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[DM08/20] La Telaraña

⋩ Capítulo 4: Negocios ⋨

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14/08/2020, 12:04
Narración

Aquella mañana el sol se levantó radiante en Fuerte Floresta. Daba la impresión de que la primavera estaba decidida a dar a los novios un clima acogedor para su enlace. No había ni una sola nube en el cielo, y una leve brisa refrescante hacía más agradable el día.

Faltaba sólo un día para la boda. Los invitados paseaban por los jardines del castillo, o se reunían para charlar y beber, o circulaban entre los puestos del mercado que el pueblo había montado para la ocasión. El vino, los venados de plata y los chistes iban y venían mientras los nobles hacían más amistades que enemistades.

Pero esa mañana algunas personas tenían un compromiso en firme. Lady Morna y Lord Esthal Hawick, Lady Gianna Vance, Lord Lyonell Haffer y la maestre Hazzea se reunirían con Debian, maestre y emisario de los Tully.

La reunión estaba planeada para dos horas después del amanecer. Así todos tendrían tiempo de descansar, o de prepararse. Mientras los jóvenes estaban de cacería ellos tratarían los asuntos más relevantes sobre el futuro de sus Casas.

La sala en la que se reunieron estaba pensada para albergar sólo a algunas personas, aunque no era en absoluto pequeña. Estaba preparada para ser un salón que no pudiera escucharse, pues la puerta daba a una antesala, y esta a otra, antes de unirse a un pasillo. Los guardias esperarían en la puerta del pasillo, de modo que todo lo que sucediera o se dijese entre esas cuatro paredes quedaría en secreto.

 

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14/08/2020, 23:39
Maestre Debian

El maestre Debian era un hombre anciano, que se conservaba sorprendentemente bien para su edad. Había servido a la madre de Lady Harriet, y a su padre antes que a ella. Nadie dudaba de su lealtad y tenía fama de ser un hombre cabal y comedido. De hecho, los que le hubieran observado durante la recepción habrían notado que prácticamente no comía ni bebía y, aunque hablaba con amabilidad con cualquiera que se acercase a él, prefería dedicarse a observar. Al torneo ni siquiera había asistido, prefiriendo quedarse en sus aposentos redactando documentos.

Una vez todos estuvieron reunidos y se hubieron saludado él les dedicó una mirada amable antes de hacer un gesto a Lady Morna, como pidiéndole permiso para hablar. Delante de él tenía varios pergaminos, pluma y tinta para tomar notas.

En primer lugar —dijo con un tono de voz tranquilo y pausado—, me gustaría agradecer a los Hawick su hospitalidad. Lady Morna, sois una anfitriona inigualable. Deseo que vuestra hija haya aprendido eso de vos, y en el futuro podamos disfrutar de fiestas celebradas por ella.

Después de eso realizó una inclinación de cabeza hacia la mujer antes de hablar a los demás.

—Al margen de esto —prosiguió—, mi señora me ha pedido que os traslade algunas de sus más serias preocupaciones. Como sabéis, sus compromisos no le han permitido estar aquí, pero le gustaría obtener respuesta acerca de algunas cuestiones que considera fundamentales para el futuro de la Tierra de los Ríos.

Con esas palabras puso una mano sobre uno de los pergaminos. No lo miró, de todas formas estaba en blanco, pero parecía que ya estuviera pensando en comenzar a anotar alguna cosa.

—Hay tres puntos que me ha pedido que me aclaréis —especificó—. El primero: los ataques en los caminos han aumentado mucho en los últimos años. A comerciantes, sobre todo. Mi señora desea saber qué medidas concretas van a tomar las familias Haffer, Hawick y Vance para mejorar la seguridad de sus caminos. Si esto no mejora pronto, las caravanas comerciales preferirán viajar por las Tierras del Valle, aunque tarden más, y eso supondría una pérdida económica para todos.

—Además de esto, Lady Harriet solicita conocer la situación de lord... —empezó a decir, aunque no tardó en corregirse— de Ser Guileon Vance. Va a ser liberado —aseguró directamente, aunque no miró a los Hawick al hacerlo, sino a un punto indefinido—. ¿Cuándo, y bajo qué condiciones? ¿Hay un matrimonio acordado para él cuando vuelva a su Casa? Estoy aquí también para ayudaros a llegar a un acuerdo en cuanto a este asunto se refiere.

Después de esas palabras el hombre se sirvió de una jarra de agua que había junto a su copa y bebió un trago corto.

—Por último, la unión entre lady Bessa Hawick y lord Urthen Haffer —dijo, otra vez sin mirar a ninguno de los presentes de manera directa—. ¿Dónde van a vivir los recién casados? ¿Heredarán las tierras de ambas Casas? ¿Qué apellido tomarán sus hijos? ¿Planean que el matrimonio conserve los vasallos de ambas familias?

Después de esa larga lista de preguntas el hombre sí volvió a mirarlos a todos uno a uno.

—Por el momento, eso es todo. Mi señora tiene otras preocupaciones, pero las abordaremos si nos da tiempo tras resolver las cuestiones más acuciantes.

El Maestre Debian se sentó y dejó que alguno de los demás tomase la palabra. 

Notas de juego

Como otras veces, aprovechad vuestro primer post para explicar cómo vais vestidos, la impresión que da el personaje a simple vista, etc. 

Para poder tocar todos los temas, en ese primer post es interesante que mencionéis vuestra opinión sobre cada punto que está sobre la mesa y que así pueda surgir después el debate. Si queréis sumar algún otro tema al orden del día, también podéis hacerlo, aunque se resolverán al final. 

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15/08/2020, 03:09
Narración
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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15/08/2020, 03:21
Lord Lyonell Haffer

Lyonell había llegado a la sala ataviado con un traje sobrio de pantalones oscuros nuevamente. En vez de ir elegante con un jubón, como en la recepción, esta vez había escogido una chaqueta negra que le cubría hasta las rodillas, acompañada de unas botas. El emblema de los Haffer aparecía cosido en el pecho de la chaqueta, a la altura del corazón.

Portaba además su espada envainada en la cadera, y su rostro mostraba unas leves ojeras de cansancio. La melena arreglada, caía en cascada hasta casi sus hombros. Entró con decisión dejándose guiar hasta la sala donde se iba a celebrar la reunión, y esperó a que Lord Esthal y Lady Hawick tomaron asiento. Entonces y solo entonces ocupó otro de los asientos y se acomodó dispuesto a escuchar a quienquiera que fuera a comenzar el debate.

No le sorprendió que el maestre Debian tomara la palabra el primero. Le escuchó con atención, y si alguna de sus propuestas le sorprendió, su rostro no lo demostró. Aquel hombre había permanecido apartado, de forma discreta, espiando y escuchando a todos… Y maquinando. Lyonell estaba seguro.

Pasaron unos segundos tensos... Carraspeó cuando el maestre Debian finalizó, y parecía que nadie más quería tomar la palabra.

Miró a Morna y Esthal… - Con su permiso, Lady Hawick... Lord Esthal... –

Desvió su mirada al resto de los presentes, y comenzó a hablar.

- Vamos a aclarar las dudas de Lady Harriet… - Empezó. No sonreía como había hecho en otras ocasiones. Permaneció serio como una estatua.

- Respecto al primer punto a tratar… Los Haffer nos ofrecemos a enviar un número suficiente de soldados a patrullar los caminos para mantener la seguridad. – Dijo explicando la solución más sencilla. – Aunque, obviamente, solo seremos capaces de proteger nuestra área de influencia. Quizá fuera buena idea que cada Casa aporte un número determinado de soldados y formemos una milicia común con el objetivo de salvaguardar el comercio. – Sugirió. Era o eso, o que cada uno se encargara de proteger su zona. Desde luego, él pensaba proteger la suya… después de todo el comercio era su mayor fuente de ingresos.

- Respecto a las condiciones de la liberación de Ser Guileon Vance… no me corresponde a mí comunicarlas… - Añadió mirando esta vez a Lady Morna primero… y desviando luego la mirada hacia Lady Gianna. Sonrió muy brevemente en dirección a la señora de los Vance.

Llevó su mano a la copa de vino que tenía más cerca, se la acercó a la boca… inspiró un poco el aroma y dio un pequeño sorbo antes de continuar.

- Y el último punto. Harto problemático debo añadir… - Comentó. – Los Hawick y los Haffer tenemos algunas discrepancias al respecto, Maestre Debian. Quizá vos podáis ilustrarnos con la sabiduría de la Ciudadela, o por si hubiera habido casos precedentes que nos guíen en cómo proceder… -

- La opinión inicial fue que los recién casados podrían vivir la mitad de un año en un castillo, y la otra mitad en el otro… Pero considero que sería una forma de gobierno inestable que solo perjudicaría a ambas Casas. Por ello creo que es mejor que vivan juntos aquí, en Fuerte Floresta. – Explicó. – Después… no heredarán las tierras de ambas Casas. O no todas al menos. Parte de las tierras de los Haffer las heredará lord Valder, será Lord en sus tierras, y vasallo de su hermano y lady Bessa. – Continuó.

Miró a Esthal y a Morna, para ver si discrepaban con él en alguno de los puntos, o si coincidían. Después de todo, estaban allí para debatir todos aquellos puntos.

- El apellido es lo que me ha generado más dudas. Si le soy sincero Maestre Debian, este punto me pilla un poco perdido… ¿Alguna idea? – Preguntó al maestre. – Ah, y respecto a los vasallos… Sí, nuestra idea… Bueno, mi idea si a Lord Esthal y Lady Morna les parece bien, es que el matrimonio conserve los vasallos de ambas familias.

