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[DM08/20] La Telaraña

⋩ Capítulo 5: Festejos II (Guileon + Bessa) ⋨

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20/08/2020, 23:20
Narración

4º día del Herrero. Mes del Doncel. Año 242 D.D.

Quinta hora de la tarde.

Lugar: Rincón secreto del jardín.

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21/08/2020, 00:24
Guileon Vance

Guileon, fiel a su palabra, acudió al refugio secreto donde antaño había sido tan feliz, refugio que de un tiempo a esta parte sólo servía para ahogar sus penas y consolarse en la nostalgia. Su rostro había cambiado, mucho había sucedido desde el albor de la jornada, y aunque la mayor parte de las noticias deberían haberle proporcionado alegría, lo cierto es que el joven caballero era un manojo de nervios y desesperación, algo que su expresión atribulada dejaba en evidencia.

Lo primero era disculparse con Bessa. Se había metido en un lío inverosímil aquella mañana, y lo cierto es que sólo se sentía culpable ante sus ojos. Pero lo que seguía le causaba mucho miedo y desconcierto. Por primera vez desde que los preparativos de la boda habían comenzado, Guileon por fin comenzaba a perder la esperanza, a pensar que lo de la noche siguiente... era inevitable, y absoluto.

No esperaba verla entonces, pero como solía suceder, los pasos de ambos jóvenes se encontraron sin buscarse, con la certeza íntima de algo más, algo que les unía. Nunca había podido resistir el deseo de llamarla a su lado, pero al verla aquella tarde, tan real, hermosa y regia y sin embargo inalcanzable, ni siquiera se planteó la resistencia.

—Lady Bessa —susurró el muchacho incorporándose torpemente debido a su premura, dispuesto a abrazarla si la chica accedía.

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21/08/2020, 12:38
Bessa Hawick

Bessa se volvió a asegurar de que aquel rincón en el que le esperaba Guileon fuera seguro, había sido así muchas veces, le gustaba ver a través de las tupidas enredaderas, asegurándose de que era imposible ver algo más, pese a tener ya la certeza. A medida que se aproximaba, la evidencia de que era difícil ver algo se hacía más clara, por eso enseguida que vio a Guileon se quedó quieta, pensando sobre aquello que quería decirle, sabiendo que él también podría verla pues estaba ahí, a su lado.

La joven portaba un vestido de color verde oscuro, de tela fina y manga larga, era una prenda sencilla sin ningún motivo más allá de una cenefa que adornaba el final de su falda. Su pelo lucía suelto, al igual que ayer cuando se encontraron, cayendo libre por debajo de sus hombros.

Cuando la nombró, miró hacia él. Estaba seria y su sola presencia le advirtió de que no deseaba que le abrazara.

Ser Guileon ―respondió a su saludo, dando unos pasos hacia él―. Esta mañana estuve paseando con lord Mawney y Ser Clarinthe, estuvimos hablando de muchas cosas, incluso de vos. Aunque parece que no fuimos los únicos, hasta una pequeña noble también lo hizo, una bastante atrevida y sincera. Hecho que he de agradecer.

Sus ojos se movieron buscando los suyos y suspiró.

Pensaba que podíamos contarnos cualquier cosa, confiar el uno en el otro, y me duele mucho pensar que esto quizás no sea así, que solo fuera una triste ilusión de una niña ―dijo, seria―. ¿Creéis que me equivoco? Decidme que lo hago. ―Guardó silencio, estrechando sus ojos―. Demostrádmelo.

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21/08/2020, 12:48
Guileon Vance

Guileon abrio y cerro la boca, desconcertado. Conocía los gestos de lady Bessa a la perfección, y entendía que en aquellos momentos la dama preferia mantener las distancias. Sin embargo, no entendía lo de la niña... sólo había tenido contacto con una cría, aquella mocosa impertinente. ¿Sería ella a quien se refería?

—Mi Lady —dijo inclinándose al comprobar que un saludo más cercano estaba fuera de discusión— No sé de que habláis, pero os puedo asegurar que ni mi corazón ni mis intenciones esconden secretos para vos. Contestaré todo lo que sea menester para tranquilizaros.

Arrugó la frente un tanto al volver al tema de la niña.

—Sólo he tenido contacto con una niña en lo que va de la jornada. Una cría impertinente, hija de los Mallister —añadió, antes de comenzar a relatar las circunstancias de aquella desavenencia.

—Ha sido culpa de la barda insolente —se excusó encogiéndose de hombros— Me encontraba del otro lado de la carpa cuando escuche las risas... y la nueva tonada —arrugó el entrecejo, antes de añadir— Así que cuando interrumpí la alegre reunión, y la barda ofreció que acompañara en el estribillo, incliné mi copa de vino sobre su cabeza —sonrió como un chiquillo al que le descubren una travesura— Después le estampé una botella en el rostro a uno de los idiotas que se estaba riendo. Entonces llegaron los guardias y se llevaron a la barda siguiendo mis órdenes. Y la niña estaba ahí. Me miró con insolencia y comenzó a silbar la infame tonada. A punto estuve de tirarle de las orejas, pero os juro, mi Lady, que me conformé con sacarle la lengua en un par de oportunidades. No soy tan cobarde como para golpear a una niña, ni tan tonto como para agredir a una noble —añadió con semblante serio— ¿Es ella a quién os referías?

Suspiró con resignación. Sabía que había actuado mal, que había sido impulsivo.

—¡La barda insultaba principalmente mi honor, pero también el vuestro, mi Lady! ¿Qué se suponía que hiciera? —preguntó bajando la mirada, algo avergonzado— Pero os pido disculpas, lady Bessa. Sé que mi comportamiento no ha sido propio de un Lord, ni de un Ser, ni siquiera... de un simple invitado a vuestra boda.

Tenía muchas cosas que contarle, pero aguardó a escuchar su opinión sobre aquel incidente.

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21/08/2020, 18:24
Bessa Hawick

Cuando Guileon empezó a relatar aquellos hechos, la joven Hawick alzó una ceja extrañada, y a medida que fue contando su historia empezó a hacerse una idea de por donde estaba yendo. Su ceño se movió ligeramente en algunos puntos, pero se mantuvo calmada y no hizo ningún comentario hasta que le preguntó directamente. Ahí, no pudo evitar que se formara una pequeña sonrisa, por la confusión que había surgido, fruto de sus propias palabras.

