Partida Rol por web

Y cuando ya creía que iba a levantar cabeza, volvía a las andadas.

- Señor Mantegna, jamás ganaréis a un fantasma, - le advierto con indiferencia, solo que pronto cambio a un tono más firme -pero os tomaré la palabra llegado el momento. Recordadlo.

Él mismo me había dado una daga para usar contra él, ¿por qué no usarla llegado el momento?

            - Mire señor Mctagger solo le respondo lo que pienso para que no me mal interprete sin real intención de cambiar su forma de pensar realmente, yo trataré de mantener mi fé en dios de acuerdo a mis necesidades actuales, así que de acuerdo a las ideas que escuchamos antes en el castillo Hardestat y a lo que Byliana parece conocer de nuestra naturaleza tendremos que alimentarnos de sangre con cierta frecuencia y al parecer la humana es mejor y mas ... placentera; así que yo trataré de matar a menor cantidad de personas ... aun siendo estas un grupo de supuestos bandidos que parecían realmente estar esperando para atacarnos ... tal vez para ponernos a prueba o eliminarnos sin piedad -    La duquesa trato de elegir las palabras y el tono mas apropiados para mostrase empática y carismática con el médico antes de acercarse para susurrarle una palabras al oído, que tal vez solo los oídos mas sensibles lograrían percibir:

             - Creo entender lo difícil que puede serle verse ahora como un monstruo que atenta contra la vida de personas desconocidas en lugar de curarlas, pero si así como yo se ensucia solo en ocasiones necesarias las manos ... tal vez pueda también disfrutar algunas bondades de nuestra actual condición, como una vida mas longeva en la que pueda hacer muchas aportaciones por medio de la medicina para el bien de la humanidad!     Tal vez así podamos resarcir nuestras culpas! -    Tras susurrar las últimas palabras la duquesa se aleja del cainita para terminar de revisar a alguno de los otros bandidos caídos para asegurarse de que no haya sobrevivientes, recoger de ellos cosas de utilidad como dinero, alguna espada e información acerca de quien les mando,  así como de limpiar rastros de mordidas para tratar que no sea tan evidente los rastros de su naturaleza vampírica mientras escuchaba las palabras de Anna y sonrió ante su negro humor por las palabras del pintor, a quien miró de reojo solo por un momento

-¿Alguien tiene un saco o unas alforjas para guardarlo?  No puedo ir por ahí y que todos vean que voy cargando con una cabeza.

—Ya vais cargando con una, mi señor — respondió al pintor Mantegna — No creo que necesitéis cargar con otra. Además, los cadáveres tardan poco en pudrirse y empezar a oler: especialmente cuando han sido separados en varias piezas.

Como si se acordara del olor que inevitablemente le traería su reciente baño de sangre, se limpió la cara con el antebrazo, antes de empezar a forcejear con su tahalí para acomodarle la espada que acababa de tomar del caído que a sus pies yacía con medio pecho arrancado.

No quiso hurgar en la herida del pintor: al fin y al cabo, el caballero había tenido un gran protagonismo en la muerte del pobre Enrico.

—Aunque él quede aquí, no perderéis su recuerdo — añadió — Y deberíamos marcharnos: si nos estaban esperando, habrá más; y más valdrá que nos encuentren en movimiento, si es que nos encuentran.

          - ¡Creo que tiene mucha razón el mesie Bourgogne amigos!        Por favor Piero y el resto tras reagruparnos debemos prepararnos para continuar el viaje de inmediato, pero mientras que lo hacemos tal vez nuestro reciente guía Roderigo nos quiera explicar si sabía acerca de la aparición de estos supuestos bandidos como una forma de prueba de sus jefes o si cree que hayan podido enviar los nuestros asesinos o criadores! -    Dice con voz alta la vampiresa setita mientras que llama la atención de los presentes para proponerles de regreso a la carrosa mientras que mira al supuesto cochero con curiosidad

Anton al ver que el humano estaba demasiado lejos perdió el interés en él y volvió a donde estaba el grupo reagrupándose. Nicolae registraba los cuerpos, pero no encontró nada en ellos, ni siquiera su propia documentación, si realmente habían sido contratados para atacaros no sabrían realmente vuestra naturaleza, o de saberlo, no sabían bien a lo que se enfrentaban.

Mientras tanto, Bilyana de un salto cayó sobre el asaltante al que perseguía, en esta ocasión consiguió agarrarlo con fuerza y apresarlo para que no pudiese escapar de nuevo.