De hecho, Lyonell pensaba que de ser ése el caso, ambas familias podrían juntar un poder militar interesante. Volvió a dar otro sorbo del vino… Pequeño de nuevo… No quería pasarse con el alcohol hasta que acabara la negociación.

- También tengo más puntos que querría tratar, pero prefiero comentarlos cuando acabemos de debatir sobre todo esto. Coincido con Lady Harriet en que esos tres puntos son los más importantes ahora mismo. -

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15/08/2020, 12:51
Lady Gianna Vance

Lady Gianna se incorporó un poco antes de lo convenido a la reunión. Apenas había podido dormir porque la situación era excepcional. Había pensado en todo lo sucedido el día anterior y eso la tuvo dando un par de vueltas en la cama. El torneo, su hijo, la muerte de Umber, el resto del día... había sido muy diferente a la vida que ella solía llevar en Nueva Esperanza. Además llevaba años esperando esa reunión... en la que negociarían la libertad de Guileon entre otras cosas.
Se vistió temprano aquella mañana, llevaba un vestido negro y gris, los colores de su casa, aunque no llevaba ningún escudo bordado. En cuanto llegara a casa encargaría un traje y una armadura para Ser Guileon con el escudo bordado, pero ella prefería vestir los colores sin escudo. El vestido era largo y cómodo, marcaba su figura y tenía un escote algo pronunciado pero sin romper el decoro. 

Llegó un poco antes de la hora convenida, quería dar una buena impresión pues Lady Gianna entendía que se jugaba demasiado en aquellas negociaciones.

- Maestre Debian, cuantos años - dijo con amabilidad. Al resto los había visto en el día anterior y también los saludó con la  cortesía debida. 
 

Lady Gianna esperó como Lyonell a que todos se sentaran y entonces se sentó enfrente de Lady Morna y al lado de Lord Haffer. Escuchó con atención mientras observaba a su alrededor sin perder detalle. De los temas a tratar en realidad a ella solo le preocupaba el que hacía referencia a su hijo. El resto le importaban pero en un plano muy diferente. 
Asintió a las palabras de Lord Haffer en cuanto a los asaltos a los comerciantes. 
 

- Sin duda es un tema preocupante. Los Vance estamos dispuestos a ayudar, cómo no podía ser de otra manera, pero nuestras tropas son pocas en comparación con los Hawick y los Haffer. Nos podemos comprometer a reforzar la vigilancia en nuestras fronteras... pero tal vez necesitaríamos que alguna de las otras casas - miró a Lord Haffer y luego a Lady Hawick para despues mirar al maestre Debian - Reforzara con una unidad de caballería nuestras tierras fronterizas. Pediré a los Cleve que pongan a nuestra disposición más unidades. Haremos todo lo posible, pero como digo no tenemos... bueno, nuestros recursos están limitados - dijo a sabiendas de que todos conocían su situación después de la guerra. 
 

Llegó el tema que más afectaba, importaba y preocupaba. Devolvió la sonrisa a Lord Haffer y miró a Lady Morna. Respiró un par de veces y tomó la palabra. 
- Han pasado catorce años. Hemos cumplido el castigo que se nos impuso, los Vance hemos venido con las manos abiertas y la intención de acercar posturas. Somos conscientes de nuestros errores y hemos pagado por ellos. Ahora queremos mirar hacia delante. - Lady Gianna hablaba al maestre Debian pero no dejaba de mirar a Lady Morna. - Ser Guileon debe volver a Nueva Esperanza. Tiene más de veinte años y no conoce sus tierras ni sus gentes ni a sus vasallos. Debe prepararse para ser Lord Vance, ha pasado mucho tiempo ya - su tono no era duro pero tampoco era una súplica. Era consciente de las dificultades pero no podía ceder en eso, su hijo debía volver a casa.- Ha desarrollado una amistad poderosa con lady Bessa Hawick, habrá paz entre nuestras casas y se forjarán alianzas naturales. Estamos abiertos a un matrimonio de Ser Guileon, pero no traemos una propuesta concreta, escucharemos. También podemos negociar algunas condiciones... como digo, los Vance hemos venido a esta mesa a llegar a un acuerdo, la predisposición la tenemos - dijo y desvió la mirada de Lady Morna a Lord Haffer. 
 

Lady Gianna se cruzó de piernas y volvió a mirar a Lady Morna para luego mirar a Lord Esthal. Después volvió a mirar al maestre. 
- En cuanto al tercer tema... - alzo las manos evidenciando que aquello no iba con ella. Era consciente de que habría problemas al casar a dos herederos así que se limitaría a escuchar. Aunque no pudo evitarlo - Tal vez no es necesario que todos los descendientes tengan el mismo apellido, pueden alternarse... - sugirió como propuesta propositiva.- mis disculpas, no quería entrometerme ni mucho menos - se recostó en la silla con las piernas cruzadas y aguardó a que el resto hablara.

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15/08/2020, 16:36
Maestre Hazzea

No se podía decir que Hazzea hubiera dormido muy bien durante la noche, pero la mujer se decidió a levantarse de la cama porque tenía un compromiso, acompañar a Lord Lyonell en a reunión de la mañana, donde también estarían otras altas personalidades y Debian, el maestre de los Tully.

Tras el amanecer la anciana había desayunado ciruelas, era una fruta que siempre mejoraba el tránsito intestinal, quizás su mediocre descanso se debiera al estreñimiento ocasionado por el estrés, algo que estaba dispuesta a remediar, a ver si le hacía efecto.

Hazzea iba vestida con su habitual atuendo negro, se la veía más cansada de lo normal, con la piel apergaminada a pesar de llevar un moño recogido que debiera estirar sus facciones, y mostraba ojeras prácticamente colgantes bajo los ojos. Nunca había sido particularmente hermosa, pero en aquella ocasión, la actitud lúgubre que portaba la hacían parecer aún más anciana de lo que era. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la mujer sonrió al entrar en la sala donde debían reunirse, intentando dar lo mejor de sí.

El inicio de la reunión la asumió el maestre Demian, consiguiendo que Hazzea observara su proceder, alabando a Lady Morna por su hospitalidad como primera intervención, pasando a temas políticos casi a continuación, puesto que habían tres puntos que debieran tratar para el futuro de las tierras de los Ríos.

Los tres puntos a tratar eran expuestos y el primero en dar su opinión fue precisamente su señor Lord Lyonell, la atención de la maestre aumentó mucho, puesto que su misiva era asesorarle y reforzar los puntos de vista que beneficiaran de alguna manera las tierras de los Haffer, y ciertamente el primer punto era algo que debían tratar con delicadeza, puesto que los bandidos no ayudaban a ninguno de los presentes.

- Las caravanas comerciales que pasan por las Tierras de los Ríos aumentan las riquezas de nuestras tierras, se favorece el consumo de productos locales, así como que las posadas y tabernas acojan viajeros, que no solo traen sus venados de plata si no también bardos con historias de todo Poniente, cultura y conocimiento en definitiva.... No podemos dejar que el bandidaje acabe ahogando nuestra región para favorecer las Tierras de los Valles, y menos porque los campesinos perderían sus cosechas si los grupos de forajidos aumentasen, lo que puede llevar a que cada vez se produzca menos y empobrezcamos.... - comenzó aportando -... Lord Lyonell ha aportado una magnífica idea, cada Casa debería aportar un número concreto de soldados y dividirse el territorio por regiones, para batirlo y exterminar a los enemigos de la paz y el orden.... Pero creo que cada cual debiera reguardar mejor sus Tierras, por el bien conjunto al menos.... - apoyó la anciana mujer tras dar sus primeras impresiones, mirando a la representante de los Vance -... Es una opción si no puede igualar el número de soldados que las demás casas aporten, que pueda pertrechar las tropas de los demás, armarlas o ceder riquezas de vuestras tierras, ya sea de origen minero, por medio de cultivos u otro tipo de artículos... Si los Hawick y los Haffer disponen los hombres de armas, vos debierais aportar lo mismo en especies, o puede que vuestro consejero quizás no sea muy ducho en contabilidad, si ese es el problema muy amablemente me pongo a su disposición para acompañaros a vuestras tierras y hacer un estudio sobre la riqueza de los Vance, para ayudarles a utilizar sus recursos de la manera más óptima posible, siempre que vos aceptéis y mi señor, así lo considere.... - se ofreció con la mejor de sus sonrisas -... querida, podríamos pasar unas noches fascinantes contando historias....

Tocaba el turno para hablar de Ser Guileon Vance, tema del que Lyonell no deseaba tratar inicialmente, siendo Lady Gianna, la primera en hacerlo, pero no fijando la manera específica de hacerlo.

- Es cierto que el joven Vance debería regresar a su hogar... Por edad, por acercamiento entre casas, porque quizás ya sea tiempo de enterrar las lanzas que antaño se irguieron en las Tierras que amamos.... Un buen matrimonio siempre viene bien, también pudiera ser que el maestre de Lady Morna acompañase al muchacho temporalmente para comprobar que es guiado sabiamente y que su perspectiva es gobernar apoyando al resto de las casas vecinas que le rodean.... Uhmmm.... este punto creo que es el más complejo de decidir..., ¿qué opináis vos lady Morna?.... - miró a la rubia mujer con curiosidad.

El punto más complejo debía ser el último, ¿cómo iban a vivir los recién casados? ¿Dónde? ¿Qué apellido imperaría?

