Partida Rol por web

Tobías se sintió un poco incómodo ante semejante ristra de preguntas y comentarios. Lo primero que hizo fue mirar a Markas, para aclarar todo aquel asunto.

Desgraciadamente los hombre lagarto viven en la ciudad, y se han hecho hasta con su propio edificio. Si te fijas bien los verás paseando por las calles y algunos hasta tienen sus propias casas. Se han hecho muy hogareños o eso tratan de hacernos creer. La verdad que son molestos y me están haciendo la vida imposible, trabajan con los que habitan a las afueras y se están encargando de destruir mis cultivos. Mi familia apenas se mantiene a flote debido a los ataques y estoy tratando de hacer todo lo posible por poner algún remedio a todo esto. Pero no se preocupen. Dijo ahora mirando a los que acababan de llegar. Ya hay gente trabajando para mi e investigando este asunto, así que si odian a los hombres lagarto o consideran que no merecen estar aquí pueden ayudarles. Pero no es que disponga de mucho más de lo que les he ofrecido a ellos por cumplir la tarea. Soy un hombre de palabra y no puedo contratar a dos grupos de aventureros. Lo lamento.

Y ahora, si me disculpais, tenemos un poco de prisa. Dijo volviendo a mirar a Markas.

Esta mansión de sólida construcción parece haber sido diseñada para un uso práctico, más que como ostentación de riqueza. Pero también presenta un aspecto algo descuidado, con sus terrenos algo desatendidos y comidos por la vegetación. Su escudo de armas muestra un sabueso plateado, bajo la luna, saltando sobre un campo negro.

Dos hombres, una mujer y un lobo estaban en la puerta del edificio, hablando junto a otros dos hombres que parecían estar saliendo del lugar.

Con paso seguro me acerco al variopinto grupo, guardando cierta distancia con el lobo, aunque supongo que es manso, o al menos domesticado nunca se puede ser suficientemente cauto.

Saludos, espero no interrumpir, pero los rumores que corren por la ciudad me han traido aquí, y espero poder ayudar.

Aun con la distancia a su favor, Zarus observar todo en cuanto puede para poder analizar las posibilidades... No, no se observa nada interesante desde acá, pero si queremos salir de dudas, lo mejor será entrar de alguna forma a esa casa, crees que podamos hacerlo sin ser vistos? pregunta con cierta curiosidad. Lo mejor era quedarse un rato mas a observar y lograr determinar cuantas personas podían haber a adentro y buscar una buena forma de incursionar.

Le entiendo mi señor... Me pregunto si habría alguna otra cosa con que le podríamos ayudar, apostaría a que su familia es muy noble y prospera, tal vez sino es usted alguno de los suyos requiera de nuestros servicios dice entono respetuoso tratando de ganar una mejor disposición de su interlocutor.

Vaya ¿hombres Lagarto domesticados?, esto es bastante raro, dice usted que tiene un edificio y hasta casas, alguien mas debe estar detrás de todo esto, esas lagartijas salvo casos muy raros no tienen la suficiente inteligencia como para organizarse en una sociedad civilizada,  pero eso es otro asunto, ahora sera mejor que nos pongamos en marcha señor Licorambarino, nuestro asunto apremia y nos están esperando hace ya un buen rato. 

Comento Markas apresurando al señor Licormbarino para salir lo antes posible hacia su nuevo destino.

-Gracias por atendernos, señor Licorambarino, un placer -se despidió Daélric con una cálida sonrisa. Si no le conocías casi hasta podías creer que era de verdad. Lo cierto es que el bardo estaba contrariado. No había por dónde coger el tema. Tanto podía ser que el uno como los otros mintieran, o que supieran sólo una parte de la verdad...

Daélric esperó hasta que la pareja se hubiera ido y habló en voz baja para su pequeño grupo.

-Esta charla no ha resultado muy esclarecedora que digamos. Se me ocurren varias posibilidades: vigilar las tierras una noche, para ver qué sucede, indagar en la ciudad a ver si alguien sabe algo (me suena que hay una taberna donde es común ver hombres-serpientes y similares) o regresar a la casa de los hombres-lagarto y decirles lo que nos ha dicho el tal Tobías... ¿Qué creéis que sería mejor? -inquirió el bardo, tratando de implicar a los demás.

Será mejor hablar esto en otra parte dice mirando con disimulo a Markas y al recién llegado Aerion. Podríamos regresar al templo a ver si hay alguna novedad... En todo caso, no tengo muy claro lo que quieren con esta gente dice con igual discreción.

