Partida Rol por web

Lucrecia salió del ayuntamiento refunfuñando tras su sonrisa. Tiempo y dinero que no habían servido para mucho, como casi todo lo llevado a cabo aquel día. La culpa, sin duda, era de la falta de sueño. Para completar el cuadro, se había fijado en su reflejo en el gran espejo de la entrada. Los párpados inferiores estaban suavemente inflamados y habían adoptado un tono entre cerúleo y violáceo. Ni siquiera pasarse la mañana durmiendo había servido para quitarse de encima las ojeras. Y la siguiente noche no se presentaba más relajada.

Considerando sus opciones, se decidió por acudir al Erizo Borracho. Si tenía suerte, por una vez, el incendio todavía no estaría controlado. A diferencia de la catedral, allí podía aparecer con su verdadera apariencia.

Este alargado edificio de ladrillo se mantiene en un estado de conservación excelente. Una cúpula central es flanqueada por dos alas gemelas de oficinas, archivos y almacenes. La sala central sirve de cámara de audiencias para las reuniones del concejo, abiertas al público.

Con paso firme, se acerca a la misma ventanilla que el otro día.

Buenas tarrdes, vengo a solicitarr la ciudadanía.

Entendido. Dijo la secretaria. Por favor, podría dedicarnos qué tipo de oficio tiene, o si posee habilidades de artesanía o interpretación. Háganos una demostración para que podamos juzgarlo, por favor.

Me han enseñado el arrte de la herrerría.

Sé fabrricarr todo tipo de escudos, desde la rrodela hasta el de torre, todas las arrmaduras ligerras, también puedo forrjar la mayorría de arrmadurras interrmedias en condiciones norrmales y si dispongo de un buen banco de trrabajo, podrría incluso rrealizarr algunas arrmadurras pesadas.

Con el tiempo y la prráctica esperro poderr serr capaz de crrearr las arrmadurras pesadas sin muchos fallos y en todas las condiciones.

La demostrración puede llevarr días, pués deberría crrearr algo desde la nada, a menos que ustedes tengan algo creado y yo simplemente les adelante el trrabajo un poco.

Como herrero que dices ser, ve al Yunque, habla con el maestre de su gremio y vuelve con él aquí. Si él nos garantiza que eres digno y que posees habilidad suficiente, entonces confiaremos en él. Mientras tanto puedes ir dándonos la tasa de 10 po, por favor.

De acuerrdo, irré a visitarrle, aquí dejo la tasa.

Este alargado edificio de ladrillo se mantiene en un estado de conservación excelente. Una cúpula central es flanqueada por dos alas gemelas de oficinas, archivos y almacenes. La sala central sirve de cámara de audiencias para las reuniones del concejo, abiertas al público.

Avy, la pequeña comadreja que siempre acompaña a la chica esta vez va sobre su cabeza olfateando el aire.

Milkahá pregunto por el alcalde Erolin Timertikos.

Lomenar siguió junto con sus compañeros de grupo a Milhaká hasta el ayuntamiento. Era la primera vez que iba a recibir una recompensa por un trabajo realizado ya que la vez anterior en el poblado apenas cubrieron el poder regresar a la ciudad. También era cierto que en la misión de la aldea habían fracasado.

Su grupo eran Kranjstar y Lictea. Había más gente que había luchado contra la rana, pero no conocía sus nombres y no se habían presentado por lo que no pudo aportar nuevos nombres a la lista que estaba confeccionando Milhaká.

Al recordar la batalla acarició el cuello de su fiel compañero Arvak, que casi había perecido tras ser tragado y posteriormente escupido por la terrible bestia. Arvak dio un lametazo a la palma de su compañera como si hubiera entendido el gesto.

Permanecía callada esperando ser recibida junto con el resto del grupo.

- No te emociones demasiado, Lomenar.- Advirtió Lictea a su compañera quien parecía emocionada ante la idea de recibir una recompensa.- No van a soltar el oro tan fácilmente, ya verás.- Lictea aborrecía la ciudad, donde el oro era tan necesario para cualquier cosa. Eso le hizo pensar que a ella le habían dado un dinero por adelantado y que su misión no estaba terminada. Quizá, si tenía suerte, la recompensa le permitiera saldar su deuda.

- ¿No tratas a ese lobo con demasiada delicadeza? No es un perrito faldero.- Desde luego Lictea no trataba a Lico con suavidad. Frecuentemente le gruñía o le daba puntapiés y le tiraba del pelo del hocico para que se moviera. Tenía que mostrar a su hermano lobo quién era la líder de su manada, aunque sólo fuera una manada de dos. Así Lico era más feliz.

Lictea trataba de ayudar a Milkahá a hacer la lista pero también se hacía la remolona con los nombres, o más bien las descripciones de aquellos que habían ayudado en el combate. Cuantos menos estuvieran en la lista seguro que tocaban a más oro por cabeza.

- Había mucho jaleo y mucha gente, y algunos más que ayudar entorpecieron la verdad. Como ese mediano-pescadilla que no fue más que un aperitivo para la rana. Creo que estamos casi todos, ¿no?

Creo que solo faltan un par de chicas, las que comentaron algo de algunas personas que quedaron bajo tierra en el parque - le dijo a Lictea mientras buscaban al alcalde.

