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[DM08/20] La Telaraña

⋩ Capítulo 6: Interludio (Bessa + Harriet) ⋨

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30/08/2020, 11:45
Narración

4º día del Doncel. Mes del Doncel. Año 242 D.D. 

Lugar: Sala de audiencias.

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30/08/2020, 11:46
Maestre Debian

Habían pasado ya varias horas cuando un par de guardias Tully se acercaron en busca de Bessa para llevarla con Lady Harriet a la sala de audiencias. Al llegar vio que Ser Clarinthe también estaba convocada, pues llegaba a la vez que ella. 

La Señora de Aguasdulces estaba sentada en el sillón que había ocupado un rato atrás. En la estancia seguía habiendo soldados Tully, formados en las paredes y en las puertas. Su mandoble también estaba apoyado en el mismo lugar que antes. El maestre estaba otra vez situado a su izquierda, con la misma apariencia tranquila que había demostrado desde su llegada a Fuerte Floresta. Ella clavó su único ojo en la recién llegada y la estudió en silencio durante algunos segundos hasta que finalmente hizo un gesto hacia el maestre y fue él quien se acercó a Bessa para hablar de un modo más cálido. 

—Mi lady, tenemos una noticia que daros. Vuestra madre, Lady Morna, ha decidido marcharse después de encararse con sus propios pecados. Ella cree que vos sois quien debe continuar gobernando Fuerte Floresta en su lugar, tras pactar algunas condiciones con su Señora. La vergüenza no le ha permitido despedirse, pero ha dejado una carta para vos. 

Al decir aquello le ofreció un pergamino enrollado. 

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30/08/2020, 13:31
Bessa Hawick

Bessa acudió a la audiencia con Lady Harriet con el mismo vestido que había portado aquella mañana, aunque se había peinado y su pelo lucía un mejor aspecto. Al coincidir con Ser Clarinthe le dedicó un gesto de complicidad empañado por los nervios que tenía por toda la situación que le había llegado de golpe y no había parado de crecer a medida que pasaba el tiempo.

Al entrar en la sala se inclinó con cortesía ante la Señora de las Tierras de los Ríos. Esperó a que ella tomara la palabra, pero fue su maestre el que se acercó a la joven. Sus ojos se movieron hacia él, esperando aquella noticia que debían darle. Después de escucharla tuvo que hacer un enorme esfuerzo para contener sus lágrimas sabiendo que su madre le había prometido que lo afrontarían juntas. Negó con la cabeza, le había engañado, seguramente una vez más.

Os agradezco que me deis esta carta, maestre Debian ―dijo con la voz rota mientras tomaba el pergamino con la mano.

Quería saber que ponía, quería conocer la razón por la que la única familia que le quedaba la había dejado ahí, sola y sin nadie más el mismo día que había muerto su padre. Le dolía tanto, no podía parar eternamente sus lágrimas. Bajó la vista y dejó que cayeran unas pocas al suelo antes de mirar a Lady Harriet, esperando a que ella decidiera si debía leer la carta o quería tomar la palabra.

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30/08/2020, 13:41
Lady Harriet Tully

Con las palabras de lady Bessa, Lady Harriet dedicó a su maestre un asentimiento de cabeza. Acto seguido, cuando ella abrió el pergamino, reconoció la letra de su madre exponiendo lo que era una disculpa y una despedida.

Mi adorada Bessa, mi sol, mi vida... 

Espero que algún día sepas perdonar a tu madre, por lo que te revelo aquí, en tinta y alma. 

Te dije, hace dos noches, que el matrimonio no siempre era feliz. Que no siempre había amor, y que las dificultades eran frecuentes. Pues bien, Bessa, debes saber que mi matrimonio no fue tampoco fácil, en un inicio. Llegué a entregarle al final mi amor a Esthal, tu padre, a efectos prácticos, pero los primeros años fueron años de incertidumbre.

No me casé con él por amor. Me casé por el bien de nuestra Casa. Y durante ese periodo no tan certero, yací con Lord Lyonell. La última noche que pasamos juntos, antes de que tú nacieras, fue hace diecinueve años. Poco después, supe que estaba encinta. Y no fui capaz de determinar si mi embarazo era fruto de su semilla, o de la de Esthal. Nunca me atreví a decírselo. Ni a decírtelo. Y he cometido un pecado horrible al querer casarte con Urthen, sabiendo que era harto probable que ambos fuérais hermanos. 

