Partida Rol por web

La noche había traído lo que parecía que se gestaba desde el día en que pusieron pie en Fuerte Floresta: la desgracia. Los gritos y después la evidencia de la muerte, no, el asesinato de Lord Hawick, cayeron sobre los convocados a la boda como un espadazo contundente, pero la espada había estado pendida sobre sus cabezas desde el principio, oscilando peligrosamente.

Mawney llegó al salón de audiencias con el rostro serio y ceñudo, y con una expresión que podría ser triste. Llevaba un atuendo muy parecido a los que había lucido hasta el momento, desde luego no se había vestido para una boda, aunque tampoco debía haber traído ropas propias para un funeral. De hecho alguna de las piezas no era la primera vez que las llevaba en estos días. Pantalón negro y botas de cuero, una camisa gris y un jubón amatista, todo de aspecto simple y sencillo. Había lavado su cabellera y aún estaba ligeramente húmeda, con el sutil aroma característico de su perfume. Mostraba ojeras y enfado, todo ello indisimulable.

Miró a Lady Tully tratando de adivinar si el despliegue de fuerza que acababa de mostrar a todos era consecuencia del asesinato, o bien había planeado algo antes de que sucediera. O bien, ¿ya sabía que sucedería?

No dijo palabra, escuchó y calló, buscó a Lady Vance en cuanto pisó el salón, y se situó detrás de ella después de inclinarse en señal de respeto. 

Hazzea se puso su habitual atuendo negro, un hábito largo y sin capucha que hacía asemejar a la mujer como si de un cuervo se tratara. A la anciana se la veía descansada como si no hubiera pasado mala noche, desde luego el día anterior había pasado una excelente velada junto a un varón a quien adoraba, y al cuál liberó su alma. Lo que no esperaba era un grito desgarrador que rompiera la noche, y no tardó en saber qué había sucedido, al igual que el resto de los presentes.

Hicieron que todos llegasen a la sala de audiencias y cuando la Señora de la Tierra de los Ríos pasó delante de ella, Hazzea se inclinó ante Lady Harriet para mostrar sus respetos a pesar de que parecía gastada de salud. Inmediatamente los ojillos de la maestre se posaron en su compañero de profesión, Debian, mantuvo por unos instantes su mirada, en el caso de que éste la observara, para volver finalmente a observar a todos los reunidos, comitiva incluída.

Lady Morna dio una breve explicación de los conflictos sucedidos durante las negociaciones, que no fueron pocos, señalando al único con quien Lord Esthal había tenido desavenencias, y fue entonces cuando Hazzea entendió cosas, tantas que sintió cierto grado de ahogo al barajar las posibilidades. Quizás no hubiera boda y eso a la maestre le disgustaba, pensaba ponerse un broche en el pelo para que algún buen mozo la sacara a bailar, y quería tocar las nalgas de Mawney, tan prietas como se mostraban, echándole por supuesto la culpa al alcohol... Y ahora iban a fastidiarle la festividad.... La mujer se situó caminando al lado de Thaena y le susurró al oído.

- ¿Y bien Thaena?... Vos conocíais bien los hábitos de vuestro señor...¿quizás algo que podáis decir para poder desvelar este infortunio?... Miráis mucho a los hijos de Lord Lyonell, y yo sé que Urthen no es quien os interesa... ¿qué negocios tenéis con Valder?... - le pregunta la maestre a la doncella de Bessa, claramente susurrando cerca de su oído para que no se filtrara la información en aquel nido de serpientes-...Si queréis justicia de tipo alguno bueno sería saber todo lo que podáis decirme al respecto de vuestras relaciones en esta festividad, porque a veces se señalan culpables que en el fondo, no lo son... No tenéis la conciencia tranquila, ¿hay algo que deseáis decir?... Vos no habéis sido, y por vuestros ojos rojos intuyo dolor... Hablad y buscaré la manera de ayudaros, rechazadla y ya no me acercaré a vos de nuevo para no molestaros....

Guileon escuchaba a la mujer con atención, asombrándose un tanto por la abnegación de la que hacía gala en virtud de su familia. Eso le hizo sentir un poco mal; si incluso alguien tan poderosa y formidable como Ser Clarinthe Tully estaba dispuesta a dejar de lado sus propios deseos, ¿qué podía hacer él, único hijo y heredero de los Vance de Nueva Esperanza, una casa considerada bajo sospecha?

—Lo acepto —musitó con un semblante cansado— Toda mi vida he respirado bajo dos lemas. Creo que puedo abrazar un tercero.

