Partida Rol por web

Silbó por lo bajo al ver el cartel que prometía buen alcohol y el olor que manaba del edificio. Se quedó unos segundos en la puerta antes de decidirse a entrar, valorando si le merecía o no la pena. Parecía un sitio fino, elegante, y seguro que sería bastante más caro que otros antros en los que pudiera parar. ¡Pero qué demonios! El oro del gnomo le quemaba en los bolsillos y era una buena hora para remojarse el gaznate con un licor fuerte.

Abrió la puerta y entró saludando con su característica efusividad, todo sonrisas.

- ¡Buenos días! ¡Buenos días a todos! ¡Que los dioses os sean propicios en esta buena mañana! - Echó un rápido vistazo al local para situarse y, en cuanto localizó un sitio libre cerca de la puerta se sentó tranquilamente, esperando ser atendido.

Cuando entras en la destilería descubres por tu oido que aquello parece estar infestado de ranas, pero cuando te giras para ver de dónde proceden esos "croacs" te das cuenta que son los eructos de los consumidores de un extraño brebaje azul que hace que se les tinte la lengua con el mismo color y que profieran tales eructos.

Ryan resulta ser el propietario, un jovial humano, calvo y maduro, cuya risa es tan contagiosa como su cerveza, y la única cosa que disfruta más que tener visitantes es hacer que se emborrachen con su brebaje azul durante toda la noche

¡Ya era hora! Gritó el tabernero al veros llegar. Era un jovial humano cuya risa era mucho más contagiosa de lo que era su cerveza.

¡Aquí servimos la increíble e inigualable Rana Azul! Es una cerveza sumamente especial , aderezada con bayas dulces de los pantanos. ¡Veréis como al probarla la lengua se os tiñe de azul y ya veréis los sonoros eructos que sonarán tras habérosla tomado. ¡Pareceréis ranas enormes croando sin parar! Le dijo animado mientras le servía una jarra de cerveza de color azul.

- ¡Venga aquí esa cerveza de bayas azules de la que tanto he oído hablar desde que llegué a Tormentos! - Mintió, adulando al propietario y creador de aquel extraño y divertido brebaje - Me he recorrido casi todas las tabernas de la ciudad en busca de este sitio y he probado un poco de lo mejor de cada casa, o de lo peor, dependiendo, claro. No quisiera comparar la posada del enano Blagh y su excelente cerveza con el tugurio ese de marineros al que llaman Lenguado Macerado.

- ¡Veamos que tan excelente es su cerveza, buen hombre! ¡Y veamos que tan fuerte me hace eructar! - Dio un largo trago, saboreando la cerveza para soltar luego un terrible y sonoro eructo - ¿Sabe que una vez gané una competición de eructos en la ciudad portuaria de Puertodepalos? - Inventó - Se presentaron docenas de concursantes, marineros y comerciantes de todos los rincones del mundo conocido. ¡Cuanto bebimos aquel día! - Exclamó, eufórico - ¿Y el premio? ¡Mas bebida! ¡Un barril entero! Lo compartí con todos mis rivales, por supuesto, hay que ser magnánimo en la victoria - Alzó la jarra a modo de saludo y le dio otro trago.

El posadero no pudo hacer otra cosa que reírse ante las palabras de Wolfgang. Era una historia de lo más interesante. Pero cuando cayó se sintió un poco incómodo y entonces le preguntó: ¿y bien, puedo ayudarle en algo?

- Si, si que puede - Asintió, sonriendo con complicidad - Todo el mundo puede ayudar a todo el mundo, como decía mi vieja abuela.

- Estoy buscando un grupo de mercenarios, los Recios de Castellar. Una panda de hombres bravos y ruidosos que prestan sus servicios a buenas o bien pagadas causas. Las mejores espadas de alquiler al sur de Tormentos y también al este y el oeste. Quizá incluso al norte, si no hiciera tanto frío. ¿No los habrá visto?

- Y si no los ha visto, sigo siendo un espada de alquiler con unas habilidades muy concretas en busca de algún contrato para pasar ocupar mi tiempo y ganar unas monedas, que siempre vienen bien.

La verdad, desconozco del grupo del que hablas, jamás le había oído. Pero si lo que buscas es trabajo de espada, lo mejor que puedes hacer es pasarte por Recados de Tormentos Cristalinos, allí es donde la gente que busca espadas deja sus mensajes con la esperanza de que alguien les ayude.

