-¿Verdad que no? -Lothar miró en dirección a su Majestad-. Me ha felicitado. Creo que le ha costado más que cualquier otra cosa, pero lo ha hecho. Supongo que verte realizar el Juramento la ha convencido de que nuestro amor es sincero. Sigue sin confiar en los Eiluned, pero al menos no cree que me tengas engañado. Creo también que el Rey ha tenido algo que ver con ello.
Los Oscuros eran más propicios a reconciliarse con sus legados Luminosos que viceversa. Donde la Reina era más que escrupulosa con sus propios impulsos Oscuros, el Rey parecía abrazarlos. Quizá fuera cierto eso de que los Ailil tendían más a la Luz que el resto de las Casas Oscuras. Como Eiluned, Marion tenía cierta idea de ese baile entre Legados y del efecto que tenían en uno.
Lothar le puso la mano tras la espalda, protector.
-¿Has visto a Ariadna? Ha venido a presentarse hace poco. Parece destrozada.
-Pues exijo una compensación -bromeó Morgan.
La Vidente sopesó la idea.
-De acuerdo. Una pregunta sin evasión. Si de verdad no tengo nada que decir al respecto, os concederé otra.
Sir Morgan inspiró con ansia golosa. Era como si le hubieran dado a un niño gordo un pase privado a una fábrica de chocolate. Sopesó con cuidado y finalmente preguntó:
-¿A qué habéis venido en realidad? Ya sé que Marion os pidió que vinierais, pero... ¿Qué fue lo que os sedujo de la idea de cambiar de corte y llegar a este nido de serpientes?
Un brillo que rozaba la perversión cruzó sus ojos. Dejó la copa aparte y se acercó al caballero para crear complicidad.
-Omitamos el hecho de que Lady Marion es mi mejor amiga y no la dejaría a su suerte en un lugar así. Vos sois Eiluned, cotejáis y valoráis la información más que cualquier otra casa. Yo también, pero por mi condición de Vidente. Estar aquí es arriesgado, un riesgo innecesario realmente. No tengo mucho que ganar, y tampoco me importa. No aspiro a obtener poder o ganarme el favor de nadie. Sólo quiero desentramar la compleja telaraña que se ha tejido sobre vuestras cabezas, y ahora sobre la mía. Hay una cabeza pensante muy lista en este lugar, y quiero encontrarla.
Morgan le posó una mano en la cintura.
-Qué desilusión. Pensaba que la habíais encontrado.
Evonne se encogió de hombros.
-Quién sabe -musitó. Hizo una breve pausa y preguntó-. ¿Más relajado que antes, mi señor?
-Sí. Gracias -respondió Morgan en voz baja-. ¿Me permitís que os lo agradezca?
-Por supuesto -respondió en el mismo tono. Cogió la mano que tenía en su cintura e hizo una reverencia sosteniéndola-. ¿Me concedéis el siguiente baile?
Morgan asintió, no contrariado en apariencia, y la condujo de nuevo a la pista de baile, donde iniciaron la danza una vez más.
Levantó la mirada al escuchar el nombre de la Gwydion.
-¿Ha venido? La he estado buscando.
-No se ha dejado ver en el salón -explicó Lothar-. Ha venido a saludar y poco más. Tiene un vigilante siguiéndola a todas partes. No creía que fuese a venir, después de que Lord Sirius se excusara por no poder hacerlo. Me ha preguntado por ti. Supongo que intentará saludarte también...
Torció la boca, sabiendo que Lothar no podía verle la cara. Tenía muchas ganas de ver a Ariadna, pero tenía la sensación de que la evitaba.
-Supongo que sí.
Suspiró y se levantó, cogiendo la mano de Lothar. No tenía sentido quedarse sentada en un rincón, aunque fuera en los brazos de su marido. No iban a tener muchas más oportunidades de relajarse si no evitaban que estallasen todos los conflictos del Condado, después de todo.
-Ven, vamos a mezclarnos con la gente. Me encanta que me feliciten por quererte.
Evonne compartió varias piezas más con él antes de retirarse a un lado de la pista.
-Me agrada enormemente vuestra compañía. He de atender unos asuntos, pero me gustaría otorgaros algo -dijo-. No todos lo consideran un regalo, tampoco conozco vuestra opinión al respecto. Me gustaría haceros una pequeña predicción.
Elimina el anterior
-¿Me convendrá escucharla? -Morgan sonrió-. Adelante. Habéis avivado mi curiosidad.
Evonne le devolvió la sonrisa y le hizo una seña para que la siguiese hasta una mesa cuyo cetro de flores tenía rosas blancas, símbolo de pureza y verdad. De paso, robó una copa de vino. Con cuidado arrancó uno de los pétalos y le pidió que lo apretase en su mano para después dejar que varias gotas de vino resbalasen por su piel. Retiró la hoja y tomó su mano entre las suyas leyendo los signos inapreciables del futuro que ella sí podía percibir.
Motivo: Adivinación
Dificultad: 6
Tirada (8 dados, se repiten 10s): 9, 4, 8, 1, 10, 2, 9, 6, 2
Éxitos: 4, Fracaso
Motivo: Adivinación (repito el 10)
Dificultad: 6
Tirada (1 dados, se repiten 10s): 8
Éxitos: 1, Fracaso
Pues a dif. 6, 6 aciertos. He hecho Presagio. No quiero enfocarlo tanto a saber algo de él como a algo de su futuro, se entiende.
Evonne vio que esa misma noche la besaría. Aquello le traería contratiempos para con el Conde y él y Morgan discutirían. Pero Morgan recobraría su favor. Eso decían los signos en su mano.
-Esta noche haréis algo que contrariará al Conde pero que deseáis... -dijo mientras repasaba las líneas de su mano con el dedo-. Aunque luego lograréis recobrar su favor y... Creo que os hará feliz.
-¿Siempre son así de superficiales vuestros augurios? -preguntó Morgan, provocándola.
-¿Siempre sois así de quejica con todo lo que dice una Dama? No dais tregua -se quejó en broma-. Lo descubriréis esta noche, no os impacientéis. Luego os veré.