Partida Rol por web

A Tarben no le hacía ninguna gracia los cuerpos de los goblins. Sobretodo porque, segun decían sus compañeros con mejor vista, tenían la picadura extraña de la mujer de arriba. Y no pensaba arriesgarse a exponerse a aquellos bichos de nuevo. El estado de KArtag era un indicativo de lo peligrosos que eran.

Sólo nos queda una puerta que abrir, espero que de a algo que no esté derrumbado, si no nos tocará excavar.
Y lo de los goblins pueden ser desde sirvientes, que no creo, o que hayan atacado la torre y sean de alguna manera los causantes de la explosión. Aunque no veo cómo podrían haberlo hecho si el mago era tan poderoso.

Dicho esto se acercó a la última puerta y la abrió con cuidado, como la anterior. Detras de su escudo.

Era palpable la desconfianza que el grupo tenía con aquella aparente y opresiva calma que había quedado tras desvancerse la imagen del Diablo. Tarben estaba mas que convencido de que había alguien mas por allí, pero por mas que habían buscado, no habían encontrado mas que cadaveres de goblins, algunos muertos envenenados, y otros apuñalados por sus propias armas.

No queriendo perder el tiempo con las salas que peor habían aguantado el derumbamiento de la parte superior de la torre, decidieron centrar su atención en la ultima de las puertas, que descansaba, cerrada, al sureste de la sala. Como atendiendo a la plegaria del Clerigo de Kiri-Jolith, esta se abrió, también sin emitir ruido, bien aceitados sus goznes, para dar paso a un pasillo diafano, en cuyas paredes, separadas unos 25' unas de otras, había unas extrañas antorchas de piedra, descansando en sendos hacheros. Tampoco había luz en esta parte del complejo. Desde el umbral, parapetado tras su escudo, Tarben podía ver que, a su derecha, salía otro pasillo, que acababa en otra puerta cerrada, a escasos 15' de su posición.

De frente, al final del pasillo, había otra puerta, también cerrada. Despues, el pasillo principal giraba, en angulo recto, hacia el sur, pero desde la jamba de la puerta, el solámnico no podía ver qué había mas allá.

Baigron observo el pasillo que se abria ante ellos, si Desdemona decia que no habia riesgo en las puertas, es que no lo era, asi que el draconiano, mantuvo una mano sobre la empuñadura de la espada y entro al pasillo, avanzando un poco hasta estar de cara a la puerta mas lejana pero aun  lejos de ella.

Y el calabozo profundiza mascullo ¿alguna sugerencia de como proceder? pregunto a los demas ¿ izquierda o derecha? señalo alternativamente a las puertas que los rodeaban.

Esperad, me parecio ver los restos de una mochila semienterrada al lado del goblin de la otra habitación. Quizas contenga algo que sea de utilidad o nos de información de este lugar.

Dirigiendose con calma y cautela hacía a ella tras decirselo a sus compañeros.

Sus sentidos se agudizaron al entrar en la habitación, permaneciendo en alerta, camino en pos de la bolsa, asegurandose de no sufrir una emboscada como la que aún sentía en sus escamas, tomandose su tiempo. Asio la bolsa y enfoco aún más su aguda visión por si hubiera algo más de interés allí.

Abandonando la habitación tras la exploración, la cerro tras sus pasos para dirigirse con sus compañeros y averiguar que podia contener aquella bolsa.

Observad! veamos que hay aquí dentro, sacudiendo el contenido de la bolsa en el suelo de la antigua torre.

 Permanecí en silencio, mientras dejaba que cada compañero hiciera lo que consideraba oportuno. Mientras lo hacia, mis pensamientos iban sobre los cuerpos y la misteriosa llave que habíamos encontrado en la estatua. ¿Que abriría?. ¿Y que males nos aguardaban detrás de cada puerta?. Tendríamos que estar preparados para cualquier cosa.