Negó moviendo la cabeza.

La conozco, hablé con ella cuando estaba guardando mi arco. Fue sincera, y me felicitó por mi victoria en la competición de arquería, algo que estaba segura de que me merecía ―le explicó, más calmada―. También me contó la misma historia que vos, con algunas pequeñas diferencias, pero no me refería a ella. Me refería a mí.

»Puedo entender vuestro enfado, a mí tampoco me gusta esa cancioncilla. Ya le comenté a vuestra madre lo que pensaba de ella, pero hay formas de actuar muy diversas y precisamente la que habéis usado, no resulta de mi agrado. De todas formas, por eso puedo disculparos ―dijo, mirando sus oscuros ojos―. Ese hecho no es el motivo de mi enfado, al menos no demasiado. Sí me da algo de vergüenza que no hayáis mantenido las formas, pero nada más.

Respiró profundamente, sin apartar la mirada de él ni por un instante.

Lo que me molesta, es lo que contasteis a Ser Clarinthe y las propuestas que dice que hicisteis. Porque cuando os pregunté, omitisteis todos esos detalles. ―Frunció el ceño―. ¿Qué pasó exactamente?

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21/08/2020, 18:46
Guileon Vance

Guileon suspiró aliviado al comprobar que la chica no se tomaba su comportamiento como una afrenta inexcusable, y aunque aceptó la reprimenda, añadió con voz queda.

—La tonada del bardo ha cambiado. Han añadido unas estrofas más... insolentes. Ya me conoces, Bessa —se disculpó el muchacho nuevamente, bajando la cabeza— No soporto el atrevimiento de la chusma. Por suerte para la barda han atacado solamente mi honor, y no el vuestro, salvo por indirectas, de lo contrario...

Un brillo salvaje refulgió en sus ojos de obsidiana. Sin embargo lady Bessa continuó hablando y el desconcierto del muchacho fue en aumento.

—Ser Clarinthe es terca como una mula, ágil como un gatosombra y fuerte como un jabalí. A fe mía que es difícil dialogar con una mujer así. Pero yo no le he hecho ninguna propuesta, aunque sí cometí una indiscreción. Le he admitido, tras el combate cuerpo a cuerpo, que te amaba. 

Había comenzado a tutear a lady Bessa sin pedir permiso, como en los viejos tiempos. Y es que le resultaba insoportable contarle lo que seguiría con un trato tan formal, tan frío. Permaneció en silencio unos instantes, temeroso de la reacción de la muchacha por su indiscreción.

—Ella contestó que confesar mi amor por otra mujer era una extraña manera de cortejarla. Supongo que tenía razón, pero no sé quién le metió en la cabeza que estaba interesado en ella —dijo el chico encogiéndose de hombros— El resto del tiempo se la pasó burlándose de mi amor, por lo que la reté a duelo en varias oportunidades. No os conté nada de eso porque no me pareció relevante, creí que tan sólo se mofaba de mi y... tenía miedo de que os enojaras por mi indiscreción. A mi sólo me interesa una mujer, Bessa. Siempre ha sido así, y siempre lo será —se acercó para entrelazar los dedos de sus manos— Ya lo sabes.

Agachó la cabeza intentando contener las emociones, evitando la mirada de la muchacha. Estaba triste, desesperado. Juntó una hojita que volaba indolentemente sobre el borde del camino, y comenzó a pasearla por la palma de su mano, la acariciaba, como si en vez de ser una hoja se tratase de lady Bessa, de su piel, de sus piernas y de sus espalda, de su cuello y de su cintura, allí donde sus manos parecían encajar a la perfección, empuñándola mejor que si se tratase de una espada. Sin embargo todo era verde y estaba mal, ella era blanca, y pronto de la hoja no quedó más que un esqueleto del tallo. Entonces levantó la mirada y continuó, tragando saliva.

—Mi madre me ha contado que Lady Harriet Tully ve con buenos ojos mi unión con Ser Clarinthe. La madre de la caballera ha pagado incluso mi rescate a Lady Morna. Esto pone a mi casa en una posición delicada. No se le da una negativa a los Tully de Aguasdulces sin severas consecuencias, más aún considerando la precaria situación de los Vance.

Se revolvió el cabello como solía hacer cuando algo le preocupaba. Una tímida sonrisa asomó en sus labios.

—Decidme, Bessa... ¿cómo hemos llegado hasta aquí? —negó con la cabeza unos instantes antes de añadir bruscamente— ¡Escapémonos! No necesitamos a ninguno de estos idiotas. Vos sabéis manejar el arco como nadie, viviríamos de lo que la naturaleza nos proporcione, y yo podría trabajar protegiendo a posaderos, como un caballero errante. O como un trovador. Sabéis que se me da bien la mandolina, y nadie sostiene una copa de vino sobre su cabeza como yo —añadió con una sonrisa esperanzada.

Guileon era así, a veces mostraba mayor orgullo en cosas insignificantes que en su título de caballero. Pese a todo lo que amaba a lady Bessa, permaneció a su lado, hundiéndose en sus ojos, aquel misterio insondable que no cesaba de cautivarle.

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22/08/2020, 01:04
Bessa Hawick

Bessa asintió conforme con lo que decía, pues había escuchado los rumores, y por todo lo que sabía ya, seguramente aquello era cierto.

Eso dicen ―le confirmó―. A mí me disgusta que os lo hagan pasar mal, de verdad, pero actuar con agresividad puede llegar a parecer una confirmación de la canción que tanto ha gustado. Algunas afrentas es mejor ignorarlas, Ser Guileon. 

Guileon consiguió arrancar una pequeña carcajada al hablar de la caballera. Negó levemente al hacer mención a que no era muy dada al diálogo.

