UNA HORA PARA LA MEDIANOCHE DEL CUATRO AL CINCO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
- El Capitán Ferenk Zarak llega deprisa a las Mazmorras, y no encuentra a nadie, salvo a los prisioneros que llevan años encerrados, siendo alimento de vampiros y víctimas de los tratamientos de Carcelero.
- Zarak llega nervioso y agitado, aunque en el lugar no hay signos de que ocurra nada extraño.
- Después se para a pensar cuándo fue la última vez que vio a Carcelero y sus hombres. Fue hace poco, en el Salón Principal, él mismo los convocó y les ordenó que permanecieran en ese lugar...
// Entra en escena: Capitán Zarak. - Procede de: Patio del Castillo.
Ferenk se detuvo en mitad del camino hacia las catacumbas. Carcelero se encontraba en el salón principal minutos antes. La orden de permanecer allí era exclusivamente para los sirvientes, pero lo cierto era que no lo había visto salir, ni pasar por el patio.
Antes de comprobar el subterráneo, regresó a la superficie y se dirigió de nuevo al salón.
/Al salón principal.
- El Capitán Zarak se dirige al Salón Principal.
// Sale de escena: Capitán Zarak. - Sigue en: Salón Principal. - Pasando por: Patio del Castillo.
TERCERA HORA DE LA MADRUGADA, CINCO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
- Carcelero salió de sus Mazmorras y se dirigió a las Calles de la Ciudad, pasando por el Patio del Castillo.
// Sale de escena: Carcelero. - Sigue en: Calles de la Ciudad. - Pasando por: Patio del Castillo.
PASADO EL OCASO.
QUINTO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
- Varios guardias ducales transladan al inconsciente Molensk Basarab a las mazmorras, donde los mazmorreros se encargan de engrilletarlo de pies y manos y encadenarlo en una de las celdas más seguras.
// Entra en escena: Molensk. - Procede de: Patio del Castillo.
- Carcelero llega a las Mazmorras a tiempo de ver cómo sus cuatro carceleros han engrilletado y encadenado de pies y manos al menor de los Basarab, tras encerrarle en una de las celdas más seguras.
- Los guardias ducales que lo han traído salen en ese momento.
// Entra en escena: Carcelero. - Procede de: Patio del Castillo.
- "Señor... ¿debemos traer a los otros dos prisioneros?" -
- Antes de que el guardia ducal pueda contestar, el extremadamente competente guardia Hakir llega llevando a Enrietta y Vasilov atados de pies y manos.
- Los Mazmorreros los arrojan rápidamente a una celda.
- Los otros guardias ducales se apresuran a desaparecer.
// Entran en escena: Hakir, Enrietta, Vasilov. - Proceden de: Patio del Castillo.
// Salen de escena: Dos guardias ducales comunes. - Siguen en: Patio y muros y zonas aledañas.
- "Juguetes... Tenemos nuevos juguetes. El noble está en muy mal estado. Pero estos dos parecen estar bien." -
MEDIA HORA TRAS EL OCASO.
- Estos dos SÓLO deben ser confinados, hasta nueva orden. - Remarco la palabra "sólo" a los mazmorreros. - A cualquier desviación de esta orden responderéis personalmente.
Tras comprobar que la sirvienta y el lacayo quedan bien encerrados en sus respectivas celdas, me acerco donde el noble Basarab y, antes de nada, observo si ha sido convenientemente atado con cadenas.
GUARDIA HAKIR:
- Molensk está tirado dentro de la celda como un juguete roto, engrilletado y encadenado de pies y manos.
- No debería de estar vivo, estás seguro de que tiene la espalda rota.
- No debería estar vivo. - Ese pensamiento lo había tenido antes, y entonces vi, en el campo de batalla, como las heridas de los Basarab cicatrizaban y sanaban a ojos vista. ¿Qué otra razón si no me habría impulsado a cercenar la cabeza del hermano de ese despojo que ocupaba la mugrienta celda?
Miré a Carcelero.
- ¿Cree que aguantarán esos grilletes, si se recupera?
A estas alturas estaba dispuesto a creer cualquier cosa.
-Pueda o no pueda, no va a recuperarse lo bastante -dice Carcelero sonriendo mientras eleva su maza a la altura de los ojos de Hakir-. Ésta de aquí le rompió la espalda, y si es necesario se la volverá a romper... cuantas veces se me antoje.
Después mira enfurecido a sus esclavos.
-A esos dos no los toquéis -escupe-. Dadles agua para que se limpien, y algo de comida... normal. En cuanto al Basarab, esa zorra es mía. Quiero que cuando le quite la vida me lo agradezca con lágrimas de sangre...
Asentí frunciendo el ceño a las palabras del siempre desagradable Carcelero. Quiera la fortuna no verme jamás en las manos de aquel hombre.
- No podemos permitirnos ni un error. - Pensé al ver la seguridad del verdugo y, de no haberlo visto luchar ahí fuera, no confiaría en quedarlo a solas con el Basarab. Pero en esa situación, Molensk Basarab tenía todas las de perder y era quien debería inspirar lástima. Aunque no lo hacía, no a mí. No después de ver el reguero de guardias y milicianos muertos que dejó tiñendo de rojo los adoquines de las calles de la ciudad.
Viendo que el trabajo estaba hecho en este lugar, decidí volver arriba y supervisar la guardia de la muralla.
// Al Patio del Castillo.
- "Sí, sí." - El Mazmorrero obedece la orden dada por su jefe.