-Deberíamos darnos prisa en partir -os comenta Roderigo-. Aún queda para llegar a la posada y debemos llegar antes del amanecer

Regreso a toda prisa hacia dónde están mis compañeros mientras mantengo al humano apresado en mi hombro aprovechando mi fuerza incrementada. Mis garras, de las que aún no soy plenamente consciente, están demasiado cerca de su cuerpo bastante amenazantes, cómo queriendo indicar lo que haré si intenta escapar.

Me siento pletórica y más viva que nunca tras haber conseguido mi pieza. Incluso podría reír de alegría ahora mismo. Una vez llegue donde los demás pediré una cuerda para atar a nuestro querido amigo asaltante.

        - Avancemos Roderigo, no sin antes nos expliques que tanto sabes acerca de la aparición de estos supuestos bandidos como una forma de prueba de tus jefes o si cree que hayan podido haber sido enviado los nuestros asesinos o creadores como vampiros!    No me gustaría defenderte si el bandido te contradice -    Dice con voz baja la vampiresa setita de regreso a la carroza, mientras que mira al supuesto cochero con curiosidad sin guardar la daga con la que atacó al bandido como una sutil amenaza, mientras de reojo mira como Bilyana y Anton regresan a la distancia de su búsqueda con el sobreviviente en las manos

- Tengo un hambre atroz - Dijo al volver con un leve trote. - ¿Os habéis fijado de que no nos fatigamos al correr? - Estaba de buen humor, pletórico y algo borracho de poder por sus nuevas habilidades. - Como no nos fatigamos al correr, que ese tipo se nos haya escapado... es sumamente excepcional, da que pensar, no? Nos esperaban con estacas, corren mucho... ¿Quien nos querría montar una fiesta como esta? -  Preguntó a sus compañeros.

Lanzó la estaca al aire dando vueltas para cogerlo nuevamente en el aire con elegancia. Se dirigió a su caballo.

- Ven caballito... cabron, mira que tirarme de ese modo y tratar de pisarme la cabeza....

Nuestro cochero tenía razón, no teníamos tiempo que perder con más tonterías como esta. Más aún, si querían sacar información al bandido, lo ideal era meterlo en el interior del carruaje e interrogarlo, a fin de cuentas habían conseguido matar a Enrico, por lo que podíamos hacer huevo para alguien en el interior mientras otro montaba a su caballo, lo cual me daba la oportunidad ideal para "sacrificarme", por eso opté por recoger las riendas del de Enrico.

- Señor Rossi, no culpe al caballo si es incapaz de mantenerse en la silla. 

Le recrimino mientras acaricio el cuello del que se iba a convertir en mi montura, solo que conforme lo hacía daba la sensación de que del mismo modo podía acabar rompiéndole el cuello al animal.

- Si lo desea, podemos enseñarle a cabalgar ¿verdad?

La última pregunta no iba dirigida al vampiro, sino al animal, como si estuviera retándole a llevarme la contraria.

Al ver volver a Bilyana con el prisionero hago algunas tiras con las ropas de uno de los cadáveres.

- Roderigo tiene razón - le tiendo las tiras de tela a Bilyana, recordando los rayos de sol en las mazmorras -. Atémosle. Podemos interrogarlo durante el camino o cuando lleguemos a nuestro destino.

Entonces monto de nuevo. Prevenido, trato de calmar al caballo y que se acostumbre a mi antes de subir de nuevo a la silla. Aunque no sea un caballo de guerra debo trabajarlo para que al menos no se asuste de mi presencia.

Agradezco los trozos de tela y, sujetando con una mano al prisionero, le ato las manos y los pies antes de soltarlo dentro de la diligencia. Todo suyo. Procuren no hacer demasiado escándalo, y si me dejan algo cuando terminen con él mejor que mejor añado con un guiño antes de montar en mi caballo y disponerme a seguir.

Realmente sigo sin ser 100% consciente de lo que ha sucedido. ¿Realmente tenía garras? Quizá es un nuevo poder. Tendré que investigar.

Cuando finalmente Bilyana vuelve con aquel sujeto y lo ata para dejarlo en el carruaje, sin decir nada camino hacia donde está él, con el filo de la espada corto la palma de mi mano, apretando los labios y frunciendo ligeramente el ceño mientras veo como la sangre empieza a brotar de la herida. Una vez entro al carruaje cierro la puerta detrás de mi para que nadie me interrumpa y coloco el filo de la espada en el cuello de nuestro rehén. -Bebe, ya no te queda nada, ahora eres nuestro prisionero y por lo tanto, sabes que lo mejor es obedecer.- Dije de forma algo autoritaria por así decirlo, dejándole en claro la situación actual en la que estaba mientras que algo dentro de mi me permitió, de alguna forma, intentar reflejarle eso a nuestro prisionero, que abandone las esperanzas y con suerte que no se revele ante nosotros mientras lo miro fijamente a los ojos.