- Si se conserva el apellido Hawick, debieran vivir en las tierras de los Haffer o viceversa, entendiendo que las tierras de Lord Lyonell deberán ser seccionadas, pues dos hijos posee, la mitad podría ser un regalo para el matrimonio, una herencia adelantada que los jóvenes muchachos debieran comenzar a administrar... - sugiere la mujer con tono bajo de voz, quizás su idea agradara o no a Lord Lyonell, y no parecía dispuesta a llevarle la contraria en ese punto -...Y para aunar la justicia, la mitad de las tierras de los Hawick podrían ser también añadidas como dote... - miró a Lady Morna y a Lord Lyonell -... El hijo de esta unión será vuestro heredero definitivo, darle parte de las tierras inicialmente para enseñar a sus padres a administrar hará grande a ambas casas, y cuando muráis, el resto de la casa Hawick, también se unirá, no así lo que pertenezca a lord Valder.... Territorio unificado, no disgregado, une y vencerás....

Tras dar sus argumentaciones la maestre calló, era el momento de seguir escuchando nuevas ideas y cambiar de parecer, o reafirmarse en las expuestas.

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15/08/2020, 20:52
Lord Esthal Hawick

Lord Esthal se había presentado vestido con elegancia para la ocasión, con pantalones oscuros y una chaqueta negra, con ribetes con el color verde de los Hawick en la pechera. Llevaba también un cinturón de hebilla ancha y elegante, del que no colgaba arma alguna, pues no creía necesitarla en su Casa y en esa compañía. 

Antes de tomar asiento, saludó uno por uno a los presentes, estrechando sus manos. Luego fue hacia el asiento a la derecha de Debian y apartó la silla para su esposa. Él se sentó a su lado, frente a Lord Lyonell, y se dispuso a escuchar. 

Sonrió con agrado cuando el maestre de los Tully felicitó a Lady Morna, aunque apretó un poco los labios al ver que no le decía nada a él. Mojó sus labios en vino, bebiendo despacio un trago, mientras escuchaba con atención todo cuanto aquel anciano planteaba. 

Su mirada se fue en busca de su esposa, como si esperase que ella tuviera respuesta a todas aquellas cuestiones, pero fue Lord Lyonell el primero en hablar y su atención se desvió hacia él. Y de él, a Lady Gianna y a la maestre Hazzea. A juzgar por su expresión había cosas en las palabras de todos ellos que no le habían hecho demasiada gracia, aunque por el momento parecía dispuesto a guardárselas para sí. Al final carraspeó y tomó la palabra. 

—Los Hawick proporcionaremos todos los hombres que hagan falta para proteger nuestras tierras. Y, si hay que proporcionar hombres a esa milicia común, también lo haremos. Los mercaderes tienen que poder pasar seguros por el Camino Real y no podemos perder el comercio de la Tierra de los Ríos. ¿Verdad, Morna? —preguntó, dedicándole una mirada a su esposa—. Si son soldados lo que se necesita, Lady Harriet puede contar con los Hawick sin dudar.

Parecía que iba a decir algo más, tal vez pasar a comentar alguno de los otros puntos. Pero con un nuevo vistazo a Lady Morna se mantuvo en silencio, dejando que fuese ella quien tomase la palabra al respecto.

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15/08/2020, 21:59
Lady Morna Hawick

Lady Morna portaba, al igual que Lord Lyonell y Lady Gianna, cierto aspecto cansado, a pesar de lo cual, se había esmerado en dar a su apariencia el aspecto cuidado que se esperaba de ella, acudiendo a la reunión ataviada con un vestido de exquisita manufactura de color aguamarina cuyas costuras presentaban un ribeteado dorado. Mostraba un escote más o menos pronunciado, y de su cuello pendía un medallón de oro con el emblema de los Hawick, cuya cadena fina se encontraba adornada con piedras del mismo color. Un peinado que dejaba toda su melena rubia a un lado coronaba el conjunto. 

Tomó asiento con su marido, en primer lugar, y asumiendo que lo lógico era que el emisario Tully tomase primero la palabra, permitió que fuese él el que llevase la iniciativa, y con ello, el orden que debería seguir el debate. 

Dedicó un asentimiento cordial al maestre Debian, cuando agradeció su hospitalidad- Procuramos inculcárselo, maestre Debian.-dijo, guardando silencio entonces. Esperaba que se hablase de los caminos. Esperaba también que se mencionase el tema de la liberación de Guileon Vance, y también que se mencionase los pormenores de la herencia de los prometidos. Y le interesaba escuchar las opiniones... O quizá pretensiones, generales, antes de hablar de lo que había pensado al respecto de aquellas cuestiones. 

El primero en tomar la palabra, sin que aquello la sorprendiese, fue Lord Lyonell, a quien observó mientras tomaba a su esposo de la mano, asintiendo cuando indicó lo inapropiado de su opinión acerca de la liberación de Guileon. Su respuesta al tema de la herencia de Urthen y Bessa le pareció adecuadamente cautelosa.

La intervención de Lady Gianna llegó a continuación. Lady Morna posó sus pupilas claras sobre ella, sin perder atención de una sola palabra mencionada. Bajó ligeramente la vista, quizá fijándose en su atuendo, al verla cruzar las piernas y reclinarse en la silla, esbozando una media sonrisa, como si algo de entre todo su discurso le hubiera hecho gracia.

Dejó que la maestre Hazzea opinase también, estirando su sonrisa al oirla hablar sobre el asunto de los caminos, aunque ésta se suavizase, viéndose sustituída, poco a poco, por un ligero fruncimiento de cejas, que se volvió un tanto más patente al llegar la maestre al punto de los herederos y la liberación de Guileon Vance. 

Por último, hablaba Esthal, que tan sólo hacía mención al tema del bandidaje. Morna temió que se metiese de lleno a discutir pormenores de otros asuntos, sin haberla escuchado a ella primero, pero su marido fue juicioso, a pesar de que ella sabía que en ocasiones no le agradaba tener que callar. Morna apretó su mano, durante un instante, antes de soltarla- Sí, querido, aunque yo añadiría más...-dijo. 

Me parece adecuada la opción de aumentar el número de hombres de armas en los caminos, y es verdad que todos debemos colaborar en la medida en la que nuestras finanzas lo permitan en tal menester, pero me parece insuficiente. Además del aumento de soldados destinados a tal efecto, deberíamos establecer un mayor número de puestos de guardia, para mejorar las comunicaciones seguras en el camino y establecer un perímetro de seguridad más férreo. También podríamos ofrecer una pequeña subvención a las caravanas, para que pudieran contratar su propia seguridad, y cobrar un impuesto no muy elevado al comercio, sobre todo a las grandes compañías, con el que armar y reclutar a los hombres, sin que eso actúe en total perjuicio de nuestras arcas. -indicó, paseando la mirada sobre cada uno de los presentes.

En cuanto a la liberación de Ser Guileon Vance... - dijo, tomando aire, para finalmente fijar sus pupilas claras sobre Lady Gianna- Es cierto. El chico debe volver a casa. Pero no sin ciertas medidas, que aseguren un futuro sin asperezas. -indicó- Dejar Fuerte Floresta sin maestre no me parece una idea adecuada.-dijo, haciendo mención a la propuesta de Hazzea- Creo, que debería pasar parte del año en Nueva Esperanza, y parte del año en Fuerte Floresta. Y que los inviernos, en los que será difícil viajar, los deberá pasar aquí, al menos hasta que se case. -indicó- También, añadiría que no se acepte cualquier acuerdo matrimonial que perjudique en cualquier aspecto a la casa Hawick, o la casa Haffer, suponiendo por supuesto que tampoco habría perjuicio para los intereses de Lady Harriet Tully.-añadió, dedicando una mirada breve al maestre Debian- Por lo demás, dado que mi hija ya va a desposarse y no es una opción, propongo, para fortalecer la unión entre las casas, un matrimonio entre el primer hijo que pudiera tener Ser Guileon con su futura esposa, y el primer hijo que nazca fruto de la unión entre Lady Bessa y Lord Urthen. Los términos de dicha unión, serían negociados en el futuro.-propuso, antes de pasar al siguiente punto. 

En cuanto a los herederos, debo agradecer a Lord Lyonell que proponga que los recién casados vivan en Fuerte Floresta.-indicó- Tal idea es de mi sumo agrado, y Bessa aún es joven y hay muchos asuntos en los que aún necesita a su madre.-apuntó- En el futuro, se puede obrar de tal manera. Una parte de las tierras Haffer serán para Lord Valder, y en caso de que Bessa en ese instante no tenga hermanos, la feliz pareja heredaría la totalidad de las tierras Hawick. -dijo, cruzando entonces las manos, sobre la mesa, entrelazando los dedos, antes de posar la mirada esta vez sobre Lord Lyonell- Sin embargo, si las cosas se dan así, me gustaría incidir en el punto del apellido que deberán llevar los herederos.-dijo, guardando silencio durante un instante, antes de volver a pronunciarse- Si la mayoría de las tierras aportadas al matrimonio van a ser tierras Hawick, el primer hijo deberá tener tal apellido. Diría que es lo justo. Dado que la fortuna de la pareja sería en su mayoría de procedencia Hawick, y vos tenéis otro hijo, a quien podéis legar vuestro apellido, no así en mi caso. Si surgiese algún contratiempo, los Siete no lo quieran, con este primer hijo, el segundo, en caso de no ser Hawick, sería renombrado a tales efectos. 

Notas de juego

Vestido 

EDIT: Cambié el nombre del maestre

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15/08/2020, 22:15
Maestre Debian

El anciano maestre observó sólo durante los primeros segundos a Lord Lyonell. Después desvió su vista al pergamino, donde empezó a tomar notas. Su mano se movía con calma. Él no parecía apurado en absoluto, como si le estuviese dando tiempo de redactar todo lo importante, o si lo que no pudiera escribir lo estuviera reteniendo en su memoria. En caso de que cualquiera echase un vistazo al pergamino, además, vería que su caligrafía era limpia y esbelta, pero que las palabras que anotaba no tenían sentido. Algunas tenían sólo consonantes, y otras más letras que ninguna que conocieran.

