Partida Rol por web

Dhaeva 2: El Caballero de las Tinieblas.

Transilvania: 1) Alba Iulia: Ciudad. - Iglesia Ortodoxa.

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05/09/2012, 23:57
[...] Mayordomo Otto de Sajonia.

Los preparativos para el funeral habían terminado hacía horas, unos preparativos que el mayordomo hubiese preferido no tener que realizar. Habían sido dos días los que había tenido para organizarlo todo, un día más de lo esperado por no haber podido contar antes con el padre Adelmus para oficiar la ceremonia. Otto había decidido esperar, Lorand al menos se merecía eso, y fue una decisión que después de escuchar al religioso no lamentó. El Duque podía no coincidir con él o con su forma de obrar, pero no había duda que el padre Adelmus sabía realizar muy bien su trabajo. Era una cualidad digna de alabanza en un mundo lleno de panaderos que no sabían amasar.

Con la ceremonia cercana ya a su final se les ofreció despedirse por última vez del finado y Otto no quiso desaprovechar la oportunidad. Quizá no era lo más adecuado que él se acercase antes que otros más nobles y que lo conocían menos, y podía chocar en un hombre en el que lo adecuado era parte esencial de su persona, pero aun así quiso ser el primero en despedirse del Chambelán al igual que había sido el último que lo había visto.

Se acercó al féretro que había permanecido cerrado por orden suya. Una vez a su lado colocó la mano sobre la madera y ofreció al alma del difunto una breve oración que había memorizado mucho antes de llegar a zagal. No se arriesgó a más y antes de que las emociones que lo embargaban rompiesen el dique que con tanto esmero había erigido para contenerlas se alejó de nuevo a su sitio con la cabeza gacha y gesto contrito.

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06/09/2012, 05:01
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que traspasasen las puertas sombrías de aquella piedra fría? Parecía que sólo había transcurrido un instante atrapado en el puño de un coloso. Recordaba como inmediato el momento en el cual una frase aislada le había puesto en conocimiento de aquel deceso. Los demás habían sido eslabones de una cadena de inercia. Decenas de caminos que habían confluido en las lindes de esa habitación infame, construida a base de sombras y luces de vitrales pulidos. Y allí estaban.

Los ojos de Iacobus permanecían posados en el ataúd cerrado, tras tres largas horas de puro y desgraciado hastío. No había gesto en su rostro que indicase lo que realmente pensaba frente a la muerte del anterior Chambelán, no más que lo que acaso le habían escuchado decir algunos; aquello de que las cosas parece que esperan a que les demos la espalda para acaecer. Y acaecían envueltas en la pregunta sobre la existencia de la casualidad. Alguien muere accidentalmente cuando alguien, también accidentalmente, desea su sitio. No se muestra el cuerpo, como si no quisiera mostrarse la muerte, o su causa. En fin, cosas que al caballero de los Cárpatos no le interesaban. Las rencillas de las Cortes se resolvían de esa manera. Porque eso era esa muerte, y la reorganización del poder que se había dado alrededor. Y si acaso fuera el caso de que esa muerte sólo fuera fingida, y de allí el ataúd cerrado, ¿pero por qué...?

Ahora el padre Basarab cantaba, y las naves de la catedral gemían. Iacobus levantó los ojos hacia él. La procesión de egos, de protocolos y de reprimidos había empezado, pero más le interesaba observar al mirlo que reproducía el llamado de sirena de algo parecido al paraíso. El caballero de los Cárpatos avanzó hacia el ataúd. No podía interesarle menos, el ritual, el significado, pero sí estaba interesado en otra cosa. Llegado al lado del cajón, apoyó ambas manos en el filo de la tapa y permaneció quieto un instante, ¿como si estuviera orando? ¿Como si estuviera pensativo? Ah, daba igual.