La culpa me asola, y debo enfrentar las consecuencias de mis actos. Debo irme lejos, Bessa, y no puedo despedirme, porque no lo merezco. 

He procurado darte el mejor futuro posible, pero jamás voy a poder perdonarme el haberte metido en esto. El haberte dejado sola. Lady Harriet ha sido justa al permitirme escribirte esta última carta, y con este último sacrificio, intento que nuestra Casa, que tu nombre y que tu hijo, queden en buen lugar. 

No deberás casarte con Urthen, pero ahora tendrás que demostrar cuánto has aprendido, cuánto has crecido. Serás Lady Hawick. Y tendrás que jurar lealtad y agachar la cabeza y obedecer. No hagas ninguna estupidez, Bessa. Esto es lo mejor que he podido hacer por ti. Honra la memoria de Esthal. Él era un hombre bueno y honorable. Lleves o no su sangre, te pareces más a él de lo que te pudiste parecer a mí jamás, y nada me consuela más en este momento aciago.

Y si tan sólo puedo pedirte una concesión, a pesar de mi descaro y de mi pecado, me gustaría que plantaras rosas rojas en ese lugar, en el que el suelo ha quedado manchado por la sangre derramada a causa de este cúmulo de mentiras y medias verdades. Obsérvalas, cuando crezcan, y recuérdate a ti misma que no debes dejar que te suceda lo mismo. Que no debes caer en los mismos vicios. 

Te quiero, hija mia. Me voy dejando un pedazo de mi alma atrás. Pensaré siempre en ti. Rezaré a los Siete para que me perdonen. Para que me perdones. 

Te recordaré siempre. 

Las palabras estaban escritas en caligrafía hermosa, cursiva y propia de su madre, con algunas palabras ligeramente corridas. Por las lágrimas, quizá.

Tanto Lady Harriet como su maestre y su hija dieron a Bessa tiempo suficiente como para leer aquella carta al menos un par de veces antes de intervenir. Debian había vuelto a su posición, y Ser Clarinthe parecía ligeramente impaciente por abandonar los formalismos. Sin embargo, estaba claro quién era la autoridad en aquella sala. La misma mujer que cortó el silencio finalmente.

—Tu madre me ha contado tu estado —dijo—. Hemos llegado al acuerdo de que tu bastardo será educado y se le confiará un puesto de responsabilidad si es merecedor de ello. —Hizo una pausa—. Te casarás con mi hijo Edmure, y vuestros hijos llevarán tu apellido y heredarán Fuerte Floresta.

Después de aquellas palabras hizo una pausa, dejando que Bessa digiriese al menos en parte todo lo que le estaba diciendo.

—Por la ruptura del compromiso con Lord Urthen, la Casa Hawick debe una compensación de cerca de la mitad de sus tierras —aseguró—. Pero entiendo tu situación. No es fácil empezar a administrar una casa, menos aún hacerlo sola, y menos todavía hacerlo con su poder mermado y las arcas vacías. Tu madre se ha llevado vuestro dinero —señaló—. Nosotros nos haremos cargo de la compensación y repondremos los fondos de vuestras arcas, tus arcas, pero a cambio quiero sólo una cosa.

El ojo de Lady Harriet se mantuvo fijo en Bessa durante varios segundos. Su mirada era penetrante y tan firme que podría haber hecho temblar a un lobo huargo.

—Lealtad incondicional. Para mí, para mi hija después, y para tu marido.

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30/08/2020, 16:51
Bessa Hawick

La heredera de los Hawick abrió la carta con cuidado, deseando saber las razones por las que su madre había decidido abandonarla. Empezó a leerla, sintiendo cada palabra de su madre con inmenso dolor. Todas ellas parecían llevar hacia el rumor que había escuchado, no una, si no varias veces, y poco a poco se fue confirmando. Su madre no tenía la certeza, pero sabía que Lord Urthen podía ser su hermano. Apretó la mandíbula, no quería creerlo, ¿por qué le había hecho eso?