En realidad, de los tres lemas, el de los Tully de Aguasdulces era el que le gustaba menos. «Honor», nadie podría discutir aquello. «Deber» le producía cierta comezón en la nuca. «Familia» era un concepto tan difuso y maleable, tan contradictorio que el muchacho no sabía ya si era algo bueno o malo. Pero sus opciones eran limitadas, y rechazar aquella unión irresponsable y hasta peligroso para los suyos, como Lady Gianna le había hecho saber categóricamente.

—¿Lord Lyonell? —se sorprendió Guileon— Pero si apenas he intercambiado dos palabras con el señor de los Haffer. Últimamente parece ser que todos tienen una opinión formada sobre mi —comentó de pasada, mientras pataleaba sobre la silla— A ver, ¿qué os ha dicho el padre del novio? 

El desvelo. Lady Gianna esperó sentada en sus aposentos, no había podido conciliar el sueño desde que se había enterado de la noticia. Tampoco lo quería. Cuando llegó la mañana y fue avisada de que Lady Harriet se aproximaba no pudo evitar extrañarse. Tal vez la señora de Aguasdulces se había liberado de sus obligaciones y había podido asistir a la boda... o tal vez había algo más que Lady Gianna no llegaba a entender.

Abrió sus baúles buscando algo apropiado para un funeral. Ella había acudido a una boda y su ropa estaba prevista para ello. Finalmente optó por un vestido oscuro, con los colores de su casa, no pensaba que nadie repararía en el detalle, después de todo habían sido invitados a una boda. Cogió también el medallón de su familia y se lo puso en el cuello.

Cuando entró en la sala de audiencias y vio a Lady Harriet no pudo evitar sentir mil sensaciones. Había estado hablando con su maestre e incluso con su hija pero hacía muchos años que no veía a Lady Tully, y desde luego no pensaba verla en aquellas circunstancias. La miró a los ojos e hizo una reverencia respetuosa.

Cuando escuchó cómo pedía que trajeran a su hijo se le erizó el pelo y siguió a Lady Clarinthe con la mirada tratando de contactar con sus ojos pero no fue posible. Ella ya sabía donde estaba Guileon. Luego buscó con la mirada a Mawney y cuando le vio hizo un gesto con la mano para que la viera. Una vez su consejero estaba a su lado se acercó a él y comentaron algo en voz baja.

Hizo un repaso con la mirada de la estancia, observando a cada uno. Lady Morna parecía deshecha y lady Bessa también, era lo lógico ante una pérdida así. Urthen parecía que como ella no había conseguido encontrar un atuendo adecuado para ello y en parte se alivió de no ser la única. Thaena, la doncella también parecía deshecha.

Las palabras de Morna acusando directamente a Lord Haffer la sacaron de sus pensamientos. Ella había estado en aquella negociación y no creía conveniente que se realizaran acusaciones así, pues entre esas cuatro paredes sucedieron muchas cosas que seguramente el maestre Debian ya había informado a Lady Harriet. Buscó con la mirada a Lord Haffer.

Cuando Mawney estuvo cerca de ella le interrogó con la mirada.

- ¿Estás bien? - preguntó escuetamente.- ¿Averiguaste... algo? - dijo. Si Esthal estaba muerto era que el pago se había realizado.

La mirada de Gianna se cruzó con la de Lord Haffer. Él también la estaba buscando. Lady Gianna estaba algo frustrada por las acusaciones de Lady Morna pues recordando lo sucedido en aquella negociación todo podría haberse interpretado de cualquier manera. Quiso que encontrara en su mirada un apoyo y muy despacio asintió con la cabeza.

-Si, estoy bien. No fue difícil. ¿Y tú, cómo estás? Finalmente no pude acudir a tu cita, lo siento. Hay noticias, si. Lord Haffer es ahora Urthen, no Lyonell. También creo, sin seguridad, que Thaena se ha casado con Valder. Y es cierto que Guileon y Morna son amantes. 

Suspiró, suavemente 

​​​​​​-¿Qué puedes decirme de ella, de Morna? Es ahora mismo aquella que veo más peligrosa para nosotros...

- ¿Cómo que Lord Haffer es Urthen? - preguntó. No sabía si habían retirado sus honores a Lyonell o si quien había ordenado el asesinato era Urthen.

Asintió despacio a lo de Valder y Thaena, aquello traería mucha miga pero no era algo que fuera relevante para ella ahora mismo.

- Ayer envié un anónimo a Bessa contándole lo de Morna y Guileon. - Había querido contárselo a Mawney pero no habían tenido tiempo. - Si esa mujer amaba o tenía sentimientos por Guileon, esa noticia le habrá.. hecho reflexionar. Una pena que se haya juntado a la muerte de su padre, tiene que tener una mezcla de emociones.. .- posó su mano en el brazo de Mawney como buscando apoyo.

