Partida Rol por web

Esta mansión de sólida construcción parece haber sido diseñada para un uso práctico, más que como ostentación de riqueza. Pero también presenta un aspecto algo descuidado, con sus terrenos algo desatendidos y comidos por la vegetación. Su escudo de armas muestra un sabueso plateado, bajo la luna, saltando sobre un campo negro.

-A esta mansión le hace falta un jardinero...-pensó mientras se acercaba a la puerta de la mansión, llegando y llamando con el puño o si hay goznes, usándolos. 

Veamos los rumores de esta ciudad, tal vez necesiten ayuda con esos lagartos.

Llamas a la puerta y te abre la puerta un criado. - Buenos días, ¿podría decirme quién es usted y en qué puedo ayudarle?

-Buenos días, mi nombre es Brock, servidor de San Cuthbert. Estoy aquí porque en mi viaje hacia aquí, hablando con la gente de las posadas, me han llegado rumores sobre que los miembros de la familia Licorambarino están, bueno, como decirlo, preocupados... sobre ciertos hombres lagarto, y me gustaría ver si pudiera ayudarles.

¿Y usted con qué razón viene a la mansión de los Licorambarino? No creo que venga sin ningún tipo de interés, hoy en día no hay gente que haga las cosas sin motivo alguno, así que haga el favor de decirme qué es lo que quiere a cambio de ayudar a mis señores y ya veré yo si es digno de molestarles. En esta ciudad todo el mundo tiene un precio.

-Sólamente lo que de buena fe quieran quieran donar a un peregrino que está en una cruzada contra la injusticia. Siempre es bien recibido algo de dinero para pagar un arrendamiento y un plato caliente.-dijo Brock intentando ser amable.

El sirviente se encoge de hombros sin decir nada más y te cierra la puerta. Escuchas un grito, parece ser que está llamando al "señor".

Tras pasar algunos minutos, un nuevo hombre, de aspecto más como el del señor de la casa te abre la puerta.

Usted dirá. ¿Qué puedo hacer por usted?

- Buenas tardes, mi nombre es Brock, servidor de San Cuthbert. Como le he comentado a su sirviente, me han llegado rumores sobre que su familia tiene sospechas de que los hombres lagarto no traman... nada bueno... Estoy aquí por si necesitan a alguien que haga algún trabajo para ustedes...

Buenos días, te corrigió el Sr. Licorambarino. Parecía un poco de mal humor, no por tus palabras, sino por otras razones, parece ser que los rumores que usted ha escuchado son ciertos. Esas bestias escamosas están destrozando los viñedos que tenemos al oeste de la ciudad. Y por alguna extraña razón deben estar aliados con unas bandadas de cuevos bastante impertinentes que ayudan a destrozar mis tierras.

Toda la familia está harta de pedir explicaciones a la Embajada de los Lagartos (22), así que ya solo puedo aspirar a que todos los hombres lagarto que hay en la villa sean exiliados o detenidos. Y ya de paso, eliminar a todos los que habitan por las marismas y alrededores.

- Justo castigo..- susurró Brock. Esta era la oportunidad que había buscado, y si conseguía un trato, además podría llenar la bolsa.

-No se si habrá rezado, pero San Cuthbert escucha a todos sus hijos, siempre vigila. He venido a esta ciudad a castigar al malhechor y al impío, así que puedo ayudarle. 

Pero como he dicho,soy un recién llegado a la ciudad, y tengo dificultades económicas. Usted comprenderá que no se puede iniciar una vida en esta ciudad sin unas monedas, y creo que usted podría emplearme para solucionar sus problemas. Podría reunir en un par de horas un grupo de personas e ir a impartir justicia a sus viñedos, pero la gente necesita tener el oro en los bolsillos para moverse. Mercenarios...-Brock miró al hombre con seguridad.

De cuando efectivos estaríamos hablando, y ha enviado a alguien más allí?

- Lo lamento, pero aunque parezca que estamos rodeados de lujos esto no es así. Vivimos en una situación un tanto precaria y no podemos anticiparle nada, pero si viera que vuestros actos han dado resultado entonces si podría darle una jugosa recompensa. ¿Cuánto cree que sería necesario para pagar sus servicios?

