Partida Rol por web

Mentiría si no dijera que el pulso le temblaba antes de tirar su dardo al blanco, por alguna razón el resultado de esa tonta competencia le importaba, tanto que llegaba al punto de inquietarlo.

"Sólo debes acertarle al centro, sólo eso".

Terminemos los preámbulos, ¡mira y llora! exclamó Gryg mientras lanzaba el dardo, golpeando su codo contra la mesa del costado, de igual forma durante el trayecto sus profundos ojos negros expresaban la ilusión que conlleva lo incierto, quizás tendría un golpe de suerte, tal vez esa torpeza no sería su enemiga esta vez... pero no.

"Pues creo que es a mí al que le dan ganas de llorar" pensó Gryg al ver el desafortunado resultado.

El dardo de pura casualidad había terminado en el blanco, era en la parte más alejada al centro y lo hacía acreedor del puntaje más bajo del juego. El semiorco solo ganaría si Alleria fallaba en acertarle al gran "disco" que tenían enfrente, algo que para él era imposible ya que sabía la destreza con la que contaba en el tiro con arco y que estaba seguro sabría aplicarla al divertido juego de taberna.

No demoro mucho en ver el resultado, Alleria hasta trastabillo previo al lanzamiento, dándole algo de esperanza. Gryg quedo sorprendido, no podía creer como un solo sorbo de cerveza ya había hecho mella en su compañera de viaje y la dejaba lejos de su mejor condición. Pese a todo el dardo impacto en el blanco, aunque también lo hizo en el borde, aunque es de admitir que no se encontraba tan al borde como el de él, eso no evitaría que Gryg buscara alguna excusa para no declarar ganador.

Veo que la primera ronda termina en empate, no son resultados dignos de consagrar un verdadero ganador, claramente nos falta entrar en calor y hacer más espacio por aquí concluyó Gryg mientras con sus fornidos brazos alejaba aún más la mesa que "supuestamente" había obstaculizado su tiro.

"Además si ella le da otro sorbo a la cerveza, quizás obtenga la ventaja que necesito".

Antes de tirar el segundo fueron interrumpidos por lo que parecía un humano, realmente se notaba que tenía un aspecto fino y elegante, de hecho, Alleria lo miro embelesada unos segundos y Gryg por alguna razón enseguida decidió responderle:

Suspendamos un momento la competencia Al y hagámonos con las monedas de este Don Juan, aunque pensándolo bien no estoy demasiado interesado en el dinero de momento... ¿qué puedes ofrecernos Romeo?

Alleria vio como el dardo de Gryg fue a parar en cualquier lado y rápidamente pensó:

“Será pan comido.”

Para su sorpresa la cerveza ya había hecho su efecto por lo cual su gran destreza y habilidad se vio afectada, aunque de igual forma eso no le impidió realizar un mejor tiro.

Por apenas unos centímetros el dardo la coronaba ganadora, Alleria esbozó una gran sonrisa que inmediatamente se borró de su rostro debido al comentario del semi orco, este quería declarar un empate.

“Creo que está claro que la ganadora soy yo, pero si te hace feliz establezcamos que fue un empate y juguemos la revancha”

Luego de decir esto volvió a esbozar una sonrisa, estaba claro que a Gryg no le hacia ninguna gracia perder contra ella, él era muy orgulloso, pero, Alleria lo era más.

“La próxima vez no habrá lugar a empate” se dijo.

Esta tonta competencia parecía alejar sus problemas, aunque sea por un momento, no se había sentido así en meses, no desde aquella ultima exploración donde perdió a sus compañeros, todo había empezado ese día.

“Entonces, juguemos la segunda ronda grandulón”.

Al terminar la frase y con el dardo en la mano dispuesta a lanzar Alleria vio a un humano sumamente bello y elegante que se acercaba a ellos, quedó observándolo unos segundos, de alguna forma parecida a la que Gryg se había quedado mirando a una de las mozas.

Si hablamos de la elegancia, era la antítesis de su compañero semi orco, de igual forma, a Alleria eso ya no le importaba, su viaje la estaba cambiando, no sabía si esto lo lograba la compañía de Gryg (una compañía poco común para una elfa) o qué.

Enseguida, tratando de recomponerse intentó presentarse, pero una vez más Gryg se le adelantó:

Suspendamos un momento la competencia Al y hagámonos con las monedas de este Don Juan, aunque pensándolo bien no estoy demasiado interesado en el dinero de momento... ¿qué puedes ofrecernos Romeo?