Si le ofendió el desconocimiento del posadero sobre su compañía de espadas, lo disimuló muy bien. O mejor dicho, fingió que disimulaba si le había ofendido, porque en realidad poquísima gente había oído de ellos y mucho menos por la zona en la que estaban ahora.

- Interesante - Contestó - ¿Recados, eh? - Asintió un par de veces mientras daba un par de vueltas a la jarra de cerveza de bayas. 

-¡Pues cóbreme la jarra que a Recados me marcho en busca de alguien a quien a ayudar por unas pocas monedas y una gran satisfacción - Le dijo al posadero acompañando las palabras con un gesto de complicidad. 

Son 7 piezas de cobre. Le dijo. Espero que donde vayas encuentres una causa justa para tu misión. ¡Buena suerte! Le dijo mientras le cobraba.

Pagó la cerveza, que se le antojó bastante cara y con una sonrisa y pocas palabras se despidió del barman. 

Mientras salía a la calle le rugieron las tripas, avisando de que era buena hora para ir a comer, por lo que enfiló apretando el paso hacia Recados con la intención de pasar después por donde Blagh a comer algo.

Cuando entras en la destilería descubres por tu oido que aquello parece estar infestado de ranas, pero cuando te giras para ver de dónde proceden esos "croacs" te das cuenta que son los eructos de los consumidores de un extraño brebaje azul que hace que se les tinte la lengua con el mismo color y que profieran tales eructos.

Ryan resulta ser el propietario, un jovial humano, calvo y maduro, cuya risa es tan contagiosa como su cerveza, y la única cosa que disfruta más que tener visitantes es hacer que se emborrachen con su brebaje azul durante toda la noche

¡Ya era hora! Gritó el tabernero al veros llegar. Era un jovial humano cuya risa era mucho más contagiosa de lo que era su cerveza.

¡Aquí servimos la increíble e inigualable Rana Azul! Es una cerveza sumamente especial , aderezada con bayas dulces de los pantanos. ¡Veréis como al probarla la lengua se os tiñe de azul y ya veréis los sonoros eructos que sonarán tras habérosla tomado. ¡Pareceréis ranas enormes croando sin parar! Le dijo animado mientras le servía una jarra de cerveza de color azul.

Milkahá y Liria viajaron en lomos del gigantesco águila que había convocado la druida. El vuelo fue bastante complicado y hubo un par de veces en los que Milkahá estuvo a punto de caer. De pronto, volando en dirección al parque, pudo ver una rana azul que parecía estar sonriente. Aquello extrañó a la mujer, pero pronto comprendió que era el cartel de la destilería cuyo nombre era el mismo que el del monstruo al que estaban buscando.

Paradójicamente, junto a ese cartel estaba el extraño anfibio contra el que se había enfrentando, Milkahá lo vio y lo señaló a su copilota. Liria murmuró unas palabras e hizo unos gestos y un rayo de fuego fue a parar directamente contra la criatura, haciendo arder por unos segundos el cartel.

La criatura se había quedado confundida, parecía cansada, y aquel ataque la pilló por sorpresa. Entonces, Milkahá pudo sentir como si el estómago se le fuera a salir del pecho, pues el ave descendió en picado a una velocidad abismal. No podía creerse lo que estaba a punto de suceder, era una bajada casi en vertical y pensaba que morirían aplastados.

Y entonces, el águila remontó el vuelo, viró cientoochenta grados a la derecha y se dirigió hacia la isla de la que venían. Milkahá no comprendía nada. Pero cuando observó de nuevo el cartel y la rana, su enemigo ya no estaba. Y varios minutos después, cuando alcanzaron el mar de Tormentos Cristalinos sintió un fuerte chapuzón. 

Fue entonces cuando comprendió lo que había sucedido. El águila de Liria había cazado al anfibio y lo había lanzado al mar para quitar el peligro de la ciudad. La druida confiaba en que así no moriría, pero al menos no sería un problema para los habitantes de la ciudad. Después Liria regresó hasta la destilería y allí dejó a Milkahá.

Ambas se bajaron del águila y éste rápidamente desvaneció entre multitud de haces de luz. La convocación había terminado. Lo conseguimos. Dijo Liria. 

