Partida Rol por web

El Liceo: Escuela de Superhéroes

Cruce de Aitor, Iván y Moussa: El Despertar

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04/10/2016, 23:06
Narrador

Por una razón u otra, las circunstancias habían llevado a varios de los compañeros del Grupo 4 a reunirse en la enfermería. La Doctora Pujol, tan centrada como estaba en sus anteriores visitas, ni siquiera se dio cuenta de que los miembros del Club de Inventores acababan de llegar a la enfermería. 

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09/10/2016, 10:02
Aitor Zumalacárregui

-Hola, chicos, ¿qué hacéis por aquí? -preguntó Aitor al entrar en la enfermería y ver a sus compañeros de grupo.

La verdad es que la entrada del genio vasco no pasaba desapercibida, pues venía acompañado no sólo de Gina, sino de una serie de "empollones", los componentes del club de inventores: la chica de las gafitas, otra chica de aspecto mucho más hosco y guantes en las manos, un chico atlético y de color originario de wakanda y un español "pura cepa" bastante parecido a Aitor en corpulencia física (vamos, bastante debilucho). Todos tenían la ropa sucia, parecían cansados (a la par que relajados y felices) y fuera lo que fuera que les hubiera pasado su ropa tenía estaba para tirarla más que para lavarla.

-¿Han ido mal vuestras bromas? A nosotros nos ha ido mal un experimento. Y antes de que lo digáis, sí, el experimento lo dirigía yo y la he "cagado" -añadió sin asomo de vergüenza en su voz o gestos. Resultaba evidente que a Aitor no le costaba asumir sus errores, aunque probablemente estaría analizando en profundidad a causa de qué se habían producido e imaginando decenas de soluciones a dicha contingencia.

Todo esto lo decía mientras esperaba que la doctora Pujol les prestara atención. Le sorprendía que no la hubieran avisado de que venían. Al fin y al cabo, siguiendo una correcta actuación, ya deberían estar en cuarentena, tendrían que haberles venido a buscar con trajes especiales y les tendrían que estar habilitando a toda velocidad un lugar donde pasar los próximos días. O no. Tal vez tenían capacidad para afrontar la "crisis" de alguna otra manera más eficaz, más "super". Como no fuera así, Aitor les expondría la necesidad de elaborar un plan de contingencia para tales casos y les entregaría oficialmente los planes. No era algo para tomarse a la ligera, por mucho que otros supers más mediáticos se pasearan por otras dimensiones como Pedro por su casa.

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09/10/2016, 23:34
Moussa Dakar

-Yo solo tengo las costillas un poco doloridas de cuando el león me golpeó y un chichón en la cabeza. Pero no es gran cosa, creo que él se hizo más daño al golpearme del que yo recibí. Soy un tipo duro ¿Sabías?    -Moussa se cruzó de brazos y asintió con la cabeza tratando de adoptar una pose de tipo duro. Claro que con su esmirriado físico resultaba algo bastante cómico.    -¿Tu eres la doctora de la escuela? Quizás nos veamos a menudo, hay ciertas clases que me dan un poco de alergia e igual necesito que me cuiden.  -Tras guiñarla un ojo, le soltó una sonrisa que pretendía ser de lo más seductora. De nuevo, la imagen de verlo tratar de tontear con la doctora debía de ser de lo más cómica.

La llegada de Aitor logra hacer que Moussa deje de hacer el ridículo delante de la doctora y lanza una mirada a su compañero de cuarto, así como a su nuevo grupo de amigos. Dejándose caer sobre una silla, el senegalés mostraba un aspecto de puro agotamiento, de hecho aún parecía costarle respirar con normalidad.

-Vaya...de haber sabido que ibais a explotar cosas, nos habríamos unido fijo. ¿Estáis bien?     -Si los genios de la escuela mostraban aquel aspecto tras realizar un experimento, Moussa no quería ni pensar lo que le pasaría a él cuando tuviese que hacer alguno en el laboratorio.   -Fantasma se quedó atrapado en una pared trampa, logré sacarlo sin que perdiese el brazo, pero está en estado de Chock...o algo así. Tiene que descansar, pero se pondrá bien.    -Volviendo la mirada hacia sus compañeros, el senegalés se encogió de hombros a modo de dar mayor énfasis a su pregunta.   -¿Bosch nos dejará contar lo que pasó o creéis que eso es secreto y nos troceará como a salchichas si contamos algo? Bueno, da igual, creo que salvamos la escuela...    -Alzando la vista, hasta poner los ojos casi en blanco añadió.  -...Otra vez. Oye cambiando de tema...¿Todos vosotros sois genios, no? Tengo algo en mente, una especie de proyecto pero...a mí esas cosas no se me dan bien. Quizás podáis echarme un cable, cuando tengáis un rato libre y eso. No sé, supongo que siempre no estaréis construyendo estrellas de la muerte de star trek ¿No? En realidad, ahora que lo pienso, podría servir incluso para el proyecto ese de ciencias de clase y creo que sería algo necesario en la escuela.

Y ahí estaba una vez más Moussa cambiando de un tema a otro con gran rapidez. Sin duda estaba más animado que minutos antes y aunque se moría de contar a los presentes lo que había pasado, no le gustaba la idea de que Bosch apareciese y les hiciese ir de nuevo a su despacho.