Retrocedió, y tal como había llegado, se retiró a un segundo plano. A Iacobus le importaba poco figurar. Había tantas figuras a su alrededor que cumplían con ese papel con tantas ganas y tantas limitaciones. Desde allí observó a Durius, al Dravescu, a las Szantovich, al Mayordomo como máximo beneficiario de la repentina desgracia. A los lacayos, besando obligados incluso en la muerte la mano de quien les ha dominado. La catedral continuaba cayéndose sobre los hombros de los creyentes, de los hipócritas, de los sobrevivientes. Desde lejos, el caballero de los Cárpatos sonrió frente a cómo aquel bastardo continuaba llamando con ganas a todos aquellos, condenados y desgraciados, para prometerles el gozo y el cielo.

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06/09/2012, 05:28
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.
Sólo para el director

Iacobus, al apoyar las manos sobre el ataúd, lo hizo justo en el borde por el cual alguien autorizado podría coger para levantar la tapa. Su intención era observar si estaba realmente cerrado o si, por el contrario, estaba abierto pero simplemente la ceremonia se hacía con el ataúd cerrado. La muerte del Chambelán ocultaba algo, o mucho, y al caballero de los Cárpatos le parecía una interesante forma aquella de combatir el aburrimiento de la Corte.

Notas de juego

Pues eso, quiere saber si puede abrirlo o no. Pero lo hace con extrema sutileza, pues sólo quiere percibir a ver si podría llegar a abrirlo si quisiera. Y no quiere que nadie se dé cuenta de lo que hace.

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06/09/2012, 13:57
[RIP] Sargento Dominik.

El sargento Dominik observó todo aquello con la templanza necesaria y mirando con cierto disimulo al padre Basarab. Lo cierto era que debía hablar con él, pero la familia a la que pertenecía le echaba para atrás. Su comportamiento al encontrarlo en dos ocasiones durante el viaje no había sido el adecuado, él lo sabía. Al fin y al cabo era un hombre de Dios. Sin embargo su corazón temía un ataque o celada por parte de su familia, y ahora, sentía que su frialdad ante el sacerdote era una falta de fe tremendamente inadecuada.

Un hombre había muerto. Ese pensamiento, que como casi todos no transcendió en el gesto ni en el comportamiento, serio, flemático, de Dominik, le hizo plantearse nuevamente su necesidad de formar familia, de tener descendencia. El tiempo pasaba, si, y no solo eso, también surgían problemas, dudas. Él era mortal, perecedero. Las amenazas sufridas en la corte Basarab, no por esperadas menos dolorosas, le hacían ser dolorosamente consciente de su mortalidad.

¿Tenía miedo? Por supuesto. Solo los necios y los locos no lo tenían. Tenía miedo a morir, tenía miedo al juicio de Aquel que Todo lo Ve.

Aunque no conocía practicamente al fallecido siguió con fe las oraciones. De tanto en tanto miraba a Pavetta, y a su señor Durius. Pero toda su atención estaba puesta, fuera de esos momentos, en la Sagrada Misa

 

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06/09/2012, 14:02
Capitán Ferenk Zarak.

El capitán Ferenk cumplió el protocolo. Estaba allí, seguía la misa, pero su alma estaba en otro lugar. HAcía tanto que no estaba en compañía de su señor. ¿Cuanto más estaría él sin avisarle, sin requerirle para su presencia?

Deseando ocupar la mente en otra cosa empezó a revisar a los presentes con la vista, sobre todo a los guardias bajo su mando. Tenía que ver al duque. Tenía que verlo. Pero la orden y prohibición que le había dado pesaba como una losa

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06/09/2012, 14:18
Durius Tremere de Slobozia.

Durius permaneció en su sitio, pese a la invitación de Adelmus a que todos se despidieran del féretro. Una invitación que había sonado como una orden y a la que muchos habían accedido gustosamente. Una sonrisa pendía entre sus labios mientras, uno tras otro, nobles y plebeyos, próximo o no a Teleki en vida, hacían lo que se les había pedido. Vio a Dominik mirarlo, y correspondió a su mirada con un leve gesto de cabeza. Conocía las cuitas de su hombre de armas, quien gozaba de su favor. Fue testigo del gesto compungido de Otto y su débil sonrisa pareció marcarse aún más. Pero solo el Caballero de los Cárpatos logró hacerle enarcar una ceja. Aún recordaba el hedor, el fulgor del acero, el perfume embriagador del primogénito. Pero aquel gesto solo duró un instante. Y vio a Ferenk. Sabía de su dolor, de su situación. Era un alma en pena purgando por las veleidades del afecto del ausente Gyula Kadar. ¿Conocía aquel hombre, valiente y justo, el futuro que habría de vivir cuando...?

