Sehend respondió con una sonrisa aliviada al escuchar a Kenneth mientras éste ponía en marcha su plan. Ninguna fue lo suficientemente rápido para sacar papel, y además Bretta fue obligada a agacharse junto al humano por el tirón de su capa. La muchacha observó las notas con el ceño fruncido y finalmente cabeceó, convencida.
- Vale, pequeño genio, pero te recuerdo que solo tenemos un motor y con la poca potencia que podamos acumular del ambiente, o de ese bicho, es... relativamente posible que nos caigamos. - Bretta echó un vistazo rápido a la criatura que aún flotaba en el aire, acercándose pesadamente - Lo más rápido sería tallarla directamente, pero en cuanto terminemos el trabajo habrá que devolver la runa a su estado original antes de acabar en el Vacío. Y hasta donde yo sé, tú estarás ocupado con ese monstruo como para volver a modificarla directamente.
- Kenneth no es el único que puede tallar aquí. - replicó Islene, ya preparando sus herramientas - No es mi especialidad pero no nos queda otra.
Bretta suspiró y finalmente negó con la cabeza, encogiéndose de hombros. "No, si le voy a tener que dar la razón a mi padre..." murmuró, antes de robarle el carboncillo y el cuaderno a Kenneth y apuntar rápidamente los cálculos para el tamaño y la posición de la runa.
Tirada oculta
Motivo: Investigar Bretta
Dado de rasgo (1d8): 8+(5) = 13
Total: 13+(2) = 15
Dificultad: 4
Resultado: Éxito (2 aumentos)
Motivo: Apoyo Bretta
Dado de rasgo (1d6): 5 = 5
Total: 5+(2) = 7
Dificultad: 4
Resultado: Éxito
Motivo: Apoyo Bretta dado salvaje porque se me ha olvidado lol
Dado de rasgo (1d6): 2 = 2
Total: 2+(2) = 4
Dificultad: 4
Resultado: Éxito
Motivo: Apoyo Islene
Dado de rasgo (1d8): 4 = 4
Dado salvaje (1d6): 5 = 5
Total: 5 = 5
Dificultad: 4
Resultado: Éxito
Ok, so... La idea es modificar la esfera del alimentador antes de atravesar al bicho, que te cueles allí y luego al salir volver a restaurar el motor u os la pegáis. Si algo no te cuadra me dices, pero el bicho se va a cansar de esperar me parece una idea perfecta, nada puede salir mal excepto las tiradas xD
De momento necesito que tires Ciencia Extraña para modificar la runa. Bretta te da un +1 a la tirada e Islene... pues te ayuda también con sus herramientas, why not. Tienes un +2 en total.
- Y por eso lo haremos rápido y suave pero va ser un trabajo delicado. Y para eso necesito tu mente.- le digo con confianza y seguridad a Bretta mientras le guiño un ojo justo cuando escucho su susurro.- No menciones al gorila de seda, que estamos haciendo arte y ya sabes lo que opina de eso...- añado con el tono habitual de cuando teníamos nuestras conversaciones.
Curiosamente el recordar esos piques entre ambos me pone de buen humor y me deja entrar en la zona de trabajo como si estuviera en mi taller con una buena taza de café y no en un barco al que iba condenar a hundirse mientras un falso dios emplumado aún estaba considerando como comernos.
Mientras empiezo a modificar el flujo de esencia en la esfera para invertir sus propiedades y le voy marcando a la gría por donde necesito detalles y como de paso dejando claro como revertir el trabajo con sencillez cuando todo haya acabado. Las manos se mueven solas y todo esta tranquilo a mi alrededor. Probablemente la calma antes de la tormenta, pero todo estaba listo.
- Bueno Islene si te fijas la runa tiene trazos para que puedas revertirla con sencillez, pero primero hace falta que añadas la runa final en este punto. Como ves es la más sencilla y una vez la pongas debería empezar a revertir el flujo. Yo mejor me voy preparando. Capitán ahora vuelvo. Sehend, Qleohh no durmáis demasiado que os vais a perder mi momento de gloria.- me voy despidiendo mientras me acerco a la borda.- Y bueno Bretta, ¿al menos me deseas suerte?
Y sin más se preparo para lo que venía.
Motivo: Enruname esta.