No es difícil hablar con ella, puedo asegurároslo; le gusta hablar bastante y también escuchar ―dijo, dando unos pasos hacia él―. Aunque ella comentó que cometisteis dos indiscreciones; una es la que decís, que tuvo a bien en compartir con vuestro amigo lord Mawney y conmigo. La otra no sería digna de vos, ¿os suena alguna cosa más que pudiera disgustar a alguien que va a casarse?

La joven no añadió nada más, ni vario su tono o realizó gesto alguno que pudiera mostrar mayor enfado. Simplemente se mantuvo en silencio, dispuesta a escuchar el resto de lo que tuviera que decir. Permaneció seria, la mayor parte de su exposición, hasta que volvió a confesarle su amor. Fue ahí cuando una pequeña sonrisa apareció en su rostro, siendo esta un gesto mucho más triste que alegre. Dejó que tomara su mano sin ningún reparo.

Puedo llegar a disculpar algunas indiscreciones, Guileon. Siempre que sean de buena fe ―dijo, volviendo a tutearle, igual que lo hacía él, e igual que lo había hecho ella la pasada tarde―. Lo que no me gusta es que te pregunte, y no me respondas todo lo que cabría esperar, o peor aun, que llegaras a mentirme. Eso último no podría perdonarlo.

Los ojos de Bessa bajaron hacia la mano de este, observando como jugaba con la hojita. Era difícil saber que pasaba por su cabeza, pero la joven podía entender su tristeza, eso sí que sabía bien lo que era. Respiró profundamente y esperó a que él estuviera más atento y dispuesto a continuar, pues quería darle ese espacio para la reflexión.

Al empezar a hablar, la joven lo miró a los ojos, interesada en aquello que había dicho y que ahora entendía mucho mejor. Torció el gesto, pero decidió no decir nada al respecto. No fue hasta que Guileon propuso que deberían escaparse, que su expresión se mostró mucho más sorprendida e incluso lo miró con incredulidad.

¿Estás proponiendo que nos marchemos ahora? ―preguntó, sin apenas creer lo que acababa de escuchar―. Quieres que vivamos por el campo, que salga a cazar mientras tú te dedicas a entretener a la gente y a saber qué más, ¿no te parece una locura? ―Una sonrisa incrédula escapó de sus labios―. Guileon, dices que me amas, pero ni siquiera parece que me conozcas.

»No deseo eso, Guileon ―dijo, volviendo a tomar su mano―. Me hubiera gustado que las cosas fueran de otra forma, pero no ha sido posible. Mañana me casaré, tengo que hacerlo, es mi deber. ―Suspiró―. Y parece que tú tendrás que unirte con Ser Clarinthe. Es una buena mujer, fuerte y sincera, además según sus propias palabras te considera divertido. ―Buscó sus ojos, intentando saber que decían―. Ella ha tenido más suerte que yo, lord Urthen no es ni la mitad de entretenido que tú. Estoy segura que no os aburriréis.

Se quedó en silencio, evitando mirar hacia él.

Sí, será lo mejor, que todo siga así como esta ―murmuró, terminando con un sonoro suspiro. 

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22/08/2020, 01:26
Guileon Vance

Guileon, estrechando sus ojos, intentó recordar la conversación que había mantenido con Ser Clarinthe en las gradas. 

—No le hecho propuesta alguna —aseguró el caballero— Lo único que creo haber omitido, ahora que insistís, es que le pregunté sobre la causa de su inquina hacia lord Urthen —miró a Bessa a los ojos para que supiera que no mentía— Pero no me lo dijo. ¿Qué es lo que te ha contado que te causa tanta angustia? Recuerda que es la misma mujer que, según vuestras palabras, ha defenestrado el honor de vuestro prometido sin aparente razón.

Al parecer lady Bessa había acusado mucho mejor que él la idea de su matrimonio con Ser Clarinthe. Esto le dolió un tanto a Guileon, quien compuso una mueca extraña. Estaba claro que la chica había decidido seguir el camino que había trazado su madre, incluso con alguien tan inconveniente como el heredero de los Haffer, sin plantearse el mirar atrás.

—Ser Clarinthe es un incordio —aseguró el muchacho con una leve sonrisa, negando con la cabeza— Las besadas por el fuego están locas, por más que los maestres aseguren que traen buena suerte.

—Veo que vos también habéis hechos buenas migas con la Ser. Sin embargo, hay algo más que me gustaría compartir con vos. Creo... —empezó titubeante— No estoy seguro... pero sospecho que la causa de la inquina de la caballera hacia lord Urthen no tiene origen, como pensé en un principio, en un amor despechado hacia el muchacho. Esto lo confirmé hablando con vuestro prometido durante la cacería. Pero... si no es eso... piensa, Bessa. ¿Se ha mostrado encantadora con vos? ¿Sería acaso posible que ella... os desee, tanto como lo hago yo? —preguntó llevándose una mano al pecho.

Cuando la muchacha rechazó su propuesta, Guileon no se mostró sorprendido. Aquel era un acto desesperado y estaba claro que lady Bessa conservaba calma y compostura. El joven caballero ofreció una media sonrisa, mas amarga que divertida.

—Aún somos una mujer y un hombre libres. Los Siete nos han dejado una noche más, es todo lo que nos queda. Nos debemos una verdadera despedida, Bessa. Nuestros padres son egoístas, pero la pasión siempre lo será más.

Mientras decía esto Guileon abarcó con la firmeza sus grandes manos la cadera estrecha de la chica, bajando su mirada para encontrarse con aquellos ojos que tanto añoraba.

Notas de juego

Edito una parte que no cuadra del todo con la personalidad de Guileon ni con la ambientación de la partida :)

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22/08/2020, 21:21
Bessa Hawick

La joven torció el gesto, alzó una ceja y se quedó mirando al heredero de los Vance. Se tomó su tiempo antes de responderle, pues tenía dudas sobre lo que realmente había ocurrido.

Solo intentaba provocarle, no buscaba nada más que eso en la arena, y así me lo hizo saber ―respondió, sin darle mayor importancia―. Era una estrategia que desconocía, pero Ser Clarinthe se tomó la molestia de explicármelo por encima. ―Tomó aire, reflexionando sobre la pregunta que le había hecho―. Comentó algo sobre que intentaste conspirar junto a ella, no puedo saber si es cierto, o no. Eso es lo que me causa ese pesar, tener esa duda.

