Partida Rol por web

Tenía un talante tranquilo y no se inmutaba ante los reproches de Leah. Más bien parecía que los iba a dejar pasar, mirando al frente. Pero habló:

-¿Te ha reprochado alguna vez una víctima que no estuvieras allí? Eso duele. ¿Por qué te piensas que debía haber estado allí?

Movió la mano como dejándolo estar pero añadió algo, mirando a Leah.

-¿Y cómo te vas a merecer algo así?

A pesar de sus recriminaciones su voz seguía sonando dulce. Dió un pequeño suspiro.

-De todas formas, lo siento. Quizá Gavaldá no debiera haber fundado un grupo con un caso como este. La conozco, tiene que tener un buen motivo. Pero pasemos a lo práctico.

Dió un par de pasos pasando la mano delicadamente por su pelo.

-Cuando sientas su fuerza en tí, el impulso de su ira… utiliza su energía para hacer lo que quieras. Podrás dominarlo en la medida de que aprendas a hacer tus actos a favor de la inercia del espíritu: cuanto más te opongas, más difícil será controlarte. No trates de frenarlo en seco o te rebasará.

Imagínalo como un río. Si intentas parar su curso con una presa el caudal crece hasta hacer romper la presa provocando la inundación. Pero si desvías el río podrás guiarlo por un cauce más conveniente, siempre que tengas en cuenta que el agua siempre fluye hacia abajo.

De todas formas ahora te será muy difícil porque Am-mit sólo viene a aniquilar, pero es una actitud que te servirá para cualquier espíritu que montes.

Se empezó a quitar uno de los anillos de su mano iquierda.

-Esto te vendrá bien. Es un amuleto, un escarabeo, ayudará a protegerte contra el mal, visible o invisible dándote fuerzas. Si mueres te ayudará a resucitar o, si es el caso, te servirá en el viaje a la vida eterna.

El anillo era de plata con un escarabajo con las alas desplegadas grabado.

-Está vinculado al dios Jepri, forma de Ra como Sol naciente. Responsable de la muerte y la resurrección.

Esperó a que Leah se lo pusiera, lo devolviera o se lo guardara.

-Tengo una idea de cómo y por qué Ammit entró en tí, y eso tal vez te sirva para entrar en tus enemigos buscar imágenes de sus crímenes y empezar con el rito de exorcismo en el caso de que haya en ellos algo parecido a una posesión…

Sonrió mirando de medio lado.

-Ah, y yo nunco pido nada a cambio.

- Bueno tu dijiste que podias evitarlo y yo no lo merecia, asi que no hiciste nada, no?

Y me encogi de hombros.

Gavaldá?  Un grupo?

De manera que Fermi sabia mucho mas de lo que realmente decia, pero ya me daba igual, tal vez simplemente no tenia tiempo de procesar todo lo que habia pasado y necesitaria una vida para ello.... o dos.

- Encauzar la energia. Bien, puedo intentarlo, tal vez corriendo o interrogando a la victima mientras me oculto para que no nos vean, no?

Segui escuchando ahora con mas atencion.

- Montar espíritus? Que acaso hay mas? Acaso hay otros que quieran poseerme? 

Por un momento me senti en un gang bang espiritual, pero me enfoque en el anillo.

- ... Es un amuleto, un escarabeo, ayudará a protegerte contra el mal, visible o invisible dándote fuerzas. Si mueres te ayudará a resucitar o, si es el caso, te servirá en el viaje a la vida eterna.

- Resucitar? Acaso puedo morir? Puedo morir!!!! Y como se usa?

Mientras miraba el extraño anillo de plata con un escarabajo y con sus alas desplegadas en un grabado. Por supuesto que tenia mi medida y de alguna manera me sentí mucho mas segura y enfocada al ponerlo en mi dedo.

- Bien, una idea, vale, pero como me ayuda eso a entrar en los criminales? Me enfoco, me concentro en Ammit, has dicho que era una idea, pero no como lo hare? Y el ritual de que se trata? Para que sirve? No es mas facil usar mi pistola?

