Partida Rol por web

El hallazgo de tu aprendiz muerto te causó una gran conmoción. Es cierto, no eras médico, y su muerte se añadía a la de tu exmujer que, según las palabras del propio Ben, ya lo estaba cuando te llamó. Todo aquello había empezado a adquirir tintes extraños, incluso macabros, pero casi sentías una intución de que aquello solo era el principio de algo aun más funesto.

Jackie permaneció a tu lado respetando tu duelo, pero aquel extraño hombre permaneció vigilante a vuestro alrededor. No le falló el instinto, pues tras un súbito empujón que te proyectó un par de metros hacia adelante una figura sombría cobraba forma ante tus atónitos ojos. Era una silueta humanoide, hecha de sombras, viva y con un rostro terrible. En lo que dirías que era la mano llevaba un cuchillo que exudaba humo negro.

—¡Oh! ¡Oh! —exclamó Jackie girando sobre si mismo y propinándole una patada en el estómago de la criatura que la atrevesó sin consecuencias —. Me temo que esto se va a complicar, Adam —dijo con naturalidad mientras te lanzaba la caja que contenía el bastón roto a tus pies. La sombra empezó a atacar a Jackie y este la esquivaba con una agilidad digna de un maestro de artes marciales —. ¡Vamos a tener que acelerar el proceso! ¡Repara mi bastón! ¡Aprisa!

¿Repararlo? ¿Cómo prentedía reparases ese bastón en esas circunstancias? Jackie atrajo la sombra hacia él, esquivando con facilidad sus ataques, hasta con actitud burlona ante ella. La caja, al caer al suelo, se entreabrió, pudiste ver de nuevo aquel bastón quebrado y, al verlo, sentiste un impulso casi instintivo hacia él. Una llamada muda, una seguridad de que solo te bastaban las manos para reparar lo que se había roto..

Adam seguía totalmente estupefacto y triste por la idea de la muerte de Benjamin, tanto que apenas fue consciente de lo que pasaba más allá a su alrededor y se asombró al verse lanzado por Jackie para ayudarlo a esquivar a tal nefasta criatura que para nada era algo que Adam pudiera considerar normal.

Por unos instantes se quedó atónito mirando la escena de como Jackie parecía lidiar con esa criatura como si de algo normal se tratara, viendo también como le pedía apresuradamente que arreglase el bastón.

Adam volteó hacia el bastón caído de su recipiente y lo cogió mientras corría por la sala intentando esquivar y evadir la pelea entre el hombre y el monstruo de sombras que estaba allí, se acercó a una mesa del taller mirando el objeto aún con la mente hecha unos escombros por todo lo ocurrido, tal fue la manera en la que se rompió su mente que casi ni fue consciente de lo que hizo a continuación.

Adam empezó a mirar el bastón y vio como en su propia visión se trasmitía una imagen que nunca había visto del pasado del mismo objeto, perfectamente formado y sin un rasguño, a través de eso, Adam pasó sus manos, que empezaron a brillar en unos tonos naranjas que empezaron a esparcir unos hilos naranjas que se entrelazaban formando las partes faltantes del bastón para darle el aspecto que debía tener, una vez la masa naranja recorrió las partes faltantes de la reliquia, Adam cogió algunas de sus herramientas y empezó a manufacturar el objeto, con cada repiqueteo de un martillo el tono naranja de los hilos que salieron de sus manos tomaban un color más natural hasta acabar alcanzando los colores propios del bastón.

Había recreado las faltas del bastón y las había forjado, como si hubiera devuelto su antiguo brillo a relucir. Cuando acabó, el bastón seguía echando humo y tenía un tono al rojo que parecía hacerla inviable de llevar, pero estaba reparada, en un proceso de tiempo algo largo para lo que estaba ocurriendo, pero rápido para tener en cuenta lo que podría haber tardado en procesar materiales. Sin pensárselo dos veces, toda esa divina magia de su ser desapareció cuando acabó, y cogiendo el bastón, que quemaba las palmas de sus manos casi, miró a Jackie.

— ¡Jackie! ¡Cógelo! lanzando el bastón en dirección a la batalla entre el hombre y el monstruo con la esperanza de que llegara a las manos de su dueño.

La pelea entre Jackie y la sombra era un compendio de esquivas, la habilidad del oriental era sorprendente, evocándote a los mejores artistas marciales que habías podido ver en las películas. Jackie esquivaba, sorteaba, giraba y brincaba ante los intentos de apuñalarle, y si la sombra hubiera tenido un rostro definido casi dirías que serías capaz de adivinarle el hastío en el rostro. La guinda era la actitud de Jackie, quien se reía y burlaba de su rival haciendo gala de una agilidad y reflejos absolutamente sobrehumanos.