Parecía que por fin habían encontrado un camino que seguir, una parte del subterráneo que parecía haber resistido de mejor manera la terrible explosión que había destrozado la torre. Baigron se adelanto hacia el pasillo, observando ambas puertas, y enseguida pudo notar algo: la que tenía en frente, al este, tenía cerradura, la otra, no.
Kartag, por su parte, giro su reptiliano cuello hacia atrás, hacia la sala del suroeste, en la que había creído ver lo que parecía la trabilla de una mochila, medio sepultada por el derrumbe, y decidió volver a confirmar si, de hecho, era en realidad una mochila...

... En cuanto planta un pie en la habitación, una porción del suelo, cubierta de polvo y cascotes se hunde solo unos centímetros, y un "- Clank!!" en el techo, sobre él precede a la caída de una colección importante de cascotes. El draconiano, debilitado como estaba, aunque alerta, no es capaz de esquivarlos, y no puede evitar caer de rodillas, dolorido, aunque había conseguido evitar que le golpearan la cabeza, extendiendo las alas.

Con un gruñido, se levantó, sacudiéndose el polvo, sopesando los daños: No eran muchos, aguantaría.

Las ratas, con el estruendo, se habían escondido, y, cuando el polvo de la trampa volvió a posarse sobre el suelo, nada más volvió a alterar la tranquilidad del lugar, aunque el monje miraba a uno y otro lado, buscando al enemigo que suponían allí. Nada.

No fiándose de nada más, avanzó con cuidado hasta donde le habia parecido ver la mochila. En efecto, allí estaba. Quitando el cascote de encima, liberó una vieja mochila de cuero, llena de cosas, a juzgar por el traqueteo que sonó al moverla.

Satisfecho, se levantó, mirando concentrado a su alrededor, pensativo: - Quizá haya algo más por aquí... Delante del goblin muerto, oculto parcialmente por su brazo, había un trozo de viejo papel arrugado, del que se usa para contener conjuros mágicos, pero que simplemente tiene, con una escritura burda, que ha apretado mucho el papel, y con la "E" del revés, la siguiente frase:

Cita:

Cuando el Kapak vuelve con sus compañeros, y abre la vieja mochila, todos pueden ver un batiburrillo de objetos mezclados:
- 19ma, 25mp, 32mc.
- 1 yesquero.
- 3 brazaletes de plata bruñida
- 1 broche de oro con piedras preciosas.
- 1 copa dorada, tambien ornamentada.
- 1 honda con 4 proyectiles.
- 1 espada corta con funda de piel, elegante.
- 3 dagas.
- 1 yelmo de acero, abollado, con una bolsa de terciopelo en su interior, que contiene: 5 piezas de joyeria, 2 anillos de oro, 3 trozos de cuarzo.
- 1 pequeña varita de ébano con pequeñas runas plateadas como grabado.
- 2 llaves de hierro, similares en forma. (*)

 Cuando Kartag se acercó con las cosa, le pregunté, preocupado, al ver las magulladuras nuevas:

 - ¿te encuentras bien?.

 A continuación examiné los objetos, en buscar de indicios de magia en algunos de ellos. La varita era mi principal sospechosa, pero no había que descartar a los demás. Las dos llaves también me llamaron la atención.

Negó con la cabeza, al ver de la manera que venia Kartag ¿es que ese draconiano cabeza hueca no aprendía nunca? lo de trabajar en equipo, sin duda, lo llevaba mal, siempre iba a su bola, y así terminaba, lo raro es que aun no hubiese muerto. Por lo menos Baigron parecía tener con mucho, más sentido común y gracias a él salvaron la vida en la infraoscuridad.

Se acercó a ver que había sacado de la mochila el draconiano, y se fijo en las dagas que era lo que realmente más sabia manejar y la espada corta, pero dejaría que los demás eligiesen, ella no era realmente cuerpo a cuerpo.