Como me hacia falta Daniel, esas cosas chamanicas tenian mas sentido para el, aun asi trate de apañarme y prestar mas atencion, no podia olvidar detalle. Con calma segui escuchando sus indicaciones.

- Asi que conoces a Gavaldá. Supongo que es alguien de confiar, despues de todo estas en contra de los soñadores tambien no? Pregunte, despues de que hubiese terminado.

Sigrun le ofreció a su vez su tarjeta, ofreciéndose para lo que necesitara  y se quedó allí, entre la gente que iba y venía, visiblemente confusa.

Caminó a grandes pasos con Albin que se detuvo ante la pregunta del periodista.

-¿Significado? ¿Significado? Todo esto es de locos.

Cuando llegaron al helicóptero  de la policía, el piloto -que tenía abierta la radio - explicó que Leah había desaparecido y se ofreció a dar un par de vueltas antes de volver a la clínica, por si la encontraban.

El señor Berisha estaba consciente y había dejado de sangrar. Aseguró que su herida era poco grave y siguió insistiendo en que por él no había prisa. La prima de Mats tardó unos segundos más en llegar y se sentó frente a él.

Desde el aire se veía el final del horizonte azul oscuro anunciando la cercanía del amanecer.

Tras unos minutos de búsqueda infructuosa el piloto preguntó a Albin si volvían ya al estadio y Albin miró al periodista pidiendo consejo.

Salimos finalmente de la Gare du Nord. Siento un regusto muy amargo después de la conversación con Sigrun, y estoy realmente preocupado por Sophie. La última vez que la vi parece un recuerdo nublado e impreciso, perdido en las mareas del tiempo; me pregunto dónde estará, si aún hay tiempo de salvarla…

Cuando llegamos al helipuerto, el piloto nos informa de que Leah, la «devoradora de pecadores», ha desaparecido. Mi boca se abre con asombro. ¿Cómo es posible? Estaba aquí mismo. ¿Cómo puede ser que se haya ido, o que se la hayan llevado, delante de sus narices? Atónito, miro al piloto y a Govier alternativamente, esperando una explicación que no llega. Por otra parte, el señor Berisha parece encontrarse bastante bien, y su herida no ha sido tan grave como parecía en un primer momento.

Me encojo de hombros, un poco sorprendido cuando parece solicitarse tácitamente mi opinión acerca de qué hacer a continuación.

—Pues no sé… Si ha sido secuestrada, no tiene mucho sentido que la esperemos aquí. Por otra parte, si se ha ido por voluntad propia… —En ese momento me acuerdo de algo—. Esperad. Hace un rato tuvimos una charla, y algo de lo que dije la hizo llegar a la conclusión de que el enemigo podría atacar el hospital donde está la niña… Jane, ¿no? Se alteró muchísimo, y enseguida le envió un mensaje al tal Daniel desde mi móvil. —Me saco el móvil del bolsillo para mostrarles el mensaje, y leerlo yo, ya de paso—. Quizá haya ido para allá, pero me resulta raro que no haya avisado ni nada…

O quizá solo necesitaba algo de tiempo sola. Tal vez le daba miedo hacer daño a alguien más, y ha huido…

—En todo caso, tengo la impresión de que aquí no es muy probable que vuelva, al menos de momento. Así que yo volvería, o si no, iría al hospital. ¿Hay alguna manera de ponerse en contacto con el hospital para saber cómo van las cosas por allí, o si ella ha aparecido?

Cuando Leah dijo “Bueno tu dijiste que podías evitarlo y yo no lo merecia, asi que no hiciste nada, no?” Fermi respondió.

-No, no he dicho eso. Y no se me ocurre qué ha podido salir de mi bocaza para que hayas entendido algo así. ¡Qué imagen te habrás hecho de mí!... Uf.

Sonrió, era un hombre grande entrado en kilos con una mirada infantil y una sonrisa agradable. Su maquillaje y su forma de expresarse le daban un aire excéntrico pero francamente femenino y amable. Incluso a pesar de su ropa gris -una capa con capucha- realmente siniestra.

Esperó la respuesta y prosiguió, cambiando de tema.