Dado de rasgo (1d8): 8+(2) = 10
Dado salvaje (1d6): 6+(6+1) = 13
Total: 13+(2) = 15
Dificultad: 4
Resultado: Éxito (2 aumentos)
Básicamente sí. Es mi super plan de suicidio colectivo, me alegro que te guste. xD
Con la pedazo tirada que ha salido podemos asumir que se lo dejo todo muy listo a Islene para que no le sea complicado retornar la forma al motor.
Islene asintió atenta a las rápidas indicaciones de Kenneth, tomando nota mentalmente y repitiendo algunos de los trazos con la mano, como si quisiera asegurarse de que lo tenía controlado. Sehend sonrió cansado y asintió a Kenneth, y Qleohh simplemente cabeceó, aunque no quedaba muy claro si era porque le había escuchado o porque ya era la "hora de dormir" para él.
Porque la oscuridad se había cernido sobre ellos.Altemías se había encargado de ir alejando el barco con la poca energía que tenían, lo suficiente para evitar que la bestia cayera sobre ellos pero no tanto como para dejarla atrás. No podían llevarla a tierra y ellos mismos no tenían dónde posarse. Bretta seguía en cubierta, caminando de un lado a otro como un animal enjaulado, revisando las notas una y otra vez.
- ¿Suerte? ¡Ja! Es ciencia lo que tienes de tu lado y esa no te va a fallar, que lo sepas. - Bretta soltó una pequeña risa nerviosa, apartando luego la mirada. No tardó mucho en devolverla a Kenneth, a tirar de su poncho hacia arriba y a besarle, de forma corta pero intensa. Cuando se apartó, Bretta se cruzó de brazos, intentando controlar el temblor de sus manos. Su mirada se debatía si quedarse en el suelo del barco o volver a los ojos del chico - Pero si te sirve de algo... Suerte. Y vuelve. No, de hecho más te vale volver o... o seré yo la que vaya a buscarte y no te va a gustar. Pero sé que volverás porque... no quieres eso. - amenazó torpemente, mirándose luego las uñas con gesto digno.
No había más que decir, así que el plan de "morir o salvar el mundo" se puso en marcha. Altemías viró el barco para apuntar directamente a la criatura y aceleró, provocando que Bretta y Kenneth tuvieran que agarrarse a la barandilla. En la sala del alimentador, Sehend abrió los ojos sorprendido al notar el tirón de magia del motor y Qleohh soltó un graznido ya incomprensible. Islene tomó aire y se preparó con un suspiro. El monstruo se hacía cada vez más grande y poco a poco parecía rodearles con sus alas, a pesar de que todavía no lo habían alcanzado. Sus gritos y sollozos con varias voces se podían escuchar más cerca, pero solo una voz se hizo oír por encima de las demás.
- ¡AHORA! - gritó Altemías, ascendiendo el barco en ángulo para llegar a los brillantes ojos rojos de la criatura.
Islene actuó a la señal y el último trazo quedó grabado con un corte sobre la esfera del alimentador. El motor rugió y chisporroteó, instantes antes de que la maraña de oscuridad les envolviera. Todos pudieron sentir el tirón de magia proveniente de su alrededor, acompañado del ruido de cientas de alas batiendo a la vez y los arañazos provenientes del propio aire denso y cargado... pero aquello solo duró unos segundos. Como un faro en una noche sin luna, la esfera azulada del alimentador se iluminó, y con ella la oscuridad se apartó con un siseo.
- Está... evitándonos. - susurró Bretta.
Casi formando una esfera a su alrededor, la oscuridad de garras y plumas dejó pasar al Altemiño, que se acercaba lentamente hacia el centro del monstruo. El ruido parecía haberse amortiguado y flotaban en calma. Sombras retorcidas que querían ser humanoides surgían de entre la oscuridad y tomaban forma en la luz, antes de ser absorbidos por la esfera y dejar sus últimas palabras como ecos en el aire.

"Solo quería ayudar..."
"Estaba solo, estaba solo y solo los tenía a ellos..."
"¡¿Dónde está mi madre?! ¡Mamá, huye...!"
"¡Yo iba a ser el receptáculo, me mentisteis...!"
En ese momento, Kenneth sintió un pinchazo en su sien y una quemazón ya conocida en su espalda. Podía sentir el núcleo, esa conexión que ya había tenido antes en las pesadillas. La oscuridad era total más allá de la pequeña protección que podía proporcionar la esfera, pero el chico estaba seguro de que estaba varios metros bajo ellos. Solo tenía que saltar y alcanzarlo.