Durius se volvió hacia Valru y se inclinó hacia él.

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06/09/2012, 14:30
Durius Tremere de Slobozia.
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-Una ceremonia francamente aburrida. Al nivel del pobre Lorand -susurró inclinándose hacia su oreja-. Valru, debo hablar con Ferenk. Organiza una reunión para cuando creas oportuno. Sin prisas pero sin pausas. Privada y házselo saber así. Con los nuevos cargos y Lorand muerto, es necesario reorganizar el tablero. A nuestro gusto de ser posible.

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06/09/2012, 15:03
[RIP] Mayordomo Valru de Bistritz.
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-Por supuesto, mi señor-dijo Valru, en un tono de voz bajo, y procurando disimular-¿Quizás una cena privada? Y... ¿Debe saber el buen capitán el motivo de la reunión, o será una sorpresa?-añadí, con una sonrisa

-Quizá también haya que mantener vigilados a los Dravescu... Se dice que el caballero Zyula ha matado algún vampyr, lo que lo convierte en un hombre a tener en cuenta. 

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06/09/2012, 15:30
Durius Tremere de Slobozia.
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-Una cena me parece perfecto. Y respecto a qué decir a Ferenk, dile que es algo informal. En cuanto a los Dravescu, debemos determinar las razones de su presencia en la Corte y el que hayan adquirido tan pronto cierta relevancia. Y mantenerlos vigilados, desde luego, aunque no será tarea fácil. Ferenk podría ayudar en ello -susurró casi inaudible Durius con un brillo de diversión en sus ojos-. Y Maserrak podría aportar algo en ese sentido también. Debemos averiguar quiénes sirven a los Dravescu. Tal vez contemos con alguien ya sin saberlo o favorecer la llegada de un sirviente a sus habitaciones.

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06/09/2012, 15:40
[RIP] Mayordomo Valru de Bistritz.
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-Se hará como mi señor ordena... Al final de la ceremonia, hablaré con el capitán para organizar la cita. 

Y Valru siguió observando tranquilamente el desfile de gente que iba a dar su pésame a Lorand. 

"Seguramente algunos de ellos lamentan mucho más no ocupar su puesto, que la muerte del pobre infeliz..."

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06/09/2012, 22:59
Director II.
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IAKOV:

- Te das cuenta de que está claveteado a conciencia, para evitar cualquier posibilidad de apertura accidental.

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06/09/2012, 23:04
IGLESIA ORTODOXA.

- La ceremonia funeraria va concluyendo.

- Los lacayos se santiguan y después salen a preparar carruajes y caballos para el regreso al castillo.

- El Sargento Dominik se demora, esperando poder hablar con el Padre Adelmus.

- Valru y Durius susurran en el banco en el que están arrodillados, supuestamente rezando.

- El Caballero de los Cárpatos levanta las manos del ataúd cuando unos mozos acuden a cargarlo a hombros para trasladarlo al camposanto.

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06/09/2012, 23:06
T01: Cosmin, Iglesia de Balgrad.

Una vez en el camposanto, es Cosmin, el ayudante del Padre Adelmus quien ejerce de enterrador.

El ataúd es colocado con cuerdas en el hueco previamente excavado y después Cosmin comienza la tarea de enterrarlo mientras Adelmus salmodia una última plegaria.

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07/09/2012, 18:13
Maserrak de Flambeau.

Todo había ocurrido demasiado rápido, la prematura muerte de Lorand Teleki, el prematuro velatorio y el prematuro entierro. Resultaba difícil de creer que hubiera pasado ya una semana desde entonces, pero así era, y en el fondo, todo seguía igual... salvo para algunos, claro está, cuyo estatus se había visto rápidamente incrementado.