-No es que los espíritus te busquen para poseerte, más bien es que tienes la capacidad de asimilarlos que pocas personas tenemos. En muchas culturas el alma se concibe de forma... polifacética. Para los shuar, por ejemplo, existe un alma vengadora, que es la que encierran en las cabezas reducidas de sus enemigos vencidos para que no vuelva a matarlos… Es sólo una forma de entenderlo, pero quizá te valga: tú tienes la capacidad de añadir un espíritu que vague libre a las facetas de tu propia alma, asimilándolo en tu naturaleza. En teoría, podrías encontrarte con un espíritu puma, por ejemplo, y él podría sentirse bien en tí, y tú dejarlo entrar… y eso podría hacer que te convirtieras en un puma en las noches sin luna, por ejemplo.

Los chamanes utilizan eso constantemente, con sus danzas, sus canciones y sus discursos convencen a los espíritus para que les ayuden en sus viajes, para curar, o para matar.

Se encogió de hombros.

-Según la fuerza de tu voluntad y el apoyo que encuentres te moverás entre domesticar espíritus peligrosos, tratar con espíritus ayudantes o acabar muerta o poseída por uno...

Él explicaba con tranquilidad, parándose a cada poco a responder preguntas y asegurarse que Leah entendía más o menos a qué se refería en sus explicaciones.

Luego hablaron del momento en que Ammit había entrado en Leah. Fermi preguntaba cada detalle, contaba su impresión y respondía dudas. No sentaba cátedra, no daba nada por sentado e insistía en que podría estar equivocado, pero él pensaba que cuando en el sótano del hospital Edmund Terry juntó su boca con la de Leah Ammit, en forma de serpiente, entró buscando el corazón de un soñador pero que al ver la naturaleza de Leah prefirió quedarse allí.

Él mismo había examinado ocn detenimiento el cadáver que había sobre la camilla.

-No era un cadáver, sino dos. Ammyt estaba extrayendo un soñador de un sonámbulo, es decir, cazó a un sonámbulo, exploró sus pecados, encontró al soñador que lo poseía y empezó a sacarlo del cuerpo que ocupaba.

Si los soñadores pueden entrar en alguien y dominarlo como una marioneta, tú puedes tirar de los hilos y cazar al marionetista.

Sonrió.

-Yo lo intentaría. Cuando agarres un sonámbulo le das un -hizo un gesto de comillas con las manos- “beso” proyectas el espíritu hacia su interior y si sientes otra presencia, la del soñador que le dirige, tiras de él. Cuando notes en los labios que algo empieza a salir de él, te separas, lo agarras con la mano tiras de él, lo vas sacando, como si fuera un parto, pero por la boca.

No estoy seguro de que el sonámbulo sobreviva a algo así. Pero creo que vale la pena el riesgo.

Con un disparo matarías al sonámbulo pero no al soñador que lo manipula.

Levantó las cejas.

-Supongo que queda claro que soy enemigo de esos “soñadores”. Sí, Nella es alguien en quien puedes confiar. Un poco dura para mi gusto. Nosotros, tú, yo, mi grupo, el tuyo, somos guardianes de esta ciudad. Yo también tengo placa y todo. Buscó dentro de su capa y enseñó una placa de Policía Nacional con una foto de traje, sin maquillar. Sonrió.

Este era yo antes de empezar en este trabajo.

El texto del SMS decía:

Daniel, estoy bien. Perdi mi telefono. Posible ataque inminente en el hospital. Debes salvar a la niña, me reunire en lo que pueda. Esto es mas grande de lo que sabemos y no confies en Eugene Masaryk

Albin asintió a las palabras de Mats mientras anotaba en su libreta el número de teléfono del destinatario del mensaje. Se hizo con unos cascos con micro de la cabina y comenzó a hablar por radio.

Ada miraba hacia abajo por el cristal del helicóptero, callada.

Sin quitarse los auriculares el policía habló:

-No ha habido nada parecido a un ataque en el hospital. Mi contacto va a acercarse al área protegida por el CSB. -Miró hacia Ada- Mientras mandaré localizar el teléfono del destinatario… Daniel... compañero de Leah del CSB… e intentaré conseguir y localizar el de una doctora… Clementine Ouvrard… que fue testigo de lo que le ocurrió a la agente Tatou en el hospital.