Sois al primero al que mando a hacer esto, nadie hasta ahora se había ofrecido a ayudarnos, siempre hemos tenido que soportar la envidia del resto de casas de la ciudad, por lo que no gozamos de gente que luche por nuestra causa.

Entonces, ¿sería usted capaz de dar con un grupo suficientemente grande como para lograr hacer semejante hazaña?

Este hombre me la va a jugar...

- Seamos realistas señor Licorambarino, si hago lo que usted me pide, y se hace el pago de la manera que usted dice, no tengo ninguna garantía de cobrar. Sin embargo, habrá sopesado supongo que si se juntan cuatro mercenarios y no cobran, puede que se cobren el salario de otra manera..-dijo mirando la mansión, pero esto no era una amenaza en absoluto, era para que el hombre lo sopesara.

El precio serían 100 coronas por cabeza, y 5 más por enemigo abatido, además de que usted me proporcionaría por adelantado algún dinero para poder encontrar alojamiento y comida caliente. Por otra parte, yo responderé por el trabajo, firmando con usted un contrato vinculante conforme se compromete a pagarnos ese sueldo por... bueno, ya encontrará alguna excusa para emplearnos que no sea la de ir a "castigar" a los lagartos... a las autoridades no les haría gracia. ¿Podría usted proporcionarme algún pertrecho, arma, caballo, o algo parecido para la misión? Como de grande sugiere que sea el grupo? - prosiguió Brock. El trabajo podría tener consecuencias nefastas para él en esta ciudad, ganarse un enemigo jurado con los lagartos, por eso quería sacar tajada.

¿100 piezas de oro? Me parece una cantidad más que razonable. Pero no creo que sea necesario cortar ninguna cabeza.

En cuanto a garantizarte un alojamiento me parece algo irrelevante. El sol aún no ha llegado al punto más alto del cielo y muy mal se te tendría que dar no haber venido hasta a mi antes del anochecer. Y no solo eso, si te doy dinero para alojarte ahora es muy probable que no termines nunca la misión encomendada. Si al anochecer has obtenido alguna pista y sienta que te estás esforzando es probable que incluso te deje dormir en mi casa si mi mujer lo consiente. En caso contrario te daría algo de dinero para poder descansar en un lugar cubierto.

Firmar un contrato no lo considero necesario, además, si nos ponemos a hablar con el Ayuntamiento para hacer nuestro contrato legal, vinculante y encima buscar un motivo ajeno a la verdadera causa, me temo que nos eternizaríamos. Supongo que lo entenderá.

Y en cuanto al grupo, usted sabrá lo que quiere, pero yo le entregaré a usted 100 piezas de oro al acabar la misión y usted deberá saber como repartirá esas monedas entre el grupo de gente que forme. Incluso podría ir usted solo.

Brock miró hacia los lados pensativo, parece que el hombre tenía razón, y el acuerdo era aceptable

-Trato hecho. Iré yo sólo.- le dijo extendiéndole la mano para sellar el trato.

-Exactamente, queréis que expulse de vuestros viñedos a los hombres lagartos, pero tenéis algún mapa, y si conocéis, a alguien con el que pueda hablar para que medie? -preguntó.

El señor Licorambarino tras unos minutos le entrega un mapa a Brock de los alrededores de la zona para que no se pierda al llegar hasta allí. Tenía que tomar la puerta Norte para llegar más rápido.

La persona que se encarga de los asuntos y los tratos con los hombres lagarto se encuentra en la embajada, pero es mejor que no hable con ellos, ya lo he intentado yo y no he llegado a ningún buen puerto. Es mejor atajar el problema de raíz. Y no peque de seguro y tenga cuidado, los hombres lagartos son un grupo bien organizado y bien formado si usted va solo es muy probable que no vuelva.

-De acuerdo, muchas gracias por su consejo caballero, cuando tenga resultados volveré aquí a informarle.-dijo despidiéndose de Tobías.

Esta mansión de sólida construcción parece haber sido diseñada para un uso práctico, más que como ostentación de riqueza. Pero también presenta un aspecto algo descuidado, con sus terrenos algo desatendidos y comidos por la vegetación. Su escudo de armas muestra un sabueso plateado, bajo la luna, saltando sobre un campo negro.

¿Hola, hay alguien aquí? digo en voz alta mientras inspecciono el edificio curiosamente.