Había dejado a Lindor a solas unos minutos mientras me acercaba al féretro para despedirme de Lorand Teleki. Una corta plegaria, una corta reverencia... no había lugar para más, y era mejor dejarlo pasar cuanto antes.

"Adiós, Lorand Teleki, te aseguro que te recordaremos" - pensé mientras terminaba mi oración.

Volví con Lindor y juntos avanzamos hacia el camposanto siguiendo a la comitiva. Observé con detenimiento como el aquel hombre echaba paladas de tierra sobre el ataud, una, otra y otra más... me resultó hipnótico, parecía que nunca terminaba, como si el hoyo fuese infinito... pero, finalmente, tal como había empezado, terminó.

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07/09/2012, 19:05
[RIP] Sargento Dominik.

El sargento espera a que la ceremonia concluya para hablar con el padre Anselmus

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07/09/2012, 20:34
Tiberiu Radomir Szantovich.

Se había pasado prácticamente toda la misa calladito y sin moverse. Era algo que su madre le había pedido que hiciera mucho antes de que aquella larga y aburrida ceremonia comenzase. Al principio no le había costado demasiado, pero a medida que avanzaba se volvía más y más complicado. En un momento dado entre salmos se giró para preguntarle a su madre si quedaba mucho.

La respuesta no llegó a tranquilizarle demasiado y desde entonces, aunque calladito, encontró entretenimiento en puntuales movimientos. En una ocasión fue dar pataditas a la bancada que tenía delante, en otra se estiro, más tarde dio un par de golpecitos en la pierna de Dubieta para llamar su atención. Cuando de aquello se cansó probó con Shcaar y después pasó gesticular como lo hacía el cura y a remedar lo que decía. Al final hasta aquello le aburrió y ni consuelo encontró en las coloridas vidrieras que poblaban aquella mastodóntica construcción. Por suerte, aunque tardía, llegó su salvación.

Con una sola indicación el padre Adelmus consiguió que todos los que no se habían movido del sitio en horas se moviesen. Eso sí, en ordenada procesión. El destino para todos era el mismo, la caja que habían estado honrando durante toda la ceremonia. Su madre le había dicho que dentro estaba el chambelán, el hombre que le había dedicado un cumplido y al que había conocido días atrás. Le habían dicho también que el hombre estaba muerto, igual que su padre, y aun habiéndolo conocido más no pudo sentir menos.

Sin pena ni alegría, simplemente con divertida curiosidad, se acercó él también al féretro para ser uno más. El problema era que no era uno más. Por su estatura a lo más que podía llegar era a colocar su mano en un costado de la caja de madera. Le hubiese encantado haber podido hacerlo sin ayuda, pero qué podía hacer si solo era un hombre (y aun menos que aquello, un niño). Así que se giró para pedir ayuda a su estimado Caballero Schaar.

- Aúpa. Yo también quiero decir adiós.

Nada más terminar llegó la ocasión de buscar la aprobación para lo que en aquella ocasión recurrió a Dubieta.

- ¿Lo he hecho bien?

Con la respuesta en su haber y la ceremonia concluida tocó salir al campo santo donde darían al finado también santa sepultura. Allí les esperaba un hombre que no había estado durante la ceremonia y cuya misión no era otra que deshacer su propio trabajo: le había tocado cavar el hoyo y tras colocar en él el ataúd también le tocaba taparlo.

A Tiberiu le pareció cansado, razón por la que presto se acercó al agujero dispuesto a ayudar al hombre anciano. Le saludó con una sonrisa y valiéndose primero de los pies y luego de las manos le ayudó a echar tierra en el agujero.

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07/09/2012, 21:57
[RIP] Mayordomo Valru de Bistritz.

Valru partió silencioso con toda la comitiva a comprobar como el cuerpo de Lorand era sepultado a dos metros bajo tierra. La verdad es que había sido una larga ceremonia, aunque el mayordomo no daba muestras de cansancio, algo sorprendente en un hombre de su edad. 