Anubis se arrodilla ante el montón de objetos que había en la mochila, y empieza a estudiarlos con ojo crítico. Sin el uso de magia para ayudarle, era complicado el catalogar alguno como objeto arcano, pero sí pudo reconocer en la varita de ébano runas talladas de las usadas para hacer permanente la magia en un objeto.

Todos se fueron reuniendo alrededor del maltrecho Draconiano Kapak, unos observando los objetos y otros al monje que, una vez más, había caído en otra trampa.

Tarben estaba decidiendo qué puerta seguir cuando escuchó el estrépito de rocas de la habitación de detrás suyo. La polvadera que salió hizo evidente que había sucedido algo grave. Cuando salió el draconiano con una bolsa en la mano y algo, más, magullado sacudió la cabeza.

Espero que al menos haya algo importante en esa bolsa. Porque lo suyo parece vicio.

La próxima vez avisa. Desdemona podría haber examinado la zona y averiguar si había trampas. Que no hubiese en la puerta no quiere decir que no haya dentro. Y desde luego, una bolsa al lado de un cadaver suele ser un buen lugar para atraer a la gente a la muerte.
Ahora estás más hérido que antes. Y yo sigo estando igual en cuestión de curaciones.

Después de repasar los objetos, el clerigo se encogió de hombros.

Podría pedirle a Kiri-Jolith que me concediera una visión mágica. Pero tan sólo he orado por una para este día. Por lo que prefiero guardarla para localizar la pieza que venimos a buscar. Cuando lo lance más tarde podremos confirmar si alguno de esos objetos es mágico o no.

Como no le interesaba ninguno de ellos volvió a mirar las puertas. Balgrion ya había señalado que una de ellas tenía cerradura, y aunque tenían varias llaves para probar pensó que mejor ir a lo fácil primero.

Desdemona, ¿serías tan amable de investigar las puertas por si hay alguna trampa? Después yo diría de abrir primero la que no tiene cerradura.

Sonrió a Tarben cuando le pregunto y contoneándose orgullosa, fue hacia las puertas indicadas para examinarlas más de cerca -Igualmente para abrir las puertas, debería ir yo delante, mi visión es mejor que la tuya en oscuridad y si hay trampas debo ir delante para desactivarlas-

Cuando Desdemona, con andares sugerentes, se acerca a ha puerta del fondo del pasillo, la que Baigron comentó que tenía cerradura, pudo ver que más allá del pasillo que partía hacia el sur de esa puerta, a sólo 20'de distancia, había otra similar, también con cerradura. Tras estudiar la primera, se acercó a estudiar también la nueva puerta...

Cuando acabó, se irguió cuan larga era frotandose las manos: - En ninguna de las tres puertas hay ninguna trampa, ni en la que no tiene cerradura, ni  en estas dos, que sí tienen. Por cierto, la de la puerta de ahí, dijo, señalando la ultima puerta descubierta, tiene una cerradura francamente simple. Hasta un novato podría abrirla. La otra, dijo, frunciendo el ceño, y señalando la que estaba al NE, sí tiene una cerradura que merece la pena..., aunque ambas creo que se abren con las llaves que ha encontrado Kartag en la mochila de cuero..., acabó, recordando bien las aristas de las dos llaves que había visto en el monton de objetos.

- Bueno, qué, por donde preferís que vayamos, por donde dice Tarben, dijo, haciendo una ademán hacia la otra parte del pasillo, o probamos con alguna de las cerradas...??

Tarben se acercó a Baigron pensativo. Eran tres puertas las que tenían delante, y aunque acabarían examinando las tres no estaba seguro de con cual empezar. Desdemona ya había hecho su parte, ahora le tocaba a ellos. Como no podían estar todo el día decidiendo, tomó la iniciativa.

Muy bien. Pues empecemos por esta y a partir de aquí ya veremos.

El aspirante a caballero cogió las llaves y buscó la que supuestamente abria la puerta al este.