Ella misma se había repetido que no podía ser hija de otro hombre que no fuera Esthal, su padre, aquel que la había criado, la persona de la que había heredado la destreza con el arco y que gracias a sus enseñanzas, había logrado perfeccionar hasta según decían algunos, ser una de las mejores arqueras de Poniente. Él se había preocupado siempre por ella, tuviera o no su sangre, se había ganado sin lugar a dudas el derecho a ser llamado su padre. Ni las palabras de su madre podrían quitarle eso. La joven tenía claro que haría lo que fuera por cumplir los deseos de su padre ahora que no estaba, honraría su memoria.

Al leer sobre la concesión que pedía su madre, arrugó ligeramente la carta, pues no pensaba darle ninguna muestra de respeto al hombre que había susurrado el nombre de su padre para darle muerte. Le daba igual quién hubiera sido, si es que lo había sido, ni siquiera se había dignado a hablar con ella, había recibido su merecido y aun no había tenido tiempo de saber que haría con aquel lugar. Su padre era Lord Esthal y sería el único que recibiera honores en Fuerte Floresta.

«No soy como ella», se dijo antes de bajar la carta y mirar hacia la Señora de Aguasdulces. Su mirada relucía por las lágrimas de tristeza y rabia que había desencadenado su madre. Ella lo intuía, pero había estado dispuesta a perdonárselo si se hubiera quedado a su lado, pero ahora que la había abandonado, no lo haría. En aquel momento se sentía traicionada por la única familia que le quedaba.

Cuando Lady Harriet rompió el silencio, todos sus sentidos se dirigieron hacia ella. Temerosa de lo que querría aquella mujer. Asintió cuando mencionó que su madre le había contado su situación, era lo que habían hablado. Se vio ligeramente sorprendida por la generosa oferta que le estaba mostrando Lady Harriet y sus ojos se movieron hacia la caballera, viendo reflejadas en aquella propuesta las mismas palabras que había dicho Ser Clarinthe.

Volvió a asentir aceptando lo que había dicho, pues sabía que aun quedaba la parte más desagradable del acuerdo. Apretó sus puños arrugando un poco más si cabía la carta que había escrito su madre cuando llegó. Tomó aire, conteniéndose y aguantando la mirada de la Lady unos segundos antes de bajarla.

Lady Harriet ―dijo, poniendo una rodilla en el suelo―. Vos y vuestra familia tendréis mi lealtad, os lo juro. ―Miró hacia ella―. Vos por la inmensa generosidad que me habéis mostrado. ―Sus ojos se movieron hacia su hija―. Ser Clarinthe por la amistad que le profeso, pues me ha apoyado y escuchado en estos momentos difíciles. La que acompañaría a la batalla sin dudarlo, y no solo la fe guía mis flechas, nuestros enemigos temerán acercarse. ―Volvió a mirar a Lady Tully―. Y por supuesto seré leal a vuestro hijo Edmure, al que aun no conozco, pero si es la mitad de gentil, noble y capaz que vuestra hija, me sentiré sumamente afortunada de poderle llamar mi marido. Os agradezco la generosidad, bondad y justicia que me ha dado vuestra familia y que ahora también sera la mía. ―Hizo una pausa, cerrando los ojos―. Hoy he perdido a toda mi familia, pero he ganado otra, eso nunca podré olvidarlo Lady Harriet.

Se levantó apoyando sus manos sobre su rodilla.

Hay algo que si me permitís, querría deciros. ―Espero a que la Señora de la Tierra de los Ríos le diera permiso―. Habéis sido muy generosa y acepto todo lo que habéis dicho, pero debo ser sincera, pues os he jurado lealtad. ―Tomó aire e hizo acopio de todas sus fuerzas para dirigirse de nuevo a ella―. No fui yo quien rompió el acuerdo, pues este fue llevado por nuestros padres y una de las partes asesino a la otra, con lo que viéndolo como yo lo veo, fue ese hombre quien lo rompió, y aunque yo había albergado dudas antes de la muerte de mi padre, al final me había decidido a cumplir con el compromiso. Solo quería que supierais mi opinión sobre ello, aun así aceptaré lo que digáis, pero os pediría por favor que no me pidáis que me disculpe con los Haffer por ello.

Al terminar se la veía visiblemente nerviosa y su corazón le latía con fuerza, pero prefería decirle lo que creía a que pensara que estaría absolutamente de acuerdo en todo, solo le había prometido que cumpliría con todo lo que dijera y le sería leal. Nada más. 

