Partida Rol por web

Asintió con la cabeza sin dejar de sonreirle. Aceptó el brazo que le ofrecía y se prendió de él con suavidad. Después comenzaron a caminar,  preguntando a algún viandante por cómo llegar al parque lo harían sin mucho problema. 

Por el camino observaba la arquitectura y la gente que paseaba por la ciudad. 

No pudo evitar ampliar su sonrisa con aire soñador. ¿Qué encontrarían en el parque? Miró a su compañero de soslayo, una mirada de afecto, esperaba que a Moris le gustasen las sorpresas, pues deseaba que la visita al parque realmente les ofreciese una y poder deleitarse con el paisaje. Sentía curiosidad por si al Karuth le agradaría todo aquello que les debía estar aguardando.

Parte sala de bailes, parte taberna, parte posada y parte burdel, la Dríada bailarina es uno de los edificios más notables de Tormentos Cristalinos. Presenta una fachada colorista, que parece fuera de lugar en su ubicación cercana a los barrios bajos. Sus muros están jalonados de columnas de mármol talladas para semejar árboles, y una "imagen silenciosa" permanente de una escandalosa mujer contoneante, de piel pálida y cabello verde, ondula sobre la puerta principal en un escenario en miniatura que representa una cañada forestal.

En su interior, la sala principal está llena de mesas para jugar a las cartas, dados y otros juegos de azar, todos controlados por la casa. Hermosas mujeres vestidas como dríadas  y ninfas anotan los pedidos junto a bellos mancebos  vestidos como sátiros y pixis. Un gran escenario, en el extremo más alejado, muestra un réplica a escala real de la cañada en miniatura que sobre la entrada; las noches en las que la dríada baila sobre ese escenario suelen ser las más concurridas.

Los clientes pueden alquilar habitaciones en el piso superior para pasar la noche pero la mayoría de la clientela lo hace para fines más carnales. Los camareros y camareras no solo ofrecen bebidas en este lugar.

Observo el lugar. No es exactamente lo que imaginaba, pero por intentarlo, no pierdo nada. Supongo.

Me dirijo al primer camarero que encuentre.

-Hola. Estaba buscando trabajo, ¿con quién podría hablar? Soy artista, mi música puede animar a los clientes o acompañar a las bailarinas...

Buenas tardes. Dijo negando con la cabeza. Aquí los cupos están cubiertos y no buscamos a nadie, ni que sirva mesas, ni que cante, ni que toque nada. Los cupos están cubiertos. Así que, si hace el favor de dejarnos continuar con nuestro trabajo... dijo la empleada mientras se marchaba de allí, dejaba a Grujaam con la palabra en la boca y se ponía a seguir sirviendo mesas.

La decepción se vio en el rostro de la semiorca claramente. Miró con odio a la camarera. Tampoco había que ser tan borde, hija de puta. Así te folle un troll.

Grujaam se dio media vuelta y salió del local. Se quedó en la puerta unos momentos, pensando en sus opciones.

Puedo ir al ayuntamiento a intentar hacerme residente. Pero sin un trabajo, dudo mucho que me lo permitan. Creo que lo mejor será ir al sitio ese, Recados, y buscar allí otro trabajo. Me parece a mí que como no abra mi propio local... pero para eso necesito dinero.

Sin más dilación, la semiorca partió hacia Recados, intentando recordar las indicaciones de la mujer de la entrada.

Parte sala de bailes, parte taberna, parte posada y parte burdel, la Dríada bailarina es uno de los edificios más notables de Tormentos Cristalinos. Presenta una fachada colorista, que parece fuera de lugar en su ubicación cercana a los barrios bajos. Sus muros están jalonados de columnas de mármol talladas para semejar árboles, y una "imagen silenciosa" permanente de una escandalosa mujer contoneante, de piel pálida y cabello verde, ondula sobre la puerta principal en un escenario en miniatura que representa una cañada forestal.

En su interior, la sala principal está llena de mesas para jugar a las cartas, dados y otros juegos de azar, todos controlados por la casa. Hermosas mujeres vestidas como dríadas  y ninfas anotan los pedidos junto a bellos mancebos  vestidos como sátiros y pixis. Un gran escenario, en el extremo más alejado, muestra un réplica a escala real de la cañada en miniatura que sobre la entrada; las noches en las que la dríada baila sobre ese escenario suelen ser las más concurridas.

Los clientes pueden alquilar habitaciones en el piso superior para pasar la noche pero la mayoría de la clientela lo hace para fines más carnales. Los camareros y camareras no solo ofrecen bebidas en este lugar.