Sonrío divertido y probablemente con un gesto un poco idiota, después de aquel beso y su respuesta. El hecho de que apartar su mirada hacia el suelo cuando es más alta hace que me sea hasta cierto punto sencillo devolverle la mirada antes de contestarla.
- Vale, prometido. Es un cita y ya sé que no soy un caballero. Pero hasta yo tengo la decencia de no dejar colgada a una dama.- le guiño un ojo con más seguridad de la que realmente siento justo cuando el barco vira y me tengo que agarrar a la barandilla.
La cacofonía de voces no ayudaba a mantener el tipo, pero realmente no era peor que aquellas "pesadillas" que había tenido hasta ahora.
- Es normal, le tiene miedo.- hice un gesto hacia la esfera, pero la sonrisa me desapareció al notar el familiar quemazón en la espalda.- Te tengo...- comento en voz alta dando un paso adelante y saltando hacia la oscuridad.
Las voces resonaban en su cabeza, sentía las alas y garras sin estar seguro si eran reales. Todo era miedo y dolor, algo así no debía existir lo notaba con todo su ser cuando alcanzó el núcleo de aquel ser. Y por un instante estuvo a punto de ceder a ese impulso, pero había otro mucho más innato en él mismo. Algo más allá de la supervivencia o del bien o el mal, su curiosidad brillaba con fuerza y al fin podía tener la respuesta a todas las preguntas que habían surgido en aquel viaje.
Sin dudarlo ni un segundo más sintonizó con el núcleo dispuesto a descubrir la verdad y conseguir liberar aquellas almas para que pudieran volver a su hogar.
Desde el barco se escucharon algunas exclamaciones ahogadas cuando el chico saltó, pero ya era tarde para detenerlo. Al salir del rango de la esfera, las plumas y garras volvieron a azotarlo mientras lo engullían, o por lo menos hasta que la mente del chico consiguió alcanzar el núcleo. Después... nada.
Cuando volvió a abrir los ojos, ya no estaba dentro del monstruo. Su cuerpo flotaba a voluntad en un cielo estrellado que cubría hasta donde le llegaba la vista. Sin embargo, al acercarse a una de esas estrellas, Kenneth se dio cuenta de que realmente podía atraparlas en la mano y sentir el pequeño calor que desprendían, sin llegar a quemarle.
Tras inspeccionar unas pocas estrellas, todas comenzaron a alejarse rápidamente, permitiéndole ver la gigantesca figura de la que formaban parte. Su rostro femenino se mantenía semioculto por un manto de estrellas y su cuerpo, a medio formar, parecía deshacerse en cientos de soles, como si cada movimiento provocara un mudo estallido en el espacio en el que estaban. Unos enormes ojos azul cielo observaron a Kenneth fijamente.

- Te estás aventurando demasiado, pequeño. No deberías estar aquí. - una voz profunda resonó en los oídos del chico; sin embargo, los labios de la figura no se movieron - ¿Qué es lo que buscas?
Al abrir los ojos me entra el pánico de tener que estar cayendo y sin embargo me sentía flotar, maravillado "nado" por el lugar apreciando todo y teniendo una intensa jaqueca en una parte de mi cabeza al ver como todo mi conocimiento sobre física saltaba por la ventana mientras hacía la danza del borracho perezoso.
Por supuesto la aparición de aquella mujer no ayudó a que esa parte de su cerebro parase de gritar. La observo por un momento sin saber que decir o mejor dicho sin poder controlar lo que decir.
- Ya sé que me gustan altas pero esto es pasarse...- dijo sin controlarse, lo absurdo de esa frase le ayudó por otro lado a calmarse y reír por un instante.- Disculpa, soy Kenneth Phaminor y busco respuestas. Y te puedo asegurar que cada segundo aquí me crea más preguntas. Sinceramente no sé como he llegado aquí, puedo intuir que tiene que ver algo con cierto núcleo que estaba absorbiendo magia y almas de grías. A los cuales me gustaría liberar sea dicho de paso, aunque este lugar no parece su prisión ni mucho menos. Al fin y al cabo esto está totalmente en calma y no siento agonía alguna por el lugar...- la verborrea paró cuando poco a poco esa mirada me fue dejando algo incómodo.- Bueno eso, ¿qué donde estoy y con quién tengo el placer de hablar? Si no es mucho descaro claro...
