Partida Rol por web

Moussa siguió con la mirada la trayectoria del balón, el cual impacto contra Diana de forma certera. Si no empezaban a ponerse las pilas, las cosas se les iban a torcer aún más. César fue el primero en reaccionar, pues en un arrojo de velocidad y voluntad, trató de atrapar el balón. Por desgracia se tropezó en el último instante, perdiendo así la posibilidad de hacerse con el balón. Así que ahora todo dependía de Moussa, quién sin pensarlo dos veces, se arrojó al suelo para deslizarse sobre el mismo y tratar así, de hacerse con el dichoso balón. Durante un instante que se le tornó como toda una eternidad, pensó que se iba a quedar corto, pero por un capricho del destino, la pelota cayó justo en sus manos.

-Uffff, demasiado cerca.   -Indicó mientras se ponía en pie.    -¿Veis? ¿Tenía o no tenía razón? Son demasiado predecibles, en fin, es hora de que algunos se larguen ya a las duchas.

Con cierta malicia en su mirada y una de sus clásicas y retorcidas sonrisas, extendió la mano a la vez que decenas de portales comenzaban a aparecer en el campo contrario, con el único propósito de engullir al equipo rival y telportarlos a las duchas de los vestuarios.

Durante el juego Richmond parecía concentrado en su portafolio. Observaba discretamente a los estudiantes y anotaba cosas. Al mismo tiempo controlaba los dos partidos, y de vez en cuando hacía algún comentario sobre las ocurrencias de los alumnos. 

Sin embargo, el último movimiento de Moussa lo descolocó un poco. 

Cuando el campo de juego se llenó de pequeños portales tardó unos segundos en darse cuenta de lo que iba a pasar. Al momento en que iba a abrir la boca ya era demasiado tarde.

Tan solo quedaba ver cómo acababa aquello.

Los portales de Moussa engulleron con éxito a Iván y Marina, que desaparecieron del campo de juego con un extraño sonido de succión. 

Un incómodo silencio se instaló en los jugadores durante unos segundos.

¿Aquello valía? ¿Había roto Moussa alguna regla? 

Algunas de las miradas se dirigieron a Richmond, quién se suponía debía arbitrar aquel juego. El Director se encogió de hombros y se pronunció finalmente.

- El juego continúa.

- ¡Toma ya! - exclamó el piroquinético cuando vio que no solo la estrategia de Moussa tenía efecto, sino que Richmond no parecía tener problema con ella.

Su equipo aún tenía el balón, por lo que aún tenían tiempo para preparar el siguiente lanzamiento.

De un salto, César se había levantado tras el tropezón anterior. Cerró los ojos y se concentró, pensando en las palabras de Moussa.

Allí adelante el equipo seguía luchando por el control del balón. Sara se había quedado atrasada, pues no encontraba hueco. Detrás suyo se encontraba Rudy.

- Qué reglas más extrañas seguís en tu patria. Aquí, bueno, aquí se hace lo que dice el director.

Sonrió indicándole que le estaba tomando el pelo. No sabía cuáles eran las reglas, pero bien podían ser como decía él.

- Vamos, Rudy, dime la verdad, ¿cuál es tu grupo de kpop favorito?

Le preguntó ahora, porque se aburría un poco sin hacer nada. En ese momento, el espacio se llenó de portales que amenazaban con tragarlos. Casi fue tomada por sorpresa, pero se agachó rápidamente, evitando por poco la anomalía espacial. Gateó por el suelo y se incorporó en cuanto le fue posible, mirando entonces si el resto seguía bien.

- ¡Esto se descontrola!

Exclamó, advirtiendo que cada vez se ponía más carne en el asador. Iván y Marina habían desaparecido. Ambos en las duchas. Esperaba que estuvieran vacías. El director ni había pensado en ese detalle.

- Está bien, Moussa, bien jugado. Pero ahora viene mi parte.

Sara se adelantó y mostró las palmas de su mano, de las que inmediatamente surgieron las heladas hebras que crecerían para formar una estructura sólida.

- No pienso bajar el hielo hasta que vuelvan los demás. Así que más os vale esperar y dejaros de teleportes.

Todo pasó muy deprisa. Los portales inundaron el campo de juego, estaban en todas partes. Iván se encontraba en el aire cuando Moussa les lanzó su ataque.

