Partida Rol por web

El mago tomando las riendas del asunto, se dirigió a la posadera y le preguntó educadamente:

-Disculpe señorita, ¿sabe si hay alguna ebanistería cerca? ¿conoce alguna especialmente buena? -dijo esperando que aquella lugareña tuviera mejores conocimientos de la zona.

mmm juraria haber visto alguno marcado en el mapa...déjame comprobar

Dije mientras desplegaba el trozo de papel de nuevo sobre la mesa y recorría las calles aledañas con el dedo.

El enano miró el mapa con atención mientras lo observaban sus compañeros. Ya había cometido el error de confundir el color del alquimista y no quería volver a errar en sus cábalas así que ayudo al beornida a encontrar el ebanista más cercano.

Elendin también intentó ayudar a encontrar el ebanista en el mapa, percibiendo alguno que otro que parecía interesante...

 6 de Girithron
 9:00 - 12:00

 Habían encontrado el problema principal: el grupo no parecía capaz de leer mapas.

 Esto hacía el regalo de los mercaderes algo bastante simbólico, en realidad. Por fortuna, los buenos modales del noldo hicieron mella en la camarera que se apiadó de ellos.

 Pero... ¿buscáis un carpintero o un creador de arcos y flechas? al parecer el término en oestron para "ebanista" resultaba confuso para las gentes de Tharbad Bueno, no importa. Id a la calle principal, la Menetar y bajad hasta casi llegar al río, cerca del Gremio de Albañiles. Allí hay tanto ebanistas como arqueros y flechadores de gran calidad.

 Siguiendo las instrucciones de la camarera, tomaron la Rath Heled hasta el Cherant Formen, el canal. Justo detrás se encontraba la gran avenida Menetar.

 Bajaron la gran calle y no tardaron en observar tanto a un lado como a otro, trabajadores de la madera. Sin embargo, la mayoría hacían barcos, remos o mástiles. Sin embargo, lograron encontrar unos pocos comercios en que hacían muebles y útiles, así como un par de tiendas para arqueros.

Elendorn que no quería un nuevo arco si no que pusieran el suyo a punto, fue buscando a alguien dispuesto a trabajar en su propio arco. Esperaba que los conocimientos de aquellas personas le dejaran su apreciada arma como nueva.

El enano simplemente miraba las tiendas y alababa con palabras lisonjeras las habilidades de sus dueños. Intentaba obtener información sobre donde podrían encontrar un alquimista y alguien que les comprara los libros por un buen precio. No parecía, sin embargo, comunicarse bien con la gente que trabajaba la madera y quizá sus buenas palabras parecían más falsas de lo que eran en realidad.

Al final simplemente se reunió con el grupo dispuesto a seguirlos.

 Los diferentes carpinteros y arqueros flechadores se encogían de hombros ante la petición de Elendorn. 

 "Es un arma preciosa, señor... no sabria por dónde empezar..."

 "¿Que ha dicho que necesita? Si está perfecta... impoluta..."

 "Es como un arco largo pero tiene como partes... ¿y esto que és?"

 "¿Y dice que es un arco élfico?"

 Allí no iba a necesitar los cuidados que su arma requería.

En fin, el silvano quiso dar la oportunidad de que los humanos se lucieran, pero si no podían hacer nada no era su culpa. Tomó un grupo de buenas flechas y se conformó con aquello.

Tras acompañar a Elendorn al ebanista una mueca de desilusión se dibujo en mi cara....todo lo que aquellos hombres trabajaban era sencillo y funcional, nada que no hubiese visto ya de los artesanos de su tribu.

Era el momento de decidir su siguiente destino, la ciudad era grande y todavía restaban rincones por descubrir.

El hechicero miro con desgana todo lo que allí ofrecían, no le interesaba mucho la mercancía por lo que esperó a que Elendorn terminara sus tratos para luego preguntar al comerciante:

-Disculpe señor, ¿sabe si hay alguna librería cerca? -preguntó amablemente esperando que no tuvieran que pagar aranceles.

De lo contrario, tendría que recurrir a sus artes místicas para pasar de balde el último puente, pues el mercader de bienes gondorianos era la opción más segura para vender dichos volúmenes.

El enano prefirió seguir a sus compañeros a discutir con los tenderos sobre los usos armamentísticos de la madera. Su pueblo tenía corazón de metal y piedra por lo que, a pesar de saber que un arma hecha de arboles podía ser letal, tenía cierta reticencia cultural a comprar un accesorio de un material tan endeble.

 6 de Girithron
 12:00 - 16:00

 El vendedor entregó a Elendorn sus nuevas flechas.