Hay algunas otras cosas que también querría contarle, secretos que distan mucho de ser rumores, pero que por el juramento que os he hecho, debo contároslos para que sepáis que os tendré una lealtad incondicional, incluso por encima de los pocos «amigos» ―mencionó la palabra con dudas― que pueda haber tenido en mi vida. Aunque os pediría que tal vez queráis que solo sean escuchados por personas de vuestra mayor confianza.

La joven esperó a conocer la decisión que tomara Lady Harriet.

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30/08/2020, 17:07
Lady Harriet Tully

La mujer miró a Bessa con visible interés al ver cómo hincaba la rodilla. No la interrumpió en ningún momento, y durante todo su discurso Lady Harriet permaneció con su atención en ella. A su derecha Ser Clarinthe escuchaba a su amiga con los ojos brillantes de orgullo.

El rostro de Lady Harriet no cambió mientras Bessa mostraba ser consciente de la generosidad de la señora de la Tierra de los Ríos. Sin embargo su ceño se frunció cuando, tras darle permiso para continuar, ella habló sobre la ruptura del acuerdo. Fue evidente que algo de lo que ella decía no le había gustado demasiado, pero aún así le permitió seguir hablando.

Para cuando Bessa terminó, la mujer la escrutó durante un instante antes de hablar.

—En primer lugar —dijo con seriedad—. Los acuerdos se cumplen. No me importa todo lo que suceda alrededor. Si una de mis familias vasallas firma un acuerdo, lo cumple. Sin excepción. El acuerdo de matrimonio estaba claro, negociado y firmado. Tu madre, con sus muchos defectos, lo sabía, y por eso llegó aquí anunciando que habría boda —afirmó antes de echarse hacia adelante en el asiento—. El único motivo por el que ahora no estás casándote con Lord Urthen es que no voy a permitir que en la Tierra de los Ríos haya un matrimonio entre dos hermanos. Eso sería un pecado ante los Siete. Un crimen.

Lady Harriet volvió a guardar silencio durante unos segundos.

—Ten eso claro. No aceptaré como vasalla a una persona que no cumpla su palabra, o que no respalde la mía, como tú pretendías no respaldar la de tu familia —afirmó con severidad—. Aunque ahora lo tendrás más fácil. Antes tu madre decidía por ti. Ahora tú serás la señora de Fuerte Floresta, y decidirás por todos.

»En segundo lugar —prosiguió—. No debes a los Haffer ningún tipo de disculpa. Ya van a tener su compensación. No voy a vaciar mis arcas para que iniciéis una relación donde tú les debas algo. Pero del mismo modo, ellos tampoco te deben nada a ti. El asesino ha pagado por su crimen, tú misma lo has ejecutado. Sus hijos pueden parecerte detestables, pero no toleraré rencillas entre mis vasallos. —Hizo una pausa—. No les escribas. No los visites. No comercies con ellos. Hay Casas suficientes con las que parlamentar. Pero si tú los juzgas por el crimen de su padre, tendrás que aceptar que te juzguen a ti por las faltas de tu madre.

A pesar de que aquello parecía una continua reprimenda, Bessa pudo ver en el fondo cierto tono didáctico. No la estaba castigando, así que en cierto modo daba la impresión de que estaba dejando claras cosas que consideraba que debían estarlo de antes, además de lo que esperaba de ella.

»En tercer lugar —añadió—. Tu madre no sólo se ha llevado vuestro dinero, joyas y vestidos, sino también a vuestra maestra de armas. Ser Clarinthe se quedará en Fuerte Floresta el tiempo necesario para entrenar a alguien para ese puesto. Además, tu juramento no será pronunciado ahora, sino en público cuando acabemos esta audiencia, así como el juramento de los vasallos de los Hawick a ti posteriormente.

»Y por último —La mujer hizo un gesto con la cabeza. Aquello fue suficiente para que todos los guardias comenzasen a salir en orden, quedando en la sala únicamente Ser Clarinthe, el maestre Debian, Lady Harriet y la propia Bessa—. Habla. Te escucho.

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30/08/2020, 20:02
Bessa Hawick

Bessa escuchó con la cabeza gacha, asintiendo a lo que iba diciendo sin ser capaz de mirarla directamente, ya que mucho de lo que decía le hacía sentir una profunda vergüenza. Esperó a que terminara antes de volver a tomar la palabra; no se atrevía a interrumpirla.

