Partida Rol por web

-Rolo se agachó para sujeta también a Kainos. Cuando volvió en sí le ayudó a incorporarse.

+¿Qué te ha pasado? ¿Te encuentras bien?

Tras unos segundos de confusión, Kainos comprendió que no se había movido de la colina y que todo lo que había sucedido había sido una visión. Le respondió a Rolo que la miraba preocupado:

- Sí, creo que estoy bien. Parece que lo que pasó en el campo de batalla y nuestro viaje de vuelta a Atenas me ha dejado más cansada de lo que pensaba, seguro que no soy la primera que ha llegado exhausta hoy. 

Kainos miró al soldado que les había enseñado la moneda y se dirigió a sus compañeros de nuevo, intentando hacerles comprender que no quería hablar delante de él:

- Siento haberos asustado con el desmayo. Quizá deberíamos ir a por comida antes de seguir hablando, seguro que algo de ese guiso de cabra me ayudará a reponer fuerzas. ¿Me acompañáis?

- ¡Claro claro! - exclamó el hombre - id allí y sentaos un poco. Comed lo que queráis. Si no tenéis nada más que contarme no os molesto más.

- ¡Elma! - dijo alzando la voz en direccióna la anciana que servía la comida - ¡Atiende a estos ciudadanos!

La anciana se volvió hacia ellos y les señaló un hueco en el césped. Se dirigieron allí y se sentaron en círculo.

Al poco tiempo una de las mujeres jóvenes se acercó a ellos llevando una bandeja con cuencos llenos del guiso de la marmita, dió uno a cada uno dedicándoles una sonrisa cansada y se despidió dejándolos a solas.

Triss reflexionó en voz alta: - Si tenemos un hogar aquí y las insignias son verdaderas, debemos ser atenienses. Si Rolo y por tanto nuestro grupo tuvo el mapa, puede que fuéramos enviados por Demóstenes a recuperarlo, y si le viéramos nos reconocería. ¿Seríamos los que se lo robaron a los espartanos?-

- Kainos, a ver si lo que has sentido al ver las monedas nos aclara algo.-

Kainos dejó el cuenco a un lado y se dirigió a sus compañeros un poco atropelladamente:

- No sé muy bien qué ha pasado exactamente. Creo que he tenido una visión de nuestro pasado, de antes de Corinto, pero no estoy segura. Estábamos cerca de unas ruinas y parecía que se estaba librando una guerra en los cielos. Había una tormenta que nos lanzaba rayos y nos perseguían unos monstruos de humo y relámpagos. Alguien estaba atacando a la tormenta con flechas de luz. Los rayos acabaron alcanzándonos y yo salí disparada. Oí una puerta cerrándose y lo siguiente que recuerdo es estar maniatada en Corinto.

Hizo una pausa y les miró preocupada:

-Creo que estábamos luchando contra Zeus. O al menos con alguien que tenía su rayo. La Titanomaquia fue hace muchísimo tiempo, no entiendo qué tenemos que ver nosotros. Pero estoy segura de que estábamos todos allí, recuerdo con perfecta claridad temer por la vida de Olíndica y Triss, que no parecían ser conscientes de lo cerca que estaban de ser alcanzadas por nuestros enemigos.

Kainos suspiró:

- En fin, de lo que estoy segura es de que la moneda es sin duda de Creta, pero no es reciente. El que aparece en una de las caras es el legendario rey Minos y el extraño patrón anguloso es una represetación del laberinto de Knossos, en el que el rey Minos hizo encerrar al temible Minotauro. El monstruo fue engendrado por Pasifae, la esposa de Minos, como castigo por no querer sacrificar un hermoso toro blanco a Poseidón a pesar de que el dios de los mares le había ayudado a ascender al trono de Creta. Poseidón se enfadó tanto que hizo que Pasifae se enamorara del toro y la vergüenza de su afrenta a los dioses persiguió a Minos hasta que el valiente Teseo consiguió matar al Minotauro. O eso dicen las leyendas. Pero lo interesante es que Teseo nunca habría podido escapar del laberinto sin la ayuda de Ariadna, la hija de Minos, gracias a que ella poseía una cuerda suficientemente larga y resistente para recorrer todo el laberinto sin enredarse y sin romperse, y de la que Teseó se valió para volver a guiarse hasta la salida tras matar al monstruo. El Hilo de Ariadna, igual que el propio Minotauro o las alas de Ícaro por ejemplo, no son más que viejos cuentos. Pero si el Hilo existiera de verdad sería exactamente lo que se necesitaría para descender al Tártaro y liberar a los Titanes. Quien sea que contratara al traidor ateniense para robar el mapa le pagó con monedas legendarias de hace cientos de años pero que de algún modo se encuentran en perfecto estado. No creo que fueran simplemente los espartanos.

Olíndica se sentía muy perdida con tantas piezas de ese puzzle, que de momento parecía imposible de resolver. La visión de Kainos parecía estar ligada a las que Elrohir, Tris y ella habían tenido en el pantano de los elfos... Pero todo seguía siendo un sinsentido. 

Cada vez que pensaba en el tema sentía que se precipitaba al vacío. 