Para cuando Lord Lyonell terminó de hablar él levantó la mirada un instante.

—Por supuesto, podemos hablar de cuantos temas queráis —afirmó, mirando entonces a Lady Gianna.

Durante el rato que hablaron los demás el hombre se limitó a seguir así. Su rostro permanecía tranquilo e impasible, como si las cosas que oía no le produjeran ninguna emoción. Sólo escribió menos cuando habló Lord Esthal, como si su opinión fuera menos tenida en cuenta.

Para cuando Lady Morna acabó él continuó durante un par de segundos antes de levantar la pluma y apoyarla en el tintero.

—Bien, muy bien —asintió—. Me complace ver que todos tenéis claro lo que pensáis y lo que deseáis. Eso hará las cosas más sencillas.

Entonces hizo una pausa.

—Respecto a la seguridad en los caminos, me alegro de ver que todos vamos en la misma dirección. La idea de la milicia, Lord Lyonell, puede ser muy provechosa. Además, así podríamos contar con un efectivo rápido con el que solucionar... otros contratiempos —afirmó—. Se nota que sois vos Caballero, milord. —Hizo una pequeña pausa—. Sin embargo, es cierto que habrá Casas que no quieran o no puedan ceder hombres, o recursos. ¿Qué creéis que habría que hacer en esa situación, llegado el caso?

No esperó a que los presentes contestasen antes de continuar.

En cuanto a la liberación de Ser Guileon Vance... —prosiguió—. Quizá no he sido claro. Si pasa parte del año en Fuerte Floresta, y además debe estar aquí durante los inviernos eso no es una liberación, Lady Morna —aseguró—. Eso es un rehén al que ocasionalmente se le concede un permiso. Además, no estamos aquí para negociar con los hijos de dos matrimonios que ni siquiera se han producido aún. En primer lugar, porque quizá no sucedan. En segundo lugar, porque podrían no tener hijos, y porque ese derecho corresponderá a sus padres. Además, si tras catorce años de pupilaje aún tenéis que subordinar su liberación a lo que hagan vuestros nietos —dijo mirando a los cuatro lores presentes, uno a uno—, está claro que hay un problema.

Después de esas palabras volvió a consultar su pergamino durante sólo un instante.

—Por último, respecto a sus herederos... Me temo que no podemos contemplar una opción como que los apellidos se alternen —dijo, con una leve inflexión que en su voz calmada debía significar que aquello le parecía un disparate—. Eso sería totalmente confuso para los registros, para el resto de la nobleza, para el futuro... ¿Y qué pasaría si una rama de la familia se quedara sin descendencia? ¿Pretenderíais que la otra heredase las tierras, cuando ni siquiera comparten apellido? Lo siento, pero me temo que eso no es una opción...

»Nada les impide mantener uno de los dos apellidos. Lady Morna tiene razón en que el apellido Haffer perdurará a través de su otro hijo, Lord Lyonell. Aunque si he de hacer caso a los rumores, parece más probable que todos sus hijos se apelliden Ríos, estoy seguro de que eso es algo que vos sabréis remediar —dijo aquello con seriedad, pero el atisbo de una sonrisa apareció en su rostro. Aquello debía ser lo más parecido que ese hombre sabía hacer a una broma—. También podrían los prometidos cambiar su apellido, como tantos nobles han hecho en situaciones similares, y tomar uno nuevo. Incluso podrían crear un blasón propio, que sea fruto de la unión del de sus dos familias. Es lógico que su heredad pueda depender de los posibles hermanos de lady Bessa —matizó—, pero no puede quedar en el aire qué sucederá con ellos según qué hijos tengan y qué apellidos lleven. Los repartos de tierras confusos sólo dan lugar a la guerra, más cuando para ese momento probablemente ninguno de nosotros pueda recordarles sus deberes. En aras de buscar la paz para el futuro de la Tierra de los Ríos, os ruego que seáis más claros y decisivos.

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15/08/2020, 23:26
Lord Lyonell Haffer

Unos y otros habían opinado. Gianna, Hazzea, Esthal y Morna. Para ahora tomar de nuevo la palabra el maestre de los Tully.

Lyonell se había temido que todos permaneciesen en silencio, pero al menos él dio el primer paso y eso desembocó en un interesante debate. El maestre intervino, y en algunos puntos pidió la opinión de Lyonell, a lo que respondió con cortesía… aclarando primero su opinión sobre el añadido de Morna.

- Estoy de acuerdo con lo indicado por Lady Morna en el asunto de los bandidos y el comercio. Incrementar los puestos de guardia, distribuidos de manera eficaz por el perímetro, ayudará a evitar este tipo de bandidaje. Y el hecho de subvencionar en parte a las caravanas, tasando al comercio para compensar, es una jugada astuta. Podría funcionar. – Dijo comentando su opinión al respecto. – Y el problema de las Casas que no quieran, o no puedan ceder hombres o recursos… - Añadió llevándose una mano al mentón. – Habría que estudiar cada caso, Maestre. Pero propongo que otras Casas que sí puedan, aporten dichos hombres… La Casa que no haga su aportación quedaría en deuda con la que lo haga por ella. Tendríamos que definir los términos de esa deuda o favor. Y estipular de antemano el tiempo para neutralizar dicha deuda, o las consecuencias en caso de no retribuirla. Podría incluso cerrarse con un arreglo privado entre las Casas implicadas. – Comentó.

- En el caso que nos ocupa, con las Casas presentes, los Haffer nos ofrecemos a proporcionar los hombres que los Vance no puedan. Sin perjuicio alguno para su Casa. – Ofreció dirigiéndose a Lady Gianna. Las palabras de Lyonell implicaban que los Haffer no iban a pedir nada a cambio. Es decir, aportarían el doble de guardias de inicio. O los suyos, más los que los Vance no pudieran aportar. – En aras de la buena fe para llevar a buen término todas estas negociaciones… Y del esfuerzo claro que los Vance están haciendo por dejar el pasado atrás. – Dijo rompiendo una lanza en favor de los Vance.

El dedo índice de Lyonell se deslizó levemente por el borde de su copa. Iba a pronunciarse por el tema de Guileon pero el maestre había sido muy claro. ¿Por qué tan tajante? Lyonell miró a Debian, que tras la diatriba sobre el tema de Guileon había desviado la mirada al pergamino evitando la de los demás Lores presentes.

Ese maestre era una condenada cucaracha.

- Guileon será liberado, como ordena vuestra Señora, Maestre. – Habló sin tapujos pues ya le había quedado claro la implicación de Lady Harriet en esto. – Pero el maestre de los Hawick le acompañará un tiempo también cuando regrese a Nueva Esperanza. Eso no impedirá que conozca a sus gentes, y las costumbres de su pueblo, así como sus futuros deberes como Lord Vance. – No hizo falta que lo especificara, pero los Vance serían responsables de la seguridad y el confort del maestre de los Hawick.

- Coincido con vos – cedió al Maestre ese punto - en el tema del matrimonio de futuros descendientes… No podemos comprometer el matrimonio de los posibles hijos de Ser Guileon sin conocer a la futura pareja del mismo, o si es que la tiene algún día… - Negó con la cabeza. – Hay que encontrar otra manera de fortalecer la unión entre casas. No lo veo… Pero sí soy inflexible en un punto respecto al matrimonio directo de Ser Guileon. Sea cual sea dicho matrimonio… deberá ser aprobado por Lady Harriet, Lady Morna, y por mí. – De ese modo se asegurarían de que un matrimonio del heredero Vance no perjudicaría a ninguna de las tres Casas. O no beneficiaría a una en perjuicio de las otras dos. – Derecho a veto, maestre Debian. Derecho a veto. O en su defecto, una votación entre tres. Si obtiene dos votos, se aceptará el matrimonio. – Ahí desvió la mirada hacia Morna para ver qué opinaba ella al respecto. El rostro de Lyonell parecía mostrar que estaba bastante convencido en no ceder en aquel punto… aunque Guileon tuviera la oportunidad de casarse con la hija del mismísimo Rey.

- Y dado que las obligaciones de Lady Harriet le han impedido estar aquí… en un punto tan importante como éste, quizá debiera estar su representante, y no solo el maestre de los Tully. – Añadió. La representante de Lady Harriet era Ser Clarinthe, que se había evadido hábilmente de esa reunión política. – Por mucha autoridad que tengáis vos, maestre, creo que algunos asuntos debe tratarlos directamente la propia sangre. -

Y después de su exposición en el asunto de Guileon, pasó al tema de la boda más cercana, su hijo con Bessa. Tras aquella diferencia de opiniones con el maestre en el punto de Guileon, Lyonell no rió la broma de Debian respecto a su hijo…

- El apellido Haffer se conservará. – Afirmó sin dignarse a responder a la puya con el apellido Ríos. Podía haber sido una broma del maestre, pero desde luego a Lyonell no le había hecho gracia. – Acepto que el apellido que lleven los hijos del matrimonio de Urthen y Bessa sea Hawick. – Aquello sin duda complacería a Morna y a Esthal. – Aunque la idea de un nuevo apellido y el blasón propio tampoco me desagrada… Pero en ese caso se perdería el apellido Hawick a menos que Lord Esthal y Lady Morna tengan más descendencia… así que dejo la decisión en sus manos.

Se humedeció los labios, notaba la garganta algo reseca.