 

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12/10/2016, 00:24
Iván Auriol

Fantasma estaba bien. Bueno, no estaba bien pero no estaba tan mal como sus peores conclusiones le habían llevado a pensar. No iba a dispersarse en sus partículas elementales, lo cual ya era algo.

Cuando la doctora se acercó, Iván se sintió tentado de hacer de “segundo” de Moussa, y levantarle la camiseta señalando a los moratones, dejando que su piel quedase a la vista de la doctora así accidentalmente y que se interesara por el chico. Era una madurita, ¿qué más podía desear que a un yogurín como Moussa que quisiera salami con ella? Pero Moussa se adelantó tomando una ruta distinta. No había manera de saber si la idea de Iván hubiese funcionado, pero lo de Moussa parecía muy a su estilo, lo que era mejor. Siempre era importante ser honesto en el ligoteo. Aunque ese tipo de frases casposas le daban vergüenza ajena a Iván normalmente.

Aitor llegó sucio y sonriente, acompañado de un montón de cerebritos (eran fáciles de detectar incluso en una súper-escuela)

- Bosch nos pilló planeando fechorías en la cafetería y nos echó la bronca por ello, aunque realmente no estábamos hablando a voces y no nos habría pillado si no fuese como un ninja – dijo pronunciando la J como en jamón – indetectable. El caso es que decidimos en caliente y no se nos ocurrió otra cosa que tirar para adelante el plan, descartando el plan. Y Fantasma ha sufrido las consecuencias. ¿Y vosotros que? No tenéis cara de buenos niños tampoco.

Iván sonrió. Había pensado que Aitor sería de los que seguían las normas a rajatabla, pero ahora más bien le parecía que era de los que se las saltaban cuando le convenía, como él o Moussa… Pero por motivos totalmente distintos. ¿Se uniría a otra aventura con ellos la próxima vez? Con una mente como la de Aitor, ¡no habría ni una sola falla en los planes!

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12/10/2016, 00:29
Narrador

Los comentarios de Moussa acerca de su propia salud arrancaron una leve risa de la Doctora Pujol.

Cuando Aitor alzó la voz para hablar con sus compañeros de grupo la doctora dio un respingo.

- ¡Oh! ¡Lo siento!

Tocó algo en su tablet, luego suspiró y se llevó una mano a la frente.

- Esther me avisó de que estabais de camino pero me entretuve con vuestro compañero – hizo un gesto con la cabeza, señalando al inconsciente Fantasma -. El escáner preliminar de las Palomas no ha detectado nada que debiera preocuparnos de forma inmediata, pero seremos precavidos.

La Doctora Pujol echó a andar por la enfermería, dirigiéndose a una puerta de un metal blanco inmaculado que daba a una sala contigua. A través de una ancha ventana se podía ver una típica habitación de enfermería con varias camas.

- De momento deberéis permanecer en esta sección aislada de la enfermería. No detectamos ningún agente infeccioso, ni radiación, ni nada de nada a primera vista – la Doctora tecleó un código en un panel contiguo a la puerta, abriéndola en el proceso -. Pero por mucho que me fíe de la función de diagnóstico de las Palomas lo mejor será que os inspeccione yo misma. Esperad ahí dentro.

Con un gesto indicó a los miembros del Club de Inventores que entrasen en la sala aislada. No se demoraron en entrar. La puerta se cerró silenciosamente, sellando la sala y aislándola definitivamente del exterior.

Exploraron brevemente el lugar, encontrando seis camas, un baño y una puerta metálica que llevaba a una sala contigua.

Junto a la ventana había un interfono que permitía la comunicación con el otro lado.

Enzi lo aprovechó para responder a la propuesta de Moussa.

- Si nos haces una propuesta podemos quedar alguna tarde en el taller para discutirla – dijo con amabilidad al senegalés -. Siempre estamos dispuestos a trabajar en proyectos nuevos e interesantes.

- Como nuestro nuevo sistema de comunicación a través de la dimensión oscura – comentó Malina sarcásticamente -. Espero que no tengamos que quedarnos aquí mucho rato.

- No desesperes – respondió Rita, conciliadora -. Si a priori no hay razones para preocuparnos lo más probable es que salgamos de esta sin ningún problema.

Enzi negó con la cabeza levemente y volvió a darle al botón del interfono.

- Pero si es para gastarle una broma a alguien o algo así nos negamos, ¿eh? – advirtió con cierta severidad a Moussa e Iván, dadas las circunstancias.

De mientras la doctora había desaparecido, se había metido en la sala contigua a la sala aislada. 

Notas de juego

Podéis hablar libremente a través del interfono mientras la doctora se prepara.

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12/10/2016, 22:23
Aitor Zumalacárregui

-Si no me equivoco, esto sólo contribuirá a nuestro buen nombre respecto a nuestro grado de responsabilidad. Es poco probable que haya ningún virus compatible con los habitantes de esta dimensión. Es extremadamente improbable. Aunque también lo era el viajar accidentalmente hasta la Dimensión Oscura... Habría que hacer un análisis de lo que pasó para poder controlarlo y acabar el comunicador -se obcecó el genio vasco, hablando sólo con el grupo de inventores, sin pulsar el botón de comunicación con el exterior de la sala en la que le habían metido en cuarentena.