- Asimilar espiritus, vale lo entiendo!

Y segui escuchando. Despues de todo aunque fuese tan terca podia darme cuenta de que Fermi hablaba con propiedad y habia sabiduria en sus palabras.

Domesticar espíritus, tratar con ayudantes o acabar muerta o poseída por uno. No pasará, para eso es el anillo no?

Pero segui escuchando con cautela.

Mierda.... Eso era....

Quede con los ojos abiertos como platos cuando entendi en que convertía mi poder. Podia exterminar a los manipuladores de sueños a traves de sus victimas y ese golpe no lo vendrian venir, sería su final y bien merecido. Casi podia saborear el alma de un soñador a traves de un sonambulo. La idea me resultaba excitante, sublime.

- Dios mio.... Se me escapo.

Seguía entendiendo el proceso cuando me enseño su placa.

- Oh seas que estas vivo? Quiero decir como yo? Eres del CSB o algo asi?

Me daba cuenta que las enseñanzas llegaban a su fin pero me gustaria tener algun forma de contactarle de ser necesario, por lo pronto debia avisarle a Daniel y encontrar la forma de rastrear a las victima... sonambulos, eso eran. Tal vez Cesar o Albin sabian como encontrarles mas facil.

- Fermi, como te encuentro? Sabes encontrar sonambulos?

Cuando Leah se sorprendió de que estuviera vivo éste sonrió, pero cuando matizó con “quiero decir como yo” Fermi dejó escapar una carcajada.

Su risa era contagiosa.

-Sí, más o menos como tú.

Lo del CSB es una tapadera… a menudo nos infiltramos en cuerpos de seguridad porque así es más fácil proteger la ciudad.

Yo tengo la placa por si me veo acorralado por policías salir del paso. Pero conozco al menos tres grupos infiltrados en la policía. Ya los irás conociendo.

Cinco cuervos aterrizaron junto a ellos. Uno, el más gordo se adelantó unos pasos hacia Fermi. Cuando Leah preguntó por formas de buscar sonámbulos Fermi contestó.

-Estamos atentos a comportamientos extraños aquí, en la vigilia, pero podemos cazarlos incluso en sueños. Es otro campo de batalla, como la vigilia. Moverse conscientemente en el sueño y viajar por los mundos espirituales a través del sueño es una práctica que conocen algunos de los nuestros. No sólo chamanes, también soñadores lúcidos…

Entonces el Cuervo carraspeó.

-Ejem. Ejem.

Sonaba como una grabación antigua.

-Suzaaaaaanne Rostand...Por la Graaaacia de Dios...

Leah reconoció inmediatamente su peculiar acento, su tono… Era la voz de Daniel sonando como a través de un gramófono.

-Suzanne Rostand...Por la Gracia de Dios que puedes oler a través de mi sangre. Por la voz que está cerca. Lucha contra tu Invasor. Pateale, muérdele, mándalo fuera, inmunizate. Por la Gracia de nuestro Señor y el sostén de la Dama de la Ciudad. Toma de mi Fuerza.

Y el cuervo continuó un tanto caótico.

-¡Sostén! ¡Dama de la ciudad! ¡Lucha! ¡Lucha! ¡Lucha!

Fermi se agachó observando atentamente al animal.

Me encojo de hombros por segunda vez, sacudiendo la cabeza al oír las noticias, o la ausencia de ellas.

—Pues no sé… ¿Qué se acostumbra a hacer en estas situaciones? ¿Cuál es el protocolo? Si la han cogido, no va a volver aquí… Y si se ha ido porque ha querido y regresara, y no nos viera, nada le impediría buscarnos en otro lugar. —Me rasco la barba, pensativo—. Yo creo que lo mejor sería que nos fuésemos, pero dejando alguna clase de aviso para que ella sepa dónde estamos en caso de que regrese… —Todavía continúo sin poder explicarme cómo ha podido desaparecer sin más, delante del piloto del helicóptero y de Berisha. Recuerdo que Leah no tiene móvil; no será tan sencillo como dejarle un mensaje de texto—. ¿Se os ocurre algo? ¿Quizá comentarle al encargado del helipuerto a dónde vamos… o un mensaje en clave, por si hubiera algún peligro de que fuese interceptado?