- En cualquiera de los casos, creo que Bessa, Urthen y sus hijos deberían quedarse con al menos la mitad de las tierras de los Haffer, y la mitad de las tierras de los Hawick. – Añadió. - La otra mitad de los Hawick podría esperar hasta saber si tendrían más herederos. Y la mitad Haffer a cargo de Valder. No sé… esto hay que meditarlo bien. – Frunció el ceño. Esa parte era peliaguda y no tenía muy claro qué veía mejor para el matrimonio… Elevó su mirada hacia los progenitores de Bessa, anhelando escuchar si tenían alguna solución en mente.

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15/08/2020, 23:32
Lord Lyonell Haffer

La oferta gratuita de Lyonell con respecto a aportar los soldados que les faltaran a los Vance tenía una doble intención. Por un lado, demostrar a los presentes que, de los Hawick, Haffer y Vance, los Haffer tenían una mayor logística militar. Los ejércitos te daban poder. Y eso podía resultar tentador para cualquiera… para otros que quisieran buscar alianzas con los Haffer. Quizá la propia Gianna… o quizá Debian y los Tully no infravaloraran tanto a los Haffer.

Además, la segunda parte de la intención era predisponer a Gianna para que apoyara a Lyonell el resto de puntos que se estaban debatiendo, o mejor aún, en los que Lyonell tenía pensado incluir a debate después. Resultaría difícil decir que no a una Casa que te ha ofrecido ayuda militar sin pedir nada a cambio, ¿no?

Aparte de aquello, que Lyonell sentía cierta antipatía por el maestre de los Tully era cierto… aunque procuraba por todos los medios que no se mostrara en sus reacciones. Estaba bien entrenado y versado en política, y confiaba en ello para que otros no percibieran sus pensamientos reales. Lyonell no tragaba a Lady Harriet. Bueno, la verdad era que sí… pero odiaba cómo había manejado ella la situación de la boda… y que no hubiera sugerido nunca, ni siquiera de manera sutil, una posibilidad de un enlace entre los Tully y los Haffer.

Fuera como fuera, no iba a permitir que un Vance se casara con un Tully. O al menos no iba a ponérselo fácil. Sabía que Clarinthe no tenía nada decidido, y quizá incluso no se prometiera a Guileon… pero la posibilidad estaba, y era un riesgo demasiado grande.

Un buen hombre tenía que hacer cuanto estuviera en su mano para mejorar, o asegurar la posición de su familia. Al margen de cuáles fueran sus deseos egoístas. Por ello se había separado de Morna hacía tantos años.

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15/08/2020, 23:59
Maestre Debian

El maestre una vez más fue tomando nota cuando Lord Lyonell empezó a hablar. Continuaba con aquella caligrafía cuidada, y no dejó de anotar en ningún momento. Sin embargo, cuando el hombre terminó de hablar hizo un gesto con la mano libre, pidiendo que le dejasen responderle antes de que otro de los presentes interviniera.

—Hay algo que necesito que me aclaréis, Lord Lyonell, porque no alcanzo a comprenderlo —enunció—. Puedo entender que Lady Morna quiera opinar, que no vetar ni imponer, sobre el matrimonio de Ser Guileon, o incluso que ella ceda ese supuesto derecho a su hija. Pero ¿por qué vos habríais tener derecho a vetar con quién se case el joven? —preguntó—. Lady Harriet confió a los Hawick su protección y tutelaje, no a vos. Salvo que haya algún detalle que desconozca vos no sois nada del joven Ser Guileon, ¿no es así? —preguntó de manera retórica—. Os pido vuestra opinión porque sois un hombre cabal, serio y honorable, pero no veo por qué habéis de intervenir en la decisión final y no los Mallister, o los Willow.

Notas de juego

Hacemos un inciso a medio turno solamente para que no se haga una bola de nieve al arrastrar algún malentendido porque haya cosas que no estén claras de lore o ambientación, pero la respuesta completa de Debian a todos los puntos será cuando hayáis posteado todos. 

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16/08/2020, 00:08
Lady Gianna Vance

Lady Gianna escuchó con atención a todos los que hablaron después de ella. Salvo las intervenciones del maestre, todas le hicieron fruncir el ceño. Para cuando le llegó el turno de hablar, se había dicho mucho así que tuvo que ordenar sus pensamientos con rapidez.

El primero de los temas era el asunto del asalto a los caminos. Estaba de acuerdo en algunos puntos comentados pero estaba totalmente en desacuerdo en otros puntos. Antes de meterse en materia miró a la maestre. Había hecho afirmaciones que la habían enfadado.

- Debería usted recordar, maestre Hazzea, que hace catorce años a mi casa se le retiraron tierras y tuvo que licenciar tropas. Las finanzas se vieron mermadas. Y no fue una mala contabilidad. Fue la mala decisión en la guerra. Y fue un castigo aceptado. A lo largo de estos años hemos trabajado por mejorar nuestra economía y ha habido frutos, pero no como antes. Asumimos y aceptamos nuestro nuevo estatus pero no voy a tolerar que diga que estos años ha habido una mala gestión que puede resolverse con una intervención ajena. - dijo y respiró. Sabía que la maestre hablaba y decía cosas de más, no quería que la reunión estallara tan pronto pero quería dejar clara la situación. No había sido una mala gestión estos años la que les impedía tener las tropas que tenían antaño.

Después de dejar ese punto claro miró a Morna y a Lyonell.

- Estoy de acuerdo con lady Morna en que hay que establecer puntos concretos de vigilancia. Que se sientan seguros los comerciantes y elijan nuestros caminos antes que los del Valle. En cuanto a lo del impuesto no me parece mala idea pero puede perjudicar a quienes se dedican a ello. Si el dinero de ese impuesto se reinvierte íntegramente en armar vigilancia, puede ser algo bueno de cara al futuro - miró a Lord Lyonell cuando este se ofreció a poner los soldados que podían faltar a los Vance y sonrió. - Os agradezco vuestras palabras respecto a mi casa, mi Lord. Pero no puedo estar de acuerdo. - miró entonces al maestre Debian. -Todos debemos comprometernos a fortalecer nuestras fronteras y a poner más vigilancia. Además... una proporción. Cada casa deberá aportar soldados en proporción a las unidades que tenga. Todo ello compondrá una milicia que la casa Tully redistribuirá por las tierras que menos defensas puedan garantizar por si solas. - dijo.- Creo que establecer un número fijo como plantea Lord Haffer dará lugar a un endeudamiento cronificado de todas las casas que no lo alcancen favoreciendo a unas pocas. Si establecemos una proporción será progresivo y será justo. Porque la seguridad de nuestros caminos nos conviene a todos. De un problema de todos no podemos hacer un beneficio de unos pocos - comentó consciente de que la oferta de Haffer en concreto le beneficiaba pues su casa tendría los hombres necesarios sin incurrir en deuda. Pero había pasado catorce años gestionando una casa castigada, sin apenas ingresos y casi destrozada, no se lo deseaba a otros - Creo que lo que planteo es justo.

Lady Gianna respiró. Sabía que podía haber dado una opinión poco entendible pero había pasado mucho por esos catorce años, gestionar una economía cuando va bien es fácil, cuando va mal es cuando se aprende, y ella había aprendido mucho.

Luego llegó el tema de Guileon. Miró anonadada a Lord Haffer y a Lady Hawick. Agradeció las palabras del maestre Debian y tuvo que tomarse unos segundos antes de intervenir.

- Salvo que no se me haya informado de ello, los Vance somos vasallos de los Tully. No de los Hawick o de los Haffer. Fue contra los Tully nuestra ofensa y de ellos vino nuestro castigo. - miró al maestre Debian.- Hace años en una reunión similar a esta estipulasteis que mi hijo debía ir como rehén a Fuerte Floresta. Que mi casa perdería tierras y que debíamos licenciar casi a la mitad de nuestras tropas para no volver a tener un ejército de esas características. Fue doloroso, pero lo hicimos. Y cumplimos. Hemos cumplido nuestra parte. Y aquí, hoy, en esta mesa no pido ni aquellas tierras, ni el ejército. Eso queda en el pasado  y no miro al pasado ni quiero hacerlo, miro al futuro, y el futuro es mi hijo. Solo a los Tully corresponderá vetar o elegir el matrimonio. Hace años perdimos mucho, soy consciente de los errores cometidos, pero no perdimos nuestro título de casa ni fuimos obligados a rendir vasallaje a otra casa que no fuera la Tully, cambiar eso ahora sería añadir un castigo más a los ya considerados hace cartorce años. Si Lady Tully quiere compartir esa decisión con Lady Hawick evidentemente la acataremos pero solo quiero dejar constancia de que los Vance somos vasallos de los Tully, no somos una casa menor. - dijo y respiró. No había respirado en todo su alegato, estaba muy enfadada. Primero Lady Morna había sugerido que su hijo pasara el invierno, que bien podían ser quince años, en Fuerte Floresta. Luego Lord Haffer había decidido que tanto Hawick como Haffer podían establecer con quien podría o no casarse. No. Había caminos por los que Gianna no iba a andar. Lord Vance eran una casa vasalla de los Tully, no rendían vasallaje a ninguna otra. - Que el maestre de los Hawick acompañe a Guileon me parece bien, o quien designáis, no tengo problema ni nada que ocultar. Mis intenciones y las de mi casa son sinceras, solo quiero que Guileon asuma sus funciones de heredero. Los Vance solo queremos mirar hacia delante, el pasado es pasado. - como si era Lady Morna la que acompañaba a Guileon en Nueva Esperanza, eso le daba igual.