Después, en consideración hacia los miembros "traviesos" del grupo 4, se acercó a dicho botón y lo pulsó.

-Me alegro de que estéis bien... y de que hayáis salvado el instituto. De nuevo. Nosotros hemos acabado accidentalmente en otra dimensión, pero no ha sido algo intencionado, más bien todo lo contrario. Supongo que habrá algún tipo de repercusión sobre los destrozos causados, pero globalmente me alegro de haber podido regresar. El accidente podría haber sido mucho más cruento de lo que ha sido. En fin, es posible que estemos aquí en cuarentena un tiempo, así que os agradeceríamos que nos fuérais pasando los deberes de las clases. Y si necesitáis ayuda con alguno de ellos o alguien más quiere visitarnos, aquí estaremos, por supuesto.

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14/10/2016, 01:03
Iván Auriol

Iván le dio un golpecito en la espalda a Moussa para llamar su atención, y flotó acercándose por el lado para susurrarle a la oreja:

- Te ha sonreído. Eso son 2 puntos más en su evaluación. Pero ha ignorado completamente todo lo que le has dicho, eso son 3 puntos menos. Ah y la sonrisa era condescendiente. Eso son 10 puntos menos. ¡Nada mal para una primera impresión! ¡Ahora todo es mejorar!

Flotó entonces siguiendo a la jauría de cerebritos, aunque se quedó a varios metros de la puerta hasta que la cerraron, no fuera a ser que decidiesen meterle a él también.

- Tampoco es que puteemos a todo el mundo – respondió a Enzi – Tenemos un código, solo si se lo merecen. – despulsó el botón y miró a Moussa interrogativamente, hablando solo con él - ¿Verdad? Solo si se lo merecen – Volvió a pulsar el botón – Podríamos decir que es justicia kármica.

- ¿Deberes? ¿Para qué quieres los deberes Aitor? – Iván estaba realmente sorprendido – No los necesitas, eres más listo que los profes. ¿Para qué molestarte? Y por cierto, habéis entrado sin protección alguna… Si tuvierais algo, ¿no lo habríais contagiado a todo el mundo hasta llegar aquí? ¿Nos habéis pegado el equivalente de la Muerte Negra de la zona Negativa?

De golpe y porrazo que sus amigos se fueran por accidente a otras dimensiones no parecía tan conveniente.

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14/10/2016, 10:50
Aitor Zumalacárregui

Aitor suprimió el instinto de poner cara de fastidio, logrando mantener su cara neutra habitual.

-Me siento bastante sano, gracias. De hecho, mi análisis inicial es que no tenemos ninguna sintomatología que sugiera enfermedad alguna, de esta u otra dimensión. Hemos ingresado aquí voluntariamente, por seguir los protocolos, pese a que el resultado más probable de los análisis médicos que nos realizarán con este equipo de tecnología puntera revelarán que estamos sanos. Además, probablemente no te has fijado, pero hemos minimizado nuestro posible impacto no yendo a saludaros ni estrecharos la mano o daros besos. Sí, en esta ocasión no ha sido porque soy un antipático, Moussa -se permitió la broma Aitor- Pero si se sigue a rajatabla el protocolo, seguramente pasaremos unos días aquí. Y que los deberes no me supongan un estímulo o una dificultad no me exhime de hacerlos como el resto, sería injusto -sentenció finalmente, soltando el botón de comunicación.

Dicho esto, el joven genio, con su super-tablet, comenzó a curiosear en los archivos de la enfermería para interesarse por el diagnóstico y pruebas realizadas a sus compañeros, por curiosidad y por si podía ayudar en algo. Al fin y al cabo el área de medicina y biotecnología y genética siempre le había parecido interesante, ya había estado a punto de matricularse de medicina en otras ocasiones... (siempre le echaba atrás el tema de las prácticas, lo de pringarse de sangre nunca le había atraído precisamente).

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14/10/2016, 15:35
Moussa Dakar

Moussa se tomó con humor las puntuaciones ofrecidas por Iván. Así que optó por seguirle el juego y alzando una mano, realizó un gesto para restar importancia a todo aquel asunto.

-Las pibas como ella se hacen las tontas, porque desean que vayan tras ellas. Lo ideal ahora sería pasar de ella e ignorarla, eso la haría enloquecer. Hazme caso, Bro, yo sé de esto.    -El senegalés asintió para dar mayor énfasis a la palabrería barata que surgía de sus labios. Quería dar la impresión que sabía de lo que hablaba, pero estaba claro que no era así para nada.   -De todas formas no me interesa, solo me divertía un poco. Conociéndome, en menos de dos horas seguramente me habría olvidado de ella y ya estaría metido en algún otro lío.

Al tratar de seguir la conversación de los empollones, descubrió que no tenía ni idea de lo que hablaban. ¿Qué diablos era otra dimensión? Bueno, sabía a que se referían cuando hablaban de otra dimensión, pero...¿Donde estaba? ¿Cómo era? ¿Había cosas interesantes allí? ¿Podrían sus portales llevarle a otra dimensión? ¿Y si ya había viajado a otra dimensión, pero desconocía ese hecho?