Quizá fue falta de maniobrabilidad, o simplemente que se había quedado empanado. Pero el caso es que uno de los portales se lo tragó.

Todo cambió a su alrededor, a medida que el espacio se deformaba y se transformaba para convertirse en... ¡las duchas de los vestuarios!

Iván se precipitó hacia abajo, pero acabó quedando suspendido en el aire, flotando a escasos centímetros del suelo. Un vistazo rápido le permitió ver... poca cosa. Las duchas estaban un poco a oscuras, baldosas blancas y azules en suelo y pared decoraban de forma algo austera la estancia. 

Las duchas estaban al descubierto, las tuberías plateadas clavadas en la pared. Seguramente se encontraba en las duchas del vestuario de chicos... ¿o era el de chicas? No podía saberlo.

Antes de que pudiese siquiera reincorporarse un sonido de succión invadió el lugar.

Con un grito ahogado Marina apareció en las duchas y cayó al suelo, salida de uno de los portales de Moussa. El portal desapareció tan rápido como había aparecido, reduciéndose en tamaño hasta desaparecer. 

La muchacha rubia estaba de espaldas a Iván, no había advertido su presencia. Se levantó de un salto y se llevó las manos a la cabeza mientras gruñía.

- ¡Este Moussa...! - se quejó Marina. 

Aquello era inaudito. Era la primera vez que Iván oía hablar a Marina. En la Ceremonia del Nombramiento había cantado, sí. Pero en aquel momento su voz había sonado... etérea. Resonaba con dulzura, encantando las mentes de los adolescentes hasta volverlos locos. 

Pero en ese momento, la voz de Marina no parecía dulce. Era algo aflautada, suave, como la de una niña. Pero resultaba dura, afilada, cargada de rabia. Y resonó en aquella pequeña sala, aumentando de volumen hasta volverse incómoda de escuchar.

- ¡... lo mato!

Iván se sintió algo mareado. Notó un hilo de líquido caliente bajando por un lado de su mandíbula, escurriéndose por su cuello.

La cúpula de hielo de Sara sorprendió a todos. En un instante las hebras de hielo se entrelazaron y formaron un duro escudo que encerró completamente a Estigia, Zenitram y Gina. 

Aunque el juego parecía estar descontrolándose, Richmond sonreía.

Todo aquello, ¿le complacía?

El truco de Moussa la verdad no le hizo mucha gracia a Diana, aunque tampoco el romperle la única forma de canalizar sus poderes de César, así que... Parecía que ninguno de sus compañeros sabía como jugar limpio, y ella no iba a ser la única que lo hiciera. Cuando Sara creó aquel muro de cristal Diana sonrió.

- Atajo, esta chica no entiende la magnitud de tu poder... ¿podrías crear un portal aquí y uno dentro de la esfera que anule su protección?.- O... de pronto miró a César -. O quizá tu puedas intentar derretir el Muro... si crees que es posible hacerlo sin el mechero.

De la espalda de Diana surgieron sus preciosas alas y se elevó hasta ser capaz de ver a su compañero en la zona de eliminados.

- ¡Cráter! .- Gritó esperando que lo oyera -. Quizá puedas derretir el hielo con tu visión atómica, crea un agujero que se sirva para deslizar el balón por él... Estigia ha decidido encerrarse a si misma y a sus compañeros en una trampa de hielo.

Con aquello la chica quería alertar a Rudy y si se terciaba, intimidar un poco a la chica... aunque no pensaba que fuera a dar resultado.

-¿También te encanta el kpop? ¡Guay! ¡El mío es BIG BANG! -dije alegremente a Sara.

Pero de pronto nuestro querido senegalés hizo de las suyas. Al principio pensé que lo iba a desnudar, y se me subió un poco el rubor a las mejillas, pero no fue así. Se llevó a Iván y a Marina.

-UAAAAAAH. -grité cuando Moussa creó sus portales para teleportar a los rivales.- ¡Me haré una camiseta con tu cara y tu nombre! -dije entre carcajadas.

Luego Sara en uno de sus actos de locura, creo una bóveda de hielo que les cubrió a ella y sus dos compañeros restantes. ¿Que pretendía encerrándose ahí dentro? Con un tío que lanza láseres por los ojos, uno que controla el fuego y otra que puede hacer martillos con sus manos...

