Partida Rol por web

Se estaba enfadando de verdad y el enfado solo traía arrugas y malos modales. Y ella no quería ninguna de esas dos cosas. Tomó aire con esfuerzo mientras apoyaba ambas palmas sobre la mesa

- Te repito que mi destino sigue siendo el que es.  Meilo Traverdiph me contrató para trasladarme y ejercer mi oficio en Bophia para ayudar con los problemas de la huelga proveyendo de mis artefactos a quien lo necesite, pero nada más. No tengo pensado ir a Endia ni comprendo porque nadie ha querido contratarte para protegerme. De hecho no entiendo porque necesito protección - su voz musical se había transformado en un pequeño chillido con la última frase 

- Así que le suplico que no me insulte más porque no soy una mentirosa - sus mejillas se habían enrojecido por la contención que estaba llevando a cabo para no perder la compostura. Ahora el enfado y la preocupación eran una sola cosa dentro de su grácil y frágil cuerpo. ¿Realmente necesitaba protección allí donde iba?

El nombre no lo terminaba de colocar pero eso ahora mismo no era lo más importante.

- No tiene sentido...- digo sin pensar, al darme cuenta de que no solo lo he pensado hago un gesto para que no se me malinterprete.- No digo que sea mentira, te creo. Pero el problema es que esto no te deja en muy buena situación.- realmente parecía sincera y totalmente perdida. Suspiro con fuerza y algo de resignación.- Lo primero es lo primero, mis sinceras disculpas, en este trabajo siempre hay demasiadas mentiras y dobles intenciones.- en mi tono de voz hay un deje de arrepentimiento mezclado con fastidio. - Si necesitas protección es precisamente por eso. En el gobierno hay bastante bandos, demasiadas familias nobles con intereses diferentes, algunos que incluso sacan partido de esta huelga. No se me dio excesivas especificaciones pero lo que se me informo es que se te había contratado para ayudar en la huelga y eso siempre puede atraer a gente indeseable. Por otro lado no termino de ubicar a Traverdiph, no voy a insistir en el tema. Creo que ya he sido bastante invasivo, pero ten en cuenta que aquí hay algo más que una huelga y que estoy para ayudarte.- realmente me había pasado de listo pero al menos ahora las cartas estaba sobre la mesa.

Miro al humano con la cabeza ladeada - No recuerdo haberte dicho que estuvieras equivocado  - Me rasco la cabeza detrás de las orejas, algo que siempre me relaja mucho - Ahora tengo otra opinión que coincide con la tuya y un lugar en el que buscar más respuestas ¿Cuál es el problema?...

- Y yo no digo que lo dijeras, si no que ya te lo había explicado. Y problema ninguno en particular.- le comento encogiéndome de hombros.- Por otro lado entonces supongo que querrás continuar el viaje hacia Bophia y ya allí  nos despediremos de la preciosa Islene y su aplicado pupilo, buscaremos un barco que nos lleve a Endia y localizaremos el origen de lo que ocurre allí. Por supuesto habrá que tener cuidado con toda la huelga y posibles motines. En fin que nos espera un viaje movidito... ¿Algo que comentar alguno?- concluyo, la verdad es que ya no tenía mucho más que decir y alguna pieza del rompecabezas las tenía colocadas pero el problema es que este estaba tomando una forma distinta al esperado y eso no solía ser bueno.

Cuando el humano me dice que ya me lo había explicado abro la boca para replicar "¿Y?" pero me abstengo. Las discusiones tontas y eternas requieren más paciencia de la que tengo. Sin embargo lo que viene después sí que me gusta: dirección y objetivo. Justo lo que vengo buscando desde el principio. Así que cuando pregunta por más comentarios lo único que tengo que decir es - Tengo hambre.

Y me levanto para ir a la barra a pedir carne "poco hecha". Es decir, poco quemada.

Comida quemada. Y luego el salvaje soy yo...

- Meilo Traverdiph es un consejero real de la corte de Ceiph - su respiración se habia calmado. Se pasó los dedos por sus niveos cabellos para peinarselos con gesto algo abstraido. finalmente detuvo el gesto - gracias Kenneth. Intentaré averiguar algo cuando llegue a mi destino, quizás el señor Muldor sepa algo.... -

La gría habia estado bebiendo con calma y lentitud. - Solo puedo decir que el tiempo nos dirá. Solo podemos estar alerta y esperar... cualquier cosa - un quedo suspiro dió punto final a sus palabras

Seguramente Kenneth jamás habría reconocido ese apellido si no se hubiera topado directamente con un archivo en el Estudio sobre un tal Towan Muldor, un artesano de artefactos humano y curiosamente de origen yakarense. Al parecer había comenzado hacía poco, apenas un par de meses, con una tiendecita de artefactos en Bophia. Lo único que destacaba el informe es que sus artefactos no eran especialmente poderosos ni caros, pero por lo menos eran confiables. 

Otro tema era lo "fácil" que había conseguido entrar en el gremio de artesanos del Imperio. Normalmente, se requería pasar al menos un año viviendo en el Imperio antes de ser considerado un ciudadano de confianza y otro más para poder pertenecer a uno de los gremios y superar el "período de prueba", demostrando ser una tienda fiable. 