-Brbrbr   -Gruñó por lo bajo a la vez que agitó la cabeza para desechar todas aquellas preguntas. Esperaba que todo aquello no le acarrease ningún dolor de cabeza y se tomó la molestia de no preguntar nada al respecto a los empollones. Seguramente le habrían sometido a horas y horas de importante información sobre otras dimensiones. Así que se centró en lo importante.

-No te preocupes, ya que somos compañeros de cuarto, te traeré los deberes.     "Después los copiaré y así seguro que me ponen buena nota los profes, aunque tendré que adaptarlos un poco para que no me pillen, jejeje ¡Soy un maldito genio!" -Eso sí, olvídate de eso de dar besos, a no ser que quieras dejar de estar sano.    -Enarcando una ceja, Moussa puso su mejor cara de matón. Aitor hablaba siempre de tal forma, que no estaba muy seguro muchas veces de si bromeaba o no. Pero lo que tenía muy claro era que ningún tío iba a besarlo.  -Bueno, ahora mi gran idea...

-Por lo que he podido ver, los profes nos han dividido en grupos más o menos equilibrados. Donde cada miembro del grupo puede llevar acabo una función importante. Yo no poseo poderes muy ofensivos, pero el Escudo Asgard y la capacidad de mover los elementos o personas del campo de batalla nos otorga gran ventaja. Pero tras nuestros enfrentamientos he visto que a veces eso no es suficiente. Por muy bien que hagamos las cosas, a veces resulta imposible evitar que alguien salga herido. Así que hay es donde entra mi idea...

Moussa frunció el ceño cansado de estar apretando el botón del comunicador, así que sin pensárselo dos veces, se teletransportó al interior de la sala de contención.

-Mucho mejor así.    -No parecía afectado por la idea de ser víctima de algún posible patógeno o virus. En cierto modo, su confianza en Aitor era lo que le había empujado a actuar una vez más, de forma tan impulsiva. Haciendo un gesto con la mano, indicó a César e Iván si querían entrar también, de hecho, dejó su portal abierto por si al final decidían reunirse con los empollones.

-Bueno, a lo que iba jeje. En Stargate los malos tenían unos aparatos, una especie de brazaletes con los que podían curar heridas. He pensado que podríamos desarrollar algún tipo de tecnología capaz de acelerar el ritmo de curación de alguien, hasta hacer que las heridas sanen casi al instante. No serviría para detener venenos, enfermedades o daños mentales. Pero podría servir para curar heridas de balas, de rayos o yo que sé, rollos así. Le he estado dando alguna vuelta a esto e imaginar que si encima de protegeros, puedo curaros, sería la leche. Aunque claro, como yo, el resto de los equipos. Cada grupo podría tener un encargado de ese dispositivo. Incluso se podrían colocar por la escuela para casos de emergencia, en plan como los extintores. Imaginar que pasa cualquier cosa, no sé, que explota algo o algún poder se sale de madre y alguien acaba herido. Podríamos acceder a uno de esos dispositivos y aunque no sea capaz de sanarlo por completo, al menos podría estabilizarlo y hacerle aguantar hasta llevarlo a la enfermería. Reconozco que no sé mucho de ciencias ni nada por el estilo, pero haría lo que estuviese en mi mano para ayudar. Además, creo que algo así podría ser muy útil y necesario en la escuela.

 

 

 

 

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17/10/2016, 12:38
Narrador

Los miembros del Club de Inventores estaban escuchando atentamente a Moussa, al menos hasta que se teletransportó al interior de la sala aislada.

Aquello arrancó reacciones variadas entre los amigos de Aitor.

- ¿Qué haces? – preguntó Enzi con un tono de voz extremadamente controlado, dada la situación, a Moussa.

Malina se llevó una mano al rostro, visiblemente disgustada.

Rita miró a sus compañeros con cierta curiosidad, como evaluando sus reacciones, luego se encaró a Moussa.

- No deberías haber entrado aquí. Seguramente no haya peligro, pero deberíamos seguir los protocolos – le riñó, aunque sin levantar la voz.

- Pues su idea es buena – comentó Álvaro -. ¿Por qué no tenemos cosas de esas en esta escuela? Vistos los accidentes que pueden ocurrir y que - no nos engañemos – ocurren aquí no nos vendría mal tener dispositivos para curar heridas.

Enzi, Rita y Malina miraron a su compañero en silencio. Quizá ponderaban la propuesta de Moussa, o quizá estaban sorprendidos de que al muchacho no le importase la intrusión del senegalés en la zona de cuarentena.

Antes de que pudieran seguir su conversación la puerta que había permanecido cerrada todo ese tiempo, la que daba a la sala contigua, se abrió. Por ella pasó una figura enfundada en un traje aislante de un blanco impoluto.

A través de la visera del traje, la Doctora Pujol observó a los presentes.

- ¿Qué haces aquí? – preguntó a Moussa, sorprendida de verlo junto al resto de estudiantes en cuarentena. La voz de la doctora se oía distorsionada a través del traje.

- Ha entrado sin más – respondió Enzi, tomando la palabra -. Es teleportador.

Se oyó un suspiro proveniente de la doctora.

- En fin, lo analizaré también a él - hizo una seña al vasco -. Ven, Aitor.

Aitor y la doctora se internaron en la sala contigua, tras lo cual la gruesa puerta blanca se cerró.