Con aire distraído, se situó en la ceremonia detrás del capitán Zarak. Cualquiera diría que había llegado allí por casualidad, pero lo cierto es que planeaba hablar brevemente con el hombre. Un movimiento atrajo su atención, al ver al joven Szantovich echar tierra sobre la tumba. Un asomo de sonrisa afloró levemente a sus labios. 

Se inclinó sobre el hombro de Ferenk Zarak, y susurró:

-Ahhh, juventud... Divino tesoro, dicen. Me temo que a los hombres caducos como yo, ya no se nos permiten ésas cosas. Por cierto, mi señor espera que aceptéis una invitación a cenar, dentro de dos noches.

Y antes de que el capitán pudiera replicar, retrocedió un par de pasos. Cualquiera diría que aquello era sólo un chismorreo sobre la actitud de Tiberiu, y Valru agradecía que el niño le hubiera dado una excusa tan buena. 

 

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08/09/2012, 12:24
[OUT] Iduma Basarab.

El rito funenario se iba extinguiendo ya, pero al ritmo del protocolo eclesiástico. Aún en el lugar de entierro restaba por recitarse un servicio más, tan reiterativo y monótono como los otros. Elogios al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, y a la Trinidad que los aunaba. Reiteradas y casi idénticas peticiones de piedad para el muerto, y para los que le sobrevivían también. Al párroco de Balgrad poca mella parecía hacerle tan extensa ceremonia; la serenidad de su voz y el temple de toda su figura seguían intactos al cabo de más de tres horas de recitados y formalidades.

- Que vuestro recuerdo sea inmortal, querido hermano, pues sois digno de bendición y memoria eterna. Dormid ahora en vuestro lugar de descanso, de renovación, donde ya no habrá dolor, ni pena, ni sufrimiento. Al Señor le pedimos que perdone todos los pecados que hayáis cometido, pues ningún mortal está libre de ellos. Sólo la justicia de Dios es imperecedera, y ante ella pedimos humildemente clemencia y salvación...

Con esas últimas palabras, y para alivio del resto de los mortales no tan pacientes como él, Adelmus finalizó su labor en el funeral. Su silenciosa retirada dejó vía libre para la tan ansiada fuga del resto. Algunos pocos fieles lloradores permanecieron en el lugar del entierro luego del final, derramando sus amargas lágrimas y persistiendo con plegarías y bendiciones. Pero la gran mayoría de los presentes, no tan inclinados a ese nivel de masoquismo espiritual, fue dejando de manera paulatina y adusta los dominios del clérigo rojo para retornar a sus moradas.

El religioso Basarab, erguido en majestad a un costado de las puertas de la iglesia, fue el encargado de ir despidiendo a los que partían. Tuvo tiempo y aparente buena voluntad con todos los que se acercaron a él, algunos con muestras de gratitud, otros en busca de más palabras de consuelo y bendición, y algunas mujeres ancianas y otras no tanto que simplemente parecían querer ser tanteandas y besadas por la pía humanidad del hombre santo.

Para todos había lugar en la campiña del Señor, y Adelmus se encargaba de ejemplificarlo con fervor...

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08/09/2012, 20:15
[...] Dubieta Szantovich.

Dubieta sonríe a su retoño, le acaricia el pelo y le da un beso en la frente.

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08/09/2012, 20:20
20 - El Juicio.

- Cuando el funeral concluye por completo, los presentes comienzan a abandonar el camposanto.

- Los nobles y sus comitivas regresan al Castillo de Balgrad en sus carruajes y corceles.

- Tan sólo el Sargento Dominik se queda en la Iglesia, una vez se han marchado todos, aguardando al Padre Adelmus.

Notas de juego

// Todos los demás salen de escena de regreso al Castillo de Balgrad.

- Si a alguien le ha quedado algo pendiente por hacer o decir puede hacerlo en la escena "Conversaciones Mantenidas en Secreto".