Por un momento que pareció una eternidad la miro en silencio con miedo de lo que pueda contestar o ya puestos a reaccionar. Llevábamos mucho tiempo con toma y daca pero no sabía hasta que punto lo hacía para molestarnos a su padre y a mí y cuanto había de real. Por suerte toda la tensión desaparece con su risa.
- Precisamente, o lo hacía ahora o seguro que te olvidabas de mí. Al fin y al cabo no todos somos tan interesantes como tú, ¿verdad?- le contesto divertido justo antes de que sea ella ahora la que me besa dejándome sin aliento.- Quizás por eso le gustaban bajitos, para poder tirar a gusto...
Sin embargo cuando nos separamos y me quedo prendado de sus ojos, me callo el chiste fácil y simplemente le devuelvo la sonrisa hasta que ella habla y me río.
- Bueno sería un precio pequeño. Ya que cuando me subieras arriba, y los dos sabemos que lo harías. Nos encontraríamos en la tesitura de devolver el barco o aprovechar y ver mundo. Y que curioso solo se me ocurre una respuesta a esa situación, ¿no te pasa lo mismo?- comento entre risas mientras terminamos por seguir el pasillo hasta la entrada y esperamos a Saria. La verdad que me tengo que controlar para no volver a besarla incluso delante de su padre en vez de simplemente despedirme y aceptar las excusas de Alucard.
Sea como sea tenía un viaje y la mayoría de las preparaciones ya estaban más que hechas, lo cual indicaba una buena tarde más que libre, no sin antes pillar algo de comer. Le pregunto a mi madrastra si ella ya lo ha hecho y dependiendo de su respuesta y lo ocupada que estuviera iría a comer con ella o me pillaría algo en uno de los puestos cercanos a mi taller.
Finalmente termino en mi tienda y a pesar de las ganas del viaje siento un poco de pena de tener que dejar el sitio comiendo polvo. Me paseo por los estantes comprobando mi inventos y mercancía. Todo me traía recuerdos de discusiones con los acreedores o las horas en el taller. Definitivamente iba echar de menos lo segundo aunque dudaba que dejar atrás lo primero fuera a ser difícil. Mis pasos terminan en mi taller y me siento mirando un momento el techo, un techo que no iba a ver en meses, una mesa en la que no iba a trabajar durante mucho tiempo... inconscientemente mi mano se acerca a la curtidora y mis ojos van a cierto planos. Sin pensármelo un segundo cojo los susodichos y me pongo a repasarlos, la anterior vez habían explotado porque había querido aprovechar las energías térmicas como método de propulsión pero el cuero no era lo suficiente resistente para esas temperaturas y el metal haría las botas demasiado pesadas, quizás si descartaba eso y me centraba en el el control del aire podría conseguir aunque no tan potente si que práctico para conseguir el pequeño impulso que podría faltarme.
Me río por un segundo y la risa se hace eco por las esquinas del taller mientras saco el lápiz y hago las modificaciones pertinentes. Si nos íbamos a despedir había que hacerlo a lo grande, me levanto de golpe y recojo el cuero y me pongo hacer la última gran invención de Kenneth Phaminor, artífice y a partir de mañana aventurero. Y así sin más silbando me pongo a trabajar con la destreza que estos años había desarrollado y pulido, sin embargo había algo más. Mis manos casi se movían solas, era como si las expectativas del mañana me llenaran de energía y determinación de una manera que nunca había sentido, al fin y al cabo no estaba haciendo esto por un encargo o solo para experimentar era mi última pincelada para todas las preparaciones que había hecho hasta ahora para este día y al fin se estaban cristalizando.
Ya era de noche y mi estómago daba señales de que debería terminar con ello y sin embargo lo ignoraba. Estaba terminando de poner la capa protectora sobre los sellos rúnicos guardados en la parte interior de las botas. Eran unas buenas botas de viaje negras. Aun sin su magia me serían bastante útiles por su resistencia y comodidad, pero es que eran mucho más eso. Confiado en mi éxito y también en la ausencia de fuego en ellas, para que mentirnos, me las pruebo viendo que aún recordaba perfectamente mis medidas y después de un suspiro canalizo para activarlas y ver si el resultado era adecuado, siendo el techo tan alto no tenía miedo a dar un pequeño salto y aún así casi me rozo con techo. Por suerte no me pasa nada y termino otra vez en el suelo de píe con una sonrisa de oreja a oreja.- Tengo que enseñárselas a Bretta...- ese pensamiento me deja extrañado, había hecho cosas mucho más increíbles en cuanto a teoría mágica como para presumir de ellas. Debía ser la emoción del momento y junto a lo que había pasado en el pasillo pues había asociado las ideas sin más.
