- Siempre tenemos las cadenas del barco, pero sinceramente creo que poco más podría sacar de la visión. Al fin y al cabo era igual que la última vez. Solo que esta vez quedé como un héroe crepuscular haciendo frente al dios alado de la muerte.- comento con una sonrisa divertida mientras paso el dedo por el borde de la jarra generando un pequeño sonido.- Y si lo tienes tan claro me parece perfecto, realmente tampoco sé lo que nos podemos esperar en Bophia. Sin embargo debido a nuestra decisión de viajar en privado tenemos el factor sorpresa y sabemos quién sería tu contacto. Así que yo lo que diría es de visitarlo por sorpresa e interrogarlo, sacar todo lo que podamos de él y luego ya ver si realmente te querían usar de cebo o tenían unas intenciones más benignas y todo ha sido culpa de mi paranoia conspiranoica.-continúo encogiéndome de hombros y con cierto brillo divertido en los ojos.- Creo que podría funcionar, cuando registremos el barco lo hacemos al nombre de su capitán como buenos y sumisos miembros del sistema. El problema es que tú y Sehend llamáis demasiado la atención, diría de preparar algún disfraz para hacer pasar vuestras alas por mochilas o maletas. Actuaríamos el mismo día que llegáramos así que habría que dedicar el día en localizar su tienda y casa... cosa que no nos debería costar, siendo un joyero reputado. ¿Qué tal se te da coser? A mi no demasiado bien, se tratar un poco el cuero pero suelo trabajar con piezas ya construidas.
El resto de la noche continuaría pensando en maneras de pasar desapercibidos al menos un par de días antes de que ya la hubieran liado, que la liarían. Lo cual si Kenneth fuera completamente sincero, contaba con ello. Al fin y al cabo, si removía un poco las nubes no tardaban en salir las aves. Con los detalles ya más o menos acordados con Islene subiría a su habitación y terminaría de leerse las cartas de cierta chica gótica que jamás debería descubrir la existencia de una gría pelirroja o podía empezar a ver como un grupo de musculosos marineros se aliaban con una persona inteligente y retorcida... y claro uno tenía que salvar el mundo y no se podía permitir esas distracciones, por divertidas que fueran.
Islene frunció el ceño y negó ligeramente con la cabeza con la idea de Kenneth de queda como un héroe en aquel sueño. Por lo demás, se mantuvo escuchando la idea del humano, asintiendo de vez en cuando mientras lo entendía todo, aunque en la parte final se quedó un poco más pensativa.
- Nos esperan a ambos y... Creo que tenemos un aspecto demasiado reconocible, por no mencionar que sabían que iríamos mi aprendiz y yo. Y a ser posible, preferiría no meter a Sehend en esta parte del plan. No se le da bien mentir ni controlar sus alas... - dijo ladeando la cabeza un poco - Pero a ti sí que no te esperan. Cuando pedí transporte lo hice para dos más, pero no dije quiénes... - la gría suspiró, algo cabizbaja y cruzándose de brazos - Puedo intentar acompañarte en la investigación, pero seguramente sea más difícil pasar desapercibida.
La piel blanca de Islene, su figura y su altura la delataban bastante como gría. Tal vez en una multitud pudiera apañárselas para no destacar, pero seguramente alguien con buen ojo podría reconocerla. Claro que todo dependía de lo bien que hiciera su disfraz.
Tras ultimar su decisión de ir a ese lugar, Kenneth se dedicó a leer las cartas restantes de su gótica favorita, aunque el tono de las mismas variaba bastante.
¿Cómo estás, mi querido K.?
Me congratula darte la noticia de que cierta nueva antigua tienda del barrio está reformada como siempre. No hay nada roto ni nada ha explotado, a diferencia de como ocurría con su anterior dueño. Todo sigue perfectamente igual, incluso diría que mejor. ¿Quién iba a decir que un enano supiera más de artefactos explosivos mágicos que un humano? Sorprendente, ¿verdad?
Oh, y hay otra cosa sorprendente. La huelga. Casi no parece que exista. Los barcos siguen yendo y viniendo, ligeramente más lentos, pero nada preocupante. Es más, han creado muchos más puestos de trabajo con ella. Siempre veo una cola de antropomorfos e incluso algunos humanos para aplicar como alimentadores cerca de los puertos. No hay tantos gría, eso sí. Deben de haber ganado su libertad o unas vacaciones pagadas porque he visto algunos menos de lo habitual. Qué afortunados.
Oh, y hay otra cosa aún más sorprendente. Pero no creo que te sorprenda porque ya te lo he dicho varias veces. ¿Recuerdas a Korvith, ese humano mago tan majo y alto? Creo que está siendo absolutamente encantador conmigo. Me acompaña a todas partes, me lleva las cosas cuando estoy cargada, me ayuda a estudiar... Y se lleva muy bien con mi padre. Creo que es el candidato perfecto para formar una pareja estable. No, sinceramente no le veo ni un defecto.
Ya le conocerás cuando vuelvas, pequeño K.
La siguiente carta parecía escrita con más prisa que antes. Ni siquiera tenía un saludo o una firma y el papel parecía desgarrado. Había muchas más palabras tachadas con fuerza por erratas y el sarcasmo había desaparecido por completo.