“¿Al?, ¿Ese es mi nuevo apodo?, ¿Romeo? Será que las cervezas le habrán afectado…”

“Disculpa a mi compañero, parece que ha tomado una cerveza de más, mi nombre es Alleria y él es Gryg.”

Dicho esto, hizo una pausa y después exclamó competitivamente:

“¿¡Qué desean apostar caballeros!?”.

Quizás fue la forma en la que se dirigió a él lo que lo había intimidado, pero quien sostenía aquellos brillosos dardos dorados aún no había dicho palabra alguna, extrañamente lo que rompió el clima de ese momento fue el azote de la puerta del frente. Enseguida Gryg como si de un reflejo se tratara llevo su mano a la empuñadora del hacha que reposaba en su espalda, dotando al risueño semiorco de un aspecto poco amigable.

Esta vez vio entrar a otro humano, este al contrario del que se encontraba a su lado era gordo y descuidado, además parecía nervioso por no decir extremadamente asustado. Las palabras del individuo llamaron su atención, aún más cuando una joven rubia que entro atrás de él corroboraba de alguna forma lo dicho por este, haciendo que Gryg se decida finalmente a tomar la palabra.

Expresándose con su forma habitual y alzando la voz debido a que no se encontraba muy cerca, termino centrando la atención en su dirección al casi gritarle: - Mira gordo así no es como se hacen negocios, será mejor que te calmes, invites las rondas a todos y expliques un poco de que se trata todo esto, bueno eso si te interesa contar con el hacha más capaz de la taberna.

"El grito de auxilio es igual al de mucho dinero para un mercenario".

Gryg fue por la silla que había movido, se sentó de manera cómoda con el respaldo hacia delante y las piernas hacia cada uno de los costados, posando su vista principalmente en los recién llegados pues le interesaba su contestación. Tampoco dejaba de ver alrededor ya que sabía que el comentario del hacha podría herir alguna sensibilidad que haya bebido lo suficiente como para intentar enfrentarlo.

"Ahora me toca evaluar la situación, pero esta vez debo pensar por el bien de ambos, mi vida ya no es el único riesgo".

Todo sucedió muy rápido, antes de que pudieran decidir que iban a apostar ya estaban entrando por la puerta dos humanos, uno de aspecto no muy lindo y una joven rubia, irrumpiendo el clima festivo de la taberna pidieron ayuda para derrotar a un monstruo que se encontraba en la plaza.

“Esto tiene que ser broma, ni una noche de paz”.

Enseguida Alleria ve que Gryg se dispone a hablar.

“Esto no puede ser bueno” pensó la elfa, el semi orco tenía una forma especial de hablar, y carecía de recaudo al hacerlo; al escuchar las primeras tres palabras de su compañero lo primero que le salió exclamar fue:

“¡Gryg!”

No podía entender como Gryg se dirigía así a las personas, le había dicho gordo sin importarle las consecuencias de sus palabras.

Para cuando Gryg había terminado su presumido discurso, Alleria sintió que debía apoyarlo, quizá no sería lo más sensato, (ya que si aceptaban luchar ella no se encontraba en las mejores condiciones) pero algo le decía que debía hacerlo.

Se acercó a su compañero y luego, mientras que ponía su arco sobre la mesa dijo:

“Y también el mejor arco”.

Dicho esto, le sonrió y luego con una mirada seria (propia de Alleria) se dirigió a los recién llegados:

“Los escuchamos”.

La inmensa mole del semigigante se inclinó un poco para pasar por el marco de la puerta y observó a Flannigan anunciar la búsqueda de más aventureros. Al terminar de hablar el resto, su voz grave retumbó en la posada.

-SILENCIO, CAMARADAS!! NO HAY TIEMPO PARA RONDAS NI PARA ESPERAS! NECESITAMOS MANOS Y BRAZOS FUERTES PARA LUCHAR CONTRA UNA RANA GIGANTE!! EL KRAKEN ESTÁ DISPUESTO!! EL ACERO DE SUS BRAZOS DOBLEGARÁ A LA CRIATURA! QUIÉN COMPARTIRÁ LA GLORIA CON ÉL Y CON SU PROTEGIDA, RAELLIA?

Mientras hablaba a pleno pulmón, realizaba flexiones con sus brazos para exhibir su musculatura y su piel brillaba con un tono aceitoso, como si estuviera cubierto de sudor.

El hombre que estaba con la elfa y el semiorco se esfumó antes de que se dieran cuenta. 

