamente sobre ellos golpeando desde arriba con la espada. ¿Será muy fuerte el devorador voraz? Apenas presto atención al combate, simplemente golpeo a los yomas absorta en mis pensamientos, lo he hecho tantas veces que ya no necesito ni concentrarme.

Estoy impaciente. Recurro al yoki para golpear una vez más, esta vez al tercer yoma, con todas mis fuerzas, aunque el ataque es algo torpe, si no consigue apartarse lo partiré por la mitad. ¡Vamos, vamos, morid ya!

Los yomas no se imaginaron en ningun momento que la lucha tambien podría venir por detras, y lo apgaron caro, todos y cada uno de los mandoblazos de Lilith alcanzaron su objetivo, realizando un autentico destrozo entre los desperevenidos yomas, el primero de ellos recive un corte poco profundo, no le resultará ningun problema para seguir peleando, sin embargo el segundo cae al suelo, con fuerzas unicamente para intentar escapar, y ni eso... El tercero se llevó la peor parte, simplemente cayó roto por la mitad.

Sin embargo los gritos y gruñidos alertaron a los yomas de alrededor, por el momento, un yoma adicional acudo a la llamada de los de su especie, el cual ataca a la joven Lilith junto al compañero magullado.

Intento apartarme del ataque de los yomas, pero ya estaban tan cerca que era imposible. Sus garras se hunden en mi carne, haciendome algunos cortes en los brazos. Que tonta, estaba tan emocionada que olvidé defenderme. Una sonrisa se dibuja en mi rostro, y mis ojos se iluminan dandome un aspecto de lo más macábro. Ahora desearán no haber nacido.

Lanzo una estocada directa al pecho del yoma herido. Ya me he cansado de ti. Después recojo el claymore para golpear al segundo girando sobre mí misma, en un golpe no muy preciso, pero mortal si llegara a sucederse.

Neeeee... ¡Morid rápido!. Tengo que darme prisa o no quedará nadie del grupo de caza. ¡Y tiene que sobrevivir almenos una para ver mi gran victoria sobre el Devorador Voraz!. No borro la sonrisa de mi rostro, este juego es cada vez más divertido.

La danza de muerte de Lilith acaba de forma brutal en un suspiro con los dos yomas.

Sin embargo un nuevo yoma trata de sorprender por la espalda a Lilith, los sentidos de esta estan lo suficientemente afinados como para darse cuenta y aunque su ataque es fuerte y veloz, la claymore tiene opción a intentar esquivarlo. De no haberse dado cuenta pudiera haber sido mucho peor....

Aun no estaba cerca del centro de la batalla, pero pinta complicado el poder llegar a ese punto.

Era imposible que pudiera esquivar un ataque a traición tan certero, así que simplemente permanezco inmóvil, esperando a que sus garras se hundan en mi estómago.

-¡Has caido!

Sonrío de forma maliciosa, con el yoma tan cerca será una presa fácil, dejo caer todo el peso de mi claymore sobre él, y después muevo mi espada con rapidez para rematarlo, tratándose de un yoma tan lento no podrá ni verlo venir. Umm mis heridas empiezan a ser graves, voy a tener que curarme antes de seguir.

Niego con la cabeza, con tantos yomas por aquí sueltos al final me perderé la fiesta. ¡Y quieeero matar al Devorador Voraz! Quiero ser tan fuerte como Ophelia.

El primer ataque de Lilith alcanzó en efecto su objetivo haciendo un corte profundo al yoma, sun embargo el segundo no tuvo la fuerza suficiente ni siquiera para traspasar su piel, y pudo detenerlo con el brazo.

Las heridas de Lilith comienzan a ser graves, si las garras del yoma la alcanzan de nuevo su vida peligraría mas que nunca.

Lilith estaba pasando muchas dificultades, pero nada comparado quizá con el calbario de sus compañeras, pues ellas se enfrentan a mas de cinco, probablemente muchos mas, el grueso de un ejercito salido de la nada.

Maldición. Aunque mi primer ataque había atravesado su cuerpo, el segundo se quedó incrustado en su gruesa piel. Eso no me lo esperaba. Un hilo de sangre cae de mis carnosos labios, mis heridas son bastante graves, pero nada que no pueda curar. Estos yomas... siempre me sorprenden.

Me concentro para cerrar las heridas más graves, el yoma también tiene una fea herida de la que preocuparse. Decidiré esto con mi próximo golpe. Ya no había tiempo para juegos, había gastado más yoki del que hubiera deseado, y aún iba a gastar más para curarme. ¿Por que tenía que haber tantos?

Por suerte para Lilith, el corte del yoma parece estar pasandole factura, no resultaría excesivamente dificil a al calymore esquivarlo, ambos luchan en sus limites aunque Lilith debía recordar una cosa, estaba en territorio enemigo, o mejor dicho, territorio de guerra, y el nucleo de esa guerra estaba aun lejos... ella se encuentra en el camino de refuerzo a esa batalla, un lugar peligroso.

¿Acaso estaba la malherida guerrera preparada para un enemigo mas fuerte?...

Aunque pasan peligrosamente cerca, consigo esquivar sus garras. Uffff... este se está revolviendo. Era mi turno de golpear y esta vez no fallaría, el yoma iba a necesitar un milagro si quería esquivar mi claymore, que aferrada por mis dos manos descendía violentamente sobre él.

Casi había gastado la mitad de mi yoki, y aún tenía que curarme. Este sitio no me gusta. Lo mejor sería sentir el yoki en aquella montaña, y dar un rodeo evitando a los enemigos hasta reunirme con mis hermanas. Dejaré a las niñas que se diviertan, me esconderé hasta que acaben con la escoria, no quiero gastar más fuerzas. Ahora mi objetivo era el Devorador Voraz.

Lejos de rendirse aun se mueve con la suficiente rapidez para esquivar el claymore de Lilith y tambien lanzarse en un nuevo y feroz ataque que acerca a a la joven claymore mas y mas a la muerte.

El tiempo no esta a tu favor, sigue habiando presencia yoma pero mas dispersa, de no ser por el bosque y la maleza ya te habrían visto mas yomas, la situación se complica por momentos, y no parece que nadie pueda ayudarte.

Mi cuerpo comienza a convulsionar violentamente, mis músculos crecen hasta el doble de su tamaño desgarrando parte del uniforme, y mi rostro termina por desencajarse del todo mostrándo una diabólica y placentera sonrisa de yoma. He dicho... que no quería... jugar... más.

-¡HIJOS DE PUTAAA! ¡OS VOY A MATAR A TODOS! ¡ARRRRRRRRRGHH!

Un aura roja me rodea, mi yoki está descontrolado, pero también lo está mi corazón, solo quiero sangre, matar a todos y cado uno de los yomas de esta montaña, sacar sus vísceras y esparcirlas por todo el monte. ¡Siiiiii! Ahora si vais a pagar.

Aferrando el claymore con uno solo de mis brazos, golpeo al maldito yoma herido que tanto me ha hecho enfurecerme. Pero hay más... muchos más... que salgan.. que salgan... Una baba viscosa cae a través de mis afilados dientes.

Todo esto es vuestra culpa... vuestra culpa... sólo quería llegar con mis hermanas y ayudarlas con el Devorador Voraz... Mis ojos miran de un lado a otro, buscando más carne de yoma para desgarrar. Por vuestra culpa siempre quedo como una debilucha... por eso papi no me quería... ¡WAARGGG! ¡OS ODIOOOOOOOOO!