Y si Leah se ha marchado por su propio pie, ¿por qué lo habrá hecho? Entiendo que necesite un respiro, pero dadas las circunstancias me parece algo bastante imprudente por su parte.

- Pero que demonios?

Cuando finalmente le comenzaba a comprender a Fermi e incluso sentia que llegaria a algun lado uno de los cuervos comenzó a hablar como paraulata enjaulada.

Daniel?

- Daniel!

El nombre de Suzzane me sonaba de algo pero no lograba atinar. 

- Que pasa Fermi? Ese es Daniel mi compañero! Esta en peligro? Donde esta?

Y me di cuenta que no tenia telefono. Solo espere un par de segundos por una respuesta o saldria corriendo a conseguir un telefono asi fuese un transeunte para llamar a Daniel y saber que pasaba.

El piloto hizo un gesto hacia Albin y éste se fue a la cabina del helicóptero, no sin antes darle sus cascos a Mats.

A los pocos segundos le habló por los auriculares, sólo le oía el periodista.

-Hemos localizado el teléfono de Daniel, el destinatario del mensaje de tu móvil y está en la plaza de la catedral… y hemos tenido informes de la policía de que se han oído disparos y hay una ambulancia accidentada. Vamos hacia allá, pero no me puedo fiar de la señorita Ada. Vigílela… Podría ser el plan B de los soñadores para matar a la niña que están trasladando en la ambulancia. La niña está coma y el CSB la ha estado protegiendo. Tiene el cuerpo cubierto de tatuajes... podría ser un objetivo.

Asiento lentamente al escuchar las palabras de Govier a través de los auriculares.

—Comprendo… —respondo, algo alarmado al oír las noticias. ¿Un tiroteo en plena ciudad? Esa gente cada vez es más osada… o está más desesperada. El comentario de Govier respecto a Ada no me sorprende; tiene todos los motivos para no confiar en ella, al menos de momento—. Sí, Leah ya me comentó lo de los tatuajes. No es una coincidencia, desde luego. —Suspiro—. Pues cuando ustedes digan. Estoy listo.

Me subo al helicóptero, lanzándole una breve mirada a Ada, y le dedico un asentimiento que en realidad podría significar cualquier cosa. Después de acomodarme en mi asiento, me abrocho el cinturón de seguridad.

-¡Sígueme! ¡Están cerca!

Fermi se movió con una agilidad que no era propia de su tamaño asegurándose de que Leah le seguía.

Bajaron una escalinata que daba al lecho del río y abrió una puerta oxidada que daba a una gran tubería que debía servir de aliviadero en caso de crecida.

Corrieron unos pocos minutos y subieron por otra tubería más estrecha y con escalinatas de hierro que les llevó de nuevo a la calle tras cruzar otra puerta oxidada que daba a un puente.

Desde el puente se veía la catedral de Notre Dame, a unos cientos de metros. El cielo seguía oscuro aunque empezaba a azulear. El amanecer estaba cerca. Por la zona de la catedral se oía una sirena, y disparos.

Nada más pisar el puente Leah se topó con el cadáver de Ivo. Su pecho tenía decenas de puñaladas y estaba en medio de un charco de sangre que todavía mantenía algo de calor. Aquí, muerto, sin su pose de sobrado, se notaba su extrema juventud. Truncada. Con los ojos bien abiertos su cara blanca mostraba cierta expresión de incredulidad.

Un coche estaba parado en la vía, su conductor tenía las manos en la cabeza y lloraba.

Fermi sacó un bastón telescópico de entre su capa, que al desplegarlo se convirtió en una reluciente guadaña.

Leah se encontró, a diez metros del coche a alguien tirado en el suelo mientras otra persona -un señor de pelo cano, en pijama- se estaba incorporando, amartillando una pistola. Olían a ellos.