La figura continuó mirando a Kenneth por aquel primer comentario sin cambiar su expresión. Sin embargo, ante su risa, varias risas más sonaron en aquel espacio. Algunas más agudas, otras más apagadas, lejanas y otras que simplemente parecían ser el propio eco, pero todas ellas parecían ser sinceras. La mujer hecha de estrellas entrecerró los ojos ligeramente, en una expresión más amable, mientras escuchaba al chico.
- Almas... - repitió como un eco su voz, sus ojos volviendo a su inexpresividad anterior. La voz no volvió a escucharse hasta un rato después de que Kenneth terminara de hablar - Este es un lugar perdido en los recuerdos del mundo, un eco que prevaleció del estallido. Igual que tu mundo se mantiene a flote gracias a los restos de su magia, este lugar se mantiene congelado en el tiempo, entre la vida y la muerte. Respecto a quién soy... - la mirada de la mujer se perdió en el espacio unos largos segundos, pensativa - Fui una de Los Primeros, La Cuarta. Renací de nuestra madre nuestro enemigo y mi castigo mi bendición fue acabar aquí.
El chico sintió cómo dos versiones de la misma voz hablaban a la vez, como si no terminara de decidirse entre ninguna y a la vez fuesen ambas. La Cuarta extendió su mano y tomó una de las estrellas de su manto entre sus largas uñas, dejando una estela de explosiones tras ella. Con cuidado, le mostró la estrella y con un gesto de mano la hizo aumentar de tamaño, hasta ser una esfera del mismo tamaño que el chico. A pesar de la luz blanquecina que emitía, era ligeramente translúcida y le permitía ver que en su interior había algo dorado, como un embrión en un huevo.
- Esto son las almas que buscas. Podría liberarlas de nuevo en tu mundo, y se reencarnarían en las próximas vidas que nacieran. Sin embargo, muchas de ellas están infectadas por los Numerosos, los mismos que destruyeron nuestra Tierra. - la uña de La Cuarta se clavó sobre la esfera, como una hoja afilada - Podría extraer ese parásito, y devolverlas en su estado original, si es lo que deseas.
El simple hecho de estar hablando con ella era una locura, soy una persona de ciencias maldita sea y sin embargo aquí estoy. Hablando con un ser probablemente cósmico que dice haber estado casi desde los albores de los tiempos encerrada o simplemente viviendo en una dimensión atemporal fuera de la existencia. Y sin embargo eran los hechos que estaba teniendo, eso o el entrar en contacto con el orbe me había dejado catatónico y esto era mi cerebro intentando protegerme... de la manera más aleatoria posible. Fuera como fuese la curiosidad me podía y se estaban nombrando demasiadas cosas que le dejaban a uno queriendo más. Por ya no hablar de la naturaleza de aquel lugar, los ecos y la esencia de los grias que parecía recuperable.
- Pues si que quiero que vuelvan sí y a ser posible siendo lo más ellas que puedan.- comento asintiendo con la cabeza.- Pero con el estallido, ¿te refieres a la Eclosión? Es lo que se supone que fue el origen de mi mundo. Ah, ¿y se mantiene a flote o sigue elevándose... o puede que hundiendo? Y ya puestos, ¿quienes son los Numerosos y porque van por ahí estallando cosas? A ver que un estallido de vez en cuan... Perdón. Si puedes contestarme, te lo agradecería... Es más debes estar muy sola aquí, quizás hay una manera de que podamos mantenernos en contacto cuando vuelva a mi mundo...- en ese momento se me pasa una idea bastante terrible por la cabeza.- Porque puedo volver, ¿no?
La Cuarta asintió casi imperceptiblemente. La punta de su uña se clavó en la esfera, provocando que se abriera exactamente por la mitad. En su interior ahora sí se podía ver algo a medio formar, un ser dorado con un aspecto entre un embrión y una larva con varias protuberancias a su espalda, que recogió La Cuarta entre dos dedos, dejando el resto del "huevo" limpio y vacío.
- Haces muchas preguntas, pequeño. ...Pero ¿quién no las haría? - se respondió La Cuarta, volviendo su vista a Kenneth - Pocas veces seres en el ciclo de la vida y la muerte han llegado a este lugar. Pero ninguno de ellos se ha quedado. Podrás volver, si así lo deseas. Comunicarnos fuera de este espacio... tal vez sea posible más adelante. - terminó respondiendo.