Bueno, aquello ya estaba mucho mejor. Encontrarse un ambiente tan cálido y acogedor, después de la frialdad que había recibido en las calles, era un cambio que agradaba sumamente al bufón. Y eso que apenas había cruzado el umbral.

Al entrar, Enzo no pudo evitar recuperar la sonrisa que había perdido a causa del frío y la gente arisca de la calle. Por ese establecimiento tenía que haber comenzado su búsqueda de trabajo y rumores interesantes el día que llegó a la ciudad. Muchos palos de ciego se habría ahorrado.

Con paso vivo y alegre, el bufón se acercó a la barra de lo que parecía la parte de taberna de aquel local tan variado y se sentó en uno de los taburetes.

 -¡Buen día a quien tenga el placer de atenderme en este hermoso lugar! ¿Qué tipos de bebidas calientes podéis servir a un artista helado y decepcionado con su mañana?

- Buenos días tenga usted. Dijo una hermosa camarera que parecía atender la barra. Tenemos un rico vino caliente y especiado que te ayudará a entrar en calor. Si lo deseas, tan solo cuesta 5 piezas de cobre.

 -¡Maravilloso! Tomaré una copa de ese delicioso caldo que me ofrecéis.

Definitivamente el ambiente en aquella taberna era mucho mejor que en cualquier otro local que el bufón hubiera visitado. Estaba lleno de toda clase de artistas pululando por todas partes y la decoración estimulaba los sentidos como si de un rico museo a la belleza se tratase.

 -Decidme, mi buena señora, ¿podéis ayudar a un artista en su momento de necesidad? ¿Dónde puedo encontrar un lugar donde mis talentos sean bien recibidos? Si os sirve de algo, soy un artista muy polifacético, aunque me gusta considerarme un especialista en la comedia.

Negando con la cabeza dijo: Aquí los cupos están cubiertos y no buscamos a nadie, ni que sirva mesas, ni que cante, ni que toque nada. Y para colmo esta ciudad no trata como deberían a los artistas, hay cierta reticencia hacia ellos, y en pocas tabernas, o por no decir ninguna, aceptan bardos o cantantes para amenizar las comidas. El único sitio donde de vez en cuando viene gente buscando ese tipo de servicios es aquí, y en alguna que otra ocasión en el teatro del León. Pero poco más. Dijo la empleada con cara triste pues sabía el problema que tenía gente como Enzo al llegar a la ciudad.

 -¿Es eso cierto entonces? Vaya… He elegido una mala época para venir a la ciudad entonces.

Tendría que pasarse por el teatro entonces. Tal vez allí pudieran contratarle para poder ganar unas monedas. Que hoy iba a poder comer una sola vez. Y dormir… A saber dónde podría dormir aquella noche.

 -Bueno, olvidemos ese tema tan triste y comentadme, ¿conocéis por casualidad al panadero Mires? Dicen que prepara unos bollos tan deliciosos que encanta a cualquiera que los prueba. Y si vos no sabéis nada, seguro que conocéis a alguien a quien pueda preguntarle por este tipo de información.

Claro que le conozco, nadie hace los bollos tan ricos como él. ¿Por qué lo preguntas? Dijo sin entender muy bien a qué venía ese cambio tan repentino de conversación...

 -Ohoho, así que es cierto. Y yo pensando que se daba autobombo. Es que veréis, empujado por la necesidad de ganar algo de dinero, pedí trabajo a Mires. Ya conocéis ese tipo de trabajos, llamando la atención de la gente para hacer publicidad de su establecimiento. Y aunque soy un artista consumado, a veces me preocupan este tipo de encargos cuando el producto que publicito no es bueno, ¿sabéis a qué me refiero? Pero si me confirmáis la calidad de la repostería de Mires, tranquilizado me dejáis. Bufón honrado nací y bufón honrado moriré, no quiero que nadie pueda acusar jamás a Vincenzo Biancarella de mentiroso.

Enzo tomó un sorbo del delicioso vino caliente, que le entró como si fuera néctar de dioses.

 -Entonces debo intuir que el resto de rumores son ciertos también, que su repostería es la que alegra los desayunos y los postres de la nobleza de la ciudad. ¡Incluso he oído que los miembros del consejo de Tormentos Cristalino se deleitan con estos bollos y dulces! ¿Es acaso un cuento, una exageración salida de boca de comadres chismosas? ¿O es tan veraz como lo que me acabáis de contar? ¡Oh, por favor, resolver la duda al bueno de Enzo!

La mujer se encogió de hombros mientras seguía limpiando la barra. ¿Vas a consumir algo más? Dijo sin responder a las preguntas que el bufón consultaba. Lo cierto era que la empleada tampoco podía añadir más y no sabía si la nobleza opinaba igual de los postres. No es que el tipo fuera tan famoso...