La persona tirada en el sueño gritaba:

-Sácame de aquí. ¡Sácame de este maldito cuerpo! ¡Rápido!

Leah reconoció esa voz. Era la de Suzanne. Otro de los agentes del CSB que se había incorporado al grupo dirigido por Daniel. Pero sonaba extraña, desgarradora.

Siguiendo a Fermi llegamos a lo que parecia un accidente pero al ver las puñaladas en uno de los cuerpo rapidamente me di cuenta que era un ataque de algun tipo. Con mi pistola en la mano me fuí moviendo entre todo siguiendo la voz de Suzanne. Finalmente la recordaba aunque vagamente de las oficinas del CSB y me parecia que trabajaba con Daniel, en todo caso era una alida y debia ayudarle. 

El otro hombre amartillaba la pistola y le apunte para que la soltara y se que dara quieto. Si se movia dispararia. 

Todo paso muy rapido. El recuerdo del muchacho muerto me hizo dudar un segundo. Era el mismo muchacho que nos habia ayudado a abrir el cuarto de pánico cuando iniciamos nuestra investigacion, era algo que parecia ser tan lejano ahora, como si fuera hacia meses, y tan lleno de vida en ese momento pero ahora estaba muerto. 

Cuando regrese un segundo despues solo tenia una fraccion de segundo para que el hombre no disparase. Por otro lado la voz de la mujer, Suzanne, venia extraña y algo gutural tal vez pero tendria que averiguarlo luego. De momento sentia la urgencia de Ammit y entendia que tenia otra victima frente a mis ojos.

Dispare mi arma hacia el pecho del hombre para inmobilizarlo pero viendo que habia fallado solo me quedaba poner mi cuerpo entre ambos, si disparaba seria contra mi y esperaba que la bala tuviese el mismo efecto que con la escopeta.

Besarle seria un poco mas complicado para ya sentia las ganas de sentir quien realmente estaba destras de esto. No podia dejarle pasar.

Al ver a Leah, el hombre que empuñaba la pistola giró el brazo hacia su cabeza y se voló los sesos.

Su cuerpo cayó hacia atrás. Muerto, el cadáver vacío, sin nadie dentro a quien rendir cuentas.

Suzanne estaba en el suelo en una posición retorcida, tensa, quieta. Como agarrotada. Hacía gestos raros, como si tratara de morder al aire.

Leah lo olió dentro de la agente del CSB. Allí, en Suzanne, había un soñador que, incapaz de hacer que ese cuerpo se moviera, trataba de morderse la lengua y matarlo, sin éxito.

Fermi se acercó.

-La ambulancia logró huir.

Se inclinó para examinar a Suzanne.

-El cuerpo está paralizado... Parece que nos hemos encontrado una presa...

Tenemos que actuar rápido, pero no aquí.

Le puso algo parecido a un tubo metálico en la boca explicando que era para que no se mordiera la lengua y cargó a Suzanne como si fuera un fardo. Entraron por donde habían salido y tomaron otro camino, por un túnel en el que se agenció con una antorcha que encendió con cuidado. Luego siguió hasta una cripta con un banco de piedra sobre el que dejó caer el cuerpo rigido de la agente del CSB.

Allí Fermi explicó que cuando entrara en ese cuerpo, lo más probable es que primero viera imágenes de sus pecados, y que después, si Suzanne era en efecto un sonámbulo, podría tirar del soñador que la manejaba hasta sacarla de su cuerpo.

-Pero una cosa detrás de la otra. Primero echa un vistazo e intenta meditar qué camino tomar en consecuencia. Trataré de que me oigas... aunque vayas muy lejos, creo que podré llevar mi voz hasta tí.

Quitó el tubo que había puesto en la boca de la chica.

Seguí las indicaciones de Fermi despues de que colocó el tubo en la agente y huímos de allí buscando la soledad de esos sitios reconditos en la ciudad que solo un lugareño conoce.

Ya en nuestra soledad podía sentir la lucha que ambos tenia por el control del cuerpo de la Agente. No podia dejarle morir. Si de algo debía servir mi existencia era para salvar vidas.