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17/10/2016, 12:39
César

En la enfermería, César carraspeó. Hasta el momento no se había pronunciado, incluso se podría decir que había pasado desapercibido. Quizá la presencia de los “empollones” le intimidaba un poco. Él no era un estudiante modelo, precisamente.

- Esto… yo me voy a hacerle compañía a Fantasma – dijo con voz queda a Iván.

Fue a sentarse junto a la cama donde reposaba su compañero intangible, aún inconsciente.

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17/10/2016, 12:39
Narrador

En el interior de la sala aislada, visto que tenían tiempo para discutir y nada mejor que hacer, Enzi, Rita y Álvaro comenzaron a hablar sobre cómo podrían construir el dispositivo que había propuesto Moussa.

Usaron términos que a Moussa le sonaron a chino, como “acelerar la mitosis”, “evitar mutaciones somáticas” y “¿qué hacemos con el acortamiento de los telómeros?”.

Malina, que parecía menos motivada con el tema, se acercó a una mesita y comenzó a quitarse, metódicamente, los guanteletes metálicos que recubrían sus manos.

Moussa e Iván pudieron advertir que, a medida que se quitaba los guantes, de las manos de la muchacha surgían pequeños arcos voltaicos que volaban hacia éstos.

Además, al senegalés le sonaba de algo aquella muchacha. Era la chica que había visto el primer día en el jardín lateral de la escuela, sentada en un banco junto a un chico nervioso y sudoroso.

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17/10/2016, 12:39
Narrador

La doctora guio a Aitor a la sala contigua, donde les aguardaba un gran escáner que a Aitor le recordó a los aparatos de resonancia magnética de los hospitales.

- Desvístete hasta quedarte en ropa interior. Puedes dejar todas tus pertenencias en esa bandeja de ahí – le indicó la doctora mientras se acercaba a un terminal conectado a la máquina.

Mostrando cierta habilidad a pesar de llevar guantes aislantes, la Doctora Pujol tecleó velozmente para preparar el escaneo.

- Sabes, es curioso – le comentó distraídamente la doctora – esta mañana Esther me dijo que pusiese a punto el escáner, por si acaso. También me hizo buscar información sobre todo tipo de contaminaciones extradimensionales.

Del interior del aparato surgió una plataforma, deslizándose suavemente hacia el exterior. La doctora detuvo su tecleo para girarse y mirar a Aitor.

- A veces me da algo de miedo, ¿sabes? Sé que es un robot, pero habla de una forma tan… ¿humana? Y sin embargo parece un superordenador preparado para casi todo. ¿Quién me iba a decir que justamente hoy acabaríais en la Dimensión Oscura? Túmbate aquí, por favor.

La doctora volvió a encararse hacia el terminal.

- Bien, te mando adentro. Espero que no seas claustrofóbico. La experiencia es un poco… extraña.

A través de la visera del traje Aitor pudo ver como la doctora sonreía, quizá tratando de reconfortarle.

Con suavidad y lentitud la plataforma introdujo al genio vasco en el aparato.

Una luz blanca iluminaba el interior del aparato, que era básicamente un tubo. Cuando se encontró en el interior, una compuerta tapó la abertura por la que había entrado. La luz blanca se apagó entonces, y Aitor comenzó a sentirse extrañamente ingrávido.

De pronto dejó de sentir. No podía ver, ni oír. Era como si flotase en un vacío oscuro y silencioso.

Lo embargó una serena calma. Y en medio de aquel estado de tranquilidad, sintió que su poder latente despertaba.

En el mar de oscuridad alcanzó a ver una diminuta luz. Flotó hacia ella, y a medida que se acercaba se percató de que no era una luz.

Era una especie de puerta circular y blanca. La puerta era metálica, tenía un curioso diseño grabado en su superficie. A Aitor le recordó a las orbitas de un sistema solar, aunque no representaba el sistema donde se encontraba la Tierra. Uno de los cuerpos celestes, representado como un círculo, venía acompañado de una palabra. Aunque estaba escrita en un idioma desconocido, Aitor pudo leerla al instante.

“Hogar”

Estaba escrito en seleniano.

La puerta era una metáfora, que lo separaba de lo que aguardaba al otro lado. Si quería cruzar tan solo tenía que desearlo. 

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18/10/2016, 21:21
Iván Auriol

Pareció que Aitor no se tomó muy bien las preocupaciones de Iván acerca de las enfermedades dimensionales. EL catalán en principio se sintió confuso acerca el porqué de la respuesta pasivo-agresiva. Supuso que Aitor pensaba que Iván solo se estaba preocupando por su propia salud y no por la de él, ¡Lo cual no podía estar más lejos de la verdad! Obviamente a Iván le preocupaba lo que le pasase a Aitor y sus colegas, eran compañeros. Pero con su pregunta había querido decir que… Que… Que si le habían pegado algo a él. Si. Ahora veía porqué Aitor se había ofendido. Sí que había sido una pregunta centrada propiamente en él y no en sus amigos. ¡Pero eh! ¡La pregunta era válida! Si uno coge la gripe no va por ahí pegándosela a los demás. Vamos, que si te hundes no arrastres contigo a los demás.

A pesar de esto, Aitor sí que estaba preocupado por ellos… Aunque estuviese más concentrado en su propia salud en aquel momento. Por eso le sorprendió tanto que Moussa saltase dentro de la zona de contención sin ningún miramiento. ¿No tenía ningún instinto de auto conservación?