Pero tu atención se centró en la reforja de aquel bastón. Lo tomaste entre tus manos, concentrándote en la labor y tu corazón empezó a latir con intensidad. Entre latidos pudiste ver imágenes sesgadas de lo que aquel bastón te evocaba. Viste a un palacio bajo las aguas. Viste a estilizados dragones orientales rodeando un pequeño mono. Viste un mono que más un híbrido de este animal y un hombre. Viste una columna ricamente decorada del palacio que era arrancada convirtiéndose en un bastón para el hombre mono. Viste.. lo viste.. su nombre.. su historia.. Rú Yì Bàng, el bastón del Rey Mono. Parte de tu corazón se volcó en aquel artefacto, parte de tu alma se moldeó para reavivar aquella leyenda y el brillo anaranjado que salía de tu propio ser contagió el bastón al que empezaste a recobrar su antigua gloria.

—¡JA JA! Bien hecho, amigo —exclamó tomando el bastón con la mano, cuando la madera tocó sus dedos sentiste una oleada de energía que te hizo tambalear. Por un instante viste a Jackie Sun con esos mismos rasgos de mono, coronado con una tiara de oro y una sonrisa burlona. Fue una imagen fugaz, un parpadeo, pues Jackie impuso el bastón en el siguiente ataque de la sombra y, en esta ocasión, el bastón lo detuvo —. ¡Un trabajo excelente! ¡Excelente!

La risa de Jackie era contagiosa, como si aquella pelea fuera un juego para él. La sombra siguió atacando, pero ahora se veía atrapada en la danza del oriental. Jackie iba golpeando a la sombra con el bastón, curtiéndole repetidas veces hasta que decidió que aquel combate debía terminar. Ganó la espalda de su rival y encajó un potente golpe que, a todas luces, a un humano le hubiera partido la espalda, pero la sombra empezó a aullar hasta desaparecer. Jackie, satisfecho, con una sonrisa envidiable, se acercó a ti apoyándose en el bastón.

—Me gusta el nuevo toque que le has dado a mi bastón, Adam —dijo sin perder la sonrisa —. El viejo tuerto no se equivocó contigo.. aunque me apena no haber llegado antes para salvar a tu aprendiz.. Creo que te mereces una presentación, Adam Antoisel. Me llamo Sun Wukong, y estoy en deuda contigo después de que hayas reparado mi preciado bastón.

Adam estaba atónito con los ojos abiertos viendo el desenfrenado combate entre Jackie Sun y la sombra aún desorbitado por todo lo que había visto mientras manejaba entre sus manos el bastón de ese hombre, transportándose a otro lugar de la historia y otro momento que casi ni podía creer que pudiera ser una historia que llegase a ocurrir de verdad.

Luego vio sentado desde el suelo contra una pared como los destellos de la pelea lo hacían ver en cierta manera a la persona real detrás del tal Jackie Sun, por un momento pensó que había perdido completamente la cabeza.

Cuando Jackie Sun exilió o destruyó a esa criatura sombría, Adam se levantó vagamente aún con un gesto de dolor en las palmas de sus manos que parecían aún arder por el trabajo en la reliquia del hombre, cuando Jackie se acercó a él y le dijo quien era, al principio intentaba hilar palabras.

— ¿S-Sun Wukong?.. ¿Es tu nombre real? ¿Q-Qué ha pasado? ¿Qué ha sido todo eso que he visto a través de tocar eso? — miraba el bastón. — El palacio, los monos, el pilar.. ¿Q-Qué se supone que eres? en el latir de su corazón Adam sabía que en el bastón de Jackie Sun existía ahora una parte de él como el eco que tiene un artesano por cada pieza que fabrica y sabe que es suya, su firma en forma de un enlace más allá de lo material.

Adam estaba nervioso, pero no al punto del pánico, más bien tenía muchas preguntas, y mucho cansancio por haber reparado quizá el arma de un.. ¿Dios?

Un sonriente Jackie Sun, ¿o Sun Wukong?, soltó una carcajada animosa al ver tu asombro. El hombre apretó la mano alrededor del bastón, y este se encogió repentinamente hasta tener el tamaño de un alfiler que guardó en un bolsillo de su ropa. Al hacerlo, soltó un suspiro de alivio.

—No sabría decirte qué has visto, Adam Antoisel —se encogió de hombros —. ¿Pero un palacio? ¿Monos? ¿Pilar? —fingió reflexionar y luego mostró una sonrisa de tahúr —. Estarás hablando del viejo Ao Kuang, el Rey Dragón, él me.. regaló este bastón. Y con regalar no digo que lo robé.. no no no.. —se excusó un tanto teatral —. Pero digamos que este bastón siempre había sido para mi, me llamaba, ya me entiendes.. ¿y monos dices? ¡Mis leales súbditos, sin duda!