- Guileon dice que ama a Bessa, no miente.. pero se mete en la cama con la madre - negó totalmente confundida, aquel asunto la tenía aturdida todavía.- Morna es peligrosa, capaz de todo. Yo.. bueno, tuve que hacer cosas para aplacar su ira hacia nosotros. Claro, fue antes de saber que era la amante de Guileon.- intentó explicarse escuetamente, aquello le había atormentado durante la noche.

- Sin embargo...- añadió, tras unos instantes de silencio, en los que devolvió su atención a Lady Harriet, tomando un pañuelo de seda gris, que poco contrastaba con su riguroso luto, para secar sus mejillas- Aunque ese pudiera ser un motivo, para cuando llegué a mis aposentos yo...-apretó los labios con fuerza, conteniendo un sollozo- La sangre... La sangre de mi marido aún estaba caliente cuando lo encontré.-trató de explicar, de nuevo respirando, de nuevo tragando. Era evidente que Lady Morna hacía lo posible por presentarse entera, aunque a duras penas lo conseguía- Y antes había estado conversando con él, con Lord Lyonell -admitió- Si tuviera ese hecho algo que ver, sólo sería a través de una tercera mano.-concluyó.

Mawney frunció el ceño, cada vez había más sorpresas sobre la mesa.

-¿Cosas? ¿qué cosas?

A Gianna le sorprendió que Mawney ignorara todas su preguntas y se centrar en aquello. No quería perder el tiempo en aquellos detalles pero quería que Mawney entendiera.

- Fui a sus aposentos para hablar de la liberación de Guileon y todo terminó.. de una forma que yo no esperaba. - rodó sus ojos.- No me hagas decirlo en voz alta que me avergüenzo de mi misma - dijo agachando un poco la mirada hacia el suelo.- Pensé que así aplacaría su odio hacia mi.. que viera que no soy tan temible como me dijsite que sabías a través de Thaena.- dijo recordando las conversaciones de los días anteriores.- Pero.. creo que me temía por otros motivos - concluyó.- No pensé que fuera un hecho relevante hasta que... averiguamos lo de Guileon y ella .- dijo con pesar en su mirada. Ahora mismo Lady Gianna sentía mucha vergüenza.

Miró de nuevo a su consejero esperando respuesta a lo anterior.

—Lo aceptáis... —repitió la joven, estudiando al chico—. O lo aceptaríais. Pero no es eso lo que os pregunto, mi lord. Lo que quiero saber no es si os resignaríais ya que os lo imponen. Ni tampoco quiero que suméis el lema de mi Casa a una larga colección de ellos. Quiero saber si el mío sería vuestro lema. Vuestro único lema.

»Lo que quiero saber es si pondríais por delante de cualquier otra cosa a nuestra familia. A mí. A nuestros hijos. A mis hermanos. A mi Casa, que sería la vuestra. Si nos pondríais por delante de cualquier otra persona, de cualquier otra mujer. Si el honor y el deber guiarían vuestros pasos y no convulsas emociones. ¿Podríais seguir el lema de mi casa como vuestra guía moral, como brújula de vuestra vida? —Sus ojos brillaban con intensidad, al clavarse en los de él y, tras un instante, se echó un poco hacia atrás, apoyando la espalda en el respaldo—. Eso es lo que os pregunto. Hasta dónde llegaría vuestro compromiso.

Puso la mano sobre la mesa y sus dedos acariciaron el talle de la copa, pensativa, girándola despacio antes de volver a mirar a Guileon. 

—Lord Lyonell acudió a mis aposentos después del torneo. Y cuando supo que mi madre os consideraba una opción para mi matrimonio se exaltó. Dijo que me lo prohibía. A mí. Que se negaba. Como si él tuviese algún derecho a decidir sobre mi futuro. —Bufó por lo bajo, aún incrédula al relatar aquello—. Pero también dijo que si me casaba con vos sería como meter una serpiente en mi alcoba. Que sería lo mismo que suicidarme. —Ladeó el rostro, contemplando la expresión del chico, evaluando su reacción a lo que le contaba—. Por supuesto que lo puse en su lugar, no tenía derecho alguno a negarme ni prohibirme nada. Pero comprenderéis que quiera saber qué opináis a este respecto. —Lo miró durante dos segundos y agregó algo más—. Como no podía prohibírmelo a mí, en las negociaciones de ayer trató de conseguir que se le concediese un veto sobre vuestro matrimonio, en los acuerdos de vuestra liberación. El maestre de mi madre no lo permitió, pero vuestra madre sí que estaba dispuesta a aceptarlo. 

-Oh, entiendo. ¿Morna te sedujo? Madre e hijo. Por los Siete, ¡qué retorcida! 

Su rostro mostró alivio.