Luego escuchó lo que tenía que decir en referencia a la caballera, sonrió a la vez que negaba moviendo su rostro.

No pienso que sea así, se puede aprender mucho de ella ―le contradijo―. Y tenéis razón, ha resultado ser más agradable de lo que esperaba. ―Volvió a sacudir la cabeza negativamente―. Y no, no es eso, Ser Clarinthe tiene muy claro lo que quiere. Así que tuvo a bien en contarme el por qué no le agradaba mi prometido, y puedo entenderla, es algo personal entre ellos en lo que nada tengo que ver.

Se quedó mirándole, pues le pareció entender más en aquellas preguntas que él mismo hacía que en cualquiera que pudiera hacer ella. Se acarició su propio pelo recogiéndolo tras su oreja y dio unos pasos a su alrededor buscando cambiar la postura. Correspondió la sonrisa de Guileon de la misma forma, casi diciendo con ella lo mismo que hacía él.

No es así… ―respondió, antes de que este la tomara por la cintura y, una vez lo hizo, apoyó las manos en su pecho, manteniendo cierta distancia, pero sin desviar la mirada de la suya―. No, deberías decirme la verdad. Convencerme de que no fue eso lo que ocurrió, quiero saber si realmente eres la persona con la que me he criado desde que casi alcanzo a recordar y que nunca querrías hacerme daño. Hazlo, porque ahora mismo tengo dudas y nunca las había tenido sobre ti.

»Además, me han dicho algo más que me preocupa… ―añadió al final con un tono de voz mucho más bajo―. ¿Tu familia tiene algo en contra de Thaena? ―Movió los ojos preocupada―. Ella también es mi amiga, Guileon. Y ella tiene la felicidad tan cerca, pues parece que se está enamorando, y a diferencia de nosotros no va a tener ninguna preocupación más que acompañarme cuando tenga que partir…

Los ojos de Bessa brillaron enrojecidos con las últimas luces del ocaso. 

Eres mucho más que mi mejor amigo, no quiero perder lo único que puede quedarme de ti cuando nos separemos —concluyó, bajando su rostro.

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22/08/2020, 22:35
Guileon Vance

Guileon chasqueó la lengua ante la débil excusa que la Tully había esgrimido con lady Bessa.

—Es una excusa ridícula. Lord Urthen puede esgrimir una espada, tal vez —aceptó con cierta saña— Pero no es ni de cerca un combatiente digno de Ser Clarinthe. Ya lo comprobasteis durante el torneo, la mujer fue capaz de someterlo incluso con un brazo malo. Si lo que pretendía la Tully era idear una estrategia ganadora, hubiera provocado a otros guerreros más formidables... como la mujer del látigo, el hombre del pecho descubierto, incluso mi antiguo maestro de armas, Umber. O, por supuesto, a mí mismo —añadió con una sonrisa de suficiencia en el rostro.

Miró detenidamente a los ojos de Bessa, antes de proseguir.

—Yo no he intentado conspirar con nadie, simplemente le puntualicé que al parecer ambos sentíamos antipatía por el mayor de los Haffer. Ya os lo confesé durante nuestra última reunión, mi Lady. Abrigué furia y me regocije durante unos instantes cuando lord Urthen parecía perdido en el combate, pero, pese a todo, he superado dichos impulsos. Sería idiota de mi parte mover un dedo en su contra, no sólo por el amor que os profeso y por tanto el respeto que me merecen vuestras decisiones por... ridículas que se me antojen, teniendo mejores alternativas —se le escapó aquello último entre dientes— Sino porque el destino de vuestro prometido y el mío están ligados. Si algo le pasa a lord Urthen, ¿a quién creéis que culparán? —preguntó, señalándose el pecho— Ya os he dicho desde el inicio que creo que Urthen corre peligro, tal fue el salvajismo del combate cuerpo a cuerpo, y ahora creo que los bardos y sus tonadillas no son más que una manera de incriminarme en algo que escapa de mi control.

Guileon se retorció las manos, incapaz al parecer de convencer a la muchacha. No podía dar crédito a que una simple tarde de conversación junto a Ser Clarinthe pudiera haberla justificado frente a las afrentas que había acometido contra su prometido, y, ahora, contra su propia persona. Sin embargo Bessa continuó hablando, y los ojos del muchacho volvieron a abrirse pero esta vez con una expresión de incredulidad.

—¿Contra lady Thaena? —bufó en una mezcla de risa y resoplido— ¿Por qué nadie tendría algo en contra de vuestra doncella? No estoy al tanto de nada de eso, y dudo mucho que sea verdad. Si yo mismo me he reunido con ella un día atrás, en la vieja torre del maestre... Podéis preguntadle, compartimos vino, e incluso... —bajó la voz hasta que ésta se convirtió en un susurro— la he nombrado caballera. Así que en vuestra intimidad, deberíais usar su nuevo título, Ser Thaena Blanetree.

Todavía recordaba como se había reído la chica tras el ridículo nombramiento.

—¿Por ventura proviene esto también de vuestra nueva amiga? Decís que he salido ganando con el emparejamiento, pero veo que a Ser Clarinthe le importa más injuriarme a mi y a mi familia que cualquier otra cosa. Pero no os preocupéis. Intentaré averiguar si hay algo de cierto en sus palabras. Sé que mi madre quiere verme más adelante.

Se desentendió un tanto de la chica, y comenzó a patear distraídamente piedritas del camino.

—Ahora que sé que lord Urthen es un buen hombre, nada temo por vos. Y sin embargo, mi dolor, mi desarraigo continúa cada vez que os veo, cada vez que percibo vuestro perfume en el castillo. Lo siento, lady Bessa —añadió, tomando nuevamente las manos entre las suyas— Pero no puedo ser vuestro amigo. Me temo que no sería un amigo honrado, sino uno con dobles intenciones. Pero siempre estaré allí cuando lo necesites. Caería ahora mismo sobre mi espada si así lo dispusierais. Puedo hacer el juramento, si eso contribuye a despejar vuestros reparos.