Comprendiendo el shock de lo que había pasado, Jackie miró el cuerpo de Benjamin ahí tendido, luego te miró a ti mostrándose un poco compungido.

—Está claro que te habían tendido una trampa, Adam —dijo con serenidad —. Hagamos esto.. demos un lugar para el reposo a tu aprendiz.. y yo te contaré lo que sé, y lo que has de saber. Es cierto, vine aquí por ti, por las habilidades que me dijeron que ibas a tener. Pero hay más, mucho más, Adam Antoisel.. el viaje no ha hecho más que comenzar.

El hombre te miró expectante, sentías una personalidad arrolladora, magnética, frente a aquel misterioso.. ¿hombre? ¿entidad? ¿semidiós? ¿dios? Pero, a su vez, sentías que bajo esas toneladas de actitud burlona y sonrisa socarrona había una figura noble, honesta. Claro que eso sí, bajo muchas toneladas.

Adam no parecía creer nada de lo que le decía Jackie Sun mientras meditaba sobre todo en general, el ataque, el pobre Ben, su ex-mujer. Adam se acercó poco a poco al cuerpo de Benjamin, quería taparlo con alguna tela que tuviera en la tienda, cerrar sus ojos, darle un buen aspecto.

— Si.. hagamos eso.. demos a Benjamin un lugar de reposo, es lo único que me gustaría ahora, tengo muchas preguntas sobre, todo esto.

Adam se acercó poco a poco al cuerpo de Benjamin, quería taparlo con alguna tela que tuviera en la tienda, cerrar sus ojos, darle un buen aspecto. Mirándose las manos que aún le ardían y se notaba por el frío que hacia.

— No tengo ni idea de nada de eso de lo que me hablas.. ¿Ao Kuang?.. ¿Rey Dragón? Todo eso le sonaba a chino, literal.

— ¿Me buscabas por esto que me ha pasado?.. ¿Me buscaba también eso por ello? ¿Q-Qué es eso de que hay más de lo que aún no sé, hay más cosas de esas? llegado un punto las preguntas de Adam parecían frenarse porque tenía demasiadas y le dolía un poco la cabeza de pensarlas, se limitó a pensar que Jackie Sun no era, quizá un humano normal, y que lo había salvado de esa cosa.

— Gracias por, salvarme de ese, monstruo, Jackie.. no he tenido tiempo de agradecértelo entre tanta pregunta.

Jackie se permitió una carcajada al escuchar tu confusión al citar los nombres chinos, movió la mano restándole importancia y se dispuso a ayudarte con Benjamin.

—Estimado Alan, para tu desgracia, te has metido de lleno en una guerra antigua, muy antigua, y te ha tocado ser un actor en ella —resumió holgadamente —. Debía llevarte a un sitio donde te darán algunas de las respuestas, hay alguien que quiere hablar contigo, ¿sabes?

El oriental te sonrió restándole importancia al agradecimiento, él repuso que tú le habías reparado su bastón, por lo que estabais en paz. El resto del día os lo pasasteis preparando una sepultura digna para Benjamin, aunque Jackie decía que el tiempo apremiaba. Jackie te contó que quienes os habían atacado eran espíritus demoníacos al servicio de un antiguo demonio, pero no supo contarte más. Aunque enterándose de tus razones, te dijo que todo eso apestaba a trampa orquestada por uno de los agentes al servicio de Framtide, una poderosa megacorporación bien conocida por el mundo en el campo de la tecnología, un gigante muy conocido por el mundo. Al cabo de dos días os encontrabais en un lugar no muy lejano de la ciudad, frente a uno de esos extraños monolitos de base triangular que habían estado apareciendo por todo el mundo.

—Solo has de tocarlo. Él te dará parte de las respuestas, y luego.. todo cambiará para ti —dijo con cierta solemnidad, aunque con el tiempo que habías compartido con él sabías que a Jackie se le daba bastante mal eso.

Adam se tomó su tiempo en darle una buena sepultura a Benjamin, estaba algo confuso por eso que decía Jackie sobre alguien que quería hablar con él y más con toda la historia del demonio y la guerra.

— ¿Una guerra? ¿P-Pero qué guerra? Yo solo soy un, herrero.. o eso creía hasta que vio lo que pudo hacer con el bastón, no estaba muy convencido y cuando Jackie lo llevó hasta las afueras de la ciudad y vio esa roca monolítica.

— Sea como fuese, no dejaré que esta guerra se lleve a más gente.. y se acercó a tocarlo, algo asustado aún, pero confiando en Jackie.