 No conozco el término "libroria", señor... al parecer la cultura era todavía un bien escaso en Tharbad Sin embargo, si deseáis vender libros os recomiendo que vayáis al Gremio de Estudiantes.

 Aquello sonaba bien. El Gremio de Estudiantes... sin embargo, al preguntar por la casa Gremial, resultó estar en la misma Avenida Menetar... ¡en el otro lado de la ciudad!

 Elendorn, Tirlindë y Elendin guiaron con presteza a sus compañeros, moviéndose como sombras por la ciudad. Conocían ya el recorrido. Al cruzar el primer puente les cobraron un peaje de cinco piezas de cobre por cabeza y al llegar al segundo Tirlindë se llevó a hablar a un aparte al sargento de la guardia y en seguida les franquearon el paso. 

 El barrio del sur no tenía nada que ver con la ribera norte: los edificios mostraban mejor aspecto, los materiales como el marmol blanco o el pan de oro parecían más comunes, las gentes vestían ropas más finas, con capas de lino y túnicas de seda. Seguramente los diferentes soldados y peajes contribuían a mantener estas diferencias.

 Alli, en la misma avenida, junto al Banco de Cardolan, encontraron efectivamente la casa del Gremio de Estudiantes. 

 Los estudiantes se mostraron entusiasmados con aquellos volumenes. Se los sacaban al grupo de las manos ¡Y a buen precio! Al término de una hora de estar alli ya habían reunido cien piezas de oro.

Elendin estaba contenta con el botín.

- Bueno, ya hemos hecho los recados... - dijo guardando el dinero en su bolsa - ahora quiero hablar con mi compañero - su voz era baja, no quería que Tirlindë se mostrase celoso sin motivo alguno - si alguien quiere acompañarme...

El mago guardó el dinero contento de haber podido realizar tan suculenta transacción y acto seguido se dispuso a elegir el próximo destino. Él quería pasar por una joyería antes de meterse de lleno en los asuntos de Tharbad, por lo que dijo:

-A mi me gustaría pasar por una joyería primero, pero con gusto os acompañaré a visitar a vuestro compañero, no obstante habría que asegurarse que no esté de guardia -expuso recordando la dirección de la posada que les indicó el propio dúnedain.

El enano recogió las monedas que le tocaban y tras guardarlas decidió seguir a sus compañeros. No había encontrado nada de su gusto en la ciudad pero quizá algo de información sumase al valor de las monedas.

Aunque algo receloso por no haber podido examinar en profundidad todos los volumenes, agradecí el generoso precio que nos ofrecieron por los libros y me despedí de los estudiantes. Después de aquello Elendin nos invitó a acompañarla a su encuentro con un antiguo compañero. Yo me apunto a esa visita al joyero, si no hay inconveniente apunté al Noldo. quizas pueda encontrar alguna artesania de valor, despues de eso me reuniré con vosotros si os parece bien

Elendorn creyó una buena idea esa visita al joyero tan vez hubiera algo que mejorara alguna de sus aptitudes, y no le iría mal.

Estuvo hablando de los libros unos minutos, sobre los que les compraban, y sobre los que habían en el lugar, no le desagradaría adquirir algún conocimiento útil para sus andanzas.

 6 de Girithron
 16:00 - 20:00

 Los estudiantes no pensaban abandonar su propia casa gremial. De hecho, estaban encantados de tratar con extranjeros, al menos con aquellos que traían extraños y exóticos textos a sus manos. Lamentablemente, no pudieron ayudar a Elendorn a encontrar el volumen que buscaba, pero sí intentaron orientar a Tirlindë.

 Para joyeros lo mejor es el Barrio de los Plebeyos, en el islote central. Bueno, en el Camino del Rey para ser más concretos. decía uno.

 Si, esta hablando de Lothiriel. Esa mujer es una artesana sin igual. Deben visitarla. aseguraba otro Su tienda hace esquina con la propia avenida Menetar en la calle Enedrath, pasado el peaje. Es grande, pero oscura y abarrotada. Con un gran rubí pintado en el rótulo.

 O el gremio de Joyeros. sugería un tercero En la propia Enedrath pero del otro lado, siguiendo la calle hacia la izquierda. No tardaran en verlo. El palacio gremial tiene esculpidos dos guerreros en el dintel, sosteniendo una gema entre ambos.

 El grupo agradeció a los estudiantes las indicaciones, dirigiendose a dónde les habían indicado. Al fin y al cabo, debían regresar al hotel y les cogía de camino. A mitad de camino, para ser más concretos. Una vez regresasen a la ribera norte, Elendin podría acercarse a la muralla para preguntar por Amrith.