Miró la copa de vino. Tenía ganas de beber pero no iba a hacerlo, quería estar atenta a todo lo que dijeran a su alrededor. No intervino en el siguiente punto. Le parecía que todo estaba mal negociado desde el principio. Casar a dos herederos y partir luego las casas. En el caso de Lord Haffer lo podía entender pero en el caso de Lady Hawick, dejarlo todo en el aire pensando en un posible futuro embarazo... tenían más o menos la misma edad. Ya no eran jóvenes. Le parecía todo muy optimista, pero como era un asunto que no iba con ella, decidió esta vez callarse.

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16/08/2020, 01:14
Lady Morna Hawick

La intervención del maestre Debian hizo que Morna frunciese claramente el ceño. Era evidente que no le gustaba sentirse reprendida en público, en su propia casa. Respiró hondo, y se llevó la copa a los labios, tomando un sorbo, mientras escuchaba a Lyonell, enarcando una ceja, antes de que de nuevo interviniese el maestre de los Tully, ante lo cual relajó un tanto su expresión. 

- Se puede establecer una milicia. Y también los puestos de guardia. El impuesto del que hablo no sería alto, como he dicho. Creo que unos caminos sensiblemente más costosos pero seguros generarían a la larga mayor beneficio para todos, comerciantes, y Casas. La pérdida de mercancía, sin duda, será más costosa que pagar un precio asequible por la seguridad. Pero si imponer un impuesto de primeras os parece una idea demasiado arriesgada podríamos intentar asumir primero la carga, y en el momento en que se extienda el rumor de que nuestros caminos son más seguros, podríamos entonces aplicar esta tarifa.-propuso- En cuanto a las Casas, por una vez, estoy de acuerdo con Lady Gianna. No podemos cronificar una deuda, eso nos perjudicaría a todos, tanto deudores como arrendadores. Cronificaría, como bien ella ha dicho, una mala situación, y si bien algunos pocos, entre los que me incluyo, se beneficiarían, el resto de los dominios acusarían la escasez y la existencia de deudas. Sobre todo sus poblaciones, por tanto, sus artesanos y comerciantes, y eso iría en detrimento de nuestro desarrollo -convino- Creo que en lugar de crearse una deuda, es mejor que se genere un fondo común y proporcional, y que de los beneficios comunes que se puedan obtener de la mejora de los caminos, las Casas que más aportan se lleven una mayor parte. Se podría también incluir en este impuesto del que hablo a las Casas que no pueden aportar hombres o recursos por su situación. Un impuesto que no se cobraría a aquellos que más aportan. -añadió, para luego, posar la mirada sobre Lady Gianna y sobre Lord Lyonell.

- Sobre la liberación de Guileon... Bien, creía haber dicho que no me gustaba la idea de dejar Fuerte Floresta sin un maestre. ¿En qué lugar nos dejaría eso, Lord Lyonell? -dijo, frunciendo de nuevo el ceño- Comprendo que quizá mis términos son un tanto extremos. Puedo entender que no es suficiente para considerar que eso pueda llamarse libertad. -admitió- Puedo prescindir de que Lord Guileon pase el invierno en Fuerte Floresta. Y que no tenga que pasar parte del año aquí. Pero no deseo que los lazos establecidos se rompan, y que los errores del pasado vuelvan a repetirse, por muy buenas intenciones que los Vance puedan tener en la actualidad. Me gustaría que aún así Ser Guileon prestase visita anual a Fuerte Floresta aunque ésta sea breve, y reitero mi exigencia sobre su posible matrimonio. En ningún caso debe perjudicar a los Hawick, y ahora que mi Bessa va a casarse con un Haffer, tampoco debería perjudicar a los Haffer, porque al final, eso sería como perjudicar a los Hawick -indicó, clavando las pupilas sobre Lady Gianna mientras cruzaba las piernas- Sea, los Haffer pueden no tener el derecho a vetar ninguna opción de matrimonio. Pero los Hawick nos hemos encargado del chico. Lo hemos criado. Y se nos encomendó su custodia. Que sean los Hawick quienes tengan voz en este asunto entonces, ejerciendo ese derecho a veto. -propuso finalmente, evidentemente a disgusto.

En cuanto al tema de los herederos... Bien. Sea, que porten el apellido Hawick. Y que hereden la mitad de la tierra de los Haffer. En cuanto a las tierras de los Hawick, Bessa, junto con Urthen, las heredaría en su totalidad. - convino, suspirando, y volviendo a llevarse la copa a los labios. 

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16/08/2020, 10:48
Maestre Hazzea

Lord Esthal tras el saludo hizo un breve comentario sobre el primer punto, el comercio debía salvaguardarse y los hombres para defender las tierras se dispondrían, aunque las decisiones, como pudo comprobar la maestre, no dependían de él, pues su mirada buscaba la aprobación de la Señora de Fuerte Floresta.

Lady Morna hacía ostentación, como siempre, de su buen gusto y lo bien que le quedaban las prendas seleccionadas para cada ocasión. La mujer sin embargo no solo era un bonito envoltorio, si no que tenía cabeza suficiente como para pensar qué elecciones tomarían los Hawick que le convinieran.

- La opción que propone Lady Morna sobre dotar de pequeñas subvenciones a las caravanas es sencillamente brillante, de esta manera los soldados experimentados podrán seguir sus entrenamientos y estudios estratégicos, sería una pena ver que un rufián daña a uno de los hombres de armas de las casas, para eso unos mercenarios a sueldo serían más adecuados y menos relevantes para los intereses generales de los aquí presentes... - convino la maestre sonriendo a la rubia mujer, de una manera u otra todos estaban de acuerdo, pero hubo un punto en el que Lord Lyonell hizo algo que provocó que la anciana arrugase la nariz levemente, como si oliera mal -...Lord Lyonell..., quizás debierais considerar el punto que proponéis sobre cubrir con tropas Haffer la parte que los Vance no pueden aportar... El beneficio para nuestra casa sería nulo.... - no quería insistir mucho verbalmente pero si las miradas taladrasen, el señor parecería una diana de tiro con arco, una suerte que la señora Vance no estuviera de acuerdo en la propuesta -... Sobre la opción de que haya una buena o mala gestión, Lady Gianna, es algo que solamente podría ser comprobable si otras miradas supieran de vuestros frutos y los valorasen... De todas formas, mi propuesta de ayudarles era para favorecerles y apoyar su causa, darles una segunda opinión, no deberían temerme, si quisiera perjudicarles no me ofrecería personalmente.... - dio como contra respuesta a la mujer Vance.

- No es mala idea de que Ser Guileon pase temporadas en uno u otro lugar, maestre Debian, el joven ha vivido aquí durante toda su vida y quizás sea brusco hacerle volver a sus tierras sin más, sin contar con que las relaciones creadas en Fuerte Floresta han enraizado profundamente.... Darle un tiempo de transición entre una Casa y otra para que modele las costumbres de cada sitio... Creo que todos queremos lo mejor para todos... Los Hawick han criado al joven Ser y que se marche sin más debe ser doloroso, también comprendo que Lady Gianna extrañara a su pequeño, alejado durante tanto tiempo.... Así qué..., ¿no es de justicia que viva entre ambas casas al menos durante un año o quizás dos?.... Después ya se vera.... - comenta la mujer observando a los presentes, pensando que habían aún muchas ideas en el aire. Se dirigió a Lady Gianna -... Es curioso que no os moleste que el maestre de los Hawick vaya a vuestras tierras, pero yo que me he ofrecido temporalmente os haya puesto nerviosa....jijijijijijijiji.... Oh..., me siento como el mejor de los caballeros en Torneo, que nadie en su fuero interno quiere justar contra mi.... - parecía divertida ante la situación. 

- Oh..., con lo bien que suena Hawick no vamos a inventarnos otro apellido y heráldica... Bessa es hija única, heredará todo lo de su madre, así que más Hawick es imposible que sea, y solo una porción de tierras Haffer...., lo que nos lleva a reafirmar que en el futuro, seguirán habiendo Hawicks y Haffer, es un trato más que justo.... Pero..., no hemos contemplado una posibilidad... Que Urthen pudiera heredar toda la tierra de los Haffer, es vuestro hijo un joven MUY responsable, mi señor Lýonell y quizás Valder nunca llegue a contraer nupcias... Al menos sabréis que todo lo que habéis trabajado a lo largo de vuestra vida será para vuestro nieto, y no serán terrenos que otros reclamen para sí por el hecho de que no haya clara descendencia... Y quizás en el futuro si vuestro hijo asentara la cabeza, que el propio Urthen gestionase el darle la porción que le corresponda... ¿no sería una buena cosa?.... - miró significativamente a su señor, y es que de una manera u otra, Hazzea consideraba que las tierras en manos de Urthen estarían muy bien gestionadas.

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16/08/2020, 11:55
Lord Lyonell Haffer

Lyonell escuchó el planteamiento de Lady Gianna y fue asintiendo a medida que ella hablaba. El porcentaje de soldados podía ser algo más justo en base a la fuerza militar de cada Casa pero…

- Tenéis razón. Vuestra propuesta proporcional es más justa. – Admitió. – Pero seguramente insuficiente para asegurar el comercio sin bandidaje. – Opinó. – De todas formas, el maestre tiene los datos numéricos… Seguramente pueda hacer los cálculos e indicarnos. -

No puso pegas a la propuesta… Si el maestre echaba cuentas y creía que con un porcentaje de soldados de cada Casa valía, por Lyonell estaba bien.

- Milicia. Puestos de guardia. Asumir primero el gasto y posteriormente aplicar una tasa… - Enumeró sumando todas las ideas que se habían puesto sobre la mesa. – Creo que todo ello es necesario… Y quedaría solamente por definir el número de soldados a aportar por cada Casa. – Miró al Maestre Debian.