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23/08/2020, 03:04
Bessa Hawick

La joven novia frunció levemente el ceño, pues ella no creía que fuera ridícula.

Ambos me han dicho que no hubo ninguna intención de espiar a Ser Clarinthe, ¿por qué iba a creer lo contrario? ―le preguntó―. No le veo sentido a otra cosa.

Después de que Guileon le explicara mejor todo aquello, no sintió las mismas dudas que había tenido en un principio, pues habían sido demasiados comentarios y quizás sacados de contexto. Aceptó aquello con un asentimiento, mucho más tranquila que al principio, pues sí creía en lo que había dicho el heredero de los Vance.

¿Pero quién haría eso? ¿Quién desea que esta boda no tenga lugar? ―preguntó―. Y además incriminándote a ti. No lo entiendo, pues sé que como has dicho, respetas mis decisiones. Aunque este matrimonio no haya sido idea mía, lo he aceptado, y no es algo ridículo, es lo que debo hacer ―le aclaró.

Al comentarle lo que había sucedido la pasada noche, en un primer instante, lo miró con incredulidad para terminar riendo por lo bajo. Le hubiera encantado compartir ese momento con ambos, estar los tres juntos era algo que añoraría.

Es lo que dijo esa maestre de los Haffers, aunque también parece que le gusta inventarse cosas ―respondió, estudiando a Guileon―. Solo quería preguntarte, y he salido ganando, esa historia que me has contado me ha parecido divertida. Deberíais haberme invitado al nombramiento ―dijo, intentando rebajar la tensión.

Pues si supieras lo que piensa de lord Urthen... deberías sentirte afortunado ―añadió―. Y no es que hayas salido ganando tú, podría ser que fuera ella la ganadora, pero tampoco estoy segura de ello. Me parece que aquí no ha ganado nadie. ―Hizo una pausa, en la que sonrió por la disposición del joven a ayudarla con aquello―. Te lo agradezco, Guileon.

Al separarse de ella, lo miró con tristeza, pues aquello tampoco le agradaba. Soltó un bufido cuando mencionó que lord Urthen era buena persona, como si no le interesara ese detalle. No tuvo mucho tiempo de decir nada, pues tomó sus manos y le dijo aquello que no quería oír, Bessa desvió la vista, enfadada e intentando evitar que él pudiera ver como una pequeña lágrima se desprendía por su mejilla.

No quiero que te tires sobre una espada, y sé que estarías ahí si te necesitase, no lo dudo ―dijo, mientras luchaba por contener sus lágrimas―. Sabes, a mí me hubiera gustado lo mismo que a ti, ya me había hecho a la idea de que no iba a poder tenerlo, pero nunca pensé que tampoco podría tener al amigo con el que crecí. ―Alzó su rostro para mirarlo con ojos irritados―. Eres un idiota ―terminó diciendo al mismo tiempo que apretaba los puños con fuerza, sin saber ninguna otra forma con la que expresar su frustración.

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23/08/2020, 20:26
Guileon Vance

Guileon se encogió de hombros al escuchar las interrogantes para las cuales no tenía respuesta.

—No lo sé, lady Bessa. No sé quién está detrás de ello ni cuál puede ser el interés en detener esta boda. Pero no creo estar solo en mis sospechas; no sé si lo habéis notado, pero vuestra madre ha reforzado el número de guardias que vigilan el evento en todo momento. Incluso Lord Haffer ha decidido que sus hijos no puedan pasearse por los confines del castillo sin escolta. Y no creo que nadie tenga alguna afrenta personal contra mí, sino que, simplemente, imagino que soy el mejor sospechoso de la caterva de invitados.

Sin embargo la paranoia que había experimentado el muchacho en los últimos días había recedido un tanto ante el dolor por la proximidad de la boda. Sonrió al comprobar la propia sonrisa de lady Bessa tras la anécdota del nombramiento de lady Thaena.

—Os estaba buscando a vos... como siempre hago —admitió el chico con voz queda, para luego animarse un tanto más— Paseaba por los jardines cuando me tropecé con Thaena. Entonces decidimos robarnos unos vinos de las cocinas y nos escondimos en la torre. Se ganó su nombramiento en buena fe —explicó con cierta solemnidad, como si aquello fuera cierto— Jugamos a tirarle guijarros a los invitados de la boda desde lo alto de la torre, y ella acertó primero... no sabéis la conmoción que causó al darle a una vieja vestida de verde —añadió riendo—  La verdad es que fue divertido, pero de haber estado vos presente, con vuestra excelsa puntería, no hay sombra de duda sobre quién se habría alzado con el título de Ser.

Quería escuchar la risa de Bessa, ligera como una mariposa, y así poder cerrar los ojos y recordar tiempos más felices. Sus últimos encuentros se habían vuelto tan sombríos que al joven caballero se le antojaba una injusticia terminar así. Y, sin embargo, la conversación derivó nuevamente en lo que vendría, aquello en lo que Guileon no quería pensar, no en presencia de ella. Al notar como la chica se apartaba un tanto, ocultando su pesar, el muchacho sintió como si una mano cruel apretara su corazón, el interior de su pecho.

—Mi hermosa Bessa, soy un idiota, es verdad, pero si para ser hombre debo renunciar a vuestro amor, como otros han dicho, prefiero continuar siendo un idiota toda mi vida. ¿Crees acaso que puedes afligirme con vuestras palabras? Nada de lo que digas me hará daño, pues os amo, y a todo responderé que tenéis razón. Pero vuestra congoja, vuestro pesar... eso no puedo soportarlo. Eres una chica estupenda, Bessa, la mejor bajo los Siete Reinos y más alla... pero me alejas de vuestro lado. Mañana... ¿Con qué cara seré testigo de la ceremonia en el septo? ¿Cómo podré escuchar vuestras risas durante el banquete? ¿Y cómo... —el muchacho comenzó a temblar violentamente y parecía a punto de desfallecer— ... cómo soportaré el ritual del encamamiento, la idea de que otro hombre te toque, recorra con sus manos indignas tus pies, la curva de tus talones, la suavidad de tus piernas —se dejo caer para abrazarse a ella, a sus piernas— y te bese la cara, los ojos, la punta de tu adorable nariz, el cuello, las orejas, para finalmente...? ¡No! Como amigo tal vez fuera mi deber hacer sentiros agraciada, que lo que hacéis es lo correcto, pero yo no puedo ser tu amigo, Bessa, pues has conquistado mi corazón por completo y ya nada más me importa.