Por supuesto, Kenneth también sabía que todo el papeleo se podía acelerar si se tenían los contactos adecuados, pero parte de la investigación del informe también era para saber si ese hombre había vivido anteriormente en el Imperio, tal vez con una identidad distinta. Por supuesto, ese tema había pasado a segundo plano con todo el tema de la huelga y otras investigaciones mucho más fructíferas para la cienciología.

¿Un consejero yendo directamente a contratar a una joyera de artefactos en vez de mandar a un secretario y la chica no había sospechado ni un segundo que había algo raro?

- Muldor? Towan Muldor? No es que sea el mejor artífice pero ahora tiene sentido que te hayan contratado a ti. Al menos en parte, a pesar de ser humano como yo, viene de la tierra de tu gente. Supongo que sus métodos cuadraran en parte con los tuyos. Sin embargo si me permites el consejo, será mejor que no me nombres, ese hombre ha sido puesto ahí a dedo por el Imperio y teniendo en cuenta su habilidad solo se me viene una posibilidad a la cabeza: tapadera.- mi tono era preocupado de verdad, pues quizás al explicarle las cosas la estaba poniendo en mayor peligro.- Será mejor que les sigas el juego, hagas tu trabajo y cobres sin más, si por lo que fuera las cosas se cruzan o realmente quieres enterarte de algo, estaré encantado de ayudarte. Al fin y al cabo estoy para eso.

Estaba esperando su respuesta cuando vi una figura por la ventana que indicaba que se nos había acabado el tiempo de ponernos al día, pues nuestro salvaje y peludo compañero había decidido que el pueblo no era tan malo...

- El cocinero se ha marchado y una cosa es disfrutar de la cerveza que me dejo servida antes de que saliera y otra entrar hasta la cocina, puedes esperar a que vuelva o si aún te queda parte del botín de ayer coger de tus reservas.- le indico al antropolobo cuando este se levanta hacia la barra.-  Aunque sea así un poco de preparación nunca viene mal, sea como sea mañana antes de irnos le pediré al alcalde que nos abra la torre para recoger el motor, espero que no os moleste que esté buena parte del viaje en la parte de atrás del carro pero ciertamente quiero sacar algo en claro de todo esto y no solo conjeturas.

El grupo pudo conversar un buen rato antes de que el tabernero volviera al lugar. Al ver allí al antropomorfo, no dijo nada y se metió a la cocina, saliendo al minuto con una enorme pierna de venado cruda. La dejó encima de una de las mesas y la señaló con un gesto de mano al antropomorfo, dando a entender que era toda suya.

- Estarréis cansados y con hambre, por lo que me han contado. Irré a preparar algo de comer. Y no os precupéis, no tenéis que pagarme esta vesc. - dijo para los demás, ya que Awarr estaba servido de sobra. 

Pasó un rato hasta que el tabernero volvió con varios platos, entre ellos varias verduras y setas a la brasa, una olla de patatas guisadas y una buena pieza de carne asada, además de pan y cerveza de sobra para todos. Aunque humilde y bastante menos refinado de lo que se podría ver en la capital, estaba claro que aquello era un banquete en toda regla. 

La taberna estuvo bastante tranquila mientras comían, pero a medida que se hacía más tarde y terminaban los preparativos para el día siguiente, fueron llegando los clientes habituales, esta vez saludando con la cabeza a los viajeros. No era mucho, pero pronto notaron que la mayoría de las miradas hostiles del día anterior habían desaparecido y aquello ya era un gran paso en un pueblo de enanos. El tabernero, por su parte, no puso problema en que Awarr pasara allí la noche si así lo quería, aunque le pidió con verdadera sinceridad que intentara no destrozar las sábanas. 

Al día siguiente, fue el mismo alcalde quien estaba esperando a que el grupo despertara en la taberna, con un rostro mucho más radiante al que habían visto el día anterior. Y no era para menos: Su hija había vuelto después de varios meses y tenían mucho que hacer. Kenneth se encargó de rellenar los documentos para la reconstrucción de la torre, Islene consiguió acabar con el conjuro que le habían echado al bebé para que sus llantos sonaran como un monstruo y Awarr se encargó de ir a recoger el motor de la torre, preparado para llevarlo en el carro.

Tras acabar sus tareas, Gunnar les entregó la buena suma de quinientas monedas de oro, dándoles de nuevo las gracias por todo lo que habían ayudado a su pueblo. Su hija Grettel también se despidió de todos agradecida, de nuevo con lágrimas en los ojos, pero esta vez de felicidad. Por lo demás, la marcha del pueblo fue tranquila. El cielo seguía nublado por algunas nubes pero aquel pueblo había recuperado algo de color. 

Sin embargo, aún les quedaba un largo camino por recorrer hasta la ciudad portuaria más próxima a su destino, Galea, desde la cual poder dar el salto hacia Durial, la isla en la que se encontraba la ciudad de Bophia...