- Maestre, según vuestras cuentas… ¿Un número proporcional a las fuerzas de cada Casa sería suficiente para mantener la seguridad en los caminos? ¿O sería necesario un número concreto, y más elevado de soldados? -

Pero luego llegó el inciso del Maestre sobre Guileon, y la respuesta de la propia Lady Gianna. Incluso Morna intervino. Lyonell esperó con paciencia, y se dispuso a contestarles a todos. Cada cosa a su debido momento…

Primero Morna hizo su aportación, incluso recordó a Lyonell alguna de sus palabras respecto a que no quería dejar a Fuerte Floresta sin maestre. Lyonell no se soprendió… no parecía haberse equivocado con su sugerencia anterior, sino más bien haberla hecho a propósito.

- No tendríais por qué quedaros sin Maestre, Lady Morna. Con gusto os ofrezco los servicios de Hazzea mientras vuestro maestre esté con los Vance… Si es que al final eso es lo que se acuerda. Podremos apañarnos sin ella en Puño del Río una temporada, y os aseguro que su labor es encomiable. – Con aquella oferta, la excusa de quedarse sin Maestre ya no era válida.

- Podría enviarse al Maestre de los Hawick a Nueva Esperanza con Guileon, y Fuerte Floresta continuaría con los servicios de un Maestre. – Comentó lanzando una mirada a Hazzea.

De ese modo, Guileon sería liberado tal y como ordenaban los Tully y deseaba Gianna. También sería vigilado por un representante de los Hawick, y estos contarían con el apoyo de un Maestre en su casa… Nadie saldría perdiendo salvo los Haffer, pero eso era decisión de Lyonell.

Entonces llegó a la parte que menos le gustaba. Lyonell había aprendido a las malas que era necesario que todo Caballero aprendiera a no ser bueno, y a practicarlo o no de acuerdo con la necesidad. Pues un hombre que en todas partes quisiera hacer profesión de bueno, era inevitable que perdiera ante tantos que no lo eran… Y había descubierto también a las malas, que en aquella habitación había más malos hombres... o mujeres, de los que esperaba. 

Él era un hombre de honor, pero no por ello tonto o estúpido… y se había cansado de juegos. Se dirigió primero al maestre Tully.

- Hay detalles que desconocéis, maestre Debian. En efecto. – Respondió Lyonell con naturalidad. – Tengo mis motivos personales para creerme en derecho de opinar respecto a un posible matrimonio de Ser Guileon, pero dejaré a Lady Gianna que decida ella si debo revelar dichos motivos o no… o si tengo ese derecho a opinar, o no. -

Pasó acto seguido a mirar a Lady Gianna. Comprendía su reacción a lo que estaba ocurriendo. Comprendía su actitud tajante, quizá en parte orgullosa… Habían sufrido mucho durante mucho tiempo. Pero no eran los únicos. Y tampoco comprendía que no entendiera que, al menos él, debía tomar ciertas medidas de seguridad.

- No considero a los Vance una casa menor. Y no considero que sean vasalla de los Haffer, desde luego.… De hecho, habéis podido comprobar en nuestras conversaciones anteriores que he estado muy abierto a mejorar las relaciones pese al pasado. – Añadió como si de repente todo el mundo, y en concreto Gianna, se hubiese olvidado de todo lo hablado durante el día anterior.

- Todos los presentes saben que soy un hombre de honor, y por ello no os he juzgado por errores del pasado… Aunque conversaciones muy recientes han hecho que me preocupe por si se repiten antiguos errores, y precisamente por eso tenemos que velar todos por el bien de Guileon, su futura esposa y las familias de ambos. – Continuó mirando a Gianna a los ojos. Estando sentados uno al lado del otro, resultaba algo complicado, pero Lyonell, quizá rompiendo el protocolo o la etiqueta aunque no le importaba, giró la silla para quedar más encarado hacia Gianna.

- Aquellos que no conocen la historia están condenados a repetirla. – Prosiguió. – Pero los que la conocemos, hay ciertos aspectos negativos que debemos tratar de evitar.

Lyonell se llevó la copa a los labios, y dio un pequeño sorbo antes de continuar.

- Una conversación similar tuve con vuestra hermana, Denia, y uno de sus soldados hace muchos años… un tal Gumter si no recuerdo mal. Quizá si pudierais hablar con Gumter os abriría los ojos y veríais que mi opinión sí importa en este asunto.

Dejó pasar un par de segundos para asegurarse de que Gianna le había comprendido. – O quizá vos podáis convencerme de que la historia no se repetirá, en cuyo caso no haré más intentos de tener voz y voto en el futuro matrimonio de vuestro hijo, y pediré disculpas al maestre Debian.

No dijo más. Ahí Lyonell se detuvo y esperó pacientemente a que Gianna le diera una respuesta al Maestre.

La conversación prosiguió, y a Lyonell le sorprendió sobremanera la aportación de la maestre Hazzea. Su mirada, firme y severa, atravesó a la maestre de lado a lado.

- Querida Hazzea… Valder contraerá nupcias, y Urthen no heredará todas las tierras de los Haffer. – El tono de Lyonell pudo poner los pelos de gallina a todo el mundo. Jamás había hablado así a Hazzea. Parecía que, desde luego, no estaba para bromas con la anciana Maestre.

- Habrá herederos Haffer de un modo u otro, aunque para ello tenga que desposarme de nuevo. - Añadió firmemente.

- Y no volváis a opinar sobre el matrimonio entre Urthen y Bessa, u os ordenaré que salgáis de inmediato de esta sala. – Apostilló finalmente a la Maestre. Algo había incidido en desavenencias entre Lord Haffer y su maestre… y no parecía que al Lord le importara que dichas discrepancias fueran en público.

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16/08/2020, 12:12
Lord Esthal Hawick

Lord Esthal se había mantenido en silencio mucho rato, escuchando a unas y otros. La expresión jovial con que había llegado a la reunión se había desvanecido a medida que la conversación se iba desarrollando y en algunos momentos sus manos se habían crispado sobre la superficie de la mesa, delatando que el hombre estaba haciendo un esfuerzo por contenerse y no saltar. De vez en cuando echaba vistazos de reojo a su esposa cuando ella hablaba o atento a sus reacciones cuando lo hacían otros y al final él mismo fue quien tomó la palabra. 

—Sobre el asunto de los caminos, apoyo completamente las aportaciones de Lady Morna —lo dijo como si él fuese a tener voto en algo, aunque todos sabían que no era así—. Los impuestos harán crecer a las Tierras de los Ríos y las subvenciones serán un buen aliciente para el comercio. Si se decide hacer una aportación proporcional según cada casa, los Hawick serán los que más soldados pongamos, pero eso no es ningún problema —En realidad, había ejércitos bastante más grandes que el de los Hawick—. Y si es necesario, entrenaremos nuevos soldados. Lo importante es que nuestros caminos estén libres de alimañas. Incluso la propia doncella de lady Bessa sufrió uno de esos ataques cuando venía hacia Fuerte Floresta.

Luego frunció un poco más el ceño, al pasar al siguiente tema. 

—Me parece contraproducente para el futuro mantener esa obligación sobre un hombre libre. Si es libre, es libre. Lady Morna ha educado a Guileon de un modo magnífico, para que algún día sea un gran Lord. El muchacho ya es un hombre y cuando él y lady Bessa tomen su lugar al frente de nuestras Casas, todas nuestras rencillas quedarán en el pasado —explicó—. No nos conviene que nos recuerde como aquellos que trataron de mantener sus cadenas, sino como aquellos que lo liberaron y le abrieron los brazos. Claro que el chico volverá, pero sin imposición alguna. Volverá porque ama a esta familia y siempre será bien recibido en Fuerte Floresta. Así como espero que lady Bessa esté invitada a visitarlo en Nueva Esperanza siempre que le plazca. Lo que surgirá de modo natural gracias a la amistad no debería ser forzado contra la voluntad de personas adultas. —Se permitió una sonrisa en medio de sus palabras—. ¡Por los Siete! seguro que termina pasando más tiempo en Fuerte Floresta que en Nueva Esperanza, al menos mientras no sea Lord.

Sus ojos entonces se centraron en Lord Lyonell, al que taladró con mirada torcida. 

La tutora de Ser Guileon es Lady Hawick y Ser Alana su valedora. Los Haffer no tienen nada que decir sobre ese tema —señaló, tajante y ofendido—. Poco me importa lo que dijese Lady Denia, mucho menos lo que dijese un soldado.

Resopló por lo bajo y apretó la mano de su esposa, como si necesitase serenarse con su contacto antes de continuar. 

—Por supuesto que los hijos del matrimonio llevarán el apellido Hawick. Es lo único que tendría sentido. Y debería haber un acuerdo firmado hoy aquí que señale que en caso de que lord Valder muera sin descendencia sus tierras pasarán de inmediato a pertenecer a lord Urthen. No queremos que cualquier bastardo se crea con derecho a reclamarlas.

Terminada su aportación, tomó su vaso y bebió un sorbo de vino. 

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16/08/2020, 12:43
Narración

Al principio parecía confusa esa referencia que Lord Lyonell hacía sobre Lady Denia y un soldado... pero cuando pronunció su nombre, a Lady Gianna no le costó mucho hacer memoria para reconocer en él a uno de los que había enviado ella misma para dar muerte a su hermana. Se había esforzado por encontrar y silenciar a todos... a ese hombre lo habían dado por muerto, aunque el cuerpo no se había encontrado. Si el Haffer decía la verdad, tal vez uno de los asesinos hubiese escapado con vida. 