Por un momento, a Kenneth le pareció ver una ligera sonrisa en su rostro inamovible. La Cuarta alzó al ser dorado entre sus dedos, observándolo mientras respondía el resto de preguntas del chico.
- Desconozco de qué tiempo vienes, pero teníamos un dicho: "todo lo que sube, tiene que bajar". El estallido, la Gran Explosión, la Eclosión... Todos son lo mismo. El principio de tu mundo, y el final del mío. Los Numerosos - movió significativamente los dedos que sujetaban a ese ser - fueron quienes lo provocaron, inconscientemente. Su único propósito era nacer. Pero no debería ser necesaria ninguna muerte para crear vida. Mucho menos la de un planeta entero.
Los dedos de La Cuarta se cerraron con fuerza, casi con rabia, sobre el pequeño Numeroso, haciéndolo estallar en polvo dorado que se disipó por un viento que no existía. El alma aún abierta frente a Kenneth se volvió a cerrar y sellar poco a poco, como si nunca hubiera sido abierta, ahora totalmente clara. La Cuarta la atrajo hacia sí con un gesto de dedo y la sostuvo en su mano, segundos antes de que saliera disparada hacia arriba, como una estrella fugaz.
Contemplo el proceso con bastante fascinación. No era experto en biología, ni tampoco en almas sea dicho de paso, pero sin lugar a dudas esos Numerosos parecían parásitos más que otra cosa... Quizás fueran el origen de aquel vació de magia que había notado, ¿pero entonces por que el núcleo me había traído a aquel lugar donde no estaban? Es más si su nacimiento había creado el mundo en el que vivía, ¿por qué vivíamos nosotros en él y no ellos?
Por otro lado sus respuestas confirmaban lo que él mismo sospechaba, aunque no estimaban el momento exacto en el que estaban y podían seguir elevándose o ya estar cayendo. La cosa es que poco tenía que ver con una deidad o ente cósmico, que mal que me pesara existían. Tenía uno delante y negarlo solo lo volvería un estúpido zelote. Afortunadamente el ser no pedía pleitesía y aunque lo notaba distante era un ser que parecía guiarse bastante por la lógica.
- Y más que tengo, como te avisé antes cada momento se me vienen más y más de ellas.- comento sacando las manos de debajo del poncho y frotándome la nuca con una sonrisa de disculpa.- No puedo evitarlo, los misterios me pueden. Y no voy a negar que es la principal razón por la que me gustaría poder seguir hablando contigo incluso cuando me marche, sin embargo lo otro que he dicho es cierto. No sé porque se te ha castigado o regalado la estancia en este lugar, pero nadie se merece una eternidad de soledad. ¿Quieres poder salir de aquí? - le pregunto con sinceridad sin apartar la mirada- No sé si podré hacerlo pero vale la pena intentarlo si es lo que quieres. Mientras lo piensas puedes hablarme de tu mundo y yo te puedo hablar del mío. Tampoco es que lo haya visto entero pero he leído mucho de otros que sí y sobre el tuyo, es que sería una pena que quedara en el olvido.- le sonrío con amabilidad, mientras adopto una postura sentada a pesar de estar flotando cruzando las piernas y apoyando mi cabeza en la palma de la mano a la vez que apoyaba ese brazo sobre mi pierna doblada.- Aunque pareces conocer la estructura y lo que ha pasado más o menos, seguro que hay algo que te pueda interesar y no conozcas, ¿no?
La Cuarta tomó otra estrella del cosmos en el que estaban para repetir el proceso, aunque a Kenneth le daba la sensación de que podría hacerlo mucho más rápido y aquello solo era una distracción para ella mientras hablaban. No obstante, sus ojos se abrieron con asombro, y tal vez algo de pánico, al escuchar la pregunta de salir de allí.
- Yo... ¿Salir? - repitió, casi cercirándose de que lo había escuchado bien. No respondió de inmediato; dejó que el chico siguiera hablando al tiempo que su expresión volvía a ser la habitual - Yo ya viví, y tuve más tiempo del que debería haber tenido. Es cierto que no tengo a nadie aquí, pero no me siento sola. Es... difícil sentir tras tanto tiempo. Ellos sienten - repuso, elevando el alma que estaba "arreglando" -, yo... ya no tanto.
