Partida Rol por web

Las palabras de Mawney resonaron en el interior del muchacho, conmoviéndolo. Su viejo amigo, catorce años después, bajo la impronta de un rechazo reciente y aún así allí estaba... fiel, leal, comprensivo.

—Eres el mejor amigo que alguien podría desear... y uno mucho mejor del que merezco. Te agradezco, Mawney, por todo. Veo que has cuidado bien de mi madre, y ahora también cuidas de mí. Creedme cuando os digo que, de estar en mi poder, vuestro apellido dejaría de ser Cleve —guiñó un ojo travieso en su dirección— para ser Vance. 

Se alejó de la ventana, sentándose en los confines de su cama.

—Querido amigo, creo que debo descansar un poco. El peso de mis tribulaciones me aplasta, y aunque he podido compartir parte de la carga contigo, aún así temo que es demasiado para mí. Prefiero quedarme aquí encerrado antes de hacer nada estúpido, como bien has dicho.

La sonrisa triste dio paso a otra, mucho más tranquila. Mawney se acercó a Guileon y le puso una mano en el hombro, sacudiéndolo ligeramente, fraternalmente.

-Bien. Descansa, sí. Lo cierto es que has de estar deshecho, demasiados sentimientos azotando tu corazón y tu mente. Siento haberte revelado los míos tan de repente, espero no haberte trastornado aún más, después del episodio de Urthen. Ya tienes bastante carga renunciando a Bessa, pero me alegro de que lo hayas entendido y aceptado. Y no estás solo, recuérdalo. Tu madre te quiere. Y yo también.

Tras lo cual se marchó de su alcoba para que el joven pudiera dormir tranquilo.