Moussa empezó a hablar de fabricar un guante de Ra (eh, no hacía tanto que había visto la película con él, aun recordaba los nombres de las cosas), aunque Iván lo había visto usar para torturar a “Jaconil”, no para curar a nadie.

Iván desconectó un poco entonces, todo aquello de la súper-ciencia le era bastante ajeno, así que no conocía sus límites, pero seguía pareciéndole harto difícil sacar algo de una película de ficción y hacer que funcione tal cual. Pero a los otros parecía interesarles la idea, y de hecho se pusieron a debatir las opciones en cuanto Moussa acabó su “exposición”.

César se fue de vuelta con Fantasma, e Iván se quedó unos segundos pensando en si quedarse o irse, pero al final se decidió por lo segundo.

- Voy a estar aquí al lado junto a Fantasma a ver si despierta – anunció, presionando el botón para comunicarse con los compañeros de dentro – Si hay cualquier cosa apretad el botón, supongo que os oiré desde allí y vendré enseguida.

Dejó el botón y poniendo los pies en la pared, se empujó como un nadador en una piscina, cruzando la enfermería con el impulso, solo ejerciendo un mínimo control para maniobrar y acabar flotando junto a Fantasma, en el lado opuesto al que Cesar ocupaba.

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19/10/2016, 23:55
Moussa Dakar

Moussa no entendía a que venía ahora todo ese rollo de la seguridad. Después de todo, se habían paseado por el Liceo sin tomar ningún tipo de precaución. De poseer realmente algún tipo de virus, deberían de haberlo esparcido ya por media escuela. Por otro lado, tampoco había tocado a nadie del grupo de Aitor. Así que dudaba que le fuese a pasar algo malo. Además, Aitor era un genio y ya había deducido que no estarían en peligro. ¿Así que para que preocuparse?

-Andaaaaaa, no os pongáis en modo estirados. No creo que pase nada, además, hablar a través de un cristal es un rollo. Si realmente pasase algo malo, supongo que las palomas ya habrían actuado, pero no ha sonado ni una alarma. Por lo que todo está bien.

Cuando la doctora apareció portando un traje como el que utilizaban en las películas, Moussa se volvió hacia Iván con una leve sonrisa en los labios y una vez la doctora se marchó con Aitor, añadió:  -¿Los ves? Ahora quiere jugar a los médicos conmigo, soy irresistible.

Asintiendo ante las palabras de Iván, dejó que el chico hada volviese junto a Fantasma. Por lo que se concentró en escuchar a los empollones, sin entender prácticamente nada de lo que decían.

-¿Y si usáis replicantes? Es decir, robots muy pequeños para que se cuelen e en el cuerpo de alguien y lo curen. Otra opción, sería busca a alguien que sea capaz de curarse muy rápido y tratar de conseguir su sangre para que la analicéis y así, poder sacar provecho de su poder.

Dejándose caer sobre una de las camas, se tumbó a esperar su turno y dejar que los empollones siguiesen discutiendo sobre cómo obtener el dispositivo del que les había hablado. Claro que si la doctora tardaba demasiado, seguramente se encontraría a Moussa durmiendo como un bebé, después de todo, aún seguía terriblemente agotado.

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20/10/2016, 08:33
Aitor Zumalacárregui

Una vez llegado a su dimensión original, las cosas iban sucediendo de manera ordenada y lógica, algo que agradaba a Aitor. Incluso la irrupción de Moussa en la sala de aislamiento, saltándose toda razonable precaución, era un incidente aislado y hasta predecible, dada la naturaleza del senegalés (¡incluso él seguía pautas de comportamiento!).

Lo que no esperaba era que al entrar en el escáner fuera a aparecer en su mente aquella puerta. De nuevo su capacidad telepática le superaba. Aquella puerta con la palabra alienígena sólo podía pertenecer a Salara.

La duda asaltó a Aitor: ¿atravesaría la puerta? No era el miedo lo que atenazaba al genio vasco, sino la incapacidad de evalutar si podría superar las pruebas que le aguardasen al otro lado de la puerta y la naturaleza de las mismas. Sin duda serían mentales, pero podría ser algo a lo que nunca se había enfrentado. La telepatía todavía era algo nuevo para él.

Pronto rompió su indecisión. Para un observador externo no habría habido siquiera una sombra de titubeo. Las condiciones habían cambiado: la pequeña extraterrestre yacía en una cama en la enfermería, probablemente por su culpa (puesto que ella había tratado de protegerle del ataque psíquico que "tumbó" a los telépatas del instituto). Tras aquella puerta podía encontrarse la consciencia durmiente de Salara. Si era así, Aitor debía tratar de hacer todo lo posible para "traerla de vuelta". Le debía una disculpa, un agradecimiento y tal vez su propia integridad mental.

Aitor apretó los labios y los puños, Zenitram atravesó la puerta...

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20/10/2016, 10:42
Narrador

Zenitram empujó la puerta con decisión. Ésta cedió sin oponer resistencia alguna. Al genio vasco le pareció incluso demasiado fácil.

Con aquel simple gesto Aitor se internó en la mente de Salara o, al menos, lo que quedaba de ella. Lo que vio tras la puerta no era sino otra metáfora.