Hizo una pequeña pausa, destruyendo de nuevo el parásito entre sus dedos, antes de responder.
- Yo tengo una eternidad para conocer lo que pasó y lo que pasará, pero tu tiempo aquí es limitado. Te hablaré de mi mundo. Tal vez así pueda volver a ser recordado - accedió La Cuarta, liberando poco después aquella alma limpia -. Antes de la Eclosión, la magia era... falsa. No existía nada semejante. Nuestra energía procedía de los árboles, del agua, del Sol y de la Tierra misma. Nuestros vehículos podían atravesar la tierra, los océanos y los cielos, pero nosotros no. Sólo éramos Pensadores y Terracotos por aquel entonces. Los animales eran ganado, mascotas, como mucho amigos... pero la naturaleza era inanimada. La manejábamos a nuestro antojo, creando y deshaciendo ciudades y paisajes. Éramos... casi dioses. Y lo perdimos todo.
No había pena en su voz, tampoco alegría. Su gesto era el de alguien que simplemente había asumido lo que había ocurrido, como un mero espectador. A medida que hablaba, Kenneth sentía que su conexión con ella era más fuerte, pero también se dio cuenta de que había perdido de vista el portal por el que había llegado a ese lugar... ¿Pero había habido un portal en primer lugar?
Inclino mi rostro no del todo convencido, al fin y al cabo no sentir. No le parecía una buena razón, pero tampoco iba a insistir mucho en ello.
- ¿Cómo que mi tiempo aquí es limitado?- pregunto un poco extrañado, al fin y al cabo había llegado allí sin querer y si había entrado debería poder salir y volver... Aunque la verdad esos seguía siendo un misterio por el que preguntar. Aún más ahora que la Cuarta le había hablado de su mundo. Un lugar sin magia que conseguían la energía de la tierra y las plantas, sonaba un poco horrible, aunque la parte de que los animales no te contestaban no estaba tan mal. Y solo de pensar en la ciencia necesaria para cambiar el entorno como ella decía me dejaba con la cabeza con un bombo.- Hmm, supongo que como todos los sitios tenía lo bueno y lo malo. Pero espera, ¿Terracotos? Esos aún existen y se mueven por magia. ¿Pero si antes no la había como lo hacían? Y lo que aún no me encaja es que de donde viene todo lo del dios caído formado por sus almas.- señalo a los orbes que estaba purgando la mujer.- Ya puestos, ¿cómo he llegado?- me rasco la cabeza algo confuso.- La verdad es que me desperté aquí pero estaba conectando con un orbe y la verdad es que no veo nada que parezca un túnel o portal por el que haya entrado...
- Tú aún estás vivo. No puedes existir eternamente, aunque sea en un lugar como éste. - respondió La Cuarta, antes de relatar su historia. Después respondió a Kenneth, ordenando sus propios pensamientos - Ellos no estaban estuvieron allí... Nunca supimos cómo se movían hasta que todo cambió y la magia fue una constante más en nuestras nuevas vidas. Y dices... ¿un dios caído?
Tras las últimas preguntas de Kenneth, La Cuarta se detuvo, pensativa. Su mirada viajó hacia el horizonte, como si allí pudiera encontrar la respuesta. Sin embargo, sus ojos se entrecerraron, con cierta pena, volviendo su mirada al alma que sujetaba en ese momento.
- No hay forma de crear un dios... No cuando ya hay uno que nos creo y nos dejó a merced de sus hijos. - La Cuarta negó ligeramente con la cabeza, creando un velo de explosiones - Los Pensadores nunca sabemos cuándo hay que parar. Mas no debes preocuparte, pequeño. Esto es apenas una mota de polvo en vuestra historia, una estrella más de un cielo nocturno y luminoso. De hecho, ya has arreglado este problema. - su gesto pareció cambiar a uno más amable, incluso sonriente - No obstante, hay algo por lo que sí deberías preocuparte.
Uno de los dedos de la Cuarta señaló tras él, a una estrella lejana de color dorado. Al fijarse mejor, vio que parecía un círculo, vacío en el centro. Pero por más que intentara avanzar o recogerlo en su mano, no parecía acercarse lo más mínimo.