Lo siento. No dudaba de ti, te lo juro. Pero tenía miedo de perderte. Fue mala idea. Mala mala mala mala mala mala idea. No lo pensé bien, pero también es culpa tuya por no dejarme pensar bien. Te envié a ese caballero para protegerte pero tengo la sensación de que he empeorado las cosas. Lo despellejaré con mis propias manos como te ocurra algo por su culpa. Por favor, perdóname.
La tercera carta contenía una especie de postal de papel grueso doblada sobre sí misma. En su interior, solo había dibujada una flor azul con un simple mensaje:
La vida es tan frágil como una flor, pero mucho más bella. No dejes que se marchite sin hacer todo lo que quieres.
Feliz cumpleaños.
Solo que el cumpleaños de Kenneth no había sido en esas dos semanas...
- Podemos intentar hacer los trajes, el viaje es largo y si no hay otra tormenta debería haber tiempo de sobra. Si el resultado no nos convence supongo que el primer día podéis quedaros en el barco mientras intento pillar por sorpresa al hombre.- concluí ante los últimos aportes de la gría.
Realmente la chica tenía razón y llamaba demasiado la atención, solo había que ver como unas cuantas miradas se giraban hacia nuestra mesa cada dos por tres. Lo cual no dejaba de ser divertido, algunos me miraban con celos y otros solo con pena de sentirse fuera de su liga. La guinda del pastel era que la chica ya había demostrado tener algo por los marineros, así que más de la mitad podrían conseguir algo si se atrevían a dar el paso.
Nada que realmente fuera de mi incumbencia y ya con todo más o menos aclarado me despedí de Islene y subí a mi habitación. Allí leí las cartas y se me agrió un poco la sonrisa. La primera carta sabía que existía simplemente para provocarme, joder si estaba hasta seguro de que no existía ningún Korvith... y aún así sentía un hueco en el estómago leyéndola. Y eso que sabía, que un hombre que se llevara bien con su padre y que no le diera ningún espacio era todo lo contrario a lo que esa mujer buscaba.
La segunda misiva tampoco ayudo mucho a calmarme pero por razones completamente diferentes, ¿había contratado a alguien para ayudarme? ¿O quizás para vigilarme? Algo había escuchado de parejas desconfiadas que contrataban detectives para saber si les eran infieles.
- Pero vamos Bretta no sería cap... Bueno no sería capaz por esas razones, por provocar y simplemente generar algo de caos sí que era muy capaz de ello...
Y por último estaba la última "carta", era más bien una postal dibujada a mano. Una flor azul y felicitándome por mi cumpleaños. No me cuadraba demasiado con ella, bueno las flores le gustaban hasta cierto punto... - ¿Quizás debería llevar un ramo cuando volviese?
Me pongo a juguetear con la pareja del colgante que le había mandado con una y agarrando el dibujo con la otra teniendo cierta sonrisa mientras ordenaba mis ideas. Definitivamente la última carta tenía un mensaje secreto, así que puse la foto cerca de la luz para intentar ver a través de ella o incluso si el calor revelaba tinta invisible. Por último recuerdo otra carta críptica, la de la lista de la compra, así que la rebusco entre mis bolsillos del poncho al igual que cierto colgante que venía con ella. Quizás todo era parte de un mismo puzzle, aunque también podía ser que simplemente estuviera jugando conmigo, fuera cual fuera el caso merecía la pena asegurarse.
Motivo: Astucia
Dado de rasgo (1d8): 5 = 5
Dado salvaje (1d6): 1 = 1
Total: 5 = 5
Dificultad: 4
Resultado: Éxito
Motivo: Astucia con ventajas porque soy muy listo
Dado de rasgo (1d8): 8+(8+5) = 21
Dado salvaje (1d6): 3 = 3
Total: 21+(2) = 23
Dificultad: 4
Resultado: Éxito (4 aumentos)
La primera carta era algo más en el estilo de Bretta y, fuera verdad o no lo que decía en ella, Kenneth no le dio tanta importancia como a las otras dos. La segunda de las cartas era extraña cuanto menos. Ya no solo porque fuera extraño que la chica se disculpara con él en alguna situación, sino porque estaba claro que había algo que no quería revelar del todo. Pero Kenneth, con su astucia relativamente alta, fue consciente de que la palabra "caballero" no había sido al azar. El oficio de caballería era algo del pasado, por lo que solo se podría referir a alguien demasiado educado o todo lo contrario si se trataba del sarcasmo de Bretta.
Y respecto a la última carta, al verla con la luz o el calor, Kenneth recordó uno de los códigos y la apartó rápidamente. Se trataba de un dibujo mágico cuya tinta solo aparecía con el frío. La solución rápida era sumergirla momentáneamente en agua, aunque el papel se deshiciese después. En cualquiera de los casos, con un poco de habilidad, el joven consiguió revelar su contenido escrito sobre el dibujo de la flor.
Kenneth, la orden ha investigado lo suficiente como para deducir que el tema de Endeph es demasiado peligroso para ti solo. Saria aún tiene que organizarlo todo con los viejos para decidir quién va a ir. Pero me da igual. Voy a ir buscarte, de una forma u otra.
B.