- Tiradas (1)
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16/08/2020, 12:57
Maestre Debian

El maestre continuó anotando tras su intervención. Sus cejas se alzaron levemente ante el discurso de Gianna, lo que parecía denotar algún tipo de sorpresa y asentimiento ante su recordatorio de las medidas que se habían tomado catorce años atrás. Después, mientras ella seguía hablando, él continuó con su expresión tranquila y escritura apacible.

Asintió también en alguna ocasión mientras Lady Morna hablaba, sin dejar de escribir en ningún momento, al igual que hizo con la maestre Hazzea, a quien en algún punto pareció prestar especial atención.

El hombre sólo dejó de escribir un poco más tarde, en un momento puntual en el que Lord Lyonell habló de aquella conversación con la hermana de Lady Gianna, y lo hizo para mirarle un instante a los ojos. Después siguió escribiendo sin decir nada. De nuevo su muñeca descansó poco después, cuando Lord Esthal habló, pues mientras el hombre explicaba su opinión el maestre sólo anotó dos o tres palabras.

Finalmente tomó aire para responder.

Lord Lyonell —enunció entonces—. Si el aporte de milicias es proporcional o es similar para todas las Casas, no cambia el número de hombres de los que dispondremos. Como bien sabrá vuestra maestre Hazzea —dijo haciendo un leve gesto hacia la mujer—, es una cuestión de aritmética. Si necesitamos doscientos hombres y dos Casas aportarán en tres partes a una, una aportará ciento cincuenta y la otra cincuenta. Si no se hace de manera proporcional serán cien y cien, pero el número de hombres será el mismo. No estamos limitados por esa diatriba. Sin embargo, es de agradecer, Lord Lyonell, que estéis dispuesto a aportar más hombres que muchas otras Casas.

Entonces miró a la maestre un instante.

Permitidme puntualizar algo —dijo—. No creo que contratar mercenarios sea una buena opción. ¿Hombres que pelean movidos por la codicia, para proteger más dinero del que cobrarán por protegerlo? —Negó con la cabeza—. A no ser que conozcáis cientos de mercenarios de honor, sólo puede salir mal.

»En cuanto a los aranceles y las subvenciones, son una buena idea. Bien gestionados, podrían no costar a la nobleza ni un venado de plata, y sin embargo animar a que el comercio con el Norte crezca aún más.

Después de eso pasó al siguiente tema.

—En cuanto a la liberación de Ser Guileon. —Miró a todos uno a uno de nuevo—. No conozco la conversación con Lady Denia, ni espero hablar con ningún soldado —enunció—. Pero hay que recordar que, al contrario que Lady Gianna, Lady Denia era una traidora que murió luchando contra las tropas de Lady Harriet. En cualquier caso, si Lady Gianna desea que tengáis veto sobre posibles matrimonios es algo que ella puede consultaros en privado y de manera extraoficial. —La observó a ella—. Salvo que ella prefiera otra cosa.

»Lo que no tiene ningún sentido, desde luego, es que el maestre de Fuerte Floresta abandone su puesto y sea suplido por otra maestre que abandone su puesto. Eso no hay por dónde cogerlo —expuso—. Además, un maestre ajeno no tiene nada que hacer en Nueva Esperanza. No está puesta en duda la administración de los Vance, ni esperamos hacer una revisión de su contabilidad. —El maestre hablaba como si aquello fuera un total sinsentido, pero también como si pudiera entender que otros no se dieran cuenta. Después de todo ellos eran lores, a excepción de Hazzea—. Sin embargo, sí sería más beneficioso para todos que Ser Guileon fuese acompañado por su valedora, Ser Alana. Ella podría seguir entrenándole como caballero, hacer que comprenda el compromiso de la caballería, y además ayudar a formar al nuevo maestro de armas de Nueva Esperanza. Todos se beneficiarían.

»De todas formas, hay algo que no comprendo —enunció—. Son tiempo de paz y prosperidad. La Tierra de los Ríos crece sana y con buenas relaciones entre sus Casas. —Hizo una pausa—. ¿Qué es lo que teméis para querer imponer un veto al matrimonio de Ser Guileon? ¿Hay alguien concreto con quien no deséeis que pueda casarse? Si es así, por favor, hacédnoslo saber ahora —dijo, mirando alternativamente a Lord Lyonell y a Lady Morna—, pues es algo que nos concierne a todos.

Estaba claro que había algo en aquel tema que seguía sin convencerle, pero aún así pasó al siguiente.

Por último, con respecto a los prometidos —dijo, retomando aquel asunto—, y sólo para que quede claro antes de hacerlo constar. Salvo que Lady Bessa tenga un nuevo hermano de aquí en adelante, en el futuro los Haffer pasarán a poseer la mitad de las tierras que ahora, y además serán vasallos de los Hawick. Ese es el acuerdo, ¿no es así?

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16/08/2020, 13:09
Lady Gianna Vance

Las palabras iban y venían, algunas inofensivas, otras parecían puñales. Parecía que habían llegado a un acuerdo en el tema de la seguridad de los caminos, Lord Lyonell había apoyado su propuesta y eso hizo que Lady Gianna sonriera. Había demostrado ser un hombre preocupado y ocupado en los asuntos de seguridad de las tierras.

- Podríamos establecer un periodo concreto de meses y revisar las proporciones pasado ese momento. Si una casa crece debería aportar más, no agarrarse a los número iniciales - dijo como propuesta pero creía que en ese sentido estaba todo dicho y casi cerrado.

Pasaron al asunto de la liberación de Guileon y ahí escuchó con atención a todos. Había disfrutado mucho con la reprimienda del maestre Debian a Lady Morna, había sido casi placentero escuchar aquello en público. Y ahora estaba disfrutando también escuchándola rebajar sus condiciones a unas mucho más razonables.

- Lady Morna, si lo que queréis es aseguraros de que Ser Guileon mantiene los lazos con vuestra casa, estáis invitada a Nueva Esperanza a verlo con vuestros propios ojos - le dijo y aprovechó para cambiar de postura y descruzar las piernas sin apartar su mirada de ella.- Por supuesto que lady Bessa está invitada, de hecho será un honor para nosotros si algún día quiere visitarnos o pasar una temporada en nuestra casa, como os he dicho, mi hijo Guileon la quiere como una hermana y para mi será un honor acogerla en casa - dijo girandose esta ves hacia Lord Esthal tras escucharle. Las palabras de Lord Esthal le intersaron, había demostrado ser un hombre inteligente y pragmático.- Comparto vuestra visión, mi hijo no olvidará nunca que sois sus valedores y agradcerá de corazón que le permitáis volver a casa. Mi marido está muy enfermo, como sabréis, quieren disfrutar padre e hijo del tiempo que quede.- dijo evidenciando lo que era una realidad.- Estoy de acuerdo con que sea Ser Alana la que nos acompañe de vuelta. Nuestro maestro de armas, Umber falleció ayer por su honor, no quería sacar el tema pero si no hubiera sido por él, ahora no tendríamos boda que celebrar - dijo con cierto orgullo.- Que Ser Alana venga a Nueva Esperanza, termine de formar a Guileon y... nos ayude a preparar a nuestro siguiente maestro de armas - comentó poniendo esa propuesta encima de la mesa. Iban a necesitar otro maestro de armas, que mejor que Ser Alana, una maestra instruida y querida por Guileon para ayudarles a formar al siguiente. La propuesta de Lord Lyonell sobre que Hazzea fuera a Fuerte Floresta le hizo sonreir, parecía que el Lord lo tenía pensado de antes.

Lo que llegó a continuación le sorprendió. No esperana escuchar la mención a su hermana Denia, menos por parte de Lyonell. Había sido la mala decisión de Denia la que les había llevado a la ruina. Lady Gianna con gusto hubiera levantado las tropas por Lady Harriet, fue su hermana la que les llevó al desastre y ella había asumido sus errores como propios, había reconstruído la casa después de aquello. Fue la mala decisión de su hermana la que le llevó a perder a su hijo. Un castigo justo impuesto por una señora a la que habría servido con gusto desde el principio. El resto de las palabras que dijo Lord Lyonell la hicieron mirar al infinito mientras sentía la mirada de Lord Haffer clavada en su costado. Cuando este terminó de hablar Lady Gianna se giró para mirarle a los ojos. Dejó pasar unos segundos y finalmente asintió.

- Mi Lord Lyonell, solo quería dejar claro que los Vance no somos más vasallos que los de lo Tully y mi hijo no es una tarta a repartir. Pero no quiero poner ni un solo impedimento al futuro y mucho menos seguir mirando al pasado, como os he comentado en nuestras conversaciones anteriores. Todo lo que os he dicho es verdad. Quiero que avancemos. - seguía mirando a Lord Haffer. Para decir lo siguiente desvió la mirada al maestre Debian - Puede constar que Lord Haffer tiene derecho a vetar un futuro matrimonio de Ser Guileon, nada tengo que ocultar, no es intención de mi casa perjudicar a los Hawick, los Haffer o los Tully. Eso sí, el veto deberá estar justificado y argumentado. No valdrá un no por el no. - dijo apoyando un dedo en la mesa. Parecía que Lord Haffer había puesto ahí una linea roja y Lady Gianna lo supo leer. - De esta reunión debemos salir unidos y reforzados todos, por el bien de nuestros hijos y de las tierras de los ríos - dijo para cerrar su intervención.

Sobre los herederos y los apellidos. Sobre las tierras Haffer partidas y los Hawick manteniendo el apellido. Sobre la exigencia de Lord Esthal y el interés del maestre Lady Gianna tenía una opinión clara pero se la guardó para ella, tal vez si alguien le preguntara la diría, pero no ahí, era un tema espinoso y no quería ni perjudicarse a si misma ni a su casa y mucho menos a cualquiera de los demás con los que estaba negociando otros temas tan espinosos.