Os ruego me disculpéis, Lady Harriet ―dijo con tristeza―. No ha sido un día sencillo para mí y quizás no pienso con claridad. Sé que los hijos no son culpables del crimen de su padre, solo necesito tiempo para sanar la herida que aun sangra en mi corazón, es demasiado reciente para mí y aunque estoy triste, os agradezco que hayáis sido justa porque en vuestro lugar, me temo que yo no habría podido serlo en este momento. Espero seguir aprendiendo de vos.

»Otra cosa que me gustaría añadir es que quizás comparto sangre con Lord Urthen, mi madre no lo deja del todo claro en la carta —la apretó con fuerza—, pero parece que muy a mi pesar podría ser cierto. Aun así, mi padre siempre será Lord Esthal. Él me crió, me amó, me enseñó y me protegió de todo mal, siempre estuvo ahí. Quizás fallo en algunas cosas y en otras lo hizo indudablemente bien, pero lo que tengo claro es que siempre estuvo presente, por lo que tengo claro, que a pesar de que pueda haber dudas razonables sobre si poseo su sangre; él ha sido mi padre y se ha ganado el derecho a ser llamado así, por eso os pediría que siempre fuera tratado como tal, pues creo fervientemente que es lo que merece.

Guardó silencio, intentando retomar de nuevo las fuerzas que requería para hablar con Lady Harriet.

Mi madre ha faltado a su palabra, me dijo que permanecería a mi lado a pesar de todo, que me apoyaría. ―Negó con la cabeza―. Comprendo el dolor que causa que alguien cercano rompa su palabra, es algo que estoy sintiendo intensamente ahora mismo. Por eso os prometo que no faltaré a mi palabra de ahora en adelante y siempre respaldaré la vuestra, pues os convertiréis en la única familia que tendré. Además os habéis ganado mi aprecio y respeto, Lady Harriet ―concluyó haciendo una reverencia hacia ella.

Bessa esperó a que los guardias abandonaran la sala de audiencias antes de volver a dirigirse hacia la Señora de la Tierra de los Ríos.

Os he prometido lealtad —comenzó con voz titilante—, por eso quería haceros conocedora de algunas cosas que he descubierto recientemente y que quizás no he sido capaz de gestionar como debería ―le explicó, sin apartar la mirada―. Sé que es debido a que concierte a dos personas que me han importado y no he dispuesto del tiempo necesario para recapacitar sobre que es lo correcto.

»La primera es sobre lady Thaena Blanetree. Os ruego que seáis justa con ella, pues la afrenta que cometió al mentirme se la he perdonado. También le dije que no hablaría de ello, pero mi lealtad es con vos, y hoy ha sido un día demasiado confuso para . ―A medida que hablaba Bessa sentía el dolor por informar de aquello, ya que ella le deseaba lo mejor a su amiga―. Ella tenía miedo de dar a conocer quien era, pues lady Thaena murió hace tiempo y la que vino aquí como doncella es una mujer conocida como Lisette, una joven que la acompañaba; ella tenía miedo de quedar sola y sin nada después de aquel ataque.

Suspiró dolida.

Ella cumplió con el deber que había sido asignado a lady Thaena, y la he perdonado, porque hoy mismo he sentido un temor similar, y si no fuera por vosotros, ahora me sentiría sola, al igual que ella. ―Cerró los ojos―. Ahora quiere informar de la muerte de lady Thaena, fingiendo que ella se habría desposado con lord Valder para luego morir, y luego que este se volviera a casa con Lisette.

»Os puedo jurar que mis palabras no son dichas con rencor hacia los Haffer, y que incluso me siento mal por el destino que ha sufrido esa joven, a la que a pesar de todo considero mi amiga. No puedo ser imparcial, así que me gustaría que me ayudarais con esto. Los Blanetree serán mis vasallos y debo ser tan bondadosa con ellos como vos lo habéis sido conmigo. Deseo seguir vuestro ejemplo.

Seguidamente, movió los ojos nerviosa, los posó un momento sobre Ser Clarinthe y luego volvió a mirar a su madre.

El otro tema también concierne a los Blanetree. Leí unos documentos que afectaban directamente a alguien al que durante mucho tiempo consideré mi amigo. Ser Guileon ―lo nombró―. No puedo estar segura de su veracidad, pero vuestro maestre supongo que sí podría. Estos explican que los Vance no son los verdaderos herederos de la Casa; sus tierras, títulos y legado pertenecerían a una rama de los Blanetree. Al menos eso es lo que entiendo yo.