Fermi retiró el tubo y sabía que tendría poco tiempo. Coloqué mis manos en su rostro y cerrando los ojos acerqué mi boca a modo de beso. Podia sentir el roce de los labios cuando nuestros alientos se mezclaron y comenzaba mi viaje. 

El hambre recorria mi cuerpo pero para mi sorpresa podía controlarlo y de momento enfocarme en succionar aquello por lo que habia venido yo..... y Ammit.

Aspire....

El recuerdo vino como un rayo de luz cuando sus labios se tocaron ¡Claro que conocía a Suzanne!

Era la chica tímida, alta y delgada que vigilaba a la doctora Ouvrard en la galería de arte del barrio de Marais. Ella les advirtió que había uno de ellos infiltrado entre el público, vigilando.   

Leah sintió algo moverse en su estómago. Subía presionando su garganta, empujando su lengua hacia un lado y salió hacia la boca de Suzanne. Por la textura escamosa debía ser una serpiente. Por el tiempo que tardó en pasar entera y la velocidad a la que se movía, debía medir unos tres o cuatro metros de larga.

Cuando pasó entera de su cuerpo al de Suzanne, Leah se sintió libre, viva, sin el terrible peso de Ammit.

Notó los labios cálidos de esa chica de aire masculino que sentía miedo pero se sometía al ritual con decisión.

El cuerpo de Suzanne se fue relajando, dejando de estar rígida y Leah la vió más joven, refugiándose de un medio social que le resultaba injusto y cruel en otro mundo más seguro y predecible: el de las matemáticas. Notó el sentimiento triste de no atreverse a sincerarse con una compañera de clase a la que amaba. Leah notó el recuerdo melancólico de ese fracaso, y notó también la nobleza y el aplomo de Suzanne.

Vió otro recuerdo de la chica, éste reciente, en el hospital: la sorpresa de encontrarse, escrita en tiza, en una pared, una extraña ecuación, y la rabia por no haber sospechado.

Leah entendió -compartiendo pensamientos con Suzanne- que los soñadores habían entrado en ella así: esa misma noche tuvo un sueño en que resolvía un teorema -relacionado con los números que había visto en la vigilia- por el que recibía un premio y su antigua amada acudía a felicitarle, tanto tiempo después… luego hablaron recordando los viejos tiempos... y al fin, en ese sueño, se sinceró... fue como un caballo de troya.

Luego sintió la determinación de la agente del CSB por cazar al soñador. “Vale, me has pillado, pero yo te he pillado a tí.” Era un pensamiento que se repetía en esa mente como un mantra.

Luego otro recuerdo, hace poco: el miedo de Suzanne al ver que su cuerpo no le obedecía. Daniel golpeándola con extrema violencia hasta romperle la muñeca y tirarla del coche… y su pánico al no sentir dolor, allí, en el suelo, tirada.

Leah se vió a sí misma, con Fermi. Cuando la encontraron.

Suzanne se sentía viva y pensaba que iba a morir pronto. Por eso besó a Leah cada vez con más calidez. Cariñosamente con… amor a la vida… a Leah como mensajera de la vida… Suzanne era ligera como una pluma y Leah sentía que en cualquier momento podría echar a volar y esfumarse.

Entonces Leah escuchó la voz de Fermi.

-Céntrate en Ammit, busca al soñador que hay dentro de Suzanne.

Y pudo ver por los ojos de la serpiente.

Ammit había llegado frente a ella. Pesada como el hierro, de la soñadora sólo se veía su sombra en un lugar oscuro, quieta sobre un suelo de piedra, frío. Recostada, con las manos en las rodillas y la cabeza hacia adelante parecía mirar su propio ombligo.

Ella era el objetivo de Ammit.

Sin levantar su cabeza, sin mirar siquiera a la serpiente, la mujer habló como exhalando en cada palabra.

-Mortal… Suelta a la serpiente, liberate y vuelve a vivir. Este no es tu mundo.

Y Leah supo que la soñadora no le mentía. Si separaba su boca de la de Suzanne Ammit no volvería a entrar en ella. Pero entonces, quizá, su enemigo tendría más oportunidad de escapar a su destino.