- Pues si que...- Refunfuñaba Lictea al ver los "fabulosos" resultados conseguidos por el bardo. Después respondió a los dos hombres mientras se remangaba las manos.- No sé vosotros, pero yo no voy a estar entrando y saliendo de la ciudad para acabar con una deuda de por vida para con mis compañeros.- La mujer soltó a su lobo, Lico, dejándolo a su libre albedrío.- ¿Nos vamos a ir con las manos vacías?- El cánido se acercó inmediatamente a los dos hombres a olerles la entrepierna con su hocico babeante. Estaba claro que tenía los mismos modales que la mujer.- ¡Tsk!A esos ya los tengo vistos Lico, ayúdame a buscar algún rastro por aquí. - Ahora miró a los dos hombres e hizo una reverencia muy mal ejecutada. - Si me lo permiten sus señorías. Ese hombre habló de daños en sus campos. No perdemos nada por echar un vistazo.- La mujer caminó un poco en dirección a los campos. Una vez allí se agachó apoyándose las manos en el suelo y caminando ora encorvada ora a cuatro patas. Examinaba las ramas rotas, las espigas pisoteadas, las huellas, todo. Su lobo iba a su lado, olfateando todo lo que encontraba.

Argot Leular miró a su alrededor. La verdad que es una buena posibilidad. Dijo mientras trataba de dar alguna vuelta para buscar otras entradas. ¿Qué te parece si esperamos a que todos estos se vayan y entramos? Además, parece que el señor de la casa se marcha, y eso nos dejará más libertad. Aunque... dijo algo pensativo... será mejor que uno se quede vigilando por si acaso. ¿Qué te parece?

Y de nuevo la “salvaje” daba lecciones al “civilizado”. Lictea tenía razón. Razonamiento recto, sin recovecos, sin defectos. Aunque claro, qué iba a aportar el pobre de Daélric al respecto... Nada, absolutamente nada. Al menos ahora no habría nadie que les sorprendiese mientras estaban haciendo la inspección. Eso sí, tal vez hubiera ido bien que les hubieran indicado dónde había sido la incursión... Mala suerte, ahora ya era tarde.

Daélric asintió a Lictea, dándole muda razón y se cruzó de brazos en un gesto defensivo instintivo. Luego la siguió, poniendo cuidado en no acercarse mucho para incomodarla a ella o a su lobo, y en no pisar en lugares donde pudiera destruir accidentalmente un rastro.

Tobías Licorambarino parecía querer contestar a Kranjstar sobre la pregunta que le había hecho, pero Daélrick dio la impresión de querer finalizar aquella conversación cuanto antes. Así que tras escuchar a Markas apremiándolo para salir de allí lo antes posible, decidió hacerle caso y no decir mucho más. Aunque mientras se estaba yendo, dijo unas últimas palabras. Quizá pueda tener un trabajo para vosotros, venid a visitarme cuando se ponga el sol. Quizá tenga un trabajo para vosotros.

Y tras aquellas palabras, Tobías y Markas se marcharon de la mansión.

Aquí estaremos dice haciendo una leve inclinación con la cabeza en señal de despedida para el señor de la casa y su acompañate... Daélrick había marcado un buen punto para finalizar la conversación, y la verdad era lo mejor, el clérigo no lograba entender muy bien cual era el sentido de la misión, así que parecía conveniente ponerse al día. Que tal si vamos al templo y regresamos luego? o sería mala idea escuchar lo que tenga para nosotros dice esperado para empezar a marchar, por lo menos había que alejarse un poco de la casa para comenzar a hablar.

El elfo, que hasta ahora se había mantenido a una cierta distancia, pero a la vista se acerca a uno de los humanos sonriendo.

Saludos, al parecer esta noche puede que tengamos el placer de trabajar juntos, así que, ¿por que no empezar a conocernos?

Dando por sentado que no van a negarse hace una reverencia y empieza a estrechar la mano a todo aquel que no oponga resistencia.

Aerion, encantado.

Zarus miró Argot tratado de meditar sobre su plan, lo cierto era que ninguno de los dos sabía exactamente que y donde buscar Si quieres podemos esperar a que todos se vayan y entrar a ver si encuetras algo de iteres, yo puedo vigilar sin problema, pero como avisarte si se acerca alguien?... En todo caso vendría bien saber mas información sobre lo que debemos buscar, de momento lo que me produce curiosidad es si esta familia tiene algo que ver con esa extraña enfermedad que ha afectado a ti y a Intissar

-Ah, Aerion, encantado, soy Daélric y estos son Kranjstar, Lictea y Lico. Ni el lobo ni su propietaria –dice señalando a Lictea y su compinche cuadrúpedo- estrechan la mano. Mejor no se la acerques... –añadió a modo de advertencia en tono algo más bajo, como apuntando una información de la que era mejor hacer buen uso- Entonces... Aerion, ¿sabes de qué se trataría ese trabajo nocturno?