- Si asumimos que ese mapa que recuerda Rolo es el mismo del que hablan... Aunque sea arriesgado, deberíamos hablar con el lider de esta gente. Otra cosa no se me ocurre... - comentó al grupo. 

+Olíndica tiene razón -Asintío Rolo +Seguro que Demóstenes sabe más sobre todo esto, habrá visto el mapa y sabrá sobre su utilidad. Además, puede que incluso nos reconozca.

-A Rolo se le escapó un bostezo desmesurado, los dos últimos días habían sido intensos y apenas había dormido, el viaje había sido largo, y ahora se añadía también el sopor de la digestión del guiso que había tomado casi quemándose el paladar.

+Creo que podríamos descansar esta noche, e ir a ver a Demóstenes por la mañana. Además, quiero ir a mi casa y ver qué recuerdos puede despertarme.

- "Si.. creo que deberiamos ir a ver Demostenes" - Dijo mientras se terminaba el guiso.
- "Esto me recuerda demasiado a lo que vivimos en el pantano ..."

Derrepente parecía preocupado.

Miró alrededor y pronto la cara de preocupacion desapareció

Se levantó del corro.

- "Disculpe señora!" - dijo mientras salia en persecución de la señora que les habia dado el guiso.

- "Os veré mañana por la mañana aqui mismo ! "- Grito mirando al grupo mientras se alejaba.

El grupo se alejó del lugar dejando a Elrohir degustando otro cuenco del guiso y cada partió en dirección a su casa, siguiendo el camino que sus pies les iban dictando. Cada uno llegó a su casa, por fin, pero no tuvieron la sensación de volver al hogar. Aquellas eran sus casas, sí, pero no sentían que vivieran allí. Parecían genéricas, vacías, sin alma, como si fueran un decorado en una representación teatral. Pero bueno, los últimos días habían sido duros y al menos eran un lugar seguro y cómodo en el que descansar.

A la mañana siguiente volvieron a reunirse junto a la colina de Ares, donde Elrohir estaba desayunando. ¿Había estado toda la noche allí? Sea como fuere volvían a estar juntos. Al caminar por las calles habían visto que una multitud se dirigía hacia la Acrópolis. Todavía quedaba un rato hasta que empezase el sacrificio, pero quizá la gente quería coger un buen sitio.

Elrohir avistó a un tipo orondo que llevaba un gorro verde caminando entre la multitud en dirección a la Acrópolis. Parecía ser Sofronio.

- Parece que el escriba de ayer tenía razón y va a ir mucha gente al sacrificio. Si queremos que Demóstenes nos vea deberíamos estar en primera fila, por lo que podemos ir a coger sitio. Aunque... No estoy muy segura de que pasará si nos reconoce, si querrá vernos o nos tratará como traidores... - dijo Triss con un suspiro.

- Por otra parte como queda mucho para el acto, podríamos dividirnos: ir unos a coger sitio y que nos vea el general a ver que pasa, y otros ir a buscar más información por ahí.

Elrohir siguió al hombre un rato entre la abarrotada calle, acercandose a el poco a poco.

Esperó hasta que el hombre se detuvo brevemente en el puesto de un armero para acercarsele.

- "!Vaya¡ ¡¿Como tu por aqui ?!" - le dijo con un tono cordial.

El hombre se volvió intrigado y observó la cara de Elrohir durante unos instantes.

- ¡Ah sí, el viajero! Veo que al final conseguiste llegar, jaja, me alegro, me alegro. Habrías tardado mucho en uno de mis barcos, ¡pero habrías viajado a cuerpo de rey! - añadió agitando el dedo índice.

- He venido a cerrar unos negocios. Ahora voy a escuchar el discurso de Demóstenes, algunos de mis clientes estarán allí, estoy seguro. No quiero retrasarme, ¿quieres algo?. Si necesitas viajar o mover mercancías en barco iré al puerto cuando acabe el discurso, podemos hacer negocios allí si así lo necesitas.

- "Nada de momento, pero si necesitamos transporte te buscaré por el puerto."

- "Por cierto..., no te quiero quitar mas tiempo, pero ... "
- "La otra vez mencionaste algo de una muchacha que se marchaba con mucha prisa ..."
- "¿Sabes algo de ella? ¿Como se llamaba o a donde se dirigia?"

- Sí, tenía mucha prisa por coger un barco hacia Creta. Pagó todo un barco sólo para ella, así que tenía posibles, posiblemente fuera una princesa o algo así, iba muy bien vestida. No me dijo su nombre, pero era extranjera, desde luego, exótica diría yo. Ojos azules, piel morena, una melena larga y negra trenzada con hilos de oro...una mujer digna de verse desde luego - explicó guiñando un ojo.

- Pagó con unas monedas extrañas, pero buen oro al fin y al cabo. No hice más preguntas, el barco estará de vuelta en unos días y yo habré hecho un buen negocio - añadió levantando las palmas hacia el cielo y sonriendo.

- En fin, no quiero llegar tarde, quiero intentar estar cerca de mis clientes. Si queires un pasaje ya sabes dónde encontrarme ¡Adios! - dijo, y volvió a ponerse en marcha.