Son 5 piezas de cobre. Le dijo esperando que pagara la consumición.

Enzo sacó cinco monedas de cobre de su bolsa y las puso sobre la barra, al alcance de la muchacha. Mala fuente de información había elegido, ya que no había podido sacarle nada. Pero bueno, al menos tenía una copa de vino caliente y una enorme taberna llena de gente con gusto por el arte. ¡Alguien tendría que saber algo, qué demonios!

 -Con esto me vale, muchacha. ¡Gracias por todo!

Y copa en mano, el bufón comenzó a recorrerse la posada, buscando a alguien que pudiera darle un buen chivatazo sobre el misterioso Mires. Y es que ya era cuestión de orgullo el averiguar algo, caramba.

El maestre gremial de los panaderos es un enérgico gnomo llamado Mires Tithane. Ciudadano reciente en Tormentos Cristalinos, Mires se mudó a esta villa desde las colinas Kron, su habilidad con la masa le había ganado un puesto en el gremio antes de terminar la semana. Ascendió en sus filas con rapidez pasmosa; tras haber sido miembro durante tres meses, fue nombrado maestre gremial.

Se podría decir que Mires es un tipo habilidoso, carismático y con suerte, pero en su breve historia como maestre gremial hay un pequeño detalle que a muchos se les ha escapado. Dos miembros del gremio, también gnomos desaparecieron en los pocos meses que él lleva allí. En cualquier caso, eso no le ha llamado la atención a nadie, y tampoco parece que nadie los esté echando de menos.  ¿Habrá tenido algo que ver Mires, o habrá sido una simple casualidad?

Estaba claro que aquel sitio era mucho más cálido y hospitalario que las calles de la ciudad. No en vano, en el rato en el que se había tomado la copa de vino caliente, había conseguido averiguar más sobre Mires que en el resto del tiempo que llevaba en la ciudad. Y ciertamente la historia de aquel hombre era jugosa de narices. Ascenso rápido, compañeros que desaparecían… La receta perfecta de un trepa que usa cualquier medio para obtener sus objetivos. Como la magia, por ejemplo.

El problema era el paso a dar a continuación. Podía moverse a el teatro, el otro lugar en Tormentos que era gentil con los artistas. Quizás allí hubiera más chismosos e incluso una jugosa oferta de trabajo para un pobre bufón sin muchas más alternativas. Y después volvería con Mires y se enfrentaría a él. ¿Cómo? Aún tenía que pensarlo, pero usar el viejo truco de “conozco tu secreto” solía funcionar bastante bien con gente como él.

Tras dejar su copa vacía en la barra y despedirse de la amable tabernera, Enzo se marchó de allí en dirección al teatro de la ciudad.

Parte sala de bailes, parte taberna, parte posada y parte burdel, la Dríada bailarina es uno de los edificios más notables de Tormentos Cristalinos. Presenta una fachada colorista, que parece fuera de lugar en su ubicación cercana a los barrios bajos. Sus muros están jalonados de columnas de mármol talladas para semejar árboles, y una "imagen silenciosa" permanente de una escandalosa mujer contoneante, de piel pálida y cabello verde, ondula sobre la puerta principal en un escenario en miniatura que representa una cañada forestal.

En su interior, la sala principal está llena de mesas para jugar a las cartas, dados y otros juegos de azar, todos controlados por la casa. Hermosas mujeres vestidas como dríadas  y ninfas anotan los pedidos junto a bellos mancebos  vestidos como sátiros y pixis. Un gran escenario, en el extremo más alejado, muestra un réplica a escala real de la cañada en miniatura que sobre la entrada; las noches en las que la dríada baila sobre ese escenario suelen ser las más concurridas.

Los clientes pueden alquilar habitaciones en el piso superior para pasar la noche pero la mayoría de la clientela lo hace para fines más carnales. Los camareros y camareras no solo ofrecen bebidas en este lugar.

Aunque por su aspecto no parecía el aspecto para buscar un aventureo más, Rudolphus se adelanta y se acerca a alguna de las meseras, para luego preguntar: Bella dama, venimos con mis compañeros en búsqueda de socios para ayudar a un pueblo en necesidad, sabe usted de casualidad si podemos encontrar interesados en estos menesteres por aquí?

La paladín solo se restó en guardar silencio, su sonrisa y agradable mirada se mantenían intachable mientras el viejo hombre hablaba y preguntaba sobre nuevos aventureros, no obstante, los sentidos de la santa guerrera estaban en constante alerta por si los giros del destino decidieran aguar su progreso.