Miles de pequeños cristales flotaban en un espacio oscuro, como si un gran espejo se hubiese hecho añicos y todos los trozos resultantes se hubieran esparcido al azar.

Los cristales mostraban imágenes en movimiento, como si fuesen fragmentos de películas. Aitor advirtió que en ninguna “grabación” aparecía Salara, pero todas estaban tomadas desde un punto, por así decirlo, bajo.

Las escenas recreaban todo tipo de momentos de la vida cotidiana del Liceo. Clases, horas de comer, recreos. Incluso prácticas de combate.

Mientras Zenitram andaba por aquel espacio lleno de fragmentos uno de los cristales, en su deriva, llegó a cruzarse con él. El genio lo tomó en sus manos con sumo cuidado, no sólo por que daba la sensación de que se podía cortar con sus bordes, sino porque seguramente se trataba de un recuerdo de Salara.

En el cristal vio una escena familiar. El Grupo 4 acercándose a Salara por primera vez. En aquel momento todos parecían completamente fuera de lugar. Aitor incluso se reconoció a sí mismo entrando en contacto telepático con Salara por primera vez.

El recuerdo no sólo mostró imágenes a Aitor, sino que evocó sentimientos, posiblemente lo que había sentido Salara en aquel momento.

Alegría. Determinación. Compasión.

Aquello era, definitivamente, la mente de Salara. Pero, ¿cómo podía hacer algo por ayudarla?

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22/10/2016, 12:19
Director

Notas de juego

Técnicamente acabamos aquí el interludio, pero estoy esperando un último post de Aitor para cerrarlo. No sufráis si no respondo de momento.

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23/10/2016, 01:53
Aitor Zumalacárregui

Zenitram había entrado con una determinación en aquella "sala". El destrozo causado en aquella mente pura e inocente era evidente, los miles de cristales flotando por doquier una metáfora nada difícil de captar. Aquellos fragmentos, fragmentos de los recuerdos de Salara, conformaban sus vivencias, su personalidad, su yo más íntimo y real. No era cómo se comportaba, sino porqué se comportaba como se comportaba, a menudo sin darse ni cuenta. Uno es lo que es porque ha vivido lo que ha vivido. A menudo los famosos (inteligentes) llegan a una misma conclusión: no fueron los éxitos los que le llevaron a ser como eran y conseguir lo que consiguieron, sino sus fracasos. Salara, con su duro pasado, se había convertido en la amable y apocada persona que era porque tenía un pasado que la había marcado, que la había convertido en quien era. Aitor no soportaba ver su mente en aquel estado. Zenitram decidió no consentirlo.

Tomar aquel "cristal" entre sus manos le había servido para dos cosas: cerciorarse de que aquella era, en efecto, la mente de la pequeña alienígena, y para certificar que podía "tocar" sus recuerdos. Había tomado aquel cristal con sus "manos", pero sus manos estaban en su cuerpo, dentro de un tubo de metal. Aquí, en el interior de su mente, residía la capacidad de alcanzar la mente de Salara, de restaurarla, de ayudarle a salir de aquel extraño coma en el que se hallaba sumida.

No necesitaba tocar los cristales para afectarlos. Sólo necesitaba el poder de su mente. Era un poder que sólo había comenzado a explorar y que la propia Salara había comenzado a pulir. Sus enseñanzas no habían sido desoídas. Zenitram se concentró, cerró también sus ojos mentales y localizó uno a uno todos los recuerdos que estaban a su abasto, allí, en el interior del hogar de Salara. Uno a uno los examinó, los ordenó cronológicamente, por sentimientos, por importancia. Trató con gran mimo los más antiguos y los más importantes, base de todo. El resto se recompondría a su alrededor. Y, como si de un gigantesco puzle se tratara, comenzó a encajar los cristales entre sí. Uno a uno. El esfuerzo era titánico, los niveles de concentración raramente alcanzados en un humano... pero él era Aitor Zumalacárregui, el niño que aprendió a hablar a los 6 meses, que conversaba con fluidez a la edad de 1 año, capaz de leer 4 idiomas en su tercer cumpleaños, que resolvió cálculos integrales y diferenciales a los 5, que montó un puzle de de 33.600 piezas en 101 minutos a los 6 años. Aquel puzle medía 570X157cm. Y a pesar de todo el esfuerzo era mayor ahora. Pero también su capacidad.

Zenitram apretó los dientes, Necesitaba de toda su concentración, sentía restallar el latido de su corazón en las sienes, pero el esfuerzo estaba justificado, debía salvar la mente de su mentora, de aquella que le había salvaguardado su propia mente, que desinteresadamente le había ofrecido su ayuda pese a la accidentada entrada en ella.

En un rincón de su propia alma Aitor sabía que se había enamorado y no sabía si sería un enamoramiento pasajero, propio de su verdadera edad o de otro tipo. Prefería no pensarlo. Una amalgama de sentimientos pugnaba por hacerse con el control, pero él, siempre racional, imponía un criterio lógico, priorizaba la necesidad de reintegrar aquella preciosa mente por encima de cualquier otra cosa. Cualquier cristal, por minúsculo que fuera, podía ser crucial. ¿Qué sería de ella si no encontrase un recuerdo tan fundamental como el de su amado? Aunque ese no fuera él...