Se quedó así, postrado frente a la chica, abrazado a sus piernas y con los ojos cerrados para no avergonzarse por las lágrimas que amenazaban bajo sus párpados, decidido a no permitirle escapar nunca más.

—No me dejes...

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24/08/2020, 11:18
Bessa Hawick

Mostró una sonrisa nerviosa al heredero de los Vance pues él también había notado aquello, no tenía dudas de que había sido así, pero lo incierto de aquellos pensamientos era que solo conseguían afectarla aun más. Asintió conforme con lo que había dicho Guileon, pues no podía tener certeza de otra cosa. Y aunque esa tensión por el día de mañana pareció desaparecer al ser conocedora de los méritos de Thaena con los que se había ganado el título de Ser. No podía dejar de pensar en lo verdaderamente trascendental en su vida. Por aquella razón, y al escuchar hablar al hombre que tenía frente a ella sobre el sufrimiento que sería mantener una amistad, ella empezaba a sentir que no podría detener sus lágrimas, sabiendo que alguna ya había recorrido sus mejillas sin su permiso.

No quería interrumpir a Guileon, pero sí deseaba decir algo que pudiera animarlo, pues al igual que había dicho él sobre no poder soportar su pesar, ella sentía lo mismo y no quería verlo sufrir. Aun así, no consiguió decir nada pues no hallaba palabra alguna que pudiera servirle.

Después que este se hubiera arrojado a sus pies, no tardó en agacharse para ayudarle a levantarse, pues no quería verlo así.

No hagas eso ―dijo, al acercar su rostro hacia él―. Ven, vamos a sentarnos un momento ―añadió, señalando unas piedras que yacían cercanas al nacimiento de una enredadera.

Bessa esperó a que él accediera antes de ir hasta ahí para hablar más reposados.

Ninguno habéis querido ponérmelo fácil, y sé supone que debería estar contenta… No sabes la de vueltas que le estoy dando y ahora incluso me cuesta saber lo que realmente quiero, Guileon ―le explicó, tomando su mano para guardarla entre las suyas―. Nadie se ha parado a pensar en lo que podría querer yo. Ni siquiera aquellos a los que aprecio. ―Suspiró―. Que si seré feliz en Puño del Río, que deberíamos hacer un viaje así, que debo cansarme con un desconocido al que ni siquiera consigo apreciar por mucho que de alguna forma lo haya intentado, que lo deje todo para ir a vivir a saber donde…

»Y mucho más. Ni siquiera si algún día llegó a tener hijos con lord Urthen podría tenerlos a mi lado, al menos eso han acordado sin ni siquiera preguntarme… lo único que podría gustarme de mi vida y también me los quieren quitar antes si quiera de que lleguen a nacer. Todo rodeado de buenas voluntades, de que podré verlos cuando lo desee... pero no estarán conmigo. ―Hizo una pausa―. Lo único que me quedaba.

Bajó el rostro, para no ver nada más que su mano.

No sabes lo que os odio a todos en este momento. Bueno, no es eso lo que quiero decirte, a ti no, pero no me hagas esto, no intentes hacerme más daño, Guileon ―le dijo, justo antes de suspirar―. Por eso, si de verdad te importo, voy a pedirte algo, y será después de que me haya casado, pues sino no tendría sentido. Prométeme que lo cumplirás, eres la única persona en la que puedo confiar, y no solo eso, eres la única a quien le confiaría algo así.

»Pues no solo velarías por aquello que deseo. ―Se detuvo a mirarlo, estudiando en su rostro si de verdad estaría dispuesto a ello―. Sino que estarías haciendo mucho más, serías el único que se habría preocupado verdaderamente por ello. Prométemelo, jurámelo, Guileon.

»Ya no te estoy pidiendo que sigas siendo mi amigo —le aclaró—. Te estoy pidiendo mucho más.

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24/08/2020, 12:30
Guileon Vance

Guileon se dejo llevar por las gentiles manos de Bessa, sentándose sobre la roca a un lado de la chica, como si no fueran más que dos críos —y eso habían sido por tanto tiempo— descansando antes de emprender una nueva travesura. Procuró mantener la cabeza baja, no quería que Bessa notara su sufrimiento, que fuera esa la última imagen que conservara de él en la intimidad.

—Serás feliz, sólo necesitas más tiempo —aventuró el muchacho, desviando la mirada— Cuando seas señora de Puño del Río nadie podrá negarte a tus hijos —aquello había horrorizado al joven caballero, consiguiendo que alzara la mirada con los ojos rojos, como platos, pero no quería aumentar el pesar de su amada.

Pero Bessa continuó hablando y Guileon notó que quería decirle algo importante, así que levantó un tanto el rostro para ahogarse en su mirada. Cuando la chica terminó, Guileon volvió a tomar sus manos, respondiendo con fervor.

—Lo prometo. Por mi honor de caballero, por sentirme como vuestro hermano, pero aún más... por el amor que os profeso. Si con eso consigo hacerte feliz, Bessa, estoy dispuesto a arriesgar mi vida por ello —juró con decisión sin saber exáctamente a qué se atenía.

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24/08/2020, 15:54
Bessa Hawick

Los ojos de la joven novia correspondieron a los del heredero de los Vance, compartiendo la misma tonalidad roja. Torció el gesto, pues ella no tenía la misma confianza que mostraba Guileon en sus palabras.

Solo los Tully, pues ya ha sido acordado ―le reveló con voz temblorosa―. Si algún día tengo hijos, sentirán lo mismo que sentiste tú al estar aquí, y yo sentiré lo mismo que tu madre a pesar de que se me ha dicho que podré visitarlos cuando quiera. Ya veremos si eso siempre es así...