-Por un momento he temido que hubieras hecho otro tipo de cosas. Más definitivas. --Sacudió la cabeza, negando. --Urthen convenció de algún modo a  Lyonell para que firmara los documentos del traspaso, el Maestre Debian fue el testigo. Es cuanto sé. 

Asintió.

- Desde luego que Morna no tiene escrúpulos. Y alguien sin ningún escrúpulo es peligroso. Solo de pensar.. que Bessa pueda estar enamorada de verdad de Guileon y la madre lo supiera.. por los siete, qué turbio todo - dijo haciendo todas las cábalas posibles en su cabeza.- Espero que el anónimo que le mandé sirva para algo..

Suspiró al escuchar lo de Lord Haffer.

- Eso.. fastidia mis planes a futuro.- dijo recordando lo que había contado a Mawney sobre un posible futuro hijo con Lord Haffer que heredara todo. -  Habrá que ir pensando otras cosas. Pero creo que los Haffer no van a tener el favor de Lady Harriet.. y si los Hawick perdieran ese favor.. Despejamos el camino y cada vez quedan menos .- dijo. El cerebro de Gianna empezaba a funcionar a pleno rendimiento de nuevo.

- ¿Alguna idea de por donde seguir? ¿Alguna información más? - preguntó. Si Urthen era Lord Haffer, entonces el matrimonio de Valder con Thaena podía empezar a tener cierta relevancia.

Lord Valder, vestido con pantalones oscuros y chaqueta marrón, estaba completamente fuera de su elemento natural en aquel salón, no era difícil notarlo. Se le veía incómodo, inquieto, sin saber del todo cómo reaccionar a una situación en la que las sonrisas o las bromas ligeras no tenían cabida alguna. Además, se le notaba agobiado, al estar rodeado de tantos guardias de una Casa ajena. El chico se mantuvo alejado de su padre desde que entró en la estancia, pero cerca de su hermano. Y no era difícil notar que sus ojos buscaban la figura de lady Thaena con cierta frecuencia. 

Al escuchar la mención de Lady Morna hacia su padre, los ojos del chico se abrieron con incredulidad en un primer momento. Pero después se fijaron en Lord Lyonell y su expresión se volvió fría, con los labios apretados y el ceño fruncido. Bufó por lo bajo y tiró de la manga de su hermano para susurrar algo en su oído.

—Seguro que lo hizo, ¿no? —murmuró, inquieto, preocupado, enfadado—. ¿Tú qué crees? Lo hizo. Para tener a su amante. Joder.

Lady Harriet no separó su pupila de Lady Morna ni aún con los murmullos que se alzaron tras la revelación que hizo ella. Asintió levemente y no se lo pensó ni un instante antes de responder.

—Por supuesto que sería a través de una tercera mano —aseguró, como si nunca hubiera pensado otra cosa—. Lord Lyonell es un hombre demasiado débil para hacer eso por sí mismo, y más entrando por la ventana.

La mujer hizo una pausa durante la cual los murmullos volvieron a alzarse.

—No voy a perder el tiempo intentando encontrar la mano que blandiera el arma antes de juzgar al verdadero asesino: quien dio la orden. En una boda como esta, sólo entre los invitados, el servicio y los guardias hay cientos de personas.

Lady Harriet cambió un poco su postura, echándose hacia adelante.

—Lord Lyonell Haffer —lo llamó, pero no necesitó buscarlo.

Lo miró directamente, demostrando que sabía exactamente dónde se encontraba. La mirada que Lady Harriet le dedicó fue totalmente gélida.

—Lady Morna te ha nombrado directamente. Ya he sido informada del rumbo de las negociaciones, y de los roces que hubo en dicha reunión. Eres una persona cercana a esta familia. ¿Sabes algo sobre este asesinato? ¿Tienes alguna sospecha que quieras compartir conmigo?

Volvió a negar.

-Sólo espero que nada me señale, porque entonces te señalará a ti. Los Vance hemos de salir de ésta sin mancha, y juntos. También,  o sobre todo,  Guileon. 

Lady Gianna era muy consciente de los riesgos que había encima de la mesa en esos momentos. 

- Lo sé. - dijo y tragó saliva.- Pero el contrato lo pagó Lord Haffer. Tenemos que salir de aquí juntos, los tres - dijo con seguridad. El cerebro de Gianna estaba funcionando por encima de sus posibilidades. No tenía miedo, esta vez no. - Si algo te señala.. huye a Nueva Esperanza y déjalo en mis manos.- empezaba a tener una idea en la cabeza, pero era solo si todo se torcía.- Si llegado el momento no tenemos escapatoria, asumiré que soy yo la que debe pagar el precio de nuestros actos y moriré matando. El único objetivo llegado el caso, es que la casa Vance sobreviva.