Milkahá se bajo tambaleante del águila, el miedo, la sorpresa y los bruscos movimientos aéreos la habían dejado aturdida. En cuanto se recupero se puso a conversar con Liria.
Eso fue sorprendente - dijo con emoción de niño - Pero que pasará con el druida, ¿podrá regresar a su forma original? - pregunto mientras Aby su pequeña comadreja salia de su canasta de mimbre y se colocaba en el hombro derecho de Milkahá.

- Y sobre las algas, tiene alguna idea de su origen, vera mi señora, estoy investigando la enfermedad y muerte de mis compañeros junto con la de muchos más en tormentos cristalinos y nuestra única pista hasta el momento han sido esas algas y el lugar de infección pudiera ser "la pesuña en la boca" la posada que lleva un enano llamado Blag, tal vez tengamos que dar aviso a la autoridad para que revisen el lugar en busca de mas algas, es posible que de alguna forma hayan llegado hasta su comida o su bebida. Es peligroso y mas personas podrían enfermar - le dijo a la druida.

No sabemos si la rana era el druida o no, de serlo, no lo hemos matado, solo lo hemos dejado inconsciente. Confío en que si continúa siendo una rana gigante, no vuelva hasta aquí para vengarse y si regresa a su forma normal, conocerá los suficientes conjuros para poder salvarse. No te preocupes por él, si tiene que regresar lo hará.

En cuanto a las algas habrá que alertar a los pescadores de que no vendan nada que las contenga. Cualquier pescado o marisco puede llevar adheridas a ellas las algas peligrosas y podría volver a propagarse la enfermedad. Habrá que alertarles. También sería conveniente pasar a avisar a todas las posadas de que si están sirviendo pescado tengan cuidado, pues puede estar envenenado. 

Milkahá atendió a las palabras de la druida pero aun tenia dudas sobre las algas y como sus amigos habían resultado envenenados, ellos nunca mencionaron nada sobre comida del mar, ni pescado ni mariscos, solo mencionaron la cerveza, había cabos sueltos pero serian preguntas que tendría que investigar por su cuenta.

¿Como puedo ayudarle con esto mi señora  Liria?¿Habrá alguna autoridad en la ciudad indicada para la tarea? en realidad dudo que los dueños de las posadas hagan caso a una extranjera como yo, puedo acompañarle o avisar a la señora Lyra en la catedral de Pelor para que nos ayude, fue ella quien me envió con usted. De cualquier modo estoy a sus ordenes - le dijo a la Druida

Liria se encogió de hombros. Hazlo como quieras. Dijo secamente. Por mi parte ya he salvado a la ciudad del peligro de ese slaad, dijo poniéndole nombre a la criatura contra la que se habían enfrentado. Confiemos en que no fuera el druida. La forma en que avises al pueblo es algo que a mi ya no me incumbe, si no se trata de la Isla del Roble, está fuera de mi competencia. Y tras aquellas palabras Liria volvió a conjurar a un animal algo más pequeño, otro ave, y se marchó dejándola con la palabra en la boca. Parecía que se hacía tarde, y la druida tendría cosas más importantes que hacer en su isla.

Milkahá se quedo mirando como se marchaba la druida y después de pensar por unos instantes tomo camino para la catedral de Pelor, tendría que pedir consejo a Lyra y también buscar que comer. Al día siguiente informaría a Zarus de lo que había descubierto. 

Cuando entras en la destilería descubres por tu oido que aquello parece estar infestado de ranas, pero cuando te giras para ver de dónde proceden esos "croacs" te das cuenta que son los eructos de los consumidores de un extraño brebaje azul que hace que se les tinte la lengua con el mismo color y que profieran tales eructos.

Ryan resulta ser el propietario, un jovial humano, calvo y maduro, cuya risa es tan contagiosa como su cerveza, y la única cosa que disfruta más que tener visitantes es hacer que se emborrachen con su brebaje azul durante toda la noche

el joven entra en la taberna, le sorprende un poco al oír los croar de los parroquianos , creyendo que eran de verdad rana, pero al entrar ve que no son mas que los clientes, aunque se queda un poco asombrado de como consiguen que haga eso, "ya los descubriré después", se dirige a la barra y se pide una jarra, cuando se la trae, le pregunta al camarero, "Señor, ¿sabe donde se puede encontrar trabajo?"