Flanigan escuchó las palabras del rudo semiorco y alzó una ceja ¿A quién estas llamando gordo, sucio orco? Cuestionó sorprendido por semejante tacto. Estoy hablando de un peligro inminente en la ciudad. No voy a ofrecer recompensa a nadie por algo así. Vosotros veréis lo que hacéis, dijo chasqueando la lengua molesto por los modos del tipo. Tú serás el hacha más capaz de la taberna, pero salvo por Oslor, yo probablemente sea de las personas más importantes y respetables de la ciudad. Si quisiera, podría chasquear los dedos y alguien de aquí no dudaría en cercenarte la cabeza. Así que haz el favor de hablarme con más respeto. Luego vio como se sentaba y comprendió que no había mostrado lo suficiente el estado de emergencia de aquel asunto. Su estado de nervios se había elevado tanto que no escuchó a la elfa unirse a las palabras del que parecía ser su compañero.

Luego miró a Realia, tienes razón, creía que aquí habría alguien suficientemente bueno como para proteger la ciudad, pero yo no pienso quedarme aquí parado viendo como Tormentos Cristalinos, ¡mi ciudad! se ve arrasada por un anfibio gigante. Vosotros quedaos aquí. Dijo mirando a las dos extrañas parejas que se habían juntado. Iborian ha dicho que hay toque de queda, así que no os mováis. Yo iré a buscar a alguien con suficiente fuerza y sentido común para poder proteger a la ciudad. Por último se dirigió al Kraken ¿Vienes?

El Kraken miró a Raellia

-EL KRAKEN ESTÁ EN DEUDA CON RAELLIA, NO CON ESTA CIUDAD, QUE, DE MOMENTO, SOLO LE HA MALTRATADO -dijo, señalandose los moratones. SI ELLA VA, EL KRAKEN IRÁ!

Los ánimos se encendieron con demasiada rapidez por parte de Flanigan, aunque debía reconocer que el tacto que habían mostrado con él no había sido el correcto. Sin embargo, la respuesta del hombre tampoco fue exactamente educada. Puede que pronto estallara una pelea allí, aunque por suerte Flanigan quería irse, aunque no sabía si a luchar contra la rana. Y pareció decirle que se quedara allí.

-Eh... No... No puedo quedarme aquí-dijo la muchacha, algo cortada al principio por aquel estallido de genio-dije que le protegería y escoltaría, y aunque creo que el señor Iborian también decía por usted lo de quedarse a cubierto, no le puedo detener si intenta otra cosa. Aunque sí intentar ayudarle. 

El semiorco dejo asomar sus colmillos característicos al escuchar las palabras de aquel hombre robusto, al parecer éste último no estaba demasiado acostumbrado al destrato, ya que su cólera fue casi palpable.

Tú serás el hacha más capaz de la taberna, pero salvo por Oslor, yo probablemente sea de las personas más importantes y respetables de la ciudad. Si quisiera, podría chasquear los dedos y alguien de aquí no dudaría en cercenarte la cabeza. Así que haz el favor de hablarme con más respeto.

"Solo te queda intentarlo" 

Gryg siempre fue una persona analítica y resolutiva, si bien en combate suele dejarse llevar por sus emociones, fuera del mismo la cosa cambia radicalmente. En ese momento impidió que las palabras recibidas no llegaran más allá de alguna mirada desafiante por su parte.

Fue ni bien aquellos tres abandonaron el lugar cuando Gryg se dirigió hacia donde se encontraba Alleria, se inclino y le susurró: La revancha queda totalmente suspendida, debemos seguirlos a distancia para comenzar a entender lo que sucede.

Una vez se pusieron en marcha su actitud tan seria volvió a tornarse jocosa a través de un nuevo comentario a su compañera: Te será fácil para ti seguirles la pista, pues musculito al desnudo no paraba de sudar, creo que el olor llegaba hasta nuestra mesa sin mencionar que casi inunda el lugar.

Mientras tanto se volvía a sumergir en sus pensamientos, esta vez repasando los nombres que consideraba importantes tener a la mano: "Oslor, el Kraken, Raellia y el maldito gordo".

Mientras Flanigan le respondía a Gryg de una forma no muy educada Alleria volteó un segundo a fijarse si el apuesto hombre que los había retado a jugar continuaba ahí; para su sorpresa en cuestión de unos segundos el hombre ya se había esfumado.