Sea como sea mi estómago me da mi quinto y último aviso de que debería ir a cenar, así que doy por terminada la jornada de trabajo y cierro el lugar entero para desplazarme a mi casa en el piso de arriba de la tienda. Ceno ligero algo de queso y fruta mientras termino por revisar mi equipaje y útiles necesarios para asegurarme de que no había ningún problema preparando más de tres despertadores. Mañana era el gran día y no podía quedarme dormido.
- Será la humana, que le ve con buenos ojos. - respondió Haur-ra simplemente, continuando con sus lametones, como si aquello quisiera decir algo más. Se detuvo al escuchar la pregunta y bajó la cabeza con un gañido de tristeza - Me temo que no puedo. Tengo asuntos que terminar aquí, en Ceiph... No sé desde dónde irás a Endeph, pero tengo un amigo que suele ir bastante en barco por esa zona. Es un zorro rojo llamado Crain. Si te lo encuentras y le dices que vas de mi parte, te ayudará. Me debe un favor.
Haur-ra continuó entonces con sus lametones, mientras gruñido de placer y ansia salía de su pecho, con su cuerpo pegándose de nuevo al de Awarr.
- Y como te he vuelto a ayudar, tú también me tienes que pagar de alguna forma. Y tenemos que aprovechar el tiempo, si te vas mañana... - casi sin esperar confirmación, la loba empujó poco a poco a Awarr a la cama. Y es que en una cosa tenía razón: Mañana sería otro día de viaje para el lobo.
Puedes responder o esperar directamente al cambio de capítulo, que será en el próximo turno. En cualquiera de los casos, tengo en cuenta que en algún momento que le haya dado libertad Aura, Awarr ha ido a comprar y todo lo demás ^^
Después del segundo beso y la pregunta, Bretta alzó la vista, sopesándolo durante un largo rato de forma exagerada, gesticulando como si le fuera la vida en esa decisión, para finalmente anunciar, totalmente segura y orgullosa de su respuesta:
- Sí. La respuesta es ir a ver mundo, yo en el barco y tú colgado todavía por los pies.
Después de marcharse del Estudio, recuperando su preciada boquilla, Saria aceptó ir a comer con su ahijado. De hecho fue ella quien invitó a una deliciosa comida de celebración por su marcha, en una de las mejores tabernas de Endeph. Porque como todo el mundo sabe, los mejores guisos se encuentran siempre en las tabernas de toda la vida. Tal fue la celebración para ellos dos, que Saria terminó con las mejillas algo más enrojecidas de lo normal por dar buena cuenta del vino que les sirvieron, con la excusa de: "Mi niño necesita estar bien despierto para mañana".
Una excusa parecida le dio, vocalizando más bien poco, cuando dijo que prefería pasarse la mañana siguiente a despedirse y apuntar las indicaciones sobre sus encargos. En cualquier caso, esa tarde libre había sido realmente productiva para el joven, que había conseguido terminar las botas que llevaban ya tiempo atascadas en su mente. Y todo ello justo antes de que se hiciera de noche, la última que pasaría en Ceiph hasta dentro de mucho tiempo...
Así que un zorro - ronroneo complacido por las atenciones de Haur-ra. No es que los carroñeros me caigan demasiado bien, pero al menos ya sé que no podré confiar demasiado en él.
Me dejo llevar a la cama y sujeto sus caderas con fuerza mientras ella empieza a moverse. Huelo todo su cuerpo para quedarme con su olor. Quizá algún día pueda volver a verla y conocer a nuestro cachorro...
Pues eso, mambo del colchón hasta que me dejen ir XDDD
No voy a comprar nada especial aparte de lo básico. Con las garras, los dientes y la guadaña voy servido.