»Se lo comenté a mi madre, pero creo que quería aprovecharse de ello. Diría que no lo ha hecho, no puedo estar segura ―dijo, dolida pues tampoco creía que Guileon hubiera sido el amigo que ella creía―. Espero que vos, Lady Harriet hagáis lo que creáis justo con esta información y no discutiré nada de lo que digáis a este respecto, no podría hacerlo —concluyó, pasándose una mano por debajo de sus ojos. 

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30/08/2020, 20:25
Lady Harriet Tully

La mirada de Lady Harriet siguió sobre Bessa mientras esta se disculpaba. El discurso de la joven fue extenso, pero la señora de Aguasdulces no dejó escapar ni una palabra. Bessa se podía sentir evaluada, o juzgada, incluso. Una vez que los soldados salieron y ella empezó a hablar, Lady Harriet se sentó un poco más adelante, esperando escuchar aquello tan relevante que Bessa iba a compartir.

Para cuando la muchacha terminó de hablar Lady Harriet se echó hacia atrás de nuevo en el asiento, pensativa.

—No me cabe duda de que tu madre querría usar esa información en su beneficio —aseguró, antes de hacer una pausa y dedicar una mirada a Debian.

Esa fue la primera ocasión en que la situación pareció relajarse un poco. El maestre se acercó a Lady Harriet e intercambiaron algunas palabras en voz baja. Mientras tanto Ser Clarinthe, sin moverse del sitio, le dedicó un gesto a Bessa para indicar que lo estaba haciendo correctamente, que todo estaba yendo bien. Quizá mejor de lo esperado, incluso. Pronto Lady Harriet volvió a hablar.

—Guardarás silencio sobre esos documentos y si están en tu poder se los entregarás a Debian —anunció—. En caso de ser verdaderos, lo solucionaremos con los Vance y con los Blanetree en privado. Encontraremos una solución que no nos lleve a la guerra.

Después de eso volvió a alzar un poco la barbilla.

—En cuanto a tu amiga, no me estás pidiendo que sea justa, me estás pidiendo que sea permisiva —señaló—. Es una plebeya que se ha hecho pasar durante años por una noble —afirmó con dureza—. Fuera cual fuera su circunstancia, se aprovechó de ti y de vuestra familia. De vuestra confianza. No puedo permitir algo así.

A pesar de la dureza de sus palabras, era evidente que Lady Harriet no había terminado de hablar.

—Sin embargo, es cierto que a día de hoy es una noble de pleno derecho por matrimonio. Mientras su marido no se haya casado sumergido en el engaño, sólo tendrán que pagar por los años que ella ha cometido su crimen. —Por la forma que tenía su madre de hablar, Ser Clarinthe dibujó el atisbo de una sonrisa. Quizá anticipaba lo que estaba por venir—. Supongo que un buen pago por parte de los Haffer podría ser suficiente penitencia. Un pago igual a la compensación que esperan tomar de tu Casa, por ejemplo —explicó, sin hacer mayor hincapié o dar más relevancia a la argucia que eso suponía.

Entonces se puso en pie. Su postura seguía siendo igual de firme, pero tanto Debian como Ser Clarinthe relajaron un poco su postura.

—Por mi parte esta reunión ha finalizado. Ahora haremos público tu nombramiento, y luego tu compromiso con mi hijo. Pero antes de eso, ten una cosa clara.

»Por supuesto que Lord Esthal es tu padre, lady Bessa. Así ha sido siempre, y así será. Manchar su memoria sólo por hacerte ver como una bastarda es un sinsentido, más cuando no tienes hermanos que puedan reclamar ninguna heredad. Lord Esthal es tu padre —repitió—. Nadie podrá decir otra cosa, pues cualquier otro rumor sin pruebas sólo será una calumnia, y desde hoy estarán calumniando a un miembro de mi familia. Tu madre hizo muchas cosas buenas en los ratos en que no se dejaba guiar por la lascivia. Por ellas será recordada, si es lo que deseas. Quema esa carta y nadie sabrá de sus crímenes por nuestra parte, pues todos ellos han sido pagados con su marcha. Lo importante es quién gobierna ahora Fuerte Floresta, no lo que sucedió aquí en el pasado.