- Tiradas (2)

Notas de juego

Aplico esfuerzo extra para conseguir un efecto alternativo a mi poder de Lectura mental: curación mental, basado en el poder de Curación. Exige tirada de "medicina". Dadas las dotes de Zenitram, puede tirar por cualquier habilidad mental, incluyendo medicina, psicología, psiquiatría, etc, sumando simplemente su bono de inteligencia.

Te dejo aquí el poder.

La primera TR es un fracaso, de manera que recurriría a un punto de héroe, sumando +10 dado a la TR, dado que es inferior a 11. Total = 24. El objetivo era 22, 15 de CD de dificultad base +7 por los rangos de Curación.

¿Éxito? 0:-)

Cargando editor
24/10/2016, 11:50
Narrador

Aitor, haciendo uso de todas las capacidades de las que disponía, reconstruyó la mente de Salara fragmento a fragmento, recuerdo a recuerdo.

Los cristales metafóricos volaron a su alrededor, movidos por la voluntad del genio, y se fueron ensamblando uno a uno, encajando a la perfección.

A medida que reconstruía la mente una extraña sensación se instaló en el ambiente. Al principio no era más que un ruido de fondo, apenas un leve zumbido. Pero a medida que los recuerdos encajaban unos con otros su intensidad aumentó.

No era un zumbido, era una línea de pensamiento. Era la voz mental de Salara.

¿Mamá? ¿Mamá? ¿Mamá? ¿Mamá?

Preguntaba – como si se tratase de un disco rayado – al principio. Pero cuando Aitor, en su tarea de reconstrucción, llegó a los recuerdos que pertenecían a la época del Liceo los pensamientos de Salara comenzaron a centrarse en cosas distintas.

¿Dónde estoy? ¿Y mis compañeros? ¿Dani?

Seguramente Aitor ya había llegado a aquella suposición, pero al ver los recuerdos de su mentora uno a uno pudo confirmarlo.

Salara y Daniel estaban enamorados el uno del otro. Gata Lunar y Hermes. Habían vivido numerosas aventuras juntos desde que ingresaron en la escuela. Al principio Gata Lunar se sentía diferente del resto, sola. Su raza la había rechazado, nadie la quería. Pero Hermes siempre estuvo a su lado, para lo bueno y para lo malo. Así nació su amor.

Por algo el carismático muchacho rubio le había endosado a Averno el dirigir la ceremonia de nombramiento de los novatos. Por eso se le veía a todas horas en la enfermería, junto a la cama de Salara. No se había apartado de ella ni un momento desde el fin del ataque de Ratchet.

Y sin embargo, al tocar aquellos recuerdos con sus propias manos metafóricas, al reconstruir trozo a trozo la mente de la alienígena, Aitor sentía que se había enamorado también de ella.

Con cuidado y tesón Aitor sanó definitivamente la mente de Salara. Una ardua tarea que ni siquiera la Chica Maravilla de los X-Men había logrado. Quizá era algo que sólo él podía lograr, gracias a una combinación de poder, cerebro y cierto vínculo que se había establecido entre los dos.

Aquel espacio vacío lleno de fragmentos se había convertido en una especie de biblioteca de recuerdos. Aitor flotaba en un espacio, ahora luminoso, donde los recuerdos estaban ordenados y formaban una suerte de carrete que ascendía en espiral hacia el infinito.

Frente a él estaba Salara. O, al menos, una representación de ella. La alienígena se había percatado de su presencia, había recuperado la consciencia y lo miraba directamente.

Sonreía.

Gracias, Aitor.

En ese momento, Aitor sintió un torrente de emociones proveniente de Salara. La primera vez que se habían conectado ella había rehuido el vínculo, ocultándoselo todo. Pero en aquel momento no tenía sentido ocultar nada, Aitor ya lo sabía todo sobre ella.

Agradecimiento, afecto, felicidad. Incluso una pizca de… ¿amor?

Pero entonces Aitor notó una especie de tirón. Su tiempo en la mente de Salara había acabado. Tuvo la sensación de que retrocedía, salió por la misma puerta por la que había entrado a la mente de su mentora. Y de pronto sus sentidos volvieron a notar la fría superficie del escáner en el que se encontraba realmente.

 

 

Sus ojos volvieron a captar luz, y pudo volver a oír la voz de la Doctora Pujol, aunque distorsionada por el traje de aislamiento que llevaba.

- El escáner ha confirmado mis sospechas – dijo alegremente -. Estás limpio Aitor. Ni rastro de patógenos, radiación o cualquier otro tipo de contaminación proveniente de la Dimensión Oscura. Cualquiera diría que habéis tenido muchísima suerte, o que alguien allá arriba ha velado por vosotros – bromeó.

Visto lo visto, la doctora permitió a Aitor salir en dirección a la sala principal de la enfermería, donde estaba la cama de Salara. Antes de cruzar la puerta Aitor oyó cierto revuelo al otro lado.

Y al salir vio algo que ya sospechaba.

Salara estaba despierta. Estaba sentada en la cama, y a su lado se encontraba Hermes. Los dos lo miraban. Pudo ver afecto en los ojos de Salara. Pero los sentimientos en la mirada de Hermes le parecieron más… indescriptibles. 

Notas de juego

Ahora que Aitor sabe toda la historia de Salara te la escribiré en privado (cuando pueda) para que la tengas.