En eso que Diana, como un verdadero angel, se asomó por encima de la bóveda y me indicó que lo rompiera.

-¡Yo me encargo del iglú! -dije animadamente.

Me levanté las gafas y disparé con todas mis fuerzas.

Aquello se había convertido ya en una especie de batalla campal. Richmond observó con atención a Rudy mientras éste proyectaba su Visión Atómica contra la barrera de hielo de Sara.

La energía calorífica del colombiano chocó de lleno contra la bóveda, generando un gran estruendo que hizo que todos los jugadores del Grupo 5 se volvieran, observando con curiosidad lo que estaba pasando en el campo contiguo.

Rudy mantuvo su ataque durante unos segundos. Sara y Aitor, desde dentro, pudieron ver como la zona que Cráter estaba atacando se ponía al rojo vivo. El vapor llenó el campo de juego, y cuando Rudy cerró finalmente los ojos tardó unos segundos en disiparse.

La bóveda estaba resquebrajada en el punto que Rudy había atacado, y aún humeaba. Pero la barrera de Sara seguía en pie. No era tan fácil destruir sus defensas - así lo había demostrado en el ataque del día anterior.

-¡TOOOOOMAAAA YAAAAA!   -Gritó Moussa lleno de alegría al ver desaparecer a Iván y a Sirena del campo de batalla. Sin ellos en el terreno de juego, la balanza se equilibraba. Aunque tendrían que darse prisa en actuar antes de que volviesen y las cosas se volviesen a torcer.

Sara no tardó en reaccionar ante aquella situación, encerrando a su propio equipo en una cúpula de hielo. Aquello había resultado especialmente útil en la batalla contra los robots de Megamind, pero no iba a resultar igual de útil contra ellos. Los poderes de Sara e Iván eran tremendamente versátiles y podían causar grandes problemas, pero Moussa era capaz de dominar el espacio del campo de batalla, lo cual hacía que aquella cúpula no sirviese para mucho.

-Solo están tratando de ganar tiempo, es mejor no darles opción. Diana, aquí tienes lo que buscabas...

Junto a Moussa se formó un brillante portal, salvo que en vez de aparecer de forma vertical, lo hizo de forma horizontal sobre el suelo, mientras, otro portal exactamente igual se formó en el interior de la cúpula.

-No vendría mal que usases tus superbrazos para sacar a alguno de la cúpula y de paso, que quedase eliminado.

Acto seguido, le pasó el balón a César. Tal vez se le ocurriese algo interesante que hacer al muchacho, ya que Moussa no se veía con ganas de volver a lanzar el balón y fallar una vez más.

César atrapó el balón al vuelo. Acto seguido miró hacia la cúpula de hielo. No estaba seguro de que lanzar a través del portal fuese a funcionar, así que debía hacer algo con la barrera que había levantado Sara.

Por suerte Rudy ya la había debilitado. Pero lo que necesitaban ahora era romperla como antes mejor. Si le daban tiempo, a Estigia no le costaría mucho esfuerzo levantar una nueva cúpula.

Salamandra respiró hondo y trató de recordar lo que había sentido antes, cuando había estado a solas con Moussa. 

Si Atajo tenía razón... si el mechero no era realmente necesario... 

- ¡Esto tendrá que servir! - gritó Salamandra mientras extendía el brazo hacia la bóveda de hielo de Sara. 

Todo su cuerpo se tensó. Se concentró en el hielo, quiso verlo arder... derretirse... Esperaba que saliese fuego de algún sitio, que la bóveda de Sara fuese engullida por una columna de llamas. Pero lo que pasó fue mucho más... discreto.

La bóveda comenzó a humear, su superfície comenzó a volverse resbaladiza. De una manera que no alcanzaba a comprender, César estaba aumentando la temperatura de la defensa de Sara, ¡trataba de derretirla!

El poder de Salamandra logró abrir una nueva brecha en la bóveda, esta vez por la parte delantera. Sin embargo parecía que el hielo místico de Sara era más resistente de lo que creían.

César se dejó caer de rodillas, exhausto tras su última demostración de poder. Todavía con el balón entre las manos dejó escapar un gruñido.

- ¡No hay manera...!