¿Quien de ustedes tiene algún trabajo con el que les pueda ayudar? - les pregunto a los que la acompañaban - me he quedado sin compañeros, todos murieron a causa de la enfermedad y no pudimos terminar un asunto con unos bandidos en P. Brandon, de hecho capturamos a uno de los bandidos pero escapo y nos quedamos sin la recompensa - les platica con algo de tristeza en la voz 

El guerrero siguió al grupo hasta el ayuntamiento para la cita con el alcalde. Cuando Milkahá respondió. Según lo que se, del agujero salieron dos personas, Sanya y Riki. Esas son las que dijeron que habían quedado sus compañeros atrapados en un derrumbe. Después viendo a los presentes, creo que estamos todos. Después a los comentarios de Lictea espero que estes equivocada con respecto a eso.

El clérigo estaba expectante, con toda la mala racha que había tenido, el dinero le escaseaba terriblemente. Pensó lo bien que le vendría aquella recompensa, quizás comer algo que le hiciera recordar mejores tiempos, también comprar algo de comida de viaje, para tener en caso de volver a salir de la ciudad.

El pensar en comida, le llevo a recordar las palabras de la sacerdotisa Lyra. Me preocupa mucho lo que dijo Lyra sobre la posibilidad de que la enfermedad se este propagando por medio de la comida servida en las posadas. No habría forma de controlar algo así. Creo que será prudente pedirle al Alcalde, que de la orden para que los posaderos se abstengan de usar ingredientes que puedan tener algún vinculo con las algas. había que pensar bien en que tipo de ingredientes podían ser esos, pero seguro, solo un experto en cocina podría dar con esa respuesta.

Después de escuchar a Lictea, mas de uno arrugó la cara, y no era para menos, aquello era sin duda algo con lo que todos contaban, ademas, que tipo de hombre sería el alcalde si hiciera algo así? La verdad era que la impresión que le había dejado a Kranjstar, la noche anterior, no era la mejor, pero era prudente conocerle un poco mas para poder hacer un juicio veraz.

Milkahá parecía preocupada por encontrar algo a lo cual dedicarse y al clérigo le tocó el verla así. Pues nosotros estamos investigando algo a las afueras de la ciudad, al adentranos en el bosque no nos fue muy bien. Había llovido e intentamos refugiarnos, pero la desgracia alcanzó a una chica que iba con nosotros. Desafortunadamente no pudimos hacer nada para salvarla de morir ahogada. Kranjstar guardo unos segundos de silencio tratando de apartar de su mente que no pudo hacer nada para salvarla.

Parece prudente volver con quien nos contrató para informar de algunas cosas, quizás quieras venir con nosotros le dice a Milkahá, mientras desvía su mirada hacia el roedor que curiosamente se posaba en su cabeza. Bien podrías también venir con nosotros. le dice al guerrero que les acompañaba, lo cierto era que no parecía una misión nada sencilla, si debían volver al bosque, el peligro les asecharía.

Lomenar asintió a Kanjstar y Milhaká, por su parte no habría ningún problema en que se uniera al grupo. En cuanto al guerrero, tampoco pondría problemas, pero tenía que ser él el que aceptase la invitación.

Me gusta la idea, ire con ustedes después de cobrar la recompensa - les dijo tomando a Avy de su cabeza, acaricio al animal y lo dejo en su canastilla de mimbre que llevaba al cinto - muchas gracias por aceptarme en su grupo espero ser de ayuda en su misión, es difícil ganarse el pan en esta ciudad - le dijo a Kranjstar.

Luego Milkahá siguió buscando al alcalde con los demás.

Una persona empleada en el lugar les chistó para que dejaran de hablar. Aquel lugar no era el mejor sitio para andar entrando e ir haciendo tanto ruido. Ese era un lugar de trabajo y de reunión, por lo que no era adecuado lo que estaban haciendo.

La mujer, con una amplia sonrisa en los labios, pero con cara de muy pocos amigos y molesta por la intromisión negó con la cabeza. ¿El alcalde? Preguntó extrañada. Es demasiado pronto, supongo que estará en su casa. Aquí aún no ha venido, y no tiene hoy reunión con el consejo, así que dudo que venga por aquí en todo el día. 

Este alargado edificio de ladrillo se mantiene en un estado de conservación excelente. Una cúpula central es flanqueada por dos alas gemelas de oficinas, archivos y almacenes. La sala central sirve de cámara de audiencias para las reuniones del concejo, abiertas al público.

El ceño de Lictea permanecía constantemente fruncido y que Kranjstar aceptara a nuevos miembros para SU misión no ayudaba a relajarlo. Se mordió la lengua por el bien del grupo. Después de todo Milkahá no la disgustaba.

- Si cobramos la recompensa lo primero será ir a equiparnos decentemente. Fuimos a investigar allí sin tener ni una mísera cuerda. No podemos volver a caer en los mismos errores pero para eso necesitamos el dinero.

Cuando llegaron al Ayuntamiento, por supuesto, el alcalde no estaba allí.

- Os lo dije. Está escurriendo el bulto.-Dijo sin importarle que la mujer de la sonrisa forzada estuviera aún presente. ¿Ahora qué? ¿Debían ir como pedigüeños a su casa?

Lomenar tuvo que dar la razón a Lictea. Que el alcalde hubiera quedado con ellos y ahora escurriera el bulto no decía nada bueno de él. No tenía palabra. Cada vez añoraba más su bosque y le desagradaba la ciudad.

- ¿Pero no había quedado con nosotros? - Después de todo lo que habían pasado, ser tratados así era despreciable. En su mundo la palabra dada era importante, medía el honor de una persona.

La cara de Lomenar mostraba el grado de frustración que tenía en ese momento. Además, no sabía qué hacer.