- Si estás aquí, es porque de alguna forma has entrado en la frontera entre la vida y la muerte. Si lo que dices es cierto y tantas almas se juntaron en un mismo sitio, la magia primigenia de los Numerosos ha debido entrar en sintonía con algo del exterior y ha vuelto a crear este lugar. - La Cuarta miró a Kenneth - Me has preguntado por tu tiempo aquí. El tiempo en este lugar pasa y a la vez no. Es posible que cuando salgas apenas haya pasado una décima de segundo o que hayan pasado días. Pero tu cuerpo físico sigue allí fuera, sufriendo las consecuencias del tiempo.
- Hmm...- le estaba dando vuelta a lo comentado por aquella inmensa mujer y la verdad es que todo era bastante interesante pero faltaban hilos de los que tirar correctamente. Lo único que pude concluir es que los Terracotos existían antes de la eclosión pero no de mucho antes. Pues la magia es lo que los movía y esa existió solo al final del mundo anterior.- Con algo de tiempo podría...
Todo pensamiento se queda congelado ante lo último que dice.
- Vale, sí. Suena preocupante, ya no solo por que mi cuerpo en la situación en la que estaba puede acabar muy mal... Si no porque voy a enfadar a ciertas personas y a alguna hasta le hice una promesa.- suspiro y miro al rostro de la Cuarta con una sonrisa.- Te tomo la palabra de que volveremos hablar, y si cambias de idea sobre seguir aquí lo aclaramos a la próxima. Ahora bien, ¿me ayudas a salir?- concluyo mirando hacia aquella estrella que no podía alcanzar.
- Claro. - respondió La Cuarta, con un tono amable.
Con cuidado, bajó las manos y recogió a Kenneth entre ellas, formando una barca particular para él. Por unos segundos, la figura le observó mientras le alzaba en las manos, como quien observa algo diminuto con inocente curiosidad. Sus ojos resplandecieron, como si un colorido prisma se hubiera formado en ellos. Finalmente habló en voz baja, como si temiera asustarle.
- Tú... ocurres, ya has ocurrido y ocurrirás para mí a la vez. Puedo verlo como se ve un sueño que se forma sobre la realidad despierta, como vidrieras superpuestas, representando distintas escenas. A veces puedo concentrarme y ver solo una de ellas. Ya lo he hecho, con las otras historias de las almas de este lugar, y lo volveré a hacer trillones de veces. Pero siempre me faltarán detalles, sucesos que quedan ocultos bajo el sueño, y bajo las otras vidrieras...
A medida que hablaba, Kenneth pudo fijarse mejor en el prisma de sus ojos. En ellos pudo ver efectivamente escenas de la vida de alguien que solo podía suponer que era La Cuarta. Podía ver un joven humano con el que compartía un beso, veía en un barco sobre una enorme masa de agua, una pizarra luminosa que mostraba una explosión y algo volando hacia el cielo. Pudo ver un enorme fogonazo, una masa incandescente debajo de un precipicio, y finalmente un terracoto, ayudándola a levantarse en un mundo erosionado. La voz de La Cuarta le sacó de sus observaciones, al tiempo que sus ojos volvían a ser pálidos y opacos.
- Aún eres pequeño, Kenneth. Pero por lo menos, esta vez no cruzarás la tormenta solo. Esta vez no oirás los gritos de los Numerosos. - La Cuarta cogió aire y sopló. La corriente de aire se llevó a Kenneth volando rápidamente hacia el portal. La enorme figura de la mujer se fue alejando mientras ella se despedía con la mano, aunque su voz siguiera sonando nítida en la mente del chico - Ve y vive, pequeño. Tu viaje aún no ha terminado. Yo seguiré completando tu cometido y cuando vuelvas, serás para mí un viejo amigo.
Dejo la escena abierta para un último post de despedida y cambiamos de capítulo...
Contemplarla tan de cerca era aún más sobrecogedor si cabe, aún más si tenía en cuenta que estaba literalmente en las palmas de sus manos. Sin embargo al ver reflejos de lo que podía asumir que era su vida anterior en la nitidez de sus ojos, consiguió calmarme y hasta mantuve mi sonrisa. Definitivamente era o había sido un ser, puede que incluso humana como yo. Asentí a sus últimas palabras.
- Pues ya aunque para mí sean años, para ti serán instantes no te diré adiós. Si no que hasta ahora.- le grito sin saber si le llegaría mi voz mientras poco a poco el viento me arrastraba. Era una sensación maravillosa, conseguir volar sin la necesidad de nada, algo que tenía que recrear. Y con ese pensamiento todo se volvió blanco por un instante.