Dio un puñetazo al suelo, frustrado. Ni siquiera se daba cuenta de que acababa de usar su poder sin tener que recurrir a las llamas.

Miró a Diana y a Moussa.

- ¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo los sacamos de ahí? - respiraba entrecortadamente - No creo que pueda hacer mucha más mierda sin fuego.

Aitor había identificado fácilmente el lenguaje corporal de Moussa, convirtiendo en sencilla la tarea de esquivar el efecto teleportador de área del conflictivo muchacho. Como los maestros de artes marciales, que se decía que esquivaban las balas, él se limitó a adelantarse a la acción, guiándose por la actitud exhibida, muy delatora. Se preguntaba cómo era que el senegalés no había utilizado el poder de teleportación para acabar con sus oponentes antes. Con ello se conseguía una evidente ventaja y no estaba hiriendo a nadie, no infringía la única regla que parecía realmente férrea en ese juego.

-No han sido eliminados ni han salido voluntariamente de su área, pueden volver libremente a su posición -afirmó el vasco en tono neutro, lo suficientemente alto como para que le pudieran oír todos.

Pero ahí no acababa la cosa, el equipo contrario no estaba perdiendo el tiempo, pero Sara, Estigia, tampoco. Tan pronto como esta levantó su semiesfera de hielo, los otros comenzaron a tratar de derribarla. No duraría para siempre, no, pero, en efecto, nos estaba ganando tiempo. Y algo con lo que no contaban era que Zenitram necesitaba algo de metal para poder actuar... y habían abierto de nuevo la vía a que el que llevaba consigo pudiera salir...

Las cuerdas que había estado fabricando (y que se completaban con una serie de micro-pinchos parecidos a los que usan los insectos para adherirse a las plantas y trepar por las paredes) se precipitaron a través del agujero y a continuación cambiaron de rumbo, tomando la forma aproximada de unas tenazas de 3 dedos, derechitas hacia la pelota que sostenía César. Si ellos "perdían el tiempo" utilizando sus poderes en vez de lanzando la pelota, bien podía el genio vasco hacer lo propio para arrebatársela, ¿no?

De pronto, y para sorpresa de todos, la cuerda metálica de Aitor se lanzó contra el balón que tenía César en las manos. Se enrolló alrededor del esférico, aferrándose a él y tirando para quitárselo de las manos a Salamandra.

Mientras forcejeaba con la cuerda metálica, parecía que Cesar estuviese bailando con el balón. 

Fantasma, desde su campo de juego, comenzó a reír ante la escena.

El extraño baile se prolongó durante unos segundos. César acabó tirándose al suelo para proyectar todo su peso contra el balón, impidiendo que Aitor se lo arrebatase. Sin embargo, la cuerda seguía enrollada en el balón, si lo intentaba lanzar Aitor podría moverlo hacia donde él quisiera. 

- Eh... Creo que tenemos otro problema - dijo el piroquinético, todavía tumbado en el suelo con el balón bajo su pecho.

El Señor Richmond carraspeó, haciendo que todas las miradas se dirigiesen a él.

- Veo que estamos en una situación un tanto complicada - comentó, sin más, mientras acababa de anotar algo en su portafolio. Dio un paso al frente, invadiendo el terreno de juego -. Ya he visto bastante por hoy. 

Con gesto distraído, y mientras se sumía en sus propios pensamientos, el director se frotó la barbilla. Sus estudiantes eran poderosos, sin duda. Quizá lo mejor sería dejarse de juegos y pasarlos directamente a entrenamiento de combate.

En una batalla de verdad las eliminaciones no se decidían con un balón.

- A ver, venid aquí. Salamandra, deja de abrazar el balón, el juego ha terminado - dijo mientras se acercaba a la bóveda de hielo. Al llegar junto a la estructura le dio unos golpes con los nudillos -. Estigia, ya puedes desmontar esto. 

El Director respiró hondo y dio un último vistazo al portafolio mientras los estudiantes se acercaban. 

- Eh... Atajo, trae de vuelta a tus compañeros, por favor. Cuando estemos todos comentaremos lo que hemos hecho hoy.

Los miembros del Grupo 5 no tardaron en reunirse frente al director. Comentaban entre risas lo que había ocurrido durante su partido, al cual no habían podido estar muy atentos sus compañeros del Grupo 4. 