Sin decir ninguna otra palabra acerco la mano herida hacia su boca, colocándola encima de esta para que así pruebe la sangre, recordando una vez más como esto nos hizo sirvientes de nuestros captores originales en la mansión Giovanni, y con suerte esto nos serviría para hacer que este individuo nos hable o sea más colaborativo.

- Señor Rossi, no culpe al caballo si es incapaz de mantenerse en la silla. 

Sonrió a la Anna.

- No hablo del hecho de tirarme sino de la segunda parte de mi queja. - La provocación consiguió captar su atención y le arrancó una sonrisa mayor. - Siempre estoy dispuesto a aprender¹. - Dijo sin entrar en el juego de dobles sentidos, mas allá de donde ella quisiera llegar a parar. Pero no podía evitar dotarlas de un tono sugerente, que dejaban entrever una apuesta, una provocación.

No hizo caso a lo que le había pasado a Enrico, pero si que anotó en su cabeza que no eran inmortales, solo diferentes a lo que eran antes. Nuevas reglas, nuevos limites, pero limites al fin y al cabo.

Asentí entristecido a las palabras de Etienne. Enrico había caído y su cabeza no tardaría en comenzar a oler allá donde fuéramos. No resultaba conveniente que la llevase conmigo.

-Tu muerte no será en vano, compañero -le dije al pintor asesinado, con voz débil, sosteniendo su cabeza decapitada entre las manos una última vez-. Aquí es donde nos separamos, Enrico.

Sin más, me dirigí al cuerpo decapitado de mi amigo y deposité la cabeza junto a su cuello cercenado, como si esperase a que sus pedazos fueran a unirse.

              - !Con gusto yo te tomo la palabra Anna!    Ya que al parecer ahora me será más útil aprender a montar a caballo que antes.    ¿Cómo me recomiendan aprender a montar ... damas y caballeros? -    Dice con voz alta la duquesa mientras que espera la respuesta del cochero Rederigo antes de subir de nuevo al carruaje y se acerca a Piero para tratar de animarlo una sola vez más mientras que reza junto a los restos de Enrico, entonces propone:

              - Aunque me gustaría poder enterrar lo en tierra bendecida para ello creo que en este momento y para no dejar rastros de lo que aquí sucedió podríamos incinerar su cuerpo junto al de los tipos que intentaron acabar con nosotros para evitar rastros que puedan ubicarnos y reconocer nuestra nueva naturaleza vampírica ¿Les parece buena idea? -    Termina por decir María a los allí presentes antes de ubicarse junto al cochero para mirarle a los ojos en espera de su evasiva respuesta 

Resultaba divertido ver cómo el Toreador intentaba tentarme, tanto que me opté por dejarme querer mientras optaba por subir al caballo con más soltura de la que ninguno podría haber esperado.

- ¡Oh! No os preocupéis por eso. Los caballos son animales nobles, es normal que sientan predisposición a pisotear lo que está a sus pies.

Bromeo una vez ya en la silla porque, como dama, obviamente no creía en dicha afirmación. En cualquier caso ya habría oportunidad de seguir jugando con Rossi, porque las preguntas de la Serpiente animaban a continuar con las bromas al responder a sus preguntas.

- Con un animal tranquilo y bien domado, mas temo que ninguno de los presentes encaja en dicha descripción.

Ciertamente no les conocía lo suficiente para proponer a nadie si en verdad quería encamarse con alguno. Y si a eso le sumabas nuestros últimos... Cambios, entonces se tornaba incluso más complicado realizar cualquier análisis, lo que me llevaba al otro tema.

- Y no me parece una buena idea. Con esta escena, por muy poco cristiano que sea dejarlos ahí tirados sin más, da la sensación de un ataque de bandidos, los cuales debieron llevarse el premio al no quedar nadie. Luego si alguien se interesa y nos rastrea, el rastro les llevará a la posada.

Seguro que el viejo Ventrue aprobaría que simples humanos le hicieran el trabajo sucio de acabar con los rebeldes, aunque dicho escenario seguramente tardaría en darse y dispusiera muy pocas probabilidades de llegar a completarse.