Luego, intentó sonreír al joven con el que se había criado, pero a pesar de que le había dicho que cumpliría, seguía preocupada. No tardó mucho en abrazarlo, sin mostrar ninguna duda en ello, pues aquel gesto era fruto de un sentimiento realmente sincero.

Sé que lo harás, pues seguramente tu vida no corra tanto peligro como la mía ―dijo junto a su oído mientras rodeaba al joven entre sus brazos. Luego, se separó un poco de él―. Ahora sé que si al final terminó casándome, tú velarás por mis sueños y esperanzas, pues nadie más podrá hacerlo.

»Debes saber que cualquier sonrisa de corazón que muestre de ahora en adelante, será por ti, Guileon. Espero que eso te ayude si finalmente acabas teniendo que soportar esa carga. Y si al final me niego a casarme como me ha recomendado Ser Clarinthe, espero que estés dispuesto a quedarte un poco más en Fuerte Floresta. Tengo que hablar con mis padres y saber cuánta verdad había sobre lo que se habló durante la negociación. —Suspiró—. Confío en que ya no vuelvas a tener indiscreciones, pues desconozco que podría llegar a pasarme... 

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24/08/2020, 17:06
Guileon Vance

El muchacho negó con la cabeza, incrédulo.

—Es que no tiene ningun sentido, Bessa... ¿Por qué nadie querría apartarte de tus hijos? ¿Por qué nadie querría hacerte daño? —el joven comenzaba a sofocarse por la conmoción de aquellas noticias inesperadas.

—Nadie me lo ha dicho... nadie me ha dicho nada de esto... —dijo incorporándose, con el rostro colorado por la rabia— ni siquiera mi propia madre, Bessa, a quien le confesé mi amor por vos y estuvo presente en las negociaciones.

Se quedó en silencio al escuchar nuevamente el nombre de Ser Clarinthe. Al parecer a la pelirroja le gustaba inmiscuírse en todo.

—¿Sabes lo que me dijo Clarinthe a mi? Que me escapara contigo. Pero... ¿es que de verdad consideras rechazar vuestra unión con Urthen? —la sola posibilidad ocasionó un aleteo de mariposas en el estómago del caballero y apenas si pudo disimular una sonrisa de esperanza.

Volvió a agacharse a un lado de Bessa, acariciando su dulce mejilla.

—Hay algo que te he estado ocultado... porque se me antojaba vil, y porque es incierto, pero todas las cosas que me cuentas parecen confirmarlo. Por favor, no te enojes conmigo —le pidió antes de proseguir, tomado aire— Vuestra unión con lord Urthen no sólo es una afrenta para mi, sino para los Siete en los cielos y para toda la gente civilizada de los Siete Reinos.

Cogió a Bessa por los hombros, con suavidad, y con una expresión compungida en el rostro.

—Sois hermanos, Bessa. Lord Urthen y vos. Urthen es el fruto de una tórrida aventura entre Lady Morna y Lord Lyonell, acaecida hace diecinueve años.

Trago saliva antes de continuar.

—Me lo ha contado mi madre, pero como no confiaba plenamente en su palabra... sin embargo, le creo. Ella no puede asegurar que seáis realmente hermanos, por supuesto, pero la cronología es exacta, así que la posibilidad es real. Y con todo lo que me contáis... no puedo menos que imaginarme que la veracidad de este hecho está en el corazón de las negociaciones entre nuestros padres. Y hay más —agregó mirando a la prometida a los ojos— Lord Urthen lo sabe. Yo mismo se lo dije en el bosque, después de que el... me besara y confesara su amor por mi. A él no le gustan las mujeres, Bessa. Y estoy seguro que tu madre está al tanto; al parecer Urthen se la ha pasado enviándome cartas en el pasado, pero yo lo ignoraba ya que Lady Morna siempre ha filtrado mi correspondencia.

Sabía que sólo le causaría más dolor con aquellas palabras, pero ahora Bessa corría peligro y era su deber ser honesto. Tal vez ella tuviera las piezas restantes para armar el rompecabezas.

—Lord Urthen no es mala persona, creo. Pero está dispuesto a continuar con esta farsa. Debéis disculparme... yo se lo conté cuando no creía completamente en la historia, yo solo quería... —sintió calor en las mejillas al reconocer aquello— quería evitar que pudiera... consumar vuestra unión durante el encamamiento al pensar en ello, incluso si fuera falso. Y también dudé en decírtelo... no quería que terminaras desposada con lord Valder, quien sin duda sabría amaros por lo que sois, pese a su caracter díscolo con las mujeres. No sé que hacer, Bessa —ocultó el rostro entre sus manos para evitar la verguenza de una eventual desaprobación por parte de la chica— Ojalá puedas perdonarme. Este tipo de secretos es el germen de la discordia, de las guerras entre las grandes casas. Y creo que el cuello de mi madre corre grave peligro si esto sale a la luz.

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24/08/2020, 22:48
Bessa Hawick

A medida que hablaba Guileon iba consiguiendo que nada de lo que había pensado la joven tuviera algún sentido, al menos no el que había creído, pues ahora todo le parecía muy distinto. También era cierto que no todo tenía que ser una verdad, pero cualquier de aquellas cosas le eran suficientes, pues hasta ahora siempre había sentido que algo le ocultaba, pero nunca había sabido el qué.

Lord Valder hablaba de ti… ―comentó, sin ni siquiera saber por donde empezar―. Y dices que lord Urthen es mi hermano, y lo sabe… ―Bessa seguía pensando en voz alta, intentando organizar toda la información que había recibido.

Ni yo, Guileon. Tampoco sé que hacer, no sé que creer… respondió, mirando hacia él―. Estaba dispuesta a casarme con él, no tenía otra opción, no quería decepcionar a mi padres y encima… ―Negó moviendo la cabeza, para luego tapar su rostro entre sus manos―. ¿Qué hago? preguntó con un leve murmullo.

Necesito pensarlo... no sé que hacer... —balbució, moviendo las manos nerviosa—. Necesito eso, pensarlo —dijo con más claridad.

Bessa se levantó confundida, sin saber ni siquiera que debía hacer, miró hacia Guileon sin hacer ningún esfuerzo para ocultar sus lágrimas. 