“¿Habrá sido mi imaginación?” se preguntó, a lo que enseguida se respondió a ella misma: “No lo creo, Gryg también habló con él”. Le pareció muy rara la situación, la solicitud de ayuda de Flanigan para luchar con una supuesta rana y que el otro hombre se hubiera ido tan rápidamente.

Era de esperarse que el comentario de Gryg no iba a ser pasado por alto, por lo que la respuesta del hombre no la sorprendió, si la molestó enormemente ya que le habló de forma muy despectiva a su compañero.

A decir verdad Alleria no quería luchar con ningún anfibio gigante en ese momento, había bebido un poco más de la cuenta y realmente no sabía a que peligro se enfrentarían, de igual forma escuchó el extenso monologo de Flanigan atentamente hasta que se retiró de la taberna junto con los otros dos. En consecuencia de esto Gryg inmediatamente le propuso seguirlos para ver de que iba todo el asunto.

 “¿Estaremos metiendo nuestras narices donde no nos incumbe?”, pensó la elfa; no quería meterse en problemas, pero sin duda que no iba a dejar solo a Gryg.

Te será fácil para ti seguirles la pista, pues musculito al desnudo no paraba de sudar, creo que el olor llegaba hasta nuestra mesa sin mencionar que casi inunda el lugar.

Fue cuando se encaminaron para salir de la taberna que Alleria le dijo a Gryg: “Vamos, será fácil para mí esta tarea, aunque, lo difícil será que no te vean a tí grandulón” mientras le palpaba el hombro y se reía.

Fanigan miró hacia atrás, al principio pensaba que sus palabras no habían sido lo suficientemente alarmistas como para hacer entender el peligro en el que se encontraba su ciudad. Cuando observó que todos los allí presentes le seguían, sonrió y se confió. Bien, dijo asintiendo. Creo que hemos formado una compañía lo suficientemente poderosa como para hacer frente a esa rana. Dijo convencido. Será mejor que ignoremos a Iborian. Las campanas aún no han sonado, luego el toque de queda no se ha activado. ¡Será mejor que luchéis contra ese anfibio gigante! ¡Derrotadlo antes de que destruya la ciudad! ¿Vamos? 

Dijo comprobando si habían tomado la decisión de ir contra la rana, o si más bien lo que buscaban era ayudarle a buscar a más gente para aumentar el grupo.

En la cara de la muchacha apareció una cierta expresión de desesperación, aunque leve. Aquel hombre seguía convencido de ir a combatir a aquella rana. Y la muchacha realmente no tenía ni idea de si podrían con ella, además de que en teoría tenía que protegerle, pero parecía realmente cabezón y no le quedaban muchas más opciones.

-Me he comprometido a protegerle, señor... Si no hay modo de convencerle de que se aleje de esa rana, está bien, iremos a por ella. Aunque yo estoy herida, y el Kraken también, así que no sé como nos irá-dijo. Tras esas palabras, y viendo que un enfrentamiento se acercaba, optó por usar otra parte de sus poderes sagrados, y colocó la palma de una de sus manos sobre su coraza. Un leve resplandor surgió de ella, y sus energías sanadoras recuperaron algo más la salud de Raellia. 

-Supongo que con esto tendrá que servir. El resto es mejor guardarlo para emergencias. 

El Kraken se llevó la mano a las costillas. Sabía que no eran daños graves, que se recuperaría con unas horas de sueño pero el dolor era grande y le limitaba los movimientos. Aún así, no dijo nada. Su fama debía prevalecer ante todo.

-EL KRAKEN ESTÁ LISTO, RAELLIA! DONDE ESTÁ ESE SUCIO MONSTRUO? MI ABRAZO DEL OSO LO PARTIRÁ EN DOS!! SE ESTÁ HACIENDO OSCURO Y PRONTO EL MAYOR LUCHADOR CALLEJERO TENDRÁ QUE BUSCAR UN ALMA CARITATIVA QUE LO ACOJA PARA PASAR LA NOCHE!!

Alleria nuevamente se movía con su gran habilidad característica, dejando a Gryg sorprendido ya que ni bien se pusieron en marcha no mostró titubeo alguno. Claramente la cerveza había sido poca, pero minutos antes era innegable que había tenido cierta influencia en el resultado de aquel juego.

Mientras caminaban algo inquietaba a Gryg de sobremanera: "Quizás sea mi imaginación, pero apostaría que el gordo esta mirando en nuestra dirección".