- Avancemos Roderigo, no sin antes nos expliques que tanto sabes acerca de la aparición de estos supuestos bandidos como una forma de prueba de tus jefes o si cree que hayan podido haber sido enviado los nuestros asesinos o creadores como vampiros!    No me gustaría defenderte si el bandido te contradice

-Mi señora, me concedéis más valor del que tengo. Mis "jefes" no me cuentan sus planes, solo sé que debo llevaros a la posada, no sé más. Si ellos lo mandaron no me dijeron nada, aunque si os han mandado a una misión no creo que hayan sido ellos, no se arriesgarían a que os mataran antes de cumplir vuestro objetivo -Roderigo miró el cuerpo sin vida de Enrico-. De todas formas, mi señora, yo solo soy un cochero, a mi no me contarían sus planes

Enzo dentro del carruaje, intentó usar una de sus nuevas disciplinas, pero no llegaba del todo a controlarla y no surtió efecto con el rehén.

-Bebe, ya no te queda nada, ahora eres nuestro prisionero y por lo tanto, sabes que lo mejor es obedecer

-¿Estáis loco? ¿Qué asquerosidad es esa? ¡Jamás beberé tu sangre! Matadme si lo deseáis, libradme de mis demonios -el hombre miraba a todos lados, como si viera cosas que vosotros no pudierais ver

Al ver como el rehén solo se niega me hace enojar, tenía pensado el golpearlo con la empuñadura de la espada y con suerte dejarlo inconsciente o algo así, pero en lugar de eso solté la espada en uno de los asientos del carruaje y con la mano sana agarré su nariz entre mis dedos, presionando con fuerza para que no pudiera respirar, y una vez abriera la boca colocar la palma de mi mano con la herida abierta.

-Cállate y haz caso, o tu destino será peor que el ver a esos Demonios, porque tu solo puedes verlos, ¿Pero a nosotros? Puedes sentirnos, sentir cada golpe, pudiste sentir el cansancio mismo mientras uno de nosotros te perseguía, pudiste sentir el miedo... Y me aseguraré que si no haces caso pases de los peores horrores imaginables que un hombre pueda sentir, y no solo sentirás aquel dolor incesante en la piel, si no que tus Demonios también te atormentarán el resto de tiempo que te mantengamos vivo.- Con esas palabras lo volví a mirar a los ojos. Aunque no era especialmente bueno intimidando lo quise intentar. Con una mirada severa y lo más amenazadora que pude miré al contrario, apretando su nariz y esperando a que pronto trate de respirar por la boca.

Albert seguia en su circulo de lamentaciones haciendo el minimo caso a su alrrededor e incluso de los susurros de la duquesa, pero de vez en cuando alguna frase suelta le llegaba a sus oidos y le hacia salir de aquella voragine de pensamientos mal sanos.
Algunos de ellos le daban nauseas o eso creia aunque no tenia claro lo que realmente sentia su cuerpo ahora ante tantas situaciones violentas.

Aunque me gustaría poder enterrar lo en tierra bendecida para ello creo que en este momento y para no dejar rastros de lo que aquí sucedió podríamos incinerar su cuerpo junto al de los tipos que intentaron acabar con nosotros para evitar rastros que puedan ubicarnos y reconocer nuestra nueva naturaleza vampírica ¿Les parece buena idea? -    Termina por decir María a los allí presentes antes de ubicarse junto al cochero para mirarle a los ojos en espera de su evasiva respuesta 

Estamos locos , negarle el sagrado entierro a unos pobres aldeanos - dice despreciativo hacia las palabras que ahora escuchaba- solo por cubrir nuestra mancillada huella vamos a tratarlos como animales, cuando la culpa es toda nuestra y de esta existencia maldita, somos nosotros los que merecemos ser quemados por tamaña ofensa a los cielos, deberiamos haberlos salvado sin derramar su sangre pero somos bestias descontroladas y alguno de vosotros no lo ve o lo disfrutais

El caballo mantenía la distancia con Antón que suspiró al ver que el caballo no se dejaba coger.

"Nobles y caballos, viendo como cagaban en los palacios en invierno, por como los dejaban en primavera, si que se parecían caballos, si..."

Rió ante la ocurrencia de Anna complementada con su propio pensamiento.

- Entonces entiendo que primero deberé aprender a domar antes que montar... Quizá deba recibir lecciones al respecto también. - Dijo sonriente. Mientras hablaba dejaba que el caballo se olvidara un poco de él. - Aunque esperemos no repetir el incidente de las cadenas y los grilletes en un tiempo.
Luego empezó a susurrar al caballo con su voz mas melosa y tranquilizadora para acercarse a él paso a paso, despacio.
- ¿Quien es el caballo mas bonito, veloz y noble que hay en este país?