Al parecer, todos habían ido quedando eliminados excepto Fantasma y Augurio, que estaban en equipos contrarios. Acabó siendo un juego muy extraño porque Augurio sabía siempre por dónde pasaría el balón, y a Fantasma era imposible darle. 

Los susodichos "finalistas" reían ahora juntos, alegrándose en el fondo de pertenecer al mismo equipo para las prácticas de combate.

Abeja Reina se acercó revoloteando a los miembros del Grupo 4.

- ¿Qué tal os ha ido? - preguntó con una sonrisa -. ¿Y dónde están Sirena y Vent?

Habían logrado placar al equipo rival entre unas cosas y otras, así que el director acertadamente paró el partido. Aquello se estaba convirtiendo en todo menos lanzarse el balón de unos a otros.

Estigio trató de deshacer la cúpula de hielo, la cual apenas habían dañado y que podría haber regenerado en los siguientes segundos. Lo primero que hizo fue sonreir a Rudy.

- Big Bang, esos son divertidos. Yo más bien veía a grupos de chicas.

No había mucho tiempo para hablar, de modo que no especificó nada. Enseguida, llegó Abeja Reina. Sara la saludó con calma, pues se dedicaba a recuperarse del estrés del enfrentamiento.

- Los ha teleportado Moussa para sacarlos del campo, pero estarán al llegar. Nuestro partido también ha sido divertido.

Suerte que habían sorteado la amenaza del teleportador, aunque ella ahora pensaba que había sido un farol. Afortunadamente, no lo sabrían nunca.

- Y Salamandra descubrió un poder nuevo para el que no necesita fuego.

Sonrió amistosamente. Era un poder para derretir objetos, lo cual podía ser muy peligroso.

Al final sin mucho espectáculo ni ceremonia, Gina simplemente lanzó el balón dejando a Iván confuso y apresurándose por hacer lo que había planteado sin mucho éxito, aunque había que darle crédito a Gina por alcanzar a Diana justo en el pecho. Lamentablemente Moussa salvó el balón y no hubo eliminación. A Iván le hubiera gustado conseguir el doblete pero obviamente no iba a ser tan fácil.

Entonces Moussa sacó su marabunta de portales, y los instintos de Iván actuaron por su cuenta, esquivando el primer portal que apareció  acabó metiéndose él solito en otro portal a toda velocidad.

Su sentido del vértigo dio todas las alarmas cuando de golpe estaba en una posición totalmente distinta en el aire, y fue una suerte que lo hiciera porque por instinto frenó, quedando a muy poca distancia del suelo.

Oyó un sonido a su espalda, y vio caer a Marina de un portal. Ella se puso en pie de un salto, y empezó a quejarse de Moussa. En un principio se dibujó una sonrisa en los labios de Iván, al oír la auténtica voz de la Sirena, pero no tardó en darse cuenta de que no tenía nada de que alegrarse: Aquello le estaba retumbando en la cabeza de forma horrible, y cuando por fin acabó la cabeza, su sentido del equilibrio se vio afectado, produciéndole nauseas. Algo húmedo le empezó a caer por el cuello.

- ¡Marina! ¡Estoy aquí!

Al oír la voz de Iván la muchacha se congeló. Se giró rápidamente y se llevó las manos a la boca, reprimiendo una exclamación de sorpresa. Parecía asustada. 

Dio un paso adelante, y luego otro más, acercándose al chico hada con rapidez. Extendió una de sus manos y... ¿acarició a Iván? Pasó su mano con delicadeza por el cuello de su compañero, subiendo hasta el nacimiento de la mandíbula, deteniéndose finalmente en su oído izquierdo. Marina apretó con firmeza, pero sin llegar a hacerle daño. Iván advirtió entonces la calidez del líquido que salía de su oído, era sangre obviamente.

Despegó los labios un instante, como si fuese a decir algo, pero al momento volvió a cerrar la boca con fuerza. Marina no podía hablar, no sin herir a los demás. Se la veía apenada, se notaba en sus ojos.

Sirena guardó silencio mientras buscaba algo con la mirada, pero no había mucho que encontrar en las duchas. Finalmente miró fijamente a Iván, como esperando a que dijese algo.