Es de admitir que el semiorco se movía como podía, aunque hacia su mayor intento en igualar los movimientos elegantes y sigilosos de Alleria, era claro que dicho intento no era más que un escandaloso fracaso. Rápidamente su duda sobre como lo estaba haciendo termino de disiparse, pues a la distancia escucho la voz del grueso sujeto asumiendo que ellos formaban parte del grupo que enfrentaría su problema. Además, no presento ningún reparo en mirar a los ojos a Gryg mientras hablaba, haciendo que toscamente termine de delatar tanto su posición como la de su compañera.

"Está loco si piensa que arriesgaría nuestros pellejos por nada, debo decir que menuda sorpresa le espera a su majestad... pues mi plan consiste en tan solo tener la primera fila del espectáculo".

Mantengámonos un poco más lejos Al, para que el gordo no se haga falsas expectativas. - le susurró Gryg a su compañera.

"No sé cómo terminará esto, pero ahora que lo pienso puede ser una buena oportunidad para practicar mi tiro con arco, aunque aún no me decido si será con la rana o con el sapo".

Una sonrisa se dibujó en su cara, los colmillos asomaban y sus músculos se tensaron, parecía que la situación lo estaba encendiendo y finalmente comenzaba a aflorar el gran mercenario táctico que alguna vez se consideró.

Si le preguntaran a Alleria cuáles eran sus planes para la primera noche en la ciudad, respondería algo muy distinto a lo que estaba pasando ahora.

“Esta situación me tiene exasperada” pensó mientras seguían a Flanigan.

No demoró mucho en darse cuenta que lo seguían y para colmo asumió que irían a pelear.

“No se cómo explicarle a Gryg que no me apetece pelear con un anfibio gigante”.

Continuaron siguiéndolo pero un poco más alejados, y había algo que retumbaba en la mente de Alleria:

“Si llegamos a ver la rana no podemos ser tan cobardes de no ayudar”, por lo que, dispuesta a aclarar los tantos con su compañero se detuvo un segundo para hablar con él.

Cuando se detuvo y volteó para ver a Gryg vio en su cara una chispa que develaba sus ganas de luchar, era entendible debido a su raza, llevaban semanas viajando y se ve que el semi orco buscaba un poco de camorra para matar las energías.

Alleria luego de pensar esto rápidamente le dijo con un volumen de voz lo más bajo posible y con una expresión no tan risueña como la de Gryg:

“Mira, veo en tus ojos las ansias de luchar, si continuamos siguiéndolo y vemos a la rana no tendremos otra opción que practicar el tiro con arco, no podemos sentarnos de brazos cruzados a mirar”.

Dicho esto se quedó mirando a Gryg esperando una respuesta, ¿ganarían los deseos irracionales de luchar del semi orco o prevalecería el sentido común? Después de todo estaban solos en esta ciudad y si salían lastimados quien sabe si alguien se preocuparía por ellos.

Parte sala de bailes, parte taberna, parte posada y parte burdel, la Dríada bailarina es uno de los edificios más notables de Tormentos Cristalinos. Presenta una fachada colorista, que parece fuera de lugar en su ubicación cercana a los barrios bajos. Sus muros están jalonados de columnas de mármol talladas para semejar árboles, y una "imagen silenciosa" permanente de una escandalosa mujer contoneante, de piel pálida y cabello verde, ondula sobre la puerta principal en un escenario en miniatura que representa una cañada forestal.

En su interior, la sala principal está llena de mesas para jugar a las cartas, dados y otros juegos de azar, todos controlados por la casa. Hermosas mujeres vestidas como dríadas  y ninfas anotan los pedidos junto a bellos mancebos  vestidos como sátiros y pixis. Un gran escenario, en el extremo más alejado, muestra un réplica a escala real de la cañada en miniatura que sobre la entrada; las noches en las que la dríada baila sobre ese escenario suelen ser las más concurridas.

Los clientes pueden alquilar habitaciones en el piso superior para pasar la noche pero la mayoría de la clientela lo hace para fines más carnales. Los camareros y camareras no solo ofrecen bebidas en este lugar.

Me acercaria sutilmente a la camarera mas ercana solicitando un cuarto o hamaca para poder pasar la noche.

-Senorita buenas noches, cuanto es el alquiler por una noche?

¡Hola! ¡Buenas noches! Dijo recogiendo la mujer las ropas mojadas del recién llegado. Esta noche tenemos espectáculo, y aquí la cena y el alojamiento, junto con el espectáculo es una ganga, cuesta 1 pieza de oro.