Listo ante cualquier emergencia, Baigron aferro el mango de su espada y asintio a las palabras de Tarben, el draconiando se preparo para avanzar por la puerta que le habian señalado, pero espero a que el resto del grupo se uniera el; si algo habia aprendido era que avanzar en solitario era buscarse problemas que no ayudaban.

Entendido asintio con un gruñido grave a Tarben.

Me preparé para cualquier cosa, pues esto no entraba en mi línea de especialidad, mientras mantenía una distancia prudencial, y decía a nuestro compañero:

- Ten cuidado, no sabemos que guarda esta estancia. Podría ser algo peligroso...

Con una muestra de decisión que no había tenido hasta el momento, el otrora indeciso solámnico, recogió las llaves que habían encontrado en la raida mochilla de cuero semienterrada, y probó ambas con la cerradura. La que habían encontrado en el escondite secreto de la estatua era de corte distinto, y mas grande, así que esa no serviría.

Con un crujido de queja, la vieja cerradura movió el mecanismo, dejando la puerta preparada, para tan solo girar el pomo y abrirla. Tal y como la planar había predicho, ninguna trampa esperaba esta vez en el mecanismo, aunque por experiencia reciente, no podían fiarse de que mas dentro no hubiese nada. Con cuidado, Tarben giró el pomo, y empujó la puerta, que enseguida evidenció que, al menos hasta hace poco, alguien se había encargado de engrasar los goznes, porque apenas hizo ruido mientras se abría, para dar paso a una sala cuadrada, de 30' de lado (10m) que, milagrosamente, de alguna manera, parecía haberse salvadado de la tremenda explosión que destrozó el resto de la torre.

La paredes, desnudas, solo albergaban hacheros, donde antorchas a medio quemar descansaban, apagadas. El techo, ligeramente abovedado, en una cúpula muy leve, pasaba de los 8' de los laterales a unos 15' en la zona central.

En el suelo, pulcramente dibujado en un polvo de color plateado, había un círculo, con runas de clara naturaleza mágica, al menos a ojos de los expertos en las Artes, de unos 7' de diametro. Fuera del círculo, en el hueco que quedaba entre la circunferencia, y la pared norte, en la mitad de la misma, había un atril de madera oscura, probablemente ébano, con un pedestal que, incluso desde la distancia, gracias a las fuentes de luz que llevaba el grupo, se veía finamente ornamentado. Descansando en el atril, había un pergamino, claramente muy viejo, pues tenía una coloración amarillenta desigual, y estaba curvado por la edad. A ambos lados del pedestal del atril, como si de perros que defendieran el mismo se trataran, descansaban dos estatuas de marmol gris de 2' de alto hasta la cruz, que representaban, de un modo tremendamente real, a un par de amenazantes sabuesos infernales, como pudo constatar Baigron, ducho en temas planares.

Nada mas había allí, y nada mas alteraba la tranquilidad en aquella sala, donde el polvo, en una capa que hablaba de días, si no semanas, se había asentado, perezoso...

Anubis frunce el ceño, estudiando la sala desde el umbral: tiene claro que las runas que rodean el círculo de plata son parte de un ritual o conjuro, pero no quiere dar nada por supuesto. En un par de minutos, al parecer, encuentra las claves que necesitaba, pues asiente ligeramente con la cabeza...

Aunque no lo tienes entre los conjuros de tu libro, porque aun no manejas conjuros de ese poder, sí recuerdas cosas sobre teoría mágica que has estudiado, y reconoces detalles que te hacen reconocer lo que significa el circulo plateado: Es un conjuro de Circulo Mágico de algún tipo, aunque no logras ver contra qué. Quizá con mas tiempo, y pudiendo estudiar las runas de cerca...

Sobre el atril, no tienes idea, al menos desde esta distancia, y tampoco sobre el pergamino, pues desde la puerta no puedes ver si está escrito siquiera.

Respecto a los sabuesos, pese a poder ver su realista manufactura, no parecen tener runas o algo similar, al menos desde la distancia... ;)