Lo siento. Te prometo que no diré nada que ponga en peligro a tu madre, nunca lo haría —anunció antes de marcharse rápidamente.

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25/08/2020, 00:35
Narración

Notas de juego

Aquí se acaban las conversaciones. 

Pasamos a: Capítulo 6: Enlace.

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25/08/2020, 02:35
Bessa Hawick

Bessa recorrió los jardines, colándose entre los recodos y dirigiéndose hacia el bosque. Portaba un pequeño farol, su arco y unas cuantas flechas. Aquella luz no alumbraba demasiado, pero el camino era tan conocido para ella que estaba segura de poder recorrerlo hasta en una noche sin luna. Todo eso le daba igual, no era importante para ella, en ese momento incluso creía que no le importaría desaparecer. No, eso era demasiado drástico.

Recordaba la nota que acababa de leer, y quería pensar que aquello no era así, que solo la había entendido mal y ahora bajo esa tenue luz ni siquiera la podía leer correctamente. No podía ser lo que pensaba, y aun así, no podía dejar de pensarlo. Imaginarlos juntos le daba asco, y creía que podía confiar en él, e iba a dejar que él custodiara todo lo que le importaba. Que tonta e ingenua había sido.

Pero eso no era todo, también estaba lo de lord Urthen. «¿De verdad es mi hermano?», se preguntó. Si era así, por qué su madre quería que se casara con él, era algo horrible, no podía serlo, Guileon tenía que estar equivocado. Su madre no le haría eso, y no entendía por qué, pero no paraba de darle vueltas.

Si la nota era cierta, también esto podría serlo.

Bessa agachó la cabeza pasando por debajo de unos jazmines y restregando su cabellera por ellos, llenándola de pequeña flores ya marchitas. Pudo sentir el agradable olor nocturno de la enredadera antes de continuar, haciéndole sentir un pequeño instante de paz que se tambaleó rápidamente al volver a recordar todo aquello. No tardó mucho en llegar al linde del bosque, pues caminaba rápido, fruto de la rabia que iba creciendo en su interior.

No podía ser, era demasiado para ella. Sentía que le temblaba el pulso, que ni siquiera sería capaz de acertar una flecha, pues todos aquellos a los que apreciaba parecía que le habían mentido, que la habían utilizado.

«No puede ser así… Mamá...», pensó.

Mamá… susurró―. Dime que es mentira.

Tomó una flecha, sintió su tacto, y a pesar del leve temblor en sus manos, tiró la flecha hacia el bosque, pues realmente no estaba apuntado a nada, solo a la oscuridad de la noche, a la negrura que ahora sentía como la envolvía. Le caían lágrimas, pues no podía creerlo, y sin embargo empezaba a pensar en la certeza de aquello. Su madre, la mujer a la que más admiraba, aquella que había cuidado sus cabellos y la había educado, la misma mujer en que se quería convertir. Al menos, en la imagen que tenía formada de ella, pues ahora incluso podían llegar a parecerse más, ella tenía una vida creciendo en su interior que no era fruto de una unión ante los Siete, sino de la pasión juvenil y de su estupidez. Aun así, lo quería sin ni siquiera saber que nombre llevaría.

¿Por qué ibas a querer esto para mí? ―se preguntó en voz alta.

Le daba igual que a lord Urthen no le gustaran las mujeres, pues él no le gustaba a ella, en aquello no quería meterse, pues creía que estaban a la par. Pues incluso aunque no quisiera tocarla, iba a tener un heredero. Visto desde ese punto de vista, incluso creía que era bueno para ella, así no tendrían que fingir nada. Aquello lo podía entender, lo que no podía hacer era comprender porque a su madre sí le parecía bien, no solo por eso, sino porque si de verdad era su hermano, era horrible, y lord Urthen lo sabía. ¿Qué sabía? ¿Por eso era amable, porque la consideraba una niña estúpida?

Tenía que hablar con su padre, le diría que quería quedarse con él, la entendería, sabía que lo haría. Él quería esta boda más que nadie, quería que su hija fuera la mejor, pero también quería que fuera feliz. Estaba segura de ello. La más mínima duda y no permitiría que se acercara a ella, e incluso podía imaginar como intentaba acertarle con el arco, podían haberlo hecho juntos y atraversarle su cuello de Haffer de lado a lado. Su padre no fallaría, y si lo hacía, ella no lo haría. Si de verdad era su hermano, hubiera preferido nunca tener ninguno. Sola habría estado mucho mejor. 

¿Por eso me tratabas tan bien, hermano?preguntó en voz baja―. No dejaste de repetir lo importante que era para ti, tu hermano. Asqueroso.

Respiró profundamente y se dispuso a tirar algunas flechas más, unas que salían con odio, pues eso era lo que sentía. Necesitaba relajarse, dejar que la brisa nocturna la acariciara en un abrazo fresco y agradable. Se concentró, pues necesitaba pensar. Quiso ir por orden, pero le era difícil hacerlo, pues las palabras de Ser Clarinthe, aunque pudieran tener sentido, no eran las que necesitaba.

Quería escuchar a su padre.

Bessa abrazó su arco contra su pecho, pues aquella pieza era una parte de su vida, una que había vivido junto a su amado padre. La joven se puso a llorar, dejando que las lágrimas brotaran desconsoladamente, pues solo que hubiera una única verdad en todo lo que le habían dicho ya era suficiente, y si no la había, al final creía que accedería a casarse y sus hijos acabarían lejos de ella, en Aguasdulces. No había forma de que ella pudiera ser feliz, pues ni siquiera creía que fuera a quedarle algo, iba a verse abocada a la ruina. Ya se lo había advertido Ser Clarinthe, si ella no le había mentido, quizás si fuera su única amiga. También estaba Thaena, no se había olvidado de ella, pero no había sido todo lo buena que debería haber sido con su doncella, y todo por Guileon. Suspiró.

«¿Sabías algo, Thaena?», se preguntó, pues su insistencia había sido incluso mayor que la de muchos otros.

No confiaba en nadie, ya no, no podía hacerlo.

En ti sí, papá ―se